AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Competir es sano ¿o no? (privado)
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Competir es sano ¿o no? (privado)
Recuerdo del primer mensaje :
Cuando las nieves del crudo invierno del norte se derretían era tiempo de llenar lo graneros con el fruto que dieran los campos a lo largo de la primavera, y también llegaba el día de la caza de caballos salvajes, todos andábamos ansiosos pues competíamos por parejas para ver quien atrapaba el mejor semental.
Aquella festividad era una forma de rendir culto a nuestra diosa Freya, ademas por la noche Akershus se llenaba de luz de hogueras para dar la bienvenida a la primavera, el vencedor tendría jarras gratis en la taberna y esa noche sería colmado de atenciones especiales.
Ulf y yo llevábamos picándonos en el patio de armas desde que nos despertábamos, él había hecho grupo con una escudera cambiante, admito que superar al lobo no era fácil...
Por contra yo había pedido a Heith que en esa ocasión me acompañara a la cacería, le estaba costando adaptarse al ritmo de Akershus, no estaba acostumbrada a relacionarse con tanta gente, así que digamos le costaba un poco “socializar” la fiesta de la primavera sería perfecta para ella.
Dani había partido hacía un par de semana rumbo a Escocía, tenía unas transacciones que hacer y no podían esperar, así que a no ser que me sorprendiera, dudaba pudiera llegar antes de la noche para celebrar esta fiesta conmigo.
-¿Höor estas preparado para morder el polvo? -Me preguntó Ulf con esa sonrisa ladina que se gastaba antes de despedirnos.
-Ulf, esta noche brindaré en tu honor disfrutando de mis jarras gratis -dije dándole con la parte plana de la espada en el culo.
Todos los guerreros pasamos la tarde preparando nuestras monturas, así como practicando con el lazo y otras artes de caza.
Akershus se convirtió en algo distinto, el ambiente estaba lleno de risas y piques sanos, nadie se acordaba de la guerra cruenta que manteníamos con Randulf pues el norte olía a fiesta, a especies y pronto al fuego de las hogueras, hidromiel y la carnaza recién hecha.
-Vamos Volva, ponle un poco de entusiasmo -dije enarcando una ceja para que lanzara el lazo ocn mas estilo, ni una sola vez había acertado y eso que era una pobre cabra la que se movia por el verde prado.
Ulf se reía tanto que casi se caía del caballo.
-Höor creo que vas a necesitar a todos los dioses de tu parte.
Fruncí el ceño mirando a la volva, si en algo Ulf y yo nos parecíamos es que a ninguno nos gustaba perder ni siquiera jugando a las tabas.
-¡Heith! -gruñí clavando en ella mis dos pardos mientras esta me miraba divertida por mi recriminación.
Cuando las nieves del crudo invierno del norte se derretían era tiempo de llenar lo graneros con el fruto que dieran los campos a lo largo de la primavera, y también llegaba el día de la caza de caballos salvajes, todos andábamos ansiosos pues competíamos por parejas para ver quien atrapaba el mejor semental.
Aquella festividad era una forma de rendir culto a nuestra diosa Freya, ademas por la noche Akershus se llenaba de luz de hogueras para dar la bienvenida a la primavera, el vencedor tendría jarras gratis en la taberna y esa noche sería colmado de atenciones especiales.
Ulf y yo llevábamos picándonos en el patio de armas desde que nos despertábamos, él había hecho grupo con una escudera cambiante, admito que superar al lobo no era fácil...
Por contra yo había pedido a Heith que en esa ocasión me acompañara a la cacería, le estaba costando adaptarse al ritmo de Akershus, no estaba acostumbrada a relacionarse con tanta gente, así que digamos le costaba un poco “socializar” la fiesta de la primavera sería perfecta para ella.
Dani había partido hacía un par de semana rumbo a Escocía, tenía unas transacciones que hacer y no podían esperar, así que a no ser que me sorprendiera, dudaba pudiera llegar antes de la noche para celebrar esta fiesta conmigo.
-¿Höor estas preparado para morder el polvo? -Me preguntó Ulf con esa sonrisa ladina que se gastaba antes de despedirnos.
-Ulf, esta noche brindaré en tu honor disfrutando de mis jarras gratis -dije dándole con la parte plana de la espada en el culo.
Todos los guerreros pasamos la tarde preparando nuestras monturas, así como practicando con el lazo y otras artes de caza.
Akershus se convirtió en algo distinto, el ambiente estaba lleno de risas y piques sanos, nadie se acordaba de la guerra cruenta que manteníamos con Randulf pues el norte olía a fiesta, a especies y pronto al fuego de las hogueras, hidromiel y la carnaza recién hecha.
-Vamos Volva, ponle un poco de entusiasmo -dije enarcando una ceja para que lanzara el lazo ocn mas estilo, ni una sola vez había acertado y eso que era una pobre cabra la que se movia por el verde prado.
Ulf se reía tanto que casi se caía del caballo.
-Höor creo que vas a necesitar a todos los dioses de tu parte.
Fruncí el ceño mirando a la volva, si en algo Ulf y yo nos parecíamos es que a ninguno nos gustaba perder ni siquiera jugando a las tabas.
-¡Heith! -gruñí clavando en ella mis dos pardos mientras esta me miraba divertida por mi recriminación.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Navegaron a buen ritmo durante las primeras cuatro horas, Thor había obrado el milagro, como ella decía: se había tirado un pedo divino y su aire hinchaba las velas. Pero algo debió de perturbar al dios del trueno, que dejó de enviar ráfagas de vientos alisios y la Reina Ana se detuvo balanceándose sobre las negras aguas. El sol comenzaba a ponerse en poniente y la almirante se desesperó. Tras consultar con todos los aparejos llegó a la conclusión de que habían entrado en calma chicha, a ese paso llagarían más tarde del mediodía siguiente.
— Maldición!! con dos horas más hubiéramos llegado a tiempo...ahora.. ya no podemos hacer nada.— golpeó la baranda con el puño, frustrada porque se había hecho a la idea de arribar justo cuando la fiesta hubiera empezado. Stan se acercó a ella con dos botella de ron en la mano, tomó asiento sobre un barril y le tendió la frasca a la rubia, bebiéndose él casi la mitad de la suya.
— Pues podemos montarnos nostros la fiesta a bordo. ¿Cazan caballos no?.— cogió una red rota y se la echó a si mismo por encima.— tú has cazado un oso en el mar. A ver si pueden superarte.
Danielle primero frunció el ceño ¿estaba intentando tomarle el pelo? pero la sonrisa de McQuinn era sincera y sus payasadas siempre conseguían relajar humores tensos, así que soltó una carcajada y le robó la botella acabándola de dos tragos.
—Eres de lo que no hay... putos escoceses.
Bebieron varias botellas charlando y diciendo estupideces, sentados sobre barriles primero y finalmente sobre el mismo suelo de la cubierta, contándose algunas anécdotas de sus vidas entre tugurios y alcohol. No pensaba que la Morgan tuviera tanto camino recorrido a juzgar por su aspecto estirado, pero descubrió que conocían los mismos antros y rieron imitando a algunos personajes míticos en las tabernas de puertos britanicos, escoceses e irlandeses.
De pronto Thor debió despertarse de la siesta y envió turbonadas, que eran el nombre que recibían los vientos muy fuertes, y todo el barco se puso a trabajar para llegar a Akershus en menos de una hora, pero McQuinn y Danielle ya habían vaciado una caja de ron.
— Maldición!! con dos horas más hubiéramos llegado a tiempo...ahora.. ya no podemos hacer nada.— golpeó la baranda con el puño, frustrada porque se había hecho a la idea de arribar justo cuando la fiesta hubiera empezado. Stan se acercó a ella con dos botella de ron en la mano, tomó asiento sobre un barril y le tendió la frasca a la rubia, bebiéndose él casi la mitad de la suya.
— Pues podemos montarnos nostros la fiesta a bordo. ¿Cazan caballos no?.— cogió una red rota y se la echó a si mismo por encima.— tú has cazado un oso en el mar. A ver si pueden superarte.
Danielle primero frunció el ceño ¿estaba intentando tomarle el pelo? pero la sonrisa de McQuinn era sincera y sus payasadas siempre conseguían relajar humores tensos, así que soltó una carcajada y le robó la botella acabándola de dos tragos.
—Eres de lo que no hay... putos escoceses.
Bebieron varias botellas charlando y diciendo estupideces, sentados sobre barriles primero y finalmente sobre el mismo suelo de la cubierta, contándose algunas anécdotas de sus vidas entre tugurios y alcohol. No pensaba que la Morgan tuviera tanto camino recorrido a juzgar por su aspecto estirado, pero descubrió que conocían los mismos antros y rieron imitando a algunos personajes míticos en las tabernas de puertos britanicos, escoceses e irlandeses.
De pronto Thor debió despertarse de la siesta y envió turbonadas, que eran el nombre que recibían los vientos muy fuertes, y todo el barco se puso a trabajar para llegar a Akershus en menos de una hora, pero McQuinn y Danielle ya habían vaciado una caja de ron.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Las palabras del norteño le sonaban a insulto, pero su naturaleza la instaba a ser cauta y comedida en todos sus actos y, rara vez, con las palabras. No necesitaba que le diera permiso para hablar con los animales, lo haría de todos modos, pero cuando estuviera a solas con ellos y no delante de todos aquellos curiosos. -Iré con ella, pero de vosotros no me fío.- Aseguró, mirando al resto de los presentes antes de marcharse tras la bruja enfadada.
La völva había cerrado de un portazo y la cambiante tuvo que llamar. Heith salió gruñendo, seguramente creyendo que la seguía alguno de los dos tontos que habían causado su mal humor actual. -Disculpa, me dijeron que tú me dejarías algo de ropa… Aunque no sé si...- La yegua le sacaba más de una cabeza a la chica, cualquier cosa que le prestara le vendría corta. La vikinga la dejó pasar y tras buscar en el armario le ofreció un vestido que aunque le viniera más corto de lo normal, no le quedaría mal tampoco. La complicación estaba en el calzado, en eso sí que no la podía ayudar. Además de ser ella bajita, la contraria era más alta de lo normal para una mujer, incluso para una norteña. Por suerte el calzado podía ser bastante parecido para hombres y mujeres así que le pidieron prestados unos zapatos a alguien y después de asearse la yegua, lo hizo la hechicera, por no dejarle el agua sucia y asquerosa dado lo ocurrido con Ulf en las cuadras.
La völva la ayudó a desenredarse el pelo ya que parecía que no se hubiese peinado en un siglo. Cuando las dos estuvieron decentes y ya con las voces de los bárbaros animando el inicio de la fiesta, ambas fueron a reunirse con el resto. Höor y Ulf recibieron miradas criminales de la morena y de recelo por parte de Kasia que se negaba a fiarse de aquellos que cazaban caballos para hacerse los machos frente a sus tribus de humanos.
