AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Eco en la eternidad
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Eco en la eternidad
Sangre, por mi diestra resbalaban gotas carmesí mientras el corazón del licano aun latía entre mis dedos goteando por las arterias.
En el suelo el inerte cuerpo de mi hija, la videncia de la bruja se había cumplido, perdido en la bestia que dentro de mi anidaba todo se convirtió en silencio, era consciente del murmullo y el caos de mi alrededor, el choque de los dos bandos, mas mi mente entro en modo autómata.
Mi velocidad sobrenatural me colocó tras uno de los aquerontes, guerreros del consejo, mi zarpa se hundió en su nuez y tras abrir su carne saque por ella la traquea, mis colmillos emergieron al arrugar los belfos demostrando que la guerra había empezado, el tiempo de parlamentar había terminado.
El consejo pronto exhalaría su ultimo aliento y el titan solo sería un mal recuerdo porque yo era un Black y conmigo llegaba el infierno.
Assur partió el cuello a uno de los perros que los soldados llevaban antes de hundir sus colmillos en otra de las milenarias vampiresas que habían contratado para promulgar el fin de nuestra existencia, era sinceramente entrañable la fe de esos idiota,s iban a necesitar mas que esto para darnos muerte y aun así la guerra de ambos bandos regó el embaldosado.
Feroz sangraba por el costado con un arpón clavado, lo habían rodeado disparandole con las ballestas, fue Lucien quien hundiendo su mano por la espalda de uno de los cainitas que lo rodeaba y abrió su espalda sacando de su pecho el corazón rugiendo con violencia, Ferox tiró de la cadena que sujetaba el arpón acercando la desgraciado que pensaba mantenerlo preso y sin mas preámbulos hundió sus dedos en sus ojos llegando a su cráneo. Escuché al vampiro del consejo gritar de dolor, dulce música celestial para mi y los míos. La búsqueda de clemencia no llego cuando Yared colocando con clama las solapas de su chaqueta emprendió feroz marcha hacia el trilero que disparaba dardos con un veneno paralizador.
Yared de un zarpazo le arrancó la cabeza sin mancharse siquiera mientras baria los brazos en cruz con una mueca sádica.
-Venid a mi -rugió con una risa perturbada.
En el suelo el inerte cuerpo de mi hija, la videncia de la bruja se había cumplido, perdido en la bestia que dentro de mi anidaba todo se convirtió en silencio, era consciente del murmullo y el caos de mi alrededor, el choque de los dos bandos, mas mi mente entro en modo autómata.
Mi velocidad sobrenatural me colocó tras uno de los aquerontes, guerreros del consejo, mi zarpa se hundió en su nuez y tras abrir su carne saque por ella la traquea, mis colmillos emergieron al arrugar los belfos demostrando que la guerra había empezado, el tiempo de parlamentar había terminado.
El consejo pronto exhalaría su ultimo aliento y el titan solo sería un mal recuerdo porque yo era un Black y conmigo llegaba el infierno.
Assur partió el cuello a uno de los perros que los soldados llevaban antes de hundir sus colmillos en otra de las milenarias vampiresas que habían contratado para promulgar el fin de nuestra existencia, era sinceramente entrañable la fe de esos idiota,s iban a necesitar mas que esto para darnos muerte y aun así la guerra de ambos bandos regó el embaldosado.
Feroz sangraba por el costado con un arpón clavado, lo habían rodeado disparandole con las ballestas, fue Lucien quien hundiendo su mano por la espalda de uno de los cainitas que lo rodeaba y abrió su espalda sacando de su pecho el corazón rugiendo con violencia, Ferox tiró de la cadena que sujetaba el arpón acercando la desgraciado que pensaba mantenerlo preso y sin mas preámbulos hundió sus dedos en sus ojos llegando a su cráneo. Escuché al vampiro del consejo gritar de dolor, dulce música celestial para mi y los míos. La búsqueda de clemencia no llego cuando Yared colocando con clama las solapas de su chaqueta emprendió feroz marcha hacia el trilero que disparaba dardos con un veneno paralizador.
Yared de un zarpazo le arrancó la cabeza sin mancharse siquiera mientras baria los brazos en cruz con una mueca sádica.
-Venid a mi -rugió con una risa perturbada.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Eco en la eternidad
En teoría no debería haberse metido en aquella batalla, Joe la amenazó con que no lo siguiera y que se mantuviera al margen. ¿Pero cuando había hecho caso ella?ese juego de intentar controlarla y que ella se lo saltase tenía su gracia y su morbo, pero siempre llegaba un punto en el que Black daba el puñetazo en la mesa y se acababa la cuestión.
En ese caso no había sucedido, y si no había puñetazo, podía haber cierto margen para la insurrección. Se coló en la comitiva con sigilo y apareció en el lugar de los hechos cuando el lío ya estaba en pleno apogeo. Se había hecho con un cuchillo de caza de grandes dimensiones, de dos filos, uno de ellos serrado. En su otra mano había conseguido que le fabricasen un puño americano son pinchos en los nudillos, ya que no podía tener armas de fuego tan precisas como las que usaba en su época, al menos tiraría de armas blancas contundentes. En el muslo derecho sobre el pantalón oscuro llevaba una cincha con varias dagas, en el cinto unas pequeñas estrellas con puntas y algunas sorpresas más guardadas por la ropa.
Un neófito se le abalanzó y con una destreza singular lo ensartó como a un gorrino, pero por lo que había averiguado eso no bastaba con un inmortal. Le hizo una llave compleja con la que acabó teniéndolo tumbado contra el suelo y con el cuchillo de caza le cortó el cuello saga dolo de los hombros. Lanzó su cabeza contra otro que se le acercaba y no dudó en lanzarle dos estrellas, una a cada ojo, limitando su visión al incrustarlas en su cráneo. Cuando éste se le acercó le hundió el cuchillo en el ombligo y tiró con fuerza hacia arriba rajando por la línea alba hasta la garganta, un humano habría empezado a sangrar a chorros y sus órganos se habrían desperdigado pero en este caso estaban encogidos y resecos, lo cual no le restó eficacia: ahora ya veía el corazón, alargó la mano y lo arrancó de un tiron seco lanzándolo cerca de Lucien.
Sonrió con una macabra sonrisa, había entrado en modo aniquilación del objetivo y sin perder ni un segundo mas embistió a uno de los que portaban una ballesta, agarrando el arma, pegándola a su boca abierta que le mostraba los afilados dientes y disparando, de forma que el cainita quedó anclado al suelo sin poder moverse y con los colmillos reventados.
— ¿no tienes nada que decir? Lastima.
Se giró al escuchar un quejido, un lamento, y vio a Joe imperturbable con las manos rezumando sangre coronarse como el dios de la destrucción allí causada, como el general invicto tras la batalla, una que habían provocado con la muerte de Nihm, algo que ella tampoco estaba dispuesta a perdonar.
Mata y remata. Estaban muertos, pero era la primera regla de oro de los cuerpos de élite, nadie se levantaba después de ser abatido. Agarró la pata de una silla y sin más preámbulos estacó uno por uno los cadaveres que yacían desmembrados en el suelo causando explosiones de polvo y ceniza que se pegaban a la sangre que manchaba sus ropas y piel.
En ese caso no había sucedido, y si no había puñetazo, podía haber cierto margen para la insurrección. Se coló en la comitiva con sigilo y apareció en el lugar de los hechos cuando el lío ya estaba en pleno apogeo. Se había hecho con un cuchillo de caza de grandes dimensiones, de dos filos, uno de ellos serrado. En su otra mano había conseguido que le fabricasen un puño americano son pinchos en los nudillos, ya que no podía tener armas de fuego tan precisas como las que usaba en su época, al menos tiraría de armas blancas contundentes. En el muslo derecho sobre el pantalón oscuro llevaba una cincha con varias dagas, en el cinto unas pequeñas estrellas con puntas y algunas sorpresas más guardadas por la ropa.
Un neófito se le abalanzó y con una destreza singular lo ensartó como a un gorrino, pero por lo que había averiguado eso no bastaba con un inmortal. Le hizo una llave compleja con la que acabó teniéndolo tumbado contra el suelo y con el cuchillo de caza le cortó el cuello saga dolo de los hombros. Lanzó su cabeza contra otro que se le acercaba y no dudó en lanzarle dos estrellas, una a cada ojo, limitando su visión al incrustarlas en su cráneo. Cuando éste se le acercó le hundió el cuchillo en el ombligo y tiró con fuerza hacia arriba rajando por la línea alba hasta la garganta, un humano habría empezado a sangrar a chorros y sus órganos se habrían desperdigado pero en este caso estaban encogidos y resecos, lo cual no le restó eficacia: ahora ya veía el corazón, alargó la mano y lo arrancó de un tiron seco lanzándolo cerca de Lucien.
