AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
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Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
El silencio y espera de ser acariciadas: un manto tenue de luz que las rocía delicadamente para dejarse ver ante la vista de aquellos que se topen con ellas; su rostro puede generar recuerdos, deseos, pasión, dolor o venganza. Ellas sobreviven al paso del tiempo, ciertamente, muy diferente a como yo sobrevivo. Tan cierto resulta ser el hecho de que, la vida es tan frágil como una copa, que al caerse no puede volver a reconstruirse
Cada vez que tome una vida humana entre mis manos, sentía como arrancaba su esencia de la faz de la tierra. Soy una asesina que degusta de su victima a mancillar. En estos momentos, sentada junto a los rosales me siento una futura asesina, aunque no tenga alimento del cual disfrutar, estoy a punto de quitar una vida de este mundo con el simple acto de despojarle a una rosa de su cuerpo vital, las raíces se despiden de aquella hija que vieron nacer de sus tallos. Con tijeras en mis manos arranco tan delicada flor de su lecho, acariciándola junto a mi pecho, consuelo el hecho de jamás volverá a su lugar de origen.
Pocas horas les quedan a aquellos humanos que forman parte de mis tentadores delirios de placer incontrolables. Pocas horas les quedaran a aquellas rosas que atraen mi atención que belleza que no me pertenece.
Eran altas horas de la noche y me encontraba en el jardín de la muerte, aunque mas delicadamente conocido como el jardín botánico. Era peculiar en mi, desvelarme y no hallar el deseo de beber néctar ajeno, sin embargo, en raras ocasiones el espíritu impuro de humana me invadía y los finos actos de dama ejemplar auxiliaban mi aburrimiento.
Asesinando rosas. Ese era el acto de elegancia, pulcro y fino que esa noche de manto lunar me cubría, donde el silencio desolador era música a mis oídos y la soledad no era mas que mi compañía.
Cada vez que tome una vida humana entre mis manos, sentía como arrancaba su esencia de la faz de la tierra. Soy una asesina que degusta de su victima a mancillar. En estos momentos, sentada junto a los rosales me siento una futura asesina, aunque no tenga alimento del cual disfrutar, estoy a punto de quitar una vida de este mundo con el simple acto de despojarle a una rosa de su cuerpo vital, las raíces se despiden de aquella hija que vieron nacer de sus tallos. Con tijeras en mis manos arranco tan delicada flor de su lecho, acariciándola junto a mi pecho, consuelo el hecho de jamás volverá a su lugar de origen.
Pocas horas les quedan a aquellos humanos que forman parte de mis tentadores delirios de placer incontrolables. Pocas horas les quedaran a aquellas rosas que atraen mi atención que belleza que no me pertenece.
Eran altas horas de la noche y me encontraba en el jardín de la muerte, aunque mas delicadamente conocido como el jardín botánico. Era peculiar en mi, desvelarme y no hallar el deseo de beber néctar ajeno, sin embargo, en raras ocasiones el espíritu impuro de humana me invadía y los finos actos de dama ejemplar auxiliaban mi aburrimiento.
Asesinando rosas. Ese era el acto de elegancia, pulcro y fino que esa noche de manto lunar me cubría, donde el silencio desolador era música a mis oídos y la soledad no era mas que mi compañía.
Última edición por Diva Goldsmith el Jue Dic 30, 2010 3:37 pm, editado 2 veces
Diva Goldsmith- Vampiro Clase Alta
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Una leve brisa alborotó el vasto edén por el que se permitía trasuntar en noches de complicidad pecaminosas. Había un sutil aroma a fechorías en el aire, y la súbita presencia de alguien conocido la habían llevado a adentrarse aún más entre los salvajes rosales del jardín.
La vio danzar en las penumbras, y decaer en el hambre de su instinto, mientras sonriente Alessa caminaba sigilosamente en dirección a un solárium abandonado de paredes en vidrio viejo. Fría y misteriosa dejaba que los pies surquen pasos casi flotantes, descalza en la noche ennegrecida. De reojo, veía la sangre derramarse desde la víctima de su querida amiga, la ternura silenciosa, y el hambre que la sedujo, la llevaron a adentrarse en la antigua estructura transparente…
-Out of the night that covers me,
Black as the Pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul. – recitó el frangmento de un poema que sentía tan suyo…
Allí, entre setos y flores exóticas, la imponente luna ingresaba en todo su esplendor con luz curiosa. Un viejo piano, bajo una fina capa de polvo, posaba impunemente, seduciendo las manos de la vampiresa, quien se vio tentada a ceder.
Los finos dedos de Alessa surcaron una línea en la tierra de la embarnizada madera, y sentándose en el taburete rozó con delicadeza notas perdidas en el silencio de tal paraíso.
La vio danzar en las penumbras, y decaer en el hambre de su instinto, mientras sonriente Alessa caminaba sigilosamente en dirección a un solárium abandonado de paredes en vidrio viejo. Fría y misteriosa dejaba que los pies surquen pasos casi flotantes, descalza en la noche ennegrecida. De reojo, veía la sangre derramarse desde la víctima de su querida amiga, la ternura silenciosa, y el hambre que la sedujo, la llevaron a adentrarse en la antigua estructura transparente…
-Out of the night that covers me,
Black as the Pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul. – recitó el frangmento de un poema que sentía tan suyo…
Allí, entre setos y flores exóticas, la imponente luna ingresaba en todo su esplendor con luz curiosa. Un viejo piano, bajo una fina capa de polvo, posaba impunemente, seduciendo las manos de la vampiresa, quien se vio tentada a ceder.
Los finos dedos de Alessa surcaron una línea en la tierra de la embarnizada madera, y sentándose en el taburete rozó con delicadeza notas perdidas en el silencio de tal paraíso.
Alessa Windsor- Vampiro/Realeza
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Localización : En las penumbras del tiempo
Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Me sentía embriagada de delirio cuando escuche una nota disipada en el silencio. No era el perfume de las rosas lo que me despertó, sino el aroma de una querida conocida. Admire el cuerpo a pocos metros de mi, el muchacho al que había secuestrado yacía sin sentidos y vida alguna. Sonreí casi burlonamente mientras llevaba mis dedos a mis labios para disfrutar de las últimas gotas de sangre, pero me detuve, camine casi como si flotara y en pocos pasos observe a Alessa encariñándose con aquel empolvado piano.
Me pose detrás de mi amiga, sujete entres mis brazos casi como impidiendo que escapara, susurre a su oído.
- Llegas tarde… quería escapar y no tuve otra opción que…jimm jimm jiimm-
Apenas unos gemidos de risa se escaparon de sus labios. Rodeándola, acerque mi mano a su rostro y retome.
- Solo quedaron pocas gotas de el. Espero me perdones por no dejarte algo mas para ti mi querida amiga -
Esperando una respuesta desconocida, seguia sonriendo, burlandome de la fagilidad humana semejante al de las rosas que se cortan.
Me pose detrás de mi amiga, sujete entres mis brazos casi como impidiendo que escapara, susurre a su oído.
