Entre miradas <Ayris C. Richards>

por **Donovan O'Mallon** Mar Dic 07, 2010 5:39 pm

Le gustaban las obras de teatro como a cualquier otro hombre que apreciara el arte y la lírica juntos; se había puesto un traje de color verde-olivo con una camisa de pequeños olanes en las mangas, su cabello peinado hacia atrás con algo parecido a una pequeña coleta, los hombres con cabello largo eran mal vistos... siempre y cuando no fueran de clase alta, ya que si ese era el caso se veía con porte y elegancia.

Tomó su lugar en el palco privado que había adquirido, le gustaba mirar las obras sin ser el el observado, sin embargo había dado la orden de que si era necesario le dieran el puesto vacío a alguien... finalmente esperaba que alguien llegara, la llamaría.

Llegó antes de que la obra comenzara por lo que podía ver quienes ocupaban los lugares de las plazas de abajo, podia ver sus gestos, oir sus susurros sus risas, oler ese dulce aroma que desprendían sus cuerpos.

-Ven a mí, solo eso necesito esta noche
Fué un solo pensamiento, no quería manipular a nadie, quería que esta vez el destino fuese el que jugara las cartas y las colocara sobre la mesa, ¿habría alguien destinado para el esta noche?, eso estaba a punto de descubrir.

por **Ayris C. Richards** Sáb Ene 29, 2011 2:30 pm

Aquella noche era mi día libre en el teatro. En la obra que estrenaban no salía yo, había llegado hacía pocos días, por lo tanto me asignaron la obra que estaban reescribiendo, era un nueva adaptación de Romeo y Julieta, y en ese caso, yo actuaba como Julieta. Ya me sabía todo el papel, y esa era la razón por la que el jefe, decidió darme como premio, "un merecido día libre como espectadora en una obra más antigua", yo le sonreí con agradecimiento falso. Un día libre, y resultta que tenía que quedarme encerrada en el teatro, él estaría vigilándome, seguro, por eso tuve que aceptar a duras penas.

Me puse el viejo vestido de mi madre, era blanco, señal de pureza, y de manga corta; la parte de arriba se apretaba igual que un corsé, sujetado por detrás con unas tiras de seda negra que finalizaban en un lazo. La parte de abajo era ancha, por los efectos de un precioso cancán. El vestido era bastante largo, llegaba más allá de los pies, donde se arrugaba ligeramente.

Cuando caminaba, el vestido se arrastraba elegántemente por detrás de mí. Llegué a la entrada, dónde un chico de mi misma edad me esperaba con el brazo tendido para llevarme a mi lugar elegido por el jefe. Subí por unas escaleras que llevaban a los palcos mayores, supuse que ahí sería donde Armand, mi jefe, habría solicitado su lugar para mí. El joven abrió las cortinas de un palco privado y me hizo entrar, para después hacerme un gesto a modo de despedida y marcharse corriendo. Me di la vuelta, dispuesta a sentarme en mi lugar, cuando descubrí que no estaba sola. Allí había un muchacho sentado en su lugar y, a su lado, un asiento libre. Palidecí de repente, el jefe me había asignado un palco privado que encima estaba ocupado. Carraspeé, intentando atraer la atención dell joven muchacho. -Perdone, creo que me asignaron un lugar junto a usted.- informé en voz baja. -¿Le importaría que me sentara en el puesto libre de su lado, monsieur?- pregunté, temerosa de que se negara en rotundo y tuviera que irme a otro lugar.

por **Donovan O'Mallon** Dom Ene 30, 2011 9:14 pm

Miles de aromas, todos similares no había ningún matíz diferente que brillara entre tanta simplicidad, no era que hubiese decidido renegar de la sangre humana, no eso jamás... pero ¿qué no había algo capaz de saciar aunque fuera solo la mente de un demonio empedernido?.

Se acomodó en el asiento recargando su codo en el sosten de la silla para luego posar su mejilla en la palma de su mano con actitud un tanto despreocupada, aburrida pero a la vez... con porte y seducción. Miró a todas esas pequeñas hormigas de vivos colores saludarse unas a otras, quichichear y abanicarse, cerró los ojos a la espera ¿Llegaría?.

