AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Kiss the sun {privado Assur}
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Kiss the sun {privado Assur}
Recuerdo del primer mensaje :
El nuevo tejado era de pizarra pulida y brillante como si estuviera hecho de piel de dragón, las paredes de color crema, recien pintadas, con los marcos de las ventanas en color marrón clarito, faroles de gas en cada esquina iluminando la fachada del Orfanato marcaban un desafío contra la tristeza que usualmente habitaba en esos lugares.
Hania estaba de espaldas a la verja, contemplando en silencio y con una sonrisa en los labios su obra. Habían tardado meses, había tenido que claudicar ante las peticiones de Héctor de aprender a beber de la vena o comer comida humana como compensación a ese capricho. Pero por fin estaba terminado... y era suyo. Le había costado sangre, sudor y lágrimas, noches y noches de duro trabajo, pero era suyo. En cuanto abriesen las puertas habría una fiesta de inauguración, todas las familias pudientes que habían ayudado a recaudar fondos tendrían su porción de gloria, todas esdas damas bien podrían hacer alarde de su filantropía y colgarse las medallitas, pero a ella le daba igual, si eso servía para que los niños que acabasen allí tuvieran una vida digna y una oportunidad en el mundo...lo daba por bien empleado todo.
Se agarró el brazo izquierdo, como abrazándose, repasando mentalmente todas y cada una de las personas que habían ayudado a levantar ese orfanato, desde el señor Clyven hasta la cocinera, Héctor con su apoyo incondicional, Hastur que sería el médico, también los abogados, el arquitecto, el cantero o las costureras que habían hecho la ropa de cama y las cortinas...pero sobre todo recordó a Assur. Él la sacó de las alcantarillas, él vio en esa criatura famélica y demente una persona, alguien por quien merecía bajar del carruaje, y después adoptarla y curar sus males. Assur... su sol, el que la hizo volver a creer que en el firmamento había algo más que oscuridad y dolor. ¿Estaría orgulloso de ella si la pudiera ver ahora? ¿Seguiria pensando que era la vergüenza de su raza superior? ¡Ah! sonrió para si misma. Esa frase le hacía recordar cuando se cambiaba de cama en mitad del dia y se hacía una bolita a su lado. Lo echaba de menos. ¿Sería feliz? deseaba que así fuera, siempre deseó para él toda la felicidad del mundo, al menos una tan grande como la que ella sentía ahora al ver completada su obra, al comenzar a escribir un nuevo capítulo en su vida.
A veces en los cuentos se decía que si deseas algo muy fuerte se acaba haciendo realidad, como cuando pides un deseo a una estrella fugaz. Normalmente nunca se había cumplido eso en su vida ella bien lo sabía, pero aquello podría haber sido magia sin más, porque lo sintió a sus espaldas. ¿Bastaba con desearlo? ¡Increible! Giró despacio la cabeza, porque también cabía la posibilidad de que su mente rota le estuviera jugando una mala pasada. Pero no, allí, bajo la luna, los rayos de plata iluminaron su familiar porte. Assur. Esbozó una sonrisa incrédula, soltó su propio brazo y corrió hacia la verja atravesándola y rezando para que al abrazarlo no se esfumase como niebla, como si fuera una maldita visión, un engaño de su cabeza.
— ¡Assur!
- Time forgets:
El nuevo tejado era de pizarra pulida y brillante como si estuviera hecho de piel de dragón, las paredes de color crema, recien pintadas, con los marcos de las ventanas en color marrón clarito, faroles de gas en cada esquina iluminando la fachada del Orfanato marcaban un desafío contra la tristeza que usualmente habitaba en esos lugares.
Hania estaba de espaldas a la verja, contemplando en silencio y con una sonrisa en los labios su obra. Habían tardado meses, había tenido que claudicar ante las peticiones de Héctor de aprender a beber de la vena o comer comida humana como compensación a ese capricho. Pero por fin estaba terminado... y era suyo. Le había costado sangre, sudor y lágrimas, noches y noches de duro trabajo, pero era suyo. En cuanto abriesen las puertas habría una fiesta de inauguración, todas las familias pudientes que habían ayudado a recaudar fondos tendrían su porción de gloria, todas esdas damas bien podrían hacer alarde de su filantropía y colgarse las medallitas, pero a ella le daba igual, si eso servía para que los niños que acabasen allí tuvieran una vida digna y una oportunidad en el mundo...lo daba por bien empleado todo.
Se agarró el brazo izquierdo, como abrazándose, repasando mentalmente todas y cada una de las personas que habían ayudado a levantar ese orfanato, desde el señor Clyven hasta la cocinera, Héctor con su apoyo incondicional, Hastur que sería el médico, también los abogados, el arquitecto, el cantero o las costureras que habían hecho la ropa de cama y las cortinas...pero sobre todo recordó a Assur. Él la sacó de las alcantarillas, él vio en esa criatura famélica y demente una persona, alguien por quien merecía bajar del carruaje, y después adoptarla y curar sus males. Assur... su sol, el que la hizo volver a creer que en el firmamento había algo más que oscuridad y dolor. ¿Estaría orgulloso de ella si la pudiera ver ahora? ¿Seguiria pensando que era la vergüenza de su raza superior? ¡Ah! sonrió para si misma. Esa frase le hacía recordar cuando se cambiaba de cama en mitad del dia y se hacía una bolita a su lado. Lo echaba de menos. ¿Sería feliz? deseaba que así fuera, siempre deseó para él toda la felicidad del mundo, al menos una tan grande como la que ella sentía ahora al ver completada su obra, al comenzar a escribir un nuevo capítulo en su vida.
A veces en los cuentos se decía que si deseas algo muy fuerte se acaba haciendo realidad, como cuando pides un deseo a una estrella fugaz. Normalmente nunca se había cumplido eso en su vida ella bien lo sabía, pero aquello podría haber sido magia sin más, porque lo sintió a sus espaldas. ¿Bastaba con desearlo? ¡Increible! Giró despacio la cabeza, porque también cabía la posibilidad de que su mente rota le estuviera jugando una mala pasada. Pero no, allí, bajo la luna, los rayos de plata iluminaron su familiar porte. Assur. Esbozó una sonrisa incrédula, soltó su propio brazo y corrió hacia la verja atravesándola y rezando para que al abrazarlo no se esfumase como niebla, como si fuera una maldita visión, un engaño de su cabeza.
