AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Últimos temas
¿Te he lastimado? [Camila]
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¿Te he lastimado? [Camila]
“Un reencuentro que atrasé solo por el miedo a lastimarte más”
Ya habían pasado más de tres meses desde que no la veía, aún recordaba sus cabellos rubios al aire. Sus labios que eran finos y dulces, su sonrisa que mostraba cada uno de sus dientes, la pequeña nariz que hacía juego con su gatuno rostro. La adoraba, me apasionaba el solo hecho de mirarla. Pero tenía miedo, mi cuerpo seguía delgado, estaba recomponiéndose poco a poco, mucho tiempo sin comer, tiempo en donde me había arrastrado para poder sobrevivir sin ser visto, hasta había huido de los ojos de Nicolás. Y luego de componer las cosas con él, me había vuelto a fijar en mi cuerpo. Que siempre llevaba pulcra y lúcidamente a todos lados, el último tiempo había estado maltratado, la piel seca y quebrada, los labios astillados, los dedos que se rompían como si fuesen papel. Mis cabellos habían estado tan finos que algunos se me habían caído del cuero cabelludo, pero habían vuelto a crecer, ahora se encontraban negros y brillosos. Mis ojos sacaban un dulce fuego de adentro. Me habían dicho que ella estaba bien, había estado mucho tiempo con otro cambiaformas. Y hasta me comentaron que querían empezar otro tipo de vida juntos. Por un momento una clase de celos retorcidos subió a mi cabeza. Nadie era lo suficientemente bueno para estar con la perfecta mujer que era Camila, pero ¿quién era yo para decir algo así? Al fin y al cabo me había enamorado de un hombre y encima uno que hacía doler más que la soledad. Lo importante ahora era encontrarla sola. Me había paseado por su área unas mil veces, por su trabajo, por su camino a casa, pero nunca me animaba, no tenía las agallas para aparecerme frente a ella. Sabía que tenía todo el derecho del mundo a golpearme, a odiarme por imbécil y mal agradecido. Probablemente, no solo la había preocupado, sino que ahora, también llegaría de la nada, mostrando en mi aura que obviamente había sido atacado, ella no era tonta, tenía las habilidades natas de una mujer. Sí, yo haría lo que fuese para que ella no lo notara con tanto énfasis, pero también sabía que era en vano. Así que golpeé con suavidad mis mejillas, la noche estaba tibia y mis huesos deseaban tenerla apretada hasta sentir que se le iba el aire. Con ese solo pensamiento me subí al carruaje, no era tan lujoso como los que solía llevar, estaba haciendo todo lo posible para pasar desapercibido y más ahora, que parecía que todo estaba descontrolado en la parte sobrenatural de la ciudad. A mi lado, una caja de madera lujosa estaba sentada, dentro había preparado varios platos de comida, me había costado en demasía hacerlos, puesto que había perdido la costumbre. Pero tenía la impresión de que estaría sabroso. Me detuve primero en una pastelería, dicen que la mejor forma de pedir perdón es con comida. Hoy sabría si el dicho era real o no.
Y para cuando llegué a su hermoso hogar, mi piel había pasado de ser como un lienzo suave, a una piedra pómez. Dura y escamosa del terror. Pero me bajé, sujetando la cajita con una mano. Había dado las indicaciones de que vuelvan en unas cuantas horas. Así que tomé un aire que no necesitaba y mostré una mirada compasiva. Pensé en tocar la puerta en un principio, pero estaba oscuro y parecía ser peligroso o quizá primero quería saber qué estaba haciendo. Así que salté, como si fuese una pluma llegué hasta lo que era un patio trasero, pequeño y confortable. Caminé dos, tres pasos y estaba la ventana trasera y una puerta. Miré por allí, la busqué con un sonrojo en las mejillas y al no verla, mis dedos se apoyaron sobre el picaporte y la puerta cedió lentamente, crujiendo a medida que se abría, haciendo que mi presencia termine por notarse. Chasqueé los dientes un poco y no me moví. Tan solo me quedé allí, observando hacía adentro con una sensación extraña, entre dolor y felicidad.— Hola— Tan solo un susurro, quebrado, adolorido, pero en paz.
“Porque una flor no necesita romperse con las manos, solo es cuestión de no regarla y morirá.”
Invitado- Invitado
Re: ¿Te he lastimado? [Camila]
Siempre es una sorpresa cuando alguien llega y te saluda…
Jim Lee
El tiempo pasaba volando, pero no siempre era agradable y algunas veces quería quedarme estancada en un momento en el que simplemente era imposible que sucediera. Así era como me sucedía con el perro cuando estaba a mi lado, porque de esa manera podía pensar en otras cosas que no incluyeran a los amigos que no veía, entre ellos, estaba Hero. Había perdido la cuenta del tiempo que llevaba sin verlo, pero sabía que era bastante. En más de una ocasión intente encontrarle para asegurarme de que se encontraba a salvo, pero mis intentos no tuvieron fruto alguno; llevándome a creer que quizás hice algo que me otorgaba la molestia de Hero y que no le vería más. En algunos momentos también pensaba que simplemente estaba en algún asunto importante y que conociéndole no deseaba meterme en problemas, por más que me hubiese gustado estar inmiscuida en todos sus problemas con tal de saberle a salvo. Con todo eso, no me quedaba más que esperar a encontrarle o que de casualidad nos viésemos en algún momento.
Esa noche no había tenido oportunidad de ir a buscar a Keath por más que me moría por verle como últimamente me sucedía, todo por estar tan acostumbrada a su presencia que dejaba mi casa o mi alrededor vacío de cualquier color. Precisamente gracias a su ausencia fue que me puse a cocinar algo dulce, un pastel de chocolate que aprendí a hacer en la cafetería y que esperaba llegar a compartir con el molesto perro. En la preparación demore más de lo que alguna vez había esperado y ahora solo esperaba aguardar a que se cociera la masa y decorarlo. El olor al pastel comenzaba a inundar la casa mientras que yo aguardaba sentada en la mese de la cocina, con el vestido color verde claro manchado en algunas partes, gracias a mi carente habilidad aún para cocinar debidamente.
Me perdía esperando que no se arruinara mi obra de arte en la cocina por lo que ignoraba los sonidos del exterior o cualquier cosa que sucediera fuera de esa cocina. Lo único que hizo que me detuviera de mi misión del cuidado del pastel fue escuchar la puerta del pequeño jardín abrirse y me levante con mucho cuidado y el ligero susurro que llego hasta mi hizo que el corazón me diera un vuelco. De manera apresurada y con la sonrisa que me surcaba casi por completo el rostro fui a donde estaba la entrada del pequeño patio para verle.
Ahí estaba él, observando en mi dirección e inmediatamente sentí como su figura se volvía borrosa ante mis ojos y sin pensarlo dos veces corrí en su dirección para abrazarle.
– ¡Hero! – mis brazos le rodearon tan solo para notar que la figura de Hero era algo diferente a la de la ultima vez que lo viera – ¿Dónde has estado? He ido a buscarte y me fue imposible encontrarte ¿Estas bien? – la pregunta iba se sobra, pero igual me separe de él limpiando mis ojos para observarle debidamente – Luces diferente… ¿Qué has estado haciendo? ¿Sabes lo preocupada que estuve por ti? – le tomaba del rostro y le bese en la mejilla – Me alegra saber que estas con vida y te prohibo irte sin decirme antes que planeas hacer, vas a terminar matándome de preocupaciones o sustos al aparecer así – no prestaba atención alguna a lo que llevaba, ni al pastel que antes cocinaba, únicamente tenía ojos para ese vampiro que me era tan importante.
Jim Lee
El tiempo pasaba volando, pero no siempre era agradable y algunas veces quería quedarme estancada en un momento en el que simplemente era imposible que sucediera. Así era como me sucedía con el perro cuando estaba a mi lado, porque de esa manera podía pensar en otras cosas que no incluyeran a los amigos que no veía, entre ellos, estaba Hero. Había perdido la cuenta del tiempo que llevaba sin verlo, pero sabía que era bastante. En más de una ocasión intente encontrarle para asegurarme de que se encontraba a salvo, pero mis intentos no tuvieron fruto alguno; llevándome a creer que quizás hice algo que me otorgaba la molestia de Hero y que no le vería más. En algunos momentos también pensaba que simplemente estaba en algún asunto importante y que conociéndole no deseaba meterme en problemas, por más que me hubiese gustado estar inmiscuida en todos sus problemas con tal de saberle a salvo. Con todo eso, no me quedaba más que esperar a encontrarle o que de casualidad nos viésemos en algún momento.
Esa noche no había tenido oportunidad de ir a buscar a Keath por más que me moría por verle como últimamente me sucedía, todo por estar tan acostumbrada a su presencia que dejaba mi casa o mi alrededor vacío de cualquier color. Precisamente gracias a su ausencia fue que me puse a cocinar algo dulce, un pastel de chocolate que aprendí a hacer en la cafetería y que esperaba llegar a compartir con el molesto perro. En la preparación demore más de lo que alguna vez había esperado y ahora solo esperaba aguardar a que se cociera la masa y decorarlo. El olor al pastel comenzaba a inundar la casa mientras que yo aguardaba sentada en la mese de la cocina, con el vestido color verde claro manchado en algunas partes, gracias a mi carente habilidad aún para cocinar debidamente.
Me perdía esperando que no se arruinara mi obra de arte en la cocina por lo que ignoraba los sonidos del exterior o cualquier cosa que sucediera fuera de esa cocina. Lo único que hizo que me detuviera de mi misión del cuidado del pastel fue escuchar la puerta del pequeño jardín abrirse y me levante con mucho cuidado y el ligero susurro que llego hasta mi hizo que el corazón me diera un vuelco. De manera apresurada y con la sonrisa que me surcaba casi por completo el rostro fui a donde estaba la entrada del pequeño patio para verle.
Ahí estaba él, observando en mi dirección e inmediatamente sentí como su figura se volvía borrosa ante mis ojos y sin pensarlo dos veces corrí en su dirección para abrazarle.
