Conjurando a la sangre antigua /priv. Hazhir Vegar/ +18

Sin duda el sitio era notablemente lugubre, los ojos azules de la cambiante se deslizaban ligeramente hacia arriba, estudiando los sitios donde facilmente se podría trepar, por donde era facil iniciar una huida, aunque dudaba que necesitase de una retirada rapida, pues ahí podía percibir el aroma a vampiro que dominaba la zona, a la cambiante ciertamente no le gustaba nada los cainitas. Pero el sol aun andaba alto, asi que era altamente improbable que un vampiro estuviese despierto y mucho menos que poseyese fuerzas para hacerla frente, contaba con la ventaja del día. La cambiante observó una mansión, apestaba a vampiro ahí pero por el aspecto que esta ofrecía sin duda alguna era muy probable que allí hubiera cosas de valor, cosa que dibujó una ladina sonrisa en los labios de la muchacha.

Se deslizó con agilidad y sigilo asegurandose de que nadie la avistaba saltando la berja protectora para llegar hasta la puerta principal, sacando una orquilla que usaba para forzar la puerta y deslizarse al interior, cerró con cuidado tras de sí, olfateó y escuchó, sin duda había servicio mortal ahí despierto, asi que eso solo añadía emoción, se relamió divertida y maliciosa, ocultandose tras un decorado de la entrada, ser de baja estatura y muy flexible daba ventaja sin duda alguna a la ladrona. Que esperó que el servicio pasara de largo para atreverse a subir por aquellas sinuosas escaleras a toda velocidad para no ser vista, miró al llegar arriba, parecia un amplio pasillo, por ahí deberían estar las habitaciones, al menos estas mansiones funcionan generalmente así. Suspira para calmar sus ansias, y avanza por el pasillo con cautela, hasta que oye detrás de ella a alguien subir, así que no pierde tiempo en meterse en una de las habitaciones que estaban más cerca de ella en ese instante.

Se mete cerrando la puerta despacio para no hacer ruido. -Por los pelos..- Susurra para sí misma, mientras se gira a mirar la oscura habitación. -Veamos que esconde aquí la sanguijuela.- Susurra maliciosamente, mientras echaba un vistazo en la habitación, rondando las cosas de valor, guardandoselas si eran lo suficientemente pequeñas, miró alrededor y observó los siniestros cuadros, le gustaba el arte pero no era momento de ponerse a observar como si fuese un museo, y menos cuando estaba en hurto. Empezó a buscar por la habitación la posible caja fuerte, generalmente los de clase alta tenían varias...y cosas bastante golosas a la vista, empezó a buscar por la habitación, y de paso ver que más podía llevarse. Estaba segura que el vampiro no aparecería y a un humano le era muy facil de despachar, pero aun asi estaba atenta a la puerta por si acaso.

La casa estaba silenciosa, y los sirvientes que rondaban por el hogar no parecían estar demasiado atentos. Sí, todos estaban muy acostumbrados a la soledad y a la seguridad de tener la protección de su amo. Y sí, es posible que durante los días de luz brillante, los vampiros se resguardasen de las miradas de todos para mantener su eterna juventud, su eterna belleza. Pero había un espectro en particular que no dormía ese día, una criatura que, por mala suerte de la cambiante, había decidido no dormir durante aquel momento en particular.

Un hombre que tenía la mirada de su ojo mental clavada en su figura.

El hombre parecía impresionado, semejante descaro a la hora de entrar a su hogar sin invitación ¡Y tomar sus cosas como si no fuera a haber ninguna consecuencia de ello! El nosferatu poco a poco asumió su forma humana mientras sonreía de oreja a oreja, caminando sin demasiado apuro hasta la oscura habitación donde su intrusa se escondía.

Sí, tenía que enseñarle una lección a aquella señorita, a aquella hermosa señorita...

... Aunque se detuvo un instante, con duda, mirando fijamente la puerta que estaba por abrir ¿Acaso sería necesario que atacase? ... ¿O es que tal vez podía sacar algo mejor de todo esto? Después de todo, la muchacha parecía tener un gran potencial.