— ¡Assur!
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Re: Kiss the sun {privado Assur}
Hanía quería ser parte de la vida de ese infante, como siempre era incapaz de conocer su naturaleza oscura como la misma noche. Me limité a asentir con la cabeza no dispuesto a contradecirla y de un tirón del brazo subí al pequeño niño crisálida a mis brazos como si fuera solamente un muñeco de trapo.
Hania no tardó en echarle por encima su rebeca clara para cubrir la tez desnuda del demoníaco infante que en sepulcral silencio y con el cuerpo tenso quedaba apoyado sobre mi hombro.
No sabía nada de niños, ella tenía mucha confianza en mi, no debería ser así, huía de todo compromiso, era un monstruo y aquello que le inculcara al niño no seria bueno, pero al menos podría lidiar con él, a diferencia de Hania que le haría pasteles y acabaría muerta con una estaca en el pecho cuando los instintos asesinos del pequeño florecieran.
Aun trataba de asumir como de pronto me acaba de convertir en “padre” por segunda vez cuando la bruja que nos habían recomendado tocó a la puerta del orfanato.
Podía oler a la legua las almas perdidas y esa mujer estaba anclada a la oscuridad como yo ,así que todo iría bien, pues los negocios para la gente como nosotros eran meramente eso, negocios, nada mas importaba que conseguir un propósito y después desaparecer.
-Bien, tendrás tu piedra lunar, lo que hagas con ella me es indiferente. Necesitamos discreción y algo me dice que también tu buscas lo mismo, habla con estos malditos fantasmas y diles que saquen su maldito trasero del orfanato, mira que es lo que los perturba y que no me toquen mas los huevos porque ya los tengo muy hinchados.
Si esto no funcionaba montaría a Hania un orfanato en otro lado y reduciría este puto edificio a la nada, a soluciones difíciles medidas desesperadas.
Durante toda mi existencia jamas permití que nadie se riera e mi o me venciera en singular gesta y no sería la primera vez esta.
Esos fantasmas desconocían con quien habían comenzado una contienda, peroles podía perjurar que los mandaría al otro lado por las buenas o las malas.
La bruja empezó a hacer esas cosas que hacen ellas, cuando la mujer que se había quedado a cargo de lso niños irrumpió corriendo en la biblioteca.
Hanía el niño nuevo ha clavado unas tijeras en la mano de una niña -la mujer estaba al borde de un estado de nervios.
Hanía se llevó las manos a la boca preocupada, yo miré a la bruja por unos momentos, no quería nadie supiera de la naturaleza de mi hijo.
-si me disculpas.
Iba a ir a solucionar el problema cuando este tijeras en mano había venido tras su cuidadora, al verme se hizo pis encima y las dejó caer al suelo con aquel característico ruido metálico.
Hania no tardó en echarle por encima su rebeca clara para cubrir la tez desnuda del demoníaco infante que en sepulcral silencio y con el cuerpo tenso quedaba apoyado sobre mi hombro.
No sabía nada de niños, ella tenía mucha confianza en mi, no debería ser así, huía de todo compromiso, era un monstruo y aquello que le inculcara al niño no seria bueno, pero al menos podría lidiar con él, a diferencia de Hania que le haría pasteles y acabaría muerta con una estaca en el pecho cuando los instintos asesinos del pequeño florecieran.
Aun trataba de asumir como de pronto me acaba de convertir en “padre” por segunda vez cuando la bruja que nos habían recomendado tocó a la puerta del orfanato.
Podía oler a la legua las almas perdidas y esa mujer estaba anclada a la oscuridad como yo ,así que todo iría bien, pues los negocios para la gente como nosotros eran meramente eso, negocios, nada mas importaba que conseguir un propósito y después desaparecer.
-Bien, tendrás tu piedra lunar, lo que hagas con ella me es indiferente. Necesitamos discreción y algo me dice que también tu buscas lo mismo, habla con estos malditos fantasmas y diles que saquen su maldito trasero del orfanato, mira que es lo que los perturba y que no me toquen mas los huevos porque ya los tengo muy hinchados.
Si esto no funcionaba montaría a Hania un orfanato en otro lado y reduciría este puto edificio a la nada, a soluciones difíciles medidas desesperadas.
Durante toda mi existencia jamas permití que nadie se riera e mi o me venciera en singular gesta y no sería la primera vez esta.
Esos fantasmas desconocían con quien habían comenzado una contienda, peroles podía perjurar que los mandaría al otro lado por las buenas o las malas.
La bruja empezó a hacer esas cosas que hacen ellas, cuando la mujer que se había quedado a cargo de lso niños irrumpió corriendo en la biblioteca.
Hanía el niño nuevo ha clavado unas tijeras en la mano de una niña -la mujer estaba al borde de un estado de nervios.
Hanía se llevó las manos a la boca preocupada, yo miré a la bruja por unos momentos, no quería nadie supiera de la naturaleza de mi hijo.
-si me disculpas.
Iba a ir a solucionar el problema cuando este tijeras en mano había venido tras su cuidadora, al verme se hizo pis encima y las dejó caer al suelo con aquel característico ruido metálico.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Kiss the sun {privado Assur}
El niño crisálida obedeceía a un crecimiento más rápido de lo normal, en unas pocas horas había estirado hasta tener el tamaño de un crio de 3 años capaz de caminar por si solo. Si seguía así, en dos días quiizás tuvieran un octogenario. Ero sólo una mesa suposición, su naturaleza peculiar quizás acelerase el crecimiento del niño para no depender de esa crisálida que lo alimentaba pero una vez alcanzada la posibilidad de alimentarse por si solo, quizás se detuviera y avanzase a ritmo "normal".