- Llegas tarde… quería escapar y no tuve otra opción que…jimm jimm jiimm-
Apenas unos gemidos de risa se escaparon de sus labios. Rodeándola, acerque mi mano a su rostro y retome.
- Solo quedaron pocas gotas de el. Espero me perdones por no dejarte algo mas para ti mi querida amiga -
Esperando una respuesta desconocida, seguia sonriendo, burlandome de la fagilidad humana semejante al de las rosas que se cortan.
Diva Goldsmith- Vampiro Clase Alta
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Había algo seductoramente jovial en las actitudes de su querida amiga, que entre burlescas risillas, saboreaba cada oportunidad de degustar una nueva alma. El estrechar de sus brazos había sido casi predicho, pues la ternura de tal criatura, afloraba expresiones de cariño solamente cuando se sentía atraída a propinarlos.
-No te preocupes, querida- exhaló en alivio… - ésta noche me he visto simplemente satisfecha… - dijo oprimiendo suavemente las teclas del piano dando vida a ecos maravillosos.
Mientras la melodía colmaba el espacio con aroma a muerte, la vampiresa murmuró...
-¿Perdón querida?... el perdón es una virtud atribuida a Dios, y se podría decir... que nosotras no estamos entre sus favoritos, así que de nada debes lamentarte- repuso mientras giró la vista, sin dejar de tocar, en dirección a su joven amiga.
-No te preocupes, querida- exhaló en alivio… - ésta noche me he visto simplemente satisfecha… - dijo oprimiendo suavemente las teclas del piano dando vida a ecos maravillosos.
Mientras la melodía colmaba el espacio con aroma a muerte, la vampiresa murmuró...
-¿Perdón querida?... el perdón es una virtud atribuida a Dios, y se podría decir... que nosotras no estamos entre sus favoritos, así que de nada debes lamentarte- repuso mientras giró la vista, sin dejar de tocar, en dirección a su joven amiga.
Alessa Windsor- Vampiro/Realeza
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Localización : En las penumbras del tiempo
Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Mi intención no era ofender ni contradecir a mi aliada, mas algo debía acotar por aquel pensamiento de “el perdón es una virtud atribuida a Dios”, mi burlista reacción se reprodujo en palabras que siempre recordaba en su mente y por primera vez, las deje escuchar por alguien mas.
- Es mejor pedir perdón… que permiso, mi querida –
A penas hice unos pasos hacia atrás donde me tope con rosas vivas aun. No perdí poco ni demasiado tiempo en quedarme observando y destinadola a un lugar mas bello. Me arrodille ligeramente y con las manos limpias de instrumentos corte una rosa roja, la cual con espinas, lastimo uno de mis dedos, no importaba mucho, la herida cerraría a la brevedad pero las quite.
Torné mi acercamiento a Alessa y sin permiso coloque la flor a la altura de sus ojos, penetrando aquella cabellera rojiza.
- Toca para mi Alessa… si?! –
Sonreí como una niña, la niña que había muerto tiempo atrás. Me pose sobre las flores y cerré mis ojos. Indefensa y casi dominada por la melodía que desempeñaban tan delicados dedos, no tuve más albedrío que ser victima deseable. Pase de ser una asesina nocturna a una niña solo espera ser despertada. Irónicos sueños despiertos.
- Es mejor pedir perdón… que permiso, mi querida –
A penas hice unos pasos hacia atrás donde me tope con rosas vivas aun. No perdí poco ni demasiado tiempo en quedarme observando y destinadola a un lugar mas bello. Me arrodille ligeramente y con las manos limpias de instrumentos corte una rosa roja, la cual con espinas, lastimo uno de mis dedos, no importaba mucho, la herida cerraría a la brevedad pero las quite.
Torné mi acercamiento a Alessa y sin permiso coloque la flor a la altura de sus ojos, penetrando aquella cabellera rojiza.
- Toca para mi Alessa… si?! –
Sonreí como una niña, la niña que había muerto tiempo atrás. Me pose sobre las flores y cerré mis ojos. Indefensa y casi dominada por la melodía que desempeñaban tan delicados dedos, no tuve más albedrío que ser victima deseable. Pase de ser una asesina nocturna a una niña solo espera ser despertada. Irónicos sueños despiertos.
Diva Goldsmith- Vampiro Clase Alta
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
-Permisos…- caviló por un instante, mientras la dulzura fatal de su acompañante iluminaba el solárium quizás aún más que la mismísima luna. Alessa no había pedido permiso alguno desde la cuna que la vio crecer. Su imperiosa prosapia había demandado, sin preguntar, desde un vaso de fino vino, hasta tierras foráneas conquistadas.
Sonrió evitando sonar engreída, y cerrando los ojos, suspiró el aroma del líquido vital que supuraba la súbita herida de Diva, y se perdió en la sonata. Alessa movía la cabeza de un lado a otro al compás de la melodía, sin perder la sonrisa pensativa de la que había sido posesionada. Sabía las obligaciones que prontamente tendría que afrontar, pero solo por esa noche, en un privado jardín de edén, dejaría descansar su impuro ser. Disfrutando simplemente de una velada tranquila.
-Cuán bello es el color de tu sangre bajo la luna que nos vigila- dijo la princesa aún si abrir los párpados, como si supiera, como si pudiera verla… - No es escarlata… es casi negra como el limbo de nuestro existir… muta de tonalidad solo en testigo de aquella que nos mira - repuso.
La joven vampira deslizó, entre los cabellos de Alessa, una rosa roja. Tal gesto provocó la apertura de la mirada de la vampiresa, quien la observó con extasiada amabilidad.
- Toca para mi Alessa… ¡¿si?! –
La voz de la manceba criatura era casi como la de un infante, llena de júbilo e inocencia, como si pidiera un dulce, como si se hallara jugando descalza en el lodo… quizás algo de inocencia era enclaustrada en aquel seductor cuerpo, en la criatura que, momentos atrás, vio devorar almas impolutas. Pero esa era otra historia… la vio caer desfallecida en el tupido rosal… y sin demora, fusionó una oportuna petición a la pasión que se encontraba ejecutando.
-Pronto llegará el amanecer… y con la luz del astro mayor, tu sed debe apagarse, querida- Sugirió estoicamente – Ésta será la última melodía de la noche, y trae tu nombre inscripto en sus notas…- Dijo la princesa vampira para tamborilear majestuosamente los dedos sobre las teclas iniciando el homenaje.
Sonrió evitando sonar engreída, y cerrando los ojos, suspiró el aroma del líquido vital que supuraba la súbita herida de Diva, y se perdió en la sonata. Alessa movía la cabeza de un lado a otro al compás de la melodía, sin perder la sonrisa pensativa de la que había sido posesionada. Sabía las obligaciones que prontamente tendría que afrontar, pero solo por esa noche, en un privado jardín de edén, dejaría descansar su impuro ser. Disfrutando simplemente de una velada tranquila.
