Alimentando mi cuerpo y mi alma [Libre]

por **Beatrice Widmer** Mar Dic 14, 2010 7:31 pm

Oí el agudo sonido de las campanadas de medianoche mientras me encaminaba hacia la salida de aquel callejón.Una sonrisa se dibujo en mi rostro al recordar al pobre vagabundo que ahora yacía muerto en la contigua callejuela.La cara de lascivia que había puesto al verme pensando que yo le daría placer,pero ese inepto no sabía que tras mi gesto amable solo se escondían dos preciosos colmillos que deseaban traspasar su frágil piel para obtener mi liquido elemento.Sacie mi sed de sangre notando aun la excitación en él lo cual me divertía con creces.

Dulce pecado pense mientras caminaba a paso vivo intentando buscar la salida de aquel laberinto de calles.La noche era fría y el vaho salia de entre mis labios intentando calentar el aire que me rodeaba.La mugre se incrustaba en las paredes de aquellas viejas casas dandoles un aspecto aun más pobre.

Era nueva en la cuidad y había salido de caza mas por necesidad que por ganas.Mire los bajos de mi vestido y maldecí para mis adentros al verlos manchados por el barro que abundaba por el nauseabundo lugar.Paré en seco y me agache para retirar con mis manos el exceso de suciedad.

por **Jonathan Usher** Miér Dic 15, 2010 6:19 pm

El olor a sangre le abrumó hasta causarle naúseas, odiaba poder percibir el aroma a distancia, pero aún más odiaba saber que la sangre no se debía salvo a aquella especie que se regodiaba con saciar su sed, sin embargo Jonathan no era capaz de odiar a esos seres pues ellos no eran culpables de sus instintos, claro estaba que había de vampiro a vampiro.
Caminó con paso lento entre las callejuelas detectando el olor a muerte que en la atmófera se impregnaba con facilidad, el frío le entumesía las manos que por un intento de cobijo las escudó en los bolsillos de su chaqueta, -¿Qué esperanzas hay?- se preguntó pensando en lo que le avecinaba, estar aquí solo, sin nadie que le resguardara y velara por su bienestar, si bien ya no era un pequeño niño, a Jonathan siempre le había gustado la compañía y el calor de hogar que algunas personas aún conservaban como algo sagrado.
Se dejó llevar por las divagaciones e imágenes que su mente le proporcionaba para calmar sus ansias, l nerviosismo de la soledad, se encaminó a un callejón que al dar la vuelta en él, de frente se encontró con la vampira dueña de aquel aroma mortesino, claro estaba que no lo había visto venir, a veces por estar enfrascado en los más profundos de sus sentimientos se olvidaba que debía ser perspicaz y no dejarse sorprender de nadie..., una lección que hoy había olvidado.
La miró receloso y cauteloso de aquella mujer..., -demonios- masculló observándola detenidamente, siempre se había preguntado porque los vampiros eran tan..., hermosos, dios sin duda les había dotado de todo a esos seres, de inteligencia, sabiduría, belleza, inmortalidad y un sin fin de atributos, que los volvían tan irresistiblemente mortíferos.

por **Beatrice Widmer** Miér Dic 15, 2010 7:01 pm

Erguí mi cuerpo al notar la presencia de alguien a mi alrededor.Agudice mi vista y entre la penumbra distinguí una silueta de un hombre.
Ummm...compañia...
Mis ojos centellearon en la oscuridad de la noche demostrando el deseo de diabluras que sentía.Nunca había sido una chica fácil,me gustaba provocar,acercarme a alguien para luego alejarme haciendo daño.Quizás esto solo era un acto reflejo que hacía de escudo para que nadie nunca traspasase la barreara que yo misma había creado a mi alrededor.Ya me habían hecho daño una vez y juré que aquella sería la última vez.

Me aproxime lentamente hacia la silueta hasta que pude ver bien aquel atractivo hombre de ojos color miel.Le dedique una pícara sonrisa mientras ladee mi cabeza observandole con cierto tono de burla en mi mirada.
-¿Ves algo que te guste?-comente divertida

por **Jonathan Usher** Miér Dic 15, 2010 7:18 pm

Entrecerró los ojos escrutando entre las sombras que se alzaban tras ella, le daban un aspectos tan siniestro que por un momento pensó en emprender el vuelo e irse, no deseaba meterse en líos y menos con una inmortal.
Negó con la cabeza pero no por el hecho de que no hubiera algo que le agradara, en los vampiros siempre se encontraba algo, aunque ellos suponían ser un arma de doble filo, -no, salvo tu misma- dijo con voz serena, articulando cada palabra cual dulce deleite de alabanzas, quizó darse la mediavuelta y salir de allí cuanto antes pero por obivas razones no podía hacerlo, ¿qué era lo que se lo impedía?..., su instinto de supervivencia, caprichosa que esperaba a comprobar de que era capaz aquella hermosa mujer, pensó que se debía a que quería tantear su suerte, que si bien era escasa estaba dispuesto a comprobar de que lado arreaba el buey, como solía decir su padre.

por **Beatrice Widmer** Vie Dic 17, 2010 1:58 am

Camine hasta él y situarme a su altura.Le mire divertida con aires de superioridad.Di una vuelta en derredor suya para inspeccionarle bien.La verdad es que no tenía ninguna intención de encontrarme con nadie y menos de pararme para charlar pero aquel muchacho llamó mi atención,cosa que muy pocos lograban.
-Estas de suerte,querido,puedo dedicarte algo de tiempo.

Aspire el aroma que desprendía,vagos recuerdos vinieron a mi mente y algo se encendió dentro de mi.Fuego....Si,eso era lo que ahora quería.Era una mujer caprichosa y siempre consigo lo que quiero.Ahora mismo en él se centraban todos mis sentidos y estaba claro que no dejaría escapar la oportunidad.
-Creo que no nos conocemos.Me llamo Beatrice-alcé mi mano elegantemente para que la besara.-Para servirla-dije en un tono casi obsceno.

por **Jonathan Usher** Vie Dic 17, 2010 7:02 pm

Alzó una ceja con seducción al escucharla, ¿estaba de suerte? ¿junto a un vampiro?..., una broma bastante astuta, sonrió levemente resguardando sus frías manos en su abrigo, la única cosa que había comprado desde que había llegado aquí, la siguió con la mirada mientras ella le inspeccionaba, a su vez él le dió una escaneada rápida, tiritó un poco de frío, en el momento en que la vampira se presentaba, él hizo un ademán con la cabeza con cortesía, cogiendo la mano de contacto gélido de la mujer, -es un placer my lady- dijo con aquel acento americano suyo que rebelaba su verdadera nacionalidad, le dió un suave y fugaz beso como se acostumbraba en época, ya que era una de las muestras de cortesía que reinaba en París aunque no así en américa.
Soltó con premura la mano de la joven intentando esconder su propia naturaleza, resopló en respuesta a el comentario de la inmortal con evidente simpatía, -lo mismo he de decir- comentó con una voz cargada de seducción, que casi nunca solía utilizar.

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