El caso es que el crío llegó donde estaban los dos vampiros y la bruja con unas tijeras en la mano, siguiendo a la cuidadora que estaba histérica y al ver a Assur dirigirle una mirada de hielo, se orinó encima. Hania se apresuró a acercarse a él y abrazarlo, llevándolo de la mano al lavabo para cambiarlo y de paso colocarle ropa más acorde a su nueva estatura. La rubia era incapaz de ver la maldad en un niño y lo trataría como a cualquier otro, aunque tratase de morderla, pincharla o vete a saber qué. Si Assur no quería tener hijos, ahora se iba a ver implicado en el orfanato más de lo que le gustaría y cada vez que fuera allí, seguramente tendría que ayudarla en asuntos cotidianos de niños.
— ¡Assur! el pequeño no tiene nombre. ¿Cómo quieres llamarlo?.— a su pregunta, una voz sepulcral contestó por el crio pronunciando claramente en hebreo el nombre del Señor de los ejércitos de las tinieblas "Belcebú". El niño sonrió y balbuceó algo agitando las manitas. Hania miró a Assur que se encongió de hombros. Si era su voluntad... Belcebú era un nombre feo en la actualidad, pero era una deidad sumeria importante que en su momento fue muy venerada, seguramente Assur lo hubiera conocido.
Al vampiro le tocó de nuevo curar a la niña lesionada y borrar sus recuerdos, mientras Hania se llevaba a Belcebú a la cocina a golpear una masa con el rodillo, así podría sacar su energía destructiva de alguna forma. Con ella harían galletas depués.
La bruja se encerró en el sótano para realizar sus rituales y pasadas unas horas salió de allí con el pelo enmarañado y signos claros de estar agotada.
—Tendré que volver para realizar el ritual de expulsión. Se trata de entes de otra dimensión que quieren entrar en esta, se alimentan de energía sobrenatural como la de las almas errantes, ese niño también. Consiguieron generar esa crisálida incubadora gracias a un ente capaz de manipular la materia...tengo que encerrarlo en su dimensión y cerrar la brecha. Necesito descansar.
El caso es que el crío llegó donde estaban los dos vampiros y la bruja con unas tijeras en la mano, siguiendo a la cuidadora que estaba histérica y al ver a Assur dirigirle una mirada de hielo, se orinó encima. Hania se apresuró a acercarse a él y abrazarlo, llevándolo de la mano al lavabo para cambiarlo y de paso colocarle ropa más acorde a su nueva estatura. La rubia era incapaz de ver la maldad en un niño y lo trataría como a cualquier otro, aunque tratase de morderla, pincharla o vete a saber qué. Si Assur no quería tener hijos, ahora se iba a ver implicado en el orfanato más de lo que le gustaría y cada vez que fuera allí, seguramente tendría que ayudarla en asuntos cotidianos de niños.
— ¡Assur! el pequeño no tiene nombre. ¿Cómo quieres llamarlo?.— a su pregunta, una voz sepulcral contestó por el crio pronunciando claramente en hebreo el nombre del Señor de los ejércitos de las tinieblas "Belcebú". El niño sonrió y balbuceó algo agitando las manitas. Hania miró a Assur que se encongió de hombros. Si era su voluntad... Belcebú era un nombre feo en la actualidad, pero era una deidad sumeria importante que en su momento fue muy venerada, seguramente Assur lo hubiera conocido.
Al vampiro le tocó de nuevo curar a la niña lesionada y borrar sus recuerdos, mientras Hania se llevaba a Belcebú a la cocina a golpear una masa con el rodillo, así podría sacar su energía destructiva de alguna forma. Con ella harían galletas depués.
La bruja se encerró en el sótano para realizar sus rituales y pasadas unas horas salió de allí con el pelo enmarañado y signos claros de estar agotada.
—Tendré que volver para realizar el ritual de expulsión. Se trata de entes de otra dimensión que quieren entrar en esta, se alimentan de energía sobrenatural como la de las almas errantes, ese niño también. Consiguieron generar esa crisálida incubadora gracias a un ente capaz de manipular la materia...tengo que encerrarlo en su dimensión y cerrar la brecha. Necesito descansar.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 11/02/2017
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Re: Kiss the sun {privado Assur}
Hania era el ser mas puro que jamas había conocido, yo le hubiera reventado la cabeza de un guantazo para que entendiera que lo que había hecho no podía permitirse hacerlo, no porque ahora yo vistiera sotana, si no porque para sajar vida hay que saber como hacerlo si en el futuro no quería terminar muerto.
Claro que Hania lejos de eso le quitó las tijeras y se lo llevó al baño para lavarlo y cambiarlo de ropa, le decía algo de ir a hacer galletas.
La bruja y yo intercambiamos una mirada en la que creo pensábamos lo mismo, me limité a encogerme de hombros, así era la rubia, incapaz de ver el mal en ningún ser, ni siquiera en mi mismo.
La bruja empezó a hacer sus movidas, ojos negros, pelos flotando, todo parecía ir bien, así que decidí ir y ocuparme de la niña herida, curarla y hacerla olvidar.
Cuando regresé la bruja había terminado ,aseguraba necesitar mas tiempo y también descanso.
-Bien cuando acabes el trabajo recibirás la pieza acorada no antes, así que no te tomes mucho descanso bruja, no tengo tiempo que perder.
La morenita me miró con cara de pocos amigos, al parecer no le iba que le metieran prisa y así me lo hizo saber con uno de esos mordaces comentarios de bruja.
-Pensé me amenazarías con convertirme en sapo -bromeé -no hacéis eso las brujas.
Mi indiferencia quedó clara cuando dándole la espalda la invité a caminar tras de mi hacia la puerta.
-No es necesario te diga que no puedes hablar de esto con nadie ¿verdad? Ya sabes, amantes, amigos especiales..nadie, porque si lo haces, lo mataré. Nadie debe saber lo que aquí sucede.
No era una amenaza o quizás si, pero no confiaba en los desconocidos y de ella aparte de que era una bruja lesbiana con una hija que enviudó poco mas sabía.
Cerré la puerta tras concertar la siguiente visita y me encaminé hacia la cocina donde Belcebú lleno de harina golpeaba con una maza la masa mientras palmeaba y se reía.
Hania desvió su mirada hacia mi, en sus labios se perfiló una dulce sonrisa, le falto un “ves” pero sin necesidad de eso terminé sonriendo, era cierto quizás no todo se solucionaba a golpes.