Sonrió con una macabra sonrisa, había entrado en modo aniquilación del objetivo y sin perder ni un segundo mas embistió a uno de los que portaban una ballesta, agarrando el arma, pegándola a su boca abierta que le mostraba los afilados dientes y disparando, de forma que el cainita quedó anclado al suelo sin poder moverse y con los colmillos reventados.
— ¿no tienes nada que decir? Lastima.
Se giró al escuchar un quejido, un lamento, y vio a Joe imperturbable con las manos rezumando sangre coronarse como el dios de la destrucción allí causada, como el general invicto tras la batalla, una que habían provocado con la muerte de Nihm, algo que ella tampoco estaba dispuesta a perdonar.
Mata y remata. Estaban muertos, pero era la primera regla de oro de los cuerpos de élite, nadie se levantaba después de ser abatido. Agarró la pata de una silla y sin más preámbulos estacó uno por uno los cadaveres que yacían desmembrados en el suelo causando explosiones de polvo y ceniza que se pegaban a la sangre que manchaba sus ropas y piel.
Última edición por Isadora el Mar Oct 09, 2018 7:43 am, editado 2 veces
Maya Rivers- Humano Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 17/06/2018
Re: Eco en la eternidad
Los gemidos y alaridos dieron paso al sonido sordo de los huesos fracturarse y los cráneos abrirse, aquello que el consejo había enviado a matarnos solo era un insulto, lo único que eran capaces de llevarse por delante era una niña enferma, mi hija y con eso habían desatado el caos.
Si hasta el día de hoy la guerra implicaba parlamentacion, hoy ese tiempo pasó como la arena de un reloj. El ultimo quedaba arrinconado en un cruce de paredes, acobardado, seguía en pie jugando a ser león en mundo de corderos, dos de mis hermanos se repartían la presa, jugaban con ella y esta con afilada lanza trataba de mantenerlos a raya.
Un griego, uno de tantos que durante siglos habían luchado en guerras de hombres, de dioses y de paganos.
Ladeé la cabeza fijando a mi objetivo, ojos rojos como el fuego, sonido húmedo de mis botas pisando charcos sobre la marea roja. Caminé serenó, noté una mano en mi hombro, una que me instaba a la calma, según él necesitábamos un mensajero vivo, que narrara la historia, toda guerra necesitaba ser contada y ese desgraciado sería el que anunciaría el fin de la era del consejo al mismísimo Hector.
Giré la cabeza mirando a Assur por encima del hombro, mis ojos estaban vacíos, bastó un manotazo para sacármelo de encima y un “no” despiadado para que este supiera que me había perdido en algún lugar de esa cámara y que era mejor se hiciera a un lado porque si tenía que pasar por encima lo haría.
Al llegar ante el vampiro pude ver su desconcierto cuando lejos de hacerme a un lado como mis hermanos hacían entre risas yo mantuve firme mi paso, miedo, olía a miedo y no le faltaban motivos.
Sentí la estaca hundirse en mi vientre, ladeé la sonrisa en una mueca sádica, carente de expresión, mantuve la misma senda clavando mas la vara en mi cuerpo hasta que esta me atravesó por la espalda.
El miedo se convirtió en terror cuando alcance su posición, por contra yo no sentía nada, ni dolor, no hambre, ni frio y mucho menos compasión, Si pensaba suplicar era tiempo de ellos o quizás no, sin dejar que abriera aquella boca que debía narrar la historia del fin de los tiempos, tomé con sendas manos su cabeza y mandíbula hasta separarlas en dos desgarrando su carnaza en una escena digna del mayor de los dementes.
Si hasta el día de hoy la guerra implicaba parlamentacion, hoy ese tiempo pasó como la arena de un reloj. El ultimo quedaba arrinconado en un cruce de paredes, acobardado, seguía en pie jugando a ser león en mundo de corderos, dos de mis hermanos se repartían la presa, jugaban con ella y esta con afilada lanza trataba de mantenerlos a raya.
Un griego, uno de tantos que durante siglos habían luchado en guerras de hombres, de dioses y de paganos.
Ladeé la cabeza fijando a mi objetivo, ojos rojos como el fuego, sonido húmedo de mis botas pisando charcos sobre la marea roja. Caminé serenó, noté una mano en mi hombro, una que me instaba a la calma, según él necesitábamos un mensajero vivo, que narrara la historia, toda guerra necesitaba ser contada y ese desgraciado sería el que anunciaría el fin de la era del consejo al mismísimo Hector.
Giré la cabeza mirando a Assur por encima del hombro, mis ojos estaban vacíos, bastó un manotazo para sacármelo de encima y un “no” despiadado para que este supiera que me había perdido en algún lugar de esa cámara y que era mejor se hiciera a un lado porque si tenía que pasar por encima lo haría.
Al llegar ante el vampiro pude ver su desconcierto cuando lejos de hacerme a un lado como mis hermanos hacían entre risas yo mantuve firme mi paso, miedo, olía a miedo y no le faltaban motivos.
Sentí la estaca hundirse en mi vientre, ladeé la sonrisa en una mueca sádica, carente de expresión, mantuve la misma senda clavando mas la vara en mi cuerpo hasta que esta me atravesó por la espalda.
El miedo se convirtió en terror cuando alcance su posición, por contra yo no sentía nada, ni dolor, no hambre, ni frio y mucho menos compasión, Si pensaba suplicar era tiempo de ellos o quizás no, sin dejar que abriera aquella boca que debía narrar la historia del fin de los tiempos, tomé con sendas manos su cabeza y mandíbula hasta separarlas en dos desgarrando su carnaza en una escena digna del mayor de los dementes.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Eco en la eternidad
El suelo se regó de sangre y cenizas, a eso se reducía la existencia humana y cainita, a materia inerte una vez caía en el pavimento. Las partículas de polvo caliente le hacían cosquillas en la nariz y aguantó un estornudo, el silencio se había hecho de pronto, los Black tenían los ojos rojos, tanto como las ropas y la piel, embadurnada del líquido vital de sus enemigos. En el ambiente pesaba la venganza, pero una que no tenía sabor dulce, pues el ajuste de cuentas no les devolvería a Nihm.
A su mente acudió una escena de Watchmen, la del inicio en el que una lluvia persistente vista desde arriba caía sobre un silencioso cementrio y sonaba de fondo "Sound of silence" de Simon&Garfunkel. Una bandera estrellada sobre un ataúd, honores militares...todo muy emotivo, pero al final el soldado es que caía en el frente, no quienes lo enviaban a morir.
No pudo evitar tararearla sin palabras sólo murmurando la melodía, le pareció apropiado. En su particular homenaje a ese baño de sangre besó su pulgar y corazón juntos, hincando después una rodilla en el suelo y depositando ese beso sobre el suelo manchado de sangre. El tributo a la sangre, el respeto a la muerte, esa que vendría a buscarla algún día pues ella no tenía la inmortalidad. Se levantó del suelo rojizo y se acercó a Joe cogiéndole dos dedos con los suyos, ensangrentados, y tirando de él hacia la mansión. Tenían que volver, estaba hecho, y tenían que planear los siguientes pasos, porque el Consejo no se quedaría quieto tras este agravio.
El vampiro parecía estar perdido en algún modo de piloto automático, no hablaba, no miraba y no parecía estar en aquella realidad sino perdido en algún trance doloroso tras la muerte de la niña. Si había alguna forma de traerla de vuelta él lo sabría, pero en el siglo XXI no existía esa tecnología, o al menos no que ella supiera.
Al llegar a la mansión lo dejó marcharse a su aire, sin molestarlo, con bastante probabilidad engancharía una botella en la biblioteca. Se metió en la bañera dándole vueltas a una idea y cuando acabó de darse el baño, esbozó unos trazos en un papel, recordaba eso de alguna película. Bajó hasta donde Joe seguía, aún cubierto de la sangre de esos desgraciados y le tendió el papel.
— A esto lo llamaré "el saludo al sol".
Sobre los planos de la construcción del hotel que Isa quería edificar sobre el viejo sanatorio, el que había volado por los aires, había dibujado un torreón. De día podría ser un mirador, o eso parecería, pero había una red de túneles, unas celdas que se abrían a ambos lados del pasillo y si conseguían cerrarlo como ella había dibujado, con puerta acorazada, sería un "asador" de cainitas que saludarían al sol sin más remedio que morir.
