Arthur Wilkins

por Invitado Dom Ene 02, 2011 11:28 pm

DATOS GENERALES:

Nombre del Personaje: Arthur Wilkins. Originalmente llamado Giles Corey.
Edad: 188 años (Nació en el mes de Septiembre de 1612). Aparenta 28 años.
Especie: Brujo / Hechicero
Tipo y Nivel Social: Clase alta.
Lugar de Origen: Salem, Massachusetts, Estados Unidos
Fecha de Muerte: 17 de Septiembew de 1692 (80 años)
Habilidad/Poder: Hechicería, Ilusión, Dominación

DESCRIPCIÓN FÍSICA:

Estatura: 1.90 metros
Color de ojos: Verde oliva
Color de cabello: Castaño claro
Color de piel: Ligeramente pálida
Complexión: Atlética
Extras: Marca de la estrella de David detrás de la nuca.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA:

Imperceptibles vestigios es lo que queda de Giles Corey, un viejo morador de Salem que vivía en una humilde casa con su esposa y sus dos hijas. Él solía ser alegre, trabajador, cariñoso con su esposa y sobreprotector con sus hijas que eran su mundo. Ayudaba a sus vecinos y seguía al pie de la letra las estrictas reglas morales que el utópico pueblucho exigía. Por supuesto, escondía un secreto, pero él jamás creyó que lo destruiría. Él y su esposa no dañaban a nadie, nunca, simplemente buscaban la vida eterna, vivir tanto como fuese posible y más.

Ahora Arthur es un ser macabro, lleno de resentimientos y con aires de superioridad. Sus palabras casi nunca son de consuelo, tampoco de apoyo y mucho menos de amor. Frío por naturaleza, jamás se involucra demasiado con las personas y demostrar cariño es algo que no hace muy a menudo -por no decir nunca-. La mayor parte del tiempo intenta estar calmado y no perder el control, pero le es imposible mantener esa fachada durante mucho tiempo. Se exaspera con facilidad cuando no consigue lo que quiere o cuando la gente no coopera para hacer realidad eso que tanto desea, llegando a ser agresivo y en casos extremos hasta psicótico.

“Límite” es una palabra que ha sido borrada de su vocabulario. Arthur es capaz de todo por conseguir algo que considera importante. Una vez que emprende alguna misión, se obsesiona tanto con ella que no importa cuántas personas se tengan que eliminar o torturar en el proceso con tal de tener éxito.

No es una persona de fiar, es un manipulador y un mentiroso por excelencia y su enorme intelecto es un factor que le juega mucho a su favor. Tampoco es un jugador limpio, más bien es bastante cobarde y en muchas ocasiones recurre a métodos solapados para salir ileso de A o B situación. Incluso es capaz de hacer recaer las consecuencias de sus actos en un tercero.

Pese a todo eso, tiene bien en claro el lema de: “la unión hace la fuerza”, y conoce sus limitaciones. Sabe que hay cosas que no puede conseguir por sí solo y que es necesario aliarse con personas tan talentosas y poderosas como él.

HISTORIA:

“PEINE FORTE ET DURE”

Tarde del 17 de Septiembre de 1692

Sabía bien lo que le esperaba, se había negado a emitir declaración y ahora recibiría su castigo: “La Tortuga”, conocida también como “Peine forte et dure”. La había visto der aplicada pocas veces y siempre las víctimas se habían rendido y accedían a dar declaración. Esta vez no sería así, él no se iba a rendir. Iba a morir allí, ya estaba decidido, se lo había explicado a su mujer y ella estuvo de acuerdo con lágrimas en los ojos. Era la única manera, si hablaba lo declararían culpable y sería sentenciado a la horca. Pero eso no era lo peor de todo, aparte el estado le quitaría sus tierras y su casa, ¿en dónde vivirían sus hijas?, ¿y los hijos de sus hijas?

-Giles Corey.- Sí, ese era su nombre. –Ha sido condenado a “La Tortuga” por negarse a declarar ante las acusaciones hechas ante usted y su esposa por delitos de brujería en el estado de Salem.- Asintió con la cabeza, aquello era cierto. -¿Tiene algo que decir al respecto?- El jefe del tribunal lo miró y Giles le sostuvo la mirada. ¿En serio pensaba que iba a retractarse? Llevaba encarcelado desde abril y jamás había dado indicios de dar un paso atrás. Jamás lo haría.

-Procedan.- Vociferó el caballero y Giles le concedió una última mirada. Muy en el fondo sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, él siempre había sido un morador ejemplar y lo sabía. Lo liberaron de sus cadenas y lo hicieron caminar hasta un pedazo de tabla más o menos de su tamaño que yacía en el piso.