Tal vez podría ser una hermosa adición a su colección.

En completo silencio, el vampiro entró en la habitación y cerró la puerta tras de sí, fingiendo que se trataba de un humano más, perdido en la oscuridad.

- ¿H-Hola?... -Murmuró, inyectando algo de inseguridad en su propia voz.- ¿Hay alguien allí?... ¡M-Muéstrese!

Ella se guardaba los pequeños tesoros que parecían bastante valiosos, no vendería todos, pero si se quedaría alguno como recuerdo, o incluso un bonito collar o pulsera nueva, sonreía maliciosamente, sin duda este sitio era una autentica mina de pequeños tesoros, sonreía de maliciosa forma, más su concentración en busca de la caja fuerte se ve frustrada, escucha el "click" de la puerta, lo que hace que se deslice felozmente hacía el lateral buscando donde velozmente, pues alguien quería entrar, observó como un hombre de rasgos atractivos entraba en la habitación, igual la había visto y era quien subía por las escaleras cuando ella entró precipitadamente en la habitación, maldijo por lo bajo mientras observaba al guapo muchacho. Ladeó maliciosa una sonrisa, tenía ganas de jugar tal vez.

Se deslizó agilmente colocandose detras del titubeante hombre, y deslizó rapidamente a la espalda del hombre agarrandole y colocandose trás de él, y deslizó rapidamente una daga a su cuello, y aunque era más alto que ella, sabía perfectamente el angulo indicado. -Callaté...y conservaras la garganta...- Le olfatea captando el olor del vampiro. -Uhm....has estado restregandote contra el amo de la casa por lo que noto.- Aseguró, no es que se le hiciera extraña la depravación de los vampiros y era imposible que de día el vampiro rondase por la casa, así que ese olor debía ser a que hubiera intimado con el susodicho señor de la casa, la chica se puso de puntillas para alcanzar el cuello del hombre por el que paso la lengua de manera sumamente burlona, casi provocandolo para causar incomodidad en este.

-Ahora si quieres seguir teniendo el cuello entero....¿por que no me dices donde esta la caja fuerte? prometo que saldra vivo.- Le muerde el lobulo de la oreja de manera burlona, le divertía poner a otros en escenas notablemente comprometidas, y si ademas estaba asustado la cosa siempre podía ser aun mas jugosa, y más divertida si cabía ser eso posible, la rubia se mordió el labio excitada por la situación dominante que había conseguido, sin apartar el filo de la daga del cuello del hombre le rodeó hasta ponerse enfrente de él. -Bien, ahora dime donde está la caja fuerte, y dime donde descansa esa sanguijuela que teneis por amo...y como nos descubran tus compañeros de trabajo...te prometó que tu amo tendra que lamer tu sangre del suelo por última vez....espero haber sido clara.- Dijo con ese tono cruel mientras ladeaba la cabeza, en caso de emergencia siempre podía transformarse y desgarrarle.

Ah, el peligro. Aquella sensación que hace tanto tiempo había dejado de sentir, y sin embargo podía percibir un pequeño cosquilleo al tener que interpretar el papel del humano asustado, amenazado, temblando ligeramente al sentir como la cambiante le tocaba y le tentaba, burlona como ella sola. Sí, era la clase de criatura a la que le gustaba domar, a la que le gustaba doblegar hasta que pidiese piedad... Pero por el momento, tan solo le seguiría el juego.

- P-Por favor, no me haga daño... -Susurró el hombre, jadeando, levantando ambas manos para mostrarle que no llevaba nada en ellas.- L-Le llevaré a donde me pide, se lo juro... pero por favor, no me haga daño...


Sus pasos poco a poco empezaron a avanzar fuera de la oscura habitación, caminando tenso, respirando nervioso para hacerle pensar que realmente había algo ocurriendo en el interior de su cuerpo. Con la mente ordenó a todos sus sirvientes que mantuvieran la distancia, que se alejaran y no estorbasen mientras que guiaba a la cambiante a través de la casa, empezando a subir las largas escaleras.

