Volviendo a Londres (libre)

habian pasado casi 400 años desde q habia sido convertida en un vastago chupasangre, asi solia llamarme a mi misma cuando senti esa sed insaciable, enloquecida por el cambio tan brusco, y aun mas el trasfondo de su conversion, Enya Clarisse conocida ahora como la Condesa de Vestain regresaba a londres su tierra natal muchos ya no la reconocerian casi todos sus amigos habian muerto por la peste negra de la epoca otros en la guerra e invasiones-

londres no era un lugar seguro, pero seguia siendo una metropolis muy condiciada para los nobles, llega a un castillo con jardines hermosos para asistir a una fiesta donde la mas alta alcurnia de la nobleza se reunia entonces, la noche cayo e hizo su gran aparicion la aparentemente joven rubia-

Goog evening -con un ligero acento ingles, se quita el abrigo elegantemente dejando ver un ligero escote en su busto denotando aquella blanquecina piel, la cual atrajo miradas tanto de hombres como mujeres-

¿Qué estaba haciendo yo exactamente en Londres? Bueno, estaba de paso, simplemente. Aunque no sabía bien el cómo ni el cuándo había decidido ir justamente por aquellos lares que no pisaba desde hacía... Años, bastantes años. La última vez que había estado en Londres fue cuando iba con aquel grupo de gitanos nómadas que decidieron establecerse durante un corto periodo de tiempo allí, justamente allí. Y no me traía demasiados buenos recuerdos, pues fue cuando sucedió todo lo de... Lo de... Bueno, eso.

Anduve por las calles londonienses, sin ni siquiera molestarme en controlar mi carreta, que se había quedado atrás en un lugar bien resguardado de cualquier cotilla que le diera por espiar por una ventana. Pero aquello era más o menos lo que iba a hacer yo en aquel día. Sí, ciertamente.
Me acerqué al castillo, con sus grandes jardines y brillantes luces que provenían del interior, seguramente daban una fiesta. ¿Y qué hacía yo allí? Bueno, pues todavía no lo sabía del todo, pero algo me llamaba mucho la atención, y estaba dispuesta a meter las narices para averiguar de qué se trataba.

El entrar fue lo más difícil de todo, pues había personas controlando quién pasaba por aquella puerta y si eran dignos de entrar o no. Al fin y al cabo, era una fiesta de la más alta sociedad, donde asistían los peces gordos y también las personas más importantes. Así que yo... Era más o menos como una cucaracha en aquel ambiente.
Pese a todo, iba vestida de modo que no se me reconociera de forma tan evidente, aunque no me había dado para robar un abrigo elegante o unos pendientes caros para dar apariencia, sí que había conseguido hacerme pasar por una mujer con cierto prestigio. Lo supe en el momento en que me dejaron pasar sin preguntarme demasiadas cosas. Tan solo tuve que colarme entre las manadas de personas que entraban en tropel por la puerta.

Una vez dentro, me fijé en el castillo. Bonito, muy bonito, pero también muy caro todo. Había grandes lámparas araña colgando del techo, que reflejaban luz dorada sobre todos los asistentes a aquella fiesta. Había banquetes para los más hambrientos y música para que todos pudieran bailar. Bailar, oh, bailar, cómo añoraba aquella acción, aquella palabra.
Sin embargo, me limité a posarme en un aparte de la escena para contemplar, sin ser molestada ni descubierta, qué ambiente se cocía por allí y si podía sacar algo de provecho de todo aquello.
Sino, pues lo tenía bien crudo para que las cosas me salieran bien.

Vi a una mujer que me llamó la atención. Era rubia, y llevaba un vestido muy elegante con cierto escote que dejaba al descubierto de todas las miradas curiosas una piel blanca y sin imperfecciones. Era muy bella, demasiado. Casi dolía a los ojos y todo. Era como si brillara con luz propia.
La miré con curiosidad y, por qué no, cierta admiración.

-Enya sintio una mirada casi de inmediato sobre ella, era insistente, pero no le molestaba al contrario la vanidad de la rubia quizas era uno de sus encantos tomo su abanico de mano y cubrio su rostro dejando ver aquellos ojos algo extraños pero no por ellos dejaban de ser hermosos y unicos las acompañantes de la aparentemente joven la siguieron a cierta distancia, pero la rubia respondio-
No me sigan ... -cerrando un momento el abanico para voltearse y decir- quiero divertirme no q me vigilen! -dijo autoritaria, siguio su camino llegando a un lado de la pelimorena, y susurra a su oido sorprendiendola, se habia movido muy rapido casi imperceptible a la vista humana-
que observas que te parece tan interesante?? -dijo con una voz suave y melodiosa que parecia hipnotizar-

-las miradas necias de la gente seguian sobre ella, Enya solo sonreia con elegancia y cierta sensualidad inocente -
-el olor de la morena se le hacia bastante apetitoso pero no la morderia por moderla estudiaria muy bien a la joven-
Y que te trae por este lugar tan aburrido.... linda??

