AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Soulless // Privado - Lucien [+18]
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Soulless // Privado - Lucien [+18]
Su origen era desconocido para ella, se despertó en una choza a las afueras de la ciudad, sin saber quién era, dónde estaba ni por qué se encontraba allí. Nadie más había en ese lugar cuando los párpados de la muchacha se despegaron y se alzó, sin saberlo, por vez primera. Sólo Ksenia, su creadora, sabía la verdad: que aquella joven desnuda que se desplazaba ligera como una pluma por el lugar, horas antes no era más que una muñeca de porcelana. Sin embargo, ahora estaba viva gracias a la magia oscura de su propietaria. Le había dejado algunas indicaciones escritas en un viejo diario con cubierta de piel, otorgándole algo que Dios, en su día, le entregó a la humanidad: Libre albedrío. Pero con algunas diferencias y es que la chiquilla no tenía pasado, ni tampoco alma. Al preparar su llegada al mundo, le había otorgado tres dones que le permitirían crecer y adaptarse a su manera: Curiosidad, amabilidad y gracilidad, para que sus andares se vieran naturales y no como los de una marioneta. No le dio cosas necesarias como la capacidad de discernir el bien del mal o la posibilidad de amar. Era una existencia limitada, al menos por ahora, que debería crecer por sí sola. Eso sí, tenía unas instrucciones claras estipuladas en aquellas páginas de algodón cuyas palabras aparecían al roce de sus fríos dedos, porque tampoco tenía la capacidad de mantener la temperatura de su cuerpo. Era la primera creación tan similar a una verdadera humana y como todos los primeros proyectos, tenía carencias y fallos.
Habían transcurrido tres semanas desde su primer despertar y gracias a los pasos estipulados en el diario y a la interacción con otros humanos, la joven, que resultaba llamarse Prunne y tener, aparentemente, dieciocho años de edad, se había habituado a la vida en París. Con el dinero que le había dejado su benefactora, se había procurado una pequeña habitación en una masía de caballos a las afueras de la ciudad. Según las palabras del libro, allí acudía el que era su misión en la “vida” y debía aproximarse a él y conocerle. El diario no siempre tenía cosas escritas, a veces pasaba las yemas de los dedos y nada aparecía, pero transcurridos unos días, podía seguirlo leyendo, como si estuviera conectado a otro tomo igual en algún lugar del mundo. Era su único vínculo con su supuesto pasado, porque nunca le fue revelada su verdadera realidad, el por qué de su existencia, si es que se le podía calificar de aquella manera a su capacidad de moverse y hablar a pesar de ser una muñeca.
Caía la noche y ella se encontraba en los establos, cambiando la piedra de sal a uno de los caballos. Al principio le había resultado difícil tratar con ellos, porque muchos se sobresaltaban al verla, como si no pudieran sentir su presencia. Pero ahora se habían acostumbrado por ambas partes y las cosas iban bastante bien para la joven. Le gustaban los animales, aunque el perro del viejo Renoir aún le ladraba cada vez que se lo cruzaba. Había aprendido que lo importante era acercarse siempre por delante, pero no por el punto ciego de las monturas, debían verla llegar y así no se sorprendían y todo iba sobre ruedas. Acarició el hocico del corcel, deslizando sus dedos hacia la frente y bajó después por el costado de la cara, pasando al cuello, la cruz y la espalda. -Buena chica, Dorothy...- Sacó el cepillo del bolsillo de su pantalón y comenzó a acicalar a la yegua, mientras ésta lamía su nueva piedra salina. Llevaba un par de minutos con su tarea, cuando escuchó relinchar a uno de los sementales. No sabía por qué, pero les reconocía por sus sonidos. Empezar con una mente vacía, facilitaba la capacidad de retener infinitas cosas, resultaran o no útiles, fueran o no relevantes. Calmó de nuevo a la hembra con la que estaba, antes de abandonar su box y cerrar la puerta. -¿Hola...? ¿Quién anda ahí?- Ella era la única que se paseaba por aquel lugar cuando se ponía el sol, ya que no sabía el motivo, pero padecía lo que se llamaba insomnio. Sin embargo, no la afectaba, no sentía cansancio ni le aparecían marcas bajo los ojos.
***
Habían transcurrido tres semanas desde su primer despertar y gracias a los pasos estipulados en el diario y a la interacción con otros humanos, la joven, que resultaba llamarse Prunne y tener, aparentemente, dieciocho años de edad, se había habituado a la vida en París. Con el dinero que le había dejado su benefactora, se había procurado una pequeña habitación en una masía de caballos a las afueras de la ciudad. Según las palabras del libro, allí acudía el que era su misión en la “vida” y debía aproximarse a él y conocerle. El diario no siempre tenía cosas escritas, a veces pasaba las yemas de los dedos y nada aparecía, pero transcurridos unos días, podía seguirlo leyendo, como si estuviera conectado a otro tomo igual en algún lugar del mundo. Era su único vínculo con su supuesto pasado, porque nunca le fue revelada su verdadera realidad, el por qué de su existencia, si es que se le podía calificar de aquella manera a su capacidad de moverse y hablar a pesar de ser una muñeca.
Caía la noche y ella se encontraba en los establos, cambiando la piedra de sal a uno de los caballos. Al principio le había resultado difícil tratar con ellos, porque muchos se sobresaltaban al verla, como si no pudieran sentir su presencia. Pero ahora se habían acostumbrado por ambas partes y las cosas iban bastante bien para la joven. Le gustaban los animales, aunque el perro del viejo Renoir aún le ladraba cada vez que se lo cruzaba. Había aprendido que lo importante era acercarse siempre por delante, pero no por el punto ciego de las monturas, debían verla llegar y así no se sorprendían y todo iba sobre ruedas. Acarició el hocico del corcel, deslizando sus dedos hacia la frente y bajó después por el costado de la cara, pasando al cuello, la cruz y la espalda. -Buena chica, Dorothy...- Sacó el cepillo del bolsillo de su pantalón y comenzó a acicalar a la yegua, mientras ésta lamía su nueva piedra salina. Llevaba un par de minutos con su tarea, cuando escuchó relinchar a uno de los sementales. No sabía por qué, pero les reconocía por sus sonidos. Empezar con una mente vacía, facilitaba la capacidad de retener infinitas cosas, resultaran o no útiles, fueran o no relevantes. Calmó de nuevo a la hembra con la que estaba, antes de abandonar su box y cerrar la puerta. -¿Hola...? ¿Quién anda ahí?- Ella era la única que se paseaba por aquel lugar cuando se ponía el sol, ya que no sabía el motivo, pero padecía lo que se llamaba insomnio. Sin embargo, no la afectaba, no sentía cansancio ni le aparecían marcas bajo los ojos.
Última edición por Prunne el Vie Sep 21, 2018 11:22 am, editado 1 vez
Prunne- Humano Clase Media
- Mensajes : 10
Fecha de inscripción : 08/07/2018
Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
Al terminar la cena y tras despedirme de Ferox y la inquisidora que como siempre confabulaban contra “todo y todos”, salí a comprobar el estado de mi espectro . El mozo de la cuadra, no parecía muy por la labor de dejar a Fantom suelto como le indiqué, y quería comprobar, que me había obedecido.
Al llegar, comprobé que Fantom descansaba suelto por el establo, me acerqué a él y acaricié su hocico ladeando la sonrisa, me gustaba aquel animal, la mayoría se ponían nerviosos por mi cercanía pero ese por contra era un fiel compañero de viajes sin duda.
-Buen chico.
Fantom golpeó juguetón con sus cascos el suelo, haciendo una divertida cabriola mientras golpeaba mi pecho con su hocico, animándome a juguetear con él. Le sonreí divertido cuando un ruido tras de mí llamó mi atención.
Atras una chica me miraba con una sonrisa en los labios, al verme mirar hacia ella se acercó con esos embelesantes movimientos hacia nosotros, quería presentarse, al parecer habían hecho cambio de turno y ahora ella era la nuevo mozo.
-Ha ganado mucho el establo desde cuando dejé a mi montura–aseguré con una sonrisa picara
La joven se ruborizó, era el efecto que solía causar en las mujeres, así que digamos que como todo buen depredador centré mi mirada en la presa.
La joven dio unos pasos mas acercándose y clavaba sus ojos en los míos.
-¿como se llama? -preguntó
-Fantom -respondí
-Fantom es precioso- dijo desviando la mirada hacia él.