Cual pintor que celebra la llegada de la inspiración abrió sus verdes ojos haciendo que por un segundo, brillaran de emoción, percibió un nuevo aroma; humano si, pero con un perfil diferente sabía lo que era había guardado esa sutileza en su recuerdo y ahora cobraba vida de nuevo ¡Oh, si el angel caido iluminara con su sonrisa, París se hubiese visto de día en plena noche!.

-Perdone, creo que me asignaron un lugar junto a usted ¿Le importaría que me sentara en el puesto libre de su lado, monsieur?-

Dulce melodía la que irrumpía en su espacio acompañada de la más original de las fragancias, fingió cual galante caballero que se coloca su máscara para asistir al baile y no ser descubierto y giró su rostro hacia la dama levantandose de su asiento.

-Bienvenida Señorita, esta bien, di la orden para que el palco fuera ocupado por alguien más... aunque si mi presencia ha de molestarle, arreglare las cosas para que atinen a darme otro.
Hizo una reverencia extendiendo su mano hacia el asiento, indicandole que podía ocupar el que más le gustase.

por **Ayris C. Richards** Lun Ene 31, 2011 7:37 am

Ver a aquel muchacho, porque parecía demasiado joven para ser un hombre, sentado de espaldas a mí, en posición despreocupada, me aceleró el corazón. Me aparté los mechones de cabello que se habían liberado del alto recogido que lucía esa noche, y me los puse detrás de la oreja, en un acto de nerviosismo. No se por qué me extrañaba que el jefe me hubiera dado lugar en un palco privado ya ocupado, él era así, contra menos dinero perdiese y más ganase, mejor. Cerdo machista y tacaño, pensé. Por eso el mozo que me acompañaba se había ido con tanta prisa, sin dirigirme la palabra ni darme las "buenas noches", como cualquier mozo educado haría.

Me mordí el labio inferior con nerviosismo, a la espera de una contestación por parte de él. Cuando pareció que finalmente había escuchado mis educadas palabras, se giró, en movimientos gráciles y suaves, cual pantera acechando a su presa; me puse aun más nerviosa. ¿Quién me mandaría a mí, aceptar tan amable petición por parte dell jefe, una noche libre de actuar?, si no hubiera aceptado, en ese mismo momento estaría ensayando el papel junto con los demás actores y actrices, esa era la razón. No era que me desagradara mi trabajo, al contrario, pero cuando ya llevas mucho tiempo encerrada en un teatro, sin salir a la luz del sol, te apetece cualquier cosa con tal de marcharte y salir libre de allí.

Me dio la bienvenida, buen y amable caballero. Y me informó de que dio la orden de que el palco fuera ocupado por alguien más. Añadió que arreglaría las cosas para que le asignaran otro, si me molestaba. Negué con la cabeza. -Oh, no, por favor. Me... me encantaría compartir el palco con usted, muchísimas gracias caballero.- le sonreí con timidez y agarré los bordes de mi vestido, para hacer una educada y honesta reverencia, justo después de que él hiciera la suya. Me dio a elegir asiento y ocupé el que había estado vacio hasta ahora. Observé al chico, tenía cierto aire de... Bah, no puede ser. Me fijé en sus ojos, de un precioso color verde, hipnotizaban. -Entonces... ¿hizo llamar a un mozo para que alguien ocupara un lugar libre justo a usted, monsieur?- pregunté, con un cierto aire divertido en mis ojos. Decidí presentarme, no era de demasiada buena educación que hablara con un desconocido sin antes saber su nombre y viceversa. Carraspeé para que mi voz dejara de sentirse como de lija. -Yo soy Ayris, Ayris Richards Salvatore; encantada de conocerle.- otra sonrisa tímida apareció por mis labios, haciendo que las comisuras de mi boca se elevaran ligeramente hacia arriba.

por **Donovan O'Mallon** Jue Feb 03, 2011 9:48 pm

La miró mientras caminaba hasta su asiento, esperó y volvió a hacer una ligera reverencia ante la dama, sonrió de lado ocultando tras su máscara la locura que embargaba a su mente a causa del aroma tan diferente que despedía aquella fémina, sus recuerdos volaron ¡Oh querido! ¿Cuántas veces no te embriagaste con ese dulce sabor y dejaste libre a tu mente en un frenesí de ilusiones por ese aroma?... Millones.

