Noche Silenciosa {Théodore}

por **Rose Morineaud** Vie Dic 22, 2017 11:43 am

Mientras observaba un poco el ambiente de aquel lugar, Rose percibió el aroma de ciertas almas encadenadas al alcohol, otras a la rebeldía, algunas en miseria, otras en mentiras, y otras con el sexo a flor de piel. Cada día las esencias de los humanos florecían como las gripes, y la tuberculosis por todo lugar, reflexionaba la sencilla muchacha.
La sabiduría pobre del humano, se había convertido en un reino de retroceso a lo primitivo -“¡Mirad cuánta aberración!”–cantaba el ruiseñor de su alma. Obviamente el observar a la raza humana no era uno de sus pasatiempos favoritos, pero se sabía que cuando uno quedaba así de solo, uno queda al final como espectador del entorno viral.

Un hombre desde un puesto esquinero de la barra de tragos la miró, y ella le dió una corta mirada, más, éste al parecer no le perturbaba la dureza de su mirada, se acercó hasta a ella tocándole la mano enguantada.

-¿Me dejáis ver tu blanca piel de porcelana fina, que brilla bajo este manto nocturno?- le preguntó el desconocido y ella solo hizo un gesto de recoger entre sus manos su cabello para dejarlo a un lado del cuello.

-Hablas demasiado para un poco de atención de parte de una mujer. ¿Acaso no ves que esto no es de porcelana, sino que es simplemente piel semejante a la tuya?, ¿Acaso eres un poeta o algo parecido?- le respondió al pobre hombre y éste se retiró. Se había ofendido.

Dejó aquel lugar, para caminar por las húmedas aceras de la calle y cruzar en frente dónde pudo sentarse a observar la noche lluviosa con su petaca recién llenada de un poco de vino.
-Qué desolación de lugar con almas tan pobres y vacías…- pronunció Rose suspirando. Aquella noche no estaba de muy buen humor.

Jugar un poco con la vida, con sus ilusiones, sus resquemores, su regocijo, y su pena, ya no le divertían del todo, había perdido mucha satisfacción y ya no quedaba más que un cúmulo, de un cúmulo de recuerdos de la vida pasada. Rose se sentía vieja. Es cierto, si fuese humana diría que había perdido el “sentido de vivir”, o la “llama de la vida”. Pero estos humanos, poco sabían de lo que significaba realmente estar muerto en vida y sin ilusión, muy lejanos estaban de ello.
Sus reflexiones se vislumbraban como en un espiral de galaxias continuas e infinitas, se sentía otra vez como un agujero negro que todo lo absorbe… “¿Dónde estaba su misión?”, perdida tal vez entre los espacios en degradé del tiempo. Ansias vacías y abandonadas, que sólo alguien debió de enseñarle. Pero de la vida ella aprendió sobre la ira, rencores, salvajismo, odio, muerte….

Se perdió entre sus reflexiones cuando sus sentidos percibieron a otra criatura cerca, allá sentada en la banca de al frente…

-…¿Quién eres?... ¿Y por qué me miras?...- alzó la voz para preguntarle y buscarle su mirada…

por Théodore** Vie Dic 29, 2017 2:26 pm

No había en toda la plaza Tertre - ni en todo París, seguramente - una persona igual a otra, y sin embargo la gente emanaba allí un aura común de efervescencia y energía. A Théo no siempre le gustaba visitar lugares tan concurridos, porque eran buenos para el negocio de distracciones del que él se beneficiaba pero acababan por agotarle. Él era joven y vigoroso, y sin embargo a veces se cansaba de tanto bullicio. En el campamento gitano no gozaba de mucha paz, tenía seis hermanos de sangre y otras decenas de chicos y chicas de su mismo clan a los que podría llamar familia. Todos trabajaban juntos, comían juntos, cuidaban de los chiquillos de otras parejas y dormían mezclados indistintamente en los barracones del circo.

No se podía decir que Théo fuese tampoco muy reflexivo ni dado a la introspección. Le gustaban la algarabía y el jolgorio, no salía de casa sin sus pelotas de malabares ni su baraja de cartas y aprovechaba la menor ocasión para subirse a un escalón o una tarima y montar un número improvisado que le pudiera proporcionar unos céntimos de franco extras. Y sin embargo... sin embargo a veces - como todo el mundo - necesitaba desconectar de su entorno, perderse un poco, recordar que existía como individuo y no solo en el conjunto del grupo. En esas ocasiones le gustaba sentarse a observar a la gente intentando pasar lo más desapercibido posible. Escogía algún murete en el que apoyarse, a veces mientras masticaba una manzana, y se preguntaba a quién de todos esos desconocidos le gustaría parecerse. Aventuraba qué vidas llevaban y cuáles eran sus ambiciones, y recargaba las baterías antes de lanzarse otra vez al mundo.

Aquella noche estaba entretenido en ese pasatiempo cuando se dio la casualidad de que otra muchacha - algo mayor que él pero con unos rasgos no exentos de inocencia - tuvo la misma idea. Se sentó en un banco cercano sin percatarse aparentemente de su presencia y dejó perder la mirada entre la multitud. Inmediatamente Théo se fijó en ella porque parecía extrañamente pesarosa. Se sobresaltó cuando ella le increpó directamente y tardó unos segundos en responder. - No soy nadie. - Contestó, juntando las palmas de sus manos y mirándolas como buscando sentido en ellas. - Y te miro porque no eres como los demás de por aquí.

por **Rose Morineaud** Miér Ene 17, 2018 3:48 pm

Para su fortuna aquel muchacho que contactó casi directamente con ella no era más que un simple humano, últimamente había estado muy a la defensiva después de que hace unas semanas unos ebrios extraños que iban saliendo de un bar, se toparon con Rose y de una forma violenta trataron de persuadirla para violarla. Rose sabía defenderse ante cualquier extraño, pero este joven no parecía tener ninguna pizca de vándalo o pervertido, es más su rostro le pareció bastante dulce aún más, con aquel gesto que hizo con sus manos.

