Un día cualquiera en la tienda ~ Ryuu

por **Hiraki Chandler Arkensow** Vie Mayo 11, 2018 11:15 am

Trabajar en la tienda no era mi pasatiempo favorito, pero tampoco estaba tan mal. Entre otras cosas, podía dedicarme a cuidar de mis armas y limpiarlas mientras atendía la tienda. Después de todo era una tienda de antigüedades y había algunas armas entre los artículos que vendíamos. Claro que, a diferencia de mis armas, las que vendíamos no estaban cargadas ni mucho menos. De todos modos, el caso es que no llamaba la atención que me encontrase en el mostrador limpiando un cuchillo o un puñal.

Pero no era el caso ahora. Mis armas estaban perfectamente listas y dispuestas porque las había limpiado hacía un par de días y aun no había vuelto a usarlas. Por otro lado, llevar una tienda no era una tarea tan fácil como creían algunos. "Oh, si solo tienes que estar tras el mostrados y cobrar si alguien quiere comprar algo." Y una mierda, tenía bastante trabajo detrás como el inventario y las cuentas. Por suerte no se me daba del todo mal llevar las cuentas, había aprendido a base de leerme muchos libros al respecto.

Hacía al menos dos semanas que no sabía nada de mi hermano, pero aun no había empezado a preocupar puesto que sabía que podría simplemente haberse entretenido demasiado durante alguna cacería complicada o algo parecido.

Me encontraba en la parte de la oficina haciendo el cuadrante de las cuentas del mes, hacía casi una hora que había echado el cierre tras atender a los últimos clientes. El mes había sido bueno, teníamos algunos clientes habituales interesados en comprar antigüedades casi cada mes, algunos incluso cada semana. Eso era bueno para el negocio, desde luego. Además, incluso teníamos un par de artículos apalabrados y reservados, que no anoté en las cuentas al no ser una compra hecha.

por **Tyler Chandler** Vie Mayo 11, 2018 2:54 pm

Había pasado un día desde el encuentro con Rashida, solamente un día. Y el brujo estaba cada vez más convencido de ayudar a aquella muchacha, quizás porque sí que tenía fe en encontrar algo más dondequiera que estuviera escondido aquél... Tesoro, u "objeto" mágico. Y no era para menos, pues las runas que había visto en aquellos escritos eran tan antiguos que podrían tratarse de asuntos muy importantes, demasiado para que una simple humana se inmiscuyera sola. ¿Y si de verdad había alguien más detrás de aquello? No podía perder la oportunidad, si era real, podría valer una verdadera fortuna.

Sin embargo, ántes de decidir dar el paso, el hombre quería hablarlo con la persona en la que más confiaba en todo el mundo, más incluso que su prima, quien le enseño las artes mágicas y su mundo, al cual pertenecía: Y esa persona era su hermana, Hiraki. Llevaba varias semanas sin verla, al menos físicamente, y sabía que cuando se encontrasen de nuevo, ésta tendría muchas preguntas, entre ellas que por qué ya no era el mismo —recordemos que sufrió un cambio físico total al combatir contra un peligroso demonio—, pero tendrían tiempo de sobra para explicarse. Al fin y al cabo, era un brujo, siempre tenía tiempo.

Un portal circular y con una especie de chispas a su alrededor apareció en medio de la calle, frente a la tienda de antigüedades Chandler. De aquél portal apareció Ryuu, ataviado con ropas ajustadas y elegantes a la vez, como una especie de traje. El portal desapareció a su espalda, dejándolo solo en aquella calle, era de noche y las luces de la tienda iluminaban parte del exterior.
El hombre se dirigó a la puerta y la abrió, haciendo sonar un cascabel, cerró la puerta tras de sí y esperó allí, con las manos en los bolsillos, a su hermana.

por **Hiraki Chandler Arkensow** Vie Mayo 11, 2018 3:23 pm

En cuanto terminé de cuadrar las cuentas del mes anoté un par de datos más sobre las cuentas del mes actual para adelantar algo de trabajo. Después, una vez que hube terminado de anotar lo que pretendía, cerré el libro y me levanté para guardarlo en su lugar en la estantería tras el escritorio. En ese momento escuché el cascabel de la puerta. No era habitual que sonase a estas horas, puesto que el cartel de la puerta rezaba con letra clara "Cerrado". Por lo que comprobé por puro instinto los puñales ocultos bajo mis ropas a la altura de mi cintura. Prácticamente siempre estaban ahí, salvo cuando me lavabava y cosas parecidas, pero sentir su tacto contra mis manos me hacía sentir mejor.

Salí de la trastienda hacia el lugar que estaba a la vista del público habitualmente. Vi a un hombre que estaba pegado a la puerta, no parecía haberse movido del umbral. Algo me resultaba familiar de él, pero no le conocía de nada. Era más como una sensación. -Lo siento amigo, hemos cerrado hace un buen rato. Tendrá que venir mañana si quiere algo.- La verdad es que quizá debería aprender a cerrar la puerta tras cerrar la tienda aunque yo estuviera dentro. Bueno, si fuera una jovencita indefensa quizá lo haría, pero desde luego no lo era.

Desde luego no iba a dejar que esa ligera sensación de familiaridad con aquel tipo me hiciera fallar. Así que volví a hablar. -¿No me has oído? Estamos cerrados. No quiero tener que echarte por las malas.- Repetí, dejando claro que no me iba a dejar amedrentar por mucho que se tratase de un tipo grande y con aspecto fuerte. Mi aspecto solía engañar y desde luego utilizaba esa ventaja a mi favor.

por **Tyler Chandler** Sáb Mayo 12, 2018 5:15 am

Después de unos largos segundos de haber entrado en la tienda, una chica joven apareció de la trastienda y se le quedó mirando. El hombre se mantuvo serio, aunque por dentro estuviera dando saltos de alegría al volver a ver a su hermana, la dulce Hikari. Ésta no le reconoció, como era evidente, aunque Ryuu pudo percibir en su rostro, e incluso en sus propios pensamientos, que a ella le parecía... ¿Familiar? Además de eso, le recordó que la tienda estaba cerrada, y le estaba invitando a irse, ya que no eran horas de estar allí.
El brujo se mantuvo en el sitio, observando a su hermana con curiosidad, no se iba a ir, por supuesto, acababa de llegar al fin y al cabo. La muchacha volvió a repetirle, ésta vez de forma algo más "agresiva", que se marchara de la tienda en seguida, si no quería que fuera a peor la cosa.

-¿Dónde han quedado las buenas formas, Hikari?-El hombre frunció el ceño ligeramente, para después llevarse una mano a la barba y acariciársela de forma elegante, sin dejar de mirar a su querida hermana.-Pensé que te enseñé que no había que ser brusco con los clientes.-La intención de Ryuu era ir dejando pistas sobre su persona, para que la chica fuera deduciendo por sí misma de quien se trataba, ya que sabía perféctamente que si le decía de golpe quien era, era muy probable que no le creyese, él tampoco lo haría.
Se giró a la izquierda para echar un vistazo a un par de objetos, con total naturalidad, que había expuestos: Unas vasijas con grabados del Imperio Otomano, fechado con años muy anteriores.

-¿Tan cambiado está tu hermano que no lo reconoces?Soltó entonces, volviendo a girarse para mirar a la chica con una sonrisa divertida: Era de las pocas veces que lo hacía, eso de sonreír, y solo lo hacía con su hermana y en contadas ocasiones. Bien podía hacerlo con otra gente, pero no se trataba de una expresión tan sincera, tan cálida como la que tenía con Hikari. Puesto que era lo único que le quedaba, su hermana, su alma gemela.

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