Una vida por otra // Privado

por **Esmeralda** Sáb Oct 20, 2018 5:49 am

A pesar de la visión, la gitana no sabía el día exacto en el que todo se desencadenaría, el final de Nihm, el inicio del caos, la caída de Joe Black al infierno, uno que hasta la fecha desconocía, el de la pérdida, el dolor. El día en que odiaría ser lo que era porque eso le había llevado a perder lo único que de verdad quería, una pequeña mortal enfermiza que le miraba y no veía a un monstruo, sino a un padre, alguien a quien respetaba y, por encima de todas las cosas, amaba con todo su pequeño y, a la vez, grandioso corazón. Sin embargo, a pesar de conocer con precisión el momento concreto, aquel día había amanecido sintiéndose contrariada. Ya hacía varias semanas del salto y se había acostumbrado al cuerpo que ahora ocupaba, pero la sensación nada tenía que ver con ello. Estaba preocupada y algo le decía que aquella sería la fatídica jornada en la que el desastre ocurriría.

El día pasó tranquilo, despacio, pesado en el estómago de la vieja. Las horas se sucedían y nada parecía muy distinto de lo habitual, ni siquiera cuando cayó la noche. Se recostó en su cama después de hacer acto de presencia en los habituales festejos del campamento gitano, mas no durmió. Se quedó pensativa, mirando al techo de su vieja y querida caravana. No fue hasta que casi llegó el alba que sintió su presencia, más fuerte que nunca, agresiva como ninguna. Se levantó de golpe y salió corriendo, encontrándose con el vampiro que venía cargando a la niña, muerta en sus brazos, con su claro cabello cayendo en cascada, inerte como todo su cuerpo. Aunque los mechones oscilaban con el viento. -¡Tráela aquí, deprisa!- Exclamó la morena, antes de dar dos golpes fuertes en el carro contiguo, aquel que ocupaban sus nietos. Necesitaría que la ayudaran. Se despertaron de inmediato y salieron casi desnudos, conscientes de que la reina gitana no les despertaría si no fuera algo urgente. Bavol tenía cara de malas pulgas y debía cargar con una resaca de tres pares de cojones, Saphire se veía más despierta aunque su cabeza parecía un nido de golondrinas. -Traedme las cosas para preparar el altar, ha llegado la hora.- Hacía tiempo que lo tenía todo listo, se había documentado y conseguido ingredientes casi imposibles. Había organizado incluso el sacrificio, porque para traer de nuevo una vida al mundo, otra debía ocupar su lugar, ella bien lo sabía, era lo que hacía con sus saltos.

-Deja a la niña en mi cama, Joe.- Le abrió la puerta para que pasara. No pudo evitar quedarse mirando aquel rostro que tantas veces resiguiera en el pasado con los dedos y que jamás había visto tan compungido y aterrado. Era inverosímil imaginar a ese hombre asustado y en ese instante lo estaba. Y mucho.

por **Joe Black** Sáb Oct 20, 2018 12:19 pm

Era eterno, un demonio de la noche, hijo de Cain, aquel que sembró el caos, que derrumbo civilizaciones y de sus cenizas vio otras alzarse. Parca, ser sin alma, chupasangre, tantos nombres, tantos lugares, tantos siglos y sin embargo ahora era la primera vez en todos ellos que sentía miedo, pavor, terror, dicen que es la ausencia de valor.
Perder a Nym suponía que mi alma se desgarrara, durante todo este tiempo me había esforzado por poner frente a mi mil escudos, cientos de murallas, no caer, no derrumbarme, no sentir y ahora era como si la tierra se abriera y me devorara y con mi hija en brazos juré sería la ultima vez que el miedo me ganara.

Llegué al campamento ensangrentado, ella era bella, blanca como la luna que reflejaba su tez ahora plata, parecía dormida y sin embargo sabía que no lo estaba, había muerto y vengaría aquella afrenta porque yo no perdonaba. La sangre llamaba a la sangre y ese código en mi piel a fuego portaba.
La gitana me esperaba, dos golpes bastaron para que sus nietos salieran de la caravana y yo ni los vi porque solo podía mirar aquellos ojos cerrados que en paz descansaban.