-ladeaba su cabeza ligeramente, parecia estar jugando con aquella chica, toma dos copas ofreciendole una-
Como te llamas linda??

(lol me observas??)

La gente se amontonaba alrededor de aquella bella mujer que parecía llevar a toda una corte de sirvientes, o más bien de seguidores fieles, detrás de ella. Aunque no parecía necesitarlos demasiado, y casi los miró con desprecio. Aquello me sorprendió, pues yo nunca había tenido un sirviente pero si lo tuviera, lo trataría amablemente. En cambio ella lo dijo casi con aspereza.

Vi que venía caminando hacia mi, con mucha elegancia. Aunque no sentía celos, pensé que realmente parecía de la alta sociedad. Seguro que era una mujer muy solicitada entre las de clase alta.
En un visto y no visto, estaba a mi lado, y se había movido a velocidad sobrehumana. Sí, sobrehumana, lo sabía porque no era a la primera mujer que veía que hacía aquello, había futuros muy oscuros en algunas mentes, futuros corrompidos y borrosos. Pero en aquel momento no me pude concentrar lo suficiente como para advertir qué tipo de persona, o más bien ser, era.

Escuché su pregunta con atención, y agaché la mirada hacia el suelo. Ahora todo el mundo observaba, desde cierta distancia, pero con la curiosidad patente en el ambiente. A ese paso sabrían que no era como ellos en un pispás.
- Yo...- murmuré, en voz muy baja, casi inaudible.- Estoy aquí... Por la fiesta, he sido invitada también, milady.- dije, con respeto hacia aquella mujer. Imponía su presencia, quizás sin querer, pero lo hacía igualmente. Y yo me sentí casi al instante cohibida por ella, y por todas las miradas que teníamos posadas encima.

Miré la copa que me ofrecía con los ojos como platos. Aquel tipo de lujos no me los podía permitir, pero si lo rechazaba en aquel instante, se descubriría todo mi tinglado y me echarían a la primera. La cogí, pero sin embargo, no bebí ni un ápice.
- Indhira, señora.- respondí. De todas formas, el respeto hacia las mayores era común entre mujeres, hombres y viceversa, así que aquello no fue extraño. Realmente le tenía respeto, pero traté de actuar con naturalidad.- ¿Y usted?- pregunté, tratando de ocultar en nerviosismo que me atragantaba y hacía que empezara a ponerme roja, pero roja de verdad.

-Enya sonrie delicadamente, observa el rostro de la joven y era realmente atractivo tenia un aire misterioso en ella q procuraba su atencion al maximo- Mucho gusto Indhira soy Enya Condesa de Vestein acabo de llegar a londres y tu? eres de aqui?? -podia notar cierto nerviosismo en la chica y le susurra muy de cerca-
Vamos tantas miradas sobre mi ... o mejor dicho sobre nosotras me molesta un poco -tomo la mano de la joven entrelanzandola con sus dedos llevandola con ella fuera de ese salon hacia un balcon llamativo con vista al lago del castillo, el luhar estaba iluminado con grandes mechones de hogueras que daban un ambiente calido-

No me trates con tanta distancia tratame de tu, me siento vieja cuando me tratan de usted -rie por la ironia de sus palabras-

Me gusta conocer gente joven con quien compartir y reir... -deja la copa a un lado no habia probado el vino para nada, acerca su mano al cabello de la joven y nota q a pesar de su educacion no pertenecia a aquel circulo de sociedad-
Cuentame como lograste entrar sin ser notada? mmm?
-se coloco rapidamente detras de ella diciendole al oido- no vayas a huir no dire nada a los guardias
-el perfume de la rubia emanaba algo q atraia a la gente pero era su propia esencia, su especie tenia ese caracter natural-
-vuelve al frente de ella y toma su mento acariciandolo apenas- tienes una piel calida y suave -sus manos estaban frias como el propio hielo, sus ojos casi blancos y grises a la vez tenian un brillo enigmatico, derrepente sus dedos acarician los tuyos y le responde-
Te envidio... realmente que si... -sonrie-
eres tan joven y hermosa y tan fragil a la vez ...

