Nikandr Románov

Sergey y Vasil, más que hermanos, más que gemelos, eran mejores amigos. Físicamente idénticos, en personalidad eran tan distintos como se podría ser. Más que por ser el mayor, por su personalidad y gustos, Sergey estaba listo para gobernar. Desde temprana edad demostró poseer todas las actitudes y aptitudes correctas para el cargo. Por el contrario, Vasil era del tipo de hombre bohemio, interesado más sus pinturas que en la vida en la corte, cosa que apenas soportaba porque adoraba a su hermano y sabía lo pesada que podía resultar una corona sin el apoyo necesario. De acuerdo fueron creciendo, muchas más cosas en su vida fueron similares. Ambos tuvieron tres hijos, el primero un varón, seguido de dos hembras, que además terminaron siendo contemporáneos unos con otros, con la única diferencia que, la familia real sufrió la pérdida de su hija mediana cuando la pequeña solo tenía ocho años, tragedia que afectó a ambas familias por igual. Por aquellos tiempos, entre épocas buenas y malas, ninguno pudo imaginar la tragedia que les esperaba.

En esta historia, Nikandr es el hijo mayor, y único varón, de Vasil. Como descendiente de un segundo hijo, y siendo que su tío tenía un hijo varón de su misma edad, las probabilidades de que Nikandr subiera alguna vez al trono Ruso, si bien no eran remotas, sí que eran bajas. Especialmente porque no era algo a lo que ambicionara, pues aunque se le educó para gobernar en caso fuese necesario, heredó el carácter despreocupado y las dotes artísticas de su padre, siendo la música su mayor pasión. A los 16 años, habiendo demostrado que su interés era sincero y que tenía las habilidades y dedicación suficientes, fue enviado a París a estudiar con un gran compositor, quien eventualmente no sería sólo su mentor sino también su amigo. Incluso, cuando tuvo edad para asistir a la universidad, se decantó por asistir a una universidad francesa, sólo como excusa pues lo que realmente le interesaba era perfeccionar sus habilidades musicales, volviendo a casa únicamente en invierno. Esta situación continuó incluso luego de finalizar sus estudios, pasaba el invierno en casa y el resto del año viajaba por el mundo presentándose en conciertos, componiendo, o simplemente practicando.

El invierno del ’39 inició antes de lo esperado y con mayor fuerza que años anteriores, al punto que Nikandr creyó le sería imposible viajar a su país ese año, y lo que más le dolía era perderse las celebraciones en el palacio de invierno que se celebrarían en febrero. Comenzaba a darse por vencido con respecto a la idea de viajar, cuando recibió una carta que no sólo cambió su vida en un parpadeo, puso su mundo por completo de cabeza. Sus tíos y su primo fallecieron en un accidente, su prima sobrevivió a duras penas, creían incluso que moriría también y, como era su padre el siguiente en la línea de sucesión, algunos de los más altos cargos del país se apresuraron a ponerlo en el trono. Tan pronto Vasilisa recuperó la consciencia, hizo matar no sólo a su padre, también a su madre, creyéndolos traidores. La noticia lo devastó de todas las formas posibles. Ese invierno Nik perdió casi todo lo que amaba en el mundo. Sus padres, sus tíos y su primo, todos muertos, pero Vasilisa… Nombrada de esa forma por su padre…

Al final, encontró la forma de viajar. Por rutas peligrosas y por medios poco convencionales, con un clima que no parecía querer dejarlo avanzar, como si lo previniera que lo mejor era devolverse a París y no regresar nunca a Rusia, haciendo que el viaje se hiciera más largo de lo habitual. Ese tiempo le fue útil a Nikandr, su ira inicial se aplacó y quedó únicamente el más profundo odio, acompañado con un plan de venganza. Se quedaría en Rusia con la excusa de no dejar solas a sus hermanas, hasta que estas estuvieran debidamente casadas, o al menos protegidas de alguna manera, mientras que en realidad lo que haría sería arrebatarle el trono a su prima. No sólo era más fuerte su ambición por el trono que su amor por su familia, se atrevió a desconfiar de su padre, a quien Nik consideraba su modelo a seguir, el mejor de los hombres, el mejor padre… Para lograr su objetivo tendría que estar en la corte, conocer a los miembros, hablar con los nobles, y saber reconocer quienes podrían ser sus aliados. Vasilisa le arrebató lo que más amaba demostrando que lo único que le importaba era el trono, y le pagaría de igual manera.

