AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Soledad no es estar solo
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Soledad no es estar solo
SOLEDAD
Más de tres meses habían pasado del atentado a mi castillo y poco mas de un año del ataque hacia Zarek , ni un día más ni un día menos, aquel día algo había cambiado en mi quizás ahora las ganas de vivir eran más que antes, con Enzo las cosas se habían ido tomando un rumbo diferente con tiempo suficiente para conversar lo que había quedado pendiente, tanto como las mentiras, las omisiones y sobre todo la verdad lo que el suponía y lo que yo pensaba, pero algo aún estaba incierto por más torturas que se habían proporcionado a los sospechosos nadie había revelado el verdadero nombre de quien los guiaba, fieles perros de un maldito líder, los rebeldes capturados aún se encontraban en los calabozos, para ellos cada día era peor que el anterior entre torturas, golpes y una infinidad de formas de cómo hacerlos sufrir , la guardia real no se daba por vencido en realidad nunca lo hacía. Pero aquella cantidad de tiempo me tenía bastante abrumada, prácticamente estaba encarcelada en mi mansión. Los guardias reales habían aumentado en número y en todas las propiedades aledañas al que era mi nuevo hogar estaba cubierto de vigilantes, todos perros fieles a la guardia secreta.
Había que mantener la falsedad, las apariencias, seguir con una imagen que no me pertenecía, pero todo tenía un fin, todo era por algo. Por mi patria. Tome aire inflando mi pecho aquella noche era diferente, se había organizado una cena privada con varios reyes, duques, gente noble y de clase alta para seguir con todo el engaño, se tomaron las medidas cautelares y nadie entraba a la mansión sin previa invitación firmada por mi puño y letra; a final de cuentas las invitaciones era de marte de Clarice Rinaldi mi identidad oculta.
El reloj marcaba las siete de la tarde, una de mis doncellas terminaba de acomodarme el vestido mientras otra procedía a terminar el peinado, volví a inflar mi pecho sentía que el aire me faltaba ¿miedo? Era lo más probable, pero sabía perfectamente que habrían veinticuatro invitados, ya que se habían enviado esa cantidad de invitaciones, se permitió ingresar con pareja solo previo aviso, la información llego a mis oídos, un total de cuarenta personas esperaban mi presencia – Tengo que vencer mis propios demonios – tenía que volver a sociabilizar y dejar de parecer una prisionera en mi hogar Parisino.
Mi entrada al salón paso inadvertida una melodía de fondo ambientaba el lugar, mis pasos se volvieron seguros mis ojos comenzaron a observar a los presentes, la mayoría eran conocidos personas de confianza, salude a la gran mayoría, mientras los sirvientes pasaban con bandejas llenas de aperitivos y bebestibles, tenía la instrucción de no tomar nada de ninguna bandeja, sino lo que mi doncella había preparado para mí, prácticamente ella me traía lo que podía comer rodeada de tantas personas me sentía más sola que estando sola en mi habitación y eso me hizo sentir incomoda – Necesito un poco de aire… - dije mientras tomaba la copa de un vino burbujeante que me proporcionaba mi doncella, mientras me deslizaba por el salón entre sonrisas y frases de apoyo, llegue hasta uno de los balcones, el aire frío que se respiraba propio del invierno me saco un momento del ahogo que sentía cada balcón estaba custodiado, no necesitaba tanto resguardo pensé – Por favor dejadme un momento – solicite al guardia quien estaba en el balcón , solo dio un paso dándome la espalda quedando a un lado de la entrada al gran balcón, claro era que no me dejarían completamente sola… pero al menos no tenía sus ojos pendiente en cada uno de mis movimientos, no quería volver a mirar la pequeña multitud que me abrumaba, empine la copa tomando todo el líquido en su interior delicioso sabor a manzana, necesitaba más de aquello pensé mientras me perdía en los jardines iluminados y custodiados, bellos de noche y aún más bellos de día… sentí unos pasos a mis espaldas – Si no es otra copa mejor no molestarme – dije asumiendo que era mi doncella quien venía a interrumpir mi momento…
Última edición por Sophia D`Luca el Dom Abr 29, 2018 8:23 pm, editado 2 veces
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Soledad no es estar solo
"Staring at the bottom of your glass
Hoping one day you'll make a dream last
But dreams come slow and they go so fast".
Hoping one day you'll make a dream last
But dreams come slow and they go so fast".
La invitación no está dirigida a ella, si no a su padre. Un hombre que la adoptó buscando ayudarle y que se enamoró de la pequeña enseñándole su oficio y dándole todo lo que en sus manos estuvo para que estuviera protegida y amada. Ver en el papel su nombre la hace dudar en asistir. Ellos esperan a su padre, no a ella. No a la única heredera de ese linaje que se ha perdido con la muerte de los De Louise. No es parte de la familia aunque su nombre aparezca en el acta bautismal y, con posterioridad, en la partida de nacimiento. Es una Moncrieff. Y en voz alta, ese apellido sólo le traerá sufrimiento. Más del que puede soportar.
La arruga entre las palmas de las manos hasta hacerla una pelota y la avienta por la ventana. Echa atrás la cabeza pensativa en tanto el sillón soporta su peso. Al final, después de esos treinta y dos minutos con cinco segundos en que medita pros y contras de su asistencia, termina levantándose para otear dónde quedó la pelota para después, ir en su búsqueda. Si alguien está llamando a su padre, es que necesita ayuda. Y eso no puede ignorarlo. Es la primera condición para ser parte de Phoenix. Ayudar al prójimo aunque éste sea un sobrenatural.
Días después
La fiesta es auspiciada por la realeza, una de las mujeres más poderosas de Francia tiene el ánimo para celebrarla. Ya estuvo investigando y le parece que las circunstancias de su presencia en París son inquietantes. No existía hasta que hace unos meses. ¿Quién es entonces? Su instinto investigador y curioso la mayor de las ocasiones es su peor defecto. Se pasea entre los caballeros con soltura de quien conoce las costumbres y exigencias de la sociedad de tan alta estirpe. El ingreso fue resuelto al indicar que era la hija de Ettiene De Louise y que su padre no podría asistir, por lo que ella se presentaba en su lugar. Los muertos no pueden salir de sus tumbas para congraciarse con los vivos. Al menos, no los humanos.
Codeándose con algunas damas, procurando ser atenta y recatada en sus formas y palabras, sus ojos se fijan en la anfitriona. Sus párpados se abren inmensos. No, no es cierto. Ella no puede ser, su mente la recuerda perfecto. ¡Sí, es ella! Los recuerdos de los rumores en Italia la envuelven. A pesar de estar lejos de su terruño, no ha dejado de informarse de lo que acontece allá. Y el escándalo de la muerte del Rey Zarek acusándola de asesina deja muchas interrogantes sin resolver. La Reina (puesto que a pesar de no haber sido coronada, lo es al haber contraído nupcias con el fallecido Rey) parece decaída, deprimida. De la última vez que la vio, cuando asistió a la coronación, ha bajado de peso.
Esto parece un gran misterio, uno el cual nuestra Annabeth no dejará pasar por alto. Busca la manera de hablar con ella a solas y la encuentra, en el instante en que sale al balcón, la sigue con discreción. Uno de los guardias se aleja dándole una oportunidad de oro en tanto finge juguetear con su peinado. Se desliza con suavidad para alcanzarla y escucha su voz agotada e irascible. Por instinto, reingresa al inmueble para encontrar copas servidas en una gran mesa. Toma dos para retornar rauda antes de que el guardia haga su aparición. Para su fortuna -o desgracia- sigue sola. Carraspea un poco cerrando tras de ella la puerta para encontrar intimidad. - Sé que usted no me conoce, Su Majestad - hace una reverencia propia para el status de la dama. - Mi nombre es Annabeth De Louise. Soy hija de Ettienne y Gabrielle De Louise, quienes eran consejeros de su Majestad, el Rey Zarek, en paz descanse - le ofrece la copa de vino.
La joven acomoda un poco el vestido intentando no ser incordiante - Mis padres fallecieron hace ya algunos años, por lo que me sorprendió recibir la invitación a nombre de mi padre. ¿Es que necesita ayuda o sólo fue un error? - quiere asegurarse antes de abrir más la boca. Ha dicho suficiente. Si los rumores fueran ciertos, entonces está frente a la asesina del Rey Zarek. Y su cabeza tiene precio por alta traición.
Annabeth De Louise- Humano Clase Alta
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Re: Soledad no es estar solo
SOLEDAD
Cuando la respuesta a mi pregunta fue una tonalidad femenina y no la de mi doncella quede inmóvil, a pesar de estar en una fiesta lo menos que quería era relacionarme con los invitados, lo único que hacía falta era que supieran que estaba viva, que a pesar de lo ocurrido en este último año mi vida seguía siendo una incógnita. Primero la muerte de Zarek, después mi supuesto amorío con un guardia, segundo terroristas atacaron mi castillo dejándome la única opción de huir y darme por muerta, mis aliados en Francia me habían conseguido una nueva identidad y por lo mismo nuevos registros de Realeza, estar en aquel salón podía ser mi condena o mi victoria todo se resumía a las palabras de aquella joven que se presentaba, me gire y mire sus ojos directamente, tome la copa que me ofrecía y sonreí con suavidad. - Annabeth De Louise, son pocas las personas que se atreven hablar del rey muerto, y peor aún son escasas los que tienen la valentía de hablarme, le agradezco que lo haya hecho. Y si recuerdo a su padre, me enseño de historia y de las familias de Italia y su madre me enseño de buenos modales, ya sabe una… persona como yo… en un castillo – baje la cabeza, la verdad eran recuerdos que deseaba borrar, ellos quizás habían pagado el precio de vincularse conmigo. Le volví la mirada, intentando ser cálida, tratando de ser más la Sophia que vivió y se crio en Paris. – Clarice Rinaldi, así me puede llamar – sonreí, las paredes tenían oídos, aquello lo había aprendido la noche que deje mi tierra, mi querida Italia.
