Nuevas experiencias

por **Robert Reeds** Lun Dic 27, 2010 12:25 pm

-No hay nada mejor para empezar a conocer gente en un lugar que aquí- Pensé mientras abría la puerta de la taberna y miraba a mi alrededor. Era temprano todavía y no había comenzado a caer la noche pero una buena copa en buena compañía me haría una idea de si la ciudad que había elegido era la correcta.

Sabía que aquel no era el mejor aspecto que podía tener; pues acababa de llegar a la ciudad prácticamente con lo puesto, pero sería suficiente para aquella tarde.
Aún me rondaba la idea de mi vida anterior y de qué me esperaría aquí, pero sabía que comenzar desde cero podría cambiarme, cosa que no me desagradaba en absoluto pues mis últimos años en compañía del que fue mi maestro me volvió demasiado agresivo e insensible a todas las emociones.

Visualicé a todas las personas que había en la taberna con una sonrisa algo emocionada, parecía que en esta ciudad abundaban las mujeres de buen ver y eso era algo que me ponía de muy buen humor.
–“Eres un mujeriego Robert nunca cambiarás”- solía decirme mi padre muy a menudo cuando veía ese gesto en mi cara.
– “William yo solo intento aprovechar los placeres de la vida”- Le contestaba con alegría, pero ¿Por qué me había acordado de él ahora? Si intentaba cambiar y alejar del pasado debía borrar aquellas experiencias que cambiaran mi estado de ánimo.

Intenté pensar en otra cosa mientras me acercaba a la barra y el mesero me miraba con cara paciente a que pidiese algo. –Un Vodka- Dije tranquilamente, mientras miraba sutilmente intentando encontrar a alguien que quisiese mantener una buena conversación conmigo y ya de paso, enseñarme algo más de esta curiosa ciudad.

por **Therèse Mercier** Lun Dic 27, 2010 12:37 pm

Tras varias horas de trabajo, disponía de poco más de media hora para comer y descansar. Me preparé un poco de pan tostado con mermelada de fresas, y dos piezas de fruta troceadas junto al pan tostado. Lo que muy poca gente sabía era que yo era vegetariana, aunque más de una vez me había visto obligada a comer carne por necesidad. El cuerpo necesitaba de proteínas, y no siempre se podían disponer de huevos, queso, leche, frutos secos…

Salí de la cocina con mi plato de comida y una jarra de agua fresca, me senté en una mesa algo apartada y me acomodé observando a las pocas personas que habían en el lugar.
Al no ser un fin de semana, la mayoría de personas estaban ocupándose de sus ociosas vidas y de sus quéhaceres diarios. Pero algo, o más bien alguien, me llamó la atención. Se trataba de un hombre joven, que me recordaba a los nórdicos. Cabellos dorados, piel algo bronceada y … cuando se giró pude ver unos ojos azules que sin duda me llamaron la atención.

Me quedé mirándole fijamente unos segundos, escrutándole con la mirada mientras en mi mano sostenía la servilleta de tela para limpiarme- Los ángeles ahora se han vuelto territoriales y han abandonado los cielos – Musité sorprendida por el físico del hombre. Alguien así, no se veía todos los días, y mucho menos en un lugar como éste.
Cualquier ser humano, ni se hubiese percatado de mis palabras, pero alguien con un sentido del oído desarrollado, sin duda se hubiese percatado a la perfección de cada una de mis palabras.