- ¿Q-Qué es... lo que buscas aquí, realmente?... Esto es m-muy... muy peligroso... El amo no le gustará verte aquí...

Todo lo contrario, la verdad. Al "amo" parecía agradarle bastante la apariencia de la cambiante, aquellas formas perfectas y atrayentes ,ese cuerpo fuerte y ese aroma a sudor le atraían bastante... Tenía ganas de conocerle con más detenimiento, darse el tiempo de tocarle con fuerza. Pero ya tendría tiempo para eso.

Tan solo le llevó hasta la habitación más lejana de la mansión, abriendo poco a poco la puerta hasta una cámara completamente oscura, silenciosa.

- A-Aquí está... la cámara del Amo...

La cambiante seguía al hombre hacía afuera de la habitación, sinceramente le resultó demasiado facil intimidarlo, cosa que la cambiante encontró sumamente divertida, hizo girar su daga agilmente entre sus dedos, mostrando la habilidad que tenía la rubia, mientras salían de la habitación primera, la guiaba a traves de los arduos pasillos. Los azules ojos de la muchacha paseaban por los decorados pasillos, sin duda de alguien adinerado como se podía notar por aquellos cuadros, aunque sin duda el aura lugubre que siempre acompañaba a los cainitas se hacía notablemente presente en aquel lugar, la cambiante clavaba los ojos en la nuca del titubeante hombre que le preguntaba lo que buscaba y advertía del peligro que corría.

La cambiante daba un suave bufido de irritarción por los titubeos del supuesto mortal atemorizado de su presencia. -Busco las riquezas escondidas....¿a ti que te parece? y no se preocupe por mí, es de día, aun faltan horas para la noche, asi que en el hipotetico caso que tu amo se levante, le clavaré una estaca.- Aseguró la engreida rubia que jugaba con sus mechones de cabello que había pintado con pinturas pastel para poner esos alegres colores en las puntas, casí todos los artistas de circo lo hacían para tener esos aspectos tan llamativos, y dar esa sensación magica, aunque en una ladroncuela o mercenaria sería muy raro ver esas caracteristicas, ella se recogió el pelo en dos coletas mientras le seguía.

Mentiría si dijera que no le resultó altamente extraño en no encontrarse con ningún sirviente, aunque podía olerlos, si, los olía, marchandose de los pasillos donde habían estado antes de que ellos pasaran, y ahora seguramente limpiando otras estancias de la enorme mansión que era, la cambiante miraba aun la espalda del titubeante hombre que guiaba los pasos, sí era enorme el sitio, se preguntaba por qué aquella gente sentía devoción por el vampiro ricachon que regentaba aquella lugubre mansión.

Miró como la guió a la habitación mas alejada, era un sitio perfecto para dormir para un vampiro, la chica arqueó una ceja y miró al hombre. -Bien...veamos a tu señor dormir .- Dijo de manera sarcastica, mientras ladeaba la cabeza, miró al hombre de manera burlona y puso sus dagas en posición de ataque, entraba en la oscura habitación con cautela, veía bastante bien en la oscuridad por su condición, se andetró en ella, quizá demasiado ingenuamente, demasiado confiada, mientras buscaba encontrar el ataud donde se encontraría el señor, durmiendo en él, y tenía dos cosas en mente, o bien clavarle la estaca y un vampiro menos en este mundo o buscar herirle en el orgullo y saquearlo para que sintiese la humillación cuando la noche se alzase y asi despertarse de su letargo diurno. -Malditos vampiros...sus dias son...sacrosantos...- Masculló con brula en tono muy bajo mientras avanzaba.

La habitación estaba en una oscuridad absoluta, pero seguramente aquello no presentaba ningún secreto para la cambiaformas, cuyos ojos de tigresa podrían cortar a través de las tinieblas más densas. Era una especie de habitación con un gran techo abovedado, con varios espejos en los costados, una cama en el fondo, y numerosos closets con misteriosos detalles dorados. Todo en esta habitación parecía valer una fortuna.