Por unos instantes sentí que no todo el peso del mundo estaba en mis hombros y se sintió verdaderamente bien - Tengo que Pregunta, ¿acepto la invitación por morbo? La mayoría de los asistentes quieren saber mi estado, aunque muy pocos saben quien en realidad soy; para la mayoría soy una Rinaldi, para unos pocos soy Sophia y para gran parte soy una asesina – levante los hombros, no podía creer que me estaba desahogando, con una joven que amablemente se había acercado a presentarse - Pensé que sus padres aun vivían, lamento su perdida – desvaríe, deje las ideas volando, me volví a centrar en ella y menos en mí. Los recordaba, como no hacerlo si había aprendido tanto de ellos. – Es un privilegio conocerla Annabeth – hice una pequeña venia y vi a lo lejos como mi doncella se espantaba ante lo que sucedía en el balcón, levante la mano haciendo una seña de que todo estaba bien, que no habían problemas, o al menos eso esperaba.
Tenía que palpar el terreno, necesitaba saber si era enemiga o amiga, o quizás ninguno y solo acudía a mí por morbo, por querer sacar información, tal vez era una de los terroristas. Mi cabeza comenzaba a dar vueltas, las ideas iban y venían, nada parecía ser claro, quería correr, quería gritar, quería salir de ahí. Mis instintos animales gritaban en mis entrañas y los ahogue con un largo sorbo de vino. Volví a mirar hacia las afueras donde los jardines se parecían a los del castillo pero no lo eran, nada era igual. No tenía a Zarek, no tenía un castillo, no tenía que gobernar una tierra sola, que por doce meses así fue donde tuve que hacerme cargo de todo aun cuando el mundo pensaba que había matado a mi gran amor; pude salir adelante pero siempre hay una parte que no está del todo satisfecha, sabía que atentarían contra mi persona y pensándolo bien, había sido mejor que pensaran que estaba muerta, un nuevo reinado estaba en Italia y al parecer era lo mejor para todos.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Soledad no es estar solo
El miedo se refleja en esos orbes que la observan, la analizan como esperando que sus preguntas tuvieran respuestas mágicas. Annabeth no es hechicera, más puede darle lo que busca si pone en actividad a toda la sociedad para investigar al respecto. Ha estado dormida durante el tiempo que le costó volverla a instaurar en París. Ocultarse de todos aquéllos que la persiguen ha sido una tarea titánica y más tomando en cuenta que la buscan por dos bandos. Si alguien sabe lo que significa ser la cabeza a cortar y que salgan muchos en pos de su persona, es Annabeth. Los rumores se han extendido a lo largo y ancho de Europa. La muerte de un vampiro tan fuerte como Zarek hace que muchos de su especie se pregunten por qué y quién fue. Hay demasiados intereses metidos en ésto para ser obviados.
¿Valor para hablar del antiguo rey y para hablarle a ella? Parpadea por un momento pensando que entonces las cosas son peor de lo que a simple vista podía comprender. - Me parece, su Alteza, que mi padre comentó que tenía una memoria maravillosa y mi madre que aprendía con rapidez, por lo que mucho no fue el tiempo que estuvieron con usted - remarca lo que es realidad. ¿Qué importa si sus orígenes fueron humildes? - hay personas en la nobleza cuya existencia no les ayuda siquiera a sacar cabeza como usted lo hizo. No debería menospreciarse por haber carecido de una cuna de alta alcurnia y sí valorarse por sus propios méritos - es sincera. No son lisonjas ni intentos burdos por obtener su atención. Es esa la mentalidad de la joven.
Asiente ante la indicación de cómo debe llamarla ahora. Clarice Rinaldi. Lo aprende en su memoria, es un dato que no olvidará. La observa nerviosa, como si esperase un ataque. Por parte de Annabeth no vendrá ninguno, más este lugar está tan protegido que puede llamar la atención. Va a dar un pequeño sorbo a la copa de vino cuando escucha su pregunta. Se tiene que llevar la mano a la boca por la sorpresa que le causan sus palabras. Da media vuelta para toser un poco, recobrar la compostura para regresar la mirada hacia la dama, hay reproche en ella, está ofendida - ¿Perdón? Creí que conocía a mis padres para saber qué clase de hija habrían educado. ¿Morbo? Deje que la corrija, lo primero que le comenté fue si necesitaba ayuda. Ofrecí mi mano. No me homologue con los demás presentes. Hay un abismo de diferencia entre ellos y yo. En cuanto a mis padres, gracias por sus condolencias. Fallecieron hace ya mucho tiempo. Demasiado tiempo - exclama con tristeza.
Niega con la cabeza dando un sorbo de la copa para aligerar la amargura que se instauró en su boca. - El privilegio es todo mío, signora Rinaldi - la observa quedarse en silencio y respeta dicho momento. Seguro que tiene la cabeza hecha ideas equivocadas si está pensando que a Annabeth la mueve el morbo - Y sí, en cierta forma sí me movió el morbo. Mandaron la invitación a nombre de mi padre, le había comentado. Quería saber por qué. Y quién había sido. ¿Usted la envió? De no ser así, entonces me temo que ambas estamos en peligro. Mis padres murieron por un ataque en su casa de sobrenaturales. ¿Y si fueron los mismos que mataron al rey? Mis padres no sólo eran espías de su esposo, tenían una red de inteligencia por toda Europa. Hay muchos sobrenaturales que les ayudaban y ahora están a mi disposición - le confiesa antes de lanzar la última puñalada - muchos dicen que la muerte de un vampiro tan antiguo como Zarek fue perpetrado por alguien más poderoso. No podría ser un simple cazador o la Inquisición. Pocos tenían el poder para destruirlo, si sabe a qué me refiero. ¿Pudo ser otro vampiro? ¿Sabe cómo fue su muerte? Podría ayudarla a esclarecerla si quiere - ofrece con la tranquilidad que le da el tener un respaldo de personas que harán las pesquisas si lo solicita.
¿Valor para hablar del antiguo rey y para hablarle a ella? Parpadea por un momento pensando que entonces las cosas son peor de lo que a simple vista podía comprender. - Me parece, su Alteza, que mi padre comentó que tenía una memoria maravillosa y mi madre que aprendía con rapidez, por lo que mucho no fue el tiempo que estuvieron con usted - remarca lo que es realidad. ¿Qué importa si sus orígenes fueron humildes? - hay personas en la nobleza cuya existencia no les ayuda siquiera a sacar cabeza como usted lo hizo. No debería menospreciarse por haber carecido de una cuna de alta alcurnia y sí valorarse por sus propios méritos - es sincera. No son lisonjas ni intentos burdos por obtener su atención. Es esa la mentalidad de la joven.
Asiente ante la indicación de cómo debe llamarla ahora. Clarice Rinaldi. Lo aprende en su memoria, es un dato que no olvidará. La observa nerviosa, como si esperase un ataque. Por parte de Annabeth no vendrá ninguno, más este lugar está tan protegido que puede llamar la atención. Va a dar un pequeño sorbo a la copa de vino cuando escucha su pregunta. Se tiene que llevar la mano a la boca por la sorpresa que le causan sus palabras. Da media vuelta para toser un poco, recobrar la compostura para regresar la mirada hacia la dama, hay reproche en ella, está ofendida - ¿Perdón? Creí que conocía a mis padres para saber qué clase de hija habrían educado. ¿Morbo? Deje que la corrija, lo primero que le comenté fue si necesitaba ayuda. Ofrecí mi mano. No me homologue con los demás presentes. Hay un abismo de diferencia entre ellos y yo. En cuanto a mis padres, gracias por sus condolencias. Fallecieron hace ya mucho tiempo. Demasiado tiempo - exclama con tristeza.
Niega con la cabeza dando un sorbo de la copa para aligerar la amargura que se instauró en su boca. - El privilegio es todo mío, signora Rinaldi - la observa quedarse en silencio y respeta dicho momento. Seguro que tiene la cabeza hecha ideas equivocadas si está pensando que a Annabeth la mueve el morbo - Y sí, en cierta forma sí me movió el morbo. Mandaron la invitación a nombre de mi padre, le había comentado. Quería saber por qué. Y quién había sido. ¿Usted la envió? De no ser así, entonces me temo que ambas estamos en peligro. Mis padres murieron por un ataque en su casa de sobrenaturales. ¿Y si fueron los mismos que mataron al rey? Mis padres no sólo eran espías de su esposo, tenían una red de inteligencia por toda Europa. Hay muchos sobrenaturales que les ayudaban y ahora están a mi disposición - le confiesa antes de lanzar la última puñalada - muchos dicen que la muerte de un vampiro tan antiguo como Zarek fue perpetrado por alguien más poderoso. No podría ser un simple cazador o la Inquisición. Pocos tenían el poder para destruirlo, si sabe a qué me refiero. ¿Pudo ser otro vampiro? ¿Sabe cómo fue su muerte? Podría ayudarla a esclarecerla si quiere - ofrece con la tranquilidad que le da el tener un respaldo de personas que harán las pesquisas si lo solicita.
Annabeth De Louise- Humano Clase Alta
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Re: Soledad no es estar solo
SOLEDAD
El abismo que existía entre todos los invitados y yo era ms grande del que ella se imaginaria, y mal por mi pensamiento y bien por su defensa, hacía mucho tiempo que había dejado de confiar en las personas a mi alrededor, la mayoría quería algo, o buscaban algo, me deba vuelta lo que ella mencionaba acerca de la invitación, en ese momento se me vino a la cabeza la lista acotada de invitados a ese recinto, pocos pero seguros, cercanos pero tal vez no del toda mi confianza y sus padres… Dios sus padres, sí que estaban invitados era una verdadera lástima no poder aprender de sus enseñanzas, necesitaba de una cara familiar y ellos eran lo que necesitaba, apreté la mandíbula con fuerzas y la fui soltando mientras ella hablaba.
Disculpadme Madeimoselle ante mi pensamiento, pero me veo siempre en la circunstancia de pensar lo peor de las personas, y ante la pregunta yo envié la invitación en realidad quería ver a sus padres, pero agradezco que de igual forma usted haya asistido, al menos alguien que conociera el otro lado del telón de mi vida me viene como anillo al dedo- sonreí con un poco de dulzura, intentando pasar el trago amargo que había provocado con mis palabras.