por **Robert Reeds** Lun Dic 27, 2010 1:00 pm

Estaba atento a cada una de las personas que estaban allí y curiosamente una mujer en particular me llamó la atención por sus palabras mientras me miraba, tenía una voz melodiosa y casi parecía que hablase consigo misma, tanto, que consiguió sacarme una sonrisa mientras me volvía al mesero que había vuelto con la copa sin previo aviso.
-Que inoportuno- Pensé mientras le daba las gracias al hombre por la copa y le daba un trago tranquilamente.
Aquella muchacha sin duda había logrado hacerme pensar en ella, cosa que no todas conseguía y la verdad era que me gustaban los retos.
-Perdone, ¿Podría hacerle una pregunta?..¿Conoce a la chica de la mesa del fondo?- ]Le pregunté al mesero que me miró con cara de pocos amigos.
-Es una trabajadora de aquí si quiere algo más tendrá que ir a hablar con ella, pero tenga cuidado que estaré pendiente.
-Debe ser valiosa si quiere protegerla de esa manera, pobre humano que piensa que él solo podría hacer algo contra mí. –Pensé mientras dejaba el dinero el dinero en la mesa.
-Tranquilo, solo quiero conocer gente y no voy a causar problemas aquí- Dije con una sonrisa mientras me levantaba y me acercaba lentamente a la muchacha. Solía ser descarado con las mujeres hacía tiempo, pero estaba desentrenado, este era un buen momento para recordar viejos tiempos.
-Perdone señorita, ¿podría decirme como una belleza como usted ha llegado a un sitio como este y estar comiendo sola?- Dije mientras me paraba delante de su mesa esperando una contestación suya o si tenía suerte una invitación de sentarme con ella.

por **Therèse Mercier** Lun Dic 27, 2010 1:23 pm

Vi al ángel terrenal girarse y desvié mi mirada hacia mi plato llevándome un pedazo de fruta a la boca mordiéndolo y empezando a masticarlo mientras desviaba la mirada hacia la ventana de forma relajada. Podía escuchar el crujir de las tablas de madera del suelo con los pasos de él indicándome que se acercaba a mí.
Al escuchar su voz me giré mirándola tratando de no sonrojarme, ¿me habría escuchado?... no, eso era imposible.

Tragué el trozo de fruta cuando escuché sus palabras y me quedé atónita mirándole a los ojos, ¿qué forma era aquella de empezar una conversación? Era realmente vulgar y poco procedente, y parca en originalidad. Pero aún así, causó en mí cierto interés y diversión. Sonreí levemente- El por qué estoy aquí es sencillo, necesito trabajar, y aquí trabajo. Soy la única Mesera de la taberna, supongo que eso atrae clientes. – dije estirando la mano hacia la silla que estaba a mi lado y la aparté – Y si gusta de acompañarme, ya no estaré sola.- sonreí con amabilidad, dispuesta incluso a compartir mi almuerzo.

Acerqué el plato con la comida al desconocido en un claro ofrecimiento y tras limpiarme las manos en la servilleta de tela extendí mi mano derecha para presentarme – Me llamo Therèse – pronuncié con una amable y juvenil sonrisa en mis labios. Una sonrisa que escondía tras ésta una vida dura y llena de baches y dificultades. Pero gracias a mi jovial carácter, muy pocoa gente sabía de mis problemas.

por **Robert Reeds** Lun Dic 27, 2010 1:39 pm

Le apreté suavemente la mano, que se quedaba bastante pequeña enlazada con la mía, incluso se veía hasta bonito el contraste de ambas juntas.

-Disculpeme Therèse, he sido algo descortés, mi nombre es Robert Reeds –Dejé escapar su mano suavemente, aunque el roce con su piel había avivado de nuevo a mi persona y me senté en la silla que me había ofrecido quitandome el abrigo y colgandolo en el respaldo.

-Ciertamente ya sabía que trabajaba aquí, pero si le soy sincero sólo quería una excusa para poder hablarle… no lo tome a mal, hace poco que estoy en la ciudad y me gustaría poder conocer gente como usted-

Sabía que estaba hablando de más pero su cara me desconcertaba y hacía que no pudiese reprimirme, hacía mucho que no mediaba palabra con una mujer, y menos con una mujer como aquella. Lo mejor que podía hacer en ese momento es intentar llevar el tema por otro lado
.
-¿Hace mucho que trabaja aquí? -Le pregunte con dulzura mientras negaba la oferta, señalándole mi copa. Ciertamente aquella mujer me había dejado sin palabras.

