Lamâshtu » FPJ

por **Lamâshtu** Dom Abr 15, 2018 12:09 am

PODERES Y PSICOLOGÍA

PODERES:

►DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Su conducta de antaño sobresalía por ser la más magistral entre la sociedad de los sumerios, con un sinfín de aptitudes que le auxiliaban al momento de cualquier tipo de catástrofe incluso cuando vivía en la parte alta de la media luna fértil, soportando lo áridas que eran las tierras y lo complicado que era caminar de un lugar a otro para llegar al río Eufrates.
No obstante, era la fémina más admirada entre los hombres, quienes la deseaban no sólo para lo carnal, sino también para vivir con ella por el resto de sus vidas; todo esto hasta el momento en que fue maldecida.

No se explicaba el porqué, pero sí debía transigir el hecho de que ahora no fuera la mujer más bella o aclamada entre la comunidad, sino más bien, probablemente la más temida, no sólo por el hecho de que cada día se volvía más espantosa, sino también, porque su corazón se estaba pudriendo junto a sus sentimientos, convirtiéndola en el monstruo más aterrador jamás existido dentro la antigua Mesopotamia.

Durante ésto, ella mudaba de cuerpo, cada año era más fuerte y poderosa; la misericordia salió huyendo pusilánime por su boca y la vorágine enrollaba todo lo que ella alguna vez consideró virtuoso. Pasó de ser una demente cuya razón se había extinguido, a un demonio cruel y despiadado. Y ésto perdura todavía en la actualidad, donde sus mágicos poderes de convencimiento y persuasión le ayudan a crear el caos, pasando desapercibida y cuyas culpas son aliviadas con los pecados de otros, que le sirven como un refuerzo para mentir y ser absuelta de cualquier tipo de crimen.

FÍSICO E HISTORIA

FÍSICO APARENTE:

FÍSICO DE NOSFERATU:

►ANTECEDENTES HISTÓRICOS

El amargo sabor del agobio se sentía en sus papilas gustativas, y probablemente también en la de los demás trabajadores, pero ella, quien se sentía indefensa por el sólo hecho de ser mujer, no dejaba de laborar para sembrar y regar un montón de frutos que más adelante le servirían para alimentarse y también a su familia. Era una mujer valiente, quería demostrar cuán fuerte era y también la gran inteligencia que poseía, claro que quería, a comparación de las otras féminas que se quedaban en casa descansando y cuidando de sus hijos, aceptando los estereotipos como modo de vida; pero la época en la que vivía, era probablemente la más antaña de la era pre-histórica, y tanto la segregación, como otros estólidos ideales, se encontraban tan presentes como el hecho de que pensaban encontrarse completamente solos dentro de los alrededores de la zona, cuando en realidad, esto no era así; ellos eran como pequeños corderos, que se encontraban cada vez más y más cerca de la boca del lobo.

La antigua Mesopotamia era un lugar aparentemente apacible, cuya conformación se basaba en pequeñas ciudades estados constituidas de unas cuántas estructuras cuya construcción se basaba en una extraña mezcla de barro, y algunas veces también de piedra y madera. Pero las estructuras más curiosas eran aquellos horrendos calabazos que se extendían unos treinta metros bajo tierra; eran lugares que nadie quería pisar, pero que desafortunadamente, la persona menos indicada, debió hacerlo.

El sol estaba quemando sus pieles, sentían como si el infierno hubiera tomado el puesto de la tierra, la sed era incontrolable, pero estaba totalmente prohibido tomar el agua que utilizaban para regar los cultivos, y si alguien rompía las reglas, se las tenía que ver con la persona de máximo poder que les dirigía, cuya forma de castigo era tan bestial que a los sumerios les aterrorizaba el único hecho de imaginarse haciéndolo.

Aquella tórrida tarde de verano, la mujer de cabellos dorados y hermosos luceros de un radiante tono índigo, emprendió un largo viaje hacia el río Éufrates para llenar de agua uno de los dos baldes de barro que le habían ofrecido los hombres que se encontraban laborando dentro de la zona, para así saciar la sed de unos cuántos, y probablemente también la envidia de otros.
Audaz y con su cabello todo suelto, emprendió aquél largo viaje que le aguardaba para llegar a uno de los lugares más ansiados por todos. La mujer no paraba de imaginar cuán deleitable sería tomar la cantidad de agua que ella más prefiriera, seguramente bañaría su rostro y también sus brazos, sin contar que su energía sería la más eminente entre los trabajadores. Sus ojos se encontraron cerrados por todo el camino, se dejaba llevar por su imaginación, como si ésta fuese un río con grandes corrientes, y ésta fue probablemente la razón principal por la que no se percató de que el lugar donde pasaría, estaba infestado de muflones salvajes, cuya rabia se encontraba disuelta por toda su sangre.