Una red de apoyo es algo que esperaba encontrar con su familia, Dios los puso en mi camino y supieron guiarme de la mejor forma, ahora necesitaba de sus conocimientos y ya que usted maneja tanto o más de la información acerca de la relación de ellos con Zarek creo que la necesitare- hacía mucho tiempo había aprendido a pedir ayuda, más bien cuando aprendí que yo por mis propias manos no podía solucionar todo. Mire a mí alrededor desconfiando de las caras que parecían ensimismadas en sus asuntos, disfrutando de la cocteleria y de la música agradable que había en el lugar. La mire a ella, una mujer que me ofrecía ayuda de manera desinteresada y yo con mil demonios en la cabeza.
Tengo que advertir y lamento que sea así, que al parecer toda persona que ha estado en mi círculo social, corre un gran peligro… todos a mi alrededor mueren, es un riesgo que pocos quieren tomar y la mayoría prefiere tomar distancia, aprendí a vivir con ello… y espero que eso no la espante. – la familia de ella habría dado la vida por nosotros si fuera necesario, y de eso no me cabía duda alguna, sus preguntan me interesaron, ella parecía no tener pelos en la lengua y eso lo valoraba, ¿Tal vez con el tiempo podríamos ser amigas? Pensé.
Yo creo que fue otro vampiro, alguien que estaba de alguna forma ligado a él, sabía que su familia poseían los mismos oscuros secretos, pero de seguro era alguien más poderoso… pensé por mucho tiempo que podría ser por venganza, pero creo que había algo mas – suspire – de alguna forma desde la muerte de él nunca más me he vuelto a sentir segura. – baje la mirada mientras se escuchaba como la música animaba el baile y los comensales disfrutaban de una velada agradable. – Lo desintegraron… lo único que apareció fueron sus pertenencias, corona, anillos y una cadena que colgaba de su cuello… todo lo demás desapareció… se hizo humo…
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Soledad no es estar solo
Saber que ella fue quien envió la invitación relaja su rictus. Entiende que esperara a que sus padres se presentasen, pocos eran los que sabían de su muerte. Para muchos, se alejaron del negocio para vivir el resto de sus días en tranquilidad. Esa era la falacia que la propia Annabeth, por miedo a que alguien decidiera buscarla, desperdigó como pólvora. Personas como la ex monarca cayeron en esa mentira. Ahora que lo sabe, quizá pudiera comprender sus razones. - Lo entiendo mejor que nadie, así que despreocúpese. En ocasiones las relaciones se inician con el pie equivocado, el punto es corregir el rumbo. Sólo quería saber quién tocaba a la puerta de mis padres - por supuesto que negarle una ayuda por un malentendido está fuera de pensamiento o de discusión. La inglesa es recta, firme en sus convicciones y si alguien le pide ayuda, extiende la mano sin dudar.
Tiene que buscar los diarios de sus padres, todo está documentado, sobre todo las relaciones con los sobrenaturales tan poderosos como el propio Zarek lo era. El otrora Rey de Italia, tenía una hegemonía absoluta, quien atentó contra su existencia debía ser alguien que quisiera obtener algo más que una simple venganza. Su sonrisa se torna amarga - sufrimos de la misma enfermedad, signora. Así como a usted le faltan aliados, toda mi familia está en el otro mundo y como muestra de agradecimiento, le advierto lo mismo. Todos los que están a mi alrededor mueren, quizá sea porque - se detiene pensativa, con los párpados cerrándose un poco haciendo más pequeña la rendija por la cual puede mirar. Se acaricia la barbilla en tanto el rumbo de sus pensamientos continúa.
El sonido de la fiesta dentro del inmueble es perfecto para que nadie -o al menos parezca así-, escuche la conversación. - Sí, me parece que no fue venganza como usted indica. ¿Para qué arriesgarse a que toda una nación se torne en tu contra? Sobre todo la que tiene en su corazón al Vaticano, el líder absoluto de la Inquisición. Mis padres tenían diarios sobre sus actividades. Cada uno de ellos por separado, dependiendo del personaje en particular y creo recordar que había unos cuantos ejemplares de su esposo - parpadea sacando su mente de esos recuerdos para fijar su vista en los ojos de la cambiante - ¿Por qué presiento que estamos en la misma bolsa, Su Majestad? ¿Por qué pienso que si empezamos a rascar en este asunto encontraremos respuestas que más nos valdría desconocer? Las traiciones son las peores porque emanan de aquéllos a quien amamos o en quien confiamos. ¿Está dispuesta a seguir con ésto hasta sus últimas consecuencias? Conozco al menos a tres amigos que evitarán que me pase algo, aunque eso signifique matar a quien sostiene el mango de la espada ¿Está consciente de ello?- quiere dejar todo en claro.
Sí, Annabeth no tiene filtros mentales. Sobre todo cuando se trata de un asunto tan delicado como éste, lo mejor es dejar todo tan claro como el agua.
Tiene que buscar los diarios de sus padres, todo está documentado, sobre todo las relaciones con los sobrenaturales tan poderosos como el propio Zarek lo era. El otrora Rey de Italia, tenía una hegemonía absoluta, quien atentó contra su existencia debía ser alguien que quisiera obtener algo más que una simple venganza. Su sonrisa se torna amarga - sufrimos de la misma enfermedad, signora. Así como a usted le faltan aliados, toda mi familia está en el otro mundo y como muestra de agradecimiento, le advierto lo mismo. Todos los que están a mi alrededor mueren, quizá sea porque - se detiene pensativa, con los párpados cerrándose un poco haciendo más pequeña la rendija por la cual puede mirar. Se acaricia la barbilla en tanto el rumbo de sus pensamientos continúa.
El sonido de la fiesta dentro del inmueble es perfecto para que nadie -o al menos parezca así-, escuche la conversación. - Sí, me parece que no fue venganza como usted indica. ¿Para qué arriesgarse a que toda una nación se torne en tu contra? Sobre todo la que tiene en su corazón al Vaticano, el líder absoluto de la Inquisición. Mis padres tenían diarios sobre sus actividades. Cada uno de ellos por separado, dependiendo del personaje en particular y creo recordar que había unos cuantos ejemplares de su esposo - parpadea sacando su mente de esos recuerdos para fijar su vista en los ojos de la cambiante - ¿Por qué presiento que estamos en la misma bolsa, Su Majestad? ¿Por qué pienso que si empezamos a rascar en este asunto encontraremos respuestas que más nos valdría desconocer? Las traiciones son las peores porque emanan de aquéllos a quien amamos o en quien confiamos. ¿Está dispuesta a seguir con ésto hasta sus últimas consecuencias? Conozco al menos a tres amigos que evitarán que me pase algo, aunque eso signifique matar a quien sostiene el mango de la espada ¿Está consciente de ello?- quiere dejar todo en claro.
Sí, Annabeth no tiene filtros mentales. Sobre todo cuando se trata de un asunto tan delicado como éste, lo mejor es dejar todo tan claro como el agua.
Annabeth De Louise- Humano Clase Alta
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Re: Soledad no es estar solo
SOLEDAD
Con el tiempo había encontrado todo tipo de personas, la mayoría me juzgaba y por eso me había escondido del mundo, había cambiado mi identidad y mi círculo de amistades se había cerrado, para que todo quedara en personas de confianza, aquel evento solo era para que mi grupo personal de consejeros, o sea dos de ellos buscara aliados que pudieran mantener mi identidad en secreto, todos debíamos ganar algo y estaba dispuesta a casi todo. Pero lo mejor de la noche era y seria la presencia de aquella joven, que ante mis ojos era una enviada del más allá… suspire al escucharla, su determinación era algo apreciable en tiempos como aquellos.
Si me pregunta a mí, solo era poder y la ambición de querer más a toda costa, eso llevo a… el rey morir, desaparecer, esfumarse… hacerse cenizas – no podía decir una sola descripción de lo que había sucedido, así que acorte la frase a eso, hacerse cenizas – Sé que todos los que tuvieron una cercanía a Zarek son perseguidos y ahí mi conjetura, ambición, ya que los están dejando sin nada. ¿Quiénes? Aun nadie ha querido hablar y las familias invitadas a esta cena han sido seleccionadas por sus contactos y es lo que necesito – mire hacia el salón todos en lo suyo, grupos de conversación, risas, baile y embriaguez. – Quizás el mismo Vaticano hizo desaparecer al Rey… por razones obvias – moví mi cabeza, no tener respuestas a lo que había ocurrido era lo que me atormentaría toda la vida – Quien me dio el nuevo título de nobleza es mi Protector y aparte de el tengo a mi propia guardia real – levante los hombros – Que fue seleccionada por auras, especies y – aguarde silencio unos instantes ¿Ella conocía mi condición de cambiante? – Cada Guardia posee una disciplina diferente y han jurado lealtad a mi persona, solamente uno es italiano, los demás franceses, pocos conocen mi historia y mejor que así sea, para ellos siempre seré Clarice Rinaldi.
Aguarde silencio ante lo que ella decía y agradecí en silencio poder hablar con alguien que no me viera como amenaza – Deje de tener miedo a lo que uno puede averiguar el día que hui de Italia, el día que intentaron acabar con mi vida deje de tener miedo, es por eso que quiero llegar hasta las últimas consecuencias… y algún día recuperar lo que fue mío y lo que fue de Zarek, no tengo miedo de descubrir lo que fue… al final se hizo humo – apreté la quijada, hacía mucho tiempo aquel dolor no dolía, no me hacía sufrir… solo tenía bellos recuerdos del amor que me había profesado del cual fue siempre correspondido. -Annabeth De Louise, quiero que sepa que desde este momento será mi aliada y protegida, y si quiero descubrir todo. – dije con determinación, con un haz de alegría.
En ese momento se nos acercó un guardia para revisar el lugar, a fin de cuentas era la anfitriona de aquello, tome aire, y le tome la mano a la joven para que me siguiera, era necesario que me vieran en el interior del salón, hice un gesto y me trajeron unas copas de champagne, uno de los sirvientes hizo sonar la cristalería para que me prestaran atención, mire a todos, viendo sus auras, estudiando sus rostros y alce mi copa – Un brindis por las personas que ya no están con nosotros y por las amistades nuevas… un brindis por los comensales y por quienes estrechan lazos – mire de re ojo a Annabeth y le guiñe un ojo – ¡Salud! – Empiné la copa para beber y alce la voz – Sigan Disfrutando – pronuncie haciendo una seña a la orquesta que comenzaba una melodía bastante animada para el momento, tenía que demostrar seguridad ante todo.
