Un rostro lastimado - Libre

por **Jeaninne Lombard** Mar Sep 25, 2018 1:31 pm

8 am

¡Jean! ¡Jeaninne ven inmediatamente! – escuche el grito de Felix provenir de la habitación que estaba a un lado de la mía, abrí los ojos de par en par, ahora que había pasado fue lo primero que se pasó por mi cabeza y levantándome de mi cama tome una bata de seda para cubrir mi cuerpo y me fui hasta la puerta que separaba la habitación principal con la mía. Abrí de un golpe y los vi a Richard y Felix parados ahí esperando que yo apareciera, un escalofríos automático recorrió mi cuerpo al tiempo que la mirada desafiante de mi esposo se posaba en mis ojos, Richard (pareja de mi esposo) estaba con esa típica sonrisa de “ahora pagaras perra” trague saliva y cerré la puerta tras mi espalda – Jeaninne… Jeaninne… - se acercó a mi dándome una caricia suave en la mejilla, la sorpresa se apodero de todo mi ser y di un paso hacia atrás como reflejo. Y alcance a ver la mano de él moviéndose y una cachetada llego a mi mejilla, aquella venía con una fuerza inimaginable hizo que mi rostro y todo mi cuerpo callera a un lado, el amante de mi esposo me tomo por los brazos y levantándome me puse frente a Felix– Quiero que me mires y recuerdes que tú vives en esta casa… que no quiero que salgas… que no sé cómo lo haces… no sé cómo consigues librarte e irte a… - no alcanzo a terminar aquella frase y otra bofetada recibí, mordiéndome la lengua aguante las lágrimas –¡Jeaninne, me das asco! – fue lo último que escuche al tiempo que me escupía en el rostro y Richard me soltaba, los gritos seguían, que no quería verme en todo el día, que si quería podría irme al mismísimo infierno y una cantidad de basura que no quería escuchar, como pude me fui a mi cuarto donde me esperaba mi doncella, con un cuenco con agua la vi y me lance a la cama para comenzar a llorar.

11 am.

Salí de la mansión con dirección a la zona comercial ya que no estaría ni un minuto más ni un minuto menos en aquel lugar, Lisa me había ayudado con el maquillaje ya que los golpes habían dejado su marca en mi rostro, mis ojos aún estaban inflamados por el llanto pero aquello era lo de menos, mi atuendo era sencillo y con un sombrero para dar sombra a la parte más afectada de mi cara.

El carruaje se detuvo por completo y el chofer no se demoró mucho en abrir la puerta y ayudarme a bajar, él era uno de mis aliados junto con Lisa, así que no tenía problemas de hablar con ellos ya que sin aquellos dos no podría hacer prácticamente nada. Me adentre entre galerías donde ofrecían una gran variedad de productos, vestuarios, joyas… perfumes entre otras, pero una tienda llamo mi entera atención, me adentre en ella silenciosamente no había mucha gente así que podría sacarme el sombrero ya que ciertamente me molestaba. Una señora de entrada edad me dio la bienvenida a la tienda deje mi sombrero en el mostrador y me dirigí a la parte más colorida de aquel lugar, donde se encontraban las máscaras venecianas, siempre soñé con tener una y nunca había tenido la oportunidad de encontrarme con un lugar donde las vendieran y por el aroma podría decir que en ese mismo lugar las fabricaban. – Madame, siéntase con la libertad de probarse cualquier mascara – me dijo con ese timbre de voz muy francés, agradecí y me pare frente al espejo con una Mascara blanca con algunas plumas oscuras que cubría la totalidad de mi rostro. Después de un suspiro me quede ahí detrás de aquella mascara viendo pero no observando nada más que mi reflejo en aquel espejo…
.

por **Jara Larios** Vie Sep 28, 2018 8:10 pm

Jara llevaba apenas cuatro días en París, pero poco a poco se iba haciendo con las claves y el ritmo de la ciudad. Como tenía planeado quedarse allí un tiempo bastante largo, estaba decidida a encontrar una casa apropiada a su gusto y su clase social: aunque de momento estaba viviendo en un buen hotel. Cómodo, razonablemente céntrico y decorado con el suficiente buen gusto para que la bruja estuviera cómoda.

La ciudad, aunque bulliciosa y demasiado húmeda para el gusto de Jara, tenía que reconocer que era increíblemente interesante y atractiva. Aquella mañana había decidido perderse entre los muchos callejones y tenderetes, en busca de tiendas interesantes en las que comprar algún curioso detalle.

Así que vestida con un ajustado traje azul de chaqueta, acabado en un coqueto sombrero y acompañado de unos guantes del mismo color, la hechicera decidió empezar a explorar la ciudad. A su espalda, diligentes, viajaban dos mozos del hotel, atentos a cargar con cualquier cosa que Jara deseara adquirir. Con uno de los mozos, Benjamín, había tenido un animado encuentro la noche anterior, lo que había animado enormemente el día a Jara, que llevaba demasiado tiempo sin echar una cana al aire.

Tras casi cuatro horas de deambular por las calles parisinas y de comprar vestidos, muebles y algún objeto peculiar más, el destino quiso que Jara acabara en una tienda de máscaras. Los dos mozos se quedaron fuera, visiblemente cansados, mientras la hechicera echaba un vistazo a las existencias. Ay, máscaras. Siempre le habían llamado la atención. Mientras daba una vuelta por la vasta tienda vio cómo una gran mujer (en todos los sentidos) entraba en el local. Por cómo la trataba una de las responsables del negocio debía de ser una mujer de posibles, así que Jara la observó desde su rincón, prácticamente invisible aunque no hubiera usado ninguno de sus poderes. Había algo en aquella mujer que le llamaba la atención y hacía tiempo que Jara había aprendido a hacer caso a su intuición.

La recién llegada iba probándose diferentes máscaras hasta que, de repente, se quedó frente al espejo, portando una máscara blanca veneciana. Con discreción Jara se colocó tras la mujer y, mirándola al espejo, le sonrió.

-Os queda estupendamente. Pero, perdone la osadía, creo que ningún rostro tan hermoso como el suyo debería estar oculto tras una fría máscara...

Un rostro lastimado - Libre

Un rostro lastimado - Libre

Re: Un rostro lastimado - Libre