Fantom golpeó de nuevo el suelo con los cascos y tiró su hocico hacia ella, la joven sobresaltada dio un paso hacia atrás impactando con mi cuerpo. La cogí para que no cayera, el contacto de su cuerpo con el mío me resultó francamente agradable.
-Tranquila –le susurré- es un poco impetuoso, pero no te hará daño. De hecho creo que le gustas.
Su respiración estaba agitada, fantom parecía haberle dado un buen susto.
-¿por que no lleva silla tu montura? -preguntó mirando a su alrededor.
-No la necesito
-¿Por qué montas de forma distinta al resto? –preguntó separándose de mí lentamente y volviendo a mirarme.
-Para mis ancestros, nuestro caballo es algo valioso, son animales muy nobles y se merecen todo nuestro respeto, somos incapaces de ponerles una pesada silla o unas molestas riendas, además, el contacto directo con ellos nos acerca más a conocer su alma y para qué mentirte, es más divertido. –dije esto último guiñándole un ojo.
La doncella acarició a Fantom mientras le miraba con la cara de una niña pequeña que tiene un deseo oculto.
-¿quieres montar? –Le pregunté.
Al llegar, comprobé que Fantom descansaba suelto por el establo, me acerqué a él y acaricié su hocico ladeando la sonrisa, me gustaba aquel animal, la mayoría se ponían nerviosos por mi cercanía pero ese por contra era un fiel compañero de viajes sin duda.
-Buen chico.
Fantom golpeó juguetón con sus cascos el suelo, haciendo una divertida cabriola mientras golpeaba mi pecho con su hocico, animándome a juguetear con él. Le sonreí divertido cuando un ruido tras de mí llamó mi atención.
Atras una chica me miraba con una sonrisa en los labios, al verme mirar hacia ella se acercó con esos embelesantes movimientos hacia nosotros, quería presentarse, al parecer habían hecho cambio de turno y ahora ella era la nuevo mozo.
-Ha ganado mucho el establo desde cuando dejé a mi montura–aseguré con una sonrisa picara
La joven se ruborizó, era el efecto que solía causar en las mujeres, así que digamos que como todo buen depredador centré mi mirada en la presa.
La joven dio unos pasos mas acercándose y clavaba sus ojos en los míos.
-¿como se llama? -preguntó
-Fantom -respondí
-Fantom es precioso- dijo desviando la mirada hacia él.
Fantom golpeó de nuevo el suelo con los cascos y tiró su hocico hacia ella, la joven sobresaltada dio un paso hacia atrás impactando con mi cuerpo. La cogí para que no cayera, el contacto de su cuerpo con el mío me resultó francamente agradable.
-Tranquila –le susurré- es un poco impetuoso, pero no te hará daño. De hecho creo que le gustas.
Su respiración estaba agitada, fantom parecía haberle dado un buen susto.
-¿por que no lleva silla tu montura? -preguntó mirando a su alrededor.
-No la necesito
-¿Por qué montas de forma distinta al resto? –preguntó separándose de mí lentamente y volviendo a mirarme.
-Para mis ancestros, nuestro caballo es algo valioso, son animales muy nobles y se merecen todo nuestro respeto, somos incapaces de ponerles una pesada silla o unas molestas riendas, además, el contacto directo con ellos nos acerca más a conocer su alma y para qué mentirte, es más divertido. –dije esto último guiñándole un ojo.
La doncella acarició a Fantom mientras le miraba con la cara de una niña pequeña que tiene un deseo oculto.
-¿quieres montar? –Le pregunté.
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/06/2018
Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
Durante la semana que llevaba trabajando allí, era la primera vez que alguno de los residentes de la posada se acercaba a las caballerizas cuando ya era de noche, por ello le había sorprendido que alguien lo hiciera. Aquel relincho era nuevo, por tanto no era de los corceles del establo sino de alguno de los inquilinos temporales. Se encontró con un muchacho que debía rondar su edad con un hermoso caballo de pelaje oscuro y reluciente, se veía joven, tendría seguro menos de diez años.
Se aproximó a ambos y saludó cordialmente, pues ella era una trabajadora y él un cliente. El caballo relinchó, tocándola con su cabeza y eso la sorprendió, de modo que dio un traspiés hacia atrás y por poco se cae de culo al suelo. Sin embargo, el chico la sostuvo, evitando que eso sucediera. -Oh, muchas gracias.- Le dedicó una sonrisa y sus mejillas adquirieron una tonalidad ligeramente sonrosada.
Hablaron un poco sobre el corcel, sobre por qué no llevaba riendas ni montura y también le dijo cuál era su nombre. La mano de Prunne se acercó de nuevo al hocico del animal y lo acarició con cuidado. Le fascinaba que le hiciera aquel tipo de caso, pues el resto solían o asustarse o mostrarse impasibles, como si ella ni existiera. -¿Pero se me está permitido montar?- Cuestionó con curiosidad. Desde que tenía memoria, nunca se había subido a lomos de un caballo, no sabía si lo habría hecho alguna vez, si sería capaz de hacerlo o si caería del otro lado al primer intento. Sus grandes ojos titilantes, se fijaron en los del dueño de aquel semental pardo. -Es que creo que no he montado nunca antes...- Comentó, de la manera más suave y poco dubitativa que supo. Sabía que sonaba raro eso de “creer”, pero dada su situación, casi todas las frases contenían aquella palabra antes o después. Sin embargo, no podía ocultar la fascinación que sentía en aquel momento por la reacción del equino y ante la posibilidad, si el dueño no se echaba atrás, de poder subir encima. Como una niña pequeña, su sonrisa delataba la ilusión de cumplir un deseo oculto. Era simple, aunque normal dado que únicamente tenía tres semanas de vida.
Se aproximó a ambos y saludó cordialmente, pues ella era una trabajadora y él un cliente. El caballo relinchó, tocándola con su cabeza y eso la sorprendió, de modo que dio un traspiés hacia atrás y por poco se cae de culo al suelo. Sin embargo, el chico la sostuvo, evitando que eso sucediera. -Oh, muchas gracias.- Le dedicó una sonrisa y sus mejillas adquirieron una tonalidad ligeramente sonrosada.
Hablaron un poco sobre el corcel, sobre por qué no llevaba riendas ni montura y también le dijo cuál era su nombre. La mano de Prunne se acercó de nuevo al hocico del animal y lo acarició con cuidado. Le fascinaba que le hiciera aquel tipo de caso, pues el resto solían o asustarse o mostrarse impasibles, como si ella ni existiera. -¿Pero se me está permitido montar?- Cuestionó con curiosidad. Desde que tenía memoria, nunca se había subido a lomos de un caballo, no sabía si lo habría hecho alguna vez, si sería capaz de hacerlo o si caería del otro lado al primer intento. Sus grandes ojos titilantes, se fijaron en los del dueño de aquel semental pardo. -Es que creo que no he montado nunca antes...- Comentó, de la manera más suave y poco dubitativa que supo. Sabía que sonaba raro eso de “creer”, pero dada su situación, casi todas las frases contenían aquella palabra antes o después. Sin embargo, no podía ocultar la fascinación que sentía en aquel momento por la reacción del equino y ante la posibilidad, si el dueño no se echaba atrás, de poder subir encima. Como una niña pequeña, su sonrisa delataba la ilusión de cumplir un deseo oculto. Era simple, aunque normal dado que únicamente tenía tres semanas de vida.
Prunne- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 08/07/2018
Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
La cogí de la cintura y la subí suavemente a lomos de Fantom, no escatimé en palpar su figura mientras mi sonrisa delataba que mi ofrecimiento no era tan puro como a simple vista parecía. Una vez se hubo agarrado a sus crines, me subí detrás de un salto y rodeándola con los brazos, me afiancé a las crines en una posición más alta que la joven doncellas.
-Coge mis manos, te enseñaré a guiarlo. – La chica rodeó mis manos con las suyas, tenía las manos calientes y el tacto era suave y delicado, y extrañamente reconfortante, el contraste era evidente, mi piel era gélida, estaba muerto.
Apreté las piernas e indiqué a Fantom que emprendiera la marcha, en cuanto comenzó a moverse, Ila doncella pegó un pequeño respingo y noté como su cuerpo se tensaba y sus manos me apretaban con fuerza.
-No te pongas tensa, relájate, no luches contra los movimientos del caballo, acompáñalos con tu cuerpo, estate erguida, pero sigue los movimientos con tu cuerpo, como hacen los juncos con el viento.