Con tu ayuda averiguaremos todo lo necesario para esclarecer lo que me atormente – le dije al oído mientras, caminaba por el lugar para llegar a algún balcón alejado de la multitud.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Soledad no es estar solo
¿Cuándo aprenderá a mantener la boca cerrada? ¿No son suficientes los enemigos que tiene tras sus pasos que ahora quiere los que intentan matar a la legítima reina de Italia? Si aprendió algo bien de sus padres, es que una mano siempre debe ser estirada para ayudar a todo aquél que lo necesite. Y si la ex regente lo requiere, Annabeth hará todo lo que esté a su alcance para ayudar en esta empresa, así tenga que sacrificar todo lo que posee. "La vida misma, en caso de ser necesario", casi puede escuchar esa frase en boca de su padre. Se mantiene estoica, cual faro en la oscuridad que ilumina a los barcos para que sus marinos puedan llegar a puerto sanos y salvos. - No se quite personal que pueda mantenerla a buen resguardo. Tengo mi propia red de guardianes, mi señora. De eso, no se preocupe. Lo que debemos empezar a ver, son las circunstancias de la muerte de Su Majestad. Si sabe algo, cualquier detalle, sería primordial saberlo para iniciar las pesquisas - debe poner la maquinaria en funcionamiento.
Un guardia interrumpe la entrevista. Sólo está oteando el lugar, asegurándose de que todo está bien. Seguro que le llamó la atención que Annabeth llegase a tal miembro de la realeza con tal habilidad. Para deslizarse por la multitud y lograr su cometido, la inglesa tiene sus propios métodos. Su mano es tomada por la cambiante que la conduce por el pasillo hasta llevarla al salón principal. La propia humana toma una copa para hacer un brindis sin sonreír a sabiendas que esa dedicatoria está dirigida a su persona, sólo son sus vibrantes ojos azules los que corresponden con un brillo de entendimiento y alegría. El destino es caprichoso, bien dicen que el maestro llega cuando el alumno está listo. ¿Qué tal si con estas investigaciones no descubre algo de su propio pasado y de lo ocurrido en Florencia hace ya más de seis años, cuando sus padres murieron en circunstancias más que violentas y todavía sumidas en oscuridad? Bebe un pequeño trago en tanto la orquesta hace su trabajo y algunos invitados se animan a bailar en tan alegre reunión.
Los rostros de los presentes son analizados por la joven que tiene curiosidad en saber qué pueden proporcionar a la ex regente para asistir a esta fiesta. El susurro en su oído es suficiente para dirigir sus pasos tras la cambiante. Sí, es la intención. ¿Lo lograrán? Le parece que muchos de los datos deberán ser sacados con sangre de por medio. La de aquéllos que los callan y la de aquéllos que insistirán en obtenerlos. ¿Es justo? Depende del cristal con que se mire. Cuando ambas mujeres salen al balcón, Annabeth observa el sitio por instinto. Se asegura con un barrido visual que todo sea adecuado para la conversación que mantendrán. Su mano, aún sosteniendo la copa, aprieta un poco el cristal preocupada - quizá es un lugar demasiado descubierto, Su Majestad. Corrección, Clarice. Deberé aprender a tratarla como tal, para no despertar sospechas - se reprende en automático. Es tan escrupulosa en algunos detalles como la etiqueta y el protocolo, que le será difícil tutear a tan digna mandataria. - Ahora, piense. Si dijo que sus enemigos se vieron beneficiados de cierta manera con la muerte de su esposo, ¿Quiénes fueron los que más brillaron cuando el eclipse terminó? Eso podría darme vertientes para empezar a buscar. E insisto, ¿Sabe los detalles del fallecimiento de su esposo? Todo sirve. Incluso, quiénes le ayudaron a escapar y quién sigue en contacto desde ese acontecimiento. Puede que todavía la tengan vigilada y finjan ser aliados cuando en realidad, sólo esperan a dar el golpe de gracia - si es cruel con las palabras, es que en asuntos de traición, se debe dudar hasta de la mucama.
Un guardia interrumpe la entrevista. Sólo está oteando el lugar, asegurándose de que todo está bien. Seguro que le llamó la atención que Annabeth llegase a tal miembro de la realeza con tal habilidad. Para deslizarse por la multitud y lograr su cometido, la inglesa tiene sus propios métodos. Su mano es tomada por la cambiante que la conduce por el pasillo hasta llevarla al salón principal. La propia humana toma una copa para hacer un brindis sin sonreír a sabiendas que esa dedicatoria está dirigida a su persona, sólo son sus vibrantes ojos azules los que corresponden con un brillo de entendimiento y alegría. El destino es caprichoso, bien dicen que el maestro llega cuando el alumno está listo. ¿Qué tal si con estas investigaciones no descubre algo de su propio pasado y de lo ocurrido en Florencia hace ya más de seis años, cuando sus padres murieron en circunstancias más que violentas y todavía sumidas en oscuridad? Bebe un pequeño trago en tanto la orquesta hace su trabajo y algunos invitados se animan a bailar en tan alegre reunión.
Los rostros de los presentes son analizados por la joven que tiene curiosidad en saber qué pueden proporcionar a la ex regente para asistir a esta fiesta. El susurro en su oído es suficiente para dirigir sus pasos tras la cambiante. Sí, es la intención. ¿Lo lograrán? Le parece que muchos de los datos deberán ser sacados con sangre de por medio. La de aquéllos que los callan y la de aquéllos que insistirán en obtenerlos. ¿Es justo? Depende del cristal con que se mire. Cuando ambas mujeres salen al balcón, Annabeth observa el sitio por instinto. Se asegura con un barrido visual que todo sea adecuado para la conversación que mantendrán. Su mano, aún sosteniendo la copa, aprieta un poco el cristal preocupada - quizá es un lugar demasiado descubierto, Su Majestad. Corrección, Clarice. Deberé aprender a tratarla como tal, para no despertar sospechas - se reprende en automático. Es tan escrupulosa en algunos detalles como la etiqueta y el protocolo, que le será difícil tutear a tan digna mandataria. - Ahora, piense. Si dijo que sus enemigos se vieron beneficiados de cierta manera con la muerte de su esposo, ¿Quiénes fueron los que más brillaron cuando el eclipse terminó? Eso podría darme vertientes para empezar a buscar. E insisto, ¿Sabe los detalles del fallecimiento de su esposo? Todo sirve. Incluso, quiénes le ayudaron a escapar y quién sigue en contacto desde ese acontecimiento. Puede que todavía la tengan vigilada y finjan ser aliados cuando en realidad, sólo esperan a dar el golpe de gracia - si es cruel con las palabras, es que en asuntos de traición, se debe dudar hasta de la mucama.
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Re: Soledad no es estar solo
SOLEDAD
Por mucho tiempo anhele no saber nada de mi pasado, pero mis instintos siempre me traían de vuelta aquellas memorias, de tiempos violentos, de tiempos cuando realmente había amado y sido amada, quizás el rey había hecho una mala elección, al escogerme a mí como su mujer y su reina. Mi cuerpo se estremeció al pensar en aquel día, cuando me entere de que él no era un simple inmortal si no que era un rey, el rey de toda una nación, sangre corrió por mis dedos ante la impotencia de lo que el había ocultado ese día ante la visa de todos sus súbditos me hacía conocer su vida, ingresar en su mundo dejando atrás el mío, muchos pensaron que había sido por interés, pero realmente yo tenía todo lo que necesitaba, ya que riquezas no las necesitaba, ni mucho menos aprender de la realeza… todo aquello había sido impuesto por el rey, para que ante su pueblo fuera bien vista. – No tengo miedo… el miedo quedo atrás… ahora… solo quiero vivir. – Dije mientras miraba el lugar, mis instintos siempre me alertaban de lo que podía pasar, mire a mi acompañante – ¿Sabes que no soy una persona normal, cierto?- a lo normal me refería a no como ella, yo poseía a mis fieras internas mi gran don. No sabía si ella conocía aquel secreto mío, pero era necesario para estrechar nuestro lazo de amistad y confidencialidad.
Aun poseo un título de nobleza, no el titulo máximo pero sigo perteneciendo a la realeza, uno de mis aliados me ayudo con los títulos para poseerlo, así que puedes llamarme de alguna forma menos formal, si te incomoda mencionar mi nombre – era solo una opción para la comodidad de ella- aunque yo simplemente feliz que me llames por Clarice – sonreí con suavidad, mostrando confianza en mis palabras. – Recordar los detalles es doloroso, pero con eso si te puedo ayudar… son como sueños vividos durante largo tiempo. – aguarde silencio mientras repasaba todo, ya que debía existir un comienzo.