La völva había cerrado de un portazo y la cambiante tuvo que llamar. Heith salió gruñendo, seguramente creyendo que la seguía alguno de los dos tontos que habían causado su mal humor actual. -Disculpa, me dijeron que tú me dejarías algo de ropa… Aunque no sé si...- La yegua le sacaba más de una cabeza a la chica, cualquier cosa que le prestara le vendría corta. La vikinga la dejó pasar y tras buscar en el armario le ofreció un vestido que aunque le viniera más corto de lo normal, no le quedaría mal tampoco. La complicación estaba en el calzado, en eso sí que no la podía ayudar. Además de ser ella bajita, la contraria era más alta de lo normal para una mujer, incluso para una norteña. Por suerte el calzado podía ser bastante parecido para hombres y mujeres así que le pidieron prestados unos zapatos a alguien y después de asearse la yegua, lo hizo la hechicera, por no dejarle el agua sucia y asquerosa dado lo ocurrido con Ulf en las cuadras.
La völva la ayudó a desenredarse el pelo ya que parecía que no se hubiese peinado en un siglo. Cuando las dos estuvieron decentes y ya con las voces de los bárbaros animando el inicio de la fiesta, ambas fueron a reunirse con el resto. Höor y Ulf recibieron miradas criminales de la morena y de recelo por parte de Kasia que se negaba a fiarse de aquellos que cazaban caballos para hacerse los machos frente a sus tribus de humanos.
Kasia- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 14/07/2018
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
La yegua planto a Höor en las caballerizas, este se quedó con la mandíbula desencajada no acostumbrado a que las mujeres le cerraran de un portazo su mundo de posibilidades. Me reí entre dientes señalando al muy pazguato, ya le había dicho que la maldición del matrimonio caería sobre él como una losa.
-Se te acabaron las sonrisitas de medio lado que hacían a las mujeres que se les cayeran las bragas a tu paso, ahora estas oficialmente cazado -apunté muerto de la risa.
Tras unas cuantas bromas y capones nos reunimos con el resto, las calles estaban abarrotadas de gente, el fuego ardía en cada esquina crepitando y elevando el humo hasta el Valhalla desde donde nuestros dioses de seguro nos veían.
El alcohol corría de mano en mano y pronto llego a las nuestras, vaciamos jarras sin parar bromeando sobre las almorranas del rey del norte que de seguro ahora andaría mas apretado al ver que si intento de destruir Akershus había de nuevo fallado.
Giuliana rodaba entre mis brazos riendo, estaba preciosa con su pelo ligeramente recogido con una flores blancas. Sus manos se anclaron a mi cuello mientras nuestras miradas hablaban, la besé con hambre, yo podía ser muy capullo pero para mi jamas existiría otra mujer que no fuera la madre de mis hijos.
-Cada día estas mas guapa, has ganado mucho desde que no besas nosferatus - bromee con un guiño.
Höor hacia el tonto con Atharal bailando sobre un improvisado barril de cerveza negra, todos íbamos ya muy pasados de jarras y las mujeres parecencian olvidar que el conde se había prometido no hacía demasiado tiempo.
Lund tenia a su mujer anclada a su cintura, se besaban en una esquina, ellos habían salvado Akershus, habían demostrado su valía, sobre todo Khayla que si antaño fue una gran guerrera hoy se alzaba como mucho mas que eso ante los ojos de Höor.
Cuando llego la cambiante y la Völva, Höor bajo de un salto del barril para tirar de la cintura de su amiga.
-Venga bailemos -le pidió sabiendo lo mucho que le costaba a ella hacer..”amigos” Con lo vengativa que era no me extrañaba que así fuera.
-Se te acabaron las sonrisitas de medio lado que hacían a las mujeres que se les cayeran las bragas a tu paso, ahora estas oficialmente cazado -apunté muerto de la risa.
Tras unas cuantas bromas y capones nos reunimos con el resto, las calles estaban abarrotadas de gente, el fuego ardía en cada esquina crepitando y elevando el humo hasta el Valhalla desde donde nuestros dioses de seguro nos veían.
El alcohol corría de mano en mano y pronto llego a las nuestras, vaciamos jarras sin parar bromeando sobre las almorranas del rey del norte que de seguro ahora andaría mas apretado al ver que si intento de destruir Akershus había de nuevo fallado.
Giuliana rodaba entre mis brazos riendo, estaba preciosa con su pelo ligeramente recogido con una flores blancas. Sus manos se anclaron a mi cuello mientras nuestras miradas hablaban, la besé con hambre, yo podía ser muy capullo pero para mi jamas existiría otra mujer que no fuera la madre de mis hijos.
-Cada día estas mas guapa, has ganado mucho desde que no besas nosferatus - bromee con un guiño.
Höor hacia el tonto con Atharal bailando sobre un improvisado barril de cerveza negra, todos íbamos ya muy pasados de jarras y las mujeres parecencian olvidar que el conde se había prometido no hacía demasiado tiempo.
Lund tenia a su mujer anclada a su cintura, se besaban en una esquina, ellos habían salvado Akershus, habían demostrado su valía, sobre todo Khayla que si antaño fue una gran guerrera hoy se alzaba como mucho mas que eso ante los ojos de Höor.
Cuando llego la cambiante y la Völva, Höor bajo de un salto del barril para tirar de la cintura de su amiga.
-Venga bailemos -le pidió sabiendo lo mucho que le costaba a ella hacer..”amigos” Con lo vengativa que era no me extrañaba que así fuera.
Ulf Tollak- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 196
Fecha de inscripción : 18/12/2016
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Al llegar las dos a la fiesta, la völva le explicó algunas cosas básicas a la cambiante, cosas que tampoco hacía demasiado se le habían explicado a ella, pero que reconfortaba mostrar a alguien más, dejando así de ser, al fin, la nueva. La acompañante estaba sumamente callada desde que dejaran la habitación, no por falta de educación, sino por estar alerta. La hechicera lo notaba por la tensión que reflejaba hasta al andar. Estudiaba todo a su alrededor, seguramente temiendo que terminara siendo, realmente, el trofeo de algún norteño. -Tranquila, son muy brutos, pero buena gente. Menos Ulf, de ese no te fíes ni un pelo.- Aseguró, aún cargada de rencor por haber sido la diana de su lanzamiento de boñiga.
Se reunieron con el resto y Höor enseguida corrió a intentar que se mezclara con el resto. Estaba obsesionado en que ella sola era incapaz de relacionarse con nadie, y aunque era cierto que su carácter algo arisco y los años de solitud hacían mella en sus interacciones, tampoco había que exagerar… Demasiado. -¿A bailar? ¿No basta con que me haya puesto un vestido que tengo que danzar?- Resopló, aunque se dejó llevar, porque sabía que el conde era más testarudo que la mula más cabezuda del mundo, y negarse no la llevaría a ninguna parte. -Si te piso no quiero quejas...- Advirtió, pues nunca había bailado antes y no sabía si se le daría bien o, como ella imaginaba, fatal y andaría tropezando todo el rato.
Estaba dando vueltas e intentando no hacer muchas cosas a la vez: No marearse, no pisar a su amigo, no darle un codazo a nadie… cuando por el rabillo del ojo vio llegar a Aúkoc y la norna. Menuda locura, los habitantes de Akershus estaban todos mal de la cabeza, yendo a por espadas malditas, codeándose con los dioses, enfrentándose a ellos y secuestrando a sus tejedoras. No sabía como aún seguían vivos y con todo en su sitio.
Se reunieron con el resto y Höor enseguida corrió a intentar que se mezclara con el resto. Estaba obsesionado en que ella sola era incapaz de relacionarse con nadie, y aunque era cierto que su carácter algo arisco y los años de solitud hacían mella en sus interacciones, tampoco había que exagerar… Demasiado. -¿A bailar? ¿No basta con que me haya puesto un vestido que tengo que danzar?- Resopló, aunque se dejó llevar, porque sabía que el conde era más testarudo que la mula más cabezuda del mundo, y negarse no la llevaría a ninguna parte. -Si te piso no quiero quejas...- Advirtió, pues nunca había bailado antes y no sabía si se le daría bien o, como ella imaginaba, fatal y andaría tropezando todo el rato.
Estaba dando vueltas e intentando no hacer muchas cosas a la vez: No marearse, no pisar a su amigo, no darle un codazo a nadie… cuando por el rabillo del ojo vio llegar a Aúkoc y la norna. Menuda locura, los habitantes de Akershus estaban todos mal de la cabeza, yendo a por espadas malditas, codeándose con los dioses, enfrentándose a ellos y secuestrando a sus tejedoras. No sabía como aún seguían vivos y con todo en su sitio.
Heith Baltz- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 28/04/2018
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
La fiesta de la cosecha, la de la llegada de la primavera, de eso debía tratarse su visión y no de otra cosa, pues solo ese día se cazaban las monturas que sustituirían a las que habíamos perdido o de viejas o por causas del combate.
Aun no sabía que milagro se daría para que mi hija despertara, ni siquiera si solo era una falacia de esa mujer para que no me marchara, el caso es que durante los días que iban pasando mi hija no mejoraba, mi frustración era evidente y mi desesperación crecía hasta el punto que deje preparada la montura, si al final de la celebración nada sucedía me largaría a buscar respuestas en la fortaleza enemiga.
La norna no quería que pusiera mi vida en juego, no podía evitar ladear la sonrisa cada vez que se aferraba a mi brazo tratando de disuadirme de lo que según ella era una muerte segura.
-No puedo hacer otra cosa, si tu no puedes tejer, yo no puedo permanecer impasible ante la muerte de mi hija -aseguraba una y otra vez.
Llegó la fiesta y juntos llegamos frente a los nuestros Höor bailaba con una patosa Heith que se gastaba un carácter tan endiablado como el de la misma pirata.
Giuliana era una santa aguantaba a Ulf que parecía un pato mareado bailando a su alrededor.
Cuando me vieron detuvieron sus espasmódicos movimientos y se acercaron a mi. Ulf colocó su brazo por encima de mis hombros aun con sus dedos enlazados a los de su mujer mientras Höor tiraba de su amiga que no parecía muy dispuesta a unirse al grupo.
-Esta es el semental de Höor -apuntó Ulf con mofa señalando a la chica cambiante.
-Pero si es una hembra -dije perspicaz, al parecer era el único que no iba allí borracho aun.
-en mi defensa diré que era grande -apuntó Höor dejando caer a su amiga entre nosotros bajándola de su hombro -ahora ha menguado -dijo echándose a reír señalándola.
-Lo que mengua es tu cabeza -dijo Ulf descojonandose.
-No me hagas decir lo que mengua de ti lobo -apunto Höor juntando la distancia entre su dedo indice y pulgar.
-Ya te gustaría a ti calzar el tamaño de mi verga -aseguró Ulf desabrochando su pantalón para demostrarlo, pero su mujer lo detuvo acabando así con su mundo de posibilidades.