Cuando salimos del establo, Fantom subió el ritmo del trote hasta convertirlo en un alegre galope, nuestras figuras, rasgaban el velo de la noche bañado por la luz de la luna menguante, nuestras sombras recortadas en el camino, cruzaban velozmente la vereda hacia un bosque de chopos cercano a la posada.
El viento frío de la noche jugueteaba con la melena de la mozo frente a mi cara, haciéndome llegar el suave aroma a almendras y aceites que seguramente era debido al jabón que usaba, o era el aroma propio de su pelo, no lo sé, pero la verdad es que era un olor agradable.
-Tendrás que recompensarme...-puntualicé sonriendo mientras mi brazo rodeaba su cintura
Su cuerpo, que un rato atrás estuvo tenso y vibrante, ahora acompasaba cada movimiento del alegre galope de Fantom, parecía disfrutar con ello, escuché su risa entre el viento como si siempre hubiera estado allí, pero hasta ahora no hubiera podido escucharla. De pronto noté como sus manos se soltaban de las mías, y despacio, abrió los brazos en cruz apoyando suavemente su cabeza hacia atrás sobre mi hombro, nuestras mejillas se rozaron y noté como se alzaba mi verga al sentir su cálida piel, tenía los ojos cerrados y su cara esbozaba una gran sonrisa, su rostro brillaba bajo la luz blanquecina de la luna.
Pronto llegamos de nuevo a la entrada del establo, era tarde y si me descuidaba las luces del alba me encontrarían por no añadir que Ferox quizás me necesitaba, bajé del caballo ayudando a la dama a hacer lo mismo, al bajarla, se me lanzó al cuello y me abrazó con fuerza, apoyando su cabeza en mi pecho, en un gesto que no me esperaba.
-¿quieres montar otra cosa en mi habitación? -pregunté con un deje divertido en mi voz.
No era de los que se andaban por las ramas, el paseo me había puesto bastante por el roce de los cuerpos y no me importaría liberar tensión en la habitación.
Yo no era de los que se comprometían con nada ni con nadie, pero tampoco era un mentiroso, así que si aceptaba le dejaría claro lo que esperaba de ella...una noche sin compromisos ni promesas.
-Coge mis manos, te enseñaré a guiarlo. – La chica rodeó mis manos con las suyas, tenía las manos calientes y el tacto era suave y delicado, y extrañamente reconfortante, el contraste era evidente, mi piel era gélida, estaba muerto.
Apreté las piernas e indiqué a Fantom que emprendiera la marcha, en cuanto comenzó a moverse, Ila doncella pegó un pequeño respingo y noté como su cuerpo se tensaba y sus manos me apretaban con fuerza.
-No te pongas tensa, relájate, no luches contra los movimientos del caballo, acompáñalos con tu cuerpo, estate erguida, pero sigue los movimientos con tu cuerpo, como hacen los juncos con el viento.
Cuando salimos del establo, Fantom subió el ritmo del trote hasta convertirlo en un alegre galope, nuestras figuras, rasgaban el velo de la noche bañado por la luz de la luna menguante, nuestras sombras recortadas en el camino, cruzaban velozmente la vereda hacia un bosque de chopos cercano a la posada.
El viento frío de la noche jugueteaba con la melena de la mozo frente a mi cara, haciéndome llegar el suave aroma a almendras y aceites que seguramente era debido al jabón que usaba, o era el aroma propio de su pelo, no lo sé, pero la verdad es que era un olor agradable.
-Tendrás que recompensarme...-puntualicé sonriendo mientras mi brazo rodeaba su cintura
Su cuerpo, que un rato atrás estuvo tenso y vibrante, ahora acompasaba cada movimiento del alegre galope de Fantom, parecía disfrutar con ello, escuché su risa entre el viento como si siempre hubiera estado allí, pero hasta ahora no hubiera podido escucharla. De pronto noté como sus manos se soltaban de las mías, y despacio, abrió los brazos en cruz apoyando suavemente su cabeza hacia atrás sobre mi hombro, nuestras mejillas se rozaron y noté como se alzaba mi verga al sentir su cálida piel, tenía los ojos cerrados y su cara esbozaba una gran sonrisa, su rostro brillaba bajo la luz blanquecina de la luna.
Pronto llegamos de nuevo a la entrada del establo, era tarde y si me descuidaba las luces del alba me encontrarían por no añadir que Ferox quizás me necesitaba, bajé del caballo ayudando a la dama a hacer lo mismo, al bajarla, se me lanzó al cuello y me abrazó con fuerza, apoyando su cabeza en mi pecho, en un gesto que no me esperaba.
-¿quieres montar otra cosa en mi habitación? -pregunté con un deje divertido en mi voz.
No era de los que se andaban por las ramas, el paseo me había puesto bastante por el roce de los cuerpos y no me importaría liberar tensión en la habitación.
Yo no era de los que se comprometían con nada ni con nadie, pero tampoco era un mentiroso, así que si aceptaba le dejaría claro lo que esperaba de ella...una noche sin compromisos ni promesas.
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/06/2018
Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
En vez de una contestación verbal a su pregunta, el joven la tomó de la cintura e impulsó su liviano cuerpo hasta colocarlo a lomos del semental. Se agarró a la crin, el único lugar del que podía sujetarse y clavó sus oscuros orbes de pupilas fijas en el rostro del muchacho que, de un salto, se sentó justo tras ella. Se tensó en cuanto el animal empezó a moverse, al paso simplemente, pues jamás se había subido a nada que no estuviera estanco como una silla o una escalera, al menos no que recordara. Únicamente tenía memorias de las últimas tres semanas y no sólo su mente, sino su cuerpo, parecían haberlo olvidado todo excepto el habla, la lectura y la escritura. Incluso en los primeros minutos le costó horrores ponerse en pie o caminas siquiera, como un niño pequeño que acabara de aprender a andar. Torpe y rígida en todo lo que probaba hasta que, sin más, se acostumbraba y perdía ese miedo irracional que la dominaba.
Tras varios minutos galopando, empezó a dejarse ir por algo que nada tenía que ver con instinto. Sencillamente, el pavor que la controlaba al inicio de cada cosa novedosa, llegaba un momento en el que, por completo, se esfumaba. Sin saber lo que era, temiendo romperse con el mínimo roce, golpe, caída o incluso mirada y, de repente, se sentía invencible y nada le importaba. De ese modo, soltó la suave pero firme crin del semental y extendió los brazos como si fuera a emprender el vuelo con el viento meciendo su pelo y el baile de caderas a lomos del animal.
En cuanto llegaron a los establos y tuvo que bajarse, de nuevo colocando los pies en la tierra, sintió que la invadía una enorme tristeza, un vacío existencial inexplicable. Estando a lomos de Fantom se había sentido más viva que nunca, aunque ese tiempo fueran sólo varias semanas, y completamente libre. Había incluso olvidado cuál era su misión hasta que, en mitad de un sorprendente abrazo dado como agradecimiento por el regalo de la monta, algo que había aprendido con el dueño de la posada que siempre que ella hacía algo bien, él la abrazaba y tocaba un poco, la voz del joven le recordó que tenía un cometido. Elevó el rostro hasta que sus pardos se encontraron con aquellos intensos orbes del muchacho. No entendía lo que quería decir con montar otra cosa, pero debía mantenerse cerca de él ahora que se le había ofrecido la posibilidad y buscar sus puntos débiles. -Claro, vamos a tu habitación.- Lo curioso no fue el modo sereno de aceptar la invitación, sino la inocencia que teñía su tono de voz y la sonrisa dulce que se dibujó en aquel rostro de porcelana. Si el contrario conocía a tantas mujeres como parecía, seguro que se percataría de que la doncella no sabía dónde se metía. Soltó el cuello foráneo y le buscó la mano, tomando ésta entre ambas suyas, menudas y de finos dedos de aspecto frágil. Se separó un poco, inclinando su cuerpo hacia atrás para tirar del chico como si este se hubiera anclado al suelo con sus botas y tuviera que arrancarlo del lugar.
Tras varios minutos galopando, empezó a dejarse ir por algo que nada tenía que ver con instinto. Sencillamente, el pavor que la controlaba al inicio de cada cosa novedosa, llegaba un momento en el que, por completo, se esfumaba. Sin saber lo que era, temiendo romperse con el mínimo roce, golpe, caída o incluso mirada y, de repente, se sentía invencible y nada le importaba. De ese modo, soltó la suave pero firme crin del semental y extendió los brazos como si fuera a emprender el vuelo con el viento meciendo su pelo y el baile de caderas a lomos del animal.