Su sonreír era bonito, parecía que la habían educado como una de aquellas princesas con las que solía jugar de pequeña, aunque las mías eran de ropa, sin ojos y con el pelo revuelto. En cambio, ésta era de pelo despampanante, ojos increíbles y, por supuesto, de carne y hueso.
Sonreí un poco cuando se presentó, y, tal y como pensaba, era una persona importante. ¡Vaya que no! Nada más y nada menos que una condesa.
- Soy de Noruega, en realidad, pero me estoy asentando en París.- dije con una leve sonrisa, que no se decidía a asomarse del todo por mi cara.
Algo me decía que Enya, además de ser hermosa, también era poderosa. No me refería al poder político, no, otro tipo de poder mucho más profundo y, quizás, también oscuro.

La seguí sin decir ni mu, pero aliviada de deshacerme de todas aquellas miradas penetrantes, casi acusadoras, que me ponían literalmente los pelos de punta.
Así fue, que llegamos a un balcón. Era realmente precioso, pues las hogueras que estaban aquí y allí le daban un toque de lo más... Acogedor, y a la vez salvaje. El ambiente no estaba nada mal, no podía negarlo.

Asentí cuando me dijo que me tratara de tu.
- De acuerdo, entonces de tu te trataré.- dije, algo más tranquila y relajada. Me apoyé levemente sobre la baranda de piedra, adornada con motivos, para descansar mi peso allí durante unos instantes. Fui a contestar su pregunta, sin embargo, lo siguiente que dijo me dejó constancia de que ya sabía que yo no pertenecía a la alta sociedad ni tampoco a la realeza. Quizás no me había ocultado lo suficientemente bien.- Bueno... Tan solo pretendía ver que ambiente había por aquí dentro, pues normalmente a los gitanos no se nos permite entrar a estos sitios.- dije, en voz baja, mirando hacia un punto inconcreto de la pared.

La miré sorprendida cuando me dijo que no llamaría a los guardias, pues normalmente una persona de su cargo lo haría sin dudarlo un instante. Vaya, Enya empezaba a caerme bien, empezaba, pues todavía no la conocía lo suficiente como para decidir.
- ¿En... Envidiar?- pregunté, abriendo los ojos cual naranjas.- Pero si tu eres... La envidia de todas esas mujeres de ahí dentro. ¿Has visto como te miraban?- incluso el tacto de su piel era fino y ligero, como si fuera el de una pluma.

-sonrie ante las palabras de la joven con cierta nostalgia, le dice- sabes hay cosas que nunca podre tener de nuevo y que solo tus las tienes .... -cuando escucha que es de noruega le dice- mm asi que eres de noruega vaya el mundo es pequeño... yo vivia en Noruega mi difunto esposo era de alla me vi obligada a irme con el a ese pais tan frio y vivi un tiempo ahi... solo que extrañaba mi hogar.

Paris... me encanta esa ciudad es de lo mas hermosa y llena de diversion -hablaba con cierto entusiasmo de esa ciudad, casi al mismo tiempo puso cara de fastidio pues recordo una mala experiencia amorosa que habia sufrido en esa ciudad-
Pero tambien esta llena de oportunistas... -sonrie nuevamente con cortesia-
oh? eres gitana? muy interesante entonces puedes ver el futuro de toda esa gente codiciosa y asquerosa que se encuentra en ese salon??
-los miro por un momento con desprecio cerrando sus ojos claros con aquellos parpados delicados-

Te ocultaste bien los guardias no han notado q no eres una invitada ... cuentame como hiciste para burlar la seguridad??
donde esta el campamento de los gitanos? me encantan sus ferias son tan unicas llenas de misterios y tesoros pequeños como tu -rie con coqueteria, la joven rubia era realmente juguetona, muchos tendian a confundir su actitud liberada, nadie sabia exactamente con que intencion lo hacia si era por jugar o porque buscaba mas-
-Enya hacia muchas preguntas hasta parecia una niña queriendo descubrir de todo-

Sus palabras me intrigaron. Cabía la posibilidad, remota, pero podía ser, que también fuera una de ellos... Sí, me refería a esa gente que tenía poderes, los sobrenaturales. Pero no se lo iba a preguntar, puesto que si era una humana normal que tan solo iba un poco perdida por la vida, me tomaría por una loca. Prefería callarme aquellas cosas para mi misma y averiguarlas con el paso del tiempo. Si no me iba a delatar, tenía un rato antes de marcharme, así que podría conocerla bien y juzgar.