por **Therèse Mercier** Lun Dic 27, 2010 1:51 pm

Robert Reeds sonaba a nombre de escritor americano o inglés, seguro que era extranjero. Su mano estrechó con suavidad la mía, y sentí como ésta rodeaba casi por completo mi menuda mano dándole calidez. Al contrario que mis manos, las suyas eran múy cálidas, las mías casi siempre estaban frías.
Sus palabras confirmaron que no era Francés, esbocé en mis labios una divertida sonrisa, sin duda la situación me causaba un poco de risa. Y aquello, me hacía sentirme relajada, divertirme ayudaba a que mi mente descansase.

Metí en mi boca una uva tinta, y la mastiqué esperando a que terminase de hablar y me quedé seria mirándole a los ojos – Así que, me ha estado espiando. De todos modos, permítame que le diga, que no es necesario una excusa para acercarse y hablarme. No muerdo, no soy una paria social, ni una estirada señorita. Con acercarse con cualquier tema de conversación, hubiese participado gustosamente en él. A fin de cuentas, en parte mi trabajo consta de eso, de saberme relacionar con los clientes y hacerles sentir cómodos en la taberna para que se queden más. – expliqué bebiendo un poco de agua de la jarra – Eso sí, el trabajo físico, se lo dejo a las cortesanas – añadí sonriendo.

Llevo trabajando aquí desde hace poco más de un año. Usted es extranjero ¿verdad? – pregunté buscando entablar una conversación relajada en la que Robert también se sintiese cómodo.

por **Robert Reeds** Lun Dic 27, 2010 2:07 pm

Analicé cada una de sus expresiones, su sonrisa, su mirada, todo me atraía de la muchacha.

-No ha sido espiarla, ha sido más bien una pequeña pregunta indiscreta al tabernero
–Dije señalando con la cabeza al tabernero malhumorado que nos miraba de reojo en la barra.

Su pose seria hizo que me pusiese en tensión, ni mucho menos pensaba tratarla como una cortesana ni nada por el estilo.

Clavé mis ojos en ellas con sutileza mientras me contestaba y decidí no contestar a aquella parte.
-Si, soy extranjero, he estado en muchos lugares diferentes, pero nací en Canadá, el trabajo me ha llevado a muchos sitios. ¿Y usted es de aquí?- Dije mientras le sonreía y trataba de adivinar la procedencia de la muchacha.

por **Therèse Mercier** Lun Dic 27, 2010 2:15 pm

Desvié la mirada hacia mi compañero y le saludé con la mano levemente dándole a entender de que todo estaba bien. Éste al ver que no había ningún problema, continuó con sus cosas dejándonos algo de intimidad – Discúlpele, monsieur Robert, aquí suelen tratarme como la pequeña hermanita de la casa, y todos quiere protegerme- dije excusando a mi compañero de trabajo.

Volví a tomar entre mis finos dedos algo de comida, esta vez se trataba de un pedazo de pan con mermelada- La curiosidad mató al gato, ¿sabía eso monsieur Robert?- dije con una sonrisa antes de morder el trozo de pan tostado y empezar a masticar mientras el joven y atractivo ángel terrenal seguía hablándome.

No me di cuenta de que me había manchado un poco el labio superior con la mermelada, debía de parecer realmente ridícula con la mancha de color fresa en el labio superior mientras masticaba y terminaba tragando.

Ojalá pudiese llegar a viajar alguna vez en mi vida, nací en un pueblo a las afueras, en Domme. Pero he pasado bastante tiempo en París. Supongo que soy una de esas jóvenes que intentan encontrar una vida mejor para abandonar el país y seguir conociendo mundo. Aunque sé bastante sobre el mundo, gracias a todos los clientes extranjeros que cuentan sus historias y hazañas- expliqué mirando a Robert a los ojos.

por **Robert Reeds** Lun Dic 27, 2010 2:36 pm

Me hizo gracia la manera en la que todo giraba en torno a Therèse, aprecio es algo que una persona debía ganarse y ella se los había ganado a todos suponía que con escasa dificultad, pues parece una muchacha con don de gentes, en conclusión este trabajo se le daría bien y de eso estaba totalmente seguro.