-Me alegra escuchar eso, aunque sientase en la libertad de correrme si llego a hartarla
Sonrió de nuevo al levantar la cabeza y caminar hacia el asiento que minutos antes había ocupado, ladeo la cabeza para mirar a su acompañante y dirigir toda su atención a lo que de su hermosa boca salía, claro ¿puedes enfocarte solo a una cosa? no, no eres capaz de ello.

-La dueña del teatro es... vieja conocida mía, este palco en si me pertenece, sin embargo la obra de hoy promete ser buena y... los lugares no suelen ser suficientes.
Quizás no respondió la pregunta, quizás la dejó con más dudas pero simplemente se limitó a no dar mas explicaciones.

-Donovan O'Mallon, a su servicio madame Richards
Se levantó de nuevo posandose frente a la dama, inclinandose en reverencia y tomando su mano para depositar un beso en el dorso de la misma mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro.

-El placer es todo mío... Me gustaría brindar por el nuevo encuentro, ¿le gustaría beber algo?
Volvió a erguirse colocando una mano detrás de su espalda mientras que con la otra hacía un ademán acompañando sus palabras

por **Ayris C. Richards** Jue Mar 10, 2011 5:42 am

Me pareció extraña la expresión del caballero, aunque ni hice ni comenté nada al respecto. Yo era una buena dama educada, y no pretendía comentar algo fuera de contexto. Ya había visto esa expresión antes, y retornó la misma sensación que había tenido antes: la de la pantera acechando a su presa. Aunque sacudí ligeramente la cabeza y dejé de pensar en eso. Me senté, con un movimiento grácil que le impidió a mi vestido moverse de su sitio, tal como yo quería. -Oh, no, tranquilo, no creo que su presencia me moleste a mi, es más, ¿no le molestará a usted la mía?- pregunté con sinceridad, esperando que la respuesta no hiciera hecharme a correr a por el mozo y a por Armand.

El muchacho volvió a ocupar su asiento luego de que lo hiciera yo y hizo un esfuerzo por contestarme, su respuesta fue vaga y no demasiado satisfactoria. Aludió a una mujer conocida suya, la dueña del teatro, de la que yo no tenía presencia ni suerte de conocer. También añadió algo que me dejó cada vez más ofuscada, aquel palco era suyo, ya me oiría el jefe, aunque me costara el puesto en la obra, lo que no podía ser era darme un día libre así de... inesperado. -Entiendo.- fue mi única contestación al respecto, él no dio detalles. Yo tampoco. Sería con él como él fuera conmigo. Esperaba que no fuera con ninguna mala actitud, no me gustaba enfadarme delante de caballeros, y mucho menos, desconocidos.

Se presentó luego de hacerlo yo, algo de muestra sobre su noble y educada educación. Esperaba que fuera así toda la velada, tranquila y pacífica. Se inclinó con una reveréncia y me besó el dorso de la mano, a la vez que sonreía. Le sonreí con timidez, de nuevo. Resoplé. Vale, mi actitud para con los hombres es realmente penosa, pensé con la mente ligeramente ofuscada por la confusión, no esque jamás tratara con caballeros, es más, solía tratar más con ellos que con las mujeres. Pero eso daba igual, no explicaba mi estúpida reacción.

Quería brindar por el encuentro, algo que yo encontré bastante curioso y educado. Esta vez, le sonreí radiante. -Lo que vaya a tomar usted, monsieur O'Mallon- Vale, eso era arriesgarse, pero había algo que me hacía agrupar toda la curiosidad que podían reunir las celulas de mi cuerpo, y siempre que pasaba eso, no podía resistirme a adoptar una actitud irritablemente coqueta para mi gusto.

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