- El mundo es un pañuelo.- sonreí al escucharla, pero lo de su difunto marido me dejó un poco descolocada, habla de ello como si no le diera demasiada importancia. Aunque quizás le había sucedido algo que hizo que ella empezara a odiarle. Tampoco sabía de su vida privada. Me quedé pensativa, mirando más allá del balcón, hacia los jardines que se extendían a lo largo y ancho de la vista, y en los pequeños puntos de fuego que estaban salpicados por allí y por allá.- Cierto, es una ciudad muy viva y jovial, un lugar perfecto para la gente que desea pasarlo bien.- comenté.

Ante su pregunta sobre si era gitana y lo de la adivinación, giré la cabeza hacia ella con interés, y miré a todo aquel gentío; algunos seguían observando. Los más fieles, seguramente, los que nunca se podían despegar de su señora.
- Podría.- sonreí un poco, y me miré los pies.- Pero debería tener contacto con ellos por la mano o al menos un tarot que me sirviera. De todos modos, y sinceramente, la mayoría no me interesan.
Del todo cierto. No quería saber de aquellas personas tan arrogantes y soberbias que vestían de forma elegante y despreciaban a las personas inferiores económicamente a ellos.

- Bueno, no ha sido difícil. Unos arreglos por aquí, unos arreglos por allí... Un poco de maquillaje y buenos modales.- le expliqué, y acto seguido dirigí mi mirada hacia ella, abriendo un poco la boca.- ¡No quiero decir que todos sean así!- dije, tratando de explicarme, pues no quería que ahora se enfadara conmigo por un malentendido.- Pero los guardas no dan demasiada importancia a quién pasa mientras tenga la etiqueta adecuada.- suspiré por lo bajo. No estaba acostumbrada a tratar con aquel tipo de personas, y menos a estar en aquel ambiente tan... Sofisticado. Yo prefería el calor de una hoguera, música alegre, bailes y carpas. Esa era mi forma de pasarlo bien, con mis amigos, no con un puñado de desconocidos.
Pero la curiosidad me había podido aquella vez, y ahí estaba.

-la mirada de la pelimorena se volvio un tanto mas curiosa ahora podia notar cierto interes en ella, que despertaba el suyo propio- si realmente el mundo es muy pequeño ... nunca sabes las vueltas que dara el destino -se acomodo el escote de su vestido pues era bastante revelador, era un vestido bastante a la moda para la epoca, una de sus mucamas de compañia quiso acercarse ayudarla y a lo lejos la detuvo con una seña de sus manos y desde ahi dijo- yo puedo sola no me crean inutil

-pudo haber sonado odioso de su parte, pero aveces se cansaba de tanta servicialidad y tanta sobreproteccion por asi decirlo-
Disculpa aveces me canso de tanta atencion por muy raro que parezca...

Para no ser parte de la nobleza lo haces muy bien.. creo q puedes aprender muy rapido -diciendolo con doble intencion , pero aun no revelaria cuales eran esas intenciones-
Te gustaria acompañarme fuera de este lugar? quizas escabullirnos de los servientes y hacerlos correr por ahi buscandonos?? -rie traviesa-
y salir a jugar en lo mas profundo de los jardines? -habia comenzando a sonar la musica el baile habia comenzado el intento de un par de caballeros para invitar a las dos damas en el balcon fue frustado por los sirvientes de la Condesa tomo de la mano a la joven aprovechando la distraccion del momento-

vamos ... !

Asentí ante sus palabras. Totalmente de acuerdo, puesto que el mundo se podía hacer realmente pequeño si uno lo quería y pasaban cosas sorprendentes cuando menos te lo esperabas. Pero eso era exactamente la vida, y se debía aprovechar cada instante al máximo, como por ejemplo, haciendo algo así como... Colarse en una fiesta de la alta sociedad.
Sonreí, eso mismo estaba haciendo yo. Arriesgarme era una parte muy emocionante que no podía faltar en mi vida, pues la adrenalina del momento era una de las sensaciones más increíbles que había.