Claro que Hania lejos de eso le quitó las tijeras y se lo llevó al baño para lavarlo y cambiarlo de ropa, le decía algo de ir a hacer galletas.
La bruja y yo intercambiamos una mirada en la que creo pensábamos lo mismo, me limité a encogerme de hombros, así era la rubia, incapaz de ver el mal en ningún ser, ni siquiera en mi mismo.
La bruja empezó a hacer sus movidas, ojos negros, pelos flotando, todo parecía ir bien, así que decidí ir y ocuparme de la niña herida, curarla y hacerla olvidar.
Cuando regresé la bruja había terminado ,aseguraba necesitar mas tiempo y también descanso.
-Bien cuando acabes el trabajo recibirás la pieza acorada no antes, así que no te tomes mucho descanso bruja, no tengo tiempo que perder.
La morenita me miró con cara de pocos amigos, al parecer no le iba que le metieran prisa y así me lo hizo saber con uno de esos mordaces comentarios de bruja.
-Pensé me amenazarías con convertirme en sapo -bromeé -no hacéis eso las brujas.
Mi indiferencia quedó clara cuando dándole la espalda la invité a caminar tras de mi hacia la puerta.
-No es necesario te diga que no puedes hablar de esto con nadie ¿verdad? Ya sabes, amantes, amigos especiales..nadie, porque si lo haces, lo mataré. Nadie debe saber lo que aquí sucede.
No era una amenaza o quizás si, pero no confiaba en los desconocidos y de ella aparte de que era una bruja lesbiana con una hija que enviudó poco mas sabía.
Cerré la puerta tras concertar la siguiente visita y me encaminé hacia la cocina donde Belcebú lleno de harina golpeaba con una maza la masa mientras palmeaba y se reía.
Hania desvió su mirada hacia mi, en sus labios se perfiló una dulce sonrisa, le falto un “ves” pero sin necesidad de eso terminé sonriendo, era cierto quizás no todo se solucionaba a golpes.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 01/09/2016
Re: Kiss the sun {privado Assur}
Belcebú era un niño-demonio, era un ente de otra dimensión contenido en un cuerpo nuevo, creado con materia corpórea y alimentado por energía oscura. Su crecimiento era superior al de cualquier humano, iba mucho más rápido y se hacía fuerte con los días que pasaban.
Hania notaba su oscuridad pero al igual que notaba la penumbra en Assur, pensaba que justamente por eso merecían doble dosis de ternura y amor, y así lo hacía con el pequeño. Lo achuchaba, abrazaba y besaba más que a ninguno, intentaba que se fijara más en cosas que hacer que no causasen daños a los demás y trataba de alejarlo de todo aquello que fuera destructivo. Pasadas dos semanas, la bruja apareció de nuevo en el Orfanato y le dijo a ambos vampiros que debían llevarse a todo el personal del centro a otro lugar al menos una noche y un día, porque extirpar el mal que acaecía a la Dama de Plata era complicado y peligroso.
— Assur… ¿Podemos llevarlos a tu mansión de las afueras? Será sólo un día o dos. Sé que te pido demasiado, tantos niños y gente extraña…— sus enormes ojos de un color azul profundo y limpio se fijaban en los del antiguo, como siempre esperando de él más de lo que nadie apostaría, porque para el resto del mundo era el mal encarnado, un demonio, alguien incapaz de hacer nada que no fuera mirar por si mismo. Pero para ella no lo era, y seguramente estuviera equivocada y el resto del mundo acertado, pero no podía verlo de otro modo que no fuera su Sol.— te prometo que te lo compensaré como tú quieras, de verdad.
Emprendieron la marcha en un montón de coches de caballos transportándolos a todos a las afueras donde Black tenía una gran mansión vacía, cabrían todos, eran cerca de cincuenta personas entre niños, cuidadores, cocinera, jardinero… y por lo pronto ese caserón enorme se llenaría de vida.
Belcebú vería su hogar lleno de gente por un par de días, y las risas infantiles llenarían las estancias. La bruja tendría todo el Orfanato a su disposición para hacer lo que debía hacer. Distribuyeron a todos los niños en cuartos donde juntaron varias camas, no porque Assur no tuviera habitaciones suficientes (que las tenía) sino porque al estar juntos eran más fáciles de controlar. Hania se detuvo en la puerta de lo que fue su antiguo cuarto, apenas lo usó un par de veces, porque justo en la mudanza fue cuando sus caminos se separaron y ella recaló en la mansión Fortier. Notó a Assur a sus espaldas con Belcebú pegado a su pierna.
— Aún la conservas… ¿Puedo quedarme aquí hoy?.— Suponía que el vampiro querría dormir en su cuarto a sus anchas y sin nadie que le estorbase el sueño como ella tenía costumbre de hacer cuando se cambiaba de cama buscando refugio para su soledad.
Hania notaba su oscuridad pero al igual que notaba la penumbra en Assur, pensaba que justamente por eso merecían doble dosis de ternura y amor, y así lo hacía con el pequeño. Lo achuchaba, abrazaba y besaba más que a ninguno, intentaba que se fijara más en cosas que hacer que no causasen daños a los demás y trataba de alejarlo de todo aquello que fuera destructivo. Pasadas dos semanas, la bruja apareció de nuevo en el Orfanato y le dijo a ambos vampiros que debían llevarse a todo el personal del centro a otro lugar al menos una noche y un día, porque extirpar el mal que acaecía a la Dama de Plata era complicado y peligroso.
— Assur… ¿Podemos llevarlos a tu mansión de las afueras? Será sólo un día o dos. Sé que te pido demasiado, tantos niños y gente extraña…— sus enormes ojos de un color azul profundo y limpio se fijaban en los del antiguo, como siempre esperando de él más de lo que nadie apostaría, porque para el resto del mundo era el mal encarnado, un demonio, alguien incapaz de hacer nada que no fuera mirar por si mismo. Pero para ella no lo era, y seguramente estuviera equivocada y el resto del mundo acertado, pero no podía verlo de otro modo que no fuera su Sol.— te prometo que te lo compensaré como tú quieras, de verdad.
Emprendieron la marcha en un montón de coches de caballos transportándolos a todos a las afueras donde Black tenía una gran mansión vacía, cabrían todos, eran cerca de cincuenta personas entre niños, cuidadores, cocinera, jardinero… y por lo pronto ese caserón enorme se llenaría de vida.