A su mente acudió una escena de Watchmen, la del inicio en el que una lluvia persistente vista desde arriba caía sobre un silencioso cementrio y sonaba de fondo "Sound of silence" de Simon&Garfunkel. Una bandera estrellada sobre un ataúd, honores militares...todo muy emotivo, pero al final el soldado es que caía en el frente, no quienes lo enviaban a morir.
- sound of silence:
No pudo evitar tararearla sin palabras sólo murmurando la melodía, le pareció apropiado. En su particular homenaje a ese baño de sangre besó su pulgar y corazón juntos, hincando después una rodilla en el suelo y depositando ese beso sobre el suelo manchado de sangre. El tributo a la sangre, el respeto a la muerte, esa que vendría a buscarla algún día pues ella no tenía la inmortalidad. Se levantó del suelo rojizo y se acercó a Joe cogiéndole dos dedos con los suyos, ensangrentados, y tirando de él hacia la mansión. Tenían que volver, estaba hecho, y tenían que planear los siguientes pasos, porque el Consejo no se quedaría quieto tras este agravio.
El vampiro parecía estar perdido en algún modo de piloto automático, no hablaba, no miraba y no parecía estar en aquella realidad sino perdido en algún trance doloroso tras la muerte de la niña. Si había alguna forma de traerla de vuelta él lo sabría, pero en el siglo XXI no existía esa tecnología, o al menos no que ella supiera.
Al llegar a la mansión lo dejó marcharse a su aire, sin molestarlo, con bastante probabilidad engancharía una botella en la biblioteca. Se metió en la bañera dándole vueltas a una idea y cuando acabó de darse el baño, esbozó unos trazos en un papel, recordaba eso de alguna película. Bajó hasta donde Joe seguía, aún cubierto de la sangre de esos desgraciados y le tendió el papel.
— A esto lo llamaré "el saludo al sol".
Sobre los planos de la construcción del hotel que Isa quería edificar sobre el viejo sanatorio, el que había volado por los aires, había dibujado un torreón. De día podría ser un mirador, o eso parecería, pero había una red de túneles, unas celdas que se abrían a ambos lados del pasillo y si conseguían cerrarlo como ella había dibujado, con puerta acorazada, sería un "asador" de cainitas que saludarían al sol sin más remedio que morir.
Maya Rivers- Humano Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 17/06/2018
Re: Eco en la eternidad
Había entrado en modo bersheker, furia, destrucción y sangre, eso era todo cuanto ahora mismo inundaba mis fosas nasales. Con los ojos prendidos en llamas contemplé mi alrededor, cuerpos mutilados, vísceras y tripas se acumulaban sobre el embaldosado suelo y en pie mis hermanos. Sentí como unos dedos se colaban en mi mano, una caricia etérea contra la palma antes de engarzarse de forma cálida y tirar de mi para volver a casa antes de que el astro sol llenara las calles de su luz.
De fondo Assur daba ordenes, Ghoulds, ellos se encargarían de limpiar el lugar mientras Ferox con importantes contactos en la policía se ocupaba de que este suceso nunca llegara a oídos de aquellos que podrían complicarnos la vida.
En silencio atravesamos las calles hasta alcanzar la mansión, todo rastro de humanidad había sido sepultado bajo las capaz de mi gélida piel, ahora solo sentía vació.
Isa se largo en cuanto pudo, no la detuve, ni siquiera presté atención sumido en mi propio caos bajé a la biblioteca no sin antes cazar del cuello una botella de bourbon.
Frente a la chimenea donde perdí mis ojos empecé a beber rápidos tragos, como si necesitara olvidas aquello que ahora parecía incapaz de hacerme daño.
Llevaba algo mas de la mitad cuando Isa se adentró en la biblioteca, acaba de tomar un baño, su pelo estaba mojado mientras yo seguía completamente ensangrentado.
Se detuvo frente a mi con esa sonrisa algo sádica que se gastaba para mostrarme los bocetos de lo que sería su peculiar hotel, aquel que convertido en cárcel de fuego haría arder a todo aquel inmortal que no comulgara con nuestras formas de hacer.
Elevé la mirada de los trazos del papel que sujetaba con la diestra manchando con la yema de mis dedos el amarillento papiro para encontrarme con su inquisitiva mirada, esa que buscaba aprobación, o quizás solo devoción, mas no encontró nada mas que fuego abrasador.
La hoja escapó de mis dedos surcando la distancia que la separaba del suelo mientras mi diestra ahora con rudeza cazaba su nuca hasta que nuestros cuerpos quedaron pegados.
-Quiero ver mas -pedí haciéndole a un lado el pelo con la mano, sin permiso, sin paciencia y sin dilación hundí mis colmillos en su tez tersa gruñendo porque quería mas de esa droga tan embriagante como el propio alcohol.
De fondo Assur daba ordenes, Ghoulds, ellos se encargarían de limpiar el lugar mientras Ferox con importantes contactos en la policía se ocupaba de que este suceso nunca llegara a oídos de aquellos que podrían complicarnos la vida.
En silencio atravesamos las calles hasta alcanzar la mansión, todo rastro de humanidad había sido sepultado bajo las capaz de mi gélida piel, ahora solo sentía vació.
Isa se largo en cuanto pudo, no la detuve, ni siquiera presté atención sumido en mi propio caos bajé a la biblioteca no sin antes cazar del cuello una botella de bourbon.
Frente a la chimenea donde perdí mis ojos empecé a beber rápidos tragos, como si necesitara olvidas aquello que ahora parecía incapaz de hacerme daño.
Llevaba algo mas de la mitad cuando Isa se adentró en la biblioteca, acaba de tomar un baño, su pelo estaba mojado mientras yo seguía completamente ensangrentado.
Se detuvo frente a mi con esa sonrisa algo sádica que se gastaba para mostrarme los bocetos de lo que sería su peculiar hotel, aquel que convertido en cárcel de fuego haría arder a todo aquel inmortal que no comulgara con nuestras formas de hacer.
Elevé la mirada de los trazos del papel que sujetaba con la diestra manchando con la yema de mis dedos el amarillento papiro para encontrarme con su inquisitiva mirada, esa que buscaba aprobación, o quizás solo devoción, mas no encontró nada mas que fuego abrasador.
La hoja escapó de mis dedos surcando la distancia que la separaba del suelo mientras mi diestra ahora con rudeza cazaba su nuca hasta que nuestros cuerpos quedaron pegados.
-Quiero ver mas -pedí haciéndole a un lado el pelo con la mano, sin permiso, sin paciencia y sin dilación hundí mis colmillos en su tez tersa gruñendo porque quería mas de esa droga tan embriagante como el propio alcohol.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Eco en la eternidad
Cada vez que sucedía se paraba la vida, el mundo, la mente. Era como entrar en el purgatorio de los recuerdos y no poder salir. Por avatares extraños de la mente, en este nuevo bocado continuaba el paisaje donde Joe lo perdió, con una puesta de sol sobre una colina de Thalkian, al norte de Kabul. El sol coronaba un cielo limpio y que poco a poco se iba llenando de estrellas. La sensación de absoluta paz, calma exterior y silencio pronto se vio engullida por otro recuerdo que sepultaba esa sensación bajo las dunas de tórrida arena desértica. Estaba tendida en el suelo y podía sentirla en la cara, pegada a sus heridas, picando por su alto contenido en sal. Notaba la garganta seca, abrasada por la falta de agua, los labios resecos y el sonido de su propia respiración agonizando al salir de de los pulmones que dolían también.
Movió un dedo, luego otro, no estaba muerta al parecer. Alargó un poco más la mano, seguramente con varios dedos dislocados, pues estaban en posición extraña, quería alcanzar el agua, se moría de sed…pero una bota de gruesa suela aplastó sus dedos ya maltrechos, de su garganta no salió más que un ronco quejido y de nuevo todo estaba negro. Jirones de su memoria que la llevaban a revivir su captura en Afganistán por parte de los talibanes. Ella y parte de su destacamento habían caído en la emboscada y durante aquellos terribles ocho días sufrieron todo tipo de torturas para extraerles información, pero no salió nada de su boca, estaba entrenada para ello. Joe pudo sentir la sed, el dolor y el replegamiento de su consciencia. Cuando la torturaban Isa desdoblaba su mente y la guardaba en algún lugar donde los torturadores no podía acceder, podían maltratar su cuerpo, pero su mente no podía ser quebrada porque la sacaba fuera de si misma.
Luces fuertes, todas ella dirigidas directamente a la cara, más uniformes militares, un hospital de campaña y la sensación de estar borracha sin haber bebido, la morfina y los sueros administrados por cables insertados en las venas. El tacto frío de los dedos sobre su pecho en busca de la chapa que la identificaba… no estaba. Dolor, vacío y sueño. Y de nuevo el recuerdo se desvanecía dando paso a otro atardecer un tiempo después.