El día en que recibimos la bendición de sumo pontífice del vaticano fue el día de su muerte, durante mi propia coronación, donde comenzaríamos a ser marido y mujer fue donde comenzó el desastre – suspire, con notoriedad, aquello había sido un resumen de aquel día fatídico. – El papa, me estaba poniendo la corona yo estaba de espaldas a la multitud, cuando se escucharon disparos, y comenzó una trifulca, al sentir la corona me di vueltas y Zarek ya había desaparecido, como si se hubiera convertido en polvo, sus ropajes, corona, bastón y todo lo material de el quedo ahí en el suelo, mas su cuerpo había desaparecido.- baje la mirada mientras pensaba en ese día, los colores, las peleas, el disturbio,- El papa me cubría con su túnica mientras lo mataban a él también, corrí entre las personas mientras los guardias intentaban resguardarme una flecha caía a mi lado, me golpearon en la cabeza con fuerza, pero aquello no me aturdió, la adrenalina me hizo correr y perderme entre la multitud mientras me transformaba en un gato y llegaba a mis aposentos… de ahí comenzó la cacería y los resguardos… hasta el día que incendiaron y derribaron el castillo… ahí los guardias me ayudaron a escapar, yo estaba con mi doncella quien me conoce desde el primer día que llegue a Italia y ella me acompaña aun ahora y los guardias tengo un listado de los que me ayudaron… créeme que todo eso lo repase mil veces. El listado lo tengo en mi mansión.- dije mientras me apoyaba en la baranda del balcón – Tengo todo escrito, nombres y hasta retratos de personas que recuerdo del día de mi coronación, eso te puede ayudar, Annabeth – gire mi rostro y la mire – a veces he pensado que hurgar en el pasado puede traer respuestas que no deseamos, pero… lo necesito…
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Soledad no es estar solo
Hay algo en las palabras de la mujer que descolocan a Annabeth, le observa durante un momento antes de que sus párpados formen pequeñas rendijas por las que puede vislumbrar la realidad. - Mucho me temo que perdí el hilo de la conversación porque no sé a qué se refiere con eso de que no es una persona normal - ahora es ella quien desconfía un poco porque no alcanza a entender a la mujer. La manera en que la otrora reina se conduce, provoca que la más joven sonría contenta, es raro conocer a alguien con tal título que permita el tuteo - para evitar problemas, te llamaré Clarice tal cual me permites, así evitaré equivocarme con el título y el protocolo - porque si bien es cierto que su origen se remonta a Inglaterra, estuvo la mayor parte de su vida consciente sintiéndose italiana y para ella, la mujer era su regente.
Presta atención a todos los detalles en cuanto Clarice empieza a enunciarlos. Es parte indispensable de la búsqueda que tenga todos los datos básicos para empezar a jalar los hilos. ¿Quién sería aquél que osó atacar al propio Rey de Italia? ¿Disparos? Entorna los ojos porque un vampiro como Zarek no moriría con tal facilidad por unos disparos, mucho menos se habría hecho cenizas con tal rapidez. El enigma de la naturaleza de la mujer queda al descubierto cuando le comenta que se convirtió en gato. Cambiante felino. Se queda pensando en tanto la mujer le da todas las oportunidades y los medios para investigar. - Hay algo que no me termina de convencer, Clarice. Dices que oíste disparos atrás tuyo, que cuando volteaste, ya el Rey era una pila de cenizas. ¿Sabes lo que significa? ¿Has tenido algún contacto con los vampiros? - su mente viaja al mil por hora.
- No cualquier vampiro se convierte en cenizas, sólo hay dos opciones. La primera, que sea un vampiro muy antiguo y que haya tenido un daño tal, que su cuerpo no lo soporte. Las balas son efectivas siempre y cuando sean de plata. Y aún así, debieron ser más de cinco para que su propio cuerpo se tornara polvo. La segunda, es cuando se les estaca. Ahí sí se convierten en cenizas no importando cuán joven o viejo sea. Si cuando te coronaron y apenas sentiste la corona, te diste vuelta, es imposible que él se haya muerto con tal rapidez. No es coherente a menos que... - estudia la idea antes de decir nada. Se acaricia la barbilla con los dedos pulgar, índice y medio de la siniestra mano, un mohín que imitó de su padre. Ve todas las opciones, las cataloga, las ubica. Sus ojos se quedan mirando a su diestra, viajando hacia su siniestra. Observa un punto indeterminado, su colmillo atrapa su labio inferior cuando mueve la cabeza de derecha a izquierda negando la concepción que ella le describió - falso. Zarek no murió ahí. Me suena más a un hechizo, sé de poderes que permiten que las personas sobrenaturales o no, puedan ver lo que el hechicero quiere. No es lógico. Un vampiro se deshace en cenizas, sí. La diferencia recae en que Zarek no era cualquier vampiro. Era uno demasiado antiguo como para tener una muerte definitiva con tal rapidez - bebe un poco de la copa que aún trae en la mano.
Necesita paliar la ansiedad oral que le genera ésto - necesito ver los bocetos de las personas que concurrieron al lugar porque mucho me temo que crearon una ilusión para alejarlos y ahí sí, matar a cada uno por separado. Con lo que no contaban, quizá, es que fueras una cambiante. Son escasos los miembros de tu raza y pocas veces pueden distinguir sus auras, eso me lo han dicho varios de los que me visitan. Y por lo que me dices, así como viste al Rey, ni siquiera te permitieron acercarte, el Papa te tomó y te cubrió. Lo que puede significar que a él también le engañaron - razona intentando encontrar una salida a todo ésto. Si es cierta su sospecha, entonces ésto fue un plan mucho más elaborado que una simple muerte durante una coronación. - Si así fue, que Zarek murió ante las miradas de todos que le vieron transformarse en cenizas, ¿Por qué te señalan como su asesina? Lo más lógico es que, para como es el vulgo, pensaran que era cosa del diablo y quisieran atraparte para quemarte en la hoguera por hechicera - concluye.
Por más que ella esté desvariando, hay demasiados documentos que señalan que un vampiro tarda en desintegrarse. Y si ella es una cambiante, sus sentidos son aumentados así como sus atributos físicos. La destreza sobrenatural habría actuado en su favor para que viera cómo se desintegraba. - Aquí hay gato encerrado. Perdón, sin ofenderte, Clarice - se disculpa porque a veces se le olvida cuando emite una frase que puede sentar mal a alguien como ella. Lo que es cierto, es que la descripción no cuadra. ¿Qué pasó entonces?
Presta atención a todos los detalles en cuanto Clarice empieza a enunciarlos. Es parte indispensable de la búsqueda que tenga todos los datos básicos para empezar a jalar los hilos. ¿Quién sería aquél que osó atacar al propio Rey de Italia? ¿Disparos? Entorna los ojos porque un vampiro como Zarek no moriría con tal facilidad por unos disparos, mucho menos se habría hecho cenizas con tal rapidez. El enigma de la naturaleza de la mujer queda al descubierto cuando le comenta que se convirtió en gato. Cambiante felino. Se queda pensando en tanto la mujer le da todas las oportunidades y los medios para investigar. - Hay algo que no me termina de convencer, Clarice. Dices que oíste disparos atrás tuyo, que cuando volteaste, ya el Rey era una pila de cenizas. ¿Sabes lo que significa? ¿Has tenido algún contacto con los vampiros? - su mente viaja al mil por hora.
- No cualquier vampiro se convierte en cenizas, sólo hay dos opciones. La primera, que sea un vampiro muy antiguo y que haya tenido un daño tal, que su cuerpo no lo soporte. Las balas son efectivas siempre y cuando sean de plata. Y aún así, debieron ser más de cinco para que su propio cuerpo se tornara polvo. La segunda, es cuando se les estaca. Ahí sí se convierten en cenizas no importando cuán joven o viejo sea. Si cuando te coronaron y apenas sentiste la corona, te diste vuelta, es imposible que él se haya muerto con tal rapidez. No es coherente a menos que... - estudia la idea antes de decir nada. Se acaricia la barbilla con los dedos pulgar, índice y medio de la siniestra mano, un mohín que imitó de su padre. Ve todas las opciones, las cataloga, las ubica. Sus ojos se quedan mirando a su diestra, viajando hacia su siniestra. Observa un punto indeterminado, su colmillo atrapa su labio inferior cuando mueve la cabeza de derecha a izquierda negando la concepción que ella le describió - falso. Zarek no murió ahí. Me suena más a un hechizo, sé de poderes que permiten que las personas sobrenaturales o no, puedan ver lo que el hechicero quiere. No es lógico. Un vampiro se deshace en cenizas, sí. La diferencia recae en que Zarek no era cualquier vampiro. Era uno demasiado antiguo como para tener una muerte definitiva con tal rapidez - bebe un poco de la copa que aún trae en la mano.
Necesita paliar la ansiedad oral que le genera ésto - necesito ver los bocetos de las personas que concurrieron al lugar porque mucho me temo que crearon una ilusión para alejarlos y ahí sí, matar a cada uno por separado. Con lo que no contaban, quizá, es que fueras una cambiante. Son escasos los miembros de tu raza y pocas veces pueden distinguir sus auras, eso me lo han dicho varios de los que me visitan. Y por lo que me dices, así como viste al Rey, ni siquiera te permitieron acercarte, el Papa te tomó y te cubrió. Lo que puede significar que a él también le engañaron - razona intentando encontrar una salida a todo ésto. Si es cierta su sospecha, entonces ésto fue un plan mucho más elaborado que una simple muerte durante una coronación. - Si así fue, que Zarek murió ante las miradas de todos que le vieron transformarse en cenizas, ¿Por qué te señalan como su asesina? Lo más lógico es que, para como es el vulgo, pensaran que era cosa del diablo y quisieran atraparte para quemarte en la hoguera por hechicera - concluye.
Por más que ella esté desvariando, hay demasiados documentos que señalan que un vampiro tarda en desintegrarse. Y si ella es una cambiante, sus sentidos son aumentados así como sus atributos físicos. La destreza sobrenatural habría actuado en su favor para que viera cómo se desintegraba. - Aquí hay gato encerrado. Perdón, sin ofenderte, Clarice - se disculpa porque a veces se le olvida cuando emite una frase que puede sentar mal a alguien como ella. Lo que es cierto, es que la descripción no cuadra. ¿Qué pasó entonces?
Última edición por Annabeth De Louise el Vie Sep 28, 2018 10:32 am, editado 1 vez
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Re: Soledad no es estar solo
SOLEDAD
La astucia de la joven me hacía pensar en otra perspectiva y de la misma manera darme cuenta que al parecer los que decían me ayudaban no eran más ni menos personas que estaban involucradas, había contratado al respecto para que pudieran descubrir lo que había pasado pero nadie, absolutamente nadie había sacado conclusiones tan rápido y al parecer tan certeras como Annabeth, sonreí de medio lado nerviosa, la joven disparabas sus conclusiones y a medida que las escuchaba era como si me estuvieran tirando un balde de agua fría, siempre sentí el rechazo de todos en el clérigo pero temía que era por mi condición de clase baja, y si ella tenía razón Zarek era un vampiro antiguo y con mucho poder que tal vez todo había sido una ilusión de algún hechicero poderoso. Mi cabeza seguía dando vueltas.