Belcebú vería su hogar lleno de gente por un par de días, y las risas infantiles llenarían las estancias. La bruja tendría todo el Orfanato a su disposición para hacer lo que debía hacer. Distribuyeron a todos los niños en cuartos donde juntaron varias camas, no porque Assur no tuviera habitaciones suficientes (que las tenía) sino porque al estar juntos eran más fáciles de controlar. Hania se detuvo en la puerta de lo que fue su antiguo cuarto, apenas lo usó un par de veces, porque justo en la mudanza fue cuando sus caminos se separaron y ella recaló en la mansión Fortier. Notó a Assur a sus espaldas con Belcebú pegado a su pierna.
— Aún la conservas… ¿Puedo quedarme aquí hoy?.— Suponía que el vampiro querría dormir en su cuarto a sus anchas y sin nadie que le estorbase el sueño como ella tenía costumbre de hacer cuando se cambiaba de cama buscando refugio para su soledad.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Re: Kiss the sun {privado Assur}
Las cosas no parecían mejorar en el orfanato, aunque si habíamos logrado mantener a los infantes protegidos del mal que anidaba tras los muros, seguramente porque Hania y yo que no necesitábamos descansar en demasía nos dedicábamos ha hacer guardia para que ningún nuevo mal ocurriera esos pequeños que ya había perdido demasiado y pro los que Hania parecía estar dispuesta a pagar un precio alto.
Belcebú era el mismo caos, peor Hania no dejaba de abrazarlo, besarlo, como si pensara que el niño pudiera encontrar redención, si fuera lista me pediría le arrancaría el corazón, pero Hania era así, siempre viendo luz donde no la había.
La bruja regresó unos días después, las buenas nuevas nos llevaban a vaciar el orfanato para dejarla trabajar, así que cuando Hania me pidió r a mi casa de las afueras enarqué una ceja, meter niños en mi hogar, aunque fuera uno cerrado a calicanto y solo mantenido por el servicio no era mi plan, peor cunado me dijo que “haría lo que fuera para agradecérmelo” no pude evitar ladear la sonrisa por su enorme inocencia.
-Hania no le digas esto a ningún hombre que no sea yo
Al final cedí, así que nos fuimos todos en varios carruajes hasta mi casa de las afueras, esta pronto se lleno de risas y Hania parecía volver a esa “felicidad” que a mi lado vivió algún día. Quizás no todo fueron tiempos buenos, pero sin duda los hubieran.
Ayudé a acomodar en una de las mas grandes habitaciones a la mitad de los niños y con Belcebú enganchado a mi pierna salí rumbo a lo que sería su cuarto encontrándome con Hania por el camino.
Esta miraba su antigua habitación con una nostálgica sonrisa.
-Hiciste bien Hania, lo sabes y lo se -le recordé por si en su cabeza albergaba alguna duda sobre si su abandono fue correcto.
Hizo lo mejor para ella, y eso la había ayudado a crecer, a mi lado jamas hubiera podido evolucionar de ese modo, yo solo era un loco incapaz de aflojar el nudo.
-Quédate en tu habitación, siempre ha sido tuya, nunca dejará de serlo -deposité un eso en su mejilla antes de afianzar la mano de Belcebú y seguir mi camino hacia su habitación, la de invitados. En mi casa ya había dispuesto una cámara para el niño con todo lo necesario.
-Tu te quedas aquí -le advertí mirándolo con mis ojos de hielo -y pórtate bien ¿de acuerdo?
Este asintió con la cabeza aunque algo me decía que iba en contra de sus instintos no caer en el mas profundo caos. -yo duermo en la habitación contigua -le recordé en parte como amenaza.
Le gustaba estar con Hania, porque ella lo consentía en demasía y lo entretenía, pero yo no funcionaba igual, yo me limitaba a educarlo a medio de intimidación.
Belcebú era el mismo caos, peor Hania no dejaba de abrazarlo, besarlo, como si pensara que el niño pudiera encontrar redención, si fuera lista me pediría le arrancaría el corazón, pero Hania era así, siempre viendo luz donde no la había.
La bruja regresó unos días después, las buenas nuevas nos llevaban a vaciar el orfanato para dejarla trabajar, así que cuando Hania me pidió r a mi casa de las afueras enarqué una ceja, meter niños en mi hogar, aunque fuera uno cerrado a calicanto y solo mantenido por el servicio no era mi plan, peor cunado me dijo que “haría lo que fuera para agradecérmelo” no pude evitar ladear la sonrisa por su enorme inocencia.
-Hania no le digas esto a ningún hombre que no sea yo
Al final cedí, así que nos fuimos todos en varios carruajes hasta mi casa de las afueras, esta pronto se lleno de risas y Hania parecía volver a esa “felicidad” que a mi lado vivió algún día. Quizás no todo fueron tiempos buenos, pero sin duda los hubieran.
Ayudé a acomodar en una de las mas grandes habitaciones a la mitad de los niños y con Belcebú enganchado a mi pierna salí rumbo a lo que sería su cuarto encontrándome con Hania por el camino.
Esta miraba su antigua habitación con una nostálgica sonrisa.
-Hiciste bien Hania, lo sabes y lo se -le recordé por si en su cabeza albergaba alguna duda sobre si su abandono fue correcto.
Hizo lo mejor para ella, y eso la había ayudado a crecer, a mi lado jamas hubiera podido evolucionar de ese modo, yo solo era un loco incapaz de aflojar el nudo.
-Quédate en tu habitación, siempre ha sido tuya, nunca dejará de serlo -deposité un eso en su mejilla antes de afianzar la mano de Belcebú y seguir mi camino hacia su habitación, la de invitados. En mi casa ya había dispuesto una cámara para el niño con todo lo necesario.
-Tu te quedas aquí -le advertí mirándolo con mis ojos de hielo -y pórtate bien ¿de acuerdo?
Este asintió con la cabeza aunque algo me decía que iba en contra de sus instintos no caer en el mas profundo caos. -yo duermo en la habitación contigua -le recordé en parte como amenaza.
