Antonella Buonarroti | ID

Con el segundo embarazo de su esposa, Biaggio Buonarroti tenía la esperanza de por fin tener el heredero que su familia tanto esperaba. Aunque su primogénita fue una bendición para su hogar y matrimonio, no pudo evitar sentir algo de decepción al ver que era una niña, pero tanto él como su mujer aún eran jóvenes y podían tener muchos más hijos. Eso fue lo que pensó. Que su segundo hijo no solo fuera hembra, sino que además el parto acabase con la vida de su esposa, fue un golpe muy duro para él, quien ni siquiera se molestó en mirar dos veces a la pequeña, mucho menos en darle un nombre.

El nombre Antonella le fue dado entonces por su niñera, mujer que se convertiría a lo largo de su vida en la única figura materna y paterna que conocería. Cuando la pequeña niña preguntaba por qué su padre la trataba tan diferente que a su hermana, la única respuesta que obtenía es que él había esperado que fuese varón.

Seis años tenía cuando su padre volvió a casarse, y cuando tuvo por fin el hijo que tanto necesitaba, Antonella creyó que él por fin empezaría a quererla, pero nada cambió. Incluso con un heredero en la familia, la evidente predilección de Biaggio por Dafne, su primogénita, siguió intacta. Esto provocó que la menor se convirtiera en una chica rebelde, siempre intentando llamar la atención de su padre con sus travesuras infantiles, lo que también repercutió en su relación con su hermana mayor.

Llegada a la adolescencia, a Antonella simplemente dejó de importarle, o al menos dejó de demostrarlo. Se cerró en sí misma, en sus libros y sus caballos, al punto que, cuando tenían visitas importantes, su padre mentiría diciendo que ella solo era la hija de alguno de sus empleados. La historia siempre cambiaba, a veces era hija de la cocinera, otras la del mayordomo; daba igual, renegaba de ella públicamente al punto que la mayor parte de la sociedad Italiana creía que Buonarroti solo tenía una hija.

Con la muerte de su abuelo y el ascenso de su padre a Duque de Venecia, llegó también la mudanza a un territorio nuevo, rodeado de mar en lugar de tierra. Todo a lo que Antonella estaba acostumbrada se quedó atrás en su tierra natal.

Cuando a su padre se le presentó la oportunidad de coronar a una de sus hijas como Reina de Italia y la eligió a ella sobre su hermana, Antonella en principio pensó que era una locura pues no conocía al susodicho Rey; sin embargo, el secreto deseo por obtener la aprobación de su padre la llevó a dudar a pesar de sus preocupaciones. Ignoró todas las señales de alerta, e incluso a su propio instinto.

Más tarde, Biaggio le explicaría que el compromiso solo era una excusa para acercarla al Rey y que le sirviera como espía, luego contaminaría su mente en contra del monarca. Dado su desinterés en la realeza, o básicamente cualquier ser humano que no fuese parte de los criados de su hogar, Antonella desconocía por completo la situación política de su propio país, y creyó cada mentira que su padre le contó.

Creyendo que aquella era una misión importante que su padre le confiaba, Antonella finalmente aceptó ser parte del plan para desenmascarar al monarca frente a todo el país.

Su relación con su padre es un pilar importante para comprender por qué Antonella es de la forma que es, ya que dicha relación, o la ausencia de ella, le creó muchos traumas desde la infancia.

Como mecanismo de defensa, desarrolló un fuerte rechazo a las personas con poder, en especial a los hombres, en quienes en general no confía. De niña, Biaggio solo le dirigía la palabra y la trataba bien cuando tenían visitas y le interesaba que se comportase bien, y cuando comenzó a desobedecer, él simplemente comenzó a mentir respecto a quién era ella, negando que fuese su hija.

Aunque en apariencia es una jovencita fuerte e independiente, en realidad tiene muchas inseguridades, lo que ha aprendido a ocultar tras un carácter terriblemente difícil que la hacen ver como una chica caprichosa y mimada, cuando en realidad es todo lo contrario.

Odia las mentiras o que le oculten cosas importantes que la afecten directamente, la hacen sentir tonta y que se aprovechan de ella, lo que potencia aún más sus inseguridades.

Con quienes se ganan su confianza, es de las personas más leales que se pueda llegar a conocer, de las que te ayudarían a esconder un cadáver de ser necesario.

→ Teme terminar en un matrimonio arreglado en el que su marido la termine tratando exactamente igual que su padre: como un adorno barato y sin importancia.

→ Su estación favorita es el verano, y su color favorito el verde, pues le recuerda a los viñedos de su padre en la Toscana en esa época del año.

→ No sabe nadar.

→ Tiene una yegua de pelaje dorado llamada Stella.