En cuanto llegaron a los establos y tuvo que bajarse, de nuevo colocando los pies en la tierra, sintió que la invadía una enorme tristeza, un vacío existencial inexplicable. Estando a lomos de Fantom se había sentido más viva que nunca, aunque ese tiempo fueran sólo varias semanas, y completamente libre. Había incluso olvidado cuál era su misión hasta que, en mitad de un sorprendente abrazo dado como agradecimiento por el regalo de la monta, algo que había aprendido con el dueño de la posada que siempre que ella hacía algo bien, él la abrazaba y tocaba un poco, la voz del joven le recordó que tenía un cometido. Elevó el rostro hasta que sus pardos se encontraron con aquellos intensos orbes del muchacho. No entendía lo que quería decir con montar otra cosa, pero debía mantenerse cerca de él ahora que se le había ofrecido la posibilidad y buscar sus puntos débiles. -Claro, vamos a tu habitación.- Lo curioso no fue el modo sereno de aceptar la invitación, sino la inocencia que teñía su tono de voz y la sonrisa dulce que se dibujó en aquel rostro de porcelana. Si el contrario conocía a tantas mujeres como parecía, seguro que se percataría de que la doncella no sabía dónde se metía. Soltó el cuello foráneo y le buscó la mano, tomando ésta entre ambas suyas, menudas y de finos dedos de aspecto frágil. Se separó un poco, inclinando su cuerpo hacia atrás para tirar del chico como si este se hubiera anclado al suelo con sus botas y tuviera que arrancarlo del lugar.
Prunne- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 08/07/2018
Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
Ladeé la sonrisa ante su respuesta, el problema es que había sonado tan poco sexual y tan infantil que empezaba a dudar de que esa chica supiera lo que haríamos allí. Mi cámara no era lugar para jugar a las tabas.
-Bien -susurré mientras esta tiraba de mi diestra con sendas manos impaciente como una niña
Sonreí quedando anclado al suelo y de un tirón suave la rubita choco con mi cuerpo, su mirada se elevó con la duda como pregunta.
-Si estas tan impaciente por que no empezamos aquí -susurré alzando su mentón con mis dedos, mi aliento gélido impactó contra sus labios. Su boca se entreabrió embebiéndose de mi, cálidas se encontraron presionándose despacio, podía notar su desconcierto, mi lengua se adentró lamiendo la ajena, su paladar y su labio superior.
-¿ No te gusta? -pregunté sin esperar respuesta, gemí antes de ahora si, adentrarme con saña en un pasional beso húmedo en el que las lenguas de ambos se enredaban dentro y fuera de nuestras bocas.
Sus manos se posaron en mi inerte pecho, frio contrastaba con los besos arduos llenos de mordidas que nos dábamos, mis ojos ardieron en un rojo fuego.
Mis dedos soltaron su barbilla y abriéndose paso entre su pelo se deslizaron hasta anclarse a los mechones de su nuca.
Me separé un instante relamiendome los labios mojados de saliva mirándola fijamente. No parecía saber que hacer, era como si se dejara hacer imitándome.
-Desabrocha mi camisa -susurré deslizando mi zurda por sus caderas -¿no lo has hecho nunca verdad? -pregunté atrayendola por el trasero para que sintiera mi envergadura dura como una piedra impactar en su vientre bajo -puedo enseñarte -susurré en su oído arrastrando las palabras lascivamente -puedo hacerte disfrutar.
-Bien -susurré mientras esta tiraba de mi diestra con sendas manos impaciente como una niña
Sonreí quedando anclado al suelo y de un tirón suave la rubita choco con mi cuerpo, su mirada se elevó con la duda como pregunta.
-Si estas tan impaciente por que no empezamos aquí -susurré alzando su mentón con mis dedos, mi aliento gélido impactó contra sus labios. Su boca se entreabrió embebiéndose de mi, cálidas se encontraron presionándose despacio, podía notar su desconcierto, mi lengua se adentró lamiendo la ajena, su paladar y su labio superior.
-¿ No te gusta? -pregunté sin esperar respuesta, gemí antes de ahora si, adentrarme con saña en un pasional beso húmedo en el que las lenguas de ambos se enredaban dentro y fuera de nuestras bocas.
Sus manos se posaron en mi inerte pecho, frio contrastaba con los besos arduos llenos de mordidas que nos dábamos, mis ojos ardieron en un rojo fuego.
Mis dedos soltaron su barbilla y abriéndose paso entre su pelo se deslizaron hasta anclarse a los mechones de su nuca.
Me separé un instante relamiendome los labios mojados de saliva mirándola fijamente. No parecía saber que hacer, era como si se dejara hacer imitándome.
-Desabrocha mi camisa -susurré deslizando mi zurda por sus caderas -¿no lo has hecho nunca verdad? -pregunté atrayendola por el trasero para que sintiera mi envergadura dura como una piedra impactar en su vientre bajo -puedo enseñarte -susurré en su oído arrastrando las palabras lascivamente -puedo hacerte disfrutar.
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/06/2018
Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
En cuanto su menudo cuerpo chocó con el ajeno, los grandes ojos de la muñeca elevaron su mirada, encontrándose con los orbes oscuros del inmortal. Quiso preguntar cuando mencionó lo “empezar ahí”, porque no lo había comprendido en realidad. Sin embargo, antes de poder emitir sonido alguno, con los rostros de ambos tan juntos, pronto la distancia que les separaba, ínfima como era, se esfumó. Las bocas de los dos colisionaron y, dejándose llevar por los actos foráneos, Prunne tuvo su primer beso. La muchacha era un lienzo en blanco, un montón de arcilla que moldear. El vampiro se percató de su inexperiencia y pronto le ofreció la posibilidad de enseñarle a disfrutar.
La chica jadeó, parpadeando muy lentamente, mientras la cabeza le daba vueltas. ¿Qué era aquella sensación que la corría por todo el cuerpo? Sentía calor como si estuviera sentada junto al fuego, sin embargo, estaban en mitad del establo, rodeados de humedad y con el viento haciendo oscilar los ventanucos de las cuadras. Se pasó la lengua por el labio inferior, sintiendo aún el hormigueo que había dejado la boca ajena en su escarceo con la sinhueso. -Es mi primera vez haciendo… esto.- Ni siquiera sabía lo que hacían ni si tenía un nombre, porque de ser así lo desconocía por completo. Sus pupilas estaban dilatadas y bailaban ligeramente al perderse en los enrojecidos irises de Lucien.
Tal y como él le indicó, los dedos de la rubia fueron a sacar, uno por uno, los botones de sus ojales, dejan el torso ajeno al descubierto. No supo ni por qué lo hizo, pero sus manos descendieron lentamente por el centro, acariciando la piel desnuda de inmortal. -Enséñame...- La voz sonó suave, melodiosa incluso y aunque temblaba un poco, no se la notaba insegura. Aprendía deprisa y, contra toda suposición, era una joven dócil y obediente. Las posibilidades que se le ofrecían al cainita, eran incontables. Estaba en su decisión el tomar aquella inocencia y convertirla en perversión o dejarla marchar y dejar que fuera otro, cualquiera, el que se aprovechara de la situación más adelante y destrozara la muñeca que ahora el descendiente de Abel tenía delante.
La chica jadeó, parpadeando muy lentamente, mientras la cabeza le daba vueltas. ¿Qué era aquella sensación que la corría por todo el cuerpo? Sentía calor como si estuviera sentada junto al fuego, sin embargo, estaban en mitad del establo, rodeados de humedad y con el viento haciendo oscilar los ventanucos de las cuadras. Se pasó la lengua por el labio inferior, sintiendo aún el hormigueo que había dejado la boca ajena en su escarceo con la sinhueso. -Es mi primera vez haciendo… esto.- Ni siquiera sabía lo que hacían ni si tenía un nombre, porque de ser así lo desconocía por completo. Sus pupilas estaban dilatadas y bailaban ligeramente al perderse en los enrojecidos irises de Lucien.
