El arte es repensar qué ocurre a tu alrededor | Privado

por **Bartolomé Nazgul** Jue Jul 05, 2018 11:55 pm

Habían mentido, como siempre, y eso no era algo que a Bartolomé le pesase, estaba acostumbrado a inventar todo tipo de historias para proteger su identidad pero ahora protegía con mentiras también a ese joven. Habían dicho que era socios, dos simples socios en busca de algunas pinturas para decorar sus casas… pero en verdad estaban allí por Maeniel, Bartolomé quería que se contagiase de un poco del entusiasmo que flotaba en el aire envolviendo a todos los asistentes esa tarde. Últimamente –y pese a no poder sacarse a Vesper de la cabeza- Bartolomé hacía cosas demasiado arriesgadas por ese muchachito, pero cierto era que todo lo merecía. Maeniel era demasiado bueno.

-Mira, Mae –señaló una de las pinturas más grandes que colgaban de la pared-. Yo creo que tú eres mucho mejor que ese artista, logras pasar al lienzo los sentimientos… yo veo esta pintura y me parece bella, pero veo las tuyas y siento cosas. ¿Entiendes lo diferente que es eso? Eres mucho mejor que ellos, eres especial pero no lo notas.

Era una muestra de jóvenes artistas de la ciudad. Bartolomé lamentaba que Maeniel no hubiese tenido la valentía para presentarse también porque –aunque no era para nada un juez imparcial al juzgar aquello, porque siempre vería especial lo que Mae hiciese-, estaba seguro que era mejor que muchos de los que allí estaban. Todas las personas que los rodeaban ahora podrían estar admirando el arte de ese hombre pequeño, delgado y de apariencia tímida que era adicto a su sangre, sangre de licántropo.

-Me gustaría tanto que vivieras esto como lo hace él –señaló en otra dirección a un muchacho incluso menor que Maeniel que hablaba de su obra a un grupo de personas que se había congregado alrededor del cuatro-. Te haría bien, te daría seguridad… ¿No te gustaría?

Caminaron un poco más y cambiaron de salón, pero la muestra artística seguía allí… A lo lejos, Bartolomé creyó ver a un viejo conocido y se debatió por un momento entre ir a saludarlo y entablar una pequeña conversación que les había quedado pendiente o no, porque no quería dejar a Maeniel solo entre tanta gente. Se asustaría y podía darle una crisis de angustia, Bartolomé no quería eso así que tuvo que renunciar a la posibilidad de hablar con Fernand LeMont, aunque solo fuese de momento.

-Muchas gracias –le dijo a una mujer que pasó sirviendo copas de champagne, todo allí se vivía como una celebración. Celebraban la libertad que el arte daba a los jóvenes y a la ciudad-. Toma una tú también, Maeniel –le dijo a su compañero-, te hará bien beber un poco. Necesitas relajarte un poco.