Dark Clouds Above our Heads · Diary

veces me pregunto qué habría sido de mi en el caso de no tener a mi cargo el cuidado de la pequeña Anja. Por una parte, no voy a negar que es posible que las cosas hubieran sido más fáciles en el caso de estar solo. No es lo mismo tratar de subsistir para uno sólo que hacerlo también para alguien que no puede valerse por sí mismo. Que conste que no odio mi vida, ni mucho menos desearía no tenerla a ella a mi lado, pero a veces, entre calada y calada, entre cliente y cliente, no puedo evitar imaginar cómo sería mi vida si las cosas hubieran sido distintas.



ero luego me quedo pensando y ya no estoy tan seguro de que el rumbo de mi destino hubiera sido muy diferente. Aunque no hubiera tenido la necesidad de trabajar más duro para alimentarla a ella, ¿acaso existe la posibilidad que un don nadie como yo hubiera conseguido aspirar a algo más en la vida que a lo que soy ahora? Por suerte o por desgracia, mi aspecto es una de las pocas cosas que llaman la atención a los demás. No es que yo me considere especial en ningún sentido, pero podría decirse que tengo la presencia de "ese tipo" de chico, de persona, que atrae a los hombres incluso cuando dicha atención no es realmente bienvenida. Atrayente, esa es la palabra que tantas veces han usado para describirme sin que yo sea capaz realmente de identificar qué narices los atrae hacia mi. ¿Será mi actitud desafiante? ¿O el hecho de que mi cuerpo, aun siendo el de un varón, sea más delicado de lo que debería? Culpar a mi constitución no me va a llevar a ningún lado, pero no puedo evitar la necesidad de entenderlo.



a información es poder, o eso es lo que dicen, y conocer mejor la forma en que otros me ven es la manera más simple y rápida para actuar acorde a como es necesario para seguir avanzando, para seguir sobreviviendo. No es que sea alguien especialmente calculador, pero no me queda mas remedio. Mi cuerpo es lo que me da de comer, lo que nos da de comer a ambos, ¿si no aprendo a explotarlo adecuadamente, seré capaz de darle una vida diferente a ella? Quizá en eso sería en lo único que notaría un cambio. El estrés no sería tan grande si no tuviera la presencia de Anja siempre en mente. Quiero que su vida sea mejor, que su mundo sea menos oscuro de lo que lo es el mío. Que crezca para convertirse en una hermosa jovencita sin preocupaciones, y que tenga la capacidad para decidir por sí misma qué rumbo tomar después. Sé que no podré ofrecerle lujos, o la capacidad para ascender de clase social, pero al menos me esforzaré por lograr que su existencia merezca la pena, en mayor medida que lo hace la mía. Aunque eso tampoco es que sea muy difícil.



orque, ¿qué soy yo, al final, más allá de un tipo que se vende a otros hombres por unas cuantas monedas? Mi final no será diferente al de cualquier otro muerto de hambre, al de cualquier otra ramera. Nadie llorará mi partida, nadie excepto ella. Quizá en el fondo eso es lo que desee, que al final de mis días aún exista alguien en cuya memoria quede mi recuerdo. El recuerdo de una vida vacía y ridículamente trágica, pero que además de sentir vergüenza porque su hermano se vendiera a cambio de una vida mediocre, también se sienta agradecida hasta cierto punto, porque lo estaba haciendo para conseguir que su vida fuese mejor que la mía.



a respuesta a la pregunta, al final, es no. No me arrepiento de las decisiones que he tomado y que me han traído hasta el aquí y el ahora. Aunque dolor sea todo cuanto soy capaz de sentir ahora mismo, repetiría mis pasos si eso me garantizara que ella siguiese sonriendo por siempre. Esa es mi misión, ese es mi deber. Eso es lo único que da sentido a esta mierda de existencia.

Thanks ∑Θ

ay días en el que el color morado de mis muñecas es más complicado de disimular. Hay días en que me resulta tremendamente difícil mentirle a la cara y decirle que todo va bien, que tengo el dinero listo para sus clases, para comprar la comida necesaria para la siguiente semana, que no debe preocuparse. Hay días en que ser fuerte es casi imposible, y en los que le sonrío y hago mis tareas de forma automática, porque sé que en cuanto me pare por un segundo, me derrumbaré sin remedio y me echaré a llorar. No quiero llorar. Llorar no soluciona nada, no para las personas que, como nosotros, estamos abajo del todo. Y aún así, hay días en los que llorar y encerrarme dentro de mi mismo es lo único que quiero, que necesito. Hay días en los que las marcas que exhibe mi cuerpo escuálido no son solamente reflejo de las físicas, sino también de las psíquicas. Y son precisamente esas las que me resulta más difícil de ocultar.



noche, movido por la desesperación, hice caso omiso a las advertencias de mis "compañeros", cuando me avisaron repetidas veces que el trabajo que me habían ofrecido esos hombres no me iba a compensar. Al menos no a largo plazo. Pero lo único que tenía en la cabeza era que me faltaban aún varias docenas de francos para poder pagar las tutorías de mi hermana, y eso era si me olvidaba de comer nada por los próximos siete días. Lo que prometían pagarme me solucionaría un mes, si me administraba adecuadamente (algo que siempre he sabido hacer, afortunadamente). Y yo lo sabía. Sabía que si me ofrecían algo tan jugoso el precio a pagar iba a ser igualmente alto, probablemente mucho más de lo que, en otras circunstancias menos apuradas me hubiera visto inclinado a aceptar. Pero no puedo defraudarla. Ella es todo lo que tengo, y yo soy todo lo que tiene. Y no albergo deseo alguno de volver a escuchar de sus labios la sugerencia de que empiece a "trabajar, igual que tú". Su inocencia y desconocimiento acerca de lo que hago son prueba suficiente de que no está preparada para superar algo como esto. Ni yo tampoco iba a permitirlo, de todas formas.