Observé como se ajustaba el bonito vestido con gran escote, para algunos seguro que resultaría demasiado atrevido, demasiado provocador para una mujer que no estaba ni siquiera casada.O quizás sí, que sería todavía peor.
Pero rechazó la ayuda de sus sirvientes, así que también me quedé al margen porque quizás quería hacerlo ella sola. A una le gustaba hacer cosas por si misma también, tan solo era una suposición, pero podría ser eso.
- Lo entiendo.- dije, aquello afirmó lo que yo había supuesto.- Tanta atención al final resulta... Pesada, supongo.- ladeé un poco la cabeza.
En aquellos momentos me sentía bastante a gusto con Enya, pues era una mujer que, no decir que se parecía a mi, tan solo era más cercana que el resto.

- Yo... Bueno, gracias. Me enseñaron de pequeña, los modales y etiqueta son algo importante en este tipo de sociedad.- dije sonriente. Aunque era realmente cansino tener que estar todo el día fingiendo ser esto o aquello para que la gente se acercara. Principalmente, lo necesitaba para poder ganarme la vida.

La miré y me reí ante aquella proposición que me hizo. Parecía realmente divertida e interesante, así que no pude negarme a semejante acción. Cuando vi que se nos acercaban dos hombres para pedirnos un baile, sentí un tirón en el brazo y oí seguidamente la voz de Enya.
Sin dudarlo más, y riendo, eché a correr detrás de ella, pasando a través de un mar de faldas acolchadas y de sombreros de copa, directamente hacia la puerta que daba a los jardines.
- ¡Cuidado, cuidado!- iba diciendo, entre carcajadas, mientras nos escurríamos por allí como un par de chiquillas traviesas.

-enya corria mas que divertida sus cabellos al correr se salian de lugar dejando ver un aire algo desaliñado quizas salvaje en su rostro pero no menos atractivo- corre corree!! no te detengas! -entre risas y carjadas, sintiendose tan libre como hacia mucho que no tenia ese sentimiento-
siguio corriendo hasta llegar a unos arbustos ; sintio rapidamente que uno de sus escoltas estaba siguiedola-
-halo a Indhira con ella y se coloca un dedo en los labios diciendo- shh

-ahi inmovil escondondida pudo ver mejor y mas de cerca aquella chica tenia hermosos ojos oscuros, el silencio solo era roto por aquellas hogueras quemandose, y la voz del escolta gritando Lady Vestein!! dondee esta!!??????
-una y otra vez pasaron por el lugar pero la rubia solo contemplaba en silencio a la gitana-

Una vez sin sentir peligro alrededor le dijo- caminamos?? -pero parecia no querer moverse del lugar, para enya parecia haber descubierto un tesoro inigualable en aquella morena-

-a pesar de haber corrido tanto y de su aspecto algo desaliñado, su tez no parecia haberse agitado, su rostro no se veia rojo, no respiraba entrecortado, si no fuera porque su cabello se habia alborotado cualquiera diria q acaba de arreglarse-

... odio que me sigan a pesar de q siguen mis ordenes no me dejan a sol ni sombra ...

Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien, y también que no corría de tal modo, menos aquella vez... Sí, aquella vez que tuve que robar un pan en el mercado y salí corriendo como alma que lleva al diablo para que no me atraparan. Terminé hecha polvo, pero me comí un pan caliente y recién hecho, así que valió la pena.
No me detuve, no, seguí corriendo detrás de Enya mientras me reía, y algunas personas se nos quedaban mirando sorprendidas cuando pasábamos rozando sus faltas o por debajo de unas manos entrelazadas de manera formal.

Uno de los escoltas, al parecer, había conseguido seguirnos a pesar de la forma en la que habíamos corrido, así que terminamos por escondernos detrás de unos matorrales bastante tupidos, o al menos lo suficiente como para ocultar nuestra presencia a aquel hombre serio y robusto.
Era lo que menos me gustaba de aquellos hombres, no dejaban espacio para respirar y eran serios como una mala cosa, pero al fin y al cabo, era su trabajo.

Observé a Enya, tan bella como si no hubiera estado echando una carrera hasta los jardines, y vi que me miraba con... ¿Curiosidad? Sí, quizás curiosidad en los ojos. Seguimos allí unos instantes hasta asegurarnos de que el escolta se había ido a otra parte a buscar a la condesa y su acompañante desaparecidas. Bueno, seguramente tan solo a la condesa, pues yo no importaba demasiado para ellos.