-Cuán bello es el color de tu sangre bajo la luna que nos vigila- dijo la princesa aún si abrir los párpados, como si supiera, como si pudiera verla… - No es escarlata… es casi negra como el limbo de nuestro existir… muta de tonalidad solo en testigo de aquella que nos mira - repuso.
La joven vampira deslizó, entre los cabellos de Alessa, una rosa roja. Tal gesto provocó la apertura de la mirada de la vampiresa, quien la observó con extasiada amabilidad.
- Toca para mi Alessa… ¡¿si?! –
La voz de la manceba criatura era casi como la de un infante, llena de júbilo e inocencia, como si pidiera un dulce, como si se hallara jugando descalza en el lodo… quizás algo de inocencia era enclaustrada en aquel seductor cuerpo, en la criatura que, momentos atrás, vio devorar almas impolutas. Pero esa era otra historia… la vio caer desfallecida en el tupido rosal… y sin demora, fusionó una oportuna petición a la pasión que se encontraba ejecutando.
-Pronto llegará el amanecer… y con la luz del astro mayor, tu sed debe apagarse, querida- Sugirió estoicamente – Ésta será la última melodía de la noche, y trae tu nombre inscripto en sus notas…- Dijo la princesa vampira para tamborilear majestuosamente los dedos sobre las teclas iniciando el homenaje.
Alessa Windsor- Vampiro/Realeza
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Localización : En las penumbras del tiempo
Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Por unos momentos de paz, mi alma se lleno de angustia acumulada tras años de vagar en este mundo sin raíces propias. No fui arrancada por ajenos, no escape del destino, fui abandonada y dejada a mi suerte en manos de una completa oscuridad. Descansando allí, entre el perfume de las madrigales flores, recuerdos imborrables de la luz cegando mis ojos, una voz fuerte me asustaba pero a la vez estaba siendo mi redentora.
Abrí mis ojos tiernamente y nadie mas que yo sabia el dolor de esos recuerdos. Dolor que se convirtió en venganza momentánea inconclusa. Extendí mi mano divisando una rosa blanca, la cual destroce entre mis dedos. La furia inesperada luchaba con mis lágrimas, que intentaban escapar del recinto de mis ojos, mordiendo mis labios fruncí mi enfado y cerré mis ojos nuevamente apretándolos tan fuerte, como intentado desaparecer ese pasado no deseado.
¿A quien debía perderle explicaciones? Mis progenitores humanos habían muerto por la epidemia que azoto a Londres 200 años atrás y mis adoptivos no poseían culpa de mi trágica infancia. Aquella melodía que se desencadenaba de los frágiles dedos de mi amiga eran las precursoras de pensamientos que no podía ejecutar aunque se me permitiese. Arrebate la buda de una rosa, y eso mismo hubiese hecho con quienes robaron mi deseo de crecer junto a ellos.
Dulce melodía de piano, no te comparas con la seducción de quien te amaestra. Casi a oídos sordos escuche de labios distintos “trae tu nombre inscripto en sus notas”, cosa que me despertó una leve curiosidad y respuesta inmediata. La familia Goldsmith fue victima de mi voz la noche que me encontraron sin libertad en aquella torre, pudiendo gozar de un festín fresco, optaron obligadamente, por sus corazones, darme resguardo, afecto y vida. Una sonría irónica se escapo de mi. “Diva” la niña que hablando el corazón de la familia mas temible de todo Londres.
Con ligereza me puse de puntillas de pie, limpie mi vestido liviano que tenia apenas unas hojas y me acerque a Alessa, quien estaba finalizando su hermosa composición y bese su cabellera mientras una de mis manos se deslizaba por su cabellera.
-Me has hecho recortar cosas que hubiese preferido olvidar mí querida… pero la luna y tú, jamás sabrán el dolor que me da vida. Fue maravillosa tu balada. Vamos.. ven conmigo, juguemos hasta que incandescente nos permita…-
Tome de la mano a Alessa y la conduje por un sendero levemente iluminado por nuestro astro favorito. Solté su mano y corrí hacia una fuente de aguas puras y cristalinas. Un sonido lejano llamo mi atención, alguien había entrado en nuestro refugio secreto de una noche.
- Alguien acaba de llegar mi querida. ¿Quién será?-
Me acerque a nuevamente a ella y esperamos a ver a alguna figura o en el mejor de los casos, confabularnos en descubrir quien era.
Abrí mis ojos tiernamente y nadie mas que yo sabia el dolor de esos recuerdos. Dolor que se convirtió en venganza momentánea inconclusa. Extendí mi mano divisando una rosa blanca, la cual destroce entre mis dedos. La furia inesperada luchaba con mis lágrimas, que intentaban escapar del recinto de mis ojos, mordiendo mis labios fruncí mi enfado y cerré mis ojos nuevamente apretándolos tan fuerte, como intentado desaparecer ese pasado no deseado.
¿A quien debía perderle explicaciones? Mis progenitores humanos habían muerto por la epidemia que azoto a Londres 200 años atrás y mis adoptivos no poseían culpa de mi trágica infancia. Aquella melodía que se desencadenaba de los frágiles dedos de mi amiga eran las precursoras de pensamientos que no podía ejecutar aunque se me permitiese. Arrebate la buda de una rosa, y eso mismo hubiese hecho con quienes robaron mi deseo de crecer junto a ellos.
Dulce melodía de piano, no te comparas con la seducción de quien te amaestra. Casi a oídos sordos escuche de labios distintos “trae tu nombre inscripto en sus notas”, cosa que me despertó una leve curiosidad y respuesta inmediata. La familia Goldsmith fue victima de mi voz la noche que me encontraron sin libertad en aquella torre, pudiendo gozar de un festín fresco, optaron obligadamente, por sus corazones, darme resguardo, afecto y vida. Una sonría irónica se escapo de mi. “Diva” la niña que hablando el corazón de la familia mas temible de todo Londres.
Con ligereza me puse de puntillas de pie, limpie mi vestido liviano que tenia apenas unas hojas y me acerque a Alessa, quien estaba finalizando su hermosa composición y bese su cabellera mientras una de mis manos se deslizaba por su cabellera.
-Me has hecho recortar cosas que hubiese preferido olvidar mí querida… pero la luna y tú, jamás sabrán el dolor que me da vida. Fue maravillosa tu balada. Vamos.. ven conmigo, juguemos hasta que incandescente nos permita…-
Tome de la mano a Alessa y la conduje por un sendero levemente iluminado por nuestro astro favorito. Solté su mano y corrí hacia una fuente de aguas puras y cristalinas. Un sonido lejano llamo mi atención, alguien había entrado en nuestro refugio secreto de una noche.
- Alguien acaba de llegar mi querida. ¿Quién será?-
Me acerque a nuevamente a ella y esperamos a ver a alguna figura o en el mejor de los casos, confabularnos en descubrir quien era.
