El paraíso del Bosque [reservado]

-Ya esta todo instalado Señor- fueron las palabras de Fyn, cuando ya estábamos instalados en el Hotel , uno de los mas prestigiosos de la ciudad; mire la habitación amplia, con el espacio suficiente para moverme con gran libertad en el, y para uno de mis baúles. Rodee el lugar con la mirada memorizando todo, bien ya conforme recordé que tenia que avisar que los otros baúles que se encontraban en el sótano del edificio los trataran con sumo cuidado. A mis sirvientes le di la tarde libre, para que recorrieran la ciudad y reconocieran los espacios públicos y el comercio que tanto me llama la atención de todos los lugares que he residido.

Baje al hall del Hotel deje la llave al encargado y salí para hacer mi reconocimiento de la ciudad, mas el centro de la ciudad no era lo que quería conocer primero, mas el frió calo en mi rostro dejándome en claro que si no estaba abrigado moriría de frió. Los callejones y los sitios desolados eran lo mio. Mi atuendo era el de un típico cazador de patos o de conejos no quería llamar la atención y a mi parecer era un atuendo perfecto, abrigador y cómodo. En el interior de mi abrigo llevaba una estaca, un revolver hecho a la medida de mi mano cargado con balas de plata, y algo para encender una fogata uno nunca sabia cuando algo sobrenatural se podría presentar así que siempre, siempre andaba armado. ¿Cuanto camine? aun no lo sabia pero tenia en mi recuerdo las calles para un retorno prospero.

Aun quedaba algo de luz de día así que seguí mi caminar a paso firme hasta llegar al bosque que a estas horas parecía estar completamente dormido. Me adentre sin mirar atrás entre la espesa nieve, los arboles sin hojas y siguiendo mi propio camino trazado imaginariamente en mi mente. Se escuchaba el chillido de algunas ratas muy cerca de donde me encontraba pero el ulular de un búho me sorprendió, aun estaba claro y era raro escucharlos aun cuando había luz, seguí en silencio escuchando aquel tan singular cantar que se hacia presente en el bosque en penumbras.

Como cazador eran pocas las veces que me había tocado escuchar aquel cantar, de seguro era mi día de suerte, pensé tontamente ya que en la suerte no creía ni un poco. Mi andar se volvió mas sigiloso, mas lento la nieve comenzaba a caer con algo de fuerza, mi corazón permanecía latiendo lento como lo había acostumbrado para este tipo de casos cosa que era difícil pero no imposible me detuve antes de llegar a un árbol de tronco ancho y seco, sacudí mi cuerpo para que la nieve cayera, me apoye en el y me quede en completo silencio para intentar saber de donde provenía aquel ulular, el bosque parecía sacado de una novela de terror a esas alturas de la tarde casi noche.

Entendía sobre vampiros,licantropos algunos animales domésticos y otros algunos salvajes, también sabia de aves, pero aquello que había presenciado era definitivamente algo que jamas en mi vida creí ver. Pero era un Búho ¿como no podía ser otra cosa? mis ojos no mienten y nunca en la vida me han mentido, una humana, una mujer, de cual piel blanca y lisa, cual escultural figura. Mire el cielo que poco a poco se tornaba mas oscuro y volví a dirigir mi vista hacia aquello que no podía juzgar, no ahora, no en ese momento. Podría tratarse de una amenaza pero mi corazón no lo sentía así, soy un hombre fiel a sus instintos, fiel a sus creencias y mas a su pensamiento, Un pensamiento que de racional se iba a lo irracional. Puse una de mis manos en mi cabeza y le di un golpe algo torpe pero era así.

Avance quien sabe Dios cuantos pasos hasta quedar lo suficientemente cerca de aquella que sigilosamente se movía y mas cubría aquel cuerpo que hacia juego con el color de aquel lúgubre bosque que traía consigo mas de lo que cualquier mortal podía imaginarse un lugar donde esconderse era la mejor opción y salir vivo un gran logro, sabia a la perfección que vampiros rondaban aquel lugar, todo me lo decía mas algunas marcas en los arboles me decían también que licantropos dejaron su marca territorial; pero no era momento de pensar en aquello, mi sorpresa no podía ser mas estudie cada movimiento, vi la flecha, vi la sangre, vi un búho, vi una mujer parecía un rompecabezas del cual no podría encontrarle el principio menos un fin.