-Acuéstese.- Así lo hizo. –Brazos al costado.- Lo hizo también y cerró los ojos en el momento justo en el que colocaron otro pedazo de madera encima de él. Pronto comenzaría todo, sólo tenía que aguantar, sólo eso. Pusieron la primera piedra encima de la tabla, la colocaron al nivel de sus talones. –Giles Corey, ¿acepta declarar ante el Tribunal acerca de las acusaciones hecha en su contra sobre presuntos delitos de brujería?- Le fascinaba su optimismo, si tan sólo él tuviera un poco podría creer que saldría vivo de aquello. –Más peso.- Se limitó a decir con los ojos pegados al techo.

Madrugada del 19 de Septiembre de 1692

–Giles Corey, ¿acepta declarar ante el Tribunal acerca de las acusaciones hecha en su contra sobre presuntos delitos de brujería?- A duras penas escuchaba. De la cintura para abajo no sentía nada de su cuerpo. Le dolía todo, quería que eso terminase ya; se sentía débil y abatido. No era ningún jovencito lleno de vida, era un anciano de ochenta años y sus huesos no resistirían más, estaba seguro de eso. Sólo esperaba que él tampoco.

-¡Giles!- Era su mujer. Tan fiel e incondicional como ninguna otra, la amaba por sobre todas las cosas y estaba orgulloso de ella por ser tan fuerte. Por estar allí haciéndole compañía y, más que nada, por apoyarlo.

-M…- Vaya, ya no podía hablar bien con tanta presión en su caja torácica. –Más peso.- Fue casi un susurro, un susurro casi imperceptible. Estaba convencido que su verdugo no lo había escuchado pero, guiado por la inercia, colocó otra piedra más esta vez a la altura de su cuello. Cerró los ojos al escuchar el craqueo de su columna. Por fin, eso era lo que había estado esperando. Paz, fin a su sufrimiento. Cuidaría de los suyos, los cuidaría desde el otro mundo, porque eso de “la vida eterna” no era para él, su alma estaba maldita.

UN NUEVO CUERPO, UNA NUEVA VIDA

Mañana del 22 de Septiembre de 1692

Era un espíritu errante, una sombra nada más. Recorría Salem con su incorpóreo cuerpo, en busca de los suyos, en búsqueda de su esposa. Debía darle señales de que estaba vivo, que necesitaba de su ayuda para regresar. Era ella la que había estudiado cientos de libros sobre la vida después de la muerte y estaba seguro que había una forma de volver; quizá no con su cuerpo, pero sí con otro. Huirían de Salem, dejarían allí a sus hijas con sus esposos y escaparían. Ella podría buscarse otro cuerpo también, eran hechiceros, grandes hechiceros, y no había barreras para ellos. La leyenda decía que Circe lo había conseguido, ¿por qué ellos no?

Noche del 23 de Septiembre de 1692

Le partió el alma haberla encontrado en una celda y condenada a la horca. ¡Su hermosa mujer!, ¿por qué hacían eso? Su Martha…

-Giles, está bien.- Ella podía sentirlo, su esposa siempre había tenido ese don. Su ceguera le había desarrollado otras habilidades, y una de ellas era la percepción del mundo de los muertos. –Está todo bien Giles. James y Francis son esposos estupendos, nuestras hijas no pueden estar en mejores manos.- Su esposa palpó el aire, imaginando que podría llegarlo a rozar.

-Lo he conseguido Giles.- Cambió de tema repentinamente, las lágrimas comenzaban a asomarse por sus ojos cuando hablaba de sus hijas y él más que nadie sabía cuánto odiaba llorar. –Se llama Arthur, es el indicado, lo sé. Lo sentí el día de tu ejecución, te estaba viendo. Tiene una mente débil y el alma destrozada, al parecer ha sufrido mucho. Puedes hacerlo Giles, yo sé que puedes.- Asintió un par de veces con la cabeza. –Rose leerá mi carta mañana, la carta en la que me despido de ellas. Le dejé indicado todo lo que tiene que hacer. Ella es muy hermosa…- Sonrió. -… Arthur la dejará entrar y beberá de la pócima que he preparado, eso le dejará la mente en blanco y debes aprovechar, tienes que ser rápido recuerda que no eres el única alma errante en el condado.- Le advirtió.

-Y Giles… véngame. Véngame y vete de este pueblo, deja a nuestras hijas lejos de esto.- Eso era algo difícil de cumplir. –Promételo Giles, te vengarás y te irás. Lejos, para que nunca más regreses.- ¿Cómo le podía estar pidiendo eso? –Sé feliz Giles y nunca me olvides.- Volvió a acariciar el aire. –Te amo.-

Noche del 24 de Septiembre de 1692 –Al día siguiente del entierro de Martha.

Rose había estado estupenda. Era evidente que no entendía por qué su madre le pedía aquello pero lo llevó a cabo sin chistar. Fue a la casa del tal Arthur, conversó con él un poco y le dejó la poción camuflada con jugo de uva. El mortal se la tomó y Giles sintió de inmediato una fuerza que lo atraía, era como si se acabase de abrir una puerta, justo en el pecho de aquel hombre. Lo jalaba y lo jalaba, sin que él pueda hacer nada para evitarlo. Hasta que de repente, todo se quedó en negro.