Le gustaba estar con Hania, porque ella lo consentía en demasía y lo entretenía, pero yo no funcionaba igual, yo me limitaba a educarlo a medio de intimidación.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
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Re: Kiss the sun {privado Assur}
Mientras tanto en el Orfanato, la bruja se preparó para el ritual. Debería haber llamado a alguien de la Logia, un ritual así era muy peligroso para la vida del conjurador, pero la nigromante nunca se caraterizó por trabajar en equipo, ella era caos, y como tal, se llevaba bien con el caos.
Pintó en el suelo un círculo con sangre de carnero lleno de signos arcanos. Garabateó también en las paredes unos símbolos en eoquiano, el lenguaje celestial, porque era temeraria, pero no tonta.
Se colocó en el círculo arrodillada mirando hacia el pentáculo dibujado frente a ella, allí aterrizaría el demonio cuando lo llamase. Sobre el cuenco roció los ingredientes que pronto extendieron un hedor acre y sulfuroso mientras ella recitaba concentrada los versos que la protegían cuando llamaban a los primigenios de la otra dimensión, porque su cuerpo podría ser el recipiente para cualquiera que quisiera poseerla.
— Qui affecto protego, mixtisque iubas serpentibus et posteris meis stirpiqu...
Comenzó a formarse un humo denso y oscuro y el pentáculo brilló como si estuviera hecho de llamas, con un golpe seco el suelo crujió bajo el peso del demonio que ahora se alzaba frente a ella. Era un engendro de color rojizo y negro, con tres cabezas, una humana y otras dos pequeñas saliendo por detrás, con forma de cangrejo y de gato. Su piel era escamosa y sus ojos brillaban de un color amarillo imposible.
— Bäel, yo te invoco para que cumplas tu cometido. Demonio citado en el Gran Grimorio, dueño de 66 legiones demoniacas y rey de una parte del infierno...obedece a mi orden.
El demonio soltó una risotada, sin duda los brujos eran atrevidos, usaban sus poderes sin medir las consecuencias, no se podía ordenar nada a un demonio mayor.
— ¿Por qué habría de hacerlo, bruja? creo que haré algo mejor... me comeré tus tripas.— El demonio se irguió sobre sus patas de cangrejo y avanzó hacia donde Elora lo miraba fijamente, sus ojos oscuros y su gesto imperturbable no cambiaron hasta que Bäel se estampó contra una barrera invisible que tenía el círculo en el que él se encontraba. Frustrado, el demonio miró a ambos lados y al techo y vio los símbolos pintados en enoquiano. Sonrió de medio lado en aquella cara asquerosa.— bien jugado... una trampa para ángeles, también funciona con los demonios, ya que somos lo mismo. ¿Qué es lo que quieres?
— Que cierres la brecha que hay en este lugar, que ningun ser del infierno se pueda colar por ella, vosotros quedáos en vuestro lado y nosotros en el nuestro y todos contentos.
— Eso no es posible, hay uno de los nuestros aquí.
— el niño se queda. Lo coges o lo dejas. Yo tengo cosas que hacer, tú puedes quedarte aquí... y disfrutar de las vistas de este sótano apestoso.— Seguramente cuando llegase al coche de caballos le temblarían las piernas, pero en ese momento estaba viniéndose arriba y su temple parecía real.
— Ese trato no es justo. Quiero algo a cambio.— Bäel se sentó de nuevo cruzándose de brazos y observando a la bruja con media sonrisa, le gustaban los humanos atrevidos.
— No estás en posición de negociar.
— Y tú no tienes todo el tiempo del mundo, como mucho vivirás 100 años, eso para mi es un suspiro.— Elora resopló refunfuñando.
— ¿qué quieres?
— Nada por ahora, sólo que me debas un favor.
— Si, claro, ¿me crees estúpida?
— Lástima... pues me pondré cómodo. Quizás invite a algunos amigos, espero que no te importe.
— ¡esta bien! pero si lo que me pides es demasiado, podré decirte que no.
— No, así no funcionan los negocios. Tranquila... no seré muy malvado, podemos tener una buena relación...hum.. comercial.
— Bien. Pues sea. Recoge a los tuyos y vete de aquí, cierra la brecha y no me pidas nunca cosas que vayan en contra de mi naturaleza porque no las haré.
— De acuerdo. Recita el conjuro de contrato.
Elora recitó el hechizo donde los términos quedaban expuestos y ambos lo suscribieron con una gota de sangre. Sabía que Bäel era un demonio mayor, pero con suerte cuando se acordase del favor ella ya estaría muerta. Que fuese a buscarla al purgatorio si le hacía ilusión. Acto seguido el demonio se puso en pie y llamó a los entes demoniacos que vagaban por el orfanato en busca de energía que consumir. Los demonios en forma de humo negro volaron hacia donde Baël sostenía un cilindro plateado y cerró la tapa al finalizar. Le hizo un gesto a la bruja y ésta borró uno de los símbolos de la trampa para que pudiera marcharse. Antes de hacerlo, Bäel le dejó a Elora un ragalito, el portal de materialización explotó dejando el sótano hecho trizas y a la bruja llena de hollín, cortes y magulladuras.
Pintó en el suelo un círculo con sangre de carnero lleno de signos arcanos. Garabateó también en las paredes unos símbolos en eoquiano, el lenguaje celestial, porque era temeraria, pero no tonta.
Se colocó en el círculo arrodillada mirando hacia el pentáculo dibujado frente a ella, allí aterrizaría el demonio cuando lo llamase. Sobre el cuenco roció los ingredientes que pronto extendieron un hedor acre y sulfuroso mientras ella recitaba concentrada los versos que la protegían cuando llamaban a los primigenios de la otra dimensión, porque su cuerpo podría ser el recipiente para cualquiera que quisiera poseerla.
— Qui affecto protego, mixtisque iubas serpentibus et posteris meis stirpiqu...
Comenzó a formarse un humo denso y oscuro y el pentáculo brilló como si estuviera hecho de llamas, con un golpe seco el suelo crujió bajo el peso del demonio que ahora se alzaba frente a ella. Era un engendro de color rojizo y negro, con tres cabezas, una humana y otras dos pequeñas saliendo por detrás, con forma de cangrejo y de gato. Su piel era escamosa y sus ojos brillaban de un color amarillo imposible.