Poseo una excelente memoria fotográfica y espero que los retratos de todos los te pueda ayudar, realmente este tema me altera pero quiero alguna vez por todas saber la verdad, saber lo que ocurrió para poder vivir en paz, aunque sé que me buscaran hasta el final de los tiempos no me interesa… dejare mi nombre limpio, jamás en mi vida se me hubiera pasado matar al único hombre que mostro interés y amor hacia mí – dije a secas las últimas palabras, aun dolía su nombre, aun dolía el recuerdo y por mas caretas que me pusiera estaba ahí esa herida que no dejaría de sangran; pero me mantendría firme por que si había llegado hasta aquí era porque podía seguir avanzando. En un impulso abrace a mi compañera – Gracias – le dije y la solté – ahora creo y sacando conclusiones que no quería sacar, que hay más personas que desean que todo se mantenga oculto de las que quieren la verdad… pero eso no me detendrá, ahora te tengo a ti… gracias mil gracias – ella era esa esperanza para encontrar el final del asunto y esperaba que más temprano que tarde todo se revelara.
Claramente no puedo abandonar mi fiesta, pero dejaremos una cita para que puedas ver los retratos y espero te sorprendas de buena manera con todo lo que veras… puedo ser una simple joven pero… tengo una habitación llena de evidencia que podría servirte, la ubicación solo la conozco yo y aunque siempre está a la vista basta saber dónde buscar para encontrar lo que uno desea. Al principio invite a tu familia para ver una cara amigable pero creo que he ganado una amiga y una aliada que no me defraudara. – podía sentir mi pulso acelerarse, podía escuchar más allá en ese momento, con esos golpes adrenalinicos que me daban mis sentidos se aumentaban aún más y justo y necesario fue para ese momento “Mátala ahora” escuche del otro lado del gran salón mire a mi compañera y me tire sobre ella cuando se escuchó el disparo que apuntaba tanto a ella como a mi persona, ya que ella se encontraba frente de mí. - ¡CUIDADO!- grite, o tal vez rugí, los disparos se aprontaron en el salón, los gritos y los guardias comenzaron su trabajo, pero a esas alturas ¿En quién podía confiar? – Creo que la fiesta termina acá – De pronto del interior comenzó a salir humo, al parecer una bomba de humo para escabullirse la adrenalina del momento no me habían permitido ver que una de las balas había rozado mi brazo izquierdo y sangraba. – Annabeth, hay que salir de aquí ¡ahora! – podía seguir escuchando como buscaban entre la multitud, -¡En los balcones! – gritaba una voz femenina desde el interior y mire hacia todos lados – Tendremos que saltar – al menos yo no tenía problemas con ello, a final de cuentas abajo había una cama de arbustos que amortiguarían al menos el peso de mi amiga, porque yo siempre caía de pies – No pienses solo salta – dije mientras me tiraba del balcón y otro disparo me alcanzaba esta vez en la altura de la cintura, rodé por el césped y me escondí prontamente bajo el balcón para no estar a la vista de ningún tirador. El dolor aumentaba ya que al parecer las balas tenían algún brebaje envenenado por más decir que la plata también dañaba mi piel
Última edición por Sophia D'Luca el Mar Ene 08, 2019 8:51 pm, editado 1 vez
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Soledad no es estar solo
Los bocetos podrían ayudar a investigar a todos los involucrados, va a ser una tarea titánica y digna de Phoenix quien por esta vez, tendrá que unirse para resolver este enigma. Sabe que es la vida de Clarice de la que hablan, por lo que su sonrisa plena está fuera de lugar e intenta disimularla un poco. Si hay algo que más le guste a la inglesa, son los misterios y si a eso se le une el hecho de que éste es el mejor de todos, entonces Annabeth es totalmente feliz. - Ni te preocupes, llegaremos al fondo del asunto, Clarice. Sólo que es un gran montaje para matarlos. ¿Estás segura que el actual rey no tuvo nada que ver? Quizá él lo orquestó - porque no dudaría que por ambición muchos hicieran todo ésto. En ocasiones, para obtener cargos en los nuevos reinados, se hacían grandes movimientos como éste.
Algo así había dicho Clarice que sucedió. Teme que entonces las cosas sean más complicadas de lo que a primera vista parecen. Con que ella sepa la verdad, le basta, lo que le dice mucho de su carácter. No es una mujer ambiciosa para fortuna de la inglesa. Se sorprende cuando le abraza, aún así, le rodea con los brazos sabiendo que lo que necesita es contención más allá de explorar todas las vertientes y descubrir la verdad. - Ya no estás sola, cuentas conmigo para todo lo que necesites. Mis padres te consideraban una gran mujer, así que demuéstralo. Sal adelante, levanta el rostro y muéstrales que por más artimañas, tu espíritu sigue adelante - le anima con una gran sonrisa deseando que ella lo entienda. Son vivencias que hay que superar para ser más fuertes cada día. Eso lo aprendió tras la muerte de sus padres. Y ahora, es una mujer mejor para el orgullo de ellos, donde quiera que estén.
Se queda pensando con lo que dice - tienes que alejarte de las que quieren mantener todo en secreto y desconfiar de las que quieren la verdad. De hoy en adelante, Clarice, sólo comentas este tema conmigo. Nadie más debe saber que te ayudo, porque créeme, voy a llegar a la verdad. No hay nada que se le escape a Phoenix y si algo no puedo solucionarlo como humana, tengo sobrenaturales. Vampiros muy antiguos, licántropos que persiguen rastros, hechiceros que detectan magia y para culminar, excelentes cazadores y humanos con contactos en todo el mundo. De todos ellos haremos uso - sí, a simple vista Phoenix es protectora de la cultura sobrenatural, pero cuando se le pone en marcha, es una máquina imparable y a tener miedo.
Se queda pensando cuando le comenta del lugar con las pistas, - Va a haber un problema, Clarice. Es lo que no estás viendo y lamento decirte que es mejor que te sientes - busca alrededor hasta encontrar un banco. En cuanto ella le obedece, Annabeth se queda frente a ella, tomando sus manos para mirarla a los ojos - si tú eres una cambiante y estás viva. ¿Quién dice que Zarek murió realmente y no está vivo, en otro lugar, con otra apariencia y buscando venganza? - le deja esa idea en la cabeza para que entienda el problema en el que se acaban de meter. Porque si ella, que es una cambiante comparada a un vampiro poderoso, pudo irse, él por supuesto lo puede con mayor eficacia. Si eso es cierto ¿Dónde estará el otrora rey?
La conversación se corta de golpe, la cambiante es más rápida, todo se vuelve un caos: disparos, bomba de humo, gritos, correteos. Así que alguien dentro de la fiesta también tiene sus intereses y no desea que lleguen a la verdad. Annabeth se lo toma más a pecho. Obedece a la mujer que la cubre, mira hacia abajo cuando le dice de saltar, por inercia, se quita rápido los zapatos saltando después de ella, sintiendo cómo un tiro le daba en el brazo, sólo un raspón, pero lo suficiente para doler. Se hace bolita en el aire, cayendo de costado rodando, antes de levantarse rápido y llegar abajo del balcón con ella para reír divertida - la próxima vez, me pongo botas para venir a tu casa - le sonríe con indulgencia, al ver su herida, se sube las enaguas con rapidez, sacando de un liguero un pequeño bolsito oculto - mujer prevenida vale por dos - extrae un pequeño frasco - ten, tómatelo, es un brebaje de un hechicero para sanar más o menos rápido - saca su pañuelo y le hace un torniquete en el brazo.
Mira a su alrededor, saca del bolsito un silbato acomodando lo demás en uno de los bolsillos ocultos del vestido. Lo hace sonar, para la cambiante es un sonido demasiado bajo que capta a la perfección, quizá está hecho para ponerse en contacto con algún animal - no vine sola, tengo a mi cochero listo. Es un licántropo que no encontró hogar después de que su casa se incendió y lo adopté, así que no te atacará, pero tenerlo con nosotras será bueno, así nos podrá sacar de aquí. Y ya te digo, Clarice, eres mi invitada. No habrá quién se meta en mi casa ni con todo el armamento del mundo, mandaré llamar a Aglaia para que me ayude - propone pensando que es la única a la que puede echar mano. Quien se entrometa, verá el filo de las espadas espartanas de la vampiresa. Vuelve a sonar el silbato tomando la mano de la cambiante, en tanto arriba están corriendo de un lado para el otro. Algunos parecen asomarse - Aquí no está, sigan buscando - escucha la voz de un hombre, al menos los han distraído.
El cochero llega a paso veloz, las mira sorprendido - ¡Por acá! Moví el carruaje cuando escuché los disparos esperando su llamado, lo oculté entre los árboles, en caso de que sea necesario, desamarro los caballos y se van en ellos en tanto los distraigo - dice el hombre que parecerá tener unos treinta y tantos años. - Vamos, señoritas - incita a ambas, tomando del brazo a Annabeth - no, a mí no me buscan, encárgate de que la señora esté bajo resguardo, Albert - el licántropo mira a la cambiante asintiendo - así será ¿Y usted? - Annabeth se sonríe - los distraeré, la vieron conmigo, así que pensarán que está todavía a mi lado. Cuando vean que se escapó, nadie me tomará en cuenta, váyanse, ya los alcanzo, ve al claro del roble, ahí los veo - el sirviente asiente, llevándose a la cambiante, peleando por ella incluso cuando la situación es tensa o agresiva. Se ocupa y preocupa porque ella llegue sana y salva hasta el carruaje donde desacopla a tres de los caballos para mirar a la joven - monte, iremos al claro, está en mitad del bosque y ahí, si alguien nos sigue, hay suficientes de mis compañeros para hacerlos pasar un mal rato - por eso Annabeth había elegido ese lugar.
