Naranjas {Angele Nïm}

por **Femke Van Roosevelt** Dom Jun 10, 2018 5:23 am

"Cortei a laranja em duas, e as duas partes não podiam ficar iguais.
Para qual fui injusto -eu, que as vou comer a ambas?"
― Fernando Pessoa

Los rayos del sol aseguraban que hoy el medio día sería abrasador. Pero la brisa de la estación que aún cobijaba a París era un oasis en el desierto para todos.
Femke caminaba con sombrilla en mano, una blanca como sus cabellos que aún guardaban algunos visos rosa de su más reciente tintura, esa que le había inspirado aquella frase que había escuchado de su amiga en ese bonito idioma francés y que no pudo sacar de su cabeza por varias semanas hasta llevarla en ella...la vie en rose. Si lo repetía le seguía pareciendo encantadora y así lo hizo, en voz baja para ella solita inundar sus oídos con la melodiosa lengua que tan de moda se había extendido por Europa hace ya unos años.

Quizás había sido el viento el encargado de tal suceso, tal vez habían sido las parlanchinas aves que revoloteaban felices por la primavera que fecunda les daba la oportunidad de desplegar sus alas a través del cielo que los ojos de la baronesa trataron de ver recibiendo de lleno los rayos del sol en ellos. Tuvo que entrecerrarlos, aunque fue tarde para evitar el resplandor cegador eso no borró el gustó por los aromas que la embriagaban, todos tan diversos que parecían asegurarle la apertura a nuevas experiencias.

La neerlandesa entre suaves pestañeos que detuvieron su paseo buscó recuperar su visión, los sonidos que fueron más claros al perder de forma momentánea un sentido no la asustaron, pero si la invadieron mezclándose con la calidez de los rayos en su nívea piel. Pronto volvió a ver como si fuera la primera vez los colores y texturas que el mercado ambulante le ofrecía con brazos abiertos. Hoy su chaperona no se había quedado en casa e igual, Femke pensaba que habría sido una completa crueldad y desperdicio que así fuera, era un día hermoso que merecía ser visto y disfrutado por todos, su sonrisa soñadora era la clara muestra de que así era, por lo menos para ella.

Llevaba ya dos meses en París y las obligaciones aunque a miles de kilómetros seguían llegando a su puerta en forma de cartas y en forma de culpabilidad que la hacían dejar de salir a disfrutar de su descanso o levantarse muy temprano acabando con su sueño, para sentarse en el despacho de su villa de verano a trabajar como laboriosa hormiga. ¿Deseaba regresar? Debía, tenía por su madre, por todos y sí, su personalidad y responsabilidad la llevaban a querer hacerlo, pero el gusto de lo que estaba conociendo y quedaba por vivir, de ver caras nuevas y situaciones imprevistas era mucho más tentador que cualquier tradición familiar.

Meciendo su vestido, se acercó a pasos suaves hasta uno de los puestos lleno de vistosos colores, las frutas maduras brillaban con la luz matutina y redondas naranjas resaltaban entre todas, por su llamativo color y aroma. Como saludo al vendedor de piel cobriza y rizos dorados, inclinó la cabeza con una mirada cándida, la mano del hombre no demoró en extenderse para ofrecerle sus productos y permitirle tomar lo que deseara. Así lo hizo, eligiendo una de las circunferencias la llevó hasta su nariz, cerrando los ojos se dejo llevar por su aroma. ¿Así olería el sol? Jamás había estado en un campo de naranjos.

¿Sería como correr por las colinas del cielo? ¿Tan dulce? ¿Serían todas tan dulces? Y se imaginó sin más, comiendo uno a uno los gajos de aquellas naranjas, con la jugosidad respondiendo el misterio del interior de la fruta que tan solo se daba a conocer al haber quitado su cascara. Se imaginó comiendo una de aquellas frutas caminando libre entre un campo dorado y naranja con un cielo eterno y violeta, con el suave suelo hecho de al parecer nubes bajos sus pies.

La naranja resbaló de sus manos y muy tarde la baronesa regresó a la realidad, imposible hacer algo, solo escuchar silencio y verla rebotar sobre el puesto, incitando a otras revolucionarias frutas como ella a caer al suelo, rodando en diferentes direcciones a unos cuantos pasos lejos de ella y el puesto.