- Claro, vamos a andar un poco a ver si recupero el aliento.- sonreí divertida. Salimos de detrás de los arbustos y empezamos a caminar por los jardines, pasando desapercibidas entre las personas que estaban ahí fuera, y, por suerte, eran pocas.
Les sería difícil encontrarnos en aquellos momentos, pero un rato de paz no venía para nada mal, lejos de toda aquella sociedad snob.
- Creo que solo intentar protegerte, pero a veces se sobrepasan un poco con su trabajo. En fin, están entrenados para hacer eso. Sí que debe ser algo pesado, pero ahora tenemos un tiempo de tranquilidad.- comenté, amablemente.
Había oscurecido rápidamente, y las sombras amparaban nuestras figuras en la oscuridad de forma que no fuéramos personas fáciles de encontrar. Pese a todo, alguna gente nos observaba con curiosidad. Debía de llevar unos pelos... En fin, había sido divertido.

-se levanto saliendo de los arbustos sus cabellos estaban llenos de hojas intentando sacarlos lo que hacia era alborotarse esos hermosos hilos rubios q enmarcaban su rostro, se voltea hacia la morena- Dejame ayudarte -con una sonrisa en sus carnosos labios se acerca a Indhira sacando las hojitas del cabello de esta, le acomodo delicamente la manga del vestido subiendola y cubriendo esos hombros bronceados besados delicadamente por el sol-

-luego de eso camino suavemente- vaya q divertido jajajaja -riendo mucho; la gente q habia visto a las chicas correr seguian comentando la situacion habian sido el centro de atraccion-

sabes mañana puedo imaginar los comentarios en el centro la condesa de Vestain provocando revuelo y su compañera quien seria??? -rie- pequeña acabas de hacer noticia -le dice tomando luego asiento en una fuente hermosa e luminada por la luz natual de la luna, siente la brisa acariciar su rostro y vuelve a mirar a la morena-
Aqui es todo apariencias y lo peor de todo es que ellos hacen cosas peores que estas -un tono de decepcion se escucho de sus labios al terminar esa oracion- Cuerda de hipocritas interesados...
Indhira... te gustaria ser mi acompañante .. no seras mi empleada ni mucho menos aceptar ordenes de mi parte eres completamente libre de hacer lo que quieras solo... quiero tu compañia... mis damas de compañia son entrenadas y solo quieren cumplir la etiqueta y eso me aburre de sobremanera.

Realmente me agrada mucho tu compañia eres diferente y enigmatica nada comun -el interes sobresalia en su expresion.-

La cuestion es que detesto tanta etiqueta que me arte de siempre lo mismo ...

Dejé que me ayudara a quitarme las hojas del pelo, pues lo tenía lleno de ellas y no podía quitármelas todas, así que una ayuda no me iba nada mal. Mientras tanto, le quité yo una de su pelo, con cuidado de no despeinarla, mientras me reía.
- Que pelos... ¡Que pelos!- dije con una sonrisa divertida. Agradecí su ayuda, realmente Enya me caía bien, era una de las mujeres de alta sociedad que mejor me caían, principalmente porque la mayoría del resto eran... Bueno, un poco de aquella forma que podría decirse.

Empecé a caminar a su lado con tranquilidad, pues no había prisa y podía disfrutar de una noche calmada, con una buena compañía. Además de que una media luna brillaba bonita en el cielo, rodeado de estrellas.
Sonreí ante lo que dijo.
- Oh, sí, desde luego. Saldrás en primera portada de varios periódicos.- dije, totalmente en serio, puesto que los redactores estaban en todos lados y tenían oídos hasta en Cancún, así que no se les pasaba ni una por alto.
Abrí los ojos un poco más de lo normal.
- ¿Yo?- pregunté, alzando las cejas.- Nah, no creo... Yo soy de segundo plano, prefiero que sea así.- dije, puesto que no me gustaba llamar la atención de ninguna forma, prefería pasar desapercibida entre la multitud sin destacar, era más seguro. Sobretodo teniendo dones.

Me senté a su lado en el borde de la fuente, rozando con los dedos la superficie del agua, donde nadaban algunos peces rojos y pequeñitos. La fuente estaba tranquila y solo se movía el agua cuando un poco de viento pasaba por allí rozándola. La luna se reflejaba en ella de forma elegante.
- Cosas peores... No se por que pero ya me lo esperaba.- dije poniendo los ojos en blanco durante un instante. Sí, la sociedad en general podía guardar secretos muy sucios, demasiado enterrados para que alguien los sacara a relucir.

