Sola y perdida en el bosque (Aleksandr)

por **Abigail Barascout** Vie Dic 31, 2010 8:05 am

Estaba enfadada conmigo misma por haber sido tan temeraria, solamente quería tomar unas flores, iba a ser unos minutos y volver junto a mi guarda pero todo no había salido como me lo había imaginado. Me adentré demasiado al bosque sin darme cuenta, pensando que caminaba en línea recta. Intenté salir después de recoger las flores pero iba en sentido contrario, en vez de ir hacia fuera me estaba adentrando aún más en este lugar.
Desde que había llegado a París era la primera vez que me sentía verdaderamente asustada, no sabía donde estaba ni el como podría hacer para salir de el frondoso y oscuro bosque. Me abrigué con mi capa de lana gorda que llevaba, colocándome bien la capucha para intentar protegerme un poco más de el frío invernal que reinaba, aquí era demasiado oscuro para saber si aún era de día o la noche estaba cayendo ya sobre París.
Hacía frío y el lugar era demasiado húmedo como para quedarse quieta en un sitio, me abracé fuerte para darme calor mientras caminaba a no se donde, ¿tenía que haber alguna forma de salir de aquí? Mi respiración era trabajosa por la humedad y mis miedos. ¿Y si me pasaba algo? Solo esperaba no encontrarme con ningún animal, ahora cualquier ruído me asustaba, hasta el simple ruido de las hojas producido por el viento.

por Invitado Dom Ene 02, 2011 2:48 pm

Huir un rato al bosque debía sentarme bien. Necesitaba el aire fresco, respirar y sentirme un poco... ¿libre? Aunque ya lo era viviendo como quería, la sociedad resultaba una atadura demasiado fuerte para alguien cuya naturaleza se ha vuelto tan animal.
La atadura se volvía más agobiante cuando aún no le había contado a Nade la verdad, cuando tenía que ocultarle que había conocido a alguien idéntica a Adrianne y sobre todo, cuando debía preocuparme de si Dima sería o no feliz viviendo con un par de gitanos como éramos Nade y yo. Así que salir al bosque era una perfecta vía de escape.
Me estiré cuando ya estuve bien adentrado en él, conociendo practicamente cada palmo de aquel lugar, bostezando en el silencio. Resultaba relajante, casi sereno, tener un lugar en silencio donde ni siquiera mis pensamientos podían agobiarme.
¿Pero qué era aquel ruido? Caminé sigilosamente, ocultándome en las sombras de los árboles que comenzaban a hacerse más pronunciadas debido al atardecer, buscando qué o quién producía aquellos extraños ruidos. ¿Sería un vampiro?

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