-¿Hostia, sabes lo que mengua si comes manzanas? -soltó Höor preocupado.
Ulf lo miró fijamente pensado en la importancia del secreto que conocía su amigo.
-Las tetas, me lo dijo Dani, me estaba follando sus tetas y me dijo que si se comía una manzana se harían pequeñas.
Ulf enarcó una ceja sin acabar de creérselo pero con la duda en su mirada y de refilón miró las de su mujer.
-¿Tu no comerás manzanas no? -preguntó frunciendo el ceño.
Aguantarme la risa escuchando a esos dos era complicado así que cogí una jarra para poder ponerme a su altura en estas interesante conversación sobre mujeres y pechos.
Höor que tenia el brazo apoyado sobre los hombros de la volva bajo la mirada apartando con su dedo ligeramente la tela.
-Heith para hacer amigos has de dejar de comer manzanas.
Todos estallaron en carcajadas sobre todo Ulf que estaba dando un trago de la jarra y nos regó a todos con sus babas.
Aun no sabía que milagro se daría para que mi hija despertara, ni siquiera si solo era una falacia de esa mujer para que no me marchara, el caso es que durante los días que iban pasando mi hija no mejoraba, mi frustración era evidente y mi desesperación crecía hasta el punto que deje preparada la montura, si al final de la celebración nada sucedía me largaría a buscar respuestas en la fortaleza enemiga.
La norna no quería que pusiera mi vida en juego, no podía evitar ladear la sonrisa cada vez que se aferraba a mi brazo tratando de disuadirme de lo que según ella era una muerte segura.
-No puedo hacer otra cosa, si tu no puedes tejer, yo no puedo permanecer impasible ante la muerte de mi hija -aseguraba una y otra vez.
Llegó la fiesta y juntos llegamos frente a los nuestros Höor bailaba con una patosa Heith que se gastaba un carácter tan endiablado como el de la misma pirata.
Giuliana era una santa aguantaba a Ulf que parecía un pato mareado bailando a su alrededor.
Cuando me vieron detuvieron sus espasmódicos movimientos y se acercaron a mi. Ulf colocó su brazo por encima de mis hombros aun con sus dedos enlazados a los de su mujer mientras Höor tiraba de su amiga que no parecía muy dispuesta a unirse al grupo.
-Esta es el semental de Höor -apuntó Ulf con mofa señalando a la chica cambiante.
-Pero si es una hembra -dije perspicaz, al parecer era el único que no iba allí borracho aun.
-en mi defensa diré que era grande -apuntó Höor dejando caer a su amiga entre nosotros bajándola de su hombro -ahora ha menguado -dijo echándose a reír señalándola.
-Lo que mengua es tu cabeza -dijo Ulf descojonandose.
-No me hagas decir lo que mengua de ti lobo -apunto Höor juntando la distancia entre su dedo indice y pulgar.
-Ya te gustaría a ti calzar el tamaño de mi verga -aseguró Ulf desabrochando su pantalón para demostrarlo, pero su mujer lo detuvo acabando así con su mundo de posibilidades.
-¿Hostia, sabes lo que mengua si comes manzanas? -soltó Höor preocupado.
Ulf lo miró fijamente pensado en la importancia del secreto que conocía su amigo.
-Las tetas, me lo dijo Dani, me estaba follando sus tetas y me dijo que si se comía una manzana se harían pequeñas.
Ulf enarcó una ceja sin acabar de creérselo pero con la duda en su mirada y de refilón miró las de su mujer.
-¿Tu no comerás manzanas no? -preguntó frunciendo el ceño.
Aguantarme la risa escuchando a esos dos era complicado así que cogí una jarra para poder ponerme a su altura en estas interesante conversación sobre mujeres y pechos.
Höor que tenia el brazo apoyado sobre los hombros de la volva bajo la mirada apartando con su dedo ligeramente la tela.
-Heith para hacer amigos has de dejar de comer manzanas.
Todos estallaron en carcajadas sobre todo Ulf que estaba dando un trago de la jarra y nos regó a todos con sus babas.
Aúkoc Lican- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 94
Fecha de inscripción : 28/11/2016
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Convencer al lobo no resultó fácil, aún y con la visión él parecía reticente a creerla, pero el conde logró hacerle entrar en razón, asegurando que a penas faltaban tres días para la fiesta de la cosecha y que nada perdía por esperar, al contrario, si la norna decía la verdad, no sólo encontraría la posibilidad de devolver a Saga a la vida, sino que cuando lo hiciera, aún tendría un padre que la cuidara y no se vería sola en un mundo en el que ya nada le quedaba. Y, aún y con ese contundente argumento, el lobo aún se miraba la espada en tensión de vez en cuando, asegurando que la única opción era marcharse. Sólveig le retuvo en diversas ocasiones hasta la llegada del día de su visión y, de verdad, esperaba que fuera tan certera como lo eran cuando las tenía bajo el fresno.
Cuando, al fin, llegó la noche en cuestión, Aúkoc le dijo a la norna que se arreglara, que era la costumbre y que no quería que ella desentonara. Así que se puso un vestido que le prestaron y junto al licántropo fueron a reunirse con Höor y el resto. Éstos ya estaban bastante ebrios y no dejaban de decir tonterías y hablar sobre manzanas. La bruja no entendía nada, mas su atención pronto se desvió a una mujer bastante alta que parecía estar algo apartada y mirar con recelo a los norteños que, ahora mismo, eran fulminados por la mirada de la völva, menos el conde que recibía un codazo en pleno estómago, según por las palabras de Heith, bien merecido.
Sólveig empezó a andar en dirección a aquella joven de cabellos largos y lacios que alargaba la mano para tomar una manzana. Su aura era única, brillaba con una pureza sin igual y la energía que desprendía hacía vibrar el pecho de la norna. La hechicera alargó el brazo hasta rozar con la yema de los dedos el codo desnudo de la muchacha y entonces lo tuvo claro, pudo ver su realidad, su verdad oculta. -Por Odín, eres tú...- Murmuró con sorpresa. La yegua, sobresaltada y sin saber cómo ella podía conocerla siquiera, la agarró de la muñeca y tiró de ella para llevársela a otro lado. Desapareciendo así, ambas, de la fiesta.
Cuando, al fin, llegó la noche en cuestión, Aúkoc le dijo a la norna que se arreglara, que era la costumbre y que no quería que ella desentonara. Así que se puso un vestido que le prestaron y junto al licántropo fueron a reunirse con Höor y el resto. Éstos ya estaban bastante ebrios y no dejaban de decir tonterías y hablar sobre manzanas. La bruja no entendía nada, mas su atención pronto se desvió a una mujer bastante alta que parecía estar algo apartada y mirar con recelo a los norteños que, ahora mismo, eran fulminados por la mirada de la völva, menos el conde que recibía un codazo en pleno estómago, según por las palabras de Heith, bien merecido.
Sólveig empezó a andar en dirección a aquella joven de cabellos largos y lacios que alargaba la mano para tomar una manzana. Su aura era única, brillaba con una pureza sin igual y la energía que desprendía hacía vibrar el pecho de la norna. La hechicera alargó el brazo hasta rozar con la yema de los dedos el codo desnudo de la muchacha y entonces lo tuvo claro, pudo ver su realidad, su verdad oculta. -Por Odín, eres tú...- Murmuró con sorpresa. La yegua, sobresaltada y sin saber cómo ella podía conocerla siquiera, la agarró de la muñeca y tiró de ella para llevársela a otro lado. Desapareciendo así, ambas, de la fiesta.
Sólveig- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 24/01/2018
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Atracaron en el muelle de Akershus apenas una hora y media después de levantarse el viento que infló las velas hasta casi romperlas. Thor debía estar cabreado o tener un ataque de gases, pero casi rozaba en galerna.
Se habían bebido varias botellas y se habían contado media vida entre risas y bromas, pero al levantarse el alcohol les recordó que en grandes cantidades solía marear. La almirante se agarraba a la toldilla donde estaba puesta la bandera pequeña que ondeaba furiosa contra el viento. Stan tenía la duda de si la inglesa al soltarse se iría al suelo, pues habían ingerido mucho ron, él tenía buen aguante porque era grande y fuerte pero esa mujer bien podría haberse quedado dormida hace rato o vomitando por la barandilla del combés.
—Puuuueees...parece que vamosss llegando.— arrastraba un poco las palabras. Danielle lo miró agarrándose fuerte, porque sólo de girar la cabeza, unido al bamboleo de la nave, tenía la impresión de caerse al suelo.
— No digas ni una palabra de esssto a nadie...¿me hasss entendido? Ponte firmesss y que no te lo noten.— decía la que apenas se mantenía en pie.
El barco amarró a puerto y bajaron por la pasarela a trompicones, a Stan se le enganchó la falda en un alambre de los que sujetaban las maromas y a Danielle le entró la risa porque entre los dos no podían deshacer el entuerto y acabaron rompiendo un pedazo de la tela. El oso maldecía y la inglesa se reía sin poder parar hasta que alcanzaron el suelo. Se dirigieron a la plaza principal y en cuando iban llegando todo dignos hacia donde se encontraban ya el resto algo pasados de copas, Dani tropezó con los adoquines, Stan tuvo que sujetarla o se hubiera ido de morros.
—¡estoy bien! estoy bien! no ha passssado nada!.— levantó las manos mostrando que estaba entera y tratando de hablar con fluidez, cosa algo imposible.
— Te has enganchado ahí.— El oso le hizo una observación, porque al sujetarla, uhn trozo de alambre que al parecer se había quedado en su kilt, ahora se enganchaba con su casaca. Danielle abrió los ojos y tiró de la tela con fuerza, consiguiendo que el cambiante se quedara más pegado a ella.— eeeehhhh... si querías un abrazo sólo tenías que pedirlo.
La almirante frunció el ceño y estiró con más fuerza empujando a la vez al oso.
— ¡cállate, joder! y ayúdame a sacarme tu falda de encima...
El oso también estiró pero sin saber ni cómo cada vez se enredaban más con los hilos que se desprendían de la casaca y del kilt, y finalmente se vieron enredados en un montón de hilachos de distintos colores y estallaron en caracajadas.
— un cuchillo por favor!! no quiero que se me pegue nada de una británica, ya no podría volver a Escocia...rápido, antes de que me dé por tomar el té!!!.— el oso hacía chanzas de lo ocurrido y fue Höor quien sacó el cuchillo del cinto para liberarlos entre risas.
Danielle intentaba parecer seria y serena como siempre, pero lo cierto es que le faltaba algo de equilibrio y tenía tendencia a reirse por tonterías, dada la gran cantidad de alcohol ingerida. Levantó la mano como si fuera a jurar solemnemente mirando al moreno.
—Juro que no hemos sido nosotros, tu amigo Thor no nos daba viento...pero fueron solo unas pocas botellas.