Oh, por qué tienen que pasar los infortunios, y más a las personas que menos los merecen.

Su cuerpo fue lanzado unos metros de donde se encontraba, aterrizando en una gran pila de hojas; su causante fueron los enormes cuernos de uno de los muflones, que se encontraba decidido a comerse toda la carne de la mujer, así fuera lo último que hiciera. La dama no paraba de gritar, sus ojos se encontraban inundados entre una violenta tormenta de lágrimas, pero esto no fue suficiente puesto que su brazo fue mordido por la repulsiva dentadura del animal, cuya rabia ya se encontraba dispersándose entre sus venas.

Sus pensamientos estaban delirando un execrable caos, y sus piernas se movían tan rápido como la luz, lo único que ella quería era llegar donde antes se encontraba, para que la atendieran y rápidamente curaran su herida.
Los trabajadores se precipitaron, y dejaron todo lo que estaban haciendo para ir a acudir a la mujer, quien padecía un extremo dolor, al tanto que de su boca rebosaba una desmedida cantidad de saliva, y sus ojos se encontraban completamente en blanco. La sangre que salía de su brazo no era lo que captaba la atención de todos los que ahí se encontraban, sino el hecho de que se retorcía, y parecía que un demonio la hubiese poseído.

—¡Es un monstruo! —exclamaron los sumerios, cuyas cabezas ya habían perdido toda la razón.
Corrieron en círculos, se treparon a los árboles, al tanto que sus ruidosos bramidos captaban el interés del líder principal, quien corría con rapidez para observar lo que todos estaban temiendo.

—Ustedes no han de preocuparse, yo me encargaré de ella. —declaró impetuoso para después poner a la mujer entre sus hombros. Se dirigió hacia el sanador que más próximo se encontraba, y la entregó a él, para luego ordenarle que cuando ésta estuviese sana, la llevara hasta los calabozos; él no podía dejar que por una manzana, se pudrieran todas las otras.

Así fue como la hermosa dama se curó con una alta presteza, y agradeció el hecho de que no la dejaran morir, desconociendo que sería llevada hacia el lugar más inquietante de toda la ciudad, para allí ser encerrada con la persona menos indicada.
Su suerte se encontraba totalmente extinta, y probablemente también todos los demás días de su vida; ya no tenía sentido seguir viviendo si sería apresada hasta el fin de su existencia. Pero se equivocó en aquél mínimo detalle, puesto que su existencia nunca llegaría a su fin.

Cuando ingresó a su celda, le sorprendió el hecho de que sus manos y pies no fueran atados como anteriormente creyó que harían, pero logró percatarse inmediatamente de que no se encontraba sola, había alguien, alguien oscuro, alguien que no era completamente humano.

"¿Hola?" susurró la mujer, procurando que alguien le devolviera el saludo, y así fue.
Aquella voz hizo eco, su espeluznante tono grueso le hizo pensar que se trataba de un hombre viejo, y que finalmente, no sería totalmente malo encontrarse ahí si tenía compañía, y más, si ésta era una persona sabia, sabia por el hecho de que le enseñaron desde que era una infante que los ancianos son personas de las que nunca hay que dudar.

Pero mientras se acercaba cada vez más al hombre, algo le advertía que no debía hacerlo, que eso a lo que llamaba hombre, realmente no lo era, y debió seguir sus advertencias.
Pasó demasiado rápido, ni siquiera le dio el beneficio de gritar, su boca se encontraba encharcada en sangre y el cuello de la mujer, se encontraba marcado por dos inmensos orificios, de donde parecía ya no salir ni una mínima gota de sangre.
La mujer viró su cabeza para dirigir su mirada a lo que la había mordido, y no permaneció mucho tiempo de pie cuando vio que el aspecto de aquello, era completamente horrendo.

Se desvaneció, y desde el momento en que lo hizo, no recuerda nada de lo que paso después; sólo recuerda aquél siniestro momento en el que se despertó. Envió a sus ojos a dar un paseo por toda la habitación, pero la mayoría de cosas habían cambiado. Las rejas se encontraban totalmente destruidas y de las paredes se escurría un extraño musgo verdoso, ¿pero dónde estaba él? ¿Cuándo se habría ido?

Palpó su rostro, deseando que nada malo le hubiese ocurrido, pero todo siempre le sucedía al revés, puesto que, no sólo sintió las enormes grietas que se abrían entre su piel, sino también, los monumentales colmillos que se encontraban en lugar de sus dientes.
Estaba completamente aterrorizada, sin contar el hecho de que había un extraño rastro de sangre que salía de la celda, y que se asomaba el cadavérico dedo de alguien entre las sombras. ¿Por qué tenía que pasarle esto a ella? Ahora sí que se había convertido en un monstruo.

