Gaston Leclerc

» Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.

» Atributos: Garras afiladas, dentadura afiliada, rasgos lobunos (en su forma transformada) y longevidad.

» Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el licántropo está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.

» Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento; si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.

» Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.

» Adherencia: Capacidad para pegarse a las paredes. Esta habilidad le permite trepar grandes edificios.

» Rastreo: Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros.

» Ojo superior: Habilidad para tener visión aún con los ojos cerrados o en la oscuridad. El licántropo posee naturalmente una visión más aguda, pero no se compara con esta habilidad que se puede igualar a la visión de un halcón.

Nacido en una familia de clase alta en el reino de Lejre como primer hijo y heredero familiar, no se suponía que a Asbjörn Olhouser le interesase la guerra. Sus obligaciones eran estudiar y trabajar en los negocios familiares. Sin embargo, desde su temprana adolescencia, desarrolló un gran sentido del honor, que eventualmente lo impulsó a enlistarce en la milicia y convertirse en soldado apenas cumplió los 18 años, aunque legalmente no estuviera obligado a ello. Su madre, contrariada con los deseos de su único hijo, deseó por primera vez en su vida que Asbjörn no fuera tan valiente y se convirtiera en un empresario, ya que nunca tuvo habilidades para la hechicería. A pesar de dichos deseos, la mujer no le negó nunca la posibilidad de hacer lo que deseaba.

Durante los siguientes dos años, Asbjörn se enfrentó a realidades muy duras para un joven que se unió a la guerra pensando que era lo correcto, que era su deber para con su reino. Se dio cuenta que los soldados como él o sus compañeros no eran más que peones al servicio de monarcas y líderes, y sus muertes no representaban más que un número en ascenso, una cifra preocupante y nada más. Aún con ese conocimiento, Asbjörn jamás se planteó la idea de abandonar; por el contrario, se quedó en el frente voluntariamente, con la diferencia de que ya no luchaba por el imperio o sus líderes, sino por los ciudadanos y sus propios compañeros.

Una noche de luna llena que parecía tranquila, tanto que el silencio lo aturdía, un ataque tomó a su batallón por sorpresa. Todo sucedió tan rápido que Asbjörn no pudo comprender lo que ocurría hasta que fue demasiado tarde. Se escuchaban los gritos de sus compañeros, pero ningún sonido de lucha, como si cada hombre se entregase a una muerte dolorosa y terrorífica. Uno a uno se fueron acercando al lugar que parecía ser el punto de ataque: uno de los túneles de las trincheras, saliendo de allí únicamente cadáveres, que eran lanzados inertes al exterior como si no pesaran más que una pluma. Pronto, un grupo de soldados salió corriendo con espanto pintado en el rostro del túnel donde la amenaza se encontraba, alertando a los demás de hacer lo mismo. A diferencia de ellos, Asbjörn caminó en contra de la corriente de soldados que huían.

Cuando fue su turno de enfrentarse a lo que fuese que estaba matando a su compañeros, Asbjörn se quedó inmóvil. Esperó encontrarse a un grupo de hombres fuertemente armados, pero lo que encontró fue mucho más aterrador. La bestia frente a él era enorme, similar a un lobo, pensó por un momento, pero mucho más grande y feroz. Decir que no sintió miedo en aquel momento sería una mentira, pero no permitió que este fuera más fuerte que él. Miró a la bestia a los ojos, y lo que encontró en ellos lo sorprendió aún más: no lo veía como un depredador a su presa, preparándose para atacar, más bien parecía que lo evaluaba tanto como él al animal. Supo que había algo especial, diferente, en ese animal, aunque no lograría comprender el qué hasta poco después.

El sonido de pasos apresurados acercándose a su posición alertó tanto al hombre como al animal, poniéndose ambos en guardia. Al ver que se trataba de soldados aliados que venían desde detrás de la bestia, ésta inició su carrera hacia Asbjörn, mordiéndolo en el hombro izquierdo y apartándolo de su camino en el proceso antes de continuar y perderse en las sombras de la noche. Una luna más tarde, durante su primera luna llena como licántropo, sin poder controlarse, acabó no sólo con el batallón enemigo, sino también con los aliados, despertando al día siguiente desnudo en medio de un campo repleto de cadáveres desmembrados con recuerdos borrosos de lo que había sucedido, de lo que él había hecho. En ese momento, se dio cuenta que no podía seguir siendo un soldado. Para entonces no tenía idea de lo que era, pero sabía de lo que era capaz y que si aquellas transformaciones seguían ocurriendo, seguiría lastimando a otros.

Por la forma en que aliados y enemigos habían muerto, no habría forma de reconocerlos a todos, por lo que aprovechó aquel momento para fingir su muerte y continuar con su vida en algún lugar donde nadie lo reconociera, especialmente lejos de su familia, por temor a herirlos. Así fue como, luego de dejar la milicia, llegó a París por primera vez. Sin dinero y sin poder usar siquiera su nombre real, se convirtió en Gaston Leclerc, un joven y solitario vagabundo que desde entonces se gana la vida en peleas callejeras.

Tras perderlo todo: su vida, su familia, sus amigos y hasta su nombre, Gastón se convirtió en un hombre que vive en el aquí y el ahora. Las peleas callejeras se convirtieron en su profesión como una forma fácil de ganar dinero para conseguir comida, alcohol y mujeres. Algunos hombres que lo han visto pelear han querido promocionarlo para convertirlo en boxeador profesional, pero se ha negado rotundamente. Lo intentó una vez cuando aún era muy joven, pero no quiso arriesgarse cuando todavía no podía controlar su naturaleza salvaje durante las noches de luna nueva.

El sentido del honor con el que se marchó de casa a la guerra con solo 18 años no ha disminuido ni un poco, aunque quiera aparentar lo contrario frente a todos los que lo conocen. A la vista de todos, no es más que un borracho que pasa la vida metiéndose en peleas incluso fuera del ring, cuando la verdad es que, por lo acelerado de su metabolismo, se le hace muy difícil ponerse ebrio, eso no evita que aparente estarlo para alejar a cualquiera, hombre o mujer, que crea que puede tener una relación con él de cualquier tipo, incluso de amistad.

La única persona que ha sido medianamente constante en su vida los últimos 28 años es la actual dueña del burdel en el que suele quedarse, al menos cuando tiene dinero suficiente para costearlo, quien eventualmente descubrió que era una hechicera por lo que conoce de su naturaleza y se convertido en lo más cercano a una madre que ha conocido desde que llegó a París.

Durante un tiempo fue parte de una manada, de ellos aprendió todo lo necesario para sobrevivir, pero eventualmente los dejó atrás, convirtiéndose en un lobo solitario. Vive por él y para él, aunque por las noches suele patrullar ahuyentando del vecindario a cualquier amenaza no-humana que quiera hacer de las suyas en su territorio. Nadie se acerca demasiado, pero todos lo respetan de cierta forma un poco retorcida. Es esquivo y receloso, no le gusta que le hagan demasiadas preguntas, de cualquier manera nunca las responde.

Lo único de él que murió con Asbjörn, fue la ingenuidad y credulidad. No confía en nadie lo suficiente para dejarlos acercarse y conocerlo. Antes confió en un propósito, en una ideología, y ese error lo dejó sin nada, convertido en una bestia y comiendo sobras en muchas ocasiones.

» Al llegar a París, tomó un nombre francés para pasar desapercibido.
» Le gusta tocar la armónica.
» Poco antes de ser convertido recibió una carta de su madre, donde le decía que tenía una nueva hermana, una niña llamada Britha, pero nunca llegó a responderla.