Silencio, expectación, objetivo fijado. El cuchillo de filo y sierra que sale de su cartuchera, agarra a uno de ellos, le levanta el brazo en una llave y apuñala sus costillas y su axila una y otra vez, asegurándose que ese no verá un nuevo amanecer. Con la sangre del primer muerto la recoge en sus dedos y los arrastra por las mejillas pintando sus marcas de guerra. Gritos, gente corriendo y disparos en ráfaga, su M249 una ametralladora ligera con mira telescópica escupe fuego a discreción entrando en aquel nido de ratas. Se escuchan más disparos, también tienen armas y van a por ella, pero Isa está más entrenada y no tiene nada más que perder. Uno, dos, tres…y tres más. ¿Mujeres? Qué más da, pueden llevar un arma y no dudarán en usarla. ¿Niños? idem. Si no llevan el uniforme de la marina son enemigos. Ocho. Y el número de muertos sigue en ascenso. Recarga su arma y continua el avance volando con una granada el vehículo en el que pretendían huir. La sangre llama a la sangre, el odio engendra odio y ella no podía quedarse quieta sin hacer nada, sin vengar a los suyos, sin hacerles pagar las torturas y los gritos. Caos, violencia, disparos y explosiones, sangre, gritos y súplicas… hasta que finalmente se queda todo en silencio. Ese silencio que queda cuando el alma se marcha y sólo hay vacío interior.
Sube la colina y se sienta a observar el atardecer, desviando por un segundo los ojos a sus manos, cubiertas de sangre, de la sangre de la revancha, el odio y el fuego. Pero ya es tarde. Maya Rivers llegó a Afganistán, pero era Isadora la que se marchaba dejando atrás todo rastro de quien fue.
El recuerdo de la masacre que comenzó a destruirla como persona era odiosamente vívido y crudo, por eso lo había reprimido en su interior, aunque más tarde cuando la mandaron al penal de alta seguridad, consiguieron sacarlo de nuevo a flote, pero con un alto coste. Jugar con la mente torturada nunca estaba exento de secuelas. Esa parte estaba muy confusa en su mente y el recuerdo al que regresaba Joe era de los pocos que podía recomponer.
Maya Rivers- Humano Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 17/06/2018
Re: Eco en la eternidad
Aquel fluido rojo manchaba mis labios mas fueron las imágenes las que turbaron mi mente, se puede decir que encontré un igual en su desgracia sus recuerdos se entremezclaban con los propios en una extraña simbiosis de terror.
Su cuerpo se tensó contra el propio, la unión se convirtió en completa cuando bajé las defensas de mi mente dándole acceso a una oscura parte de mi vida, una que jamas permití ver a nadie.
Sus dedos arrugaron mi camisa al sentir en su piel como propias las torturas a las que fui sometido en las mazmorras de la santa sede durante siglos, jadeó ante la intensidad de mi dolor y así recordó el propio, dos bestias mirándose a los ojos.
Pero le mostré como el depredador espera su oportunidad y yo como ella la halle:
Mi cuerpo daba tumbos en el oscuro cajón de madera de roble blanco sellado con magia por un aquelarre de brujas especialmente para mi traslado.
Al parecer y por lo que oí a los guardias que me portaron hasta él, el monasterio donde hacia ya tantos siglos me habían mantenido preso iba a ser visitado por el Rey de Francia para su retiro espiritual. Una de esas absurdeces que al parecer ahora estaban de moda entre la calaña eclesiástica que adoraba a un dios cobarde que no se atrevía a venir Él mismo a darme caza y muerte.
Mis ojos permanecían cerrados, sin fuerza, como mi cuerpo en eterno letargo, cuidadosamente desangrado y malherido para mantenerme tan débil que no fuera capaz de mover musculo alguno, mas condenado a permanecer con vida como castigo por mis actos pasados.
Fui capturado por los Templarios hace ya tantos siglos que he perdido la cuenta. Tantos que esta orden desapareció de la faz de la tierra y ahora con otro nombre “iluminati” seguían actuando en la clandestinidad, pues no parecían poseer el poder de antaño, sus fuerzas decrecían en un mundo donde el caos no estaba tan bien alimentado como cuando mis hermanos y yo lo poblábamos y al no ser necesitados los reyes les retiraron sus apoyos y su poder militar para hacer y deshacer a voluntad.
La hija de Seth mantenía a sus hombres, Asura era culpable y yo algún día me vengaría aunque Ferox se interpusiera de por medio.
Los caminos eran pedregosos, de ahí los vaivenes de la caja. Seguramente habían tomado rutas secundarias, alternativas a por donde los viajeros de normal frecuentaban. Desconocía la cantidad de soldados que custodiaban tal viaje, más conocía el destino, Italia, al parecer allí tenían un monasterio lo suficientemente aislado de fieles como para poder darme reposo por mas siglos.
En otra epoca mis traslados se había efectuado en cajones prisión, con barrotes de hierro y esposado con aceros del máximo grosor y resistencia. Pero esos también eran otros tiempos y en estos al parecer, debían mantener la discreción sobre el habitante de la caja. De ahí que solo tenían un permiso para el trasporte de unos retratos de un monasterio a otro, nadie debía saber de mi existencia y así comenzó un largo viaje que a todo pronostico duraría meses.
No se las semanas que pasaron cuando sentí como el carro aun en marcha era tambaleado aun con mas fuerza y con el mi cuerpo que golpeaba con las paredes violentamente. Gritos en el exterior y los caballos galopando a la máxima velocidad.
¿Guerra? Por un momento llegue a pensar que era alguno de mis hermanos que liberados de sus encierros voluntarios habían decidido reunir a la familia, mas no fue tal mi suerte, pues pronto oi voces que en nada se parecían a las de mi linaje. Forajidos, desgraciados que en busca de joyas o algo que vender atacaban a los “Iluminati” por lo que la caja contuviese en su interior.
Unos pies sobre la caja me alertaron, era un ruido sordo de botas pesadas que al parecer habían caído de un salto sobre esta.
La caja cedió sin mucho esfuerzo, al parecer el aquelarre estaba mas preocupado de que por medio de magia yo no la pudiera abrir desde dentro que de ponerle buenos medios para que no lo pudieran hacer desde fuera.
El aire frio de la noche golpeo mi rostro otorgándome una bocanada de viento que no respiraba en siglos.
Mas mi suerte me acompañaba cuando sentí sobre mis labios el gotear incesante de la sangre fresca. El bandolero que me había liberado de mi cautiverio me miraba asombrado y herido, pues al parecer no esperaba un muerto pertrechado en aquella caja lúgubre.
Relamí mis labios dejando que aquellas gotas fluyeran por mi interior otorgándome la fuerza necesaria para estirar mi brazo de un raudo movimiento y apoderarme asi del cuello de aquel hombre que atraje hacia mi con voracidad.
Hundí mis colmillos en su yugular, y deje que la sangre fluyera por mi interior tan caliente como la recordaba antaño. Sentí el éxtasis de la plenitud cuando la vida de aquel desgraciado se apago entre mis manos y haciéndolo a un lado me levante de aquella caja con los ojos tan brillantes como la misma noche que me resguardaba.
Lo siguiente fue simplemente lo que mejor sabia hacer, muerte, caos y destrucción, nadie quedo con vida de aquel encuentro donde perdieron Iluminatis y bandoleros y tan solo gane yo.
Con la ropa empapada en sangre como el resto de mi cuerpo, tome uno de los corceles y mOnte sobre el dirigiendo su trote hacia una ciudad iluminada que se encontraba a semanas de camino de allí París.
Su cuerpo se tensó contra el propio, la unión se convirtió en completa cuando bajé las defensas de mi mente dándole acceso a una oscura parte de mi vida, una que jamas permití ver a nadie.
Sus dedos arrugaron mi camisa al sentir en su piel como propias las torturas a las que fui sometido en las mazmorras de la santa sede durante siglos, jadeó ante la intensidad de mi dolor y así recordó el propio, dos bestias mirándose a los ojos.
Pero le mostré como el depredador espera su oportunidad y yo como ella la halle:
Mi cuerpo daba tumbos en el oscuro cajón de madera de roble blanco sellado con magia por un aquelarre de brujas especialmente para mi traslado.
Al parecer y por lo que oí a los guardias que me portaron hasta él, el monasterio donde hacia ya tantos siglos me habían mantenido preso iba a ser visitado por el Rey de Francia para su retiro espiritual. Una de esas absurdeces que al parecer ahora estaban de moda entre la calaña eclesiástica que adoraba a un dios cobarde que no se atrevía a venir Él mismo a darme caza y muerte.
