Damas de compañía (Yunuette)

por **Ione Darkfrith** Dom Ene 02, 2011 12:56 pm

Mi marido me había "pedido amablemente" que encontrara a una o varias damas de compañía para que no anduviera asilvestrada y comenzara a comportarme mas como una señorita. ¿Como una señorita? Que se hubiera casado cn alguna princesa estirada en lugar de con una mujer de verdad.

Aunque para que negarlo, estaba algo nerviosa. ¿Sería simpática? Suponía que si.... pero tal vfez fuera mucho mas hermosa que yo, y mi esposo la terminara prefiriendo a ella antes que a mi. Definitivamente, estaba atacada de los nervios. En el salón del té, un sitio muy acogedor, con vidrieras y vistas al estanque y a los jardines de la parte trasera, la esperaba retorciendome las manos, recolocandome por enésima vez en vestido, el pelo, intenando estar perfecta.

Era la primera vez que iba a hacer algo asi y no sabía exactamente que hacer. Pero lo que mas me asustaba era que no me tomara en serio, por muy zarina de Rusia que fuera no tenía mas que 16 años, cosa que posiblemente la sorprendiera un poco.

Por fin, despues de una larga espera de 5 minutos, el mayordomo me dijo que tenía visita, a lo que tragando saliva a duras penas respondí que la hiciera para y que trajera un té con pastas para ambas en un rato. Respira hondo, respira hondo. Se abrieron las puertas, y me quedé mirando a la recién llegada con una sonrisa nerviosa, esperando a que se presentara.

por Invitado Dom Ene 02, 2011 1:23 pm

Me habia enterado que una princesa de la realeza buscaba una dama de compañia asi que como seria una cosa que a mi madre no le gustaria decidi hacerlo solo para llevarle la contraria y que dejara de controlarme la vida. Asi que me informe donde era y fui hasta alli, el mayordomo me recibio y me llevo hasta donde estaba aquella mujer.

Me arregle por ultima vez el pelo dejandome el sombrero ya que estaba cogido con alfileres a mi cabello me lo quitaria cuando estuviera delante de ella como haciamos todas las mujeres. Cuando segui al mayordomo espere detras de las puertas y cuando el mayordomo me dijo que pasara asi lo hice. Pero me encontre con una chica que o tenia mi edad o era mas joven. No esperaba que una chica de su edad estuviera casada y necesitara una dama de compañia. Pero decidio no decir nada por el momento y me presente.

-Buenos dias, soy Yunuete Caroline Rouge. Vengo por el puesto de dama de compañia.

Dije con la buena educacion que poseia esperando sus palabras para poder sentarme y poder quitarme el sombrero. El cual dentro de la casa no me servia de nada, ademas estaba escrito (?) que las mujeres nos debiamos quitar el sombrero dentro de la casa.

por **Ione Darkfrith** Lun Ene 03, 2011 6:14 am

Vale Sasha... tienes ante ti la que podría ser tu futura mejor amiga... E incluso podríais compartir marido en caso de que saliera muy zorrona, porque para que vamos a negar lo evidente era una chica hermosisima, quizá mas que yo. ¿Pero donde está la verdadera Aleksandra? Yo normalmente soy mas segura de mi misma, está claro que bajo presión no se me da bien trabajar.

Se presentó como Yunuete Caroline Rouge, un nombre que en toda mi vida había oido si bien no por ello dejaba de resultar cantarín y alegre. Le sonreí y con mi voz delicada conseguí articular varias palabras formando una frase coherente:

-Sientese señorita Rouge, por favor-le dije indicando con un gesto elegante unos sofás de aspecto cómodo enfrente a la cristalera. Inmediatamente entraron dos criadas y le cogieron tanto el abrigo como el sombrero que llevaba. Me dirigí a los asientos y respiré hondo. Por ahora no parecía estar quedando como una loca:

-Bien... mi nombre es Aleksandra, Aleksandra Romanova y soy la actual zarina de Rusia, que no la confunda mi juventud. Y efectivamente, necesito gracias a mi amado esposo una dama de compañía cuando menos. ¿Que es lo que te ha movido a solicitar este puesto? ¿Ganas de poder? ¿Una madre autoritaria? ¿Una ligera tendencia a robar maridos?-le pregunté con una sonrisa y la cabeza algo ladeada. Bien, ahora si que pareces una loca, pero tu misma, directa, y un poco bestia para decir las cosas, porque eso de insinuar está claro que muy bien no lo llevo.

por Invitado Mar Ene 04, 2011 6:03 pm

Espere hasta que decidiera hablar, la mire. Era muy guapa, joven pero preciosa. Me parecia extraño que una chica tan joven como ella estuviera casada pero las cosas en la realeza eran asi. Las casaban jovenes asi que tampoco era tan raro me quite los alfileres del pelo mientras esperaba que hablara. Suponia que habia oido hablar de mi, no en vano era hija del matrimonio Rouge que aunque sus dos hijos no prestaron ni caso durante su infancia eran muy conocidos en todo el mundo o en Paris.