Diva Goldsmith- Vampiro Clase Alta
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Bordoneando la imperceptible visión de una sigilosa brisa, jugueteaban las últimas notas amplificadas en los puentes del vetusto instrumento. Era sencillo percibir las imágenes en cada recuerdo de la joven, pero Alessa se consideraba a sí misma como alguien discreta. No tenía la más mínima intención de husmear en la mente de su testigo, pero tal como no podía evitarlo, tampoco quiso ignorarlas. Eran demasiado penetrantes a su atención, y más aún cuando casi pudo asirlas en su pleno sufrir.
De repente las ajenas figuras de la joven fueron bruscamente reemplazadas por algunas propias, viejos rostros, estrepitosos golpes de espadas, cabezas al filo de las hojas, gritos, llantos, gruñidos, cabañas y mansiones en llamas… desde el abismo de tantos yerros, una voz…
-La virtud más grande, heredada por Dios, es el perdón… - un quebranto en el rictus de la princesa se produjo, pues la frase que anteriormente había retrucado a su amiga, era la deformación de un consejo de su hermano, uno de tantos. Quizás porque la historia de su familia era vasta, y el desiderátum a cumplir aún mayor… pues desde la cuna de ambos hermanos había un fin a cumplir… uno aun sin develar… ríos de sangre había surcado el pasado del clan Plantagenet y las generaciones de exánimes herederos del trono inglés iban en creciente.
Inesperadamente volvió a abrir los ojos y viendo las teclas cubiertas en sangre, decidió apretujar una vez más los párpados en negación. Sintió un leve pálpito en un corazón detenido, y la premonición de prontos enfrentamientos la llenaron de ansiedad. Quizás parte de ella no sentía interés en combatir, pero el quid de la cuestión era otro, un deber interno, más intenso que el deber ser…
Un súbito beso la despertó del inquieto trance, provocando ligero salto en su cuerpo…
-Me has hecho recortar cosas que hubiese preferido olvidar mí querida… pero la luna y tú, jamás sabrán el dolor que me da vida. Fue maravillosa tu balada. Vamos… ven conmigo, juguemos hasta que incandescente nos permita…-
-Que oportuna…- pensó Alessa, sonriendo de lado – de haber seguido en ese laberinto mental, quizás habría perdido la cordura… y ella no merece verme en un estado tan… primitivo- se dijo a sí misma, mientras la suave y marfilina mano de su amiga, la alejaron del hipnótico pianoforte.
Parecían dos niñas jugando a las escondidillas a través de un sinuoso laberinto de enredaderas, tal jardín contenía en su interior extraños especímenes y algunos mortales, pero para ellas era el paisaje adecuado a un jugueteo sensual… Diva corrió hacia la fuente, haciendo que el líquido brillante empapara sus blancas vestiduras, extendía gotas en el aire que se precipitaban de nuevo sobre su rostro y cabello, la princesa sonreía divertida, cuando un chasquido de las ramas rompió el festival de risas… olía a humano.
Con la advertencia de la joven vampira y su acercamiento, Alessa dirigió la mirada hacia los matorrales que crecían a un lado de una vieja y descascarada estatua de venus.
De repente las ajenas figuras de la joven fueron bruscamente reemplazadas por algunas propias, viejos rostros, estrepitosos golpes de espadas, cabezas al filo de las hojas, gritos, llantos, gruñidos, cabañas y mansiones en llamas… desde el abismo de tantos yerros, una voz…
-La virtud más grande, heredada por Dios, es el perdón… - un quebranto en el rictus de la princesa se produjo, pues la frase que anteriormente había retrucado a su amiga, era la deformación de un consejo de su hermano, uno de tantos. Quizás porque la historia de su familia era vasta, y el desiderátum a cumplir aún mayor… pues desde la cuna de ambos hermanos había un fin a cumplir… uno aun sin develar… ríos de sangre había surcado el pasado del clan Plantagenet y las generaciones de exánimes herederos del trono inglés iban en creciente.
Inesperadamente volvió a abrir los ojos y viendo las teclas cubiertas en sangre, decidió apretujar una vez más los párpados en negación. Sintió un leve pálpito en un corazón detenido, y la premonición de prontos enfrentamientos la llenaron de ansiedad. Quizás parte de ella no sentía interés en combatir, pero el quid de la cuestión era otro, un deber interno, más intenso que el deber ser…
Un súbito beso la despertó del inquieto trance, provocando ligero salto en su cuerpo…
-Me has hecho recortar cosas que hubiese preferido olvidar mí querida… pero la luna y tú, jamás sabrán el dolor que me da vida. Fue maravillosa tu balada. Vamos… ven conmigo, juguemos hasta que incandescente nos permita…-
-Que oportuna…- pensó Alessa, sonriendo de lado – de haber seguido en ese laberinto mental, quizás habría perdido la cordura… y ella no merece verme en un estado tan… primitivo- se dijo a sí misma, mientras la suave y marfilina mano de su amiga, la alejaron del hipnótico pianoforte.
Parecían dos niñas jugando a las escondidillas a través de un sinuoso laberinto de enredaderas, tal jardín contenía en su interior extraños especímenes y algunos mortales, pero para ellas era el paisaje adecuado a un jugueteo sensual… Diva corrió hacia la fuente, haciendo que el líquido brillante empapara sus blancas vestiduras, extendía gotas en el aire que se precipitaban de nuevo sobre su rostro y cabello, la princesa sonreía divertida, cuando un chasquido de las ramas rompió el festival de risas… olía a humano.
Con la advertencia de la joven vampira y su acercamiento, Alessa dirigió la mirada hacia los matorrales que crecían a un lado de una vieja y descascarada estatua de venus.
Alessa Windsor- Vampiro/Realeza
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Probaba mis habilidades como curandero, mas bien no era nada igual, sino mi perfecta sincronización con la naturaleza, que me hacía revivir en sueños despiertos cosas que jamás había vivido.
Quería saber, tenía obsesión por conocer lo desconocido, tenía ansia de poder hacer cosas que jamás habían sido nada, salvo ideas inconclusas en mi mente dormida. Suspiros en la noche de familias que tenían empeñadas hasta la ropa interior, pero tenían eso, una familia, alguien a quien amar, y al menos, alguien a quien estrechar cálidamente entre sus brazos. Un abrazo tierno, lujurioso, y a la vez rebosante de sensaciones a cada cual mas intensa que el anterior.
Mi piel, tostada por el sol debido a los viajes que hacía estaba rasguñada. Desperté entre las finas agujas de una planta espinosa. Al parecer, esa noche había ido a beber y me habría metido con alguien que no debía, algo irregular en mi costumbre, pues prefería embriagarme con el dulce olor de una hembra entre mis sábanas.
Caminé hasta un jardín extremadamente bello, de aquellos que solamente en el delirio de un moribundo o en los cuentos para niños, solía aparecer. Busqué plantas fáciles, algo comunes con las que preparar un ungüento curativo, nada de esos medicamentos que usan los doctores, que a saber que productos químicos llevarían, mis conocimientos eran tan amplios, que con solo reunir varios matojos, y un poco de agua podría crear un jarabe curativo.
Mi mente, totalmente despejada intentaba buscar plantas curativas, pero solamente encontraba bellas flores y árboles frutales. Nada de aquello podría arreglar su par de arañazos ni su camisa rasgada.