Mis ojos permanecían cerrados, sin fuerza, como mi cuerpo en eterno letargo, cuidadosamente desangrado y malherido para mantenerme tan débil que no fuera capaz de mover musculo alguno, mas condenado a permanecer con vida como castigo por mis actos pasados.
Fui capturado por los Templarios hace ya tantos siglos que he perdido la cuenta. Tantos que esta orden desapareció de la faz de la tierra y ahora con otro nombre “iluminati” seguían actuando en la clandestinidad, pues no parecían poseer el poder de antaño, sus fuerzas decrecían en un mundo donde el caos no estaba tan bien alimentado como cuando mis hermanos y yo lo poblábamos y al no ser necesitados los reyes les retiraron sus apoyos y su poder militar para hacer y deshacer a voluntad.
La hija de Seth mantenía a sus hombres, Asura era culpable y yo algún día me vengaría aunque Ferox se interpusiera de por medio.
Los caminos eran pedregosos, de ahí los vaivenes de la caja. Seguramente habían tomado rutas secundarias, alternativas a por donde los viajeros de normal frecuentaban. Desconocía la cantidad de soldados que custodiaban tal viaje, más conocía el destino, Italia, al parecer allí tenían un monasterio lo suficientemente aislado de fieles como para poder darme reposo por mas siglos.
En otra epoca mis traslados se había efectuado en cajones prisión, con barrotes de hierro y esposado con aceros del máximo grosor y resistencia. Pero esos también eran otros tiempos y en estos al parecer, debían mantener la discreción sobre el habitante de la caja. De ahí que solo tenían un permiso para el trasporte de unos retratos de un monasterio a otro, nadie debía saber de mi existencia y así comenzó un largo viaje que a todo pronostico duraría meses.
No se las semanas que pasaron cuando sentí como el carro aun en marcha era tambaleado aun con mas fuerza y con el mi cuerpo que golpeaba con las paredes violentamente. Gritos en el exterior y los caballos galopando a la máxima velocidad.
¿Guerra? Por un momento llegue a pensar que era alguno de mis hermanos que liberados de sus encierros voluntarios habían decidido reunir a la familia, mas no fue tal mi suerte, pues pronto oi voces que en nada se parecían a las de mi linaje. Forajidos, desgraciados que en busca de joyas o algo que vender atacaban a los “Iluminati” por lo que la caja contuviese en su interior.
Unos pies sobre la caja me alertaron, era un ruido sordo de botas pesadas que al parecer habían caído de un salto sobre esta.
La caja cedió sin mucho esfuerzo, al parecer el aquelarre estaba mas preocupado de que por medio de magia yo no la pudiera abrir desde dentro que de ponerle buenos medios para que no lo pudieran hacer desde fuera.
El aire frio de la noche golpeo mi rostro otorgándome una bocanada de viento que no respiraba en siglos.
Mas mi suerte me acompañaba cuando sentí sobre mis labios el gotear incesante de la sangre fresca. El bandolero que me había liberado de mi cautiverio me miraba asombrado y herido, pues al parecer no esperaba un muerto pertrechado en aquella caja lúgubre.
Relamí mis labios dejando que aquellas gotas fluyeran por mi interior otorgándome la fuerza necesaria para estirar mi brazo de un raudo movimiento y apoderarme asi del cuello de aquel hombre que atraje hacia mi con voracidad.
Hundí mis colmillos en su yugular, y deje que la sangre fluyera por mi interior tan caliente como la recordaba antaño. Sentí el éxtasis de la plenitud cuando la vida de aquel desgraciado se apago entre mis manos y haciéndolo a un lado me levante de aquella caja con los ojos tan brillantes como la misma noche que me resguardaba.
Lo siguiente fue simplemente lo que mejor sabia hacer, muerte, caos y destrucción, nadie quedo con vida de aquel encuentro donde perdieron Iluminatis y bandoleros y tan solo gane yo.
Con la ropa empapada en sangre como el resto de mi cuerpo, tome uno de los corceles y mOnte sobre el dirigiendo su trote hacia una ciudad iluminada que se encontraba a semanas de camino de allí París.
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Eco en la eternidad
— Kill bill.— susurró cuando el recuerdo de Joe se desvaneció en su mentre, tras haber asistido en primera persona a las torturas, la reclusión, la sed y la escapada, ésas palabras tenían todo el sentido para ella, no así para el vampiro. Emitió un leve silbido, la tan famosa melodía que identificaría para siempre esa obra maestra de Tarantino a todos aquellos habitantes del futuro.— Kill Bill.— repitió. Y a sabiendas que Joe no lo entendería, levantó su brazo agarrándolo por la nuca y lo besó, pero su intención no era la de comerle los morros sin más sino que se mordió la lengua y la sangre que caería por la llaga portaría el mensaje que quería transmitirle.
En esas gotas le mostraron a Joe a una Uma Thurman muy perjudicada, La Novia, sellada dentro de un atáud. Con gran dificultad cortaba sus ataduras, para algo era una de las mejores asesinas de la historia del cine, y golpeaba con los nudillos las tablas, siempre en el mismo punto. Una y otra vez, dejándose la piel sobre la madera, otro golpe seco, otro más...aprendió un gran número de técnicas, incluyendo el arte de perforar a través de gruesas tablas de maderas de pocos centímetros, y una no enseñada a nadie más, llamada los "cinco puntos y palmas que revienta el corazón" aplicada en los puntos de presión. Al igual que Uma, "La Mamba Negra", Isa no contenta con la masacre sembrada en Thalkian, fue buscar a sus superiores, aquellos que dejaron que todo ese mal le sucediese. En el siguiente recuerdo se podía observar a un militar de alto rango con un bordado en su uniforme bajo los galones: Bill Chapman. Y como homenaje a esa Uma, Isa golpeó en los cinco puntos vitales a un sorprendido general que al avanzar dos pasos cayó desplomado en el suelo porque le había reventado el corazón como en la película.
Lo siguiente fue un golpe seco en la nuca y descarga eléctrica. Comenzaba el siguiente calvario y su mente ya no podía más, así que cayó hacia atrás separándose de Joe y cerrando los ojos, sumiéndose en un sueño semi inconsciente.
Despertó la noche siguiente con un tremendo dolor de cabeza. Todo estaba en penumbra y lo agradecía, en ese momento mataría por una aspirina, pero aún no se habían inventado. Sin embargo tenía en la mesilla un vaso de agua y un frasco con una nota, debía ser el equivalente a los analgésicos de su época, así que se la tomó. La noche anterior habían compartido intimidades, recuerdos, cosas que ni siquiera ella recordaba con claridad, y eso era algo abrumador. Se vistió con buenas galas, se recogió el pelo en bucles y pidió al cochero que la llevase al centro de París, donde había cabarets y locales nocturnos donde habría gente "normal", es decir, calaña noctámbula a la que estaba más acostumbrada que a vampiros milenarios. Cuando sus pies tocaron el adoquinado se fundió con los transeúntes y se dejó llevar por una calle donde había varios locales. Entró en el primero y pidió algo de comer, estaba hambrienta, y una copa de vino tinto. El segundo era más bien como un club, en la barra se apiñaban sobre todo caballeros y más de uno le ofreció dinero por sus "servicios". La morena negó con indiferencia, aquellos estúpidos no merecían que malgastase su mala leche. De nuevo sus tacones resonaron en la calle deteniéndose frente a L'Enfer. Quizás allí pudiera pillarse la cogorza del siglo sin quedar a la intemperie, ¿no se suponía que era de un hermano de Joe? quería sacudirse la sensación de haber quedado "unidos" por algo, por unos recuerdos, por una sensación común, por ese vacío que los llenaba a ambos. A Joe le funcionaba irse de juerga perversa, y ella buscaría algun modo de hacer lo mismo.
En esas gotas le mostraron a Joe a una Uma Thurman muy perjudicada, La Novia, sellada dentro de un atáud. Con gran dificultad cortaba sus ataduras, para algo era una de las mejores asesinas de la historia del cine, y golpeaba con los nudillos las tablas, siempre en el mismo punto. Una y otra vez, dejándose la piel sobre la madera, otro golpe seco, otro más...aprendió un gran número de técnicas, incluyendo el arte de perforar a través de gruesas tablas de maderas de pocos centímetros, y una no enseñada a nadie más, llamada los "cinco puntos y palmas que revienta el corazón" aplicada en los puntos de presión. Al igual que Uma, "La Mamba Negra", Isa no contenta con la masacre sembrada en Thalkian, fue buscar a sus superiores, aquellos que dejaron que todo ese mal le sucediese. En el siguiente recuerdo se podía observar a un militar de alto rango con un bordado en su uniforme bajo los galones: Bill Chapman. Y como homenaje a esa Uma, Isa golpeó en los cinco puntos vitales a un sorprendido general que al avanzar dos pasos cayó desplomado en el suelo porque le había reventado el corazón como en la película.