- ¿Ser tu acompañante?- pregunté, sorprendida.- Bueno, no lo sé, Enya. Lo cierto es que viajo mucho y nunca me estoy más de dos semanas en un mismo sitio, además de que estoy con... Varios gitanos más. Pero podría darte el número de mi carreta y puedes venir cuando quieras, avisaré a los compañeros de que puedes entrar.- le propuse. Torcí la cabeza a un lado y la miré.- Ya sabes, para cambiar un poco de aires.

-sonriendo ante los gestos de aquella joven morena, al ayudarla a arreglarse el cabello, le dice en voz suave y melodiosa- gracias ... -asiente con su cabeza ante los comentarios de la sociedad y sus secretos mas oscuros, era muy cierto solo un pequeño circulo se salvaba de caer en las atrocidades de la sociedad mas "respetada", ella misma conocia de ello, y de alguna manera ella era parte de esa verdad tan sucia su propia condicion lo era aun asi le gustaba salir de los estandares-

Indhira no soy una mujer comun y corriente... y quizas me parezco un poco a los gitanos en ese sentido ... nunca permanezco mucho tiempo en un lugar ... realmente no me conviene.... pero esta bien dame el numero de tu carreta y donde quiera vayas quizas te visite -le guiña juguetonamente y rie mordiendose el labio inferior-

En unos meses me voy a Paris si llegas ir buscame en el Château de Fontainebleau dare la orden para que te dejen entrar cuando quieras -se saco los pendientes de perlas regalandoselo a la joven- toma para ti y no acepto no por respuesta usalos cuando me vayas a visitar en paris mmm otra cosa cambiemos de vestidos !!! -riendo la halo de nuevo hacia mas alla de la fuente donde nadie las pudiera ver-

sacate el vestido y yo sacare el mio y nos intercambiaremos la ropa y cuando me visites llevaras todo este conjunto puesto y automaticamente nos reconoceremos -diciendo medio divertida la rubia- y yo estare usando ese vestido q llevas puesto que te parece mi idea?? mm?? -los ojos de la rubia se notaban expresivos y radiantes la luz de la luna les daba un brillo mas glamoroso-

Estaba observando la fuente de agua tranquila, pues me parecía interesante, y además podía observar igualmente el reflejo de Enya desde allí. Se veía de una forma realmente interesante, y algo en ella parecía cautivador. No me extrañaría descubrir que tenía a una cola de hombres detrás suya esperando para ser reconocidos como caballeros que eran, o, al menos, lo creían.

Ladeé un poco la cabeza al escucharlo que me dijo de que ella no era normal y corriente. ¿Por qué mis sospechas sobre su mortalidad eran cada vez más elevadas y no al revés? Bueno, me estaba dando todas las cartas para pensar que ella también formaba parte del gran mundo sobrenatural que se escondía detrás de una aparente tranquilidad Británica.
- De acuerdo, es la carreta número 6789, podrás distinguirla porque es de color verde... Bastante chillón, sí.- no pude evitar sonreír un poco al pensar en mi agradable y también alegre carreta. Mi hogar.- Estaré encantada de que te pases por allí cuando tu quieras, la compañía siempre es bien recibida.- dije alegremente. Excepto, claro, cuando venían de buenas primeras con intenciones escondidas.

Asentí a sus palabras y apunté mentalmente el lugar que me decía.
- En el Château de Fontainebleau, de acuerdo, entonces ahí te buscaré.- respondí, haciendo un rápido recorrido en mi mente por las calles de París. La miré sobresaltada cuando me tendió aquellos pendientes tan caros. Seguro que habían costado muchísimo, pero sabía que no me serviría de nada replicar. Los cogí mirándolos, alucinada.- Muchas gracias.- dije. Me reí al escuchar lo de cambiarnos los vestidos, sonaba divertido, pero necesitábamos un lugar algo más privado para poder intercambiar ropas.

Y dicho y hecho, en nada estábamos detrás de aquellos matorrales.
- ¡Como si fuera una seña para reconocernos!- dije ilusionada. Se me iluminó la mirada y asentí alegremente.- Vale, vale, me parece una idea estupenda, es la primera vez que hago algo así con nadie. Es emocionante.- corroboré.
Empecé a quitarme el vestido para cambiarlo con ella. Hacía un poco de frío, pero nada insoportable.