-No se preocupe Therèse, yo en su lugar haría lo mismo por usted.

–Respondí sonriendo levemente, aquella mujer me relajaba de una manera que me dejaba ser yo mismo, sin aquella pose de egocentrismo que solía llevar a veces como si fuese una máscara, y, en parte aquello me ponía sumamente nervioso pero lo dejaba pasar.

La observé mientras comía, y no pude resistirme a coger una servilleta que había a mi lado y acercarla suavemente a sus labios para limpiarla, incitándome a querer que no fuese la servilleta la que los roza con dulzura...
-Discúlpeme - susurré mientras terminaba y dejaba la servilleta en la mesa, esperando una reacción por su parte que no fuese negativa y mirándola fijamente a los ojos.

-Realmente espero que tenga la posibilidad de conseguir todo aquello que desea, hay mucho mundo que descubrir, pero dudo que mi experiencia sea algo que pueda ayudarla a imaginarse el mundo de la manera que desea. –
Dije desviando un poco la mirada, puede que sonase cruel y que si ella supiese lo que soy y a lo que me dedico seguramente me miraría de otro modo diferente e incluso puede que ya ni quisiese mirarme, pero no me avergüenzo de mis actos ni de hasta dónde me han llevado.

por **Therèse Mercier** Lun Dic 27, 2010 2:48 pm

Me eché un poco hacia atrás cuando se acercó con la servilleta hacia mí pero supuse enseguida que me había manchado o algo y no me había dado cuenta. Cuando terminó de limpiarme los labios deslicé mi lengua por éstos humedeciéndolos y sonreí levemente – No se disculpe, me ha salvado de hacer el ridículo. Hay personas que no lo hubiesen hecho, e incluso ni me hubiesen advertido de que tenía los labios manchados, sólo para regocijarse del ridículo ajeno. – expliqué guiñándole un ojo y volviendo a coger un trozo de pan tostado con mermelada - ¿Seguro que no quiere? Está deliciosa la mermelada, es casera. – dije oferciéndole del mismo trozo que había mordido yo.

Por sus palabras, intuí que no quería hablar mucho sobre él, pero sabía que aquellas personas que se esfuerzan en quedarse ocultas en las sombras, son las que más necesitan hablar sobre su vida para al menos sentirse un poco mejor. Como si se tratase de un perdón o una absolución – Bueno, usted sabe ya a qué me dedico, y desde hace cuánto que trabajo aquí. Considero que lo justo sería que usted me hablase de su vida laboral un poco. ¿A qué se ha estado dedicando monsieur Robert?- pregunté

por **Robert Reeds** Lun Dic 27, 2010 3:02 pm

Sonreí antes sus palabras, parecía que aquella mujer tenía una manera de ver las cosas diferentes a las mías, estaba actuando demasiado rápido con ella debía de relajarme un poco .

-No soy una persona que se pueda alegrar de que alguien la vea así, Therèse.
–Respondí intentando que eso escondiese mis intenciones en realidad, no es que fuese mentira lo que le había dicho pero en realidad lo que pensaba en esos momentos era una cosa totalmente diferente, al fin y al cabo era un hombre y como tal tener a una mujer como Therèse a mi lado daba poca opción a no querer besarla en ese momento.
-Está bien, no puedo negarme si me lo dice de esa manera.

Objeté con una gran sonrisa mientras me acerqué lentamente y mordí el trozo de pan que ella me ofrecía mientras no paraba de mirarla.

Seguí observándola y noté como se me erizaba el vello de la nuca con su pregunta, está bien, no le mentiría pero tampoco le contaría toda la verdad.

