Perdida en el bosque - Libre

por **Laura Bouvier** Lun Jul 14, 2014 7:03 pm

Era de noche y la joven cortesana se había atrevido a dar un paseo antes de acostarse. Debería de estar trabajando, pero decidió tomarse un rato libre. Sabía que si los dueños del burdel se enteraban podía meterse en problemas, pero los asumiría porque era consciente de que no está haciendo lo que debe. Otro día trabajaría el doble en compensación.

Caminaba sin un rumbo fijo, con ganas de descubrir la ciudad y los alrededores. Era parisina, sí, pero había un sinfín de lugares en los que nunca había estado y sentía una enorme curiosidad. Siguió caminando inmersa en sus pensamientos y cuando quiso darse cuenta se encontraba en un bosque. Miró para atrás imaginando que vería la ciudad, pero no, solamente veía el bosque. Se había metido en las profundidades del mismo. Estaba perdida y no sabía cómo volver a la ciudad.

-No puede ser.- dijo enfadada consigo misma. Se sentó en un tronco caído intentando asimilar cómo había acabado allí y comenzó a sentir frío. Las temperaturas a esas horas eran bajas y no llevaba mucha ropa. Tiritaba levemente y decidió ponerse de pie y volver a andar para combatir el frío. Ahora tenía los cinco sentidos puestos en sus pasos, estaba asustada, el bosque estaba oscuro y le daba mucho miedo.

Intentaba no hacer ruido, pero sus zapatos de tacón no ayudaban demasiado. Quitárselos no era una opción porque andar descalza le recordaría a sus tiempos de máxima pobreza y no quería.

De pronto escuchó un ruido no muy lejos de ella. Parecían ser unos pasos. Un hombre o una mujer se acercaban a ella, estaba convencida. Cada vez sonaban con más fuerza, quién fuese no debería estar a más de diez metros. Miró a todos lados pero no vio a nada, entre la poca luz que daba la luna y los árboles era complicado ver a alguien venir.

-No me haga daño, se lo suplico.- pidió sin saber qué hacer y empezando a arrepentirse de haberse escapado por unas horas del burdel.

por Asmodeo* Vie Jul 18, 2014 2:12 pm

No había planeado su caminata y mucho menos por el bosque pero era su día libre o más su pequeña escapada. Seguro que cuando regresara le daban un buen regaño, una advertencia y una sentencia de trabajo pesado pero poco le importaba, ganaba bien y no había quejas de sus clientes, un día sin él no sería tan grave o al menos eso esperaba.

Decidió irse a perder un rato al bosque por el misterio que representaba y porque siempre desde chico le encantaba ir a caminar por esos rumbos. Nunca había perturbación alguna, el silencio que envolvía el lugar, los placeres de las ráfagas de viento recorrer tu cuerpo, la vista de los animales correr o acercarse a ti. Sí, definitivamente el bosque era uno de sus lugares favorito, en él podías encontrar cobijo y sustento, además de que era un buen lugar para permitirte acercarte a tu interior y meditar sobre muchas cosas. Pero ese día no iba con ese fin, ni siquiera lo había planeado pero sus pies lo llevaron de forma automática a esa parte de la ciudad y después de mucho tiempo caminando decidió tomar un pequeño descanso que le indujo a un sueño profundo.

Ahora, en medio de la oscuridad, despertaba con una pequeña desorientación y un ligero temblor en el cuerpo por el frio de la noche. Observo todo a su alrededor y se maldijo por el descuido cometido, no era que temiera por la noche en el bosque pero sí por el camino de vuelta, sabía que se había introducido de más y que ahora debía de regresar. Con un suspiro se levanto y camino en la dirección por la que había llegado, tan tranquilo como siempre pero atento a los posibles pasos, sabía que no era un lugar adecuado para ir por las noches, bandidos y seres extraños podían ir por ahí. De pronto escucho los pasos y después una voz.