Se habían bebido varias botellas y se habían contado media vida entre risas y bromas, pero al levantarse el alcohol les recordó que en grandes cantidades solía marear. La almirante se agarraba a la toldilla donde estaba puesta la bandera pequeña que ondeaba furiosa contra el viento. Stan tenía la duda de si la inglesa al soltarse se iría al suelo, pues habían ingerido mucho ron, él tenía buen aguante porque era grande y fuerte pero esa mujer bien podría haberse quedado dormida hace rato o vomitando por la barandilla del combés.
—Puuuueees...parece que vamosss llegando.— arrastraba un poco las palabras. Danielle lo miró agarrándose fuerte, porque sólo de girar la cabeza, unido al bamboleo de la nave, tenía la impresión de caerse al suelo.
— No digas ni una palabra de esssto a nadie...¿me hasss entendido? Ponte firmesss y que no te lo noten.— decía la que apenas se mantenía en pie.
El barco amarró a puerto y bajaron por la pasarela a trompicones, a Stan se le enganchó la falda en un alambre de los que sujetaban las maromas y a Danielle le entró la risa porque entre los dos no podían deshacer el entuerto y acabaron rompiendo un pedazo de la tela. El oso maldecía y la inglesa se reía sin poder parar hasta que alcanzaron el suelo. Se dirigieron a la plaza principal y en cuando iban llegando todo dignos hacia donde se encontraban ya el resto algo pasados de copas, Dani tropezó con los adoquines, Stan tuvo que sujetarla o se hubiera ido de morros.
—¡estoy bien! estoy bien! no ha passssado nada!.— levantó las manos mostrando que estaba entera y tratando de hablar con fluidez, cosa algo imposible.
— Te has enganchado ahí.— El oso le hizo una observación, porque al sujetarla, uhn trozo de alambre que al parecer se había quedado en su kilt, ahora se enganchaba con su casaca. Danielle abrió los ojos y tiró de la tela con fuerza, consiguiendo que el cambiante se quedara más pegado a ella.— eeeehhhh... si querías un abrazo sólo tenías que pedirlo.
La almirante frunció el ceño y estiró con más fuerza empujando a la vez al oso.
— ¡cállate, joder! y ayúdame a sacarme tu falda de encima...
El oso también estiró pero sin saber ni cómo cada vez se enredaban más con los hilos que se desprendían de la casaca y del kilt, y finalmente se vieron enredados en un montón de hilachos de distintos colores y estallaron en caracajadas.
— un cuchillo por favor!! no quiero que se me pegue nada de una británica, ya no podría volver a Escocia...rápido, antes de que me dé por tomar el té!!!.— el oso hacía chanzas de lo ocurrido y fue Höor quien sacó el cuchillo del cinto para liberarlos entre risas.
Danielle intentaba parecer seria y serena como siempre, pero lo cierto es que le faltaba algo de equilibrio y tenía tendencia a reirse por tonterías, dada la gran cantidad de alcohol ingerida. Levantó la mano como si fuera a jurar solemnemente mirando al moreno.
—Juro que no hemos sido nosotros, tu amigo Thor no nos daba viento...pero fueron solo unas pocas botellas.
Stan McQuinn- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/09/2017
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
La völva hundió su codo en mi vientre como respuesta.
-Quizás tu problema no solo sea el pecho pequeño -dije enarcando una ceja, aquel carácter que se gastaba no ayudaba mucho en eso de hacer amigos.
Me eche a reír porque iba borracho y todo me hacía risa, risa que se convirtió en un ceño fruncido al ver al oso y la pirata llegar enredados por hilos como si hubieran estado haciendo de todo menos cumplir la misión encomendada.
A ellos la situación les divertía y al parecer también a Ulf y a Aukoc que al ver mi cara no se guardaron los comentarios jocosos acerca de los cuernos que llevaba puestos, de las faldas del oso y su verga al aire y de la posición de mi prometida todo había que decir, muy comprometida y yo como un idiota portándome bien.
Saqué el cuchillo y corté los hilos con cara de pocos amigos, Dani trataba de explicarme entre risas no sabía bien que, pero me di la vuelta y la dejé ahí plantada, de normal era mas paciente y escuchaba, pero yo no iba mejor que ella y ahora la tormenta de ese Thor al que acusaba no se bien de que, caía sobre mi.
Tomé una nueva jarra volviendo junto al resto, miré a mi alrededor, la cambiante había desaparecido con Solveig ¿donde cojones habían ido?
-¿Hemos perdido al semental? -bromeé volviendo a estallar en carcajadas buscándola con la mirada.
-Mira si lo lleva Heith en las tetas -bromeó Ulf dándome un manotazo en la espalda.
Aukoc se encogió de hombros, en los últimos días no se había separado de la norna, ni esta de él no sabiamos que rollo se llevaban pero si que ella debía volver, aun no comprendía como Akershus no había volado en pedazos por la ira de los dioses, peor allí estábamos borrachos celebrando la llegada de una nueva primavera.
-Quizás tu problema no solo sea el pecho pequeño -dije enarcando una ceja, aquel carácter que se gastaba no ayudaba mucho en eso de hacer amigos.
Me eche a reír porque iba borracho y todo me hacía risa, risa que se convirtió en un ceño fruncido al ver al oso y la pirata llegar enredados por hilos como si hubieran estado haciendo de todo menos cumplir la misión encomendada.
A ellos la situación les divertía y al parecer también a Ulf y a Aukoc que al ver mi cara no se guardaron los comentarios jocosos acerca de los cuernos que llevaba puestos, de las faldas del oso y su verga al aire y de la posición de mi prometida todo había que decir, muy comprometida y yo como un idiota portándome bien.
Saqué el cuchillo y corté los hilos con cara de pocos amigos, Dani trataba de explicarme entre risas no sabía bien que, pero me di la vuelta y la dejé ahí plantada, de normal era mas paciente y escuchaba, pero yo no iba mejor que ella y ahora la tormenta de ese Thor al que acusaba no se bien de que, caía sobre mi.
Tomé una nueva jarra volviendo junto al resto, miré a mi alrededor, la cambiante había desaparecido con Solveig ¿donde cojones habían ido?
-¿Hemos perdido al semental? -bromeé volviendo a estallar en carcajadas buscándola con la mirada.
-Mira si lo lleva Heith en las tetas -bromeó Ulf dándome un manotazo en la espalda.
Aukoc se encogió de hombros, en los últimos días no se había separado de la norna, ni esta de él no sabiamos que rollo se llevaban pero si que ella debía volver, aun no comprendía como Akershus no había volado en pedazos por la ira de los dioses, peor allí estábamos borrachos celebrando la llegada de una nueva primavera.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
El conde se quejaba por su reacción pero era normal cuando se metían con ella de ese modo. Podía no estar acostumbrada a tratar con la gente, pero sí a defenderse cuando la atacaban y aunque para los habitantes de Akershus meterse con los atributos de una mujer era algo habitual y se consideraba una broma, para alguien que no sabía ni recibir halagos, los insultos ni dichos en coña merecían menos que un codazo bien dado.
De pronto las risas enmudecieron, al menos por parte de Höor que centró su mirada en los dos que llegaban enredados. Ulf aprovechó la ocasión para ponerle de vuelta y media, tal vez una ocasión estupenda para hacer amistades y apoyar al lobo, pero Heith no era ese tipo de persona, aún estaba verde y debía madurar a su ritmo, no forzándose como hacían otras.
Se giró entonces para buscar a la yegua, recordando el comentario que había hecho el moreno y la vio desaparecer doblando una callejuela con la norna. Los pardos de la hechicera buscaron los de Aúkoc. Sabía por lo que estaba pasando aquel hombre, el conde se lo había explicado y de poder hacer ella algo, le estaría ayudando. Pero la maldición que pendía sobre la pequeña era muy rara y la völva no conocía ni cura ni modo alguno de despertarla. Tal vez no fuera la más alegre del mundo, pero era empática. Se acercó al licántropo y posó una mano sobre su hombro para darle ánimos.
-Sería más fácil buscar al semental en tu cabeza, porque como está hueca, se le vería enseguida...- Añadió la bruja al estúpido comentario de Ulf, mirándole con los ojos entrecerrados. -Y no te confíes, te debo una lluvia de estiércol y la tendrás.- Sonrió de lado con toda la malicia de la que fue capaz.
De pronto las risas enmudecieron, al menos por parte de Höor que centró su mirada en los dos que llegaban enredados. Ulf aprovechó la ocasión para ponerle de vuelta y media, tal vez una ocasión estupenda para hacer amistades y apoyar al lobo, pero Heith no era ese tipo de persona, aún estaba verde y debía madurar a su ritmo, no forzándose como hacían otras.
Se giró entonces para buscar a la yegua, recordando el comentario que había hecho el moreno y la vio desaparecer doblando una callejuela con la norna. Los pardos de la hechicera buscaron los de Aúkoc. Sabía por lo que estaba pasando aquel hombre, el conde se lo había explicado y de poder hacer ella algo, le estaría ayudando. Pero la maldición que pendía sobre la pequeña era muy rara y la völva no conocía ni cura ni modo alguno de despertarla. Tal vez no fuera la más alegre del mundo, pero era empática. Se acercó al licántropo y posó una mano sobre su hombro para darle ánimos.
-Sería más fácil buscar al semental en tu cabeza, porque como está hueca, se le vería enseguida...- Añadió la bruja al estúpido comentario de Ulf, mirándole con los ojos entrecerrados. -Y no te confíes, te debo una lluvia de estiércol y la tendrás.- Sonrió de lado con toda la malicia de la que fue capaz.
Heith Baltz- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 28/04/2018
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Después del enfrentamiento con Hela, Nanna había quedado muy debilitada y su alma, lo único que permanecía aún en Midgard, fue alojado durante un espacio indeterminado de tiempo en el limbo para recuperarse. Un espíritu no puede morir, pero sí desaparecer para siempre. Por suerte, ella no había llegado a tanto a pesar de la cruenta batalla y pudo ser “sanada”. Ahora estaba de nuevo casi a pleno rendimiento, aún hubiese ido bien pasar algo más de tiempo allí encerrada, curando su energía, pero algo oscuro se cernía nuevamente sobre los Cannif, lo presentía y ella tenía una promesa que cumplir.