-Hace muchos años estuve trabajando en el negocio familiar de la industria, pero la presión que requería no me gustaba y al tener la opción de elegir decidí marcharme al ejército, encargándome de cubrir algunas misiones un tanto delicadas-
Contesté con una sonrisa esperando que no pensase lo que en realidad yo hacía, yo mataba gente, sin miramientos, sin vacilar, da igual que fuesen niños, mujeres, ancianos si la causa estaba justificada, se podría decir que no tenía escrúpulos y que aquellas misiones me las daban a mí por esa misma causa, me gustaba mi trabajo y se me daba bien.

por **Therèse Mercier** Lun Dic 27, 2010 3:31 pm

Entreabrí mis labios acercándole el pan tostado a la boca, alzando las cejas como si estuviese dándole de comer a un niño pequeño. Y cuando mordió sonreí llevando el trozo de pan toscado con mermelada hacia mi boca para coge run trozo también, justo despues del bocado de Robert.
-Supongo que estar en el ejército endurece a las personas y les obliga a hacer cosas de las que nunca se hubiesen atrevido a hacer de no estar prestando servicio- comenté mirándole a los ojos llevándome la jarra de agua a la boca para beber un poco.

Vi a mi compañero salir de la cocina y acercarse hasta la mesa en la que estábamos Robert y yo, y me indicó que me acercase un momento- Disculpe – dije levantándome de la silla y acercándome a mi compañero escuchándole. Sonreí por sus palabras y le besé en la mejilla abrazándole en señal de agradecimiento. Luego regresé a la mesa aún con la sonrisa en mis labios.
Creo que hoy es su día de suerte, monsieur Robert- pronuncié inclinándome levemente hacia él poniendo mi mano sobre su antebrazo – Acaban de darme el resto del día libre, y si lo desea, puedo enseñarle la ciudad. ¿Quién mejor que una nativa para enseñársela? – susurré incorporándome y acomodándome nuevamente en la silla quitando la mano de su brazo.

Lo normal hubiese sido que me marchase a casa a estar con mi padre, pero éste se encontraba durante todo el día bajo la supervisión de una monja que había estado ayudándome en los últimos meses, cuidando de él los días que yo doblaba turnos.

por **Robert Reeds** Lun Dic 27, 2010 4:36 pm

La miré con dulzura ¿Qué iba a decirle? No podía decir que yo era así de agresivo antes de entrar en el ejército, ni que disfrutaba con lo que hacía, no, no todavía era demasiado pronto.

-En realidad esa situación solo hace que tu manera de ser se acentúe, tengas las cosas más claras y sobre todo te enseña que tienes que conseguir lo que quieres en el momento, por si no hay un después. –Añadí a sus palabras, no le faltaba razón, una persona normal no hacía aquellas cosas.

La seguí con la mirada mientras se acercó al hombre con cara de felicidad y la miré complacido, su oferta me agradó considerablemente

-Sería para mí un placer dejar que me acompañase, y tiene razón con nadie mejor que con usted- Pero yo no pensaba que la razón era que fuese nativa como ella decía, sino que me atraía como mujer, cuando noté el contacto con su piel me estremecí, quería que volviese a hacerlo, por lo que me levanté de la mesa y le tendí mi brazo para que lo agarrase de nuevo-

-¿Dónde sugiere que comencemos la visita?-
Dije suavemente mientras inclinaba mi cabeza con una media sonrisa en la cara

por **Therèse Mercier** Lun Dic 27, 2010 4:56 pm

Me levanté sonriéndole y en vez de tomar su brazo le indiqué con la mano que esperase – Deme cinco diez minutos, me cambio de ropa, me aseo un poco y cojo algo para comer y nos vamos – dije guiñándole un ojo. Pasé por su lado sonriéndole y cuando llegué a la puerta que daba a la pequeña sala de descanso me giré apoyando la mano en el marco de la puerta mirándole unos segundos.