Tal y como él le indicó, los dedos de la rubia fueron a sacar, uno por uno, los botones de sus ojales, dejan el torso ajeno al descubierto. No supo ni por qué lo hizo, pero sus manos descendieron lentamente por el centro, acariciando la piel desnuda de inmortal. -Enséñame...- La voz sonó suave, melodiosa incluso y aunque temblaba un poco, no se la notaba insegura. Aprendía deprisa y, contra toda suposición, era una joven dócil y obediente. Las posibilidades que se le ofrecían al cainita, eran incontables. Estaba en su decisión el tomar aquella inocencia y convertirla en perversión o dejarla marchar y dejar que fuera otro, cualquiera, el que se aprovechara de la situación más adelante y destrozara la muñeca que ahora el descendiente de Abel tenía delante.
Prunne- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 08/07/2018
Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
Ella era un lienzo en blanco, parecía desconocer todo lo referente al sexo, diría yo que a muchas otras cosas, aunque aprendía rápido.
Mordí su labios inferior acariciándolo con mi gélido aliento.
-¿Donde has estado metida todo este tiempo? -pregunté volviendo a chocar nuestras bocas en una violenta danza de lenguas.
Sus manos cumplieron mi voluntad como autómatas desatando uno a uno cada ojal de la camisa mientras las miás bruscas desataban las lazadas de su corseé a tirones.
La pasión iba cobrando en mi vida y los ojos rojos como el fuego delataban que la idea de pervertirla se me antojaba sumamente excitante.
Sus manos acariciaron mis hombros bajando la tela por ellos hasta que acabo en el suelo completamente arrugada. Ensanché la sonrisa al ver como ladeaba la cabeza admirando mi cuerpo.
-Puedes tocarlo -susurré con la voz ronca -quiero que lo hagas.
La joven de cabellos dorados deslizó sus manos por mi pectoral bajando por mis abdominales, dibujándolos con la yema de sus dedos con suma curiosidad.
Sus labios entreabiertos dejaban escapar un errático halo cálido contra mi pecho.
-¿te gusta? -pregunté al tiempo que su corseé cayó al suelo dejando libres sus dos erguidas montañas -a mi si -aseguré tomándolas con una de mis manos para apretarlas y rozarlas con la palma sintiendo como sus pezones bien podían cortarla de lo duros que estaban.
La joven gamia excitada, sintiendo el placer que le proporcionaba y no siquiera habíamos empezado a jugar este delicioso juego del maestro.
Devolví mi boca al mar de la suya, nuestras sierpes serpentearon entre lamidas en la oscura cúpula.
Alcé su falda con mis manos, enterrando mis dedos en su piel al paso que la tela se iba quedando arrugada en su vientre.
-quiero saber a que sabes -susurré dejándome caer de rodillas frente a ella.
Bajé sus bragas oscuras dejando un pubis sin pelo alguno ante mis ojos, ladeé la sonrisa y separando sus labios con mis dedos enterré allí mi lengua mojandola de su esencia y de mi saliva.
Mordí su labios inferior acariciándolo con mi gélido aliento.
-¿Donde has estado metida todo este tiempo? -pregunté volviendo a chocar nuestras bocas en una violenta danza de lenguas.
Sus manos cumplieron mi voluntad como autómatas desatando uno a uno cada ojal de la camisa mientras las miás bruscas desataban las lazadas de su corseé a tirones.
La pasión iba cobrando en mi vida y los ojos rojos como el fuego delataban que la idea de pervertirla se me antojaba sumamente excitante.
Sus manos acariciaron mis hombros bajando la tela por ellos hasta que acabo en el suelo completamente arrugada. Ensanché la sonrisa al ver como ladeaba la cabeza admirando mi cuerpo.
-Puedes tocarlo -susurré con la voz ronca -quiero que lo hagas.
La joven de cabellos dorados deslizó sus manos por mi pectoral bajando por mis abdominales, dibujándolos con la yema de sus dedos con suma curiosidad.
Sus labios entreabiertos dejaban escapar un errático halo cálido contra mi pecho.
-¿te gusta? -pregunté al tiempo que su corseé cayó al suelo dejando libres sus dos erguidas montañas -a mi si -aseguré tomándolas con una de mis manos para apretarlas y rozarlas con la palma sintiendo como sus pezones bien podían cortarla de lo duros que estaban.
La joven gamia excitada, sintiendo el placer que le proporcionaba y no siquiera habíamos empezado a jugar este delicioso juego del maestro.
Devolví mi boca al mar de la suya, nuestras sierpes serpentearon entre lamidas en la oscura cúpula.
Alcé su falda con mis manos, enterrando mis dedos en su piel al paso que la tela se iba quedando arrugada en su vientre.
-quiero saber a que sabes -susurré dejándome caer de rodillas frente a ella.
Bajé sus bragas oscuras dejando un pubis sin pelo alguno ante mis ojos, ladeé la sonrisa y separando sus labios con mis dedos enterré allí mi lengua mojandola de su esencia y de mi saliva.
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/06/2018
Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
Algo innato en la muñeca era la curiosidad. Había nacido sin saber nada, salvo aquellas cosas que le habían sido inculcadas por la bruja que fuera su creadora como recuerdos sin peso ni valor empático. Sabía leer y escribir, cocinar, coser y hacer diversas tareas de granja y de hogar. Tenía una idea general sobre buen hacer y cultura general, pero no sabía ser más que cortés y sonreír sin sentimiento tras el gesto. Las otras cosas las iba aprendiendo, absorbiendo como una esponja que ha sido sacada del desierto y lanzada, de pronto, en un rico caldo. Mas debía controlar porque si se daba un atracón, luego quedaba en una especie de trance. Eso lo había aprendido a la cuarta o quinte vez que le ocurrió, pues su necesidad por enriquecer su existencia era infinita y el control no fue algo que se le otorgara junto con el derecho a la vida.
La pregunta que el cainita le formuló la descolocó un poco, pero con sinceridad e inocencia respondió. -Entre la cocina, el establo y el despacho del propietario de la posada.- Aseguró, mientras sus dedos se deslizaban por los hombros ajenos y, en cuanto obtuvo el permiso, recorrieron el torso, delineando cada músculo. Las temperaturas de ambos no eran muy distintas pues ella no dejaba de ser una muñeca de porcelana a la que le habían insuflado vida. La hechicera que la trajo al mundo le otorgó cierto calor, pero comparada con cualquier mortal seguiría notándose fría, por suerte para ambos, él la notaba más cálida y ella a él no excesivamente gélido.
No podía dejar de gemir con cada beso y mordisco que el vampiro le daba y en los que la hacía partícipe. Él la guiaba en algunas cosas, ella ávida de conocimiento aprendía enseguida, devoraba. Quedó desnuda enseguida, porque bajo la blusa, el corsé y la falda, no llevaba nada. Nadie le había explicado que las damas debían portar ropa interior, ni tampoco lo que era el pudor. Ella imitaba lo que veía y representaba a la perfección lo que se le explicaba.
Los orbes oscurecidos de la muchacha seguían cada acción del inmortal, acariciándole el cabello, jadeando entrecortada, relamiéndose los labios que se le secaban por los gemidos que escapaban de su garganta. -¿Tengo sabor? ¿Sabemos todos distinto?- Quiso saber con los orbes brillantes, al tiempo en que recargaba la espalda contra la pared de las caballerizas y separaba un poco las piernas para que Lucien se acomodara entre ellas. Toda su piel tembló en cuanto los dedos foráneos le separaron los labios vaginales y en cuanto la húmeda lengua se enterró en su coño y empezó a jugar con el clítoris y los pliegues, ella tuvo que sujetarse como pudo a un hombro del cainita y a al muro, porque sintió como las articulaciones se aflojaran y su cuerpo se viniera abajo, presa de un placer descontrolado. Cerró los ojos, echando la cabeza hacia atrás y gimió bien alto, hasta el punto de hacer relinchar a los caballos. -Me gusta… sí, me gusta mucho…- Aseguró, aunque la pregunta la hubiera formulado el vampiro antes y sin tener que ver con aquel instante. Pero ella quería decirle cuánto disfrutaba lo que estaban haciendo juntos. -Enséñame más cosas...- Pidió, llevando la diestra al pelo ajeno y enredó entre los mechones sus dedos, instándole a continuar a seguir enterrando su boca en su sexo, comiéndosela como lo hacía.
La pregunta que el cainita le formuló la descolocó un poco, pero con sinceridad e inocencia respondió. -Entre la cocina, el establo y el despacho del propietario de la posada.- Aseguró, mientras sus dedos se deslizaban por los hombros ajenos y, en cuanto obtuvo el permiso, recorrieron el torso, delineando cada músculo. Las temperaturas de ambos no eran muy distintas pues ella no dejaba de ser una muñeca de porcelana a la que le habían insuflado vida. La hechicera que la trajo al mundo le otorgó cierto calor, pero comparada con cualquier mortal seguiría notándose fría, por suerte para ambos, él la notaba más cálida y ella a él no excesivamente gélido.