Algo así había dicho Clarice que sucedió. Teme que entonces las cosas sean más complicadas de lo que a primera vista parecen. Con que ella sepa la verdad, le basta, lo que le dice mucho de su carácter. No es una mujer ambiciosa para fortuna de la inglesa. Se sorprende cuando le abraza, aún así, le rodea con los brazos sabiendo que lo que necesita es contención más allá de explorar todas las vertientes y descubrir la verdad. - Ya no estás sola, cuentas conmigo para todo lo que necesites. Mis padres te consideraban una gran mujer, así que demuéstralo. Sal adelante, levanta el rostro y muéstrales que por más artimañas, tu espíritu sigue adelante - le anima con una gran sonrisa deseando que ella lo entienda. Son vivencias que hay que superar para ser más fuertes cada día. Eso lo aprendió tras la muerte de sus padres. Y ahora, es una mujer mejor para el orgullo de ellos, donde quiera que estén.
Se queda pensando con lo que dice - tienes que alejarte de las que quieren mantener todo en secreto y desconfiar de las que quieren la verdad. De hoy en adelante, Clarice, sólo comentas este tema conmigo. Nadie más debe saber que te ayudo, porque créeme, voy a llegar a la verdad. No hay nada que se le escape a Phoenix y si algo no puedo solucionarlo como humana, tengo sobrenaturales. Vampiros muy antiguos, licántropos que persiguen rastros, hechiceros que detectan magia y para culminar, excelentes cazadores y humanos con contactos en todo el mundo. De todos ellos haremos uso - sí, a simple vista Phoenix es protectora de la cultura sobrenatural, pero cuando se le pone en marcha, es una máquina imparable y a tener miedo.
Se queda pensando cuando le comenta del lugar con las pistas, - Va a haber un problema, Clarice. Es lo que no estás viendo y lamento decirte que es mejor que te sientes - busca alrededor hasta encontrar un banco. En cuanto ella le obedece, Annabeth se queda frente a ella, tomando sus manos para mirarla a los ojos - si tú eres una cambiante y estás viva. ¿Quién dice que Zarek murió realmente y no está vivo, en otro lugar, con otra apariencia y buscando venganza? - le deja esa idea en la cabeza para que entienda el problema en el que se acaban de meter. Porque si ella, que es una cambiante comparada a un vampiro poderoso, pudo irse, él por supuesto lo puede con mayor eficacia. Si eso es cierto ¿Dónde estará el otrora rey?
La conversación se corta de golpe, la cambiante es más rápida, todo se vuelve un caos: disparos, bomba de humo, gritos, correteos. Así que alguien dentro de la fiesta también tiene sus intereses y no desea que lleguen a la verdad. Annabeth se lo toma más a pecho. Obedece a la mujer que la cubre, mira hacia abajo cuando le dice de saltar, por inercia, se quita rápido los zapatos saltando después de ella, sintiendo cómo un tiro le daba en el brazo, sólo un raspón, pero lo suficiente para doler. Se hace bolita en el aire, cayendo de costado rodando, antes de levantarse rápido y llegar abajo del balcón con ella para reír divertida - la próxima vez, me pongo botas para venir a tu casa - le sonríe con indulgencia, al ver su herida, se sube las enaguas con rapidez, sacando de un liguero un pequeño bolsito oculto - mujer prevenida vale por dos - extrae un pequeño frasco - ten, tómatelo, es un brebaje de un hechicero para sanar más o menos rápido - saca su pañuelo y le hace un torniquete en el brazo.
Mira a su alrededor, saca del bolsito un silbato acomodando lo demás en uno de los bolsillos ocultos del vestido. Lo hace sonar, para la cambiante es un sonido demasiado bajo que capta a la perfección, quizá está hecho para ponerse en contacto con algún animal - no vine sola, tengo a mi cochero listo. Es un licántropo que no encontró hogar después de que su casa se incendió y lo adopté, así que no te atacará, pero tenerlo con nosotras será bueno, así nos podrá sacar de aquí. Y ya te digo, Clarice, eres mi invitada. No habrá quién se meta en mi casa ni con todo el armamento del mundo, mandaré llamar a Aglaia para que me ayude - propone pensando que es la única a la que puede echar mano. Quien se entrometa, verá el filo de las espadas espartanas de la vampiresa. Vuelve a sonar el silbato tomando la mano de la cambiante, en tanto arriba están corriendo de un lado para el otro. Algunos parecen asomarse - Aquí no está, sigan buscando - escucha la voz de un hombre, al menos los han distraído.
El cochero llega a paso veloz, las mira sorprendido - ¡Por acá! Moví el carruaje cuando escuché los disparos esperando su llamado, lo oculté entre los árboles, en caso de que sea necesario, desamarro los caballos y se van en ellos en tanto los distraigo - dice el hombre que parecerá tener unos treinta y tantos años. - Vamos, señoritas - incita a ambas, tomando del brazo a Annabeth - no, a mí no me buscan, encárgate de que la señora esté bajo resguardo, Albert - el licántropo mira a la cambiante asintiendo - así será ¿Y usted? - Annabeth se sonríe - los distraeré, la vieron conmigo, así que pensarán que está todavía a mi lado. Cuando vean que se escapó, nadie me tomará en cuenta, váyanse, ya los alcanzo, ve al claro del roble, ahí los veo - el sirviente asiente, llevándose a la cambiante, peleando por ella incluso cuando la situación es tensa o agresiva. Se ocupa y preocupa porque ella llegue sana y salva hasta el carruaje donde desacopla a tres de los caballos para mirar a la joven - monte, iremos al claro, está en mitad del bosque y ahí, si alguien nos sigue, hay suficientes de mis compañeros para hacerlos pasar un mal rato - por eso Annabeth había elegido ese lugar.
Annabeth De Louise- Humano Clase Alta
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Re: Soledad no es estar solo
SOLEDAD
No era una mujer sumisa, ni mucho menos mojigata, me tomaba las cosas a pecho a veces incrédula, a veces con exceso de confianza y otras siguiendo mis instintos que desde que estaba en Paris estaban a Flor de Piel, hice sin pensar todo lo que Anna ordeno olvidando puntos a mi favor, ¿pero qué hacía de mal un poco de ayuda? – De por si suelo sanar muy rápido pero un poco de ayuda siempre es bienvenida – se tomó el brebaje de un sorbo. Y quedo oculta, podría ser fácil pensó salir de esta, mientras observaba el flanco izquierdo y Anna parecía llamar a quien nos pudiera resguardas – Puedo convertirme en felino y escapar… no sería primera vez… pero no te dejare al menos por ahora– aguarde silencio mientras ambas nos escondíamos a la espera de su aliado el Lican, escuche su historia, esta mujer era un pan de Dios enviado como ángel para resguardarme pensé mientras me movía con ligereza.
-Créeme que confió mas en ti en este momento porque tengo unas ganas de convertirme en guepardo y acabar con cada vida de los que me siguen, siento en mis entrañas esas terribles ganas de buscar venganza, de buscar respuestas – mi tono había cambiado, ya no estaba tranquila, pero tampoco inquieta, esto había sido el colmo, esto me demostraba que no podía quedarme nunca más en la oscuridad ahora, desde ahora todo sería diferente, cuidaría mi espalda pero miraría al frente para que la verdad saliera a flote y si quizás algún día encuentre a Zarek… será un grandioso día.
Monte el caballo, sintiéndome un tanto incomoda con Albert, como lo había llamado Anna – Por favor Anna, cuídate… porque créeme que lo que estoy sintiendo en estos momentos para nadie es bueno… - ese deseo de muerte pocas veces en mi vida lo había experimentado y sabía que era peligroso. – Cuídate – Me acomode y pase mi brazo por la cintura del lican, escuche lo que decía del claro del bosque.
Oí mientras nos alejábamos como algunos tomaban sus caballos para seguirnos, disparos eran la advertencia que no se darían por vencidos de manera rápida – Espero estén siempre atento porque no nos dejaran – dije mientras pensaba, en las personas que había invitado, había sido muy meticulosa pero con algo no contaban, había memorizado todos los rostros de la fiesta así que de ahora todos estaban involucrados hasta que no se evidenciará lo contrario. De alguna forma u otra necesitaba sentirme segura.
Definitivamente sentía que mi vida era una obra de teatro donde yo era la actriz del cuento trágico, oculte mi rostro en la espalda de aquel licano, la rabia me llevaba y mientras escuchaba con mi agudo oído que aún nos seguían escuchaba que me nombraban, pero no a mi nueva amiga y eso me dejaba más tranquila al parecer al fin había encontrado alguien en poder confiar.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Soledad no es estar solo
A pesar de su condición licántropa, Albert es un buen jinete, mantiene a los perseguidores lejos del caballo y de la valiosa carga que su señora le encargó. Avanza a toda velocidad por el bosque, haciendo que el corcel a veces salte por obstáculos que muchos pensarían imposibles de cruzar. La diferencia radica en el entrenamiento de los caballos. La señorita De Louise no escatima en esfuerzos para que todos estén preparados en caso de una urgencia como lo que ahora viven. Los metros siguen siendo consumidos con toda velocidad, de vez en vez, Albert observa por encima del hombro hasta que llegan a un claro. Detiene la montura, se apea y alza las manos para recibir a la mujer depositándola en el suelo. - Sígame, por favor y perdone mi atrevimiento - le toma de la mano conduciéndola unos pasos más hasta que la realidad se modifica, como si pasara una capa invisible que impide ver la cabaña en mitad del claro.
Es de líneas simples, pequeña, como para tener unas dos habitaciones quizá y de la chimenea, un humo emana haciendo de la estampa algo hogareño. Albert mira a la cambiante con una media sonrisa soltado su mano de inmediato - lo lamento mucho, pero si no la trajera de mi mano, no podría pasar la magia. Ésta es la cabaña de madame D'Lacourt, es una hechicera y la usaremos para protegernos hasta que la señorita De Louise nos diga que es seguro salir - le informa subiendo los peldaños para abrir la puerta principal y que la mujer entre primero - estaremos a solas, pero puedo hacerle un té si quiere, en lo que llega la señorita - mantiene la puerta abierta para estar atento.