– ¡Hero! – mis brazos le rodearon tan solo para notar que la figura de Hero era algo diferente a la de la ultima vez que lo viera – ¿Dónde has estado? He ido a buscarte y me fue imposible encontrarte ¿Estas bien? – la pregunta iba se sobra, pero igual me separe de él limpiando mis ojos para observarle debidamente – Luces diferente… ¿Qué has estado haciendo? ¿Sabes lo preocupada que estuve por ti? – le tomaba del rostro y le bese en la mejilla – Me alegra saber que estas con vida y te prohibo irte sin decirme antes que planeas hacer, vas a terminar matándome de preocupaciones o sustos al aparecer así – no prestaba atención alguna a lo que llevaba, ni al pastel que antes cocinaba, únicamente tenía ojos para ese vampiro que me era tan importante.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 10/09/2012
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Re: ¿Te he lastimado? [Camila]
“Es una pelea que implica mucho más que el cuerpo. Se necesita del alma”
La curiosidad me embriagaba, ¿qué se suponía que estaba haciendo?, ¿qué es lo que le diría?, ¿cómo podría verla a la cara? Mi estómago se retorcía y mis ojos se empañaban, al punto que no sentí el aroma suave y dulce que venía de la casa hasta no estar prácticamente en la puerta. Me había sorprendido aquello, estaba seguro que ella no sabía cocinar muchas cosas, ¿habría aprendido? Pensé más de mil cosas en un solo segundo. ¿Quién, dónde, cuándo y por qué? Pero no tuve tiempo de hacer hipótesis. Ella estaba caminando directamente hacía mí, con unos ojos gatunos alargados y bordeados de muchas pestañas que estaban allí para acribillarme de miedo. No quería ser regañado, pero tampoco quería contarle las experiencias que había tenido. No quería que se enterara de mi dolor, no solo por la parte de los inquisidores. Eso, realmente no había sido lo más horrible. Sí, el tiempo había sido largo, la espera extenuante, las declaraciones muy perturbadoras. Pero luego, había escapado, muchos recuerdos me habían empezado a atormentar. La crisis que había pasado por no tener colmillos en mi boca. El hambre por no querer desgarrar la piel de mis alimentos. Sentirme perdido, haberme escondido sin querer ver a las personas. Todo eso, había sido lo que más cordura me había sacado. El coraje no me alcanzaba y lo cobarde me había absorbido por completo.
— ¡Cami! […]— Me quedé en silencio y mis orbes oscuros se abrieron con desesperación al sentir el aroma seco de la sal en sus ojos. Mis brazos se fundieron en su espalda, con cuidado, pero con presión, para que me sienta, para yo poder recordar su textura, el calor de su piel, la suavidad de su aura y el dulce perfume que despedía su cabello. La miré a los ojos, agachando la cabeza un poco. Ella era pequeña o quizá yo demasiado alto. Pero la mantenía en mi pecho y hombro, el tiempo suficiente para poder hacer desaparecer todo a nuestro alrededor. Sólo la quería tener más tiempo entre mis brazos. — Lo siento, no estaba en París. Estuve un tiempo lejos… Pero ya he vuelto. — Respondí al tiempo que me aferraba, haciendo que sus huesos se peguen a los míos. Aunque estaba tan delgado como un cadáver, aún tenía fuerzas, las suficientes para poder sentir como se ajustaba a mí. Y entonces dejé salir una risa dulce, asintiendo a su mandato mientras movía la cabeza a un lado y desviaba la mirada hacía dentro de la casa. Le sonreí directamente y apunté hacía dentro, dando la indicación de que quería entrar. — Se va a quemar tu pastel. Aunque yo traje uno también, pero no está hecho por mí. La comida sí, ¿quieres? — Apoyé mi mano desocupada en sus cabellos y la deslicé, acariciaba y entre mis dedos se enredaban sus hebras. Tan curvilíneas y cuidadas que parecía como tocar el agua de un lago cristalino. Fría, pero deslizante.
Me encaminé hacía el interior de la vivienda, con una mano en su cintura. No quería estar afuera ni un segundo más. Me había vuelto un paranoico, cualquiera nos podría ver, le diría a la Iglesia y me agarrarían junto a ella para cortarnos la cabeza de una sola vez. Y aunque ya me vestía más bien recatado y con los cabellos negros y acomodados hacía atrás. No se solían ver demasiados orientales por la zona. Había pensado seriamente que tenía que calmarme, pero ¿cómo podía hacerlo? — ¡Han pasado un montón de cosas! Pero lo charlamos adentro, hay que ser precavidos. ¿Tú cómo estás? Pensé que no podría volver a ver tu hermoso rostro nunca más. Me alegro que estés a salvo. — Dejé caer las cosas sobre la mesa, y me giré para poder abrazarla un poco más. Tomarle la cabeza y acurrucarla en mi hombro. Apretar su cintura delicadamente, palparla hasta saber que realmente se trataba de ella y no era un espejismo o una pesadilla en donde ella ahora se convertiría en el rostro de la inquisidora que había torturado a Nicolás. Despediría sangre y me arrancaría las partes a cuchilladas. Esa clase de cosas eran las que me estaban destruyendo, es decir yo mismo. — Uff, eso huele a que se va a quemar en cualquier momento. Hay que sacarlo, pero ya. — Corrí al pequeño horno donde el fuego estaba haciendo de las suyas y con un trapo metí la mano, para dejar sobre la mesada pastel que tan glorioso se notaba. Parecía haberse hecho con amor y esfuerzo o quizá era solo la locura de ver que ella había cocinado algo justo cuando yo había llegado. Como cuando yo la había conocido y alimentado.
“El karma es toda una doncella histérica.”
Invitado- Invitado
Re: ¿Te he lastimado? [Camila]
La amistad es el amor, pero sin sus alas.
Lord Byron
Todo se detuvo, perdió significado y dejo de importarme en el momento que me daba cuenta de que la presencia que se encontraba en mi hogar era mi queridísimo Hero. Tanto que sucediera en su ausencia; la creencia de que no le volvería a ver que se destruía cual cristalería estrellada contra el suelo ante su repentina creencia y el corazón que pensaba se me detendría en cualquier instante. Necesitaba de sentirle cerca una vez más, cerciorarme de esa manera que aquello no era un sueño y que Hero realmente estaba ahí. Me hacía mal las distancias con aquellos que consideraba importantes para mi y la distancia con aquel vampiro era de las peores. Le necesitaba a mi lado al igual que ahora necesitaba la presencia del perro.
Mi nombre en sus labios, la cercanía de aquel cuerpo frío y su aroma me llevaban a un lugar muy lejos; a un sitio donde podía estar en paz y segura. Hero siempre me daba esa clase de seguridad y la confianza de permanecer cerca de él; no temía de Hero, no como de aquel rey convertido en vampiro que hacía algún tiempo me mordiera. Eso no se lo mencione a nadie y mucho menos se lo diría a él, no planeaba aburrirle y decir todo aquello que en su ausencia me había ocurrido, al menos las cosas dolorosas porque existían otras que seguramente se daría cuenta por él mismo. Yo ya me encontraba acostumbrada al aroma del perro en algunas partes de mi casa, pero para aquel inmortal tal vez resultaría extraño un aroma aparte del mío, considerando que para él se suponía que vivía en soledad.
– Pude darme cuenta de que estabas lejos, te he buscado por varios lugares y no podía encontrarte, ni quiera fui capaz de captar tu rastro. Debiste decirme que te ibas y así no hubiera estado tan preocupada, creyéndote en peligro o… – omití la palabra muerto haciendo un puchero que me obligaba a arrugar la nariz.
Hablaba de un pastel y no podía captar a que era lo que se refería. Olvidaba lo que antes hacía para centrarme única y exclusivamente en él.
– ¿Qué pastel? – pregunte, olisqueando el ambiente para recordar entonces en que me mantenía ocupada antes de su llegada – Lo olvide por completo y ¿Traes pastel y comida? Extraño comer tus cosas, claro que quiero – sonreí, con las lágrimas vueltas un recuerdo. No quería arruinar la visita de Hero poniéndome toda llorosa, así que le seguía, caminando a su lado y sin dejar de mirarle. Definitivamente había cambiado de manera exterior, pero todo mundo cambiaba ¿no?. Para él era probable que yo luciera diferente a las primeras veces que nos vimos.
– Lo sé, ha pasado tanto pero estoy bien. Sabes que so precavida y que no dejaría que nadie me atrapara – sus brazos me rodearon una vez más y le abrace yo misma con fuerza, tratando de permaneciera conmigo – Me alegra de verdad que estés aquí y a salvo, Hero. No sé que tanto has debido hacer fuera de París porque luces algo diferente – suspire – pese a lo que hagas, debes recordar cuidarte siempre. No soportaría saber que algo te ocurra – sonreí divertida al verle soltarme con el único fin de sacar el pastel del horno y me acerque hasta él – De haberse quemado hubiera hecho otro, ya no soy tan mala cocinando ¿Puedes creerlo? Aprendí a cocinar aunque no soy nada comparándome contigo y la manera tan increíble en que preparas alimentos– sonreía como alguien que ha hecho un bien y recibirá una felicitación por todo su esfuerzo.
Mi mano derecha fue a pasarse por sus cabellos que llevaba peinados de una manera diferente a la usual y que aún así me encantaban.
– Eres un vampiro tan malvado, has hecho sufrir a esta amiga tuya y ahora deberás decirme cuales fueron los motivos por los que decidieras dejarme sin dar explicación alguna – le mire de manera severa, pero con la sonrisa a punto de aparecer en mis labios ante cualquier palabra de su parte – Anda, vamos a sentarnos en la mesa y así podrás contarme todo. No aceptare un no como respuesta – tire de su mano, guiándole hasta la pequeña mesa que tenía donde aún permanecía la cajita que había llevado consigo – Y dime qué es lo que necesitas para poner las cosas que has traído y enseguida acercare la que ocupes – mi entusiasmo mejoraba a cada momento a su lado. Ese era siempre el efecto de Hero en mi.
Lord Byron
Todo se detuvo, perdió significado y dejo de importarme en el momento que me daba cuenta de que la presencia que se encontraba en mi hogar era mi queridísimo Hero. Tanto que sucediera en su ausencia; la creencia de que no le volvería a ver que se destruía cual cristalería estrellada contra el suelo ante su repentina creencia y el corazón que pensaba se me detendría en cualquier instante. Necesitaba de sentirle cerca una vez más, cerciorarme de esa manera que aquello no era un sueño y que Hero realmente estaba ahí. Me hacía mal las distancias con aquellos que consideraba importantes para mi y la distancia con aquel vampiro era de las peores. Le necesitaba a mi lado al igual que ahora necesitaba la presencia del perro.
Mi nombre en sus labios, la cercanía de aquel cuerpo frío y su aroma me llevaban a un lugar muy lejos; a un sitio donde podía estar en paz y segura. Hero siempre me daba esa clase de seguridad y la confianza de permanecer cerca de él; no temía de Hero, no como de aquel rey convertido en vampiro que hacía algún tiempo me mordiera. Eso no se lo mencione a nadie y mucho menos se lo diría a él, no planeaba aburrirle y decir todo aquello que en su ausencia me había ocurrido, al menos las cosas dolorosas porque existían otras que seguramente se daría cuenta por él mismo. Yo ya me encontraba acostumbrada al aroma del perro en algunas partes de mi casa, pero para aquel inmortal tal vez resultaría extraño un aroma aparte del mío, considerando que para él se suponía que vivía en soledad.