Sobre un lecho de blancas sabanas la deje, estas se tiñeron de mi sustento, uno que hoy me faltaba, noté la mirada de la vieja.
-No quiero tu compasión, quiero que vuelva -mi voz sonó ronca por el nudo en mi garganta, ahogada.
Sus dedos se deslizaron tibios por mi cara, ya no era una vieja, era una mujer muy bella, pero ahora eso no importaba.
-Devuélveme a mi hija -pedí.
Los Black no suplican, ordenan pero en esa frase hubo parte de un rezo, de una petición desesperada.

por **Nymeria Blackborn** Sáb Oct 27, 2018 2:46 pm

La niña fue dejada sobre unas sábanas claras que pronto se tiñeron con la sangre de Nihm. Su cuerpo carecía de vida, pero su alma seguía aferrada a esa figura inerte. Si bien los seres sobrenaturales eran capaces de ver las auras, las almas en sí no podían verse a no ser que controlaran ese don, algo que implicaba que se convirtieran en fantasmas y moraran el tiempo suficiente sobre la faz de la Tierra como para dominar ciertos poderes típicos de los espíritus errantes. No era el caso de la chiquilla, así que únicamente la vieja sabía que aún podía ser rescatada de ese impás en el que se hallaba.

Pronto, con la ayuda de sus nietos, la anciana lo tuvo todo preparado. Joe estaba destrozado, Esmeralda lo notaba, le conocía mejor que nadie después de tantas vidas a su lado, como su amiga, como su amante. Los Black eran monstruos que, aparentemente, no tenían sentimientos, sin embargo, muy en el fondo, a veces chispeaba aún aquella humanidad que tuvieron hace seis mil años. Y la pequeña Nihm había hecho florecer la semilla en ese inmortal, lo que le había convertido en un engendro aún más despiadado, ahora que ella había muerto a manos del consejo.

La gitana, una vez todo listo, los despachó a todos e incluso obligó a su amigo a dejarla a solas con la difunta. -Necesito concentrar mi energía y vuestras auras serán interferencias en la conexión entre mi alma y la de la niña.- Insistió, guiando al cainita hacia la puerta. -Cuando haya terminado lo sabréis, creedme.- Aseguró, mirando tanto a Bavol y Saphire como al vampiro de mirada perdida en las llamas del mismísimo infierno.

Ya a solas, se acercó a la cama, arrodillándose junto a éste y con los ojos cerrados empezó a pasear sus manos desnudas por encima del cuerpo inerte, sin tocarlo, a un par de centímetros de distancia. Únicamente su magia acariciaba la piel pálida y fría de la chiquilla, intentando rescatar su espíritu, sacarlo de aquella cárcel y resguardarlo en un lugar seguro. Necesitaba separar el recipiente del contenido antes de poder resucitar a la niña.

por **Joe Black** Miér Oct 31, 2018 4:55 am

Joe estaba fuera de sí, daba vueltas como un león enjaulado mientras los dos gitanos guardaban silencio sabiendo que su abuela era capaz de traerla a este mundo de nuevo, claro que no sin consecuencias.
El inmortal era un monstruo, había vivido milenios y conocía a la vieja como amiga, amante y en ocasiones enemiga, pero eso no restaba que en esta ocasión lo que se jugaba era la vida de su hija, una niña débil que había mantenido en pie gracias a pequeñas dosis de su sangre.
Joe no estaba preparado para perderla, por eso tenso como las cuerdas de un arpa maldecía, todos sabíamos que ese acto iba a encrudecer la guerra, que aunque la vieja devolviera a Joe a la niña la bestia no perdona, no olvida y si se venga.
Joe ahora mismo era un demonio sobre la faz de la tierra y sólo cuando regara la tierra de la sangre de esos malditos cainitas podría volver a ser simplemente Joe, el inmortal milenario que también vive la vida.
Dentro la vieja parecía concentrada, solo fuera se escuchaba el murmuro de su voz, seguramente pronunciando aquellas palabras que formando un cántico servirían para traer el alma de la pequeña de Joe.
El demonio se detuvo en la puerta, con su mirada fija en la entrada de la destartalada caravana, por un momento parecía que pudiera atravesarla con la mirada.