- Bäel:
— Bäel, yo te invoco para que cumplas tu cometido. Demonio citado en el Gran Grimorio, dueño de 66 legiones demoniacas y rey de una parte del infierno...obedece a mi orden.
El demonio soltó una risotada, sin duda los brujos eran atrevidos, usaban sus poderes sin medir las consecuencias, no se podía ordenar nada a un demonio mayor.
— ¿Por qué habría de hacerlo, bruja? creo que haré algo mejor... me comeré tus tripas.— El demonio se irguió sobre sus patas de cangrejo y avanzó hacia donde Elora lo miraba fijamente, sus ojos oscuros y su gesto imperturbable no cambiaron hasta que Bäel se estampó contra una barrera invisible que tenía el círculo en el que él se encontraba. Frustrado, el demonio miró a ambos lados y al techo y vio los símbolos pintados en enoquiano. Sonrió de medio lado en aquella cara asquerosa.— bien jugado... una trampa para ángeles, también funciona con los demonios, ya que somos lo mismo. ¿Qué es lo que quieres?
— Que cierres la brecha que hay en este lugar, que ningun ser del infierno se pueda colar por ella, vosotros quedáos en vuestro lado y nosotros en el nuestro y todos contentos.
— Eso no es posible, hay uno de los nuestros aquí.
— el niño se queda. Lo coges o lo dejas. Yo tengo cosas que hacer, tú puedes quedarte aquí... y disfrutar de las vistas de este sótano apestoso.— Seguramente cuando llegase al coche de caballos le temblarían las piernas, pero en ese momento estaba viniéndose arriba y su temple parecía real.
— Ese trato no es justo. Quiero algo a cambio.— Bäel se sentó de nuevo cruzándose de brazos y observando a la bruja con media sonrisa, le gustaban los humanos atrevidos.
— No estás en posición de negociar.
— Y tú no tienes todo el tiempo del mundo, como mucho vivirás 100 años, eso para mi es un suspiro.— Elora resopló refunfuñando.
— ¿qué quieres?
— Nada por ahora, sólo que me debas un favor.
— Si, claro, ¿me crees estúpida?
— Lástima... pues me pondré cómodo. Quizás invite a algunos amigos, espero que no te importe.
— ¡esta bien! pero si lo que me pides es demasiado, podré decirte que no.
— No, así no funcionan los negocios. Tranquila... no seré muy malvado, podemos tener una buena relación...hum.. comercial.
— Bien. Pues sea. Recoge a los tuyos y vete de aquí, cierra la brecha y no me pidas nunca cosas que vayan en contra de mi naturaleza porque no las haré.
— De acuerdo. Recita el conjuro de contrato.
Elora recitó el hechizo donde los términos quedaban expuestos y ambos lo suscribieron con una gota de sangre. Sabía que Bäel era un demonio mayor, pero con suerte cuando se acordase del favor ella ya estaría muerta. Que fuese a buscarla al purgatorio si le hacía ilusión. Acto seguido el demonio se puso en pie y llamó a los entes demoniacos que vagaban por el orfanato en busca de energía que consumir. Los demonios en forma de humo negro volaron hacia donde Baël sostenía un cilindro plateado y cerró la tapa al finalizar. Le hizo un gesto a la bruja y ésta borró uno de los símbolos de la trampa para que pudiera marcharse. Antes de hacerlo, Bäel le dejó a Elora un ragalito, el portal de materialización explotó dejando el sótano hecho trizas y a la bruja llena de hollín, cortes y magulladuras.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Kiss the sun {privado Assur}
Esa noche los niños durmieron en la mansión Black, estaban alucinados de poder pasar unos días en un lugar así, jamás en sus cortas vidas habían tenido lujo alguno y aquello sobrepasaba cualquier expectativa.
Estuvo tentada de quedarse en su cuarto esa noche, echaba de menos esa parte de su pasado en la que estaba despertando a un nuevo mundo y no era consciente de lo que en verdad podía conseguir, y allí estuvo Assur para tenderle la mano y darle cariño a su manera. Pero Belcebú era un niño inquieto, y aunque Assur lo mandó a la cama, ella acudió más tarde y se quedó con el pequeño, no quería más incidentes por esa noche. Le contó un cuento, que el niño no pareció comprender porque los valores de justicia, honor y bondad no calaban demasiado en su persona. Se quedaron ambos dormidos y despertaron con los ruidos del desayuno. La casa de Assur estaba preparada para aislarlos del sol así que se levantó con los demás y se sentó a la mesa aunque no comiera nada, era agradable verlos sonreir y parlotear emocionados por la cantidad de comida que había en la mesa.
Paseó sus claros ojos por todas aquellas personaitas que quizás el día de mañana fueran buenos hombres y mujeres o quizás no, se perdieran por el camino, aunque ella intentaría que fuera lo primero.
— No querías hijos... y te he traído treinta. No sé cómo lo hago, pero siempre te meto en aprietos.
El timbre sonó y al poco el ama de llaves les dio el recado a Assur y Hania de que acudieran a la biblioteca. Allí les esperaba la bruja, cubierta de hollín, con el pelo enredado y el vestido lleno de agujeros con olor a azufre.
— Está hecho. He sellado la brecha y nadie os molestará más, podéis volver hoy mismo... aunque el sótano ha quedado hecho trizas.— Miró al vampiro clavando sus ojos oscuros en él.— Ese niño me ha costado un acuerdo con un demonio mayor, ya puedes criarlo bien.Ahora me debéis otro favor. Y recuerda que necesito la piedra lunar cuanto antes.
Esa piedra le serviría para un hechizo que necesitaba hacer en su cruzada personal por acabar con Darkblade el inquisidor que perseguía a Sirius. Últimamente se juntaba con demasiados vampiros para su gusto, ironías de la vida, que al marcharse Xar se codease con los cainitas.
