EMILE DE AZCOITIA ID

Es una joven Dulce, en sus maneras y trato con los demás. Siempre tiene una sonrisa tímida en sus labios, y una mirada que pareciera esconder un misterio, un dolor, que la mantienen en un eterno desasosiego. Tal vez por eso, da la sensación de ser un ser frágil, casi etéreo, al que es necesario cuidar y proteger, de cualquier mal que le aseche.

Muy inteligente, sabe como debe comportarse en cada momento, para salir airosa de sus batallas. Ademas, desde muy pequeña, sabe que lo más peligroso, pero necesario, para una mujer, es tener todo el conocimiento posible. Por lo que ha estudiado, desde filosofía, historia y defensa personal, hasta diferentes idiomas, como el alemán, el español, el ingles, ademas del francés que es su lengua natal. Por supuesto, ha desarrollado sus dotes artísticos, tanto en el ámbito de la pintura, la música y el teatro, aunque éste ultimo, lo mantiene en secreto.

Tal vez, como toda mujer, es manipuladora, pues es la manera fácil, de conseguir sus objetivos y salir indemne de posibles peligros.

Es romántica, un tanto sensual, pero siempre intenta mantener un velo de misterio, en todos sus actos.

La familia Azcoitia, era un pilar fundamental en su comunidad, siendo un apellido noble, ligado por sangre a reyes tanto españoles como Franceses. por lo que sus tierras eran extensas y fructíferas. Poseían permiso de caza en bosques que solo pertenecían a la realeza y hasta solían recaudar, para la corona, en tiempos de guerra. así fue, durante años y décadas. Tanto su abuelo, como su padre, formaron parte de los gobiernos regionales y solían ser los encargados de tramitar todo pedido a la corona, tanto española, como francesa. Por dicho motivo. Eduard - el padre de Emilie - decidió mudarse desde los Pirineos Orientales, a la capital del reino, a París, allí, se instalaron en una hermosa mansión de tres plantas, en la que la familia podía disfrutar de todos los lujos que cualquier noble debía experimentar.
Emile, amaba a su hermana Sofia, la hija mayor del matrimonio Azcoitía, jamás tuvo celos de ella, aunque sabía muy bien que ésta, era la luz de los ojos de sus padres, y el  consuelo de éste, cuando su esposa Marie, muriera en el parto de su ultimo  hijo, Edmundo. Así fue como un hombre con tanto prestigio y dinero, quedó viudo, con una joven de diecisiete años, una hija menor, de siete y un pequeño bebé. Edmundo era amado por todos, pero despreciado por su padre.  Sofia, se hizo cargo de él, pero lamentablemente, antes de cumplir los cuatro meses, el niño murió. Algunas voces, aseguraron, que en verdad, la muerte del pequeño, había sido provocada por su padre, en un acceso de ira -.  Fue así como las tragedias iban llenando el hogar familiar y cubriendo de un luto eterno a la ilustre familia. Desde entonces, su hermanase convirtió en su madre, en su guia y protectora. Cuando Emilie, se convirtió en mujer, su hermana convenció a su padre para mandarla a un internado, aunque lo hizo a regañadientes, permitió que las dos juvenes viajaran al reino de alemania. Cuando se despidieron en aquel reino, sofía, le pidió
que jamás volviera a París, aunque Emilie, no entendía el porqué, al ver lo angustiada que se encontraba su hermana, lo prometió.  