– Pude darme cuenta de que estabas lejos, te he buscado por varios lugares y no podía encontrarte, ni quiera fui capaz de captar tu rastro. Debiste decirme que te ibas y así no hubiera estado tan preocupada, creyéndote en peligro o… – omití la palabra muerto haciendo un puchero que me obligaba a arrugar la nariz.
Hablaba de un pastel y no podía captar a que era lo que se refería. Olvidaba lo que antes hacía para centrarme única y exclusivamente en él.
– ¿Qué pastel? – pregunte, olisqueando el ambiente para recordar entonces en que me mantenía ocupada antes de su llegada – Lo olvide por completo y ¿Traes pastel y comida? Extraño comer tus cosas, claro que quiero – sonreí, con las lágrimas vueltas un recuerdo. No quería arruinar la visita de Hero poniéndome toda llorosa, así que le seguía, caminando a su lado y sin dejar de mirarle. Definitivamente había cambiado de manera exterior, pero todo mundo cambiaba ¿no?. Para él era probable que yo luciera diferente a las primeras veces que nos vimos.
– Lo sé, ha pasado tanto pero estoy bien. Sabes que so precavida y que no dejaría que nadie me atrapara – sus brazos me rodearon una vez más y le abrace yo misma con fuerza, tratando de permaneciera conmigo – Me alegra de verdad que estés aquí y a salvo, Hero. No sé que tanto has debido hacer fuera de París porque luces algo diferente – suspire – pese a lo que hagas, debes recordar cuidarte siempre. No soportaría saber que algo te ocurra – sonreí divertida al verle soltarme con el único fin de sacar el pastel del horno y me acerque hasta él – De haberse quemado hubiera hecho otro, ya no soy tan mala cocinando ¿Puedes creerlo? Aprendí a cocinar aunque no soy nada comparándome contigo y la manera tan increíble en que preparas alimentos– sonreía como alguien que ha hecho un bien y recibirá una felicitación por todo su esfuerzo.
Mi mano derecha fue a pasarse por sus cabellos que llevaba peinados de una manera diferente a la usual y que aún así me encantaban.
– Eres un vampiro tan malvado, has hecho sufrir a esta amiga tuya y ahora deberás decirme cuales fueron los motivos por los que decidieras dejarme sin dar explicación alguna – le mire de manera severa, pero con la sonrisa a punto de aparecer en mis labios ante cualquier palabra de su parte – Anda, vamos a sentarnos en la mesa y así podrás contarme todo. No aceptare un no como respuesta – tire de su mano, guiándole hasta la pequeña mesa que tenía donde aún permanecía la cajita que había llevado consigo – Y dime qué es lo que necesitas para poner las cosas que has traído y enseguida acercare la que ocupes – mi entusiasmo mejoraba a cada momento a su lado. Ese era siempre el efecto de Hero en mi.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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Re: ¿Te he lastimado? [Camila]
“Aun así quiero salir a volar contigo”
Sus palabras tersas me acariciaban el alma que estaba casi extinguiéndose en mi interior. Solo quedaban retazos de mí, lo demás estaba dañado, escondido en lo profundo de mi cuerpo. El brillo de mis ojos que antes parecía darme un aire de vida, ahora estaba más seco, pero intentando resurgir. Acaricié su mejilla con cuidado, las yemas de mis dedos se paseaban por su cuello y con la sonrisa adornada de felicidad terminamos de entrar a la casa. No tardé demasiado en sacar el pastel del horno a carbón. Lo dejé a un costado, mientras escuchaba cuidadosamente sus palabras. Sí, muchos habían pensado que estaba muerto, pero esencialmente, hacía mucho no veía a Camila. Me había desligado de ella en el instante en que Nicolás me había dejado, luego había vuelto cuando ya estaba nuevamente armado con fuerzas. Y un vez más había desaparecido cuando el cuervo había decidido que nos iríamos de viaje. De eso habían pasado meses, tediosos y dolorosos meses en donde tuve que aferrarme a lo más básico de la inmortalidad para sobrevivir. — No pensé que se alargaría tanto, se suponía que serían apenas unas semanas. Se me fue el tiempo de las manos. — Murmuré para volver a acercarme a su cuerpo, pasé las manos por su cintura y la palpé apenas un poco, tan solo para sentir su calor. Apoyé entonces la nariz sobre su mejilla y olisqueé, fue casi un roce, uno que solo las auras podrían sentir, el cosquilleo me martillaba y con dulzura me separé. — Igual ya estoy muerto, pero sigo existiendo. —
Me quejé con una mirada exaltante y me puse a mirar alrededor, olisqueando un aire a perro que me molestaba en la comisura de la nariz. Fue curioso, no recordaba que ella tuviese animales, mordí mi labio inferior y enarqué una ceja. Estaba a punto de preguntar, pero cuando ella insistió en querer probar la comida, di varios saltos de emoción y me acerqué a la caja, desenvolviéndola con extremo cuidado. Podía caerse todo si no lo hacía de ese modo, ya que estaba acomodado de manera oriental, anudado con una tela fuerte y tensa. — ¿Así que has aprendido? ¿Y a qué se debe eso? ¡No me engañes! No creo que lo hayas hecho solo por simple curiosidad, ¿qué tienes escondido gatita? — Mordí mi labio entre risas, olisqueé el pastel, sabía con ello que estaba rico, era un aroma fuerte y armónico, la cobertura estaba lisa y semi-gomosa, con un color y un espesor perfecto. Le asentí cuando ella reclamó que había aprendido y con gracia me fui hacía las cajitas, moviendo la cabeza a un lado y al otro, dándole suspenso a la felicitación. — [...] ¡Huele muy bien! Felicidades, eres una perfecta pastelera. Pues tráete un tazón, yo no puedo comer esta vez, no tengo la suficiente sangre para procesar esto. ¡Tendrás que comerlo todo tu sola! Tú me debes más explicaciones, ¿qué es este olor por todos lados Camila de Rose? — Le apunté con un dedo, mientras sacaba con una espátula un buen pedazo de bolas de pescado enharinadas y arroz con verduras salteadas. Me había esforzado bastante, pero estaba seguro que el gusto no sería el mismo.
Hacía un tiempo, había leído un libro, que explicaba que la cocina tomaba las emociones del chef, si uno estaba enamorado, la comida era dulce y suave. Si estaba enojado, sería salada y espesa. Y si uno estaba triste y adolorido, sería picante y escueta. No me sorprendería saber que me había pasado con la pimienta, pues bien quería yo arder en el fuego. Aunque me negaba hacerlo, porque simplemente yo quería existir hasta el final y era lo único que me hacía volver a levantar a cada golpe que me daban. — No digas eso, no es como si hubiese decidido dejarte… Pasaron muchas cosas, por suerte La Alianza al final quedó disuelta. Sino, estaríamos todos acabados. Vino la inquisición cuando estaba abordando un barco con el vampiro del cual ya te he hablado. Fue todo horrible, pero ya estamos bien, princesa. Me han dicho que hay muchos movimientos sobre ellos últimamente. ¿Es cierto? Me enteré de algunas cosas, pero he intentado no salir a la calle por un tiempo. — Expliqué con la mayor coraza que podía armar, protegiendo cada lágrima en mi interior. No haría que ese día fuese algo doloroso, yo quería saber de ella. Enterarme de qué había hecho. Si era necesario, la acosaría toda la noche con tal de que me lo cuente todo. Miré a un costado, un almohadón apestaba a cambia-formas perruno, tosí de manera teatrera y alargué la mano, tomando por una punta aquello, abanicándolo hacia los lados, con la ceja completamente alargada. Me acomodé entonces en el sillón y apoyé ambas manos en los bordes de éste. —Explícame esta situación, ¡ahora mismo! — Le chisté con una sonrisa dulce y tierna.
“Solo deseo que tu felicidad sea infinita”
Invitado- Invitado
Re: ¿Te he lastimado? [Camila]
Mi gente sabe cómo luchar contra los mejores
Gayle Forman
El tiempo, diferente para mi que para los humanos y mucho más diferente para Hero que para mi. Su ausencia de semanas transformada en meses era demasiado tiempo para mi. ¿Qué hubiera pasado si hubiese decidió dejarme por siempre? Para él sería quizás un suspiro mi vida y aún siendo un suspiro, no quería que estuviese más lejos de mi.
– Bueno pero tus asuntos se alargaron mucho más de lo esperado y ha pasado tanto durante tu ausencia – suspire – Para ambos creo – Le sonreí antes de mirarle con mala cara, detestaba que hablara de que estaba muerto. Si bien la muerte era el estado real de Hero, su existencia era demasiado importante para mi – Dejemos de hablar de esas cosas, no me gusta cuando sale algo como el tema de morir, lo importante es que ahora estamos aquí y nada más que eso me interesa ahora, así fuera palabras de muerte – La muerte era algo constante gracias a la manera de vivir que había optado por seguir, pero aún así, existían momentos donde era algo que me aterraba terriblemente.
Observaba los paquetes en los que iba la comida que mi querido vampiro había llevado para que yo probara. Comer a su lado me recordaba nuestro primer encuentro, el inicio de nuestra amistad y claro, me hacía pensar en lo importante que era él. La emoción de Hero, siempre me daba la impresión de estar al lado de un niño muy inocente aunque de cierta manera parecía como si ese niño estuviese creciendo, abandonando la inocencia para entrar en un mundo de realidades más dolorosas.
Mordí mi labio y me encogí ligero de hombros, restando importancia a que hubiera aprendido algo nuevo.
– Quería aprender desde antes y recuerda que cierto vampiro que me alimentaba tuvo que alejarse, así que debí aprender también para sobrevivir – reí, pues si bien no era del todo mentira lo que le decía, era en parte también que Keath comiera sin remilgos todo lo que preparaba lo que me llevaba a esforzarme en hacer comida decente, sobre todo las cosas dulces que era lo que mejor me salía – Ya te dije, tenia que alimentarme así que no comiences a tratar de descubrir cosas ocultas – Me gire rápidamente para ir a buscar el tazón que me pedía – ¿Yo sola? Hero es demasiado – Sacaba el tazón y le observaba con cara de gata buena cuando hablo del olor. Mi casa olía desde mi punto de vista como siempre pero debía ser el hecho de que estuviese acostumbrada a compartir mi hogar continuamente con Keath así que su aroma ya era parte de la casa y al igual que el aroma de Hero, me calmaba – ¿Tratas de decir que el pastel huele mal? – Culpaba yo el aroma de mi experimento culinario para que se quejara.