Ella no necesitaba que la llamaran, aunque si lo hacían podía escucharles, estaba conectada a todos y cada uno de los Cannif aunque ellos no lo supieran. Si su ayuda era requerida lo sabía, lo presentía, como una corriente eléctrica le recorría el alma y se transportaba a través del espacio como si las distancias ni siquiera existieran. Su imagen, aquella que sólo los que ella deseaba podían ver, se envolvía en sí misma y desaparecía de un lugar para hacer lo contrario en otro. Y así lo hizo, escapó del sitio en el que se encontraba y regresó al mundo de los mortales, apareciendo en Akershus mientras todo celebraban. ¿Qué día era? ¿Qué año era? Buscó con la mirada rostros conocidos, encontrando a Höor que hablaba con sus amigos. No había cambiado nada, así que no habría transcurrido muchos desde que ella se esfumara de la Tierra, tal vez un par de años. Quería acercarse a él y hablarle, pero había demasiada gente y ella no podía hacerse visible de repente con tantos ojos alrededor. Y hablarle sin más, aunque él reconociera su voz, haría que el resto le tomaran por loco si le respondía o la buscaba. Debía ser paciente, así que hasta que encontrara el momento oportuno, se dedicó a buscar cuál era el origen de aquel mal presentimiento que tenía, sobrevolando la zona y analizando conversaciones ajenas. Sus poderes le permitían leer auras e incluso podría poseer a alguien si, finalmente, no encontraba el modo de hablar con el conde. Pero por el momento, dejaría aquel recurso como último e intentaría adelantar faena de otro modo.
Ella no necesitaba que la llamaran, aunque si lo hacían podía escucharles, estaba conectada a todos y cada uno de los Cannif aunque ellos no lo supieran. Si su ayuda era requerida lo sabía, lo presentía, como una corriente eléctrica le recorría el alma y se transportaba a través del espacio como si las distancias ni siquiera existieran. Su imagen, aquella que sólo los que ella deseaba podían ver, se envolvía en sí misma y desaparecía de un lugar para hacer lo contrario en otro. Y así lo hizo, escapó del sitio en el que se encontraba y regresó al mundo de los mortales, apareciendo en Akershus mientras todo celebraban. ¿Qué día era? ¿Qué año era? Buscó con la mirada rostros conocidos, encontrando a Höor que hablaba con sus amigos. No había cambiado nada, así que no habría transcurrido muchos desde que ella se esfumara de la Tierra, tal vez un par de años. Quería acercarse a él y hablarle, pero había demasiada gente y ella no podía hacerse visible de repente con tantos ojos alrededor. Y hablarle sin más, aunque él reconociera su voz, haría que el resto le tomaran por loco si le respondía o la buscaba. Debía ser paciente, así que hasta que encontrara el momento oportuno, se dedicó a buscar cuál era el origen de aquel mal presentimiento que tenía, sobrevolando la zona y analizando conversaciones ajenas. Sus poderes le permitían leer auras e incluso podría poseer a alguien si, finalmente, no encontraba el modo de hablar con el conde. Pero por el momento, dejaría aquel recurso como último e intentaría adelantar faena de otro modo.
Nanna Cannif- Fantasma
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Fecha de inscripción : 07/04/2018
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Danielle observó como Höor le daba la espalda y se marchaba refunfuñando. ¡Sería crío! siempre le decía que no se divertía, que era una rancia desde que la había hecho almirante, todo porque se tomaba muy en serio su trabajo y su posición. La acusaba de no divertirse como antes y para una vez que venía algo pasada de alcohol se ofuscaba y se marchaba encelado a vaciar jarras.
Stan le hizo un gesto de "largate" a una pirata con la ceja enarcada, incrédula ante tal situación, pero decidió hacerle caso y lo siguió. El moreno estaba sentado tratando de bromear con Ulf, así que sin pedir permiso ni cortarse le echó los brazos al cuello y se sentó sobre sus rodillas impidiendo que llegase a las jarras bien.
— ¿No querías verme hacer el ridículo borracha? pues bien, pensaba que no llegaría y me bebí unas botellas a tu salud, seguramente puedas reirte de mi en breve...ha sido una travesía difícil.— La pirata le hizo una carantoña al ceñudo conde.— Stan dice que soy una lela enamorada y que deje de hablar de ti que te tiene muy visto y se aburre.— cogió la jarra del vikingo y le dio dos tragos poniendo cara de estar tragando bilis, la hidromiel no le gustaba nada de nada. De hecho el oso se fue a buscar a la meretriz con la que había quedado para pasarlo bien, era una especie de cita, una noche entera de bailar, comer y seguramente retozar pero eso al final.— ¿Bandera blanca por esta noche? venga... no quiero discutir, estaba de mal humor porque no podría llegar y cuando Thor nos dio viento me puse muy contenta. ¿Tregua?.— no le soltaba el cuello, rodeándolo con sus brazos. Se notaba el aliento plagado de las notas de alcohol macerado en barrica de roble, para una vez que no se sentía tan encorsetada y que quería divertirse, era Höor el que estaba de malas pulgas.
Stan le hizo un gesto de "largate" a una pirata con la ceja enarcada, incrédula ante tal situación, pero decidió hacerle caso y lo siguió. El moreno estaba sentado tratando de bromear con Ulf, así que sin pedir permiso ni cortarse le echó los brazos al cuello y se sentó sobre sus rodillas impidiendo que llegase a las jarras bien.
— ¿No querías verme hacer el ridículo borracha? pues bien, pensaba que no llegaría y me bebí unas botellas a tu salud, seguramente puedas reirte de mi en breve...ha sido una travesía difícil.— La pirata le hizo una carantoña al ceñudo conde.— Stan dice que soy una lela enamorada y que deje de hablar de ti que te tiene muy visto y se aburre.— cogió la jarra del vikingo y le dio dos tragos poniendo cara de estar tragando bilis, la hidromiel no le gustaba nada de nada. De hecho el oso se fue a buscar a la meretriz con la que había quedado para pasarlo bien, era una especie de cita, una noche entera de bailar, comer y seguramente retozar pero eso al final.— ¿Bandera blanca por esta noche? venga... no quiero discutir, estaba de mal humor porque no podría llegar y cuando Thor nos dio viento me puse muy contenta. ¿Tregua?.— no le soltaba el cuello, rodeándolo con sus brazos. Se notaba el aliento plagado de las notas de alcohol macerado en barrica de roble, para una vez que no se sentía tan encorsetada y que quería divertirse, era Höor el que estaba de malas pulgas.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Un tirón de la cuerda me saco del peligroso filo de mi dependencia, aquel elixir que me mantenía en pie y el cual yo necesitaba para seguir cuerdo o quizás no un día mas, por él haría lo que me pidieran aunque la victoria a Randulf se la sirviera en bandeja de plata, por ese liquido verde vendía a mi hermano, a sus fronteras y a los rebeldes, arrancaba vidas y los espíritus que hundía en mi reinaron me habían ya hace años abandonado.
Ahora solo era un monstruo, uno que ante una orden arrancaba sin remordimientos la vida de otros inocentes a cambio de un poco mas de dosis de aquella droga pura que me hacía olvidar el norte, el sur y el este.
Un nuevo tirón, la guerra a las orillas de la cascada fue encarnizada, conmigo tres hombres de mi condición. El escoces con dos compañeros mas nos hicieron frente, carne desgarrada, miembros cercenados y mucha sangre en aquel baile de aceros.
Sloan, ese era su nombre, sobre una montura torda tiraba de la cuerda para que no me detuviera, ambos sangrábamos en abundancia, ambos heridos de muerte, el ruido de los cuernos, olor a vida fundiéndose con el hedor de la muerte, a fuego, a alcohol y los gritos de jubilo de una fiesta sin precedentes.
Cruce las murallas, las voces cuchicheaban, Sahale, ese que bien conocía era lo que escapaba de los labios de la mayoría de los norteños mientras era señalado, yo y el escoces al que miraban de soslayo identificándolo como el traidor al traerme a mi maniatado.
Dos de los guerreros se lanzaron contra el león al que bajaron de malos modos de su montura, lo oí gritar de dolor mientras trataba sin éxito de explicar lo que pasó.
Por contra otro guerrero buscaba liberar a Sahale, el líder de una de las fronteras y al parecer intimo amigo del conde de los rebeldes. El sonido de una voz ronca se impuso, me costaba enfocar lo que sucedía, mi barbilla caía repetidas veces sobre mi pecho.
Al dueño de la voz lo llamaron Stan y dos guerreros le salieron al paso para impedir que llegara frente al escoces que sujetaban y condenaban tildando de Traidor.
-Llamar a Höor – ordenó Lund interponiéndose en el camino del oso -Si tu hijo no es un traidor podrá explicarnos porque trae a Sahale de ese modo. Hacer llamar a Giuliana, están heridos los dos.
Ahora solo era un monstruo, uno que ante una orden arrancaba sin remordimientos la vida de otros inocentes a cambio de un poco mas de dosis de aquella droga pura que me hacía olvidar el norte, el sur y el este.
Un nuevo tirón, la guerra a las orillas de la cascada fue encarnizada, conmigo tres hombres de mi condición. El escoces con dos compañeros mas nos hicieron frente, carne desgarrada, miembros cercenados y mucha sangre en aquel baile de aceros.
Sloan, ese era su nombre, sobre una montura torda tiraba de la cuerda para que no me detuviera, ambos sangrábamos en abundancia, ambos heridos de muerte, el ruido de los cuernos, olor a vida fundiéndose con el hedor de la muerte, a fuego, a alcohol y los gritos de jubilo de una fiesta sin precedentes.
Cruce las murallas, las voces cuchicheaban, Sahale, ese que bien conocía era lo que escapaba de los labios de la mayoría de los norteños mientras era señalado, yo y el escoces al que miraban de soslayo identificándolo como el traidor al traerme a mi maniatado.
Dos de los guerreros se lanzaron contra el león al que bajaron de malos modos de su montura, lo oí gritar de dolor mientras trataba sin éxito de explicar lo que pasó.
Por contra otro guerrero buscaba liberar a Sahale, el líder de una de las fronteras y al parecer intimo amigo del conde de los rebeldes. El sonido de una voz ronca se impuso, me costaba enfocar lo que sucedía, mi barbilla caía repetidas veces sobre mi pecho.
Al dueño de la voz lo llamaron Stan y dos guerreros le salieron al paso para impedir que llegara frente al escoces que sujetaban y condenaban tildando de Traidor.
-Llamar a Höor – ordenó Lund interponiéndose en el camino del oso -Si tu hijo no es un traidor podrá explicarnos porque trae a Sahale de ese modo. Hacer llamar a Giuliana, están heridos los dos.
Rowtag- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 19/07/2018
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Grité con impotencia.
-¡Te matare!
En un vano intento volví a tensar el arco con furia, la vista se me nublo, apenas tenía fuerza para alzar el arco, caí de rodillas al suelo, apoyé mi mano en la tierra en un intento de no desplomarme por completo, la tierra estaba húmeda, a mi lado había un charco de sangre, mi herida sangraba demasiado. De nuevo intente tensar el arco
-Eru, déjalo, te vas a matar-oí la voz de Fëanor, el druida que me había visto crecer a mi lado, noté como me cogía del pecho intentando levantarme del suelo, el también sangraba mucho.
-¡Vamos!, para recuperar la piedra has de vivir.- su voz me sonó lejana, aunque sabía que estaba cargado a sus hombros. Los ojos me pesaban, todo el cuerpo me pesaba y tenía ganas de vomitar. Los ojos se me cerraron, y dejé de oír todo a mí alrededor.