Cuando cayó en la cuenta de su aspecto, sintió una simple rabia, y fue a acercarse a la fuente que se posaba a unos metros de él, con el agua fresca no dudó en rozar su piel erizándose con el contacto.
Quería saber, tenía obsesión por conocer lo desconocido, tenía ansia de poder hacer cosas que jamás habían sido nada, salvo ideas inconclusas en mi mente dormida. Suspiros en la noche de familias que tenían empeñadas hasta la ropa interior, pero tenían eso, una familia, alguien a quien amar, y al menos, alguien a quien estrechar cálidamente entre sus brazos. Un abrazo tierno, lujurioso, y a la vez rebosante de sensaciones a cada cual mas intensa que el anterior.
Mi piel, tostada por el sol debido a los viajes que hacía estaba rasguñada. Desperté entre las finas agujas de una planta espinosa. Al parecer, esa noche había ido a beber y me habría metido con alguien que no debía, algo irregular en mi costumbre, pues prefería embriagarme con el dulce olor de una hembra entre mis sábanas.
Caminé hasta un jardín extremadamente bello, de aquellos que solamente en el delirio de un moribundo o en los cuentos para niños, solía aparecer. Busqué plantas fáciles, algo comunes con las que preparar un ungüento curativo, nada de esos medicamentos que usan los doctores, que a saber que productos químicos llevarían, mis conocimientos eran tan amplios, que con solo reunir varios matojos, y un poco de agua podría crear un jarabe curativo.
Mi mente, totalmente despejada intentaba buscar plantas curativas, pero solamente encontraba bellas flores y árboles frutales. Nada de aquello podría arreglar su par de arañazos ni su camisa rasgada.
Cuando cayó en la cuenta de su aspecto, sintió una simple rabia, y fue a acercarse a la fuente que se posaba a unos metros de él, con el agua fresca no dudó en rozar su piel erizándose con el contacto.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Un perfume tan delicioso me dejo perpleja a pesar de la distancia, mis ojos buscaban sin poder hallar el cuerpo poseedor de tal fragancia que de a poco me atrapaba. Desconocía el sentir de mi cómplice pero estaba segura que ella no pasaría por alto el hecho de saber de percibir nuestra bebida favorita.
Desde otra ubicación, no estábamos escondidas, solo lo observábamos. Ese extraño sujeto de ropas desaliñadas, manchadas con apenas unas gotas de su liquido vital y una piel exuberantemente llamativa. Con Alessa podíamos escuchar el latir de su corazón, esa ardor interno de que surge de sensaciones con el rose del agua fría en la piel tibia. Estábamos frente a un humano, podíamos actuar de muchas maneras, recatarnos y solo actuar como humanas inocentes jugando a altas horas de la noche o ser lo que siempre fuimos, cazadoras silenciosas de la noche hermosa que nos ofrecía una victima a nuestro alcance.
Mi intriga e inocencia jugaban a ser las influyentes de mi próximo accionar. Me separe sutilmente del manto protector que había adoptado de Alessa para dar apenas unos pasos hacia el hombre junto a la fuente. Pasos en el aire veloz que solo dejaban ver mi figura micro de segundos.
-¿Quién eres? ¿Cómo llegaste a este lugar, extraño?-
Frases que vuelan en el aire llegaban a los oídos de quien refrescaba su cuerpo.
Desde otra ubicación, no estábamos escondidas, solo lo observábamos. Ese extraño sujeto de ropas desaliñadas, manchadas con apenas unas gotas de su liquido vital y una piel exuberantemente llamativa. Con Alessa podíamos escuchar el latir de su corazón, esa ardor interno de que surge de sensaciones con el rose del agua fría en la piel tibia. Estábamos frente a un humano, podíamos actuar de muchas maneras, recatarnos y solo actuar como humanas inocentes jugando a altas horas de la noche o ser lo que siempre fuimos, cazadoras silenciosas de la noche hermosa que nos ofrecía una victima a nuestro alcance.
Mi intriga e inocencia jugaban a ser las influyentes de mi próximo accionar. Me separe sutilmente del manto protector que había adoptado de Alessa para dar apenas unos pasos hacia el hombre junto a la fuente. Pasos en el aire veloz que solo dejaban ver mi figura micro de segundos.
-¿Quién eres? ¿Cómo llegaste a este lugar, extraño?-
Frases que vuelan en el aire llegaban a los oídos de quien refrescaba su cuerpo.
Diva Goldsmith- Vampiro Clase Alta
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
No era si quiera necesario especular demasiado, la gélida brisa invernal atraía consigo el apacible hálito de un humano. Aquel caminante, cuyo soplo de vida atestado de naturalidad se hallaba, no parecía en lo más mínimo amenazante, aun así, lo rondaba un aroma particular que los años de experiencia de la princesa la puso en alerta…
-Huele a sangre… hierba buena, y mezcla de…- pensó, intentando develar el olor - ungüentos... –
Su olfato y percepción no la engañarían, puesto que eran tantos los campos que había recorrido, personas que se había topado en los senderos del tiempo, razas, y etnias… que un aroma difería abismalmente de otro, haciéndolos… únicos.
Ladeó la cabeza en señal de reticencia, mientras abandonando la exposición de ambas en los jardines descubiertos, se situaron a un lado de los setos que crecían abultados a unos metros de la fuente. Alto, y corpulento, se acercaba, mientras Diva jugueteaba desde la mirada con él, deseaba que hubiera captado la cautela que Alessa quería transmitirle, pero antes de que hubiese dicho algo, volvió a sentir el aroma a sangre entremezclado con hierbas foráneas… tal impacto olfativo, provocó que los celestes ojos se tornaran carmesí, la sed se había activado, y junto con la percepción de estar frente a una raza diferente, se irguió en defensa.
-¿Quién eres? ¿Cómo llegaste a este lugar, extraño?- Cuestionó la joven vampira.
Diva había tomado la delantera, precipitándose al caminante. La princesa, desenvainando la base del mango de la espada que portaba en su espalda, dejó ver el inicio de uno de los lados de las afiladas hojas. Enfocó los ojos en el extraño, como una fiera a su presa, mientras un hilo de largos cabellos le cayó sobre el rostro. Solo debía hacer un movimiento, y el primitivo estado de Alessa se vería liberado. Desde los tupidos arbustos le fue develado algo aún más interesante… el súbito brillo de unas joyas en el cuerpo del extraño, le revelaron algo más inquietante… realeza.
-Vaya sorpresa… - murmuró dibujando una sádica sonrisa de lado.
-Huele a sangre… hierba buena, y mezcla de…- pensó, intentando develar el olor - ungüentos... –
Su olfato y percepción no la engañarían, puesto que eran tantos los campos que había recorrido, personas que se había topado en los senderos del tiempo, razas, y etnias… que un aroma difería abismalmente de otro, haciéndolos… únicos.