Le entregue el tazón, donde acomodo de manera perfecta la comida que me llevaba para degustar y le mire esperando a que comenzara a hablar y contarme lo que pasara en su vida. Me senté en una de las sillas de la sencilla mesa que tenía, sin apartar mi mirada de él. Mientras escuchaba comencé a probar la comida que para mi gusto estaba tan deliciosa como siempre, tal vez ligeramente picante pero nada que fuera demasiado. Con cada bocado sonreía pese a que la sonrisa era meramente de la satisfacción de la comida; con las palabras de Hero habíamos regresado a un tiempo donde nuestra vida peligraba, donde perdimos compañeros y amigos. Hablaba de un camino que parecía él haber abandonado del todo, mientras que yo deseaba seguir embarcada, al menos por un tiempo pues creía que en cierto punto Keath me llevaría de manera inevitable a no desear saber nada más de revueltas, sino unidamente a desear pasar tiempo con él.
– Te has enterado bien, últimamente los inquisidores están más implacables que nunca pero es debido a que ahora existen más movimientos sobre naturales en contra de la inquisición y es mejor entonces que estés con cuidado un tiempo, todos de hecho debemos andar con cuidado, también el vampiro del que me has hablado debe andar con cuidado porque… ¿También se encuentra a salvo no?– preguntaba con la curiosidad de quien quiere saber de un amigo al que ama muchísimo y para no tensar mucho la situación continúe con un poco más de comida – Hero, ¡Eres el mejor cocinero! Nunca podré compararme contigo a pesar de lo mucho que me esfuerce – le dije sincera, dejando el tazón en la mesa. Tenía suficiente comida por un rato, quizás después tomara un poco más pero en esos momentos no deseaba continuar comiendo, mucho menos cuando vi su expresión. Hasta que lo vi perfectamente sentado en el sillón fue que caí en cuenta de que el aroma del que se quejaba antes, era ni más ni menos que el de Keath.
Me levante de la mesa y fui hasta quedar frente a él, no sin antes tomar el almohadón y después de darle una olisqueada reí.
– Vamos que no huele tan mal una vez que te acostumbras – sonreí con inocencia pero más que nada con alegría. Las cosas tristes no debían tener lugar entre nosotros y Keath era un suceso que quería compartir con él – Y no es como que deba explicarse mucho. El aroma pertenece a alguien importante para mi, creo que él es para mi como el vampiro del que tu me has hablado y del cual aún necesito conocer más cosas.– deje el almohadón y me senté a un lado de Hero, en el sillón – Keath me hace bien – sonreí – y eres el único que sabe de él – Mi querido vampiro Hero, mi único amigo al que siempre apoyaría y contaría todo. De verdad que le había extrañado mucho.
Gayle Forman
El tiempo, diferente para mi que para los humanos y mucho más diferente para Hero que para mi. Su ausencia de semanas transformada en meses era demasiado tiempo para mi. ¿Qué hubiera pasado si hubiese decidió dejarme por siempre? Para él sería quizás un suspiro mi vida y aún siendo un suspiro, no quería que estuviese más lejos de mi.
– Bueno pero tus asuntos se alargaron mucho más de lo esperado y ha pasado tanto durante tu ausencia – suspire – Para ambos creo – Le sonreí antes de mirarle con mala cara, detestaba que hablara de que estaba muerto. Si bien la muerte era el estado real de Hero, su existencia era demasiado importante para mi – Dejemos de hablar de esas cosas, no me gusta cuando sale algo como el tema de morir, lo importante es que ahora estamos aquí y nada más que eso me interesa ahora, así fuera palabras de muerte – La muerte era algo constante gracias a la manera de vivir que había optado por seguir, pero aún así, existían momentos donde era algo que me aterraba terriblemente.
Observaba los paquetes en los que iba la comida que mi querido vampiro había llevado para que yo probara. Comer a su lado me recordaba nuestro primer encuentro, el inicio de nuestra amistad y claro, me hacía pensar en lo importante que era él. La emoción de Hero, siempre me daba la impresión de estar al lado de un niño muy inocente aunque de cierta manera parecía como si ese niño estuviese creciendo, abandonando la inocencia para entrar en un mundo de realidades más dolorosas.
Mordí mi labio y me encogí ligero de hombros, restando importancia a que hubiera aprendido algo nuevo.
– Quería aprender desde antes y recuerda que cierto vampiro que me alimentaba tuvo que alejarse, así que debí aprender también para sobrevivir – reí, pues si bien no era del todo mentira lo que le decía, era en parte también que Keath comiera sin remilgos todo lo que preparaba lo que me llevaba a esforzarme en hacer comida decente, sobre todo las cosas dulces que era lo que mejor me salía – Ya te dije, tenia que alimentarme así que no comiences a tratar de descubrir cosas ocultas – Me gire rápidamente para ir a buscar el tazón que me pedía – ¿Yo sola? Hero es demasiado – Sacaba el tazón y le observaba con cara de gata buena cuando hablo del olor. Mi casa olía desde mi punto de vista como siempre pero debía ser el hecho de que estuviese acostumbrada a compartir mi hogar continuamente con Keath así que su aroma ya era parte de la casa y al igual que el aroma de Hero, me calmaba – ¿Tratas de decir que el pastel huele mal? – Culpaba yo el aroma de mi experimento culinario para que se quejara.
Le entregue el tazón, donde acomodo de manera perfecta la comida que me llevaba para degustar y le mire esperando a que comenzara a hablar y contarme lo que pasara en su vida. Me senté en una de las sillas de la sencilla mesa que tenía, sin apartar mi mirada de él. Mientras escuchaba comencé a probar la comida que para mi gusto estaba tan deliciosa como siempre, tal vez ligeramente picante pero nada que fuera demasiado. Con cada bocado sonreía pese a que la sonrisa era meramente de la satisfacción de la comida; con las palabras de Hero habíamos regresado a un tiempo donde nuestra vida peligraba, donde perdimos compañeros y amigos. Hablaba de un camino que parecía él haber abandonado del todo, mientras que yo deseaba seguir embarcada, al menos por un tiempo pues creía que en cierto punto Keath me llevaría de manera inevitable a no desear saber nada más de revueltas, sino unidamente a desear pasar tiempo con él.
– Te has enterado bien, últimamente los inquisidores están más implacables que nunca pero es debido a que ahora existen más movimientos sobre naturales en contra de la inquisición y es mejor entonces que estés con cuidado un tiempo, todos de hecho debemos andar con cuidado, también el vampiro del que me has hablado debe andar con cuidado porque… ¿También se encuentra a salvo no?– preguntaba con la curiosidad de quien quiere saber de un amigo al que ama muchísimo y para no tensar mucho la situación continúe con un poco más de comida – Hero, ¡Eres el mejor cocinero! Nunca podré compararme contigo a pesar de lo mucho que me esfuerce – le dije sincera, dejando el tazón en la mesa. Tenía suficiente comida por un rato, quizás después tomara un poco más pero en esos momentos no deseaba continuar comiendo, mucho menos cuando vi su expresión. Hasta que lo vi perfectamente sentado en el sillón fue que caí en cuenta de que el aroma del que se quejaba antes, era ni más ni menos que el de Keath.
Me levante de la mesa y fui hasta quedar frente a él, no sin antes tomar el almohadón y después de darle una olisqueada reí.
– Vamos que no huele tan mal una vez que te acostumbras – sonreí con inocencia pero más que nada con alegría. Las cosas tristes no debían tener lugar entre nosotros y Keath era un suceso que quería compartir con él – Y no es como que deba explicarse mucho. El aroma pertenece a alguien importante para mi, creo que él es para mi como el vampiro del que tu me has hablado y del cual aún necesito conocer más cosas.– deje el almohadón y me senté a un lado de Hero, en el sillón – Keath me hace bien – sonreí – y eres el único que sabe de él – Mi querido vampiro Hero, mi único amigo al que siempre apoyaría y contaría todo. De verdad que le había extrañado mucho.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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Re: ¿Te he lastimado? [Camila]
“Incluso si corres al horizonte, no podrás escapar de mí.”
Conocía el aroma a cambiante, incluso podía distinguir cuando se trataba de animales cotidianos, ya que si perdían pelo se hacía más fuerte el olor, quizá era por la habilidad de rastreo con la que había sido dotado como vampiro. O quizá era que estaba tan acostumbrado a ellos que ya se me había pegado hasta en la piel. Me reí y acomodé un cabello de mi rostro, llevándolo hacía atrás molestamente. Había pensado en cortarlo, rasurarlo por completo, pero al final me había decidido por el largo, lo agarraría con una cola como los franceses normales, si bien mis rasgados ojos me delataban, ya nada podía ser peor. Hacerme pasar por un extranjero totalmente o esconderme como uno que había nacido en Paris, ¿tenía sentido? Sin duda no, pero tampoco tenía muchas salidas para aquella época de desesperación que estaba pasando. — ¿E-eh? Lo siento, no quería incomodarte, el tema de la muerte ya se me hizo cotidiano. ¿Qué tanto dices que ha pasado en mi ausencia? Espero que nada malo de tu parte. — Mi rostro se puso rígido al momento que servía algo de comida en aquella cuenca, lo hacía despacio, con la serenidad que me caracterizaba, pues era un ser demasiado movedizo con casi todo, pero cuando se trataba de lo culinario o incluso de lecturas o enseñanzas siempre lo hacía con cuidado y fascinación por el arte. A fin de cuentas yo odiaba que me intentaran enseñar algo a las apuradas, me ponía nervioso y no deseaba hacer pasar a nadie por lo mismo. La sonrisa se formó en mi rostro cuando sus palabras me abordaron, tan dulces y pícaras que la risa no pudo ser contenida y mi cabeza se movió a los costados como quien se queja del reproche.
— Claro que no quiero decir eso, ya te dije que el pastel olía bien, ¿o no? Ahh… ¿Es así entonces? Te vez más feliz de lo que recordaba. — Inquirí con algo de descaro, no estaba celoso, en realidad no estaba seguro de cómo me sentía, quizá con un poco de envidia, jamás había sentido esas cosquillas en el estómago o el revoloteo de los pensamientos cuando estás en los primeros meses de enamoramiento. Solo había sentido desesperación, deseo y egoísmo. Mordí mi labio inferior entonces, cruzándome de brazos en el sillón en tanto la miraba, a cada bocado que ella daba observaba su boca y su garganta, la sangre palpitar dentro de su piel y el latido de su corazón a un metro de distancia. Saboreé mi propia lengua y miré al techo un momento, escuchando sus palabras, imaginándome cómo estarían dándole caza los inquisidores a nuestras especies, degollándolos como animales, haciendo que empiecen a estar en peligro de extinción, en unos siglos los seres no humanos dejarían de existir, eso me habían dicho y yo, me negaba a aceptarlo. — ¿El vampiro del que te he hablado? ¿Hablas de Nicolás? Le sacaron el ojo izquierdo hace poco. Pero está componiéndose… ¡Me alegro que te guste! ¿Puedo acostarme sobre tus piernas? — Las palabras que anteriormente habían salido sin sentimiento alguno de mi garganta se martillaban en mi boca y mis ojos se lubricaban con un rosado suave y pálido, era el llanto de un inmortal que no quería derramar más nada, pero ella estaba allí, me tocaba en los puntos más dolorosos y me hacía notar que aún no había podido escapar del todo del dolor y la tristeza.