Seguí ahí sin moverme, en silencio, estaba casi seguro que aquella me había visto y si no era así estaría preparado ante cualquier atraco, note en sus labios aquella katana, y solo puse mi mano en mi arma que tenia escondida atrás en mi espalda, aunque a decir verdad no era mi intención lastimarle mas conocer y saber que era, era lo primordial. Aquellos ojos celestes se posaron en los mios que oscuros no se movieron ni un centímetro, no soy una persona que se intimida o se deja intimidar por una mujer y aquella no seria la primera ni la ultima que vería en este mundo. Mi mirada era igual o mas fría que la de ella, mi rostro aun sorprendido no mostraba ninguna emoción o sentimiento, mi corazón seguía el latir normal, mi cuerpo estático como si estuviera a punto de cazar y mis manos volvía a su lugar inicial. - No se lo que eres, ni como explicar lo que vi mas un búho cayó y del lugar apareció una humana- dije si bien no siendo descortés intentando de ser lo las claro posible con la dama que tenia en frente - ¿A caso eso es posible? - aquella ultima pregunta era lo primordial,la pregunta ideal, el principio de muchas respuestas o quizás de ninguna, ¿Quien era yo para preguntar? pues bien un cazador que lo tomaban por sorpresa.

Seguí mirando a la dama que de piel blanquecina, seguía intrigado por lo que había visto sabia o mejor dicho confiaba en lo que mis ojos acababan de ver eso no lo negaría, seguí detenidamente cada paso que daba la dama, parecían movimientos hipnotizan tes y sus palabras decían lo necesario, pero si bien creía en aquello una parte de mi estaba practicamente en shock. No era de creer en leyendas por que eran solo eso mas lo que decía si estaba en lo cierto.

- Leyendas, solo son eso Leyendas, lo malo que generación tras generación se van distorsionando; he escuchado sobre aquello pero soy un humano incrédulo en algunas cosas. Mejor dicho Ver para creer.- torcí mi labio esbozando una suave sonrisa en mi rostro. Pero a final de cuentas esto era una verdadera contradiccion en mi interior, lo que había visto era tan real como yo, o como ella en ese mismo momento, di un suspiro y volví mi mirada hacia aquella mujer de aspecto misterioso.

- ¿Usted es la dama del lago? si es así las leyendas la describen de otra forma - sabia perfectamente que sus historias de caza de vampiros eran contadas al rededor del mundo, y tenia fe que todos agregaban algo de su cosecha. Avance un paso hacia la dama, había visto la flecha y me preocupaba de alguna forma por ella, aunque había visto que firmemente tenia puesto aquella tela en su hombro.
- ¿Me permitiría revisar su herida? normalmente las flechas contienen un tipo de veneno, y quizás aquella herida se le puede infectar - dije tranquilamente esperando su respuesta.

Tanto ella como yo eramos algo frió eso lo podía notar en su perfecto rostro es sus escasos gesto en ella simplemente, yo no era de hablar mucho, ni de sentimentalismos pero ser humano me hacia poder sentir y también poder preocuparme por las personas y mas si no presentaban ninguna amenaza ni para mi, ni para la sociedad. Seguí en silencio viendo a la dama de piel pálida que me hacia compañía.

Me acerque a ella silencioso sacando de mi abrigo una cuchilla; en su herida se podía notar el veneno haciendo efecto, pero al parecer a ella no le hacía mucho efecto, fríamente introduje el cuchillo en la herida y saque la parte infectada seguidamente tape con mi mano aquella zona, y con la tela que antes ella había cubierto aquello, rodee su herida y me aleje lentamente, no tenia problema en acercarme a damas, mi cabeza siempre estaba en otra parte.

Pronto sanara, solo tiene que limpiar aquella herida – termine por romper un pequeño silencio que había entre nosotros, el frio se hacía notar mas a cada segundo, invierno, invierno, pensé para mis adentros mientras avanzábamos a un paso lento pero firme, ella era fría, de sentimientos y de aspectos eso lo podía notar pero aun me causaba sorpresa ella, una cambia-formas, de uno de mis bolsillos saque una pequeña botella que en su interior contenía Whisky.