por **Esmeralda** Miér Oct 31, 2018 4:55 am

Una vez aislada el alma de la niña, una que encerró, temporalmente, en un pequeño recipiente especial que se había encargado de preparar de antemano, sabiendo que ese instante llegaría, se dedicó a sanar el cuerpo. El problema era que curar un cuerpo en aquellas condiciones requería de mucho tiempo, tiempo del que no disponía. Suspiró, levantándose y fue a buscar un viejo libro que tenía escondido entre unas mantas polvorientas en un armario que nadie tocaba nunca. Sopló la solapa y en él se vio grabado el intento de dibujo de una cara, aunque casi parecían las formas de los nudos de un árbol sobre la corteza vieja y medio quemada.

-Espero que Joe me perdone por esto.

Murmuró, sentándose a orillas de la cama, a a altura de la cintura de la niña. Pasó las páginas en busca de un hechizo concreto, uno de los tantos que estaban prohibidos en aquel manuscrito de unas doscientas hojas a dos caras, escritas con sangre de distintas gitanas a lo largo de los siglos, varios de los escritos allí incluidos habían sido de la propia mano de la vieja, mas no el que requería en ese momento, ese era más antiguo que ella.

Dejó el libro abierto sobre su regazo y empezó a leer en una lengua gitana ya extinta hacía milenios, mientras con su mano derecha se dedicaba a dibujar símbolos sobre la frente de la chiquilla, uno encima del otro como si los sobre escribiera. Estaba acelerando el tiempo del cuerpo, sólo así sanaría, pero no se podía controlar la cantidad de días, semanas, meses o incluso años que transcurrirían, eso era algo que elegía el propio poder del hechizo.

por **Bavol** Miér Oct 31, 2018 4:56 am

El gitano apoyaba su espalda contra la pared de la caravana, la situación era complicada y por primera vez no se pondría en la piel de aquel hombre que si bien de normal intimidaba hoy por la pinta de demente que ostentaba, aterraba.
Sacó de su pantalón una baraja y empezó a moverla entre sus manos para acallar así los nervios que la situación acumulaba.

La niña era risueña, le había caído bien y al final lo que deducía de aquella situación es que todo aquel mortal que se acerca a los Black tiene un trágico final, esa niña era inocente, demasiado inocente como para haber perecido de un modo tan sádico.

Le dio un codazo a su hermana para que le llevara al inmortal algún tipo de bebida que lo relajara porque si esto seguía así lo veía capaz de cruzar la puerta e interrumpir a la vieja, el cuerpo de Joe estaba tenso y sus pies inmóviles demasiado dispuestos a salir corriendo hacia delante.

La hermana frunció el ceño, no sé si en un claro gesto de decirle ves tú, pero bien sabía Bavol que él no era santo de la devoción del vampiro así que negó con la cabeza en un claro y conciso "No"
-Mi abuela sabe lo que se hace. Joe, relájate, esto no ayuda y el color de tu aura parece que va explotar en llamas.
Como respuesta un gruñido gutural más acercado al de una bestia sin igual que al de un padre lleno de dolor.*

por **Nymeria Blackborn** Miér Oct 31, 2018 4:58 am

El alma clamaba desde dentro de aquel pequeño frasco de cristal encantado, preparado para contenerla y que, a su vez, no sufriera. Pero los espíritus son cúmulos de sentimientos, incapaces de estar callados cuando ven su cuerpo tendido, aquel al que han abandonado a su suerte para ascender a los cielos o, por contra, enterrarse en el infierno. Nihm era un alma pura y joven, pero los minutos fuera de su recipiente y sin destino fijado, harían mella en su existencia, más de la que cualquiera pudiera imaginar, incluida la vieja.

Su figura empezó a cambiar y ante la intensa mirada de la gitana, los cabellos de la chiquilla crecieron a una velocidad inusitada, así como sus uñas y extremidades. El rostro cambió, volviéndose más adulto y para cuando el hechizo dejó de hacer efecto, la pequeña era ya una joven adulta de unos dieciocho o diecinueve años de aspecto.