Me dejé llevar por mi capricho y cerrando los ojos la esperé, para así robarle sus piernas, deslizándome para acurrucarme en su cintura que era fina y respingada, el olor de su piel y el recorrido de su sangre, incluso el aroma a hombre que tenía en sus poros no me molestaba, solo deseaba tenerla junto a mí. La había tomado cuando se había acercado a agarrar el almohadón que tenía un irremediable e insanable aroma a perro. — Creo que aún no me acostumbro y claro que espero no hacerlo, odio los perros, son tan molestos… ¿Cómo es que se llama, Keath? ¿Eso es francés? — Pregunté mordiendo una de sus rodillas cuando su cuerpo se sentaba por completo a mi lado, me arrastré para sentirla un poco más y me giré para quedar sobre sus muslos, eran suaves y esponjosos, la miré a los ojos y las lágrimas que antes se habían acumulado se habían secado y la sonrisa sin colmillos se desplazaba en mi rostro. — Me gusta ser el único de todo. Es bueno que seas feliz, me pone contento. ¿Me dejarás probar el pastel o es todo para ese? Lo comeré aún si luego se me pudre en el interior por no funcionar. — Apunté con el índice hacía ella y ladeé la cabeza estirando mis brazos, pasando así los dedos por su rostro, tocando la suavidad de sus mejillas.
“Eres como una margarita en estación.”
Invitado- Invitado
Re: ¿Te he lastimado? [Camila]
Hazme caso, el sufrimiento tiene su parte alegre, la desesperación también es dulce y la muerte no carece de sentido.
Todas las cosas son hermosas, todo sabe bien.
Naguib Mahfuz
Los cambios eran buenos, a mi me habían sido bastante funcionales en los últimos tiempos y las diferencias que notaba en Hero, de antes que se fuera a ahora no era malas. Igual yo nunca encontraba algo imperfecto en mi amigo; lo adoraba de una manera que es complicada de describir, pues era de lo más especial para mi y las aventuras que pasara en París inicialmente las pase a su lado. Gracias a él era que había aprendido muchas cosas y que no me molestaban más los vampiros. Aún a pesar de que pocas cosas de él podían hacerme molestar, si existían cosas que no deseaba escuchar de él y eso era su constante referencia a la muerte.
– Para mi tampoco es tan desconocido ese tema, pero creo que he tenido suficiente de eso por un tiempo así que me encantaría si es que hablamos de otras cosas que sean un tanto más alegres – le sonreí porque no quería incomodarle con mis sentimentalismos sobre la perdida de personas queridas y la manera en que las cosas se hablan tornado difíciles en su ausencia – No me he portado mal Hero, solo estuve a punto de entrar en otra especie de revuelta, parecida a la Alianza pero… – me encogí de hombros – las cosas no han pasado a mayores y no creo ya volver a meterme en esos asuntos, ahora tengo otras cosas en la cabeza y la verdad es que, necesito estar tranquila o al menos eso supongo – Debía darle un momento de relajación a mi vida, no todo era estar tentando a mi suerte y tratar de luchar contra la inquisición, tal vez solo debía aprender a pasar desapercibida como todos los demás. Aunque eso era demasiado complicado para mi.
Fingía que me herían sus palabras porque me resultaba divertido. Al lado de Hero podía dejarme mimar como su fuera simplemente una gata caprichosa que obtiene tanto como quiere.
– Bueno, pues más vale que no mintieras sobre el pastel porque entonces deberes obligarte a comerlo entero para que veas que sabe delicioso – hice una mueca y después me reí, comenzando a comer entonces la comida que había llevado para mi y que sabía tan deliciosa. Trague un bocado antes de responderle a sus palabras – ¿Más feliz? Quizás es porque lo soy. Digo, han pasado cosas malas pero no todo se limita a eso – sonreí pensando en Keath – también han pasado cosas que no me esperaba y que hacen que lo demás sean simples piedrecitas en el camino –seguí devorando todo aquello que Hero llevaba para mi, al menos todo lo que me era posible pues no quería terminar comiendo más de lo que podía. Aprovechaba las oportunidades en que no comía para cuestionarle sobre el vampiro del que solía hablarme tanto – Sí, de Nicolás – dije esperando que me contara un poco más, pero note como un frío me recorría el cuerpo entero al escuchar que había perdido un ojo, deseaba preguntarle más sobre eso y de como se encontraba, pero me limite a aceptar que me dijera que se recuperaba – Bueno, teniéndote a ti a su lado seguro que estará bien y claro que puedes acostarte en mis piernas – arrugue la nariz.
Ahí estaba de nuevo mi Hero, ese vampiro que era más un niño que cualquier otra cosa y alguien a quien deseaba proteger con todas mis fuerzas, que se aferraba a mi ahora que me tenía cerca. Suspire mientras le observaba y comenzaba a acariciar sus cabellos con delicadeza. De esa manera no parecía haber cambiado nada. Igual si cambiaba o no lo hacía, siempre iba a ser mi amigo más importante y eso nada ni nadie iba a impedirlo jamás.
– Yo también los creía molestos, más porque suelen perseguirme cuando soy un gato – me reí – Keath es estadounidense – pase un dedo por su mejilla y se la pellizque suave – al parecer tengo debilidad por caer siempre cerca de personas que no tienen que ver nada con Francia, pero gracias a eso es que los conozco a ambos – Los hombres más importantes de mi vida, y el que me había hecho falta durante un lapso de tiempo que para mi fue una eternidad, también estaba de regreso y yo, no podía ser más feliz. Arrugue el entrecejo y le deje que hablara del pastel, pero caí recién en cuenta de algo que omití hasta esos momentos y que no pensaba dejar pasar – Puedes comer el pastel que quieras, solo no te excedas si no tienes sangre suficiente y Hero – entrecerré los ojos – sabes que no me gusta que me mientas o me ocultes cosas. Soy tu amiga y quiero estar enterada de lo que sucede contigo – le miraba fijamente – ¿Qué paso con tus colmillos? y no me digas que no fue nada – resople. No quería que nadie hiciera daño a mi vampiro – Hero, ¿Dónde has estado metiéndote? – existían cosas que quizás fuera mejor no saber, pero yo deseaba saber todo de él, aún si nos dolía a ambos.
Todas las cosas son hermosas, todo sabe bien.
Naguib Mahfuz
Los cambios eran buenos, a mi me habían sido bastante funcionales en los últimos tiempos y las diferencias que notaba en Hero, de antes que se fuera a ahora no era malas. Igual yo nunca encontraba algo imperfecto en mi amigo; lo adoraba de una manera que es complicada de describir, pues era de lo más especial para mi y las aventuras que pasara en París inicialmente las pase a su lado. Gracias a él era que había aprendido muchas cosas y que no me molestaban más los vampiros. Aún a pesar de que pocas cosas de él podían hacerme molestar, si existían cosas que no deseaba escuchar de él y eso era su constante referencia a la muerte.
– Para mi tampoco es tan desconocido ese tema, pero creo que he tenido suficiente de eso por un tiempo así que me encantaría si es que hablamos de otras cosas que sean un tanto más alegres – le sonreí porque no quería incomodarle con mis sentimentalismos sobre la perdida de personas queridas y la manera en que las cosas se hablan tornado difíciles en su ausencia – No me he portado mal Hero, solo estuve a punto de entrar en otra especie de revuelta, parecida a la Alianza pero… – me encogí de hombros – las cosas no han pasado a mayores y no creo ya volver a meterme en esos asuntos, ahora tengo otras cosas en la cabeza y la verdad es que, necesito estar tranquila o al menos eso supongo – Debía darle un momento de relajación a mi vida, no todo era estar tentando a mi suerte y tratar de luchar contra la inquisición, tal vez solo debía aprender a pasar desapercibida como todos los demás. Aunque eso era demasiado complicado para mi.
Fingía que me herían sus palabras porque me resultaba divertido. Al lado de Hero podía dejarme mimar como su fuera simplemente una gata caprichosa que obtiene tanto como quiere.
– Bueno, pues más vale que no mintieras sobre el pastel porque entonces deberes obligarte a comerlo entero para que veas que sabe delicioso – hice una mueca y después me reí, comenzando a comer entonces la comida que había llevado para mi y que sabía tan deliciosa. Trague un bocado antes de responderle a sus palabras – ¿Más feliz? Quizás es porque lo soy. Digo, han pasado cosas malas pero no todo se limita a eso – sonreí pensando en Keath – también han pasado cosas que no me esperaba y que hacen que lo demás sean simples piedrecitas en el camino –seguí devorando todo aquello que Hero llevaba para mi, al menos todo lo que me era posible pues no quería terminar comiendo más de lo que podía. Aprovechaba las oportunidades en que no comía para cuestionarle sobre el vampiro del que solía hablarme tanto – Sí, de Nicolás – dije esperando que me contara un poco más, pero note como un frío me recorría el cuerpo entero al escuchar que había perdido un ojo, deseaba preguntarle más sobre eso y de como se encontraba, pero me limite a aceptar que me dijera que se recuperaba – Bueno, teniéndote a ti a su lado seguro que estará bien y claro que puedes acostarte en mis piernas – arrugue la nariz.
Ahí estaba de nuevo mi Hero, ese vampiro que era más un niño que cualquier otra cosa y alguien a quien deseaba proteger con todas mis fuerzas, que se aferraba a mi ahora que me tenía cerca. Suspire mientras le observaba y comenzaba a acariciar sus cabellos con delicadeza. De esa manera no parecía haber cambiado nada. Igual si cambiaba o no lo hacía, siempre iba a ser mi amigo más importante y eso nada ni nadie iba a impedirlo jamás.
