¿Alguien con quien compartirla? [Madrid, España. Año 2011]

Este invierno es más frío de lo que parece, la gente esta todo el rato con catarros.. la molesta tos.. y esas cosas. Según dicen... Nuevo Año.. Nueva Vida.. la mía se mantiene en la misma rutina desde hace dos años.
Fue un 14 de agosto del 2007. Estaba en la costa mallorquina con mi familia de vacaciones...mis tíos y mis padres estaban en el bar descansando y cerrándolo, me habían dado permiso para volver solo al chalet, ya que tenía ganas de echar unas partidas con la consola. Por el camino debía cruzar una zona realmente exótica pero a la vez escalofriante. Era una "tienda" de palmeras, pero que se extiende como 2 km2 de área, es una plantación, es el camino más corto, y los dueños y mis tíos eran buenos amigos por lo que a mi y a mis primos nos daban permiso par jugar allí de pequeños y ahora al ser un atajo cruzarlo. Anochecía, y llevaba los cascos; Sonaba la famosa canción de Guns N'Roses Dont Cry.." Talk To Me softly, there's something in your eyes..." Cuando estaba a punto de salir de aquel lugar.... No recuerdo nada más. Tan solo todo negro. Desperté en un hospital lleno de arañazos, contusiones y algunos mordiscos, dijeron que debía ser de un perro bastante grande debido a la mandíbula, posiblemente un perro pastor o algo así. Los lobos habían abandonado la zona Oeste de Mallorca desde hacía tiempo. Lo único que recuerdo anterior a ello... es el cielo azul oscuro y una enorme luna llena radiante en él.
Desde entonces... ya sabéis lo que ocurre una vez cada 28 días aproximadamente.. no puedo esconderme. por mucho que me esconda de su reflejo, luz, o imagen.. sufro lo mismo. Aguanté tan solo un mes con ello en secreto debido a que me castigaron por no aparecer una noche de martes en casa. Y
además tardé en darme cuenta. Fue tras una prueba física del instituto de 40 minutos corriendo y yo nunca aguanté más de 20 para aprobar. Aquel día hice no solo la mejor marca de la clase, si no del curso durante toda la historia del colegio, no entendí muy bien aquello... hasta que volviendo a casa me puse muy nervioso bajando la calle que une la del instituto a la de mi hogar. No entendía que podía ocurrir, pero miraba a todos lados precavidamente, y escuchaba tan atentamente que era capaz de oír algunas conversaciones del bar de la esquina, a continuación comencé a ver a las personas.. en color.... rojizo.. desde el interior al exterior... no sabía que ocurría por aquella época no fumaba, por lo que no me podían haber metido nada en el cigarrillo, y no había ingerido nada. Los sucesos me abrumaban no entendía nada. Tras bajar las escaleras, un grupo de 5 jóvenes me miraba, uno de ellos, con una navaja mariposa en su mano, me siguieron y me metieron en un callejón. Yo tan solo, golpeé a uno de ellos, el último para huir de allí cuando de repente calló en el suelo, con la cabeza sangrando y una pequeña abolladura, me acusaron de golpearle con una piedra o un ladrillo... algo contundente, y lo tomaron como arma blanca, no tuve mayor reprimenda que la de mis padres, y la de una falta leve en mi expediente.
Ahora, casi 4 años después las cosas son diferentes, soy consciente de lo que hago y de lo que sucede, pero no de lo que me sucedía en aquel momento con esa chica... Las tornas habían cambiado y ahora yo sufría. Aquel viernes, de nuevo la vi, ella y su novio estaban con los demás. Me saludó con un fuerte abrazo.