No podía dejar de gemir con cada beso y mordisco que el vampiro le daba y en los que la hacía partícipe. Él la guiaba en algunas cosas, ella ávida de conocimiento aprendía enseguida, devoraba. Quedó desnuda enseguida, porque bajo la blusa, el corsé y la falda, no llevaba nada. Nadie le había explicado que las damas debían portar ropa interior, ni tampoco lo que era el pudor. Ella imitaba lo que veía y representaba a la perfección lo que se le explicaba.
Los orbes oscurecidos de la muchacha seguían cada acción del inmortal, acariciándole el cabello, jadeando entrecortada, relamiéndose los labios que se le secaban por los gemidos que escapaban de su garganta. -¿Tengo sabor? ¿Sabemos todos distinto?- Quiso saber con los orbes brillantes, al tiempo en que recargaba la espalda contra la pared de las caballerizas y separaba un poco las piernas para que Lucien se acomodara entre ellas. Toda su piel tembló en cuanto los dedos foráneos le separaron los labios vaginales y en cuanto la húmeda lengua se enterró en su coño y empezó a jugar con el clítoris y los pliegues, ella tuvo que sujetarse como pudo a un hombro del cainita y a al muro, porque sintió como las articulaciones se aflojaran y su cuerpo se viniera abajo, presa de un placer descontrolado. Cerró los ojos, echando la cabeza hacia atrás y gimió bien alto, hasta el punto de hacer relinchar a los caballos. -Me gusta… sí, me gusta mucho…- Aseguró, aunque la pregunta la hubiera formulado el vampiro antes y sin tener que ver con aquel instante. Pero ella quería decirle cuánto disfrutaba lo que estaban haciendo juntos. -Enséñame más cosas...- Pidió, llevando la diestra al pelo ajeno y enredó entre los mechones sus dedos, instándole a continuar a seguir enterrando su boca en su sexo, comiéndosela como lo hacía.
Prunne- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 08/07/2018
Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
Prunne ávida de información tiró de mis mechones oscuros contra su coño para que lo devorara con mas rudeza, no dudo en decir como de caliente estaba, como si lo necesitara y no me fuera suficiente el sentir como chorreaba contra mi boca en esa mezcla de baba y fluidos que me saciaban.
-Ummm -musité cuando su cuerpo contra la pared se arqueó abriendo mas la pierna que apoyaba en mi hombro.
Mi aliento gélido era una tortura, una que impactaba directa en su coño. Repasé cada pequeño pliegue, engrosé su clítoris con mordiscos y solo cuando el abismo se abrió ante ella y saltó gritando mi nombre me detuve.
No se había recuperado cuando de un tirón elevé sus nalgas con mis manos, era como una muñeca rota, completamente abierta de piernas, agitada y ruborizada, necesitada de un tregua que no le di.
Embestí con mi enorme polla su hendidura hundiéndome hasta que los pilares de su alma se quebraron, templó ,gritó y araño mi espalda al sentirse llena, un instante de paz, ese en el que le pregunté mirándola a los ojos si estaba bien.
-¡Sigue! -rugió hambrienta de sexo.
Mis nalgas se endurecieron por el salvaje movimiento pendular, mi verga entraba al completo y salia manteniendo solo dentro la punta para volver a entrar con rudeza.
Se notaban sus labios aun cerrados, era virgen y mía en estos instantes.
La sangre chorreaba por sus muslos, era capaz de olerla, fresca y eso no me detuvo solo me excito mas tornando mis ojos fuego ante los suyos.
-Esto es follar -susurré en su oído -¿has follado alguna vez? -pregunté con la voz ronca antes de pellizcar ocn mis labios sus dos cumbres lamiendo sus aureolas con la lengua.
-Ummm -musité cuando su cuerpo contra la pared se arqueó abriendo mas la pierna que apoyaba en mi hombro.
Mi aliento gélido era una tortura, una que impactaba directa en su coño. Repasé cada pequeño pliegue, engrosé su clítoris con mordiscos y solo cuando el abismo se abrió ante ella y saltó gritando mi nombre me detuve.
No se había recuperado cuando de un tirón elevé sus nalgas con mis manos, era como una muñeca rota, completamente abierta de piernas, agitada y ruborizada, necesitada de un tregua que no le di.
Embestí con mi enorme polla su hendidura hundiéndome hasta que los pilares de su alma se quebraron, templó ,gritó y araño mi espalda al sentirse llena, un instante de paz, ese en el que le pregunté mirándola a los ojos si estaba bien.
-¡Sigue! -rugió hambrienta de sexo.
Mis nalgas se endurecieron por el salvaje movimiento pendular, mi verga entraba al completo y salia manteniendo solo dentro la punta para volver a entrar con rudeza.
Se notaban sus labios aun cerrados, era virgen y mía en estos instantes.
La sangre chorreaba por sus muslos, era capaz de olerla, fresca y eso no me detuvo solo me excito mas tornando mis ojos fuego ante los suyos.
-Esto es follar -susurré en su oído -¿has follado alguna vez? -pregunté con la voz ronca antes de pellizcar ocn mis labios sus dos cumbres lamiendo sus aureolas con la lengua.
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/06/2018
Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
En su corta vida había aprendido muchas cosas y probado otras cuantas. Algunas habían sido negativas, dolorosas, pero todas se habían convertido en experiencias únicas que la habían marcado y cambiado. Cuando se nace siendo un lienzo en blanco, cualquier cosa afecta a tus actos posteriores, porque el “instinto” te obliga a evolucionar, a adaptarte. Rápidamente nos acostumbramos a las cosas que nos gustan y nos las apañamos para intentar evitar o reducir las que no. Sin embargo, muchas cosas nos pasan desapercibidas y nos dejan inalterables, como si jamás se hubiesen cruzado en nuestro camino, quedando así en el olvido.
Pero de todas las cosas que había experimentado en las tres semanas que tenía de recuerdos, aquella estaba siendo la más explosiva y la que la hiciera sentir más “viva”. Aunque lo mejor estaba por llegar y lo hizo enseguida. Todo el cuerpo de Prunne se tensó en un estallido de placer que pareció incendiarla por completo. Sentía arder hasta la yema de los dedos. Su espalda se había arqueado y entre gemidos cargados de éxtasis había gritado el nombre de su acompañante, no sabía muy bien si para pedirle clemencia o que no se detuviera.
Estaba intentando recomponerse y recuperar el aliento, cuando el vampiro se levantó, sujetándola del trasero y le empotró contra la pared de las caballerizas para ensartarla con su pulsante verga. Notó un dolor desgarrador que por poco no le hizo perder el sentido. Se aferró con fuerza a los hombros ajenos, clavándole las uñas en los omóplatos y arañó la piel foránea, cortando a su paso por la bestialidad con la que él acometía y ella se desfogaba. El cainita cuestionó sobre su estado y ella se tomó unos segundos de descanso en los que las caderas del inmortal no se movieron, dejándole a sus entrañas que se amoldaran a la invasión de aquella polla que la penetraba. Dejó caer la cabeza hacia delante, jadeante, apoyándola en la clavícula ajena.
Quería aprender más, saber que era eso que le hacía y por qué. Así que elevó de nuevo su rostro, encontrándose con los orbes rojizos de Lucien y le pidió que continuara. Y él así lo hizo, en cuanto escuchó sus palabras, arremetió de nuevo con la pelvis, follándosela sin tregua. Toda la musculatura de la muñeca temblaba, excitada, ansiosa. Las piernas se cerraban alrededor de la cintura ajena, acompañando cada embestida. La pared raspaba contra la fina piel de su espalda, pero estaba demasiado concentrada en lo que ocurría delante como para preocuparse por lo que sucedía detrás.
Las sílabas de Lucien le acariciaron el oído con su aliento frío y se le erizó el vello de la nuca, abrazándose con más fuerza al cuello de ese vampiro. Negó primero, buscando el aire que parecía faltarle en los pulmones, para luego lograr pronunciar algunas palabras. -Esta es… la pri-primera vez...- Aseguró, pues ella desconocía lo que era la virginidad o que el contrario pudiera notar siquiera que lo era. Era inocente en muchísimos aspectos y sincera. No sabía lo que eran las mentiras ni tenía necesidad alguna de contarlas. Así que si él preguntaba, ella respondía con la verdad aunque pudiera, en teoría, ser vergonzosa.