– Yo también los creía molestos, más porque suelen perseguirme cuando soy un gato – me reí – Keath es estadounidense – pase un dedo por su mejilla y se la pellizque suave – al parecer tengo debilidad por caer siempre cerca de personas que no tienen que ver nada con Francia, pero gracias a eso es que los conozco a ambos – Los hombres más importantes de mi vida, y el que me había hecho falta durante un lapso de tiempo que para mi fue una eternidad, también estaba de regreso y yo, no podía ser más feliz. Arrugue el entrecejo y le deje que hablara del pastel, pero caí recién en cuenta de algo que omití hasta esos momentos y que no pensaba dejar pasar – Puedes comer el pastel que quieras, solo no te excedas si no tienes sangre suficiente y Hero – entrecerré los ojos – sabes que no me gusta que me mientas o me ocultes cosas. Soy tu amiga y quiero estar enterada de lo que sucede contigo – le miraba fijamente – ¿Qué paso con tus colmillos? y no me digas que no fue nada – resople. No quería que nadie hiciera daño a mi vampiro – Hero, ¿Dónde has estado metiéndote? – existían cosas que quizás fuera mejor no saber, pero yo deseaba saber todo de él, aún si nos dolía a ambos.
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Re: ¿Te he lastimado? [Camila]
“Incluso si intento pensarlo, el calvario siempre llega a nuestra mente tarde o temprano”
Un sonrojo suave se ameritó en mis mejillas cuando la voz resonante de la cambiante se dirigió a mí sin titubeos, mis ojos ovalados la miraban perplejo y pestañeando como quien se siente sumamente regañado asentí y escondí las manos debajo de las piernas como acto de vergüenza. Estaba claro que me había intimidado, pero también me había dejado bien en claro los temas que debía acallar y en parte me hacía sentir curioso y divertido. No pude evitar regalarle entonces una sonrisa, ladeando la cabeza a un costado mientras curiosamente la observaba. Era como algo nuevo, cada vez que me encontraba con ella, había algo especial y rebelde que me hacía querer tenerla más y más cerca. — Ohhh, si sé de algo de eso que se quiso armar, me enteré por una lycana que embarazada vino a verme cuando empacaba las cosas de la Alianza y mandaba a quemar el lugar donde antes trabajábamos. Fue raro, incluso estuvo unos días en mi casa, pero luego no me enteré mucho más. Tampoco quiero meterme en nada por ahora… Pero no podía dejarla sola, llegó esperanzada con encontrarnos y solo quedaron cenizas de lo que fuimos alguna vez. Vivamos tranquilos unos años, ¿no te parece? — Alcé las manos en ese momento, intentando entrelazarlas con las ajenas y acurrucar ambas de manera especial en mi pecho. Mirando sus nítidos orbes que se afilaban ante mí como quien está apunto de clavar una estaca. Y me pregunté pronto en qué cosas estaría pensando Camila, la que conocía desde hacía unos años no era tan independiente. Aunque los gatos eran solitarios, ella siempre me había parecido una mujer que necesitaba compañía todo el tiempo. Me recordaba a mí en algunos aspectos, pero ahora la veía decidida, con un aura firme, ¿qué estaba buscando?
— ¡Claro que sí se sanará! Incluso haré que le vuelva a nacer el ojo, ya verás. — Reí entre sus piernas, al instante de cambio de tema, acurrucándome y olisqueándola con sumo cuidado, había olvidado su aroma y no podía negarlo. Lo recordaba en sueños y al despertar me sentía en una pesadilla. Por eso ahora quería penetrarlo en mi piel, tatuarlo para no volver a olvidar nada de ella que era tan suave como las nubes y tan cálida como el sol que no podía volver a sentir. Me reí entonces cuando me habló del siguiente cambiaformas que quizá entraría en mi vida, no podía dejar de conocerlo si él estaría a cargo de mi bella amiga. Si era feo, lo haría escapar del terror. Casi sentí que me salían cuernos en la cabeza por el verdadero diablillo que era. Y asentí esporádicamente cuando me contó que era extranjero, ¿podría pedirle que me enseñe mejor el inglés? Me quedé perplejo, pero pronto se me esfumó aquella idea y me froté contra sus manos que estaban molestando mi rostro de manera dulce y pícara. Las yemas eran suaves, hacía tiempo no sentía el tacto de una mujer a la que adoraba tanto. En realidad, la última que me había tocado había sido alguien sumamente detestable y la culpable de arrancarme los colmillos. Me recorrió un escalofríos entonces, pero no dije nada o al menos no hasta que ella habló sobre aquello y provocó que en mi rostro la sangre se acumulara. — Estuve pensando... tendría que conseguir unos más filosos, ¿no? Pero los colmillos de vampiro se van hacia abajo cuando no estamos hambrientos, si son muy en punta terminaré cortándome toda la boca. Bueno, a Nicolás le quitaron eso y a mí me quitaron esto. Seguro se hicieron un lindo colgante, mis colmillos eran hermosos y muy blancos. —
Refunfuñé alzando uno de mis dedos hacía ella. Aunque aquel tema me sumergía en sumo dolor y desconsuelo, no quería demostrarle mi tristeza y aparte, había superado poco a poco aquella situación. Aunque lo mismo había sido una disputa infernal, ya que había huido de la vergüenza. No había dejado que nadie me viera hasta reponer los huecos de mi rostro. Mi belleza eterna y mi perfecta sonrisa no podían desvanecerse, me ponía nervioso el solo hecho de pensar que aún podría tener los huecos. Negué con fuerzas y escondí mi rostro en la abertura de sus piernas, apretando las mismas para que me dejara avanzar hasta quedar en una posición completamente incómoda para los dos. — Own, creo que se me romperá el cuello. ¡No me he metido en nada De Rose! Pero nos descubrieron, sabían de mí y me llevaron para sacarme información. A mi cuervo iban solo a torturarlo por ser lo que es. Pero bueno, acá estamos, estoy intentando ser muy disimulado y por eso no vine a verte antes… Si te lastimaran y encontraran por mi culpa. ¿Qué haría yo? — Me separé entonces y me acerqué a su rostro, tomando sus mejillas con suavidad, mirándola con la tristeza encarnada en mis ojos negros y profundos. ¿Qué sería peor que ver a las personas que amo sufrir? Ya había sido demasiado con el dolor violinista, no podría aguantar alguna cosa más. — Que a Keath no se le ocurra hacer cosas raras, los perros son tan explosivos… Y cuando paso cerca de casas ajenas, creo que me huelen y salen a ladrarme y correrme. — Fruncí el entrecejo y la apunté con un dedo, volviendo a acurrucarme pronto en su piel.
“Es el dulce sentimiento de la desesperación hecha carne.”
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Re: ¿Te he lastimado? [Camila]
Amigos. La tristeza sigue en su interior, pero la oculta con una sonrisa.
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Recordar a la Alianza era sumirme en un pasado en donde vivimos cosas buenas, malas. Encuentros y despedidas. Todo aquello había marcado parte de nuestras vidas y eso no podíamos cambiarlo; lo más seguro era que cada vez que se gestionara uno de aquellos movimientos alguien que conocimos apareciera nuestra puerta para pedir un apoyo que según veía, ninguno de nosotros estaba ya dispuesto a dar. Tuvimos suficiente de todo aquello, en especial Hero quien fuera una parte muy fundamental en todo el movimiento; e igual si él era quien llamaba a mi puerta, entonces si haría una excepción y me uniría a él completamente. No pude ocultar mi cara de sorpresa cuando hablaba de como a él también acudieron y termine por reír.
– Bueno, es que estábamos adquiriendo importancia, así que no me sorprende que fueran a pedir ayuda – le sonreí – pero tu eres tan amable con todos como siempre. Tanto como cuando cierta gata fue a terminar en tu casa desnuda – la naturaleza de Hero no era nada parecida a la de otros vampiros que solo buscaban destrucción y muerte. Mi amigo siempre veía la manera de ayudar a otros y de hacer que su compañía fuera gratificante y para mi, lo era – Me parece la mejor idea posible; vivamos sin preocupaciones. Más ahora que las cosas están más delicadas y peligrosas que nunca, en estos momentos debemos cuidarnos a nosotros mismos. Las ideas de revoluciones pueden esperar – Ahora lo que debíamos hacer era relajarnos, pensar en pasar el tiempo haciendo cosas que nos agradaran y nada peligrosas.
– No dudaría ni un segundo de que podrías hacerlo – Dije mostrando un ánimo que realmente no tenía del todo. Sabía bastante bien que una vez que un vampiro perdía alguna parte de su cuerpo, era imposible que lo recuperara, podía sanar, pero no volver a estar del todo completo. No quería hacer sentir mal a mi querido vampiro, pero cuando nos mirábamos, ambos sabíamos la verdad. Esa que nuestras bocas no decían pero que nuestros interiores gritaban para que el otro fuera capaz de comprenderlo. Cambiamos de tema entonces y le platique cosas básicas de Keath, solo lo necesario pues cuando se encontraran -que era imposible que no pasara- seguro que Hero le preguntaría tantas cosas como fuera posible. Podía imaginarle perfectamente en aquel interrogatorio para decidir si es que el perro era la mejor opción para mi; aunque yo confiaba en Keath, yo sabía que él era la mejor opción que podía esperar. Escudriñaba con atención a Hero y lo conocía lo suficiente como para notar aspectos que deseaba ocultarme. Sus colmillos habían sido uno de esos y por eso es que me preocupaba. Él escondía de mi solo aquello que al saberlo podía hacerme daño, pero no me importaba el daño cuando quien sufriera era él. Por mi amigo era capaz de muchas cosas. En eso me parecía a mi madre, capaz de soportar cualquier cosa por otros, sin importar lo que suceda. Escuche sus palabras y podía notar como la mirada se me nublaba; frente a mis ojos Hero se volvía una figura borrosa y pese a eso, sonreía, tratando de ocultar inútilmente aquella tristeza que sentía al saber lo mucho que debió sufrir – Si eran hermosos, tu eres hermoso Hero – solo una lagrima corrió por mi mejilla y aún así me incline para poder besar su mejilla – ¿Puedes alimentarte bien? Seguro es por eso que luces más pálido de lo normal, aunque sigues tan apuesto como siempre – No tenía idea alguna de quien se atreva a poner las manos sobre mi amigo, pero cuando supiera quien era, haría todo lo que estuviese a mi alcance para hacer que se arrepintiera de siquiera haberlo tocado.
De manera torpe le abrace, como si de esa forma pudiera protegerle de las cosas que le sucedieron antes y al mismo tiempo buscaba protegerle de todo lo que pudiera suceder después. Hero era mío de cierta manera y cualquiera que buscara lastimarle debía pasar sobre mi antes y de lograra hacerle algo, se las verían conmigo. Había perdido a Maryeva durante el tiempo que ayudamos en la Alianza y gracias a Charles había podido dejar eso; me había vuelto más fuerte que antes y aunque no fuera demasiado, esperaba que fuera lo suficiente como para proteger a quienes amaba.