Abro los ojos y miro al techo blanco, blanco como la nieve que se ve por la ventana al levantarme y observar por la ventana, caen los copos sin cesar... Abro grande los ojos mientras los copos se reflejan en mis pupilas. Sonrío y veo a varios niños pequeños juguetear con la nieve en la plaza de enfrente de mi casa y lanzarse bolas unos a otros, con una gran sonrisa infantil de oreja a oreja... bendita inocencia... Los críos... con su ignorancia... que es lo mejor que tienen... no saber de las cosas... y por eso ser felices, sin preocuparse por nada... ojalá puediramos hacer todos eso... que la vida no es como en una casa de muñecas... en la realidad no existen las princesas... Hay que aprovechar y vivir bien nuestra infancia... porque no habrá mejor regalo que el de la ignorancia... que hay errores que no los borra ni el tipex...
Las gotas caen al suelo, gotas de agua que resbalan por mi cara y por mis manos, me miro al espejo, completamente despeinada y aún medio dormida cojo el cepillo sin muchas ganas, la verdad, pero, luego me acuerdo... He quedado con mi novio y mis amigos, entonces, cojo ganas e incluso me animo y me doy una buena ducha notando como el agua caliente se desliza por mi cuerpo suavemente, me enjabono con champú que huele a frutas y el gel a fresas... que gusto... Entonces salgo de la ducha y me seco completamente y me arreglo el pelo completamente. Me siento limpia y huelo bien, también me he despertado del todo... que buena sensación, sintiéndome como en otro lado al cerrar los ojos... cualquier otro lado menos en el que estaba en esos momentos. Soñar despierta... Alejarme de la realidad... que... ahora vivo con mi abuela... que se pasa el día en el hospital... se está muriendo..., por lo menos... morirá de forma natural... no como mis padres... Sangre. Solo sangre.
De pronto mi abuela me llama y me recorre un escalofrío de punta a punta del cuerpo... Entonces tengo que quitar la cara de pánico que tenía hace un momento y la tristeza... la añoranza... Horror... Pero... le tengo a el... a aquel chico al que amo como a nada en el mundo y que me ayuda en todo y en mi día a día... sin embargo... no solo está el... un pequeñín muy agradable, muy mono, simpático, al que quiero muchísimo... que haría sin el, tanto que me lo paso bien con el... que buen amigo... siempre me saca una sonrisa... quiera o no quiera... porque aunque no le ame como a mi novio le quiero muchísimo... que no tiene anda que ver... que cuando el está mal yo también lo estoy, porque me importa mucho.
Aquel Viernes... era como otro cualquiera yo me encontraba con todos mis amigos y con mi novio, sonriendo y pasándomelo genial, entre sonrisas... hacían que se me olvidaran todas las mierdas, eran lo mejor que había en mi vida... no podría sin vivir sin ellos...
De pronto el llegó, aquel chavalín, con sus pelos ahi negros como nada y liso que dan ganas de acariciarlo, aquellos ojazos preciosos con su forma de andar y de sonreir...
Dejé un momento a todos y corrí hacia el con una grandísima sonrisa y al llegar casi le llevo por delante y le abrazo fuertemente cerrando los ojos y sonriendo de oreja a oreja.
-Dios... Por fin llegas...

Cerré los ojos mientras me abrazaba, no podía dejar de pensar en todo lo que ocurría aquellos días, no estaba saliendo del todo bien la última semana, pero... la vida es así.
Abro los ojos, y beso su gélida mejilla enfriada por las bajas temperaturas de la estación. Tenían un tono rojizo incluso, vuelvo a abrazarla. No podía soltarla, estar con ella era como estar en casa, aun que en esta situación, mejor que en casa en demasiados sitios.
Mis padres, me amargan día a día lo harán por mí, pero no soporto la manera. Atosigan mi espíritu, marchitan mis ganas de vivir, y desgastan mis fuerzas con las que cada día me levanto con sus exigencias, intolerancias y de más gilipolleces. Mi mente vuelve al lugar y al momento. Me despego de ella vuelvo a la realidad, tan amarga como mis pensamientos. Antes de saludar a los demás, saco un cigarrillo de la cajetilla del bolsillo... Estaba dejando de fumar, pero no podía, a parte de mis muchas otras adicciones esta se veía fortalecida por el estrés diario que por desgracia me corroía. Busco un mechero, pero no lo encuentro, finalmente residía en el bolsillo derecho de mi chaqueta, enciendo el cigarro y aspiro profundamente para llenarme de paciencia, y relajarme. Saludo a todos. sentía por algo que aquella sería una larga tarde. Mis problemas poco a poco se esfumaban en el humo de la combustión del cigarro, que después volverían tras evaporarse la capa de nicotina que los tapaba. Todo una tapadera, como las mentiras y la injusticia que corroían nuestro país en ese momento.
Vuelvo a mirarla, está junto a otra de sus amigas, la agarra del pelo, y se hunde entre éste con un movimiento inocente y juguetón. Miro al cielo mientras sostengo el cigarro en la boca y de nuevo aspiro, cierro los ojos lentamente y los vuelvo a abrir analizando todo lo que ocurría. La observo alguien se dirige a mí con una pregunta, aparento atender mientras desvío mi mirada hacia la chica que estaba a su lado, que me observa con una sonrisa en la cara, mientras tanto, yo le devolví otra tan convincente como pude. Sentía por algo que aquella sería una larga tarde.