Pero los tiempos pasaron y pasaron, y la tan conocida “Lamâshtu”, como decidieron llamarle los primeros miembros de la civilización mesopotámica, debía pasar su temporada de ser una neófita oculta entre las recónditas cuevas de las selvas, soportando una incontrolable locura y la insaciable sed que tenía a la sangre. Pero no tenía por qué resistir su sed, por lo que comenzó alimentándose de los hombres y mujeres que se acercaban para bajar frutos de los árboles, y también cazar a algunos animales.
Pero no todo era malo, Lamâshtu descubrió que poseía poderes sobrenaturales, y que podía utilizarlos como ella más quisiera, pasó un larguísimo tiempo aprendiendo a controlarlos absolutamente todos, probablemente más de un siglo, pero al final, podía hacer todo lo que ella deseara, incluso convertirse nuevamente en la hermosa mujer que alguna vez fue.
Y con esto último estuvo decidida a salir de su escondite, quería renacer, porque todos aquellos años en los que se cubrió de una maligna pena, no fueron en vano.

Se refugió en la religión, no porque estuviera agradecida con los dioses, por el contrario, allí podía pasar desapercibida, soterrando el repugnante aspecto que antes poseía.
Y todo fue así por miles y miles de siglos, donde se hacía pasar por una mujer hermosa cuya adoración era ayudar a las personas para adentrarse en la religión, pasando por las manos de muchos dioses, y por los pensamientos de muchos hombres.
Nunca se ha puesto en duda su identidad, más bien, la preservan, pero esto no significa que su inmundo aspecto no saliera a la luz desde el día en el que aprendió a controlarlo, porque siempre sale en las noches para deambular las casas de las personas, para luego adentrarse como un sigiloso bandido y asesinarlas por su sangre, y hasta la actualidad, todavía conserva éste magnífico estilo de vida.

Las calles parisinas siempre han sido su adoración; son hermosas, estrechas, y están llenas de vida, son perfectas para cazar sus presas cuando la luna se pone e ilumina el hermoso color carmesí de la sangre que fluye de las gargantas. Pero ésta no es la única forma de la que se alimenta, de hecho tiene un método mucho más fascinante.
Desde que es una monja en el convento, nadie duda de ella, ni siquiera los inquisidores, es lo mejor que le ha pasado en su vida; pero claro que debe tener un nombre por el que todos la conozcan, después de todo no tienen por qué conocerla como Lamâshtu, la madre de los demonios, sino más bien, como Winona Mireille, una dama elegante, de cabellos rubios y hermosos ojos, cuya gran misión es ir de hospital en hospital, para orar por los pacientes, o más bien, asesinarlos, succionar la sangre y luego limpiarse las manchas de la boca, y también, las que tiene en sus manos, culpando a los demonios, y también a las personas que más cerca se encuentren, maldiciéndolos con los maleficios que ella realiza, dejando a un lado sus pecados, para utilizar sus grandes poderes de convencimiento, y engañar a los agentes de la ley, y hacerles creer todo lo que ella quiera hacerles creer.

Lamâshtu

Nobody will take my soul, but I will take yours

Nombre Aparente

Winona Mireille

Clase Social

Media Alta

Edad

7600 E.R | 30 E.A

Estado civil

Soltera

Raza

Vampiro Nosferatu

Nacionalidad

Múltiples

Orientación Sexual

Heterosexual

por **Bárbara Destutt de Tracy** Lun Abr 16, 2018 7:34 am

FICHA EN PROCESO

incompleta

TU FICHA ESTÁ INCOMPLETA. CUANDO HAYAS TERMINADO, POR FAVOR POSTEA A CONTINUACIÓN EN ESTE MISMO TEMA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN.

NO OLVIDES QUE PARA PODER ACEPTARLA ES NECESARIO QUE PRIMERO HAYAS REALIZADO LOS REGISTROS OBLIGATORIOS EN ESTE APARTADO Y QUE CUMPLAS CON LO QUE PEDIMOS EN EL ESQUELETO DE LA FICHA, INFORMACIÓN QUE PUEDES VER AQUÍ.

GRACIAS.

CODE BY NIGEL QUARTERMANE

por **Lamâshtu** Miér Mayo 09, 2018 3:31 pm

¡Ficha terminada!

por **Administración** Miér Mayo 09, 2018 7:59 pm

FICHA APROBADA

bienvenido/a a victorian vampires

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