Estuvo tentada de quedarse en su cuarto esa noche, echaba de menos esa parte de su pasado en la que estaba despertando a un nuevo mundo y no era consciente de lo que en verdad podía conseguir, y allí estuvo Assur para tenderle la mano y darle cariño a su manera. Pero Belcebú era un niño inquieto, y aunque Assur lo mandó a la cama, ella acudió más tarde y se quedó con el pequeño, no quería más incidentes por esa noche. Le contó un cuento, que el niño no pareció comprender porque los valores de justicia, honor y bondad no calaban demasiado en su persona. Se quedaron ambos dormidos y despertaron con los ruidos del desayuno. La casa de Assur estaba preparada para aislarlos del sol así que se levantó con los demás y se sentó a la mesa aunque no comiera nada, era agradable verlos sonreir y parlotear emocionados por la cantidad de comida que había en la mesa.
Paseó sus claros ojos por todas aquellas personaitas que quizás el día de mañana fueran buenos hombres y mujeres o quizás no, se perdieran por el camino, aunque ella intentaría que fuera lo primero.
— No querías hijos... y te he traído treinta. No sé cómo lo hago, pero siempre te meto en aprietos.
El timbre sonó y al poco el ama de llaves les dio el recado a Assur y Hania de que acudieran a la biblioteca. Allí les esperaba la bruja, cubierta de hollín, con el pelo enredado y el vestido lleno de agujeros con olor a azufre.
— Está hecho. He sellado la brecha y nadie os molestará más, podéis volver hoy mismo... aunque el sótano ha quedado hecho trizas.— Miró al vampiro clavando sus ojos oscuros en él.— Ese niño me ha costado un acuerdo con un demonio mayor, ya puedes criarlo bien.Ahora me debéis otro favor. Y recuerda que necesito la piedra lunar cuanto antes.
Esa piedra le serviría para un hechizo que necesitaba hacer en su cruzada personal por acabar con Darkblade el inquisidor que perseguía a Sirius. Últimamente se juntaba con demasiados vampiros para su gusto, ironías de la vida, que al marcharse Xar se codease con los cainitas.
Hania Doe- Vampiro Clase Baja
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Localización : perdida entre las nieblas de su mente
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Re: Kiss the sun {privado Assur}
Desayunábamos en el gran salón, no podía evitar esbozar una mueca divertida cuando Hania me comentó que si no quería hijos acaba de traerme 30 a mi casa. No había nada que por ella no aceptara, era irónico, era un maldito monstruo y sin embargo, trataba de complacer a la que no hace demasiado tildé de la vergüenza de mi raza.
Los niños comían con dos manos llenando sus carrillos, seguramente porque hacía mucho no degustaban una comida como esta, Belcebu por contra miraba a todos con el ceño fruncido, no parecía gustarle los bollos recién traídos del horno, ni el chocolate caliente ni el zumo recién exprimido.
Fue entonces cuando la bruja apareció en mi mansión, pidiendo no solo el pago de la gema lunar si no avisándonos de que los críos podían ya regresar a su hogar.
-Bien, ven conmigo -dije dirigiéndome a las escaleras que me llevarían al piso superior, una vez en el despacho abrí la gran caja fuerte con una combinación demasiado sencilla que llevó a la bruja a ladear la sonrisa.
-Podría dejarla abierta y nadie tendría la desfachatez de adentrarse en mis confines para tocar nada que me pertenezca.
El pago se produjo en ese mismo instante, podía ser muchas cosas peor era esclavo de mis palabras y si cerraba un trato lo cumplía.
-Tranquila, Belcebú esta en buenas manos.
Bien sabíamos ambos que no era eso cierto del todo, pero bueno ¿quien mejor para criar a un demonio que otro.
-Dile a Varinael que venga a visitarme, las costumbres no deben perderse y cuando un vampiro llega nuevo a una ciudad debería presentarse ante su príncipe.
Porque sin duda eso era yo en aquel maldito lugar, el hijo de Cain.
Regresé bajo junto a Hania y con los niños, al parecer Belcebú había hecho una de las suyas, un gato que se había colado en la cocina aparecía muerto entre sus brazos, le había sacado las tripas y estaba devorándolo.
La mirada de Hania se centro en la mía cuando me adentre en el lugar y mis ojos resplandecieron en un tono rojizo.
-báñalo -ordené.
Tenía que enseñarle a alimentarse, no podía matar así, ahora era un gato pero pronto empezaría a poblar París de cadáveres y de seguro esas noticias llegarían a Hector y su amado consejo.
Los niños comían con dos manos llenando sus carrillos, seguramente porque hacía mucho no degustaban una comida como esta, Belcebu por contra miraba a todos con el ceño fruncido, no parecía gustarle los bollos recién traídos del horno, ni el chocolate caliente ni el zumo recién exprimido.
Fue entonces cuando la bruja apareció en mi mansión, pidiendo no solo el pago de la gema lunar si no avisándonos de que los críos podían ya regresar a su hogar.
-Bien, ven conmigo -dije dirigiéndome a las escaleras que me llevarían al piso superior, una vez en el despacho abrí la gran caja fuerte con una combinación demasiado sencilla que llevó a la bruja a ladear la sonrisa.
-Podría dejarla abierta y nadie tendría la desfachatez de adentrarse en mis confines para tocar nada que me pertenezca.
El pago se produjo en ese mismo instante, podía ser muchas cosas peor era esclavo de mis palabras y si cerraba un trato lo cumplía.
-Tranquila, Belcebú esta en buenas manos.
Bien sabíamos ambos que no era eso cierto del todo, pero bueno ¿quien mejor para criar a un demonio que otro.
-Dile a Varinael que venga a visitarme, las costumbres no deben perderse y cuando un vampiro llega nuevo a una ciudad debería presentarse ante su príncipe.
Porque sin duda eso era yo en aquel maldito lugar, el hijo de Cain.
Regresé bajo junto a Hania y con los niños, al parecer Belcebú había hecho una de las suyas, un gato que se había colado en la cocina aparecía muerto entre sus brazos, le había sacado las tripas y estaba devorándolo.
La mirada de Hania se centro en la mía cuando me adentre en el lugar y mis ojos resplandecieron en un tono rojizo.
-báñalo -ordené.
Tenía que enseñarle a alimentarse, no podía matar así, ahora era un gato pero pronto empezaría a poblar París de cadáveres y de seguro esas noticias llegarían a Hector y su amado consejo.
Assur Black**- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/09/2016
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