Ladeó la cabeza en señal de reticencia, mientras abandonando la exposición de ambas en los jardines descubiertos, se situaron a un lado de los setos que crecían abultados a unos metros de la fuente. Alto, y corpulento, se acercaba, mientras Diva jugueteaba desde la mirada con él, deseaba que hubiera captado la cautela que Alessa quería transmitirle, pero antes de que hubiese dicho algo, volvió a sentir el aroma a sangre entremezclado con hierbas foráneas… tal impacto olfativo, provocó que los celestes ojos se tornaran carmesí, la sed se había activado, y junto con la percepción de estar frente a una raza diferente, se irguió en defensa.
-¿Quién eres? ¿Cómo llegaste a este lugar, extraño?- Cuestionó la joven vampira.
Diva había tomado la delantera, precipitándose al caminante. La princesa, desenvainando la base del mango de la espada que portaba en su espalda, dejó ver el inicio de uno de los lados de las afiladas hojas. Enfocó los ojos en el extraño, como una fiera a su presa, mientras un hilo de largos cabellos le cayó sobre el rostro. Solo debía hacer un movimiento, y el primitivo estado de Alessa se vería liberado. Desde los tupidos arbustos le fue develado algo aún más interesante… el súbito brillo de unas joyas en el cuerpo del extraño, le revelaron algo más inquietante… realeza.
-Vaya sorpresa… - murmuró dibujando una sádica sonrisa de lado.
Alessa Windsor- Vampiro/Realeza
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Aquel siseo hizo ademán de colapsar mis sentidos, cuando enfoqué la vista, encontré frente a mi, una mujer de cabello castaño y unafigura que de seguro habría hecho enloquecer a mas de un hombre. Al instante, otro sonido sordo me hizo voltear la cabeza hasta vislumbrar a otra muchacha, ésta tenía el cabello color del oro virgen, aun sin tocar la mano mugrienta del hombre, y unos ojos que expresaban mas de lo que ella creía.
Por un instante me sobresalté, pareciendo tomar aquella vista como irrepetible, o es que quizá estaba sumido en algún extraño y profundo suelo de nuevo?.
Pero de lo contrario, el agua caer en una de mis pequeñas heridas me hizo torcer el gesto, y girarme hacia la mujer que había pronunciado aquellas palabras como niña curiosa. - Mi nombre es Vincenzo, señorita. - Intenté sonreir, y apenas mis labios se curvaron en amago a una sonrisa. - Aunque no recuerdo como llegué, solo iba a tomar un descanso, y pocas hierbas.
La otra mujer, parecía estar degustando aquella conversación, la notaba ansiosa, sentí algo extraño removerse en mi, algo me decía que algo no iba bien del todo. Cerré apenas unos botones de mi camisa, mordiéndome la lengua por el roce de la misma con los arañazos.
Por un instante me sobresalté, pareciendo tomar aquella vista como irrepetible, o es que quizá estaba sumido en algún extraño y profundo suelo de nuevo?.
Pero de lo contrario, el agua caer en una de mis pequeñas heridas me hizo torcer el gesto, y girarme hacia la mujer que había pronunciado aquellas palabras como niña curiosa. - Mi nombre es Vincenzo, señorita. - Intenté sonreir, y apenas mis labios se curvaron en amago a una sonrisa. - Aunque no recuerdo como llegué, solo iba a tomar un descanso, y pocas hierbas.
La otra mujer, parecía estar degustando aquella conversación, la notaba ansiosa, sentí algo extraño removerse en mi, algo me decía que algo no iba bien del todo. Cerré apenas unos botones de mi camisa, mordiéndome la lengua por el roce de la misma con los arañazos.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Con cierto atrevimiento, se podría decir, me tope cara a cara con el muchacho de heridas levemente visibles, que no podíamos dejar pasar por alto Alessa y yo, sostuve su rostro entre mis delicados debidos apenas unas milésimas de segundo y me aparte rápidamente de el. No pude ignorar el estado de alerta de mi querida amiga, el filo de su espada me sobresalto un poco. Yo pertenecía a un linaje muy diferente a otros, a mí propio parecer, las armas jamás fueron bien vistas a la hora de defendernos y tampoco era común utilizarlas para cazar, pero el accionar de Alessa me hizo dudar y tener por un momento de aquel ser el cual contemple con tantas ansias de saborear.
Al escuchar el nombre de sus labios, aun más se incrementaba el deseo de saber más. No existía un instinto desesperado por destrozar su cuello y mucho menos acecinar una roza humana, era un grado de tentación muy diferente a otros, quería jugar como niña y provocar como adulta. No obstante, volví al manto protector de quien miraba con ojos muy ajenos a quien me había atrevido a captar su atención.
Cercana a ella solté palabras de preocupación que intentaban tranquilizar la reacción defensiva de su postura. – No debemos manchar este lugar mi querida… aun no!-
Al escuchar el nombre de sus labios, aun más se incrementaba el deseo de saber más. No existía un instinto desesperado por destrozar su cuello y mucho menos acecinar una roza humana, era un grado de tentación muy diferente a otros, quería jugar como niña y provocar como adulta. No obstante, volví al manto protector de quien miraba con ojos muy ajenos a quien me había atrevido a captar su atención.
Cercana a ella solté palabras de preocupación que intentaban tranquilizar la reacción defensiva de su postura. – No debemos manchar este lugar mi querida… aun no!-
Diva Goldsmith- Vampiro Clase Alta
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Repentino, pero ni si quiera en la tonalidad de su voz se denotaba agresiones ocultas. Alessa estampó algunos pasos… sigilosos, y con cautela hacia ambos, no fueron muchos, pues al parecer, la joven vampira había optado por tomar la advertencia en la mirada de la princesa.
La sangre en su interior hervía, pues la descendencia del sujeto se había hecho presente en ella, no se había equivocado al deducirlo… se trataba de realeza. Los finos rasgos en el rostro del sujeto, la respiración agitada al descubrir que se hallaba en un ambiente peligroso, habían divertido a Alessa, quien decidió envainar su espada ante el pedido de su amiga.
– No debemos manchar este lugar mi querida… aun no!- tal consejo de Diva, la despertó del trance en defensa, no debía perder compostura, no solo por ser el lugar inadecuado, sino porque la casta de la posible presa, podría acarrear serios inconvenientes.
La vampiresa mantuvo a su acompañante cerca, pero aproximándose una vez más al joven decidió romper el silencio en el ambiente, era innegable la sed que poco a poco le secaba la garganta, las heridas del joven eran visibles y muy tentadoras al olfato, que aún las gotas de sudor que se entremezclaban con el líquido carmesí, no disimulaban lo delicioso en ellas. Aquellos ojos enclaustraban secretos ocultos, y la princesa casi podía leerlos, parecía haber salido de una riña nocturna, por lo que simplemente indujo.
-Buenas noches, señor – dijo dibujando una sonrisa de lado un tanto pícara y burlesca. Le hubiera gustado rozar las heridas con sus dedos para lamerlas cuan sabrosa bebida, pero decidió evitar la insolencia ofreciendo un pañuelo al extraño, mientras ocultaba el arma en su espalda una vez más.