Me mantengo abrazada a el como medio minuto mas o menos para luego dejar que me bese en la mejilla y devolverle yo también el beso con ternura, cuando me iba a volver me da otro abrazo al que le correspondo encantada con una gran sonrisa para luego volver con los demás y continuar hablando entretenidamente con mi novio y con mi mejor amiga que está ahí haciendo el imbécil como siempre que, de pronto la cojo del pelo y me hundo en el riendo para hacerla estremecer que se que la pone nerviosa.
De pronto miro a Het y sonrió para mi ahí con su cigarro, mira que le había dicho veces que era malo fumar... pero nunca me hacía caso, bueno, que se le iba a hacer... Sin embargo me acerqué a el con mi amiga.
-¿No te dije que era malo fumar? -Dije seria como nada y de pronto sonreí y le quité el cigarro y el mechero que llevaba en la otra mano. Salí corriendo bajando las escaleras del lugar hasta llegar a una especia de carretera peatonal y le miro divertida y juguetona.
-¡Mira lo que tengooo! -Exclamo mirándole sonriente.

Vino hacia mí con ella y de nuevo me recriminó por fumar pero con una sonrisa amistosa en la boca.
Sinceramente adoraba a aquella chiquilla, era extraño, por que me sentía muy protector hacia ella en todos los sentidos, no en plan celos y de los tios, principalmente porque tenía novio, pero sí como si de una chica de 5 años se tratase con peligro por la inocencia de caer en cualquier putada, de nuevo otra cosa que no entendí de mí. Poco después mirándome cogió mi cigarro y el mechero del bolsillo y corrió con ellos atravesando la plaza y llegando al borde del cruce. Sonrió de nuevo pero esta vez de forma juguetona y desafiante, me dio la sensación de que quería cruzar, y tendría que salir detrás de ella... Me paré un momento a unos 5 metros de ella observándola y mirándola a los ojos, brillaban, brillaban como si de la luna en el reflejo de un lago o un río de agua cristalina. Sin pensarlo, eché lentamente a andar mientras hablaba para que no hiciese más el tonto -Déjalo ya, te alcanzaré quieras o no, y recuperaré el mechero y el cigarro, no juegues conmigo Y le dediqué una sonrisa amable y con intención convincente, a mitad de camino hacia ella, el sonido de los pitidos del semáforo llegó a mis oídos, paso para peatones. Realmente siempre me habían resultado molestos los ruiditos de los semáforos, los odiaba. La observé parado atento a su reacción.

Estaba en el borde de la cera notando como el viento azotaba mi cara y los coches pasaban a gran velocidad detrás mia, mientras peatones se colocaban para esperar a que el semáforo diera la señal de que podían pasar. Mientras a los lejos Het se levantaba con una sonrisa torcida el los labios mirándome y comenzó a cercarse hacia mi mientras yo daba otro paso mas hacia atrás acercándome aún mas al borde y le miré desafiante con una sonrisa divertida alzando con mas ganas aún el mechero y el cigarro en la mano y agitándolo de un lado a otro.
-¡¡Es mio mio MIO!! -Reí divertida y cuando estaba a unos cinco metros mios di otro paso mas atrás quedándome completamente en el borde notando casi los coches pasar cerca mio para que cuando comenzó a cercarse de pronto se pusiera en verde y comenzaran los peatones a cruzar. Le ignoré y comencé a correr a toda velocidad hacía el parque que había al otro lado de la acera adentrándome en el en la zona que no había nadie haciendo botellón ni nada tan solo iluminado por las farolas de la calle y me escondí detrás de un arbusto divertida.

Como esperaba que hiciese corrió al escuchar aquel molesto sonido del semáforo, mis oídos retumbaban y me dieron ganas de derribar el altavoz. Continué por el paso de cebra, pero ella comenzó a correr más deprisa hacia el parque. Nunca me gustó ese sitio si no vas en las adecuadas compañías, es una ruleta de la suerte, allí puedes encontrar de todo, y te puede ocurrir de todo, por lo menos desde mi punto de vista.
Decidí acelerar el paso e ir al paso, para hacer esto más corto, o por lo menos llegar hasta la zona iluminada si es que de verdad pretendía jugar, cosa indudable, viendo que había cruzado y corrido delante mía con mi mechero y mi cigarro... que seguramente para cuando lo recibiese estuviese consumido. Eché a correr y desde arriba de las escaleras observé como me miraba girando el cuello, mientras el viento levantaba su pelo oscuro poco visible en la oscuridad, de un salto, sin bajar por las escaleras descendí desde lo alto del muro aterrizando y directa y rápidamente corriendo tras de ella. Un grupo de jóvenes fumando y escuchando música nos miraron, yo continué. ¿Dónde pretendía llegar? Continuaba corriendo así que decidí arrancar a correr considerablemente rápido como para alcanzarla en poco tiempