Tyr (El guardian de la espada)

Descripción Psicológica
Tyr es un hombre orgulloso, valiente y fiero como todo buen guerreo que se enorgullece de serlo. La vida, empeñada en doblegarle una vez tras otra, lejos de conseguir su rendición, no ha hecho más que fortalecerle.

La maldición que pesa sobre él y le obliga a perder la razón tres noches al mes, le aporta la fortaleza de espíritu suficiente como para sobrellevar la culpa de sus actos inconscientes durante los otros veintisiete días restantes en los que la luna no brilla entera.

Para él, su deber pesa más que cualquier voluntad propia que pueda tener. Es un hombre fiel a sí mismo, pero aún más leal lo es a su causa. Defenderá con su vida aquello que debe proteger y morirá orgulloso si dedica hasta el último aliento a luchar con valor y sin miedo.


Historia
Nacido en una familia normal, con progenitores normales y hermanas normales, fue el primer varón de la familia, obviamente sin contar a su padre. Los tiempos no eran fáciles, pero para nadie lo eran. Las batallas se sucedían y lo primordial era la supervivencia. En aquel tipo de situación era difícil que los padres fueran cariñosos con sus hijos. Los querían, pero lo demostraban de manera distinta. Los cuidaban y ya de muy pequeños les enseñaban a defenderse, cazar, trabajar el campo, construirse sus propios utensilios para cocinar, matar y protegerse a sí mismos y al resto de la familia.

En el pueblo todos se comportaban de un modo similar, pues todos pasaban por las mismas cosas. Enfermedades, desnutrición, guerras… Así que se ayudaban unos a otros, se daban apoyo, hacía piña. Y lo que empezó siendo una pequeña familia, hizo que todo un territorio se tratara como si todos sus habitantes fueran hermanos.

Durante una cacería cuando tenía 21 años, su grupo fue atacado por una manada de licántropos. Murieron todos menos Tyr y otro compañero suyo. Regresaron heridos al poblado, allí fueron llevados ante la bruja que intentó curar sus heridas y les dejó claro cuál iba a ser su destino ahora que habían sido mordidos. Estaban ambos malditos, debían elegir si dejar atrás todo lo que conocían y buscarse otro lugar en el que vivir o esperar al día de la próxima luna llena, aprovechando hasta el último minuto de sol y, antes de su transformación, ser liberado mediante un ritual de muerte voluntario. El otro herido, teniendo familia e hijos, optó por la segunda opción, mas Tyr, no teniendo vínculos más allá de su hermanas, pues sus padres ya habían fallecido llevados por la enfermedad, decidió partir y buscarse la vida.

Así fue como partió del que había sido su hogar y emprendió un camino sin destino conocido.

Con los conocimientos que tenía, fue capaz de sobrevivir durante varios años por su cuenta, evitando siempre los lugares con gente. No deseaba atacar a nadie cuando la dama blanca reinara en el firmamento y por ello se alejaba de ciudades y pueblos.

Cuando ya rondaba los treinta y cinco años reales, se encontró un día con un caballero norteño. Éste se veía ya algo mayor, achacado por la edad, pero fuerte y resistente como un roble. Entre charlas, comidas y bebida, acabaron entablando algo parecido a una amistad. Pronto llegaron las confesiones, Tyr le contó el secreto de su maldición y el guerrero le contó que él era el guardián de un objeto especial, pero que ya estaba mayor y debía buscar un sustituto. El anciano le prometió vigilarle durante la luna ella y que, a cambio, cuando él muriera, quedaría a cargo de proteger aquello que él guardaba.

Pasaron dos años más de camaradería, cuando su amigo cayó preso de las fiebres. Juró cumplir con su palabra cuando el contrario exhalaba el último suspiro y, sin que su difunto compañero lo supiera, con aquella petición acababa de darle un propósito a la vida de aquel licántropo.


Poderes

- Fortaleza: Capacidad de resistencia extrema al dolor físico.

- Rastreo: Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros.

- Aullido: Habilidad para aturdir y dejar paralizado, por algunos instantes, a sus enemigos por medio de un aullido ensordecedor. En ese momento, el sonido golpea fuertemente el oído del enemigo y en ocasiones puede llegar a destrozarle los tímpanos o incluso causarle algunas lesiones cerebrales. El aullido también sirve para llamar otros de su misma raza.