Cuando Emilie, cumplió los diecisiete años, y tras haber terminado sus estudios en el internado de señoritas, en Alemania, regresó a París, ya que su padre la había ido a buscar personalmente. Al llegar a  la mansión, encontrando a su hermana, muy desmejorada, algo en ella se estaba apagando, la tristeza era evidente, ademas de la delgadez extrema, la mirada retraída, cargada de miedo, cada vez que se encontraba presente su padre. Todo aquello, le hizo entender, que  realmente algo malo estaba pasando. Fue justamente, en la primera noche que pasara en la mansión, que sintió ruidos en la madrugada. Se despertó sobresaltada por los gritos de  una discusión, la que no se encontraba muy lejos de su habitación. Tras unos golpes  secos, pudo oír el claro rumor de sollozos. Con sumo cuidado, se levantó de su lecho, salió de su habitación y ocultándose, fue siguiendo la dirección de los ruido. Se sorprendió al darse cuenta, que provenían del cuarto de Sofia. La puerta se encontraba entreabierta e iluminada levemente por un candelabro. Lo que vio, le heló la sangre, su padre estaba abusando de su hermana, mientras mantenía una daga en el cuello de ésta, maldiciendo y jurando que de gritar o llamar la atención de alguien, la mataría, luego de asesinar a su única familia - pudo entender que se trataba de ella - .  Asqueada, sin saber que hacer, corrió a esconderse en su habitación, jurando que se vengaría de su padre y libraría a su hermana.

No pudo dormir en toda la noche, respiró aliviada, cuando escuchó a  su padre dejar  la mansión, tomando el carruaje. Con cuidado, pero angustiada por saber como se encontraba su hermana, dejó nuevamente su habitación y corrió a donde debía encontrarse Sofia. La puerta estaba cerrada, por lo que golpeó varias veces, llamándola, pero los minutos pasaban y ella no abría, ni respondía a sus suplicas. Desesperada, corrió en busca del mayordomo, quien pronto subió las escaleras y con una llave maestra abrió la puerta. Cuando Emilie logró entrar gritando el nombre de su hermana, pudo ver como ésta, se arrojaba del balcón, con un trozo de tela anudado en el cuello. Por mas que fue rápidamente a socorrer a Sofía,  supo que todo era en vano, ni ella, ni el mayordomo, lograron volver el cuerpo de la mujer al interior del balcón, antes de que el cuello se partiera. Tras aquella situación vivida, perdió la voz, volviéndose muda.

Ver a su padre, era un infierno, pues para los extraños, él, era un caballero irreprochable, un hombre que había sufrido muchísimo, con las muertes de su esposa, su hijo y últimamente, con el suicidio de su hija mayor. Emilia, le odiaba con tal fuerza, que de ser posible lo habría matado con sus propias manos, pero cualquiera podía ver que ella era una joven, delicada, dulce y muy impresionable, que había perdido el habla, tras ser testigo del suicidio de Sofia. Por lo que recibía mucha atención tanto de la servidumbre, como de los amigos y conocidos de su familia.

Una noche, no mucho después de haber enterrado a la pobre Sofia. Su padre se encerró en su despacho, allí, como solía hacer cada noche, tras la muerte de su hija, tomaba hasta casi perder el conocimiento, mientras lloraba, pidiendo perdón al vacío, como si un espectro le estuviera pidiendo explicaciones. Fue así, que aquella noche, en el silencio de la madrugada, una detonación se escuchó en la mansión. Cuando los sirvientes llegaron, lo encontraron muerto, con un disparo en la boca. tirado en la alfombra del despacho. Como en el suicidio de su hermana, todo fue una locura, y por necesidad de protegerla, fueron los conocidos de su padre, quienes se encargaron de todo el entierro y los trámites que se debían realizar.

Cuando pasó el entierro, Emilie, como por arte de un milagro, recobró el habla y comenzó a tomar posesión de lo que le correspondía. Llegando a ser una de las empresarias mas importantes de la ciudad y un muy buen partido, para las familias de clase alta. Aunque el hecho de ser la única sobreviviente, de una familia que tragedia tras tragedia, fue desapareciendo, llevó a que muchos temieran unir sus destinos al de ella. Pero a Emilie, no le interesa casarse.

- Odiaba a su padre con todas sus fuerzas, y está feliz de que muriera.
- Tiene un secreto muy peligroso, el cual esconde de todos y de todo.
- Es una experta en camuflarse y pasar inadvertida.
- Conoce todos los pasadizos de la mansión en la que vivió, desde que era una niña, por lo que pudo ver como moría su padre, pero nadie sabe ese detalle.