Lo siguiente fue un golpe seco en la nuca y descarga eléctrica. Comenzaba el siguiente calvario y su mente ya no podía más, así que cayó hacia atrás separándose de Joe y cerrando los ojos, sumiéndose en un sueño semi inconsciente.
Despertó la noche siguiente con un tremendo dolor de cabeza. Todo estaba en penumbra y lo agradecía, en ese momento mataría por una aspirina, pero aún no se habían inventado. Sin embargo tenía en la mesilla un vaso de agua y un frasco con una nota, debía ser el equivalente a los analgésicos de su época, así que se la tomó. La noche anterior habían compartido intimidades, recuerdos, cosas que ni siquiera ella recordaba con claridad, y eso era algo abrumador. Se vistió con buenas galas, se recogió el pelo en bucles y pidió al cochero que la llevase al centro de París, donde había cabarets y locales nocturnos donde habría gente "normal", es decir, calaña noctámbula a la que estaba más acostumbrada que a vampiros milenarios. Cuando sus pies tocaron el adoquinado se fundió con los transeúntes y se dejó llevar por una calle donde había varios locales. Entró en el primero y pidió algo de comer, estaba hambrienta, y una copa de vino tinto. El segundo era más bien como un club, en la barra se apiñaban sobre todo caballeros y más de uno le ofreció dinero por sus "servicios". La morena negó con indiferencia, aquellos estúpidos no merecían que malgastase su mala leche. De nuevo sus tacones resonaron en la calle deteniéndose frente a L'Enfer. Quizás allí pudiera pillarse la cogorza del siglo sin quedar a la intemperie, ¿no se suponía que era de un hermano de Joe? quería sacudirse la sensación de haber quedado "unidos" por algo, por unos recuerdos, por una sensación común, por ese vacío que los llenaba a ambos. A Joe le funcionaba irse de juerga perversa, y ella buscaría algun modo de hacer lo mismo.
Maya Rivers- Humano Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 17/06/2018
Re: Eco en la eternidad
Nada mas Isa cruzó las puertas del infierno supe que la noche iba a terminar complicándose, tensé el gesto y me despedí con educación de uno de los influyentes vampiros que muy interesados en nuestra causa me aseguraba apoyarnos, estaba cansado de vivir en las sombras como si temiéramos al rebaño.
Caminé entre la multitud dando alcance a una descontrolada Isa que ya venía animada de otro de los locales que había frecuentado antes y que la parecer en L Enfern pretendía vaciar mis reservas.
Asentí para que la camarera le sirviera lo pedido y esperé que en el uso de su libre albedrío no tocara las drogas varias que también servíamos.
-¿Y Joe? -pregunté -¿sabe que estas aquí?
Mi ceja se lazó ligeramente casi adivinando la respuesta que la viajera no me daba ¿como saberlo? De hacerlo no le hubiera permitido venir aquí sola.
Con disimulo mandé a uno de los ghould a buscar a Joe, no quería problemas con mis hermanos y era muy consciente de como Joe se tomaba las cosas cuando alguien tocaba lo que era suyo y sin duda Isa lo era.
Un tipo se acercó a la morena, esta parecía dispuesta a dejarse querer, cosa que no pasó porque lo mepujé y con un gesto que evito una trifulca le serví en bandeja otra morena muy dispuesta a complacer al inmortal que ahora fijaba sus dilatas orbes en el escote de mi empleada.
-Vamos Isa, acompañame -le pedí -tomemos asiento en una de las mesas del fondo y me cuentas eso del hotel que me ha dicho Assur que pensáis abrir Joe y tu.
Lucien no tardó en vernos y despidiéndose de la chica con la que se estaba liando en mitad de la pista se acercó con una media sonrisa tomando asiento junto a Isa.
-Hola preciosa ¿has escapado de las zarpas de Cancerbero? -preguntó con un deje de diversión.
-Lucien -murmuré por lo bajo, mal terminaría la noche si seguía por esos derroteros.
Caminé entre la multitud dando alcance a una descontrolada Isa que ya venía animada de otro de los locales que había frecuentado antes y que la parecer en L Enfern pretendía vaciar mis reservas.
Asentí para que la camarera le sirviera lo pedido y esperé que en el uso de su libre albedrío no tocara las drogas varias que también servíamos.
-¿Y Joe? -pregunté -¿sabe que estas aquí?
Mi ceja se lazó ligeramente casi adivinando la respuesta que la viajera no me daba ¿como saberlo? De hacerlo no le hubiera permitido venir aquí sola.
Con disimulo mandé a uno de los ghould a buscar a Joe, no quería problemas con mis hermanos y era muy consciente de como Joe se tomaba las cosas cuando alguien tocaba lo que era suyo y sin duda Isa lo era.
Un tipo se acercó a la morena, esta parecía dispuesta a dejarse querer, cosa que no pasó porque lo mepujé y con un gesto que evito una trifulca le serví en bandeja otra morena muy dispuesta a complacer al inmortal que ahora fijaba sus dilatas orbes en el escote de mi empleada.
-Vamos Isa, acompañame -le pedí -tomemos asiento en una de las mesas del fondo y me cuentas eso del hotel que me ha dicho Assur que pensáis abrir Joe y tu.
Lucien no tardó en vernos y despidiéndose de la chica con la que se estaba liando en mitad de la pista se acercó con una media sonrisa tomando asiento junto a Isa.
-Hola preciosa ¿has escapado de las zarpas de Cancerbero? -preguntó con un deje de diversión.
-Lucien -murmuré por lo bajo, mal terminaría la noche si seguía por esos derroteros.
Raziel- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 17/07/2017
Re: Eco en la eternidad
— no estoy borracha, no me trates como si tuviera quince años y hubiera empinado el codo con Jack Daniels.— Para los vampiros ese tal Jack podría haber sido su novio o algún conocido, pues la famosa marca de whisky de Tenessee no se había inventaría hasta el 1866. La viajera gruñó y le retiró el brazo a Raziel de un brusco movimiento. La sonrisa socarrona de Lucien le hizo apretar los dientes. ¿Cómo podían esos dos ser tan idiotas? ¿es que no conocían el respeto a un superior? como "hijos de los Black" eran una vergüenza.
Se bajó del taburete y se alisó los pliegues de la falda mirando turbiamente a ambos y golpeando con el dedo índice a Lucien en el pecho.
— Si siguessss causando problemasssss puede que acabe contigo... a mi no mmmme afecta tu sangre.— y se lo soltó así sin más, una simple humana a un vampiro descendiente de Abel y convertido poruno de los más grandes vampiros de la historia. No se podía decir que Isa no fuera valiente, o insensata, o ambas. Pero los borrachos siempre decían la verdad.
Miró a Raziel de nuevo y sonrió de forma autosuficiente, con el brillo peligroso en la mirada. Los neófitos no la conocían, pero Joe ya había visto esa chispa extraña en sus ojos, justo antes de cometer alguna barbaridad.
—¿tienessss miedo de que te robe los clientessss? quizás tengassss que huir a tu cueva con el rabo entre las piernasss.— Levantó las manos sacándose de encima las de los neófitos en claro signo de "no me toquéis", cuando la morena hacía "clic" y se despertaban sus instintos asesinos, ya nada la hacía entrar en razón salvo la inconsciencia.— en el futuro no me duraríais ni un asalto...— con los avances tecnológicos era bastante plausible lo que decía.
En ese momento un camarero medio desnudo que portaba una bandeja con vasos alargó la mano y se la puso en la cintura para abrirse paso, pues estaba bloqueando el pasillo. Como un resorte automático la marine se giró, retorció el brazo y aplastó la cabeza del susodicho contra la barra, pero la rápida intervención de Raziel evitó la tragedia. Esa noche la mujer del futuro era peligrosa hasta para ella misma.
Se bajó del taburete y se alisó los pliegues de la falda mirando turbiamente a ambos y golpeando con el dedo índice a Lucien en el pecho.
— Si siguessss causando problemasssss puede que acabe contigo... a mi no mmmme afecta tu sangre.— y se lo soltó así sin más, una simple humana a un vampiro descendiente de Abel y convertido poruno de los más grandes vampiros de la historia. No se podía decir que Isa no fuera valiente, o insensata, o ambas. Pero los borrachos siempre decían la verdad.
