Hlokk - the huntress

Descripción Psicológica
Hlokk es una cazadora con todas las de la ley: consecuente con sus actos, sin remordimientos, decidida y perspicaz. Es experta en rastrear, poner trampas y dar muerte a cualquier tipo de animal o ser sobrenatural. Aunque, a veces, su trabajo requiere sólo de la captura y la presa debe ser llevada aún con vida al que le pagará el jornal.

Poco habladora, menos cuando bebe que hace que suelte la lengua, lo suyo es observar, analizar y medir a los demás. Siempre dispuesta a un combate, calcula las debilidades ajenas y sus probabilidades de ganar. No es necia, así que lo de “nunca negarse a una pelea”, no va con ella. Es una mujer lista que si sabe tiene las de perder, evitará el enfrentamiento.

Si bien es buena cumpliendo con sus contratos, lo de las órdenes no se le da tan bien, menos aún cuando el que intenta estar por encima de ella es un hombre. Tolera con mejor ánimo los mandatos por parte de otra mujer.

Historia
Nacida en un orfanato femenino, sí, no es que fuera encontrada y llevada allí, sino que allí le dieron a luz. Hija de otra huérfana, de una joven que con poco más de quince años se había quedado embarazada tras una violación por parte de un párroco. Hlokk vino al mundo en un mal momento, con un futuro incierto. Mas esa manera de ser concebida, la fortaleza con la que su madre superó el suceso y llevó el embarazo, marcaron el carácter de aquel bebé que, con el tiempo, se convertiría en una mujer independiente, resistente, fuerte y, obviamente, desconfiada.

Su madre la crio allí mismo donde la tuvo, así que, a pesar de no tener hermanas biológicas, jamás estuvo sola. Siempre estuvo rodeada de decenas de chicas de todas las edades con las que compartió vivencias, aprendizaje, evolución personal. Pero su carácter rebelde floreció ya a muy temprana edad, siendo una de las niñas más gamberras y bromistas del orfanato. No por ello era mala, ya que conocía bien los límites de lo permitido. Pero disfrutaba con llegar a los confines de lo apropiado, rozando siempre la línea, jugando con el peligro incluso, aunque eso poco tuviera que ver con sus amigas y compañeras.

Su madre pasó a formar parte de las mujeres que cuidaron del lugar, de las niñas. Hlokk mostró que era capaz de valerse por sí misma, de pensar antes de actuar, de defenderse y de salir al mundo a conseguir aquello que muchas no lograban en toda su vida: hacerse valer y respetar. Su progenitora jamás les puso freno a sus sueños, al contrario, fue la principal impulsora de darle alas a la joven que crecía demasiado rápido para los años que tenía.

Precavida, valiente y segura de si misma, Hlokk salió a comerse el mundo, convencida de que éste no podría comérsela a ella. Y si lo intentaba, ella lograría ser regurgitada y clamaría el lugar que le correspondía en la vida.

Ya en el orfanato descubrió lo que eran los seres sobrenaturales, pues una de las cuidadoras era una cambiante y se aseguró de instruir a las niñas en los peligros que acechaban fuera de aquellos muros. Ese fue el principal motivo por el que la muchacha se convirtiera en cazadora, se instruyera a sí misma y, una vez fuera del que había sido su hogar, incluso buscara quien la entrenara. Reacia a tratar con varones, fue en pos de mujeres fuertes, luchadoras, guerreras independientes. Así pues, se convirtió en lo que es ahora, una dama orgullosa de su uso con la espada, el arco y las dagas cortas. Una silente depredadora.