Veinte minutos después, Annabeth atraviesa la barrera pensativa. Avanza hasta llegar a la cabaña mirando a ambos - ¿Están bien? ¿No pasó nada raro? - pregunta mirando a Albert que niega. - Bueno, está confirmado, alguien te traicionó, pero mi problema es que no escuché el nombre. Sé cómo es, pero no el nombre - pone cara de circunstancia. - Y lamento informarte que - le toma la mano - uno de tus guardias falleció. Sé que muchos fallecieron, pero fueron directo tras él. Le persiguieron, le exigieron que diera tu paradero y como no supo decirles, lo mataron, se llamaba Gerard - toma asiento en la mesa. Albert de inmediato le sirve una taza de té - gracias. ¿Nos puedes dejar a solas? - el licántropo asiente - iré a revisar el perímetro, con su permiso - en cuanto se retira, Annabeth toma las manos de Sophia. - ¿Todo está bien? ¿Te trató bien? - está preocupada por la cambiante, pareciera que demasiados exabruptos nunca traen algo bueno.
Es de líneas simples, pequeña, como para tener unas dos habitaciones quizá y de la chimenea, un humo emana haciendo de la estampa algo hogareño. Albert mira a la cambiante con una media sonrisa soltado su mano de inmediato - lo lamento mucho, pero si no la trajera de mi mano, no podría pasar la magia. Ésta es la cabaña de madame D'Lacourt, es una hechicera y la usaremos para protegernos hasta que la señorita De Louise nos diga que es seguro salir - le informa subiendo los peldaños para abrir la puerta principal y que la mujer entre primero - estaremos a solas, pero puedo hacerle un té si quiere, en lo que llega la señorita - mantiene la puerta abierta para estar atento.
Veinte minutos después, Annabeth atraviesa la barrera pensativa. Avanza hasta llegar a la cabaña mirando a ambos - ¿Están bien? ¿No pasó nada raro? - pregunta mirando a Albert que niega. - Bueno, está confirmado, alguien te traicionó, pero mi problema es que no escuché el nombre. Sé cómo es, pero no el nombre - pone cara de circunstancia. - Y lamento informarte que - le toma la mano - uno de tus guardias falleció. Sé que muchos fallecieron, pero fueron directo tras él. Le persiguieron, le exigieron que diera tu paradero y como no supo decirles, lo mataron, se llamaba Gerard - toma asiento en la mesa. Albert de inmediato le sirve una taza de té - gracias. ¿Nos puedes dejar a solas? - el licántropo asiente - iré a revisar el perímetro, con su permiso - en cuanto se retira, Annabeth toma las manos de Sophia. - ¿Todo está bien? ¿Te trató bien? - está preocupada por la cambiante, pareciera que demasiados exabruptos nunca traen algo bueno.
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Re: Soledad no es estar solo
SOLEDAD
En completo silencio seguí a Albert, pensativa podría decir que estaba ida entre las ideas que iban y venían, me había arriesgado con aquella fiesta pero sabía que era más que necesaria, así mi círculo de amistades se iban reduciendo, y al final ese era el gran plan, saber quiénes realmente me eran fieles aun, y quienes habían sido corrompidos por las habladurías de los terroristas. No puse atención en ningún momento al lugar que nos comenzaba a rodear, me aferre al hombre y a mis pensamientos y corazonadas, ¿sería Anna la única y mejor aliada que podría tener? Mis instintos me decían que sí, que podía confiar en ella a ciegas… su apellido la precedía, no podía ser una mala mujer si tuvo aquellos padres tan luchadores y compasivos.
Seguí en silencio y tomada de la mano de aquel hombre, estaba completamente en otro momento, en mi cabeza trataba de recordar todos los rostros, que habían en la fiesta, los reconocía a todos, aparte de tener los nombres escrito de puño y letra luego daría aquella información a Anna, para que pudiera corroborar su legitimidad. Había sido muy precavida, pero al parecer igual se había infectado aquel lugar. Ahora, más que nunca iba a necesitar hacer unos cambios, grandes cambios. Mire a mi alrededor unos momentos mientras mi cuerpo avanzaba y pude sentir aquella magia, cada uno de los bellos de mi piel se había erizados, mire el lugar asentí a lo que decía mi ahora cuidador – Acepto el té, por favor – acote a decir, mientras me acercaba a una ventana y miraba hacia afuera – Es increíble pensar que uno está seguro en un lugar y de un momento a otro llega el caos – dije al aire, sin esperar respuesta, no la necesitaba. Me sentía vacía, culpable, pero sin miedo.
El silencio nos envolvió y al cabo de unos minutos apareció Anna, sonreí de medio lado mientras ella hablaba de que había visto al responsable, estaba segura que era más de uno, pero eso dejaría en sus manos todo el asunto de la investigación, ella había demostrado con creces ser una persona apta para todo aquello. -¿Gerard? – Dije con tono de pregunta mientras movía la cabeza – es uno de los que siempre ha sido muy fiel a mi… desde mi pequeño periodo en Italia – baje la cabeza apretando los ojos, aguantándome la rabia que hacía que hirviera mi sangre por dentro. Al quedarnos solas, la quede mirando – Estoy bien, me siento un poco vacía… pero eso es normal – dije sin darle mucha importancia a aquello. – he recibido un muy buen trato y te lo agradezco, ahora quiero que se comience esta investigación… de atrás para delante o como sea, todo está conectado, creo que tú lo sabes o lo sientes mejor que yo.- pase saliva un momento y volví a mirar por la ventana – Clarice Rinaldi, ahora necesita un nuevo hogar y necesito un número reducido de personal de servicio. No quiero grandes cosas, una pequeña casa en la zona residencial donde todos me puedan ver, no me esconderé pero si tendré ojos por todos lados. Y necesitare tu ayuda de ser necesario comprare una villa entera para poder sentirme yo misma. Es momento de poner cartas en el asunto y quiero por fin vivir en paz. – dije con determinación, esto era la gota que había rebalsado el vaso… no podía esperar más… bueno tal vez uno o dos días que las cosas se calmaran pero ya no más… la quede mirando fijamente – Gracias Annabeth, por todo… - dije terminando el ultimo sorbo de té que me había servido Albert.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Soledad no es estar solo
De camino a la cabaña, muchas ideas revolotean en la mente de la inglesa, como mariposas imposibles de tomar con las manos para observarlas el tiempo necesario y definir qué parte de sus alas es más hermoso. O cuál es el misterio que entrañan sus coloridos dibujos y trazos. Montada en el caballo, Ananbeth hace un recuento de todo lo que vió, escuchó y también, olió. Trae un bolso pequeño con sus pertenencias, sacado de su propio carruaje que por supuesto, en su momento tendrá que mandar a recoger, pero entre el caos, a nadie le llamaría la atención que hubiera escapado del tiroteo en un caballo.
La cabaña estaba sumida en lo profundo del bosque con plena intención de no ser encontrada, para ser un oasis en un momento de necesidad como éste. La joven no tarda en llegar, ingresando con una pequeña sonrisa tomando en cuenta lo que sucedió. Las vidas que se perdieron, el fuerte golpe que para la dama seguro supondrá saber que fue traicionada y por quiénes. Después de hacer la introducción debida, toma asiento agradeciendo la taza de té que Albert le sirve antes de ir a hacer un patrullaje de rutina. Annabeth sabe que ambas lo necesitan para entablar la siguiente conversación.
La pena en los ojos de la cambiante es latente al enterarse de Gerard. La inglesa le coloca una mano sobre las suyas en señal de respeto y que la acompaña en su dolor. - No tienes qué agradecer, de todas maneras te ayudaré en lo que pueda. Mandaré a dos de mis mejores hechiceros a que levanten las barreras necesarias y mientras tanto, quiero que vivas en la mansión conmigo. Es tan espaciosa que no sabrás que estoy. Por favor, es una medida de seguridad - alza el dedo índice de su diestra preocupada por cualquier detalle que se les pudo pasar.
- Ahora que me acuerdo - busca en su bolso sacando una tela - si bien no tengo un nombre, sí tengo un olor de quien dirigía todo el ataque. Es de este hombre, espero puedas reconocerlo y me digas quién es, para ponerle vigilancia - cierra el bolso dejándolo colgado del respaldo de la silla. Un sonido la alerta, voltea hacia su diestra poniéndose en pie, vigilando por la ventana. Se escuchan caballos al galope, pero así como se acercan, rebasan el lugar y siguen en avance con rumbo indefinido. - Algo así quiero que te hagan, un lugar como éste, donde esté a la vista de todos y al mismo tiempo, nadie repare en él - si debe ser sincera, la cabaña es mucho mejor que eso, pero al menos le dará una idea.
La cabaña estaba sumida en lo profundo del bosque con plena intención de no ser encontrada, para ser un oasis en un momento de necesidad como éste. La joven no tarda en llegar, ingresando con una pequeña sonrisa tomando en cuenta lo que sucedió. Las vidas que se perdieron, el fuerte golpe que para la dama seguro supondrá saber que fue traicionada y por quiénes. Después de hacer la introducción debida, toma asiento agradeciendo la taza de té que Albert le sirve antes de ir a hacer un patrullaje de rutina. Annabeth sabe que ambas lo necesitan para entablar la siguiente conversación.
La pena en los ojos de la cambiante es latente al enterarse de Gerard. La inglesa le coloca una mano sobre las suyas en señal de respeto y que la acompaña en su dolor. - No tienes qué agradecer, de todas maneras te ayudaré en lo que pueda. Mandaré a dos de mis mejores hechiceros a que levanten las barreras necesarias y mientras tanto, quiero que vivas en la mansión conmigo. Es tan espaciosa que no sabrás que estoy. Por favor, es una medida de seguridad - alza el dedo índice de su diestra preocupada por cualquier detalle que se les pudo pasar.
- Ahora que me acuerdo - busca en su bolso sacando una tela - si bien no tengo un nombre, sí tengo un olor de quien dirigía todo el ataque. Es de este hombre, espero puedas reconocerlo y me digas quién es, para ponerle vigilancia - cierra el bolso dejándolo colgado del respaldo de la silla. Un sonido la alerta, voltea hacia su diestra poniéndose en pie, vigilando por la ventana. Se escuchan caballos al galope, pero así como se acercan, rebasan el lugar y siguen en avance con rumbo indefinido. - Algo así quiero que te hagan, un lugar como éste, donde esté a la vista de todos y al mismo tiempo, nadie repare en él - si debe ser sincera, la cabaña es mucho mejor que eso, pero al menos le dará una idea.
Annabeth De Louise- Humano Clase Alta
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