Le observó lamerle los pechos, notando como los pezones se endurecían al instante y dolían ligeramente. Los dientes del cainita rozaban su piel, tentando a la suerte. Veía aquellos colmillos afilados y pensó que en una de aquellas vigorosas acometidas, si ella se arqueaba sin previo aviso, los caninos perforarían su dermis y ella sangraría. Sabía lo que era Lucien, eso lo había leído en el diario de la bruja que la había despertado de su eterno letargo y por su mente pasó una idea. ¿Lamería el inmortal la sangre que brotara de sus senos? Se tensó al pensarlo, estrangulando la verga que en aquel instante estaba a punto de salir hacia afuera y arqueó la espalda. Pronto lo sabría.
Pero de todas las cosas que había experimentado en las tres semanas que tenía de recuerdos, aquella estaba siendo la más explosiva y la que la hiciera sentir más “viva”. Aunque lo mejor estaba por llegar y lo hizo enseguida. Todo el cuerpo de Prunne se tensó en un estallido de placer que pareció incendiarla por completo. Sentía arder hasta la yema de los dedos. Su espalda se había arqueado y entre gemidos cargados de éxtasis había gritado el nombre de su acompañante, no sabía muy bien si para pedirle clemencia o que no se detuviera.
Estaba intentando recomponerse y recuperar el aliento, cuando el vampiro se levantó, sujetándola del trasero y le empotró contra la pared de las caballerizas para ensartarla con su pulsante verga. Notó un dolor desgarrador que por poco no le hizo perder el sentido. Se aferró con fuerza a los hombros ajenos, clavándole las uñas en los omóplatos y arañó la piel foránea, cortando a su paso por la bestialidad con la que él acometía y ella se desfogaba. El cainita cuestionó sobre su estado y ella se tomó unos segundos de descanso en los que las caderas del inmortal no se movieron, dejándole a sus entrañas que se amoldaran a la invasión de aquella polla que la penetraba. Dejó caer la cabeza hacia delante, jadeante, apoyándola en la clavícula ajena.
Quería aprender más, saber que era eso que le hacía y por qué. Así que elevó de nuevo su rostro, encontrándose con los orbes rojizos de Lucien y le pidió que continuara. Y él así lo hizo, en cuanto escuchó sus palabras, arremetió de nuevo con la pelvis, follándosela sin tregua. Toda la musculatura de la muñeca temblaba, excitada, ansiosa. Las piernas se cerraban alrededor de la cintura ajena, acompañando cada embestida. La pared raspaba contra la fina piel de su espalda, pero estaba demasiado concentrada en lo que ocurría delante como para preocuparse por lo que sucedía detrás.
Las sílabas de Lucien le acariciaron el oído con su aliento frío y se le erizó el vello de la nuca, abrazándose con más fuerza al cuello de ese vampiro. Negó primero, buscando el aire que parecía faltarle en los pulmones, para luego lograr pronunciar algunas palabras. -Esta es… la pri-primera vez...- Aseguró, pues ella desconocía lo que era la virginidad o que el contrario pudiera notar siquiera que lo era. Era inocente en muchísimos aspectos y sincera. No sabía lo que eran las mentiras ni tenía necesidad alguna de contarlas. Así que si él preguntaba, ella respondía con la verdad aunque pudiera, en teoría, ser vergonzosa.
Le observó lamerle los pechos, notando como los pezones se endurecían al instante y dolían ligeramente. Los dientes del cainita rozaban su piel, tentando a la suerte. Veía aquellos colmillos afilados y pensó que en una de aquellas vigorosas acometidas, si ella se arqueaba sin previo aviso, los caninos perforarían su dermis y ella sangraría. Sabía lo que era Lucien, eso lo había leído en el diario de la bruja que la había despertado de su eterno letargo y por su mente pasó una idea. ¿Lamería el inmortal la sangre que brotara de sus senos? Se tensó al pensarlo, estrangulando la verga que en aquel instante estaba a punto de salir hacia afuera y arqueó la espalda. Pronto lo sabría.
Prunne- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 08/07/2018
Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
Prunne era liviana, podía notar como con cada nueva empalada su cuerpo temblaba, era la primera vez que follaba, confesión entre jadeos que escupió contra mis labios antes de volver a lamerlos. Enloquecida exigía mas, yo conquistaba completamente cachondo sus belfos, enredando nuestras lenguas sin dejar de follarme aquel coño que sonaba como una charca.
Su cuerpo se resentía fruto del dolos, sangraba en abundancia por su muslo perdiendo la virginidad y la razón, rugí fuera de mi cada vez mas ido, con mis ojos hechos brasas por el hedor a vitae y a follada.
Sus dedos se enredaron en los mechones de mi pelo atrayéndome mas contra sus belfos para que me emborrachara de sus besos, la saliva se mezclaba incendiandonos bañando nuestras bocas.
Me separé para mirar hacia abajo, sus dos pequeños pechos alzados como picos me llamaron y por allí pase mis colmillos mordiendo sus pezones despacio, la muñeca gemía de placer, acompañando los golpes de pelvis con su cuerpo, saliendo a mi encuentro acogiéndome entre sus piernas.
Se arqueó con una profunda embestida de mi palpitante polla, sus pechos quedaron mas alzados y yo perdido en aquel momento los sajé con mis colmillos creando surcos de carmesí que recogí con mi lengua saboreandola. Los caballos nerviosos daban coces y relinchaban sin parar, a fin de cuentas yo era un ser oscuro que devoraba a una mujer.
Azoté sus nalgas introduciendo mi mano para notar su culo abierto, las dos nalgas estaban separadas, la pared rozaba su espalda, los fluidos resbalaron por mis dedos que ahora tanteaban su ano ligeramente dilatado por la postura.
-Me estas volviendo loco
No porque supiera lo que hacía si no por lo contrario porque era una muñeca de trapo de la que podía disponer a voluntad, como si estuviera tan borracha que no se pudiera a nada negar.
Hundí ahora si mis colmillos en sus tetas por completo cerca del pezón, ella grito, se corrió al sentir mis dos dedos abrirse paso por su recto, moviéndose lentos, rozando bien sus paredes, trazando círculos.
Su cuerpo se resentía fruto del dolos, sangraba en abundancia por su muslo perdiendo la virginidad y la razón, rugí fuera de mi cada vez mas ido, con mis ojos hechos brasas por el hedor a vitae y a follada.
Sus dedos se enredaron en los mechones de mi pelo atrayéndome mas contra sus belfos para que me emborrachara de sus besos, la saliva se mezclaba incendiandonos bañando nuestras bocas.
Me separé para mirar hacia abajo, sus dos pequeños pechos alzados como picos me llamaron y por allí pase mis colmillos mordiendo sus pezones despacio, la muñeca gemía de placer, acompañando los golpes de pelvis con su cuerpo, saliendo a mi encuentro acogiéndome entre sus piernas.
Se arqueó con una profunda embestida de mi palpitante polla, sus pechos quedaron mas alzados y yo perdido en aquel momento los sajé con mis colmillos creando surcos de carmesí que recogí con mi lengua saboreandola. Los caballos nerviosos daban coces y relinchaban sin parar, a fin de cuentas yo era un ser oscuro que devoraba a una mujer.
Azoté sus nalgas introduciendo mi mano para notar su culo abierto, las dos nalgas estaban separadas, la pared rozaba su espalda, los fluidos resbalaron por mis dedos que ahora tanteaban su ano ligeramente dilatado por la postura.
-Me estas volviendo loco
No porque supiera lo que hacía si no por lo contrario porque era una muñeca de trapo de la que podía disponer a voluntad, como si estuviera tan borracha que no se pudiera a nada negar.
Hundí ahora si mis colmillos en sus tetas por completo cerca del pezón, ella grito, se corrió al sentir mis dos dedos abrirse paso por su recto, moviéndose lentos, rozando bien sus paredes, trazando círculos.
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/06/2018
Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
Los colmillos del vampiro se hundieron en sus pechos y un gemido de dolor escapó de la garganta de Prunne. Toda ella se tensó aún más, encerrando el cuerpo ajeno con sus brazos y piernas como si fuera una frágil jaula de huesos y carne. Era obvio que con un movimiento brusco Lucien podría romperla en mil pedazos, pero las reacciones de la muñeca eran las que eran, naturales, primitivas, salvajes e inocentes al mismo tiempo.