Sonreí nuevamente me metí en la sala cerrando la puerta. Me aseé un poco y busqué entre mi cajón de ropa algo limpio y que no oliese a comida y lo único que tenía presentable, era uno de los vestidos que solía utilizar para las clases de ballet, que sin dudo me lo había dejado en algún momento allí. Era ajustado en el torso, y con vuelo de cintura para abajo, la falda del vestido me llegaba hhasta debajo de las rodillas, y al ser de color blanco contrastaba con mi piel, pelo y con mis rasgos.

Nadie vestía algo así en esa época para salir a la calle, pero poco me importaba el qué dirán. Me recogí el pelo en una trenza que caía por encima de mi hombro derecho y tomé el abrigo con una de mis manos saliendo de la sala.
Me acerqué a la cocina y mi compañero me entregó una bolsa de tela en la que había colocado un cuenco de mandera pequeño lleno de uvas, y un par de manzanas rojas, grandes y jugosas.

Regresé a la sala principal de la taberna y fui junto a Robert- Siento haber tardado un poco, pero no encontraba nada limpio para ponerme – expliqué tratando de justificarme. Dejé la bolsa de tela sobre la mesa y me puse el abrigo abrochándome los botones. Luego envolví con la servilleta de tela las piezas de fruta que había cortado para almorzar y tras beber un trago de agua sujeté el resto del pan tostado para terminármelo – Cuando quiera podemos marcharnos, podríamos empezar por el casco antiguo, y podemos terminar en los campos elíseos- propuse terminándome las tostada y tomando con mi mano la servilleta con los pedazos de fruta.

por **Robert Reeds** Lun Dic 27, 2010 6:53 pm

Parecía que si quería que ella hiciese algo de lo esperado debería emplearme más a fondo por lo que bajé el brazo y me senté.

-Tómese su tiempo, yo la esperaré aquí lo que haga falta. –No pude hacer otra cosa que clavar mis ojos azules en ella mientras se marchaba, tenía un andar hipnotizante, podría quedarme horas mirándola caminar de esa manera, tan suya, como pocas podrían haberlo hecho tan naturalmente.
Esperé sentado a que regresase mientras tamborileaba con los dedos la mesa mientras recordaba como se había quedado en la puerta mirándome, hacía que sacase ese instinto animal que llevaba dentro, parecía tan delicada, tan humana, me volvía loco.

En menos tiempo del que esperaba ella volvió a encontrarse conmigo
-No se preocupe, está perfecta y no ha tardado tanto - A penas podía decir palabra, me fascinaban las mujeres y parece ser que nunca dejarían de sorprenderme-

-Therèse, aquí es la experta, cualquier sitio que diga me parecerá bien-
respondí levantándome de un salto, estaba contento, como hacía mucho que no lo estaba, por fin, este sitio prometía

por **Therèse Mercier** Sáb Ene 01, 2011 5:07 pm

Decidí que mejor que tomarle el brazo, le tomaría la mano. Y así lo hice, deslicé mi mano hasta la suya tomándosela con suavidad y tirando levemente de él – Empecemos con el mercado, es bastante tradicional, y podrá degustar algunos de los platos preparados típicos de francia. Incluso podemos ir a tomar un café con un croissant – dije sonriéndole y saliendo del local.

El día era frío, pero no tanto como los anteriores. En las calles aún quedaban restos de nieve, de la nevada de la noche, pero tardaría poco en desaparecer si no cambiaba el tiempo y se ponía algo más de frío.
Apreté un poco la mano de Robert y luego se la solté abrochándome del todo el abrigo. Le miré a los ojos dedicándole una sonrisa y volví a tomar su mano con sutileza y me di cuenta de que quizás le incomodase que le tomase de la mano, así que decidí regresar a su brazo, dejando mi mano descansando sobre su antebrazo. Me sonrojé levemente y miré hacia el frente, algo temerosa de mirarle a los ojos.

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