Cuando la escuche pude ver como su voz era delicada tal y como debia tener a su edad pero denotaba dulzura como la mia. Le di mi abrigo y el sombrero a las chicas con una sonrisa y me sente donde ella me dijo. La mire cuando se sento delante mio. Esperaba que empezara con la entrevista y esperaba de veras poder conseguir ese trabajo lo necesitaba. Me sorprendi al oir preguntandome si robaba maridos. Eso era algo que a mi no me iba.

-Señorita Romanova, puede estar usted tranquila no estoy interesada en su marido. Estoy enamorada de otra persona, no necesito poder y no vivo con mis padres. Lo que me ha motivado a solicitar este puesto es que a mi madre no le hubiera gustado y lo hago por llevarle la contraria, para que deje de controlarme mi vida y ¿porque no? Porque quiero hacerlo. Siempre he querido ser la consejera de una princesa, zarina en este caso.

Explique con una preciosa sonrisa y con voz dulce y delicada. Me gustaba parecer una chica asi porque era lo que yo era. Esperaba su respuesta seguramente con mis palabras ya la habia tranquilizado, era lo que queria porque yo estaba enamorada de otra persona y no queria poder. Asi que ella podia estar tranquila solo queria ser su dama de compañia.

por **Ione Darkfrith** Vie Ene 07, 2011 8:59 am

La observaba como un cazador observaba a su presa antes de abalanzarse sobre ella y darse el gusto de asesinarla, para despues poder alimentarse.... Aunque yo no me la comería, prefería antes el pescado y mas de una vez algún valiente había asegurado haber cometido canibalismo y que no lo recomendaba a nadie, puesto que era carne dura y correosa.

Sus gestos eran delicados mientras se quitaba los alfileres del pelo, de un color muy semejante al que tendrían las hebras de oro. Durante toda mi vida había deseado poseer ese pelo, sin embargo el mio era ondulado y castaño rojizo, en lugar de rubio y liso.

Y cuando habló reparé en su tono de voz, firme pero dulce, muy dulce casi como si me hablase mi madre. Según me había comentado era hija de una de las mejores familias de París. Y lo mejor de todo era que no parecía una cara bonita, todo fachada sin cerebro ni pensamientos propios.

Su respuesta hizo que le sonriera con espontaneidad y si bien no era lo que esperaba e sorprendió gratamente, algo de lo que no muchos pueden presumir:

-Entonces perfecto, señorita Rouge... Yunuete-me costó horrores pronunciar su nombre, cosa que provoco un rápido enrojecimiento de mis mejillas. Tendría que tomar clases de francés o algo, porque el acento danés aun no se había ido del todo, lo que juntado con el ruso que comencé a tener cuando lo aprendí... hacían una mezcla un tanto extraña- ¿Que es lo que te gusta hacer? A mi me encanta jugar al ajedrez y la música- aquello era el indicador de que había pasado aquella prueba, sería la hermana mayor que nunca tuve.

por Invitado Mar Ene 11, 2011 1:42 pm

Estaba bastante tranquila porque ella podia confiar en mi lo unico que queria era ser dama de compañia porque no queria a su marido. Nunca habia sido esa clase de persona y no lo seria jamas. A mi no me iba eso de ir robando la pareja de otras personas. Ademas yo ya estaba enamorada y solo con pensar en esa persona era totalmente feliz.
Cuando me sonrio me senti mejor, parecia que empezaba a gustarle y eso era lo que mas queria conseguir ese trabajo. Note que le costo pronunciar mi nombre y que tenia una mezcla de acento entre danes y ruso. Me sorprendi cuando me dijo sus gustos porque eran justo los mios. Parecia que al final si que tendriamos cosas en comun.

-Señorita Romanova, la verdad es que tenemos mas cosas en comun de la que en un principio pudimos pensar a mi tambien me gusta jugar al ajderez y la musica, en realidad se tocar el piano y el violin. Y siempre que tengo tiempo libre me gusta jugar al ajedrez es un juego que hace pensar y en el que necesitas mucha logica y eso me gusta.

Dije con una sonrisa, ya que me gustaban los juegos que me hacian pensar. Pero si ella tenia las mimas aficiones que yo entonces podriamos llegar a llevarnos realmente bien y de verdad que desebava que asi fuera.

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