– Nadie va a hacerme nada, no tienes que preocuparte por mi – le apreté un poco más contra mi – Me preocupo verdaderamente cuando no me cuentas cosas o cuando no se de ti. No vuelvas a dejarme de esa forma Hero, por favor – Nuestros ojos se encontraban y la tristeza en ellos era diferente, pero se unía por un sentimiento en común. Ambos acabamos al otro, amábamos nuestra amistad y deseábamos que nada fuera tan malo como para impedir que nos viésemos. Sonreí y negué – Él no para eso, es muy bueno. Seguro se lleva bien contigo – y dicho eso, Hero volvía a acomodarse cerca de mi – Deberías venir otro día, te lo presentare o… – pensé por unos instantes – deberíamos hacer algo – sonreí – como antes, ¿No te gustaría? – los peligros eran más que latentes en las calles, nadie estaba seguro del momento en que un inquisidor aparecería para asesinarnos, por eso es que deseaba poder pasar tiempo con Hero, tanto como fuera posible porque la siguiente vez que ocurriera algo a alguno de nosotros, probablemente no saldría con vida.
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Recordar a la Alianza era sumirme en un pasado en donde vivimos cosas buenas, malas. Encuentros y despedidas. Todo aquello había marcado parte de nuestras vidas y eso no podíamos cambiarlo; lo más seguro era que cada vez que se gestionara uno de aquellos movimientos alguien que conocimos apareciera nuestra puerta para pedir un apoyo que según veía, ninguno de nosotros estaba ya dispuesto a dar. Tuvimos suficiente de todo aquello, en especial Hero quien fuera una parte muy fundamental en todo el movimiento; e igual si él era quien llamaba a mi puerta, entonces si haría una excepción y me uniría a él completamente. No pude ocultar mi cara de sorpresa cuando hablaba de como a él también acudieron y termine por reír.
– Bueno, es que estábamos adquiriendo importancia, así que no me sorprende que fueran a pedir ayuda – le sonreí – pero tu eres tan amable con todos como siempre. Tanto como cuando cierta gata fue a terminar en tu casa desnuda – la naturaleza de Hero no era nada parecida a la de otros vampiros que solo buscaban destrucción y muerte. Mi amigo siempre veía la manera de ayudar a otros y de hacer que su compañía fuera gratificante y para mi, lo era – Me parece la mejor idea posible; vivamos sin preocupaciones. Más ahora que las cosas están más delicadas y peligrosas que nunca, en estos momentos debemos cuidarnos a nosotros mismos. Las ideas de revoluciones pueden esperar – Ahora lo que debíamos hacer era relajarnos, pensar en pasar el tiempo haciendo cosas que nos agradaran y nada peligrosas.
– No dudaría ni un segundo de que podrías hacerlo – Dije mostrando un ánimo que realmente no tenía del todo. Sabía bastante bien que una vez que un vampiro perdía alguna parte de su cuerpo, era imposible que lo recuperara, podía sanar, pero no volver a estar del todo completo. No quería hacer sentir mal a mi querido vampiro, pero cuando nos mirábamos, ambos sabíamos la verdad. Esa que nuestras bocas no decían pero que nuestros interiores gritaban para que el otro fuera capaz de comprenderlo. Cambiamos de tema entonces y le platique cosas básicas de Keath, solo lo necesario pues cuando se encontraran -que era imposible que no pasara- seguro que Hero le preguntaría tantas cosas como fuera posible. Podía imaginarle perfectamente en aquel interrogatorio para decidir si es que el perro era la mejor opción para mi; aunque yo confiaba en Keath, yo sabía que él era la mejor opción que podía esperar. Escudriñaba con atención a Hero y lo conocía lo suficiente como para notar aspectos que deseaba ocultarme. Sus colmillos habían sido uno de esos y por eso es que me preocupaba. Él escondía de mi solo aquello que al saberlo podía hacerme daño, pero no me importaba el daño cuando quien sufriera era él. Por mi amigo era capaz de muchas cosas. En eso me parecía a mi madre, capaz de soportar cualquier cosa por otros, sin importar lo que suceda. Escuche sus palabras y podía notar como la mirada se me nublaba; frente a mis ojos Hero se volvía una figura borrosa y pese a eso, sonreía, tratando de ocultar inútilmente aquella tristeza que sentía al saber lo mucho que debió sufrir – Si eran hermosos, tu eres hermoso Hero – solo una lagrima corrió por mi mejilla y aún así me incline para poder besar su mejilla – ¿Puedes alimentarte bien? Seguro es por eso que luces más pálido de lo normal, aunque sigues tan apuesto como siempre – No tenía idea alguna de quien se atreva a poner las manos sobre mi amigo, pero cuando supiera quien era, haría todo lo que estuviese a mi alcance para hacer que se arrepintiera de siquiera haberlo tocado.
De manera torpe le abrace, como si de esa forma pudiera protegerle de las cosas que le sucedieron antes y al mismo tiempo buscaba protegerle de todo lo que pudiera suceder después. Hero era mío de cierta manera y cualquiera que buscara lastimarle debía pasar sobre mi antes y de lograra hacerle algo, se las verían conmigo. Había perdido a Maryeva durante el tiempo que ayudamos en la Alianza y gracias a Charles había podido dejar eso; me había vuelto más fuerte que antes y aunque no fuera demasiado, esperaba que fuera lo suficiente como para proteger a quienes amaba.
– Nadie va a hacerme nada, no tienes que preocuparte por mi – le apreté un poco más contra mi – Me preocupo verdaderamente cuando no me cuentas cosas o cuando no se de ti. No vuelvas a dejarme de esa forma Hero, por favor – Nuestros ojos se encontraban y la tristeza en ellos era diferente, pero se unía por un sentimiento en común. Ambos acabamos al otro, amábamos nuestra amistad y deseábamos que nada fuera tan malo como para impedir que nos viésemos. Sonreí y negué – Él no para eso, es muy bueno. Seguro se lleva bien contigo – y dicho eso, Hero volvía a acomodarse cerca de mi – Deberías venir otro día, te lo presentare o… – pensé por unos instantes – deberíamos hacer algo – sonreí – como antes, ¿No te gustaría? – los peligros eran más que latentes en las calles, nadie estaba seguro del momento en que un inquisidor aparecería para asesinarnos, por eso es que deseaba poder pasar tiempo con Hero, tanto como fuera posible porque la siguiente vez que ocurriera algo a alguno de nosotros, probablemente no saldría con vida.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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Re: ¿Te he lastimado? [Camila]
“No tardarás en recordar cómo se sentía la felicidad”
Siquiera podía contener las lágrimas rosadas que estaban escondidas entre mis ojos; agua y sangre salada mezclados que intentaban derramarse y como un idiota yo las agarraba desde mi interior y me aferraba a la idea de solo estar contento. Era claro que las cosas estaban tensionadas, pero mi alegría por poder ver a aquella gata viva y hermosa era mucho más fuerte. Pude tocar sus mejillas, acariciar sus cabellos y hasta enredarlos entre mis dedos, mientras disimuladamente observaba su cuello, sus labios y sus ojos. Pronto, mordí mi labio inferior, negando sutilmente a sus palabras. No es que estuviese en contra de aquel pensamiento, por lo contrario. Sabía que habíamos tenido importancia en todo el movimiento, estábamos en casi todas las misiones y eso nos había dado más problemas que beneficios. Yo, siendo un vampiro de apenas diez años había estado completamente demente. ¿Cómo podía lanzarme al fuego yo mismo sin pensarlo dos veces? Me reí con una histeria mitigante y apreté la piel que tenía entre mis manos. — Nada de esas cosas. No quiero ni pensar en la idea. Ojalá que ese Dios baje y les diga que están haciendo las cosas mal. Ya me gustaría que ellos sufrieran no poder ir caminando por la calle. Debería haber una inquisición caza inquisidores. — De manera tonta mis labios se fruncieron y me burlé de mí mismo entre sonrisas. Mi imaginación podía volar más de lo que pensaba. Y era a causa de que intentaba tomarme aquellas situaciones con gracia y comodidad. Sino, simplemente tendría que irme a enterrar por unos cien años y no estaba dispuesto a hacerlo. Deseaba ver la vida de todos aquellos humanos por completo.
Unos años atrás, odiaba a los seres vivos, a las personas que no existían eternamente como yo. Y había decidido que no quería mezclarme con nadie de ese estilo. Pero había terminado completamente al revés. Mi único amigo inmortal era Deiran y Nicolás de alguna forma. Los demás solo vivían entre cien y doscientos años con suerte. Por ello y luego de mucho pensarlo, había desistido de la idea de ignorarlos, ya había cometido el error y no podía escapar de ello. — ¿Lo soy? No llores. Se te pondrá la nariz roja y los ojos se te hincharán y vas a parecer una cosa fea. Mmm… Sí, me alimento un poco menos. Es más tedioso que antes, ya que soy un vampiro que no mata inocentes es más complicado. Pero no imposible. Aparte, cuando me encuentro con ladrones o asesinos si me los trago hasta la última gota. — Ante ella mis dientes se reflejaron y me acomodé para abrazar aquel pequeño cuerpo que ella llevaba, fuerte y duro, pero frágil cuando lo tocabas de la manera correcta. Aquellos lugares que a ella le afectaban. ¿Cómo una persona podía ser tan hermosa y con tanta fortaleza al mismo tiempo? Mordí mi propia lengua para aguantarme los deseos de besarla y solo le acaricié el mentón, sumido en sus ojos. — Tengo que preocuparme, si no lo hago, me sentiré vacío. — Acercándome a su oreja el susurro salió mitigante y recorrí con cuidado su piel, depositando besos calmados. Aprisionándola un poco más, que para cuando la solté, aún sentía aquel calor viviente en la superficie de mi cuerpo.
— No lo haré, no me iré a ningún lado. Te dejaré la dirección en donde estoy viviendo. Es mejor que no vayas, mi compañero es un poco molesto, pero igual debes tenerla, por cualquier cosa. Si quieres enviarme alguna carta debe ser aquí también. — Explicaba con soltura en lo que sacaba el papel de mi bolsillo, ya había anotado todo, era por lo que más había decidido venir y ahora podía entregárselo en mano. Me tranquilizaba la idea y sin poder evitarlo me alcé a besarle las mejillas, la frente y con cuidado, ambos ojos. Mientras que los propios se quedaban fijos en sus expresiones. Como si quisiera devorarla o guardarla en uno de mis bolsillos para siempre. — ¿Así que él es bueno? Ya veremos, eso dicen todas las mujeres enamoradas. ¡Pero no se puede confiar! Oh… Bueno, sí. Estaría bien juntarnos con algunas personas más. Maia ya va a casarse. Deberíamos hacer eso antes de su boda. Bueno, ya es tiempo de que me marche. No tengo intenciones de conocer a tu mascota hoy mismo. Quizá en la cena. Intentaré organizarla para este mes. — Encandilado por la idea de ver a las personas juntas mis ojos brillaban de emoción. Y me vi a mi mismo levantándome del sillón con las manos enganchadas. Sonriendo como un pobre diablo al que le habían metido nuevas ideas en la cabeza. Lo cierto es que amaba las fiestas, las reuniones y las conversaciones. Sentía fuego de solo imaginarlo y con decisión volví a su rostro. — Será hermoso. Puedes llevarlo. Lo conoceré y veré si lo apruebo. ¿Estás de acuerdo? Tendría que empezar a intentar convencer a Nicolás desde ahora. ¡Ah! Te extrañé tanto, que mis sentimientos desbordan. ¡Te detesto! — Bufé molesto conmigo mismo y la abracé dulcemente. Acudiendo con ello a la despedida, para retirarme de su hogar y correr al mío. No podía estar fuera tanto tiempo, o aquel cuervo negro se prendía fuego.