Lo siguiente que recuerdo fue golpear mi cuerpo contra el lomo del caballo, la oscuridad volvió a hacerse conmigo, el caballo galopaba a toda velocidad, noté el sudor caliente de su cuerpo que contrastaba con el viento frio y los alaridos de los barbaros tras nosotros, levanté la cabeza en un intento de mirar al druida, ví que sangraba por su pecho, bajó mi cabeza con su mano.
-Aguanta Eru.
Me dolía mucho el costado, intenté desesperadamente presionar mi herida, pero los brazos no me respondían, un gemido se escapó de mis labios mientras que la visión se me nublaba, solo pude ver durante un segundo y quizás por última vez, el suelo húmedo por las primeras lluvias de otoño en mi bosque de Avalon.
Abrí mis ojos, un gran tumulto de voces sonaba a mí alrededor, una mujer de cabellos dorados y penetrantes ojos estaba arrodillada a mi lado, de sus manos brotaba una hermosa luz que reconfortaba mi cuerpo, por un instante pensé que había muerto y ella era una diosa que me esperaba al otro lado.
Pronto se despertaron mis sentidos, aquello no eran los campos de Alfheim, aquello parecía una construcción humana y varios humanos me miraban mientras intercambiaban opiniones, no entendía porque no me habían matado, pero no se lo pondría fácil, con la poca fuerza que me quedaba eché mano a la daga que llevaba en el cinto, e intenté levantarme todo lo rápido que me lo permitió mi cuerpo.
La mujer que seguía junto a mí, empujó con suavidad mi cuerpo de nuevo hacia el frio suelo.
-Tranquilo, todo está bien, estas a salvo.- Dijo con una dulce voz. No sé porque pero la creí, mire sus ojos claros fijamente, no sé si intentando buscar respuestas o solo la paz que transmitía al mirarla. Por un instante, omití todas las voces que retumbaban a mi alrededor, solo estábamos ella y yo.
Pero eso no duró mucho, pronto caí en la cuenta de que allí faltaba alguien, giré la cabeza intentando encontrar a Fëanor, un cuerpo que yacía en el suelo llamó mi atención, de inmediato, un acto reflejo hizo que intentara incorporarme de golpe, pero una fuerte punzada atravesó mi costado, eché la mano a mi herida pero, aunque ya no sangraba, no había duda de que no estaba curada del todo, seguro que tenía alguna costilla rota, la cabeza me daba vueltas y las piernas no me respondían. Me arrastré como pude a su lado jadeando.
-Llevarlo a la enfermería -dijo una voz que retumbó sobre las otras, mira que puedes hacer por él Giuliana .le pidió a la mujer que me miraba.
-Este ¿por que cojones mira tanto a mi mujer? -gruñó uno de las habitantes de Midgard con el pelo rubio y rizado.
-¡Te matare!
En un vano intento volví a tensar el arco con furia, la vista se me nublo, apenas tenía fuerza para alzar el arco, caí de rodillas al suelo, apoyé mi mano en la tierra en un intento de no desplomarme por completo, la tierra estaba húmeda, a mi lado había un charco de sangre, mi herida sangraba demasiado. De nuevo intente tensar el arco
-Eru, déjalo, te vas a matar-oí la voz de Fëanor, el druida que me había visto crecer a mi lado, noté como me cogía del pecho intentando levantarme del suelo, el también sangraba mucho.
-¡Vamos!, para recuperar la piedra has de vivir.- su voz me sonó lejana, aunque sabía que estaba cargado a sus hombros. Los ojos me pesaban, todo el cuerpo me pesaba y tenía ganas de vomitar. Los ojos se me cerraron, y dejé de oír todo a mí alrededor.
Lo siguiente que recuerdo fue golpear mi cuerpo contra el lomo del caballo, la oscuridad volvió a hacerse conmigo, el caballo galopaba a toda velocidad, noté el sudor caliente de su cuerpo que contrastaba con el viento frio y los alaridos de los barbaros tras nosotros, levanté la cabeza en un intento de mirar al druida, ví que sangraba por su pecho, bajó mi cabeza con su mano.
-Aguanta Eru.
Me dolía mucho el costado, intenté desesperadamente presionar mi herida, pero los brazos no me respondían, un gemido se escapó de mis labios mientras que la visión se me nublaba, solo pude ver durante un segundo y quizás por última vez, el suelo húmedo por las primeras lluvias de otoño en mi bosque de Avalon.
Abrí mis ojos, un gran tumulto de voces sonaba a mí alrededor, una mujer de cabellos dorados y penetrantes ojos estaba arrodillada a mi lado, de sus manos brotaba una hermosa luz que reconfortaba mi cuerpo, por un instante pensé que había muerto y ella era una diosa que me esperaba al otro lado.
Pronto se despertaron mis sentidos, aquello no eran los campos de Alfheim, aquello parecía una construcción humana y varios humanos me miraban mientras intercambiaban opiniones, no entendía porque no me habían matado, pero no se lo pondría fácil, con la poca fuerza que me quedaba eché mano a la daga que llevaba en el cinto, e intenté levantarme todo lo rápido que me lo permitió mi cuerpo.
La mujer que seguía junto a mí, empujó con suavidad mi cuerpo de nuevo hacia el frio suelo.
-Tranquilo, todo está bien, estas a salvo.- Dijo con una dulce voz. No sé porque pero la creí, mire sus ojos claros fijamente, no sé si intentando buscar respuestas o solo la paz que transmitía al mirarla. Por un instante, omití todas las voces que retumbaban a mi alrededor, solo estábamos ella y yo.
Pero eso no duró mucho, pronto caí en la cuenta de que allí faltaba alguien, giré la cabeza intentando encontrar a Fëanor, un cuerpo que yacía en el suelo llamó mi atención, de inmediato, un acto reflejo hizo que intentara incorporarme de golpe, pero una fuerte punzada atravesó mi costado, eché la mano a mi herida pero, aunque ya no sangraba, no había duda de que no estaba curada del todo, seguro que tenía alguna costilla rota, la cabeza me daba vueltas y las piernas no me respondían. Me arrastré como pude a su lado jadeando.
-Llevarlo a la enfermería -dijo una voz que retumbó sobre las otras, mira que puedes hacer por él Giuliana .le pidió a la mujer que me miraba.
-Este ¿por que cojones mira tanto a mi mujer? -gruñó uno de las habitantes de Midgard con el pelo rubio y rizado.
Eru- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/08/2018
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Estaba ya persiguiendo las faldas de Rowena, una prostituta que le caía bien y con al que había quedado para celebrar la fiesta como si fuera una cita de verdad, evidentemente le pagaría la noche entera pues dejaría de percibir otras ganancias sustanciosas, pero lo que harían no sería sólo fornicar. En el plan en teoría estaba bailar, beber, divertirse y acabar retozando.
Pero no, ni un minuto de paz para el oso que iba contento del ron de la pirata. Trajeron a Sloan sujeto entre dos y a Sahale maniatado, pero venían jaleando e insultando a su hijo, por lo que el oso apretó los dientes, apartó a la mujer a un lado y se acercó hacia los soldados que lo tenían preso.
— ¡Sácale tus sucias manos de encima! mi hijo no es un traidor!!!.— empujó de la pechera al soldado y de inmediato varios lo rodearon con las armas en ristre. Stan era de sangre caliente y sacó la enorme Claymore de su cinto.— ¡Venga! ¿tú y cuántos más pretendéis pararme?
Lund los separó e impuso la calma apelando a la presencia de Höor, aquello tenía mala pinta, lo cierto es que Sloan había demostrado ser un guerrero eficaz y honorable, y de Sahale siempre habían obtenido lealtad, por tanto allí estaba sucediendo algo que requeriría explicaciones. Hizo bajar el arma a los soldados y también al cambiante, el general siempre había sido un hombre sensato y calmado poco dado a montar escenas.
Pero no, ni un minuto de paz para el oso que iba contento del ron de la pirata. Trajeron a Sloan sujeto entre dos y a Sahale maniatado, pero venían jaleando e insultando a su hijo, por lo que el oso apretó los dientes, apartó a la mujer a un lado y se acercó hacia los soldados que lo tenían preso.
— ¡Sácale tus sucias manos de encima! mi hijo no es un traidor!!!.— empujó de la pechera al soldado y de inmediato varios lo rodearon con las armas en ristre. Stan era de sangre caliente y sacó la enorme Claymore de su cinto.— ¡Venga! ¿tú y cuántos más pretendéis pararme?
Lund los separó e impuso la calma apelando a la presencia de Höor, aquello tenía mala pinta, lo cierto es que Sloan había demostrado ser un guerrero eficaz y honorable, y de Sahale siempre habían obtenido lealtad, por tanto allí estaba sucediendo algo que requeriría explicaciones. Hizo bajar el arma a los soldados y también al cambiante, el general siempre había sido un hombre sensato y calmado poco dado a montar escenas.
Stan McQuinn- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/09/2017
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Estaban bailando y bebiendo, aunque ella no bebía ya que seguía criando a sus pequeños y venía otro embarazo en camino, cuando todo se volvió u infierno. Su nombre fue requerido a gritos en un lugar y cuando corría hacia allí la empezaron a llamar por otro. ¡Dioses! no podía estar en todas partes.
Trajeron a un joven muy malherido de un costado, acompañado de otro más mayor que estaba inconsciente o muerto, no podía saberlo, sólo estaban tumbados sobre el suelo. Ordenó llevarlos al hospital y mandó a un crio a transmitir sus órdenes para quienes la llamaban al otro lado de la plaza: fuera lo que fuera, que lo llevasen al hospital.
De pronto el antiguo templo reconvertido en sanatorio se llenó de gente, menos mal que sus ayudantes eran muy eficaces y en pocos minutos habían acomodado a los dos viajeros, quitándoles las ropas y lavando sus heridas. La bruja evaluó la situación del que más sangraba y le impuso las manos, consiguiendo que sus arterias dejasen de drenar líquido rojo allá donde habían sido seccionadas, parecía fuerte y ten`ía una extraña aura pálida y brillante que no sabía identificar. Se conectó a su energía y era extremadamente limpia, magia pura sin corromper y decidió no usar más la suya, porque aunque contralaba la wiccana, su esencia era oscura como el vudú y podía causarle más perjuicio que beneficio.
El joven abrió los ojos y como solía hacer, Giuliana le habló tranquilizándolo, muchas veces el enfermo necesitaba tan sólo unas palabras de ánimo para sentirse mejor y más tranquilo, pero Ulf frunció el ceño y se quejó de que la mirase tanto. Iba a protestar por sus celos infundados, pero no le dio tiempo, aparecieron los soladados portando a Sahale y a Sloan, ambos heridos.
— ¿pero qué pasa hoy? Se suponía que era una noche de celebración...—le dio las órdenes a sus ayudantes para que limpiaran las heridas de ambos jóvenes, mientras ella seguía atendiendo al extranjero y su acompañante, porque en verdad estaban en peor estado.