Pero otra de las cosas que se hallaban en la habitación, muy muy cerca de la enorme cama con múltiples cojines y suave tela, era el ataúd. Un ataúd negro y fino, elegante, pero extremadamente viejo. Estaba cerrado cuando la cambiaformas finalmente le encontró, y al abrirlo lentamente, la rubia por fin podría descubrir el secreto de su interior.

Nada.

Tan solo suaves paredes acolchonadas de fina tela roja, y algo de tierra repartida en el fondo.

Lo que siguió fue algo demasiado rápido. Un fuerte buffido y una fuerza brutal empujando a la muchacha dentro del ataúd, el cual se cerró por completo. Ella podía sentir un peso sobre su cuerpo, el peso del cuerpo del humano al que había amenazado, frío como la piedra. No respiraba, y sus ojos rojos brillaban con una intensidad atrapante, casi cegadora.

- Buenos días, señorita. -Susurró a su oído mientras que sujetaba sus brazos con fuerza.- ¿No es este un día hermoso...?

Y antes de que fuera capaz de liberarse, ella pudo sentirlo. El abrazo del vampiro, sus colmillos mordiéndole con fuerza y disparando tanto un dolor punzante como un placer sin igual, casi como un orgasmo. La cambiaformas seguramente podría sentir como su cuerpo poco a poco perdía sus fuerzas, mientras su mente era invadida por el vampiro, que descaradamente espiaba sus recuerdos y, al hacerlo, le forzaba a recordar... A recordar qué es lo que hacía allí...

A recordar qué es lo que movía sus acciones.

Miraba la lujosa habitación con asombro notable, sin duda ahi había toda una fortuna en materiales, miró la cama, parecía realmente comoda, sin duda alguna había gato encerrado ahí, por fin visualizó el ataud cerca de la cama, no entendía por que tener cama y ataud en el mismo sitio, seguramente los humanos se asustarían al ver eso, era algo muy confuso, pero la cambiante no dudaba en meter las narices allí donde se le presentaba la ocasión. Quizás una aptitud temeraría por parte de la rubia pero se sentía excesivamente confiada, le daba miedo a ese exclavo de sangre, o eso es lo que había parecido a sencilla vista.

Anda por la habitación acercandose al ataud, mientras se aferraba a una de sus dagas, mientras se acercaba sigilosa, tenía ganas de verle la cara al vampiro que allí dormía, acarició el borde del ataud, era antiguo, elegante y valioso, como todo lo que allí había en la oscura habitación, lentamente abrió el ataud, cuando abrió sus azules ojos con sorpresa, ese ataud estaba vacio, al completo, parecía comodo...¿Tendría el vampiro otro ataud oculto donde descansar más seguro aun? era una de las posibilidades que podía acontecer por la falta del vampiro en pleno día, observó que había un poco de tierra, eso podía deberse a que aun no lo habían limpiado sus sirvientes y que fuese lo suficientemente pijo como para que cambiase de dormitorio mientras limpiaban este, o que se huniese levantado....algo alto improbable a esta hora del dia segun Yendra.

Se inclinó sobre el ataud olfateandolo para busca algo que le diese pista sobre esa ausencia, más se sobresaltó cuando escucho el fuerte bufido, se fue a incorporar rapidamente para atacar a su espalda, pero fue empujada dentro del ataud que se cerró, en una oscuridad absoluta, sentia que tenía alguen encima, sospechaba que era el hombre de antes. -¡¡Que haces!!- Rugió furiosa, pero abrió mucho los ojos cuando esos ojos rojos y brillantes se encendieron a la altura de la cara, la estaban sujetando y tenía mucha fuerza, sintió un escalofrio cuando la habló al oido. -¡Qué! ¿Día? ¡¡no!!- Alcanzó a decir antes de notar los colmillos romper la piel de su cuello, ahogo un grito de dolor, y daba jadeos bruscos cada vez que el vampiro tragaba la sangre de la rubia.