Invitado- Invitado
Re: ¿Te he lastimado? [Camila]
A partir de entonces se convirtió en mi mejor amigo. Había sido tan simple e inevitable como el chispazo de una cerilla.
Sarah Moore Fitzgerald
Me reí abiertamente de sus pensamientos y de imaginar a un grupo que se dedicara a dar caza a los inquisidores. Aquella idea verdaderamente no era tan descabellada del todo, pues ya se sabía de algunos sobre naturales que se encontraban hartos de todo aquello que sucedía y que tomaban el poder que entre ellos se daban para asesinar humanos u otros sobre naturales que servían a la inquisición. Yo fui parte de movimientos que tenían como finalidad terminar con todo aquello, pero existía una gran diferencia entre hacer eso y dedicarme a ser una asesina de tiempo completo, yo no había nacido para asesinar otros seres, únicamente para defender lo que creía correcto de una manera no tan extrema como otros. Pero eso ya no interesaba, todo había quedado de lado ya que tenía una vida mucho más placentera y un amigo que me pedía mantenerme en un perfil mucho más bajo.
–No pensemos en eso entonces, hablemos de otras cosas y dejemos esas preocupaciones de lado – dije con una sonrisa en los labios, dejando que mi mente viajara a situaciones más alegres para los dos. Aunque claro, esas no duraron mucho.
La realidad que Hero había atravesado lejos de mi parecía ser terrible. Los dos tuvimos tiempos malos y por eso era que verdaderamente me encontraba agradecida de verlo nuevamente, de saberlo a salvo y que no nos arriesgaríamos a correr ningún riesgo más. Al menos, no de manera voluntaria y únicamente cuando fuera una necesidad nuestra. Lloraba porque imaginaba muchas cosas y ninguna me agradaba del todo, sin embargo, cuando Hero me pedía algo, era incapaz de decirle que no.
– No llorare – me hice la fuerte pese a que algunas lagrimas se escapaban de mis ojos – no quiero que me veas fea y te asustes tanto que decidas no regresar nunca más – y con entre un sollozo leve, reí. Escuche como resolvía mis dudas y entonces la tranquilidad regresaba de manera lenta al saber que pese a que le era complicado, no dejaba de alimentarse y sobre todo, me tranquilizaba saber que se cuidaba debidamente para no ser atrapado nuevamente por nadie – Bueno, pues tienes que buscar muchas más de esas personas porque la próxima vez que te vea, quiero que no luzcas así de palido como ahora – Él no poseía la exclusividad de preocuparse por el otro, eso era algo que ambos debíamos tener en claro. Cuando se trataba del otro parecíamos ser particularmente celosos, pero en un buen aspecto, pues no deseábamos nada más que felicidad y dicha para el otro – Entonces si te preocuparas yo haré lo mismo, siempre – y no pude evitar reír por sus actos, acercarme más a él y dejar que la familiaridad me calmara por completo.
Le mire y recibí la dirección que me ofrecía junto con las indicaciones de tratar de evitar ir. Aún tenía mucha curiosidad de conocer más al compañero de mi amado Hero, pero sospechaba que en algún momento me lo encontraría o sería capaz de sacar un poco más de información de mi amigo, más al final, no quería presionarlo con aquel tema.
– Muy bien, me mantendré en mucho contacto contigo – arrugue la nariz de manera divertida – así que prepárate para recibir cartas mías y más que las de cualquier otra persona te enviara – moví el papelito de un lado a otro, observando la caligrafía de Hero y los detalles – Te daría la mía pero, ya la conoces – mencione con diversión mientras que el vampiro se dedicaba a besarme como si fuera realmente una mascota a la que amaba mucho. Siempre me sentía de esa manera con él; como una gata satisfecha. Estire una mano y le pellizque suave la mejilla – Oye, que no soy cualquier mujer enamorada. Bien sabes que no caería en las garras de un mal hombre – pero de eso, no estaba del todo segura y antes de poder soltar una carcajada por eso, le mire atonita – ¿Casarse? ¿Maia? – abrir los ojos de la sorpresa – ¿Cómo te atreves a dejarme así? Eres malvado Hero Jaejoong – hice una mueca de molestia y suspire finalmente resignada – Bien. Dejaremos todo eso para después, pero más vale que no me dejes esperando mucho tiempo o sufrirás de mi ira – dije terminando por abrazarlo y llenarle las mejillas de besos. Seguía siendo tan alto y hermoso como siempre, a pesar de todo. Asentí a sus palabras y le sonreí – Estoy de acuerdo en todo. La verdad es que ansío encontrarnos todos, sobre todo aguardare por verte a ti y que me digas que piensas de quien tu sabes; tu opinión siempre me es importante – reí nuevamente por la intensidad de sus sentimientos y nos abrazamos una ultima vez, al menos hasta que nos encontraremos nuevamente. Salió exactamente como llego, de manera silenciosa. Entonces me quede sola en casa, en un lugar donde lo único que me indicaba que aquello no había sido un simple sueño, era el aroma de mi amigo por todo el lugar; un aroma que me hacía sonreír pese a su ausencia.
Sarah Moore Fitzgerald
Me reí abiertamente de sus pensamientos y de imaginar a un grupo que se dedicara a dar caza a los inquisidores. Aquella idea verdaderamente no era tan descabellada del todo, pues ya se sabía de algunos sobre naturales que se encontraban hartos de todo aquello que sucedía y que tomaban el poder que entre ellos se daban para asesinar humanos u otros sobre naturales que servían a la inquisición. Yo fui parte de movimientos que tenían como finalidad terminar con todo aquello, pero existía una gran diferencia entre hacer eso y dedicarme a ser una asesina de tiempo completo, yo no había nacido para asesinar otros seres, únicamente para defender lo que creía correcto de una manera no tan extrema como otros. Pero eso ya no interesaba, todo había quedado de lado ya que tenía una vida mucho más placentera y un amigo que me pedía mantenerme en un perfil mucho más bajo.
–No pensemos en eso entonces, hablemos de otras cosas y dejemos esas preocupaciones de lado – dije con una sonrisa en los labios, dejando que mi mente viajara a situaciones más alegres para los dos. Aunque claro, esas no duraron mucho.
La realidad que Hero había atravesado lejos de mi parecía ser terrible. Los dos tuvimos tiempos malos y por eso era que verdaderamente me encontraba agradecida de verlo nuevamente, de saberlo a salvo y que no nos arriesgaríamos a correr ningún riesgo más. Al menos, no de manera voluntaria y únicamente cuando fuera una necesidad nuestra. Lloraba porque imaginaba muchas cosas y ninguna me agradaba del todo, sin embargo, cuando Hero me pedía algo, era incapaz de decirle que no.
– No llorare – me hice la fuerte pese a que algunas lagrimas se escapaban de mis ojos – no quiero que me veas fea y te asustes tanto que decidas no regresar nunca más – y con entre un sollozo leve, reí. Escuche como resolvía mis dudas y entonces la tranquilidad regresaba de manera lenta al saber que pese a que le era complicado, no dejaba de alimentarse y sobre todo, me tranquilizaba saber que se cuidaba debidamente para no ser atrapado nuevamente por nadie – Bueno, pues tienes que buscar muchas más de esas personas porque la próxima vez que te vea, quiero que no luzcas así de palido como ahora – Él no poseía la exclusividad de preocuparse por el otro, eso era algo que ambos debíamos tener en claro. Cuando se trataba del otro parecíamos ser particularmente celosos, pero en un buen aspecto, pues no deseábamos nada más que felicidad y dicha para el otro – Entonces si te preocuparas yo haré lo mismo, siempre – y no pude evitar reír por sus actos, acercarme más a él y dejar que la familiaridad me calmara por completo.
Le mire y recibí la dirección que me ofrecía junto con las indicaciones de tratar de evitar ir. Aún tenía mucha curiosidad de conocer más al compañero de mi amado Hero, pero sospechaba que en algún momento me lo encontraría o sería capaz de sacar un poco más de información de mi amigo, más al final, no quería presionarlo con aquel tema.
– Muy bien, me mantendré en mucho contacto contigo – arrugue la nariz de manera divertida – así que prepárate para recibir cartas mías y más que las de cualquier otra persona te enviara – moví el papelito de un lado a otro, observando la caligrafía de Hero y los detalles – Te daría la mía pero, ya la conoces – mencione con diversión mientras que el vampiro se dedicaba a besarme como si fuera realmente una mascota a la que amaba mucho. Siempre me sentía de esa manera con él; como una gata satisfecha. Estire una mano y le pellizque suave la mejilla – Oye, que no soy cualquier mujer enamorada. Bien sabes que no caería en las garras de un mal hombre – pero de eso, no estaba del todo segura y antes de poder soltar una carcajada por eso, le mire atonita – ¿Casarse? ¿Maia? – abrir los ojos de la sorpresa – ¿Cómo te atreves a dejarme así? Eres malvado Hero Jaejoong – hice una mueca de molestia y suspire finalmente resignada – Bien. Dejaremos todo eso para después, pero más vale que no me dejes esperando mucho tiempo o sufrirás de mi ira – dije terminando por abrazarlo y llenarle las mejillas de besos. Seguía siendo tan alto y hermoso como siempre, a pesar de todo. Asentí a sus palabras y le sonreí – Estoy de acuerdo en todo. La verdad es que ansío encontrarnos todos, sobre todo aguardare por verte a ti y que me digas que piensas de quien tu sabes; tu opinión siempre me es importante – reí nuevamente por la intensidad de sus sentimientos y nos abrazamos una ultima vez, al menos hasta que nos encontraremos nuevamente. Salió exactamente como llego, de manera silenciosa. Entonces me quede sola en casa, en un lugar donde lo único que me indicaba que aquello no había sido un simple sueño, era el aroma de mi amigo por todo el lugar; un aroma que me hacía sonreír pese a su ausencia.
TERMINADO
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
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