Actualmente se encuentra en París. Acompañó a su prima con la perfecta excusa de que nadie conocía mejor que él el camino, y después de pasar 8 años haciendo el mismo recorrido dos veces al año sabía que no despertaría sospechas, aunque su verdadera intención es estar tan cerca como sea posible de ella para estudiar a su enemigo y sus respectivos aliados.

Para definir la personalidad de Nikandr hay que marcar un antes y un después del invierno de 1839, donde se generó el punto de inflexión.

Antes de la tragedia, Nik era jovial, alegre y despreocupado, era el bromista de la familia, el primero era hacer travesuras y molestar tanto a sus primos como sus hermanas. Por la contemporaneidad entre él y Pavel, siendo además ambos varones, las bromas más pesadas siempre iban dirigidas a él, aunque este no se quedaba atrás, y con su carácter ligeramente más serio, respondía con venganzas bastante creativas.

Su relación con todos aquellos que lo rodeaban era sumamente cordial e informal. Odiaba presumir de su linaje, e incluso en muchas ocasiones prefería omitir su apellido con desconocidos para no generar tensiones, al fin y al cabo, él ni siquiera podía considerarse realeza, al menos así lo veía.

Su pasión por la música lo llevó a estudiar numerosos instrumentos y otras habilidades como la composición y la dirección de orquestas, y más tarde dichos estudios lo llevaron a presentarse en incontables teatros alrededor del mundo. Incluso viajó una vez a América para un concierto en Nueva York.

Su forma de ser sencilla y relajada, también le ganaron fama entre las damas, quienes no sólo se sentían atraídas por su físico y sus habilidades musicales, sino también por su facilidad a la hora de desenvolverse públicamente, e incluso para escuchar lo que otros tienen para decir.

Fue considerado un hombre detallista y romántico, aunque realmente nunca se enamoró de ninguna joven, no desaprovechaba ninguna oportunidad para cortejar alguna jovencita crédula.

Luego de la tragedia, así como su vida, su carácter dio un giro de ciento ochenta grados.

Actualmente, muchos podrían decir que no es ni la sombra de lo que una vez fue. Ya nunca se le ve sonreír en público, con las únicas con quienes es capaz de hacerlo es con sus hermanas, y eso sólo porque no desea preocuparlas.

Ya no escucha lo que nadie tenga que decir a menos que considere que su interlocutor podría ayudarlo a cumplir su objetivo. Tampoco es coqueto con las damas, por el contrario, considera que es una pérdida de tiempo; a decir verdad, todo lo que no cumpla con un propósito en su plan para bajar a Vasilisa del trono, lo es para él.

Normalmente se le ve sombrío, se volvió calculador y frío, incluso ha dejado de lado la música, solo toca cuando está solo, pero nunca el violín, la última vez que lo tocó fue en el funeral de su padre y, desde entonces, nunca volvió a sacarlo siquiera de su estuche.

» De su padre aprendió lo primero que supo de música, cuando a los 8 años le regaló su primer violín y le enseñó lo poco que él sabía.
» Aunque el violín fue el primer instrumento que aprendió a tocar, el que domina con mayor maestría es el piano.
» También toca un poco el arpa.
» Aprendió lo básico de la flauta traversa con un maestro alemán que conoció en París en 1834.
» Desconoce que su madre estuvo implicada en el "accidente" en el que fallecieron sus tíos y su primo.
» De niños, Vasilisa era su prima favorita, lo que en el presente no ha hecho más que incrementar el odio que siente hacia ella.
» Sus hermanas se llaman Milena y Sergeeva.