-sonriendo muy divertida, comenzo a quitarse el vestido, que de por si muy vaporoso, descubrio su cuerpo blanquecino, riendo, solo se veia su ropa intima muy delicada de color blanco un corset muy ajustado que resaltaba su figura natural, te entrega su ropa-

Toma... esto sera de lo mas divertido... me ire a casa caminando jajaja no regresare en el carruaje... es mas q tal si me llevas a tu campamento?? quiero conocerlo -la mirada aventurera de la rubia parecia la de una propia niña-

-se acerca a ti ayudando atar el corset del vestido se pone detras de ti y comienza atarlo con delicadeza y cierta firmeza para ajustarlo, la prenda de ropa hacia resaltar aun mas la figura de la morena-
Vaya te queda muy bien -luego se coloca el vestido de la gitana, le quedaba un poco mas ajustado que el anterior pues la rubia era un poco mas voluptosa-

Entonces que dices me llevas?? y me muestras como se hace una verdadera fiesta no como estas que son aburridas y mas de lo mismo.
-le toma las manos aun ansiosa, a pesar de haber recorrido el mundo durante muchos años no habia llegado mas alla, esta vez romperia sus propias barreras-

Esperé a que también se quitara el vestido, y mostró un bonito cuerpo con un corsé que le resaltaba todavía más la figura sobre sus finas curvas. Vi como se reía y sonreí contenta, parecía que le hiciera gracia aquello, aunque tenía que admitir que yo también me lo estaba pasando de miedo.
Cogí su ropa para sujetarla y me la puse con cuidado de no romper por ningún lado el vestido, pues me daría mucha pena, era demasiado bonito. Casi me sentía mal por ponerme aquella prenda que quedaba totalmente fuera de sitio en mi. Me sentía muy, muy rara.

Me reí al escucharla.
- Tus escoltas deben ir como locos buscándote, dejemos que jueguen un rato más al escondite.- bromeé con una sonrisa divertida. Parecía que volviera a tener los diez años, en aquella edad que me dedicaba a hacer travesuras todo el tiempo y me burlaba del mundo como si nada. Sí, por aquellos tiempos, era muy feliz. Ahora no se podía decir que lo fuera tanto. Por eso los momentos como ese eran valiosos.- ¿A mi campamento? ¿Al campamento gitano?- pregunté sorprendida.- Claro, no hay problema.

Dejé que me ayudara a ponerme el vestido. Anda que no apretaba ni nada el corsé a pesar de que lo ataba con cuidado. Supuse que era así, aunque tenía mucho escote y dejaba ver más carne de la que solía mostrar yo.
Sonreí agradecida a Enya.
- Gracias.- dije. Miré como se ponía mi vestido y le bajé un poco las mangas bombacho para que quedara mejor, pues su figura era algo más voluminosa que la mía.- Así mejor, ahora está completamente perfecto.

- ¡Claro! Te enseñaré lo que es una fiesta de verdad con bailes divertidos, música de la buena y todo lo que quieras.- dije riendo. No tenía que preocuparme por que me tomaran por una persona de la alta sociedad, puesto que por allí ya me conocían bastante bien y sabían quien eran. Más o menos como una gran familia. Le estreché la mano.- Pues entonces tomemos rumbo al campamento gitano y vamos a pasarlo bien.

-arreglaba a la joven gitana con delicadeza como si se tratara de una muñeca de porcelana, termino por colocar los ultimos lazos del vestido, y dijo- perfecto te ves espectacular te sienta muy bien el traje ... -arreglo su cabello rubio soltandolo un poco en la parte de atras dejando q ciertos rizos adornaran su rostro y hombros-

que sigan buscando entonces, que hagan su trabajo -riendo por su travesura- es su deber "cuidarme" aunque realmente no lo necesito -dijo poniendose en frente a ella- entonces Milady la sigo -le reverencia y le guiña un ojo, con ese tono picaro y jugueton de su personalidad-

-siguio aquella joven, muy interesada en conocer esa vida tan misteriosa que llevaban los gitanos, y conocer sus fiestas su manera de tratarse, ella queria entar aunque sea un momento en ese mundo, deseando liberarse de las ataduras sociales a las q tenia q estar sometida solo un nombre un status-

-los guardias por otro lado seguian buscando preocupados a la Rubia, mucho revuelo se armo en la entrada de aquel palacio tanto asi fue la situacion que los guardias terminaron por sacar a los escoltas del lugar , mientras tanto enya seguia ansiosa los pasos de la gitana, presientiendo que la llevaria a sumergirse en mundo de aventuras y secretos-
-una gran sonrisa se mantuvo dibujada en sus carnosos labios, la luz de la noche seguia viva, apenas era media noche el momento de la cumbre para Enya-


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