Esmeralda agarró el frasco y a medida que lo fue abriendo, recitó el mismo encantamiento que al atraparla, pero hablando del revés, letra por letra, pues sólo así se podía revertir el efecto de una magia como la suya.

El alma escapó, pasando de la boca del pequeño recipiente a los labios de Nihm. Los entreabrió para colarse dentro y tras unos segundos que a la morena se le antojaron eternos, los orbes claros de la muchacha se abrieron de golpe, al tiempo en que una intensa luz se abría paso por las rendijas de la caravana, como si allí dentro se alojara la mismísima luna con todo el reflejo del sol sobre ella.

La peliblanca se alzó despacio, tocándose la frente con la palma de una mano, porque se sentía algo mareada y, además, le dolía la cabeza.

-Bienvenida de vuelta, pequeña.

por **Saphire** Miér Oct 31, 2018 4:59 am

La puerta se abrió, al otro lado de la misma una dama de unos 18 años con el pelo blanco y largo y esa mirada limpia que se gastaba la niña atravesó la puerta dejando el rostro de Joe completamente desencajado. La mirada del inmortal buscaba respuestas en la gitana, respuestas que encontró cuando Nym echó a correr hacia el inmortal chocando contra su cuerpo.
Por unos instantes Joe se quedó con los brazos abiertos, la ya no tan niña abrazada a él y su mirada perdida en el confín del universo, pero no tardó en cerrar los ojos y rodear el cuerpo de la chica con sus brazos besando su pelo.
-Bienvenida, hija -susurró meciendo los blancos mechones mientras ahora una ladeada sonrisa se pintaba en su rostro.
Seguramente este inconveniente para Joe era un grato giro del destino porque ahora podría convertirla, su problema de mantenerla con vida hasta que cumpliera la edad adecuada acababa de esfumarse. La vieja no sólo le había devuelto a su hija, si no que había salvado por dos veces su vida.

Claro que el único que ladeó la sonrisa tras la sorpresa no fue Joe, Bavol el gitano, miraba el curvilíneo cuerpo de la chica, si en inicio le era indiferente Nihm y sólo trataba de ser amable en su don de conquistador, ahora encontraba algo distinto en ella, el cuerpo de una mujer que le atraía.

Joe lo miró de reojo, como si pudiera leer sus intenciones y después a la gitana en un claro mantén lejos a tu nieto o le arrancaré el corazón del pecho.

por **Bavol** Miér Nov 21, 2018 12:26 pm

Si las miradas mataran la de Joe me hubiera partido pro la mitad como el rayo mas violento. Podía notar ese tono burdeos relampaguear en sus ojos oscurecidos por la ira, porque ahora, la niña que estrechaba entre sus brazos era una mujer, una realmente bella.

No pude evitar deslizar mi mirada pro su curvilínea figura, esa que ahora las manos de Joe recogían contra el para marcar propiedad, ese hombre parecía dispuesto a meterla en una burbuja de cristal.
Cuando la soltó su preciosa mirada fue a mis pardos, le regalé una sonrisa sincera y algo picara que hizo gruñir a Joe por lo bajo.

-Nos vamos hija, tenemos mucho que hablar -dijo el Black envolviéndola con su diestra para tirar de su cintura sin permitir que se acercara a mi tan siquiera.

La peliblanca miró hacia atrás, nuestros ojos quedaron anclados, eso no iba a terminar así y el codazo de mi abuela advirtiéndome que no debía tocar lo que a Joe pertenecía no hizo mas que alentar msi ganas de acercarme al peligro.

Alcé la mano y moví los dedos en forma de despedida mientras la peliblanca me sonreía con timidez, aun era una inexperta niña recién convertida en mujer.

-Ni se te ocurra Bavol -me advirtió mi abuela mientras yo sacaba una baraja de la mano y tras moverla con maña entre mis dedos se la pasaba a la vieja -leeme el futuro, a ver cuan negro sale porque no voy a hacerte caso, ya me conoces.

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