Siniestra madrugada {Andrei}

por **Nadya Metanova** Jue Ene 06, 2011 5:51 pm

Noche nebulosa. Pasaban ya las 2 de la madrugada y las calles parisinas se encontraban practicamente desiertas de no ser por algún que otro borracho o prostituta de los bajos fondos. Pobres desgraciados que posiblemente sus cadáveres acabarían flotando en el Sena algún día de estos como víctimas de los hijos de la noche que habitábamos en París.

Sin embargo tenía la certeza de que jamás serían manjar de mis labios. Personalmente escogía presas de una sangre más vitalicia, más sana y no con alcohol y opio envenenando el líquido de sus venas. Era por eso que caminaba con esa gracia sutil y prácticamente levitatoria como una sombra solitaria en los ocuros callejones.

Como cada noche desde mi llegada a París, Jensen solía organizar fiestas y actos sociales a veces llenos de compañeros de raza con lo que intercambiar culturales y dignas conversaciones sobre nuestras asombrosas dotes o sobre vanos temas sociales, y en otras era la alta sociedad europea humana la que codeaba al conde ruso a pesar de ser un tentador manjar que llevarnos a la boca. Yo, desde mi posición y mi rango, debía mantener apariencias como toda una dama de realeza y hacer mis funciones a la perfección, mostrando mi elegancia y modales en toda su plenitud. Sin embargo, en cuanto la madrugada se iba apoderando del tiempo, solía hacer discretas y estudiadas escapadas para saciar mi sed de sangre, ya sea enbaucando a alguno de los invitados de Jensen o adquiriendo a alguna presa digna de ser asesinada por mis afilados colmillos.

Vi vestido ondulaba bajo la elegante capa negra de tercipelo que apenas lograba cubrir todo el largo de la prenda. Llevaba la capucha semi ocultando mi rostro mientras mi mente divagaba con cierta intriga cuanto tardaría el populacho de la zona en encontrar el cadaver de mi cena..

por **Andrei Neverov** Jue Ene 06, 2011 6:58 pm

Aquella noche no pensaba seguir nadie. Tampoco esperaría a las puertas de una taberna, ni en el aféizar de las miles de ventanas que abrazaban las casas de París. Aquella noche no usaría su mejor retórica para sonsacar a alguien la información que necesitaba. No tenía planes, ni rutas, ni calles, ni nombres. Cuando Andrei salió por la puerta y recibió en el rostro el impacto del frío invernal, no era más que un joven corriente. El espia y el cambiaformas habían quedado encerrados en aquella pequeña casa, dejándole a él al mando.

Desde que llegó, no había podido disfrutar ni durante un instante de lo que la ciudad Francesa le brindaba. Había pasado más tiempo transformado en gato que como humano, y aquello se resentía en su energía. Necesitaba con urgencia un descanso, una comida caliente y una conversación amena. Las dos primeras cosas podía encontrarlas fácilmente en casa. No obstante, Andrei pronto se percató que su visita a París podía ser mucho peor de lo que ya imaginó el primer día, pues aunque estaba acostumbrado a estar sólo, siempre había podido cruzar algún saludo con un guardia o con un compañero.

En París, ni siquiera tenía a quién saludar. Al menos como humano. El joven cambiaformas suspiró mientras alzaba la vista al cielo nocturno, donde sólo la luna permanecía visible, y siguió andando por las solitarias calles parisinas, sin tener muy claro cual sería su destino. Una taberna, quizás. De nuevo aquella pequeña casa donde ahora vivía, lo más probable. Un nuevo suspiro surgió de sus labios, que se materializó en el aire como un humo poco denso, sin llegar a entender por qué había decidido hacer aquel paro en su misión, si después de todo no tenía nada más que pudiera satisfacerle.

Así, el joven negó suavemente con la cabeza y se detuvo en mitad de aquella callejuela olvidada, convencido de la estupidez que estaba cometiendo en aquel instante. ¿Qué pretendía? ¿Ir a una taberna, emborracharse y tratar de hacer unos amigos que nunca volvería a ver? Andrei se encogió de hombros suavemente, dando media vuelva para regresar por donde había venido. Sin embargo, tuvo que detener su vuelta a casa. Una figura encapuchada y vestida de negro situada al final de la calle le llamó la atención. El chico avanzó un par de pasos, pero se detuvo de nuevo, inquieto por la visión. En aquel momento y dada la situación, Andrei no tuvo otra opción que esperar allí, atento a cualquier movimiento que pudiese efectuar la figura. Bien, después de todo él era un espía. Había lidiado con enemigos otras veces, en caso de que la figura no se acercase con intenciones amigables.

por **Nadya Metanova** Sáb Ene 08, 2011 2:10 pm

La noche asolaba los oscuros callejones y la humedad palpable en el denso aire parisino habría producido en mi una leve encogimiento en mi misma buscando más abrigo en mi capa larga, negra y ondeante de seguir siendo la joven con vitalidad y una vida propiamente dicha de hace ya algunos siglos. Sin embargo, el ser hija de la noche determinaba la mayor parte de los aspectos de mi vida como no muerta y el no sentir calor o frío era una de las pocas pero acertadas ventajas que le encontraba a mi condición.

Caminaba con paso parsimónico e inalterable, divagando entre los numerosos y variados pensamientos de mi atormentada mente cuando un aroma exquisito y realmente tentador llegó a mis fosas nasales. Porque sí, a pesar de no tener la necesidad del oxígeno para mantenerme con "vida", había conservado la cualidad tan humana del respirar como algo personal que me recordaba de algún modo lo que en algún tiempo fuí y que ahora quedaba demasiado atrás.

Alcé mi vista aminorando algo más, si es que se pudiera, mi paso tranquilo, como el de las damas burguesas que pasean por los parques bajo la luz del sol que broncea sus blanquecinas pieles. Presté atención al callejón paseando mi mirada, antiguamente de un verde intenso y ahora de un verde grisáceo bastante peculiar y claro. Localicé entonces al causante de tan dulce aroma. No era como el de un humano normal, era diferente, atrayente y con más tentación de ser un suculento manjar. Era por eso que tras clavar mi vista en aquel joven, comencé a caminar algo más aprisa y con decisión hacia él, aun con mi rostro semi oculto, solo dejando ver mi cuello, barbilla y algo de mis labios..

No dejé demasiado tiempo de reacción pues con gran velocidad me había situado prácticamente frente al joven, aminorando rítmicamente mi antiguo caminar acelerado, en parte debido a la sed de probar esa sangre pero que pude lograr controlar debido a que ya había saciado mi apetito por lo que quizás la brusquedad de mi decisión se habría visto ciertamente disimulada. Le observé en silencio, con cierta curiosidad bajo mi capucha, esperando alguna reacción que no me obligara a ser brusca o utilizar mis dotes vampíricas..

Off: perdona, pensé que ayer se había enviado el post y lo he tenido que rehacer T__T

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