sí que acepté, ignorando las advertencias ajenas y las propias alarmas que se dispararon en mi cabeza, en mi cuerpo, tenso desde que puse un pie en la Iglesia, y las acallé tan bien como pude. ¿Cuán peor podría ser, que cualquier otra cosa humillante que ya me hubiera obligado a hacer, o experimentar?



a respuesta es nada. En realidad, nada de lo que me hicieron era particularmente novedoso. Eran más de doce, y por tanto, había más cosas que hacer a la vez, y más tipos de atrocidades que experimentar, pero en esencia, todo lo que viví ya me había ocurrido en otras ocasiones. Pero nunca a la vez. Y nunca con el propósito de marcar no solamente mi cuerpo: sino también mi alma. No me siento orgulloso de lo que hago, ¿cómo enorgullecerse de tragarse el ego propio, y ponerse de rodillas, ante cerdos que simplemente disfrutan al humillar a otro? No, no siento orgullo, pero tampoco es algo de lo que me avergüence. Simplemente es el modo que he encontrado para sobrevivir. Ellos me hicieron sentirme tan mancillado, tan marcado, tan sucio, que por un momento, mientras me usaban, sangraban, y azotaban, por un brevísimo momento, pensé que la muerte sería el único descanso posible para tanto calvario.



espués recibí mi pago, y me dejaron allí tirado, como la basura que dejaron claro que representaba para ellos, y volví a recordarme a mi mismo por qué había llegado hasta allí. Y me levanté. Y volví a casa. Y me aseé con tanto entusiasmo que heridas, nuevas y antiguas, se abrieron bajo mi insistente roce. Y me fui a dormir acallando mis sollozos. Y hoy me he levantado, y las marcas aquí siguen, y la sensación de auténtica desesperación persiste. Y quiero volver a acurrucarme en las mantas desgastadas y seguir llorando, pero no voy a hacerlo. No hasta que ella se marche a sus clases, y no tenga que disimular. Lloraré y dormiré, y cuando despierte, volveré a ser el mismo que era antes que anoche. Y mañana volverá a ser otro día. Un día de mierda más, pero en el que seguiré sobreviviendo.

Thanks ∑Θ

ada día soy más consciente de lo deprisa que pasa el tiempo, especialmente cuando la mayor parte del mismo te lo pasas prestando atención a otras cosas. A otras personas. A ella. Aún puedo recordar claramente el sonido de su risa de infante, cuando apenas si acababa de nacer. Era lo único que alegraba mis días, cuando todo a mi alrededor había comenzado a derrumbarse por momentos. Desde el momento en que la vi nacer, en que sus ojos vidriosos se quedaron fijos en los míos, supe que se convertiría en la persona más importante y preciada de mi vida. Y así ha sido. Y así seguirá siendo. A pesar de que cada día que pasa tenga más aspecto de mujer y menos de niña. A pesar de que a cada minuto, siento cómo el momento en que se separe de mi y deje de necesitarme, se encuentra más y más cerca.



na parte de mi, esa que está compuesta por la fría lógica -a la que rara vez hago caso, por cierto-, me sugiere que en su crecimiento otros verían, desde afuera, cierta forma de alivio ante las cargas que he venido arrastrando desde que yo mismo podía ser considerado también como un niño. Pero esa parte de mi se queda ahogada por el impulso de querer encerrarla, de querer detener el transcurso del reloj, la rotación de la tierra alrededor del Sol, con el propósito de asegurarme que permanezca siempre bajo mi cuidado, a mi alcance. Porque temo que aquellos con los que se cruce en su vida no la traten como se merece. Que no la cuiden con tanto mimo e intención como yo lo he intentado hacer. Porque a pesar de no poder ofrecerle vestidos costosos, o una vida perfecta, siempre me he asegurado de que la palabra "necesidad" no estuviera en su vocabulario. Yo puedo pasar penurias, puedo soportarlas, pero que me parta un rayo si permito que ella llegue a quejarse por algo tan ridículo y simple como no tener comida.



medida que crece, sin embargo, también toma consciencia de esas cosas, de mis esfuerzos porque ella salga adelante, por convertirla en prioridad absoluta, y comienza a intentar convencerme de que no necesito pelear tanto. Comienza a dar señas de que no le importaría conformarse con lo mínimo, si eso significa que yo voy a tener menos dificultades. Y eso me molesta, me duele, y me empuja a querer luchar con más ahínco. A no permitirme mostrar debilidad en ningún caso, porque ella no necesita saber de mis lágrimas, ni de mis sacrificios. Mi misión es que salga adelante, que consiga obtener todo lo que desee, todo lo que yo nunca me he permitido soñar obtener. Porque ella logrará cumplir los sueños de los dos. O al menos ese es mi deseo. Y por él seguiré avanzando, por mucho que me flaqueen las fuerzas.



sí que, niña, come y calla, y sigue creciendo para convertirte en la mujer de la que nuestra madre hubiera estado orgullosa en verte convertida. En la que yo mismo me sentiré orgulloso de verte ser. Crece y avanza por un camino lleno de luz, sin un atisbo de toda la mierda que recubre la realidad por la que nos arrastramos y por la que yo te elevo para que no te ensucies. Pero no tengas prisa por hacerlo. No tengas prisa por alejarte de mi, y mucho menos por creerte una carga. Tú das sentido a mi existencia. Tú me empujaste a querer ser mejor, a salir de una pesadilla. No es culpa tuya que en el camino me topase con otra. No hubiera cambiado mis decisiones.


Pero me habría rendido antes. Así que, gracias.

Thanks ∑Θ