If you hear the Harpy's voice, run the other way

enía apenas quince años la primera vez que me di cuenta de cómo otros, especialmente otros hombres, me veían. Desde mi perspectiva de adolescente enfadada con el mundo y las injusticias de ser mujer en un mundo de hombres, no era capaz de comprender el verdadero alcance que unas curvas delicadas pero generosas, y un busto incipiente fruto de estar en medio de la pubertad, podía llegar a alcanzar. Para desgracia de mi padre, no tardé mucho en percatarme de ello. Y digo desgracia, porque al principio, darte cuenta de que tu hija se revuelca en camas ajenas a cambio de pactos comerciales no es precisamente una información que se reciba a modo de halago.  



ronto se dio cuenta, sin embargo, de que podría resultarle muchísimo más útil si mantenía la boca cerrada ante mis indiscreciones y si, además, de vez en cuando, me lanzaba en la dirección del noble adecuado, del empresario adecuado, para el beneficio y prosperidad de nuestra familia. Era un acuerdo tácito que realmente nunca forjamos con auténticas palabras. Creo que ambos éramos perfectamente conscientes de las terribles implicaciones morales que tenía prostituir a tu propia hija a cambio de enriquecerte, pero a mi no me importaba especialmente -me gustaba el sexo, y sobre todo me gustaba el lujo-, así que los dos mantuvimos pacto de silencio a ojos de una sociedad que nunca lo entendería. O de una esposa y madre que jamás lo hubiera aprobado, de saberlo.



uizá por eso no me tomé especialmente bien el hecho de que realmente se planteara casarme con un cualquiera a cambio de una pequeña suma, que no igualaría ni por asomo lo que podía conseguir si continuaba con mi vida hasta ese momento. No iba a permitir que me quitaran mi parte del mérito, especialmente porque la mayoría de negocios que había ido cerrando mi familia desde que yo cumpliera quince años se debía absolutamente a mi capacidad para abrirme de piernas sin ningún tipo de pudor. Nunca hay que subestimar la ira de una arpía a la que se le amenaza con robarle el "oro" que ha acumulado por obra y gracia de su propio sudor, esfuerzo y orgasmos fingidos. No tengo demasiado claro si lo que surtió más efecto fueron mis amenazas respecto a arruinarles económicamente, o el hecho de que fuera perfectamente creíble que fuera a hacer todo lo posible porque mi padre se encontrase en la misma posición que yo, bajo algún noble desviado. Eso es, tembloroso, gimiendo, y sin ningún tipo de orgullo restante. Sea como fuere, su error nos alejó, y seguimos alejados. Honestamente, casi que lo prefiero.



oy demasiado egoísta como para seguir compartiendo mis éxitos con esa serie de personas con la que únicamente comparto relación sanguínea. O compartía, más bien, porque ya ni eso. He trascendido, y eso me ha dado el último empujoncito que necesitaba para terminar de deshacerme de los lazos que me unían a mi familia de nacimiento. No les necesito: ellos a mi sí, pero no podría importarme menos. No puedo perdonar sus pasadas intenciones de deshacerse de mi sin pararse a pensar en lo mucho que habían conseguido gracias a mi juventud, a mis estratagemas, y a mis contactos.



l demonio me concedió el deseo de convertirme en eterna, y en hermosa. Y cuando ellos ya se hayan ido yo permaneceré. Y ese, sin duda, es el único don que necesitaré de ahora en adelante.

Thanks ∑Θ