-Mi nombre es Alessa Von Bükert… y sepa que hay hierbas por doquier, déjeme decirle, pero como debe observar, hay algunas que exceden sus propiedades venenosas, ¿está seguro que aun así desea buscarlas?- dijo sonriente mientras sentía la respiración de Diva en su hombro., haciendo un ademán insinuó que siguiera su paso, puesto que era demasiado tentador tenerlo en frente.
La sangre en su interior hervía, pues la descendencia del sujeto se había hecho presente en ella, no se había equivocado al deducirlo… se trataba de realeza. Los finos rasgos en el rostro del sujeto, la respiración agitada al descubrir que se hallaba en un ambiente peligroso, habían divertido a Alessa, quien decidió envainar su espada ante el pedido de su amiga.
– No debemos manchar este lugar mi querida… aun no!- tal consejo de Diva, la despertó del trance en defensa, no debía perder compostura, no solo por ser el lugar inadecuado, sino porque la casta de la posible presa, podría acarrear serios inconvenientes.
La vampiresa mantuvo a su acompañante cerca, pero aproximándose una vez más al joven decidió romper el silencio en el ambiente, era innegable la sed que poco a poco le secaba la garganta, las heridas del joven eran visibles y muy tentadoras al olfato, que aún las gotas de sudor que se entremezclaban con el líquido carmesí, no disimulaban lo delicioso en ellas. Aquellos ojos enclaustraban secretos ocultos, y la princesa casi podía leerlos, parecía haber salido de una riña nocturna, por lo que simplemente indujo.
-Buenas noches, señor – dijo dibujando una sonrisa de lado un tanto pícara y burlesca. Le hubiera gustado rozar las heridas con sus dedos para lamerlas cuan sabrosa bebida, pero decidió evitar la insolencia ofreciendo un pañuelo al extraño, mientras ocultaba el arma en su espalda una vez más.
-Mi nombre es Alessa Von Bükert… y sepa que hay hierbas por doquier, déjeme decirle, pero como debe observar, hay algunas que exceden sus propiedades venenosas, ¿está seguro que aun así desea buscarlas?- dijo sonriente mientras sentía la respiración de Diva en su hombro., haciendo un ademán insinuó que siguiera su paso, puesto que era demasiado tentador tenerlo en frente.
Alessa Windsor- Vampiro/Realeza
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Al oir de sus propios labios aquella palabra "venenosas" por un segundo creí que se referían a ellas mismas, hermosas tanto como peligrosas. Mi reacción fue casi inmediata, me puse a recordar aquella locura que quería una vez mas probar, la eficacia de la planta llamada Ipecacuana, envenenándome a mi mismo.
Pero mis conocimientos y curiosidades se veían eclipsadas ante tales damas, como ya había dicho antes, me sentía en peligro, pero no huía, simplemente porque me atraía el miedo, aquel que hacía que mi cuerpo bombease la sangre mas rápidamente, pero no era miedo lo que sentía, sino una especie de adrenalina, incomparable.
- Buenas noches señorita.. - Tomé una posición mas formal, tanto como mi aspecto desaliñado me permitía hacer. - Buscaba plantas, pero no creo que sea el lugar ni el momento adecuado. Espero no haberlas interrumpido. Mi sonrisa se tornó suave y torcida, tanto como solía hacer en algunos casos, siempre atraía la atención de damas, pero este caso era distinto, me miraban como si fuese un trozo de carnaza, mas bien.. lo era.
En mi mente, en silencio rebuscaba algun fácil conjuro, pero aquel no era mi momento, sentía como si me taladrasen el cerebro aunque no dejase que ésto se hiciese denotar en mi.
Pero mis conocimientos y curiosidades se veían eclipsadas ante tales damas, como ya había dicho antes, me sentía en peligro, pero no huía, simplemente porque me atraía el miedo, aquel que hacía que mi cuerpo bombease la sangre mas rápidamente, pero no era miedo lo que sentía, sino una especie de adrenalina, incomparable.
- Buenas noches señorita.. - Tomé una posición mas formal, tanto como mi aspecto desaliñado me permitía hacer. - Buscaba plantas, pero no creo que sea el lugar ni el momento adecuado. Espero no haberlas interrumpido. Mi sonrisa se tornó suave y torcida, tanto como solía hacer en algunos casos, siempre atraía la atención de damas, pero este caso era distinto, me miraban como si fuese un trozo de carnaza, mas bien.. lo era.
En mi mente, en silencio rebuscaba algun fácil conjuro, pero aquel no era mi momento, sentía como si me taladrasen el cerebro aunque no dejase que ésto se hiciese denotar en mi.
Vincenzo Danislăv- Hechicero/Realeza
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Inclinándose en una postura reverencial, Alessa respondió al saludo del caballero, sabía que deseaba el liquido que internamente lo proveía de vida, pero para infortunio de la princesa, no hallaba partícula alguna de impureza en las actitudes y recovecos de su alma. Propio y valiente el joven definitivamente ignoraba la naturaleza de ambas, pero había algo quizás delicioso en su actitud, allí, de pié, Alessa sin pensarlo, repuso:
-No se preocupe... no quisiera sonar impertinente, pero si lo desea, podemos escoltarlo a la salida...- sugirió de manera cortés, mientras levantaba el ceño. Le parecía que debía averiguar más sobre aquel intrigante humano, quien tuvo la opción de retirarse al instante de haber presentido el peligro, más aún así... decidió no huir. ¿qué clase de humano no teme a lo desconocido... o a la muerte misma? era una pregunta que Alessa junto a Diva, estaba deseosa de averiguar.
Quizás era la fortaleza de su mirada, o quizás que compartieran cunas privilegiadas, nada era seguro...
-No se preocupe... no quisiera sonar impertinente, pero si lo desea, podemos escoltarlo a la salida...- sugirió de manera cortés, mientras levantaba el ceño. Le parecía que debía averiguar más sobre aquel intrigante humano, quien tuvo la opción de retirarse al instante de haber presentido el peligro, más aún así... decidió no huir. ¿qué clase de humano no teme a lo desconocido... o a la muerte misma? era una pregunta que Alessa junto a Diva, estaba deseosa de averiguar.
Quizás era la fortaleza de su mirada, o quizás que compartieran cunas privilegiadas, nada era seguro...
Alessa Windsor- Vampiro/Realeza
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Cualquier humano corriente hubiese caído en la tentación de nuestro mirad o estaría asustado de la cualidad defensiva de Alessa, pero ninguna de estas dos opciones fue la resultante entre el cruce de las pocas palabras, sin embargo algo había cambiado drásticamente en mi. Extrañamente, para mi parecer, el interés que tenia sobre el muchacho con aroma a ungüentos había cambiado, ya no deseaba saborearlo. ¿Habrá sido la confusión de perfumes y hiervas que me provoco cierto desagrado?