-No te haré daño- dijo mientras seguía caminando hasta encontrarse con la dueña de la voz, observando su silueta ligeramente opacada por la noche y la poca luz que entraba, encontrándole algo familiar a la otra. -Pero no deberías estar aquí a estas horas y menos sola. Sobre todo así de vestida, te congelaras- Y sin más se quitó la camisa que llevaba puesta, ofreciéndosela amablemente a la chica

por **Laura Bouvier** Dom Jul 20, 2014 12:15 pm

No tardó en recibir contestación a sus suplicas. Una voz masculina tranquilizó a la joven diciéndole que no le haría daño. Ella lo creyó y suspiró aliviada viendo como el hombre se acercaba cada vez más hasta su posición. Aunque estaba cerca era imposible distinguirlo del todo bien. El hombre se quitó la camisa y se la ofreció a la francesa. Lo miró sorprendida, pocos hombres tenían esa caballerosidad.

-Te lo agradezco inmensamente, señor.- dijo con dulzura. Luego negó con la cabeza. -No puedo aceptar, ha sido culpa mía no venir abrigada y no permitiré que vos tenga frío.- dijo sin perder la dulzura de su voz. Esperaba que no se enfadase al rechazar su camisa, pero no podía permitir que él pasase frío por su culpa. Estar parada de nueva hizo que tiritase ligeramente y se frotó las manos rápido y fuerte para entrar un poco en calor.

-Dígame, ¿se ha perdido?- preguntó. Antes de recibir una respuesta quiso seguir hablando. -¿Le importaría que no me separase de vos? estoy perdida y me da miedo estar sola.- le confesó. Estaba pidiendo demasiado y era posible que al hombre no le hicese ninguna gracia su compañía, pero por preguntar no perdía nada. No quería volver a estar completamente sola porque era consciente de que quizá no encontrase la salida sin la ayuda de otra persona. No era muy buena guiándose, podría estar dando vueltas a un mismo grupo de árboles y no percatarse.

Se atrevió a agarrar la mano del hombre, necesitaba sentirlo. Era la primera vez que vivía una situación parecida y no sabía cómo actuar. La mayoría de las veces que había estado con un hombre a solas había sido trabajando y no estando perdida. El silencio invadía el bosque, pero era un silencio incómodo. En esos lugares los silencios no eran nada bueno así que decidió romperlo presentándose con educación.

-Me llamo Laura.- no le cuestionó sobre su identidad, le había hecho ya varías preguntas y no quería molestarle.

por Asmodeo* Lun Jul 21, 2014 1:02 am

Siguió intentando descubrir los rasgos del rostro contrario sin mayor logro pues la obscuridad era total pero su voz le llego clara aunque un poco baja y bastante dulce. Le gustaba que las chicas tuvieran voces dulces pero no confiaba mucho en ellas, conocía los secretos del manejo de las mujeres y los respetaba. De igual forma dejo pasar su oferta cuando le fue rechazada y se colocó de nuevo la playera. Si no la quería él no era nadie para obligarla a tomarla, aunque parecía que la necesitaba más que él y no podía evitar sentir la obligación de ayudarla de alguna forma para combatir el frío más allá de darle su camisa.

La dejo volver hablar, no le importaba que no pudiera darle respuesta a su pregunta pues su nueva compañía parecía bastante perturbada como para mantenerse tranquila hasta en la conversación. Eso le produjo una sonrisa, no podía dejar de pensar en la situación de damisela en peligro y él un caballero en su corcel blanco. Seguro que la otra se escandalizaría al darse cuenta de que era un prostituto el que la había salvado.

-No, señorita, no me encuentro perdido. Por suerte para ambos este camino lo recorro desde que tuve la fuerza para mantenerme en pie durante al menos una hora- dice haciendo referencia a que desde pequeño iba por esos rumbos y por lo cual la otra no debía estar preocupada. Él podía moverse con facilidad entre esa obscuridad y ayudarla a salir sin problemas. -Y claro que puede mantenerse a mi lado, señorita- agrego después de que la chica se agarrara a su brazo. A decir verdad le sorprendió ligeramente aquella actitud pues él no mostraría tanta confianza ante una persona que te salva misteriosamente en un bosque mientras te encuentras perdido. Pero para suerte de la muchacha él no era nadie malo, al menos no en ese aspecto.

-Es un placer conocerla, señorita Laura. Tel vez el lugar no sea tan correcto pero me alegra conocerla.- comento divertido por la situación. -Mi nombre es Asmodeo pero se encuentra en toda la libertad para decirme As- dijo y entonces la tomo bien del brazo, haciendo que su cuerpo se pegara al suyo para así mantenerse un poco más calientes. -Vayamos de regreso. Puedo saber ¿Cómo es que termino perdida en el bosque?-

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