Miró a Raziel de nuevo y sonrió de forma autosuficiente, con el brillo peligroso en la mirada. Los neófitos no la conocían, pero Joe ya había visto esa chispa extraña en sus ojos, justo antes de cometer alguna barbaridad.
—¿tienessss miedo de que te robe los clientessss? quizás tengassss que huir a tu cueva con el rabo entre las piernasss.— Levantó las manos sacándose de encima las de los neófitos en claro signo de "no me toquéis", cuando la morena hacía "clic" y se despertaban sus instintos asesinos, ya nada la hacía entrar en razón salvo la inconsciencia.— en el futuro no me duraríais ni un asalto...— con los avances tecnológicos era bastante plausible lo que decía.
En ese momento un camarero medio desnudo que portaba una bandeja con vasos alargó la mano y se la puso en la cintura para abrirse paso, pues estaba bloqueando el pasillo. Como un resorte automático la marine se giró, retorció el brazo y aplastó la cabeza del susodicho contra la barra, pero la rápida intervención de Raziel evitó la tragedia. Esa noche la mujer del futuro era peligrosa hasta para ella misma.
Maya Rivers- Humano Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 17/06/2018
Re: Eco en la eternidad
Aquella noche compartía una velada interesante copa de vino en mano con Boudica, una antigua reina guerrera de los Icenos que acaudillo a varias tribu britanas durante el mas violento levantamiento contra la ocupación romana comandada por Neron.
Boudica era una mujer intensa, lo habíamos pasado bien en otras décadas y visto que estaba de viaje había decidido desviarse hasta París para hacerme una visita.
Ambos reíamos recordando como Nerón sufrió innumerables perdidas, como la sangre corrió formando ríos escarlata, recordaba aquellos tiempos con nostalgia, mientras Ferox y Assura jugaban a hacerse con el monopolio de la civilización romana, yo me entretenía aliandome con las tribus salvajes para joderlos a todos hasta que Roma ardiera.
Desvié la mirada hacía la puerta cuando el corazón del muy preocupado Ghould de Raziel entraba como un elefante en una cacharreria para apresurado y sin aliento pedirme que fuera al Infierno pues allí estaba Isa en unas condiciones poco adecuadas.
Enarqué la ceja, mis ojos ardieron en un intenso tono de fuego, pude ver la afilada sonrisa de la Icena que me disculpaba la ausencia con un mero gesto de mano.
-Me pondré cómoda si no te importa Joe ¿está arriba el baño?
Asentí antes de abandonar mi mansión rumbo al cabaret, Isa iba a ganarse unos azotes por desobedecer, no me importaba saliera, mas una cosa era hacerlo bajo mi supervisión y otra que desfasara en el Infern.
Cuando llegué Raziel la sujetaba por el antebrazo mientras esta completamente ebria montaba el espectáculo, tal y como camine escuchaba los comentarios acerca de la humana que estaba levantando vergas a diestro y siniestro, la ira se apoderó de mi, gruñí dando un zarpazo a uno de los inmortales que la miraban con deseo, su cabeza rodó por los suelos, pronto el corazón de otro de ellos cayó aun bombeando y así pronto a mi paso se creó un pasillo pues nadie quería encontrarse en mi camino.
-Isa -rugí para que me centrara con esos ojos brillantes por el alcohol -nos largamos.
Ni siquiera pudo responder, atrapé su antebrazo y tiré de ella, desafiante gruñó pidiéndome que la soltara, mas no lo haría y ella eso lo sabía.
Un héroe se plantó delante pidiéndome que soltara a la dama, al parecer no sabía l oque yo era.
Tomé las dos partes de su mandíbula estiré separando sus dientes y lo partí en dos rasgando su carnaza, murió en el acto entre un sufrimiento sumamente sádico manchando las paredes, el suelo y a varios cuerpos de burdeos.
-¿cuantos mas han de morir Isa para que vengas conmigo?
Boudica era una mujer intensa, lo habíamos pasado bien en otras décadas y visto que estaba de viaje había decidido desviarse hasta París para hacerme una visita.
Ambos reíamos recordando como Nerón sufrió innumerables perdidas, como la sangre corrió formando ríos escarlata, recordaba aquellos tiempos con nostalgia, mientras Ferox y Assura jugaban a hacerse con el monopolio de la civilización romana, yo me entretenía aliandome con las tribus salvajes para joderlos a todos hasta que Roma ardiera.
Desvié la mirada hacía la puerta cuando el corazón del muy preocupado Ghould de Raziel entraba como un elefante en una cacharreria para apresurado y sin aliento pedirme que fuera al Infierno pues allí estaba Isa en unas condiciones poco adecuadas.
Enarqué la ceja, mis ojos ardieron en un intenso tono de fuego, pude ver la afilada sonrisa de la Icena que me disculpaba la ausencia con un mero gesto de mano.
-Me pondré cómoda si no te importa Joe ¿está arriba el baño?
Asentí antes de abandonar mi mansión rumbo al cabaret, Isa iba a ganarse unos azotes por desobedecer, no me importaba saliera, mas una cosa era hacerlo bajo mi supervisión y otra que desfasara en el Infern.
Cuando llegué Raziel la sujetaba por el antebrazo mientras esta completamente ebria montaba el espectáculo, tal y como camine escuchaba los comentarios acerca de la humana que estaba levantando vergas a diestro y siniestro, la ira se apoderó de mi, gruñí dando un zarpazo a uno de los inmortales que la miraban con deseo, su cabeza rodó por los suelos, pronto el corazón de otro de ellos cayó aun bombeando y así pronto a mi paso se creó un pasillo pues nadie quería encontrarse en mi camino.
-Isa -rugí para que me centrara con esos ojos brillantes por el alcohol -nos largamos.
Ni siquiera pudo responder, atrapé su antebrazo y tiré de ella, desafiante gruñó pidiéndome que la soltara, mas no lo haría y ella eso lo sabía.
Un héroe se plantó delante pidiéndome que soltara a la dama, al parecer no sabía l oque yo era.
Tomé las dos partes de su mandíbula estiré separando sus dientes y lo partí en dos rasgando su carnaza, murió en el acto entre un sufrimiento sumamente sádico manchando las paredes, el suelo y a varios cuerpos de burdeos.
-¿cuantos mas han de morir Isa para que vengas conmigo?
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
Re: Eco en la eternidad
Lucien provocaba mientras Raziel trataba de poner calma. Finalmente el benjamín Black resultaba ser el más sensato de todos, Kane no había hecho mal al convertirlo. Cuando derribó al camarero Raziel la sujetó mientras el hijo de Abel se reía entre dientes, esto podía costarle a su "hermano" un buen rapapolvo de los "mayores".
—¡¡Suéltame!! ¿quién te crees que eres?.— se revolvió la viajera. Mientras trataba de sacudirse el agarre del recipiente angelical, se formó revuelo en la parte delantera de L'Enfer, acababa de aparecer la estrella invitada, sembrando muerte y destrucción a su paso. Frunció el ceño y se detuvo, cosa que el vampiro agradeció porque Isa cuando se revolvía era una fiera.
Como si fuera un divo del cine de acción, atravesó la sala, casi le parecía estar escuchando la banda sonora de fondo, y si se cumplían los clichés de las grandes pelis, aún mataría a otro más. Ajá... ahí estaba. ¿Y por qué no una frase lapidaria para coronar la entrada del villano?...¡Oh! ahí estaba también.
Se quedó quietas mirándolo por unos segundos, sosteniéndole la mirada sin amedrentarse, los ojos rojos de Joe no eran peores que los que había visto en Afganistán en los momentos de mayor dolor y delirio, cuando el árido desierto jugaba con la mente torturada y el cuerpo deshilachado.
— No eres mi dueño...— siseó por fin.— No eres un dios Joe Black, eres sólo un crío milenario con una pataleta que se ha casado con una idiota por la que niega tener sentimientos... No tienes nada, toda tu maldita vida es una farsa...¿quieres matarme? hazlo.— elevó la barbilla y se pegó a su cuerpo como lo haría a la hora de intimidar a alguien de un tamaño menor.— Me da igual. Este mundo es una mierda y seguirá siéndolo porque no hay nada de grandeza en ti, no eres el dios de la destrucción que traerá un nuevo orden, eres un pazguato que disfruta de tener un anillo en el dedo...— estalló en una risa enloquecida.— espera... jajajajajaja...esto es de coña ¿no? ahora es cuando alguien dice "corten", se encienden las luces y todo ha sido una toma de la película. Si hasta voy vestida como Escarlata O'Hara...
