Natasha K. Trubetzkoy

Natasha Trubetzkoy

• 18 Años • Humana• Clase baja, aunque en realidad es Princesa de Rusia (Por ende, Realeza Rusa) • San Petersburgo, Rusia
• Costurera •

Descripción física:

Spoiler:

Rasgos psicológicos: Natasha es una adolescente que sueña con ser algún día una princesa como la de los cuentos infantiles. Es una joven bastante coqueta consigo misma, siempre procura cuidar su imagen buscando aparentar ser de clase alta, quizás por ello siempre está tratando de fabricarse algún que otro vestido en sus horas libres. Tímida con los extraños, pero jovial y abierta con la gente de confianza. Debida a su corta edad, a veces resulta algo inocente e ingénua, llegando a pecar a veces de ello al ser demasiado buena con alguien.
Con los hombres, sobretodo los nobles o de clase alta, se muestra coqueta, pero con inocencia. Su cortejo con éstos es muy inocente y sutil, con breves miraditas, suaves sonrisas y roces inintencionados. Aunque su sueño es encontrar al hombre de sus sueños, está dispuesta a conocer a varios candidatos a príncipe de cuento de hadas, antes de dar con el príncipe azul. Pero eso no quita que siga manteniendo la idea de ser una joven casta y pura hasta que haya sido desposada.

Biografía:
Natasha Kirílovich Trubetzkoy nació un lluvioso cinco de mayo, en el año 1782, en el palacio de su familia, en San Petersburgo. Hija del Príncipe Trubetzkoy, el nombre de su apellido llevaba consigo una larga tradición de guerreros, generales y hombres al servicio de la Madre Patria en general, lo cual había acabado por otorgar un gran prestigio a tan antiguo nombre de la nobleza rusa, que se remontaba al tiempo de la formación del sustrato que, tras muchos siglos, terminaría formando su país. Tal era el reconocimiento, que todos los zares, desde Ivan IV, el terrible, hasta Catalina II, pasando por el siempre grande Pedro I, habían contado con algún miembro de los Trubetzkoy entre sus más allegados consejeros. Pero esa situación fue cambiando con la llegada de Pablo I al trono, al oponerse el Príncipe Kiril, el padre de Natasha, a la destrucción del testamento de la anterior zarina, Catalina la Grande, cercana a la familia, y que, al parecer, dejaba al pretendiente al trono fuera de los derechos de sucesión, al nombrar como nuevo zar al nieto de la recién fallecida monarca. Esto hizo que Pablo I fuera apartando paulatinamente a los Trubetzkoy del poder. La situación, en vez de mejorar, solo hizo que ir a peor cuando el primogénito de Kiril, Vasili, empezaba a entrar en la adolescencia y la vida pública. Su actitud ante la vida, como muchos hijos de nobles, era la de divertirse a costa de todo, al precio que fuera, por lo que frecuentaba mucho las tabernas de la ciudad y se gastaba una gran suma de dinero en los casinos y en apuestas. Uno de los pasatiempos del grupo de amigos de Vasili era el de rondar a las jóvenes de la ciudad hasta que alguna de estas cayera en sus redes, con especial predilección por las muchachas de la corte, las hijas de los nobles. Poco a poco las habladurías sobre los ciertos pasatiempos de estos jóvenes empezaron a rondar de boca en boca y el descontento comenzó a aumentar, pero la gota que colmó el vaso llegó en cuanto Vasili consiguió seducir a la hija del zar. Los rumores se hicieron cada vez más fuertes y salieron incluso de la capital, por lo que el zar, viendo que no podía pararlo, tuvo que tomar medidas para vengar la deshonra de su hija y de la familia imperial, por lo que terminó desterrando a la familia Trubetzkoy de los territorios del imperio lo que, a términos reales, aunque no los desposeyera del título nobiliario, los dejaba en la ruina, dejarles lejos de sus posesiones, las cuales ya no podrían administrar. De esta manera, los Trubetzkoy tuvieron que exiliarse de la Madre Patria para adentrarse en las tierras extranjeras. El padre, Kiril, decidió viajar a Francia, instalándose en París, donde compraron una pequeña casa en un barrio de clase media-baja con parte del dinero que habían podido llevarse. Por aquel entonces, Natasha contaba con 13 años.

A partir de ese momento, la economía de la familia solo hizo que languidecer. Aunque todos sabían hablar bien el idioma local, no fue fácil que encontraran un empleo y, mientras el padre dejaba pudrirse los pulmones trabajando con carbón y Anatol se desollaba las manos curtiendo cuero, Vasili, dejado a la autocompasión, pasaba todo el día en tabernas y gastándose los escasos fondos de la familia. Por otro lado Natasha y su madre trabajaban al igual que Anatol en la industria del textil como costureras.

Kiril, el cabeza de familia, murió apenas dos años más tarde por problemas de respiración, a causa del polvo de carbón que se había ido acumulando en sus pulmones. Con la diferencia de salarios de la época, Anatol era el que llevaba el grueso del [i]”pan”, hablando figuradamente, a la casa, completando el resto su madre y su hermana. Vasili, celoso por no ser él quien relevara a su padre, no hizo más que empeorar la situación y, Anatol, le puso en la disyuntiva de trabajar o marcharse de casa. Vasili, orgulloso, eligió la segunda opción.

Natasha ahora sólo quiere vivir una vida, aunque sus sueños son poder volver algún día a Rusia orgullosamente casada con un nombre o un hombre de prestigio. Pues así debería haber sido de no haber estropeado sus vidas Vasili.


Vicios o manías:
- Natasha tiene la costumbre de anudarse en el tobillo una cinta de organza a juego con su vestido.
- Tiene la manía de tener todas las cosas perfectamente ordenadas.

Defectos y virtudes:
- Es bastante testaruda
- A veces se deja llevar por las emociones
- Ha creado cierta dependencia hacia su hermano.
+ Fuerte afán de superación
+ Es muy empática con la gente
+ Siempre intenta ver el lado positivo de las cosas.

Datos de interés:
* Conserva una fina pulsera de plata que su padre le regaló cuando cumplió los 12 años, se trata de un fino cordoncillo de eslabones plateados con una pequeña placa colgante en forma de lágrima en la que están sus iniciales grabadas.
* Aún duerme con un osito de peluche que conserva desde sus más tempranos años de vida.
* Las tormentas le dan mucho miedo.