Mañana 27 de Septiembre de 1692

¿Todo había sido un sueño? Abrió los ojos lentamente para no lastimarse con la luz del sol que se colaba por la ventana y se vio allí, tirado boca abajo en el suelo. Se levantó sobresaltado y pálido, y corrió por toda la casa en búsqueda de un espejo. –Pero…- Su mano temblaba frenéticamente. No podía creer lo que estaba viendo, estaba vivo; era él pero no era su cuerpo. -¿Qué es esto?- ¿Qué clase de brujería era esa?, ¿de qué era esa opción que Martha había preparado?

VENDETTA

28 de Noviembre de 1692

Uno por uno fueron cayendo todos y cada uno de los miembros del Tribunal de Oyer and terminer. Se había tomado su tiempo en planearlo todo y finalmente había decidido hacerlo el día de los inocentes. Primero aniquiló a los menos importantes y dejó para el final al jefe: aquel cobarde que se las daba de justo y que había matado a varios –hombres y mujeres- por el único delito de practicar la brujería. Lo esperó dentro de su casa, Giles sabía que vivía solo y que nadie escucharía sus gritos de auxilio cuando lo esté exterminando.

Escondido detrás de la puerta del baño, escuchó los pasos de su víctima aproximarse y levantó la piedra con la cual pensaba aniquilarlo. Cuando cruzó el umbral le saltó encima. No supo bien cuantas veces golpeó su cráneo, lo único que supo es, que cuando regresó a sus cabales, la cabeza del juez no era nada más que una masa sanguinolenta. Había recibido lo que se merecía, una muerte inspirada en “La Tortuga”.

ADIÓS DEFINITIVO

30 de Noviembre de 1692

Le hubiera encantando permanecer en Salem hasta las Navidades. Visitar a sus hijas y compartir con ellas aunque sea un instante. Pero lastimosamente no podía hacerlo: se lo había prometido a Martha y además, las investigaciones por las misteriosas muertes de los miembros del tribunal no tardarían en comenzar.

Viajó a Nueva York, y se embarcó rumbo a Inglaterra. Dispuesto a rehacer su vida buscó empleo como ayudante de un anciano sastre y permaneció junto a él hasta su muerte. El viejo, llamado William, no tenía descendencia alguna y le dejó a Arthur su negocio, sus máquinas y sus clientes. Arthur sacó el negocio adelante y amplió el mercado encargándose de vestir a reconocidas figuras. Era conocido en gran parte de Inglaterra por: la calidad de sus prendas, su alto sentido de la responsabilidad y su incomprensible seriedad.

Para finales del siglo tuvo que moverse –ya que debido a sus pociones y rituales demoníacos permanecía joven- y así lo ha seguido haciendo hasta que finalmente se asentó en París en el año 1799. La ciudad no le ha resultado del todo desagradable, hay una buena clientela y con tanto trabajo que tiene no tiene tiempo para pensar en Martha y sus hijas, a las cuales nunca pudo volver a ver.

DATOS EXTRAS:

Sabe tocar el piano a la perfección.
Es bastante hábil con la pintura, sobretodo haciendo retratos. Antes solía pintar a su mujer.
Tiene marcada la estrella de David detrás de la nuca. Él mismo se marcó con un herrete hirviendo.
Siempre lleva colgado de su cuello su talismán. Es un disco plateado tallado hace muchos años. Lo heredó de su padre y este a su vez lo heredó de su abuelo. Se lo conoce como el talismán de los siete poderes y se dice que guarda un gran poder que sólo un brujo experimentado puede revelar.
Realiza complejos rituales para conversar su juventud. Dichos rituales requieren sacrificios animales y, en ocasiones especiales, sacrificio de infantes.
Busca insaciablemente un discípulo digno de él.
Se considera a sí mismo asexual. Desde que empezó su nueva vida jamás volvió a amar o a sentir atracción física por nadie. Sin embargo sí ha mantenido, de vez en cuando, relaciones netamente carnales con cortesanas y muchachos jóvenes.
A menudo se le vienen a la cabeza imágenes de su amadísima esposa muriendo en la horca. Al comienzo le afectaban sobremanera, ahora ha aprendido a confrontarlas.
Guarda una foto de su mujer en la pequeña mesa junto a su cama.
Le gustan los gatos, especialmente los negros.
También le gustan los cuervos, de hecho en el techo de su casa viven dos y siempre que los ve les sonríe.
No es de los que gusta de matar, pero cuando lo hace (cuando lo necesita para sus rituales) intenta ser lo más creativo posible.
Conoce de botánica y astrología.
Acostumbra a vestir de negro.
Nunca encontró los libros de pociones de su mujer, al parecer los quemó todos antes de ser aprisionada.

por **Tarik Pattakie** Lun Ene 03, 2011 2:11 am

FICHA ACEPTADA
Bienvenido al foro. Una historia de lo más interesante.

Arthur Wilkins

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Re: Arthur Wilkins