¿Sería este el final? ¿al gato le ha matado la curiosidad? de manera involuntaria recordaba la noche de su infancia, el retorcido rostro del nosferatu que asalto su casa y asesino de visceral forma a su hermano delante de ella que escondida espiaba, como lo había buscado por todo Norwich, como se había enterado de que estaba en París, como la sed de venganza era creciente en el corazón de la cambiante, eso y el terror por los nosferatu, no sabía por que pensaba en todo eso en ese momento, pero se notaba sin fuerzas, aunque intento empujarle un poco con su propio cuerpo levantando ese hombro.

Siguió bebiendo, más y más, buscando debilitarle mientras que poco a poco empezaba a inyectarle de placer, a forzar su cuerpo a relajarse mientras que lentamente se separaba de su cuello. Estaba tratando de llevarla al cielo ahí mismo, mientras que poco a poco tomaba el mentón de la cambiante para clavar la mirada de esos ojos en los de la chica. Lentamente una sonrisa se dibujó en el rostro de aquel demonio de la noche, una sonrisa maliciosa pero a la vez afable, interesada, casi piadosa. Sus manos lentamente se deslizaron hacia las muñecas de la cambiante y le mantuvieron fírmemente sujeta.

- ¿Qué es lo que te trae hasta mí, pequeña...?

Sus palabras eran susurradas como miel pura, con aquel encanto seductor que suavemente se deslizaría por los oídos de la tigresa. Estaba tratando de mantenerle relajada, de reducir aquel miedo y quizá hasta hacerle saber de que, aquel día, ella no iba a morir. Tal vez había tenido una suerte de otro mundo, o algo similar. Tal vez esto no fuera más que una fantasía suya, quien sabe. El caso es que aquel vampiro no le arrebataría la vida ese día.

Con cuidado el nosferatu acomodó mejor a la muchacha en el cómodo ataúd, el vampiro quedando sobre su cuerpo para evitar que llegara a escapar sin responder a sus preguntas.

- Ha sido muy peligroso lo que acabas de hacer... alguien tan dulce, tan joven como tú, no debería arriesgarse así... ¿Qué vienes a buscar...?

La cambiante daba gruñidos de dolor por la mordida, notaba como la sangre la abandonaba en la boca del vampiro, al que solo veía esos ojos rojo como los rubíes del infierno, su cuerpo se debilitaba, se relajó a marchas forzadas, notando la debilidad abrazandola a la vez que el vampiro, que la mantenía sujeta, aunque tampoco tenía fuerzas para forcejear contra él por la perdida de sangre tan rapida que había experimentado, escuchó su voz que sonó de manera estraña, de manera dulce, atrayente, algo inexplicale para la cambiante, Yendra no sabía si era su tono de voz o estaba bajo las habilidades de los vampiros, la cambiante las conocía bien, pero no era experta en identificarlas sobre ella.

Sacude la cabeza intentando espabilarse inutilmente. -Nada...solo curioseaba.- alcanzó a responder, aunque lo que respondió no fue más que una mentira, pues no iba a admitir que le estaba robando por algo tan burdo como simple diversión, eso enfadaría al vampiro y sin duda empeoraría la situación en la que había caido, aunque pocas cosas había peores que tener a un vampiro tumbado sobre ella inmovilizada, en su propio ataud, eso si que era meterte en la boca del lobo, ademas debilitada por la perdida de sangre, hacía que sintiese no solo debilidad, si no que empezara a tener frio al costarle regular su temperatura.

Empezó a dejar de sentir miedo, a estar demasiado relajada para lo que el instinto le dictaba que hiciera, no encontraba el sentido en aquello, el vampiro la colocó de una manera más comoda dentro del ataud, manteniendose pegada al cuerpo del otro, lo notaba, y sentía escalofrios por ello. -Venía a divertirme....me gusta la adrenalina y quería enfrentar al vampiro. - Dijo en un bastante triste intento de parecer intimidante, pero no había nada favorable para la rubia en esa situación. -Lo siento.- Se disculpo, aunque no lo sentía, solo tenía activado el instinto de supervivencia, y algo le decía que estaba en peligro grave.