Alzó la cabeza intentando observar de nuevo lo que el rostro ajeno hacía, tanto aquella boca que pícara seguía lamiendo y succionando de sus senos como si fueran duraznos maduros como aquellos ojos brillantes, rojos como la sangre que brotaba ahora de sus pezones, de las hendiduras que los dientes foráneos habían hecho en su piel de porcelana.
El cainita seguía empujando con sus caderas, logrando que su verga dilatara la vagina de la rubia, golpeando su trasero con virulencia a cada arremetida. Ella no dejaba de gemir, escuchando el nerviosismo de los animales que se quejaban y golpeaban con sus cascos las paredes de madera que los encarcelaban. Sabían que algo antinatural estaba ocurriendo allí fuera y eso les alteraba, mas la joven estaba tan ida por el placer, que de lejos opacaba el posible dolor, que no tenía la cabeza para nada que no fuera disfrutar e intentar no olvidarse de respirar.
Él decía estar volviéndose loco por su culpa, pero ella no creía hacer nada salvo dejarse llevar. Si ser poseído por un demonio se asemejaba aunque fuera de lejos a eso, gustosa se dejaría todos los días. Se corrió en abundancia, temblando como una hoja por el orgasmo. Y lejos de sentirse cansada, fue como si ese momento la revigorizara y con ambas manos sujetó el rostro foráneo, al tiempo en que se encorvaba hacia delante y voraz lamió y mordió de nuevo los labios de Lucien que ahora estaban manchados con su propia sangre.
-No sé lo que me haces...- Murmuró contra la boca foránea al apoyar un instante su frente sobre la del inmortal. Se pasó la lengua por los belfos y con un jadeo que ocultaba una leve sonrisa, añadió. -Pero me gusta… No pares.- Notaba los dedos explorando en su recto y como no sabía de conductas sociales ni de estupideces como lo que debía o no hacerse, no le pareció extraño, aunque la naturaleza de su cuerpo sí que hizo que se tensara un poco, otra vez, pues esa zona del cuerpo estaba hecho para expulsar y no para que las cosas entraran. Sin embargo no había rechazo por parte de la chica, todo lo contrario, ella era receptiva y estaba dispuesta a probarlo todo.
Alzó la cabeza intentando observar de nuevo lo que el rostro ajeno hacía, tanto aquella boca que pícara seguía lamiendo y succionando de sus senos como si fueran duraznos maduros como aquellos ojos brillantes, rojos como la sangre que brotaba ahora de sus pezones, de las hendiduras que los dientes foráneos habían hecho en su piel de porcelana.
El cainita seguía empujando con sus caderas, logrando que su verga dilatara la vagina de la rubia, golpeando su trasero con virulencia a cada arremetida. Ella no dejaba de gemir, escuchando el nerviosismo de los animales que se quejaban y golpeaban con sus cascos las paredes de madera que los encarcelaban. Sabían que algo antinatural estaba ocurriendo allí fuera y eso les alteraba, mas la joven estaba tan ida por el placer, que de lejos opacaba el posible dolor, que no tenía la cabeza para nada que no fuera disfrutar e intentar no olvidarse de respirar.
Él decía estar volviéndose loco por su culpa, pero ella no creía hacer nada salvo dejarse llevar. Si ser poseído por un demonio se asemejaba aunque fuera de lejos a eso, gustosa se dejaría todos los días. Se corrió en abundancia, temblando como una hoja por el orgasmo. Y lejos de sentirse cansada, fue como si ese momento la revigorizara y con ambas manos sujetó el rostro foráneo, al tiempo en que se encorvaba hacia delante y voraz lamió y mordió de nuevo los labios de Lucien que ahora estaban manchados con su propia sangre.
-No sé lo que me haces...- Murmuró contra la boca foránea al apoyar un instante su frente sobre la del inmortal. Se pasó la lengua por los belfos y con un jadeo que ocultaba una leve sonrisa, añadió. -Pero me gusta… No pares.- Notaba los dedos explorando en su recto y como no sabía de conductas sociales ni de estupideces como lo que debía o no hacerse, no le pareció extraño, aunque la naturaleza de su cuerpo sí que hizo que se tensara un poco, otra vez, pues esa zona del cuerpo estaba hecho para expulsar y no para que las cosas entraran. Sin embargo no había rechazo por parte de la chica, todo lo contrario, ella era receptiva y estaba dispuesta a probarlo todo.
Prunne- Humano Clase Media
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Re: Soulless // Privado - Lucien [+18]
La muñeca gemía de puro placer, desconocía de donde había salido aquel ser con un pasado en blanco, quizás tenía que ver con una mente borrada o algún hechizo frustrado, pero el caso es que en ella yo veía un mundo plagado de deliciosas posibilidades.
Hundí uno de mis dedos por su ano, abrí sus paredes con saña clavando un segundo dedo y moví ambos de forma circular en su esfinter ensanchando las paredes mientras me la follaba por delante.
Nuestras bocas colisionaban, Prunne lamía los rastros de sangre que por mis belfos chorreaban, paladeando aquel férreo sabor que le encantaba.
Lenguas que emergieron en un demencial baile fuera y dentro de nuestras bocas, rugí metiendo los dedos tan dentro que su culo parecía una cloaca y su coño inflamado por la brutalidad con el que la embestía bien podía partirse en dos mientras ella gruñía mi nombre exigiendo mas de eso que le daba.
Sus pechos volvieron a mi boca, los paladeé con gusto devorándolos, lamiendo los restos carmesí que manchaban sus dos enormes montañas.
Azoté su trasero con la mano que tenia libre antes de voltearla como una marioneta para ahora a cuatro patas introducir mi verga rezumante en su ano hasta el fondo, mis dedos ocuparon su coño lleno de fluidos, estaba deliciosa en todos los sentidos.
Estaba a punto de explotar, de correrme en su interior, ella lo había hecho ya y en el limite del bien y el mal parecía dispuesta a sucumbir de nuevo.
Sus uñas se hundieron en la paja. Grito mi nombre cuando estoqueé su culo y un tercer dedo se hunio a aquella fiesta de desenfreno.
Me corrí porque todo lo que había hecho estaba lleno de perversión y ella lo había aguantado como una puta mujerzuela pero sin serlo.
Un par de empujones y mi leche se vertió por completo antes de que juntos cayéramos al suelo.
-Ufffff, pedazo polvo preciosa -susurré cuando sus labios buscaron mi boca por encima de mi hombro.
Permanecimos en silencio un buen rato, hasta que fui yo quien rompido aquel momento.
-¿recuerdas algo de tu pasado?
Hundí uno de mis dedos por su ano, abrí sus paredes con saña clavando un segundo dedo y moví ambos de forma circular en su esfinter ensanchando las paredes mientras me la follaba por delante.
Nuestras bocas colisionaban, Prunne lamía los rastros de sangre que por mis belfos chorreaban, paladeando aquel férreo sabor que le encantaba.
Lenguas que emergieron en un demencial baile fuera y dentro de nuestras bocas, rugí metiendo los dedos tan dentro que su culo parecía una cloaca y su coño inflamado por la brutalidad con el que la embestía bien podía partirse en dos mientras ella gruñía mi nombre exigiendo mas de eso que le daba.
Sus pechos volvieron a mi boca, los paladeé con gusto devorándolos, lamiendo los restos carmesí que manchaban sus dos enormes montañas.
Azoté su trasero con la mano que tenia libre antes de voltearla como una marioneta para ahora a cuatro patas introducir mi verga rezumante en su ano hasta el fondo, mis dedos ocuparon su coño lleno de fluidos, estaba deliciosa en todos los sentidos.
Estaba a punto de explotar, de correrme en su interior, ella lo había hecho ya y en el limite del bien y el mal parecía dispuesta a sucumbir de nuevo.
Sus uñas se hundieron en la paja. Grito mi nombre cuando estoqueé su culo y un tercer dedo se hunio a aquella fiesta de desenfreno.
Me corrí porque todo lo que había hecho estaba lleno de perversión y ella lo había aguantado como una puta mujerzuela pero sin serlo.
Un par de empujones y mi leche se vertió por completo antes de que juntos cayéramos al suelo.
-Ufffff, pedazo polvo preciosa -susurré cuando sus labios buscaron mi boca por encima de mi hombro.
Permanecimos en silencio un buen rato, hasta que fui yo quien rompido aquel momento.
-¿recuerdas algo de tu pasado?
Lucien Abbel- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/06/2018
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