Dolorosa existencia - Diario 1

por **Chiara Augustini** Lun Jun 04, 2018 5:54 pm

No era fácil su vida, jamás lo había sido, y el presente, tampoco se presentaba como una excepción a esa regla. Vivía una existencia tan frágil, como el ala de una mariposa. Su mirada fue atraída por una pequeña mariposa que revoloteaba peligrosa, la llama fulgurante de la vela. - Ten cuidado, o terminaras envuelta en llamas -, susurró, al tiempo que con tristeza observaba como las diminutas alas de aquel ser, ardían inexorables al acariciar la llama. Suspiró desganada, - cuantas veces me he sentido como aquella trágica criatura - caviló - siempre al borde de abrazarme, a un paso del abismo, de la muerte -, se quejó. Su mirada voló en otra dirección, hasta posarse en la copa que en sus manos, se movía lánguida, mostrando el purpúreo líquido, tan oscuro como la sangre que en sus venas recorría. Quiso ser fuerte, no dejar que las emociones llegarán a doblegarla, pero, en aquella noche, su alma se encontraba a flor de piel, el mas mínimo rose podía desnudar su herido y moribundo espíritu.

Observó el rojo vino, inspiró profundamente y acercó sus labios al borde de la copa, dando un breve sorbo, permitiendo que el sabor y el aroma, lograran despertar sus recuerdos dormidos. Tragó con dificultad, pues las lágrimas que se negaban a florecer, anudaron su garganta, como un collar de perlas, demasiado ajustado a su cuello. - Nadie puede volver el tiempo atrás, por mas súplicas que se digan, por más lágrimas que derrames… - susurró, manteniendo en alto su copa, como si deseara brindar por aquel pasado que no podría jamás borrar.

Inspiró profundamente, para luego dejar salir el dolor, la frustración, en un hondo y doloroso quejido, - ¿Donde se fue mi vida? - preguntó a la nada, al espacio vacío, que inundaba el asiento contiguo. Las lágrimas se vertieron, como un manto de lluvia, como un río que desborda sus límites, pero que no logra hacer daño. Sonrió con tristeza, negó suavemente con un movimiento de cabeza, depositó con sumo cuidado la delicada copa, y secó con el dorso de su mano, sus mejillas. - Tal vez, sea tiempo de dejar atrás los fantasmas, ¿de que vale presentarse ante Anna, cuando solo traerás tristeza? - se dijo a media voz. Volvió a inspirar profundamente, antes de seguir reflexionando - solo desvanece tu presencia, como la niebla cuando el sol la acaricia, deja que ella rehaga su vida y permite hacer lo mismo con la tuya -, tomó su cabeza entre sus manos y volvió a sollozar, - estoy tan cansada, estoy tan agotada, si tan solo no hubiera perdido tanto, si aún conservara un solo amigo a mi lado - .