Demian Ainswörth.

Demian es un joven con una personalidad introvertida, pero solo cuando se trata de conocer personas o seres nuevos. No le gusta que invadan su espacio personal, por lo tanto es alguien territorial con lo que le pertenece y su lado Alfa, su lobo interior, tiene mucho que ver con eso último.

A pesar de todo, una vez que se lo conoce más a fondo, Demian pasa a demostrarse muy leal con sus más cercanos. Su forma de ser varía demasiado dependiendo de su estado de ánimo. Es bastante testarudo cuando algo se le pone en la mente como también puede ser fácilmente engañado debido a su amabilidad y buena predisposición.

Odia de plano las injusticias y siempre que puede busca ayudar a los más indefensos, ancianos o niños en situación de calle; quizás reflejando inconscientemente de las carencias que él mismo sufrió en la infancia, demostrando de ese modo su capacidad empática y comprensiva con esas personas.

También puede ser que sea muy exigente consigo mismo, ya sea a la hora de entrenar o en el trabajo, y con los demás, buscando siempre la perfección en todo lo que hace y se frustra cuando pierde el control de su lobo temiendo lastimar a quienes ama.

A pesar de que por fuera puede parecer un muchacho con una personalidad seria y hasta un poco fría, por dentro es una caja de sorpresas.

Demian siempre se percibió como un muchacho frío con el resto del mundo. Desde temprana edad había aprendido que su vida no era fácil y mucho menos privilegiada.

Hijo de padres ingleses, estos se habían visto obligados a mudarse a Francia después de haber sufrido graves problemas económicos, por lo que tenían en mente que el campo podría darles una mejor calidad de vida.

Su padre, un hombre de familia, compró una pequeña parcela de tierra en las afueras de París, con lo poco que tenían de valor y así compraron una casa humilde pero acogedora.

Debían empezar de cero, por lo tanto cada uno elaboró diferentes tareas con el fin de generar dinero: La señora Ainswörth se enfocó en el hábito del tejer y se permitió vender varias prendas a la ciudad como también a granjas vecinas mientras que el señor Ainswörth habia tomado la decisión de cría una escasa cantidad de cabezas vacunas, también de ovejas, y fabricó una pequeña huerta de verduras frescas que les ayudaron a mitigar el hambre.

A los dos años de vivir en el campo, el matrimonio se vio bendecido con la llegada de su hijo mayor, al que llamaron Demian. Un segundo y una tercera también trajeron alegrías a la familia.

Las cacerías de Brujas, la supuesta aparición de inquisidores como también de cazadores ilegales trajeron muchos temores a la familia junto con los rumores de licántropos que se ocultaban en los campos de trigo eran cada vez más alarmantes. Demian se había criado con la idea de que esos rumores sólo eran cuentos para asustar a los niños, leyendas sin más. A pesar de eso su madre siempre le recordaba que no saliera de casa después de la caída del sol y que la noche era traicionera, pero no podía evitarlo: Amaba mirar la luna, siempre que podía observaba el cielo nocturno con melancolía. Incluso llegó a soñar varias veces con alguien, con un ser que siempre se le aparecía en sueños, su madre le decía que quizás se trataba de un ángel y que debía sentirse afortunado.

Demian, a sus dieciocho años, aprendió a ser un hombre de campo y a desarrollar un temperamento fuerte al igual que el de su progenitor, sin embargo la felicidad de su hogar duró muy poco, ya que las vacas caían una tras otra, cada día una amanecía muerta, con extrañas heridas, y eso provocaba que el dinero no entrase al hogar. Demian veía como su padre cada vez estaba más alejado de ellos hasta que simplemente desapareció de sus vidas. Luego de ese suceso, su madre y él se vieron obligados a incrementar el trabajo mientras que sus dos hermanos menores aprendieron a labrar la tierra a mano.

Una noche de luna llena, luego de escuchar ruidos extraños, le pidió a su familia que no salieran y que se encerraran en una de las habitaciones. Con valentía salió a investigar con arma en mano para enfrentarse a quien quisiera perturbar su territorio. No supo como ni cuando, pero una enorme figura había aparecido de la nada y se abalanzó hacia él con intenciones de matarlo, forcejeó con el enemigo al caer en el suelo, la fuerza de ese monstruo era el doble que la suya y se cubrió como pudo ante el ataque, pero la mordida de su brazo lo obligó a reaccionar: Era matar o morir. Con lo que quedaba de fuerza no dudó en disparar la escopeta y logró que la bestia saliera herida y huyera hacia alguna dirección. Demian Ainswörth supo que su vida había cambiado en ese preciso instante, mientras se retorcía entre gritos de agonía y dolor.

Tres años después, Demian abandonó la casa de campo y se dirigió a la capital de Francia con la idea de conseguir dinero para enviarle a su familia. Se instaló permanentemente, comenzó a trabajar en un negocio pequeño de venta de muebles, luego en un restaurante y fue variando durante mucho tiempo mientras trataba de generar ingresos hasta que se graduó en la carrera de ingeniería.

Nunca mas supo de sus hermanos, pero sí de su madre quien le mandaba cartas cada tanto para decirle como estaba y viceversa.

Durante los años, Demian Ainswörth sufrió incontables transformaciones en licántropo, una peor que la otra; la primera ni siquiera estaba en sus recuerdos. Aprendió a mantener un perfil bajo para evitar a toda costa que otros supieran de su condición y se entrenó mentalmente y físicamente para lograr sobrevivir en las frías noches de luna llena.

★彡 Luego de pasar unos días en la ciudad, se volvió dependiente del cigarrillo.
★彡 Le gusta beber, pero se vuelve muy extrovertido si está borracho.
★彡 Su meta es encontrar a la bestia que le provocó su condición y darle fin.
★彡 Quiere descubrir el porqué de su padre desaparecido.
★彡 Le gusta los sabores dulces.
★彡 No suele vivir en un mismo lugar por mucho tiempo, se va trasladando de sitio en sitio.
★彡 Es malo apostando.
★彡 Trabaja en una fábrica como obrero.