Los pasos entre la nieve casi ni se escuchaban aquella mujer era tan silenciosa como el y al parecer una conversación se vería algo dificultosa, pero ¿por qué quedarse en silencio? – Me llamo Xavier Sinclair – torcí un poco mi rostro para darle una casi sonrisa, no sentía peligro y podía llegar hacer un poco “simpático”. Así podría conocer más de aquella nueva raza que al parecer era más que solo una leyenda que contaban los viejos en los pueblos. Le ofrecí a la dama un poco de mi licor, era una buena manera para opacar el frio invernal.

-Interesante nombre para una interesante dama - la quedo mirando el hacia exactamente lo mismo cuando tenia una herida de tal magnitud, sabia perfectamente que no era de demostrar lo que sentía, me gustaba estar mas bien serio y que nada me sorprendiera, ya lo había visto todo y claramente solo algo descolocado y fuera de si lo podría sorprender y sabia que después de ver el ave y la transformación de aquella mujer que me hacia compañía, tenia claro que para llevarme una sorpresa alguien tendría que... ¿amarme? reí para mi ante aquel pensamiento y seguí mi caminar a su lado, al parecer ser frió era cosa de ambos.

- ¿Siempre ha sido un... cambiaformas?, se nace siendo aquello o es como los vampiros y esas cosas... que te transforman - en realidad necesitaba saber aquello no sabia mucho sobre aquello que sus ojos habían presenciado hace minutos atrás. La nieve comenzó a caer ligeramente, borrando las huellas de cualquiera que haya andado por esos lugares. Guardo la petaca en el interior de su abrigo y luego quedo mirando a la dama, se saco su abrigo con algo de rapidez, se puso detrás de la dama - Permitame, hace frió y no quiero que esa herida empeore - le puse el abrigo sobre sus hombros y luego seguí mi caminar a un lado de ella.

La caballerosidad siempre iba de la mano con el apellido Sinclair, le habían enseñado muy bien aquello de los buenos modales, como comportarse delante de una dama y delante de cualquier otra persona, mi educación había sido muy estricta y como buen cazador tenia que saber reconocer, tanto modales como comportamiento de todos a mi alrededor, era algo difícil pero con cuidado y determinación todo se podía eso lo tenia muy claro.

Seguimos caminando teníamos pocas cosas en común pero aquello valía para saber que seriamos amigos y no enemigos; a menos que fuera un vampiro o un licantropo estaba todo bien, pero ella era muy diferente era un ser extraño y sobrehumano, pero ya conocía mas de ella que ella de mi estaba en su derecho conocer un poco de mi, no era de esos que hablaban mucho de si, pero cuando preguntaban era casi mi deber dar una respuesta.

Escuche lo que dijo de la transformación y de verdad era interesante, al parecer su vida estaba llena de emociones, casi igual que la mía casi al borde del limite. - Soy cazador de vampiros y licantropos - dije casi sintiendo que mi garganta se atragantaba al hablar por que no era común decir aquello, pero sentía una extraña confianza con ella, quizás saber que era diferente me hacia sentirme mas cómodo o saber aquel secreto que de seguro muy pocos sabían. - A veces la soledad es mejor cuando aun no se esta con la compañía adecuada - musite con una media sonrisa, era evidente un cazador como yo tenia mas enemigos que amigos en este mundo - Ademas no me gustan los bailes ni las multitudes, prefiero estar en el bosque y descubrir sus secretos - eso era muy cierto, entre menos personas hubieran a mi alrededor mejor para mi. Los bailes o fiestas no eran lo mio y después de la ultima fiesta que estuve nunca mas pise un salón de baile... mis pensamientos me dejaron en silencio por algunos minutos y luego le dedique una sonrisa a la dama que me hacia una grata compañía. -¿ Y usted que hacia a estas horas por el bosque?- pregunte antes de responder lo ultimo que me había dicho, cosa que me había causado mucha gracia.

-Tengo fe de que se puede cuidar sola, pero no es de mi dejar a una dama sola y mucho menos que si esta herida - sonreí mostrando los dientes si aquello había sido un poco desviado a toda educación que me habían enseñado, pero no siempre se podía ser educado ¿o si?