Trajeron a un joven muy malherido de un costado, acompañado de otro más mayor que estaba inconsciente o muerto, no podía saberlo, sólo estaban tumbados sobre el suelo. Ordenó llevarlos al hospital y mandó a un crio a transmitir sus órdenes para quienes la llamaban al otro lado de la plaza: fuera lo que fuera, que lo llevasen al hospital.
De pronto el antiguo templo reconvertido en sanatorio se llenó de gente, menos mal que sus ayudantes eran muy eficaces y en pocos minutos habían acomodado a los dos viajeros, quitándoles las ropas y lavando sus heridas. La bruja evaluó la situación del que más sangraba y le impuso las manos, consiguiendo que sus arterias dejasen de drenar líquido rojo allá donde habían sido seccionadas, parecía fuerte y ten`ía una extraña aura pálida y brillante que no sabía identificar. Se conectó a su energía y era extremadamente limpia, magia pura sin corromper y decidió no usar más la suya, porque aunque contralaba la wiccana, su esencia era oscura como el vudú y podía causarle más perjuicio que beneficio.
El joven abrió los ojos y como solía hacer, Giuliana le habló tranquilizándolo, muchas veces el enfermo necesitaba tan sólo unas palabras de ánimo para sentirse mejor y más tranquilo, pero Ulf frunció el ceño y se quejó de que la mirase tanto. Iba a protestar por sus celos infundados, pero no le dio tiempo, aparecieron los soladados portando a Sahale y a Sloan, ambos heridos.
— ¿pero qué pasa hoy? Se suponía que era una noche de celebración...—le dio las órdenes a sus ayudantes para que limpiaran las heridas de ambos jóvenes, mientras ella seguía atendiendo al extranjero y su acompañante, porque en verdad estaban en peor estado.
Giuliana Mordrake- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/04/2016
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Dani tomó asiento en mis rodillas, mi ceño seguía fruncido, no me gustaba verla enredada ocn el oso dejándome en evidencia frente a todos mis hombres.
Sus brazos rodearon mi cuello mientras mi mano seguía inmóvil en la jarra y el otro brazo colgando sin devolverle el abrazo.
-No me gusta...-sus labios rozaron los míos dejando que su aliento penetrara en mi boca nublando mas mis sentidos.
Era mi prometida, me debía respeto, fruncí de nuevo el ceño pero mi cuerpo me traicionó entreabriéndose mis labios ante su carantoña y pronto mi gesto se relajo desviando mi mirada hacia su boca ansiando fundirme en ella y tomarla.
-¡Höor! -uno de los soldados interrumpió ante el inminente beso cuando nuestra nariz ya se rozaba.
-¡Joder! -rugí alzando la cabeza para enfrentar el maldito problema que mas valía mereciera la pena para tener que interrumpirme en ese momento.
Al parecer Sloan y Sahale habían llegado heridos, no entendía bien si se habían peleado entre si por rencillas o habían sido atacados por hombres de Randulf.
Me puse en pie tambaleándome ligeramente por la rapidez y los efectos del alcohol cuando un segundo problema hizo acto de presencia tras los muros de la fortaleza.
Un hombre a caballo había traído a otro tras nuestros muros y los dos yacían medio muertos si no muertos en el suelo.
-Giuliana ocupate -pedí percatándome al pasar por el lado de uno de ellos sus orejas puntiagudas -¿que cojones? -elevé mi vidriosa mirada hasta la de Dani -es un elfo -Giuliana -la reclamé a voz en grito.
Seguí al soldado hasta el patio de armas un alterado Stan exigía a Lund que su hijo fuera liberado mientras mi general buscaba poner paz entre el oso y los hombres de Akershus que conocían a Sahale desde siempre y le daban mas credibilidad que al escoces que malherido era zarandeado por dos de los soldados.
-¡Soltadlo! -ordené -llevarlo a la enfermería ya, a los dos, aquí no hay traidores hasta que así yo los juzgue.
Me interpuse entre el oso y los dos hombres que arrastraban a Sloan a la enfermería.
-No lo compliques -le ordené poniendo mi mano en su pecho con gesto severo – Sahale lleva aquí toda su vida, estos hombres lo conocen de siempre, ha combatido codo con codo con ellos, los ha protegido, a Sloan apenas de unos meses, no me hagas explicarte para con quien esta su lealtad.
El oso rugió airado, lo entendía era su hijo y de un manotazo me aparto, su fuerza era mayor que la mía y ambos borrachos no es que pensáramos demasiado, desenvainé la espada y la coloqué en su cuello deteniendo su avance.
-Stan, te hablo como amigo, relajate y deja a Giuliana trabajar. No me obligues a hablarte como conde, si no, te tendré que arrestar y llevar a las mazmorras, deja que lleven a tu hijo a la enfermería, cuando se calme un poco todo podrás entrar, te doy mi palabra que nadie tocara un pelo de Sloan, pero ahora, dame tu arma Stan -pedí extendiendo mi mano zurda.
Sus brazos rodearon mi cuello mientras mi mano seguía inmóvil en la jarra y el otro brazo colgando sin devolverle el abrazo.
-No me gusta...-sus labios rozaron los míos dejando que su aliento penetrara en mi boca nublando mas mis sentidos.
Era mi prometida, me debía respeto, fruncí de nuevo el ceño pero mi cuerpo me traicionó entreabriéndose mis labios ante su carantoña y pronto mi gesto se relajo desviando mi mirada hacia su boca ansiando fundirme en ella y tomarla.
-¡Höor! -uno de los soldados interrumpió ante el inminente beso cuando nuestra nariz ya se rozaba.
-¡Joder! -rugí alzando la cabeza para enfrentar el maldito problema que mas valía mereciera la pena para tener que interrumpirme en ese momento.
Al parecer Sloan y Sahale habían llegado heridos, no entendía bien si se habían peleado entre si por rencillas o habían sido atacados por hombres de Randulf.
Me puse en pie tambaleándome ligeramente por la rapidez y los efectos del alcohol cuando un segundo problema hizo acto de presencia tras los muros de la fortaleza.
Un hombre a caballo había traído a otro tras nuestros muros y los dos yacían medio muertos si no muertos en el suelo.
-Giuliana ocupate -pedí percatándome al pasar por el lado de uno de ellos sus orejas puntiagudas -¿que cojones? -elevé mi vidriosa mirada hasta la de Dani -es un elfo -Giuliana -la reclamé a voz en grito.
Seguí al soldado hasta el patio de armas un alterado Stan exigía a Lund que su hijo fuera liberado mientras mi general buscaba poner paz entre el oso y los hombres de Akershus que conocían a Sahale desde siempre y le daban mas credibilidad que al escoces que malherido era zarandeado por dos de los soldados.
-¡Soltadlo! -ordené -llevarlo a la enfermería ya, a los dos, aquí no hay traidores hasta que así yo los juzgue.
Me interpuse entre el oso y los dos hombres que arrastraban a Sloan a la enfermería.
-No lo compliques -le ordené poniendo mi mano en su pecho con gesto severo – Sahale lleva aquí toda su vida, estos hombres lo conocen de siempre, ha combatido codo con codo con ellos, los ha protegido, a Sloan apenas de unos meses, no me hagas explicarte para con quien esta su lealtad.
El oso rugió airado, lo entendía era su hijo y de un manotazo me aparto, su fuerza era mayor que la mía y ambos borrachos no es que pensáramos demasiado, desenvainé la espada y la coloqué en su cuello deteniendo su avance.
-Stan, te hablo como amigo, relajate y deja a Giuliana trabajar. No me obligues a hablarte como conde, si no, te tendré que arrestar y llevar a las mazmorras, deja que lleven a tu hijo a la enfermería, cuando se calme un poco todo podrás entrar, te doy mi palabra que nadie tocara un pelo de Sloan, pero ahora, dame tu arma Stan -pedí extendiendo mi mano zurda.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
No podía creer que de pronto ahora fueran menos que el enemigo. Él había derramado su sangre por Akershus, igual que su hijo, aún cuando nada les ataba a esa tierra. Había defendido los silos de la aberraciones de Randulf para guardar la cosecha y sólo los dos cambiantes pudieron aguantar el envite. Había defendido las murallas y el patio ferozmente cuando la ciudad se quedó sin sus dirigentes ¿y ahora trataban a Sloan de traidor? se enfureció como pocas veces lo había hecho y hasta que no lleagó Höor seguido de Danielle no dejaron de apuntarle cons sus ridículas espadas cortas.
— Mi hijo tiene más honor que muchos de los aquí maldicen ahora su nombre!!! no me digas lo que debo hacer, porque como padre tú harías igual!!.— le rezongó el oso al conde, alterado por los acontecimientos. Sólo le quedaba Sloan, toda su familia había muerto o envejecían, pues sólo él era cambiante en el clan McQuinn. Entonces se le acercó también la rubia, porque parecía que el conde y el escocés iban a empezar a discutir cuando el primero sacó la espada y se la puso en el gaznate.
Stan entornó los ojos. Su Claymore no se la daba a nadie, le estaba pidiendo que la dejara como si aquello fuera lo más normal del mundo, cosa que no iba a pasar. La tensión se palpaba en el aire y Dani fue en busca de Cronos, su hermano, que bebía en una taberna. El otro oso se acercó al tumulto y algunos fueron dejándole paso, porque si bien sabían quién era Stan por sus faldas, también sabían la mala leche que se gastaba Cronos. Éste se quedó al lado del escocés y la pirata mirando a Stan le dijo.
— Está bien, dásela a tu hermano entonces, pero no puedes pasar al hospital armado, trata de razonar Stanley.
Apretaba las mandibulas, pero finalmente se la quitó del cinto y se la tendió al que era como una gota de agua con él. El cambiante estaba ofuscado y furibundo y no razonaba, tampoco es que Höor hubiera estado muy acertado al pedirle el arma antes que las explicaciones y amenazándolo con ejercer su autoridad. Cada hombre tenía sus mecanismos y los escoceses eran clan, eran hermandad y familia, sabiendo eso todo era más fácil.
— Mi hijo tiene más honor que muchos de los aquí maldicen ahora su nombre!!! no me digas lo que debo hacer, porque como padre tú harías igual!!.— le rezongó el oso al conde, alterado por los acontecimientos. Sólo le quedaba Sloan, toda su familia había muerto o envejecían, pues sólo él era cambiante en el clan McQuinn. Entonces se le acercó también la rubia, porque parecía que el conde y el escocés iban a empezar a discutir cuando el primero sacó la espada y se la puso en el gaznate.