Nadie salvo ella podía entender lo que estaba diciendo, Joe quizás empezaba a atisbar eso del cine y las películas porque lo había visto en sus recuerdos, pero los demás la miraba con gesto confuso, probablemente pensando que estaba más chalada de lo que pensaban. Se había hecho un tenso silencio, que sólo fue roto por un solitario aplauso. En el quicio de la puerta una figura grácil de cabellos dorados sonreía a Joe con ironía, mirando el espectáculo.
—Querido primo, había escuchado mil descripciones tuyas a lo largo de los siglos, pero esta es la que más me ha gustado. Tu chica me gusta. Si te cansas de tanta estupidez, pásate por aquí lado querida. — se hizo como un pasillo, la gente se apartó a los lados y algunos se marcharon escabulléndose porque se olían problemas.— Hola Raziel, me preguntaba si querías recuperar lo tuyo...— la vampira tiró de una cadena y aparecieron dos camareras que recientemente habían contratado en el local vecino, Asura había descubierto que eran infiltradas de Raziel. Con la otra mano enredaba el dedo índice en su colgante milenario, los colmillos de la serpiente que provocó la caída del Paraíso. Con eso entre los dedos ningún Black osaría intentar matarla, el Pecado Original que contenía era la magia más potente y primigenia, tanto como la sangre de Lucien.
—¡¡Suéltame!! ¿quién te crees que eres?.— se revolvió la viajera. Mientras trataba de sacudirse el agarre del recipiente angelical, se formó revuelo en la parte delantera de L'Enfer, acababa de aparecer la estrella invitada, sembrando muerte y destrucción a su paso. Frunció el ceño y se detuvo, cosa que el vampiro agradeció porque Isa cuando se revolvía era una fiera.
Como si fuera un divo del cine de acción, atravesó la sala, casi le parecía estar escuchando la banda sonora de fondo, y si se cumplían los clichés de las grandes pelis, aún mataría a otro más. Ajá... ahí estaba. ¿Y por qué no una frase lapidaria para coronar la entrada del villano?...¡Oh! ahí estaba también.
Se quedó quietas mirándolo por unos segundos, sosteniéndole la mirada sin amedrentarse, los ojos rojos de Joe no eran peores que los que había visto en Afganistán en los momentos de mayor dolor y delirio, cuando el árido desierto jugaba con la mente torturada y el cuerpo deshilachado.
— No eres mi dueño...— siseó por fin.— No eres un dios Joe Black, eres sólo un crío milenario con una pataleta que se ha casado con una idiota por la que niega tener sentimientos... No tienes nada, toda tu maldita vida es una farsa...¿quieres matarme? hazlo.— elevó la barbilla y se pegó a su cuerpo como lo haría a la hora de intimidar a alguien de un tamaño menor.— Me da igual. Este mundo es una mierda y seguirá siéndolo porque no hay nada de grandeza en ti, no eres el dios de la destrucción que traerá un nuevo orden, eres un pazguato que disfruta de tener un anillo en el dedo...— estalló en una risa enloquecida.— espera... jajajajajaja...esto es de coña ¿no? ahora es cuando alguien dice "corten", se encienden las luces y todo ha sido una toma de la película. Si hasta voy vestida como Escarlata O'Hara...
Nadie salvo ella podía entender lo que estaba diciendo, Joe quizás empezaba a atisbar eso del cine y las películas porque lo había visto en sus recuerdos, pero los demás la miraba con gesto confuso, probablemente pensando que estaba más chalada de lo que pensaban. Se había hecho un tenso silencio, que sólo fue roto por un solitario aplauso. En el quicio de la puerta una figura grácil de cabellos dorados sonreía a Joe con ironía, mirando el espectáculo.
—Querido primo, había escuchado mil descripciones tuyas a lo largo de los siglos, pero esta es la que más me ha gustado. Tu chica me gusta. Si te cansas de tanta estupidez, pásate por aquí lado querida. — se hizo como un pasillo, la gente se apartó a los lados y algunos se marcharon escabulléndose porque se olían problemas.— Hola Raziel, me preguntaba si querías recuperar lo tuyo...— la vampira tiró de una cadena y aparecieron dos camareras que recientemente habían contratado en el local vecino, Asura había descubierto que eran infiltradas de Raziel. Con la otra mano enredaba el dedo índice en su colgante milenario, los colmillos de la serpiente que provocó la caída del Paraíso. Con eso entre los dedos ningún Black osaría intentar matarla, el Pecado Original que contenía era la magia más potente y primigenia, tanto como la sangre de Lucien.
Maya Rivers- Humano Clase Baja
- Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 17/06/2018
Re: Eco en la eternidad
Isa estaba fuera de si, escupió por su boca todo lo que pensaba de mi, su cuerpo se pegó al mío tambaleándose, tal fue así que aunque su intención fue la de intimidarme, mi diestra la sujeto de la cintura para que no cayera.
-¿alguna estupidez mas? -Rugí gruñendo contra su rostro.
Y si eramos pocos parió la burra, mi preciosa prima Asura se adentró por la puerta del cabaret con otra de esas entradas triunfales que la familia tendíamos a marcarnos una y otra vez.
-Si buscas al Black que te moja el coño no esta aquí -le dijo Lucien que aun le guardaba cierto rencor por el ataque de sus déspotas templarios – Ferox anda follándose a alguna de sus putitas. Le daré recuerdos de tus partes -dijo guiñándole un ojo -¿he de llamarte mama?
Lucien era un cabrón sarcástico en potencia, sin duda los neófitos se las arreglaban bien solos.
La sonrisa de Raziel se afiló la ver que traía de vuelta a dos de las camareras que había infiltrado en su burdel y de seguro esa reacción se debía a que solo había dado caza a dos, Raziel era un chico espabilado, no lo subestimaba, padre tendía a tener buen ojo para convertir humanos en monstruos sanguinarios.
-Eso es porque no has escuchado la descripción que hace mi mujer de mi, créeme, no se cual es mas veraz -dije girando el rostro para mirar los ojos miel de Asura con una sonrisa triunfal - ¿echas de menos el Infierno prima? Debe ser aburrida tanta rectitud.
Sabía que Asura y su pureza era un espejismo, ella amaba a Ferox de una forma retorcida, como él lo hacía, al final solo eran eso, luces y sombras, la misma cara de una moneda ¿y yo era el enfermo por desear a dos mujeres? Lo suyo rozaba la locura.
-Lo único que mantiene tu cabeza sobre los hombros no es ese colmillo que afianzas entre tus dedos, créeme, lo único que te mantiene con vida es Ferox.
Tiré del brazo de Isa para moverla.
-Nos vamos -ordené, según ella no era mía, estaba equivocada, lo era y eso era lo que la cabreaba, hablando de verdades y mentiras ¿acaso no eran sus celos los que hablaban?
-¿alguna estupidez mas? -Rugí gruñendo contra su rostro.
Y si eramos pocos parió la burra, mi preciosa prima Asura se adentró por la puerta del cabaret con otra de esas entradas triunfales que la familia tendíamos a marcarnos una y otra vez.
-Si buscas al Black que te moja el coño no esta aquí -le dijo Lucien que aun le guardaba cierto rencor por el ataque de sus déspotas templarios – Ferox anda follándose a alguna de sus putitas. Le daré recuerdos de tus partes -dijo guiñándole un ojo -¿he de llamarte mama?
Lucien era un cabrón sarcástico en potencia, sin duda los neófitos se las arreglaban bien solos.
La sonrisa de Raziel se afiló la ver que traía de vuelta a dos de las camareras que había infiltrado en su burdel y de seguro esa reacción se debía a que solo había dado caza a dos, Raziel era un chico espabilado, no lo subestimaba, padre tendía a tener buen ojo para convertir humanos en monstruos sanguinarios.
-Eso es porque no has escuchado la descripción que hace mi mujer de mi, créeme, no se cual es mas veraz -dije girando el rostro para mirar los ojos miel de Asura con una sonrisa triunfal - ¿echas de menos el Infierno prima? Debe ser aburrida tanta rectitud.
Sabía que Asura y su pureza era un espejismo, ella amaba a Ferox de una forma retorcida, como él lo hacía, al final solo eran eso, luces y sombras, la misma cara de una moneda ¿y yo era el enfermo por desear a dos mujeres? Lo suyo rozaba la locura.
-Lo único que mantiene tu cabeza sobre los hombros no es ese colmillo que afianzas entre tus dedos, créeme, lo único que te mantiene con vida es Ferox.
Tiré del brazo de Isa para moverla.
-Nos vamos -ordené, según ella no era mía, estaba equivocada, lo era y eso era lo que la cabreaba, hablando de verdades y mentiras ¿acaso no eran sus celos los que hablaban?
Joe Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 348
Fecha de inscripción : 16/06/2016
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