-Disculpe, no suelo llevarme bien con extraños. Pero si piensa que usted no es nadie, estoy segura de que al menos tendrá un nombre… el mío es Rose, mucho gusto…- dijo cambiando su expresión a una más amable, esta vez naturalmente, vio en aquel muchacho a alguien inofensivo para ella. –Agradezco que digas eso… nuevamente, disculpe mi agresividad.-

Observó más relajada al joven, esperando a que éste pudiera decirle al menos su nombre. Su expresión denotaba que también estaba viviendo un momento consigo mismo, esto hizo a Rose darle mucha más valoración, pues no era común encontrarse con otras personas que deambulaban reflexivas por la ciudad. En alguna parte de su interior, Rose ya no se sintió tan sola.

Después de unos momentos la joven licántropa se acercó a él, y utilizando sus agudos sentidos pudo deducir que no sólo se trataba de un humano, sino que era gitano. Esto sorprendió a Rose, pues aquellos hombres y mujeres –al menos por lo que ella sabía desde un punto de vista de cultura general– esta etnia se movía entre grupos, era difícil encontrarlos en solitario a menos que estuviesen ejerciendo sus trabajos en la calle. El encuentro con el joven, le causó bastante curiosidad e interés en saber un poco más acerca de cultura general, ya que de nacimiento que Rose era una mujer curiosa y le gustaba saber siempre un poco más allá, acerca de lo que le rodeaba.

-Me gusta tu estilo…- dijo con su característica espontaneidad mientras observaba las vestimentas del muchacho. –Ojalá una como mujer, pudiera vestir de esa forma… esto de los corsé, no me agrada mucho. Al menos en tu estilo, me sentiría menos ahogada…– dijo después de esbozar una afable y dulce sonrisa, y después de unos segundo contempló a su alrededor, observando como algunas personas habían quedado observando a Rose después de su comentario acerca de los corsé que usan las damas.

Off:

por Théodore** Mar Ene 23, 2018 4:13 pm

Le hizo gracia que la chica considerase necesario aclarar que no se llevaba bien con los extraños. No había más que oírla increpar a la oscuridad con ese tono perentorio para deducirlo. Théo se preguntó si habría tenido malas experiencias con alguien a quien se habría encontrado en circunstancias semejantes o si tal cual era desconfiada por naturaleza. Tampoco se le podía reprochar a una muchacha en esa época que se anduviera con cuidado a aquellas horas, nunca se sabía quién estaba esperando la oportunidad para darle un susto. De todos modos la joven pareció decidir que el gitano era inofensivo porque dulcificó el tono de voz e incluso se presentó, a lo que él correspondió. - Yo soy Théo. No se preocupe, sé que no soy precisamente un tipo elegante. - Sonrió, dejando claro que no le importaba lo más mínimo no causar una primera buena impresión en casi nadie. A decir verdad no se la merecía, era el primero en admitir que se le daba mejor robar carteras que hacer amigos.

Se preguntaba por qué Rose estaba allí sola. Era raro ver a una fémina sin compañía masculina y más en un contexto como aquel. Pretendía preguntárselo sin más preámbulos pero ella fue más rápida y le descolocó con su comentario. - Mi... ¿estilo? - Se miró a sí mismo doblando la cabeza hacia abajo y luego volvió a fijar la vista en su interlocutora sin terminar de comprender. Nunca habría dicho que ponerse el primer pantalón que encontraba por las mañanas y encima un chaleco y su única chaqueta gorda se pudiera describir como "tener un estilo", pero ya se sabía que las chicas se expresaban así. Él no estaba muy puesto en moda ni le interesaba lo más mínimo, pero comprendió que la muchacha no se estaba refiriendo a las tendencias cuando se explicó mejor. - A mí tampoco me gustaría llevar corsé. - Reconoció. - Pero a las mujeres les gusta tener la cintura fina. - Se apretó su propio talle con las dos manos y puso un gesto cómico como si no pudiera respirar. - Además, si fuera sin corpiño todos los hombres la mirarían y no parece que le guste mucho llamar la atención...

Él mismo encontraba difícil apartar la vista de las formas femeninas de las gitanas de su edad cuando iban a nadar al río y se alejaban todas juntas con el camisón suelto. Por supuesto no dejaban entrever nada que la decencia no permitiera, pero los de su etnia eran mucho más relajados con las costumbres sociales de esa índole. A veces Théo percibía claramente el contorno de sus caderas o la curva del pecho debajo de la tela, y entonces sus hormonas adolescentes se disparaban. - Si yo tuviera una hermana me preocuparía de que fuera por ahí con todos los encantos... libres. - No se había dado cuenta de que estaban siendo escuchados por otros transeúntes hasta que su comentario despertó susurros de indignación por parte de unas señoras. - ¿Qué pasa? Pues todas tienen lo mismo debajo de la ropa, no se me vayan a escandalizar ahora...

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