Stan entornó los ojos. Su Claymore no se la daba a nadie, le estaba pidiendo que la dejara como si aquello fuera lo más normal del mundo, cosa que no iba a pasar. La tensión se palpaba en el aire y Dani fue en busca de Cronos, su hermano, que bebía en una taberna. El otro oso se acercó al tumulto y algunos fueron dejándole paso, porque si bien sabían quién era Stan por sus faldas, también sabían la mala leche que se gastaba Cronos. Éste se quedó al lado del escocés y la pirata mirando a Stan le dijo.
— Está bien, dásela a tu hermano entonces, pero no puedes pasar al hospital armado, trata de razonar Stanley.
Apretaba las mandibulas, pero finalmente se la quitó del cinto y se la tendió al que era como una gota de agua con él. El cambiante estaba ofuscado y furibundo y no razonaba, tampoco es que Höor hubiera estado muy acertado al pedirle el arma antes que las explicaciones y amenazándolo con ejercer su autoridad. Cada hombre tenía sus mecanismos y los escoceses eran clan, eran hermandad y familia, sabiendo eso todo era más fácil.
Stan McQuinn- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 75
Fecha de inscripción : 19/09/2017
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
Stan escupió palabras que no eran menos ciertas que las miás ni tampoco incompatibles, yo no había sentenciado a Sloan como el traidor, mas bien había pedido paz para los dos hasta que se desentrañara el problema de esto porque dudaba que Sahale se hubiera vuelto loco, era un hombre sensato y como decía Stan Sloan un buen muchacho que había sangrado por Akershus como cualquier norteño, ademas ¿que idiota trae a esta fortaleza siendo culpable a uno de los nuestros? Sloan era orgulloso, pero no un necio.
No quería una guerra con el oso, peor permitirle entrar con la espada al hospital complicaría mas la situación entre los soldados, eso no ayudaría a su hijo y tampoco a los míos.
Daní había salido corriendo en busca de su hermano, mi gesto se tenso y mis pardos ahora llenos de tormenta se hundieron en sus mares al no comprender porque cojones se ponía de su parte.
Cronos extendió su mano tomando la Clymor de su hermano, no sin antes rugir a los presentes airado.
-Si alguno de tus soldados le pone una mano encima a mi sobrino reduciré la fortaleza a cenizas -aseguró con gesto de ser capaz de cumplir su amenaza.
Mis hombres alzaron de nuevo las armas, las palabras de Cronso no ayudaban, mi gesto los detuvo de una contienda segura, puede que los escoceses llevaran una gran verga bajo las faldas pero los rebeldes no habían arriesgado su vida por el norte para ahora aguantar amenazas y estupideces.
-Dani, ocupate -dije dándoles la espalda a los dos osos mientras envainaba mi espada rumbo al hospital, no perdería le tiempo allí y ahora mismo me hervía la sangre y me sentía tan insultado como los míos.
No quería una guerra con el oso, peor permitirle entrar con la espada al hospital complicaría mas la situación entre los soldados, eso no ayudaría a su hijo y tampoco a los míos.
Daní había salido corriendo en busca de su hermano, mi gesto se tenso y mis pardos ahora llenos de tormenta se hundieron en sus mares al no comprender porque cojones se ponía de su parte.
Cronos extendió su mano tomando la Clymor de su hermano, no sin antes rugir a los presentes airado.
-Si alguno de tus soldados le pone una mano encima a mi sobrino reduciré la fortaleza a cenizas -aseguró con gesto de ser capaz de cumplir su amenaza.
Mis hombres alzaron de nuevo las armas, las palabras de Cronso no ayudaban, mi gesto los detuvo de una contienda segura, puede que los escoceses llevaran una gran verga bajo las faldas pero los rebeldes no habían arriesgado su vida por el norte para ahora aguantar amenazas y estupideces.
-Dani, ocupate -dije dándoles la espalda a los dos osos mientras envainaba mi espada rumbo al hospital, no perdería le tiempo allí y ahora mismo me hervía la sangre y me sentía tan insultado como los míos.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
En un momento se había liado parda y estaba segura de que todo aquello tendría una explicación. De pronto le había bajado el alcohol hasta los pies, aquello era absurdo, los hombres y sus desmedidos egos. Se quedó plantada delante de los dos gigantes barbudos frunciendo el ceño y con los brazos en jarras.
— ¡Haced el favor! esto será un malentendido y en breve estará solucionado, así que bajad los humos!! Si quieres ver a tu hijo tendrás que entrar sin armas, en el hospital no metemos armas, ya deberías saberlo. Y si quieres ver a tu sobrino, harías bien de no seguir amenazando, no vaya a ser que acabes la noche en el calabozo.
No dejaba de ser curioso que una mujer que era menos de la mitad que esos dos mastodontes se dirigiera a ellos en un tono naturalmente autoritario, como si ella pudiera inmpedirles el paso.
— Venga Stanley, vamos adentro pero rebaja el tono, ahí dentro hay enfermos y gente moribunda, un respeto por ellos.
Ese "Dani ocúpate" lo había escupido con rabia, tendrían una charla, se lo veía venir. Resopló, porque ella sólo quería llegar a tiempo... y en qué mala hora, más le hubiera valido quedarse en medio de la calma chicha y llegar al día siguiente. A Cronos no pareció gustarle el tono de la inglesa en primera instancia, pero cuando dijo que había gente enferma o moribunda debió de comprender que en verdad la regla de no llevar armas allí dentro tenía su lógica. Stan escupió a un lado con cara de fastidio tratando de calmarse, Danielle no se movía del sitio clavando sus ojos en ambos alternativamente.
— Joder!! está bien pero como le...
— nadie va a hacerla nada a Sloan!! entendido? ¿confías en mi? pues cálmate y vamos dentro.— La almirante no le dejó acabar porque veía como se estaba calentando él solo. Le hizo un gesto con la mano y miró a Cronos intensamente.— Me la estoy jugando suponiendo que te quedarás aquí sin armar bulla. Tu sobrino estará bien, y si no es así ven a pedirme cuentas después.
— ¡Haced el favor! esto será un malentendido y en breve estará solucionado, así que bajad los humos!! Si quieres ver a tu hijo tendrás que entrar sin armas, en el hospital no metemos armas, ya deberías saberlo. Y si quieres ver a tu sobrino, harías bien de no seguir amenazando, no vaya a ser que acabes la noche en el calabozo.
No dejaba de ser curioso que una mujer que era menos de la mitad que esos dos mastodontes se dirigiera a ellos en un tono naturalmente autoritario, como si ella pudiera inmpedirles el paso.
— Venga Stanley, vamos adentro pero rebaja el tono, ahí dentro hay enfermos y gente moribunda, un respeto por ellos.
Ese "Dani ocúpate" lo había escupido con rabia, tendrían una charla, se lo veía venir. Resopló, porque ella sólo quería llegar a tiempo... y en qué mala hora, más le hubiera valido quedarse en medio de la calma chicha y llegar al día siguiente. A Cronos no pareció gustarle el tono de la inglesa en primera instancia, pero cuando dijo que había gente enferma o moribunda debió de comprender que en verdad la regla de no llevar armas allí dentro tenía su lógica. Stan escupió a un lado con cara de fastidio tratando de calmarse, Danielle no se movía del sitio clavando sus ojos en ambos alternativamente.
— Joder!! está bien pero como le...
— nadie va a hacerla nada a Sloan!! entendido? ¿confías en mi? pues cálmate y vamos dentro.— La almirante no le dejó acabar porque veía como se estaba calentando él solo. Le hizo un gesto con la mano y miró a Cronos intensamente.— Me la estoy jugando suponiendo que te quedarás aquí sin armar bulla. Tu sobrino estará bien, y si no es así ven a pedirme cuentas después.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Competir es sano ¿o no? (privado)
El ambiente se había caldeado de repente, todos estaban tan ttanquilos festejando y en cuanto desaparecieron la norna y la cambiante, todo se había salido de madre. Llegaron hombres heridos por todos los flancos y se armó un gran revuelo, acusando a un tal Sloan de traición. Ella no le conocía, así que no podía opinar, llevaba poco tiempo en Akershus y gracias que conocía a Ulf, Giuliana y Aúkoc a parte de la familia de Höor.
Se alzó con el resto y fue a ayudar cuando mandaron a los heridos a la enfermería, ella era muy buena con emplastes y torniquetes, además no se le daba mal coser heridas, cosas de tener que vivir sola durante largo tiempo en las crudas montañas. Pero no era doctora ni parecido, así que se dejó guiar por las directrices de la otra bruja que se notaba sabía lo que se hacía.
Hubo un pequeño detalle que captó su atención cuando la vio dejar de compartir su energía con la de aquel hombre cuyo compañero yacía muerto a un lado mientras éste se retorcía. Heith entornó la mirada y se acercó a ver de cerca lo que ocurría, enseguida reconoció aquel tipo de aura, igual que la de Alea. Rebuscó en sus saquitos y encontró algo que la elfa le había entregado tras su aventura, una especie de pócima de curación algo fuerte. El arquero había perdido demasiada sangre y dada su condición no sería fácil tratarle, así que le entregó el frasco, susurrándole algo en élfico al oído "de parte de una amiga que comparte tu dolor". Era algo que la feérica le había mencionado debía recitar para que comprendieran que una elfa era amiga suya y confiaran en ella. Le dejó desconcertado mirándose la mano con el bote y se alejó para ir a echar un vistazo a los dos norteños que parecían gruñirse mientras intentaban sanarles. -¿A qué vienen las malas pulgas?- Preguntó, mirando a uno y a otro. No conocía a ninguno así que se consideraba imparcial en el asunto.
Se alzó con el resto y fue a ayudar cuando mandaron a los heridos a la enfermería, ella era muy buena con emplastes y torniquetes, además no se le daba mal coser heridas, cosas de tener que vivir sola durante largo tiempo en las crudas montañas. Pero no era doctora ni parecido, así que se dejó guiar por las directrices de la otra bruja que se notaba sabía lo que se hacía.
Hubo un pequeño detalle que captó su atención cuando la vio dejar de compartir su energía con la de aquel hombre cuyo compañero yacía muerto a un lado mientras éste se retorcía. Heith entornó la mirada y se acercó a ver de cerca lo que ocurría, enseguida reconoció aquel tipo de aura, igual que la de Alea. Rebuscó en sus saquitos y encontró algo que la elfa le había entregado tras su aventura, una especie de pócima de curación algo fuerte. El arquero había perdido demasiada sangre y dada su condición no sería fácil tratarle, así que le entregó el frasco, susurrándole algo en élfico al oído "de parte de una amiga que comparte tu dolor". Era algo que la feérica le había mencionado debía recitar para que comprendieran que una elfa era amiga suya y confiaran en ella. Le dejó desconcertado mirándose la mano con el bote y se alejó para ir a echar un vistazo a los dos norteños que parecían gruñirse mientras intentaban sanarles. -¿A qué vienen las malas pulgas?- Preguntó, mirando a uno y a otro. No conocía a ninguno así que se consideraba imparcial en el asunto.
Heith Baltz- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 77
Fecha de inscripción : 28/04/2018
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