- Si le place puede tomar las hiervas que desee, pero por favor, no lastime las rosas del jardín – Replique en medio de la conversación del joven Vicenio y Alessa. – Sus heridas deben ser curadas sino… - Observe de reojo a quien lo expulsaba con finas palabras como insinuando una advertencia para ambos. -…sino podrían empeorar su estado, ¿no le parece? -
Nuevamente me atreví a acercarme un poco al muchacho, haciendo una ligera reverencia me presente como la dama que era. El saludo me ayudo a observar prolijamente de pie a cabeza la ubicación de todas sus lesiones.
- Mi nombre es Diva Goldsmith… Espero que no se haya sentido intimidado por nuestras presencias. No le haríamos daño – Liberando una tímida sonrisa burlesca. – ¡¿No es verdad Alessa?!
- Si le place puede tomar las hiervas que desee, pero por favor, no lastime las rosas del jardín – Replique en medio de la conversación del joven Vicenio y Alessa. – Sus heridas deben ser curadas sino… - Observe de reojo a quien lo expulsaba con finas palabras como insinuando una advertencia para ambos. -…sino podrían empeorar su estado, ¿no le parece? -
Nuevamente me atreví a acercarme un poco al muchacho, haciendo una ligera reverencia me presente como la dama que era. El saludo me ayudo a observar prolijamente de pie a cabeza la ubicación de todas sus lesiones.
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Diva Goldsmith- Vampiro Clase Alta
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Re: Killing Flowers - [Alessa Von Bükert & Vincenzo Domani ]
Una gélida brisa alborotó las vastas enredaderas del jardín, el luctuoso cielo ocultaba las últimas estrellas titilantes, y la casi muda carcajada de Alessa tomaban lugar en lo que parecía ser un cortejo mortal. No se había equivocado... su amiga había se había percatado exactamente de sus intenciones para con el intrigante muchacho... él debía irse y salvar su vida, o quedarse y formar parte del festín.
La cortesía de Diva se hacía presente, y ante la misma Alessa solo se atrevía a asentir, ya que al mínimo descuido, podría verse irremediablemente tentada a caer encima del extraño. Era prisionera de la sed, por segundo día consecutivo, por la eterna preferencia de un capricho. Sangre selecta... aquellos quienes son un borrón en la vida, quienes carecen de dones, y manchan los existentes, humanos con fallas inherentes, corruptos de alma y contaminantes errores.
-Demonios...- carraspeó internamente... - si tan solo fuera...- vaciló mientras fingía una sonrisa complaciente... Internamente hubiera deseado que se tratara de un hedónico individuo, repleto de vicios, de manchado espíritu... más no podía percibir tal sensación de aquel sujeto, solo podía saborear la privilegiada cuna, y una indudable descendencia. Los deslices de noches no contaban como "pecados" a los ojos de Alessa, quienes aun no podían recuperar el celestino color, y seguían rojos brillantes.
- Mi nombre es Diva Goldsmith… Espero que no se haya sentido intimidado por nuestras presencias. No le haríamos daño – dijo su amiga impulsando a la princesa a un estado de conciencia necesaria.
– ¡¿No es verdad Alessa?!- la pregunta aún revoloteaba en el aire...
-¿Eh?... Que... - vaciló para luego sacudir las ideas en un ínfimo movimiento...
-¡Claro!, por supuesto que no habríamos de hacerle daño...- respondió un tanto confusa, mientras sonreía de par en par demostrando la impoluta sonrisa, y dos prominentes aguijones. -No debe preocuparse Monsieur, ¿que peligros podrían depararle de la mano de dos indefensas criaturas como nosotras?- añadió entre sarcasmo y dulzura.
La brisa seguía incrementando su fuerza haciendo al cabello de las jóvenes revelable... Alessa sujetándolo hacia un costado, volteó a observar por última vez el transparente solarium. La sutileza con la que los eventos habían empezado a suceder era impecable, casi atribuible al destino, aún cuando ella no creyese demasiado en él. Desde que arribó a París, los planes de antiguas prosapias habían empezado a andar en marcha, y la suerte le iba permitiendo conocer poco a poco a sus oponentes, las diferentes casas, razas, y los hilos que de manera tirante, movilizaban a las marionetas.
-Querida... debemos irnos- previno Alessa una vez el rocío matutino empezó a precipitarse sobre ellas - La mañana se aproxima... apresurémonos a escoltar a Monsieur Domani, quien sabrá entender que la belleza debe ser cultivada en un placentero sueño, aún cuando ésta sea efímera en las arenas del tiempo - advirtió.
La cortesía de Diva se hacía presente, y ante la misma Alessa solo se atrevía a asentir, ya que al mínimo descuido, podría verse irremediablemente tentada a caer encima del extraño. Era prisionera de la sed, por segundo día consecutivo, por la eterna preferencia de un capricho. Sangre selecta... aquellos quienes son un borrón en la vida, quienes carecen de dones, y manchan los existentes, humanos con fallas inherentes, corruptos de alma y contaminantes errores.
-Demonios...- carraspeó internamente... - si tan solo fuera...- vaciló mientras fingía una sonrisa complaciente... Internamente hubiera deseado que se tratara de un hedónico individuo, repleto de vicios, de manchado espíritu... más no podía percibir tal sensación de aquel sujeto, solo podía saborear la privilegiada cuna, y una indudable descendencia. Los deslices de noches no contaban como "pecados" a los ojos de Alessa, quienes aun no podían recuperar el celestino color, y seguían rojos brillantes.
- Mi nombre es Diva Goldsmith… Espero que no se haya sentido intimidado por nuestras presencias. No le haríamos daño – dijo su amiga impulsando a la princesa a un estado de conciencia necesaria.
– ¡¿No es verdad Alessa?!- la pregunta aún revoloteaba en el aire...
-¿Eh?... Que... - vaciló para luego sacudir las ideas en un ínfimo movimiento...
-¡Claro!, por supuesto que no habríamos de hacerle daño...- respondió un tanto confusa, mientras sonreía de par en par demostrando la impoluta sonrisa, y dos prominentes aguijones. -No debe preocuparse Monsieur, ¿que peligros podrían depararle de la mano de dos indefensas criaturas como nosotras?- añadió entre sarcasmo y dulzura.
La brisa seguía incrementando su fuerza haciendo al cabello de las jóvenes revelable... Alessa sujetándolo hacia un costado, volteó a observar por última vez el transparente solarium. La sutileza con la que los eventos habían empezado a suceder era impecable, casi atribuible al destino, aún cuando ella no creyese demasiado en él. Desde que arribó a París, los planes de antiguas prosapias habían empezado a andar en marcha, y la suerte le iba permitiendo conocer poco a poco a sus oponentes, las diferentes casas, razas, y los hilos que de manera tirante, movilizaban a las marionetas.
-Querida... debemos irnos- previno Alessa una vez el rocío matutino empezó a precipitarse sobre ellas - La mañana se aproxima... apresurémonos a escoltar a Monsieur Domani, quien sabrá entender que la belleza debe ser cultivada en un placentero sueño, aún cuando ésta sea efímera en las arenas del tiempo - advirtió.
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