- Enfrentar al vampiro... Ah... Eso es algo muy, muy irresponsable de tu parte, señorita...

La criatura tan solo permaneció quieta sobre la cambiante, observándola fijamente, poco a poco acariciando su mejilla mientras meditaba al respecto, mientras meditaba qué es lo que estaba por hacer con ella. Había visto en su pasado, y había visto una figura familiar en sus recuerdos, unos ojos hambrientos y un odio tremendo por la humanidad, sí... Él conocía a aquel antiguo, o por lo menos, se había topado con él en el pasado ¿Acaso esta muchacha tenía intenciones de enfrentarlo en el futuro? Aquello sería un suicidio seguro.

Y no podía permitir que semejante espécimen, aquella pequeña gema que yacía bajo su cuerpo, se desperdiciase por algo tan ridículo como la venganza.

- Ah, que dulce, tratas de disculparte luego de adentrarte en el dominio ajeno. Lo lamento pequeña, pero no escaparás de esta tan fácilmente.

Poco a poco se acercó a ella, a su rostro, dejando que su poder hiciera el trabajo, que aquel encanto vampírico poco a poco engatusara a la cambiante mientras que le tentaba, le incitaba a dejarse llevar y besar aquello que ella tanto temía en el mundo. Claro, aún no le mostraría su verdadero rostro, no tenía intenciones de espantarla tan pronto.

Tal vez en el futuro, tal vez...

- Vas a tener que quedarte un poco más... pues tengo algunas cosas que conversar contigo... Quien sabe, quizá tenga algo para ti después de todo...

Tumbada en el ataud notablemente para alguien mas grande que ella, debilitada y completamente relajada hacía que tuviera sus grandes ojos celestes medio cerrados, con algo de inquietud aun en el cuerpo relajado de la rubia cambiante, que deslizaba levemente sus dedos por las paredes del ataud mientras miraba como ese ser la observaba, quizás esa mirada era como miraría alguien a un tierno cachorrito, quizás eso hacía que Yendra se sintiera algo desconcertada, pues no era la cara que solían ponerle cuando la veían, nunca la miraban como si fuera alguien indefenso, pero aquel vampiro si podría decirlo, la había desangrado lo suficiente para que no pudiera hacer nada contra él, le miró arrugando la nariz con enfado cuando dijo que su plan era propio de alguien irresponsable, puede que tal vez fuera verdad, pero no esperaba ver a un vampiro levantado cuando aun el sol estaba alto.

Le miraba algo temerosa no obstante, sobre todo despues de mencionar que sus disculpas eran del todo inutiles en ese momento, que no la iba a dar rienda suelta al escape de esa situación, la cambiante abrió un poco la boca para protestar. -Ya me he disculpado por la intusión.- Se quejó como si tuviera toda la reacción del mundo, pero mirar los ojos del vampiro estaba resultando ser más su perdición que su salvación, ya que lentamente estaba cayendo bajo los efectos de las habilidades del vampiro, y lo peor de todo es que no conseguía percatarse de que así era, solo se sentía de manera extraña, como si todo fuera una mera confusión, se restrego los ojos como si tuviera sueño y despues como si una mano invisible la manejase como si fuera una marioneta se incorporó ligeramente hasta chocar los labios con los del vampiro. -Lo siento...no se por qué demonios he hecho eso.- Se disculpo, o no tanto, solo dando algo de sentido a esa acción.

Más mirarle hacía que se sintiese de manera extraña, demasiado, aqui había algo extraño, pero no se encontraba en capacidad de reaccionar, se sentía debil, relajada, y con cierto embelesamiento que no sabía a que era ocasionado, más su comentarios la llenaron de curiosidad. -¿De que quieres charlar vampiro?- Dijo aun con desconfianza a pesar de haberle besado, pues sentía cosas contradictorias, el cuerpo frio del vampiro la tenía inmovilizada y aun asi relajada. -¿Que tienes para mí? ¿es que buscas una mercenaría o algo asi?- Preguntó quizas de manera demasiado inocente incluso, algo inusual sin duda alguna.

Sonrió ampliamente cuando la muchacha le besó, esperando a que la cambiante volviera a preguntar con inocencia para besarla con más fuerza, más intensidad, jugando descaradamente con su lengua mientras que sus manos le sostenían de las muñecas. Trataría de quitarle el aliento, de agitarla, de hacerle sentir la lujuria de aquella situación en la que estaba encerrada, con un vampiro sediento de calor y de sangre, un demonio de la oscuridad que no parecía estar jamás satisfecho con nada.

Poco a poco se separó de ella, relamiéndose, mirándola fijamente a los ojos para que aquel hechizo en el que le tenía no se desvaneciese, mientras que lentamente deslizaba una mano por la espalda de la muchacha.

- Quisiera saber qué es ese temor que veo en tus ojos... Siento que tienes un miedo terrible, algo que ves en mí parece recordarte algo...

Por supuesto que ya lo había visto, que ya le había espiado, pero quería que ella misma lo relatara, quería que la muchacha se sincerara para poder hacerle sentir más en confianza, para tender su carnada. Mientras que la cambiante hablara, poco a poco deslizaría su mano para poner algo alrededor de su cuello, un collar de cuero negro conectado a una cadena, algo que le dejara en claro cuales eran las intenciones de aquel demonio.

El vampiro parecía estar acariciando la idea de poseerle.

- Tengo un trato para ti... algo que creo que te encantará...

Atrapada en el ataud, no tenía ni idea de por qué había hecho algo como eso, ¿por qué demonios había dado un beso a esa criatura descorazonada que tenía encima? Lo peor fue cuando ese vampiro se tomó más libertades de las que realmente tenía, si no que encima, no parecía haber ninguna opción a resistirse de lo que pudiera hacerle, casi era la sensación similar a un sueño donde no eras capaz de tener voluntad propia aunque se tenía plena consciencia de ello, la cambiante le miraba, miraba esos ojos que el vampiro tenía mientras la cabeza se le quedaba totalmente embotada bajo la influencia que el vampiro ejercía sobre ella, obligandola a simplemente mirarle de relajada manera, mientras se preguntaba que era lo que le pasaba y el motivo de las acciones.

La cambiante suspiró cerrando los ojos y relamiendo sus ahora secos labios por el estado de ansiedad que se encontraba, respiró profundamente el cargado aire que se acumulaba en el ataud. -Me dan miedo los vampiro, son poderosos, y muchas veces más rapidos que yo, ya he tenido encuentros con los de tu clase y la experiencía no fue agradable...fue dolorosa.- Aseguró sin saber muy bien por que demonios contaba eso, por que se sentía obligada a contar todas esas cosas.- Pero los vampiros antiguos, me dan autentico pavor, me paralizan...me dan ansiedad...cuando veo a uno se me encoge el corazón, y me siento como me sentí cuando vi a uno...hace años.- comenta con la voz baja y denotando nerviosismo, claro que la cambiante no conocía la verdadera naturaleza de ese vampiro que la tenía atrapada.

Sintió como mientras charlaba y se sinceraba sin encontrar motivo aparente, algo iba directamente a su cuello, parece que le ponía algo, con confusión la cambiante se llevo la mano al cuello mientras palpaba lo que le había puesto. -¿Que es esto?- Pregunto con cierta inocencia, palpando el cuero, su mano seguía el recorrido del collar hasta notar la fria cadena, que siguió con la mano hasta tocar la mano ajena. -¡¡Que haces!! ¿¡Que haces!?- Gruñó enfadandose despertando del embelesamiento y trató de golpear al demonio que tenía encima en la medida de lo posible a ese demonío que había hayado en esa lugubre mansión, emitió un gruñido, de enfado intentando araña al vampiro, quizás para imponerse ligeramente. -¿¡Por qué me has puesto esto!? ¿como te atreves?- Inquirió la rubia cambiante, intentando imponerse ligeramente, algo que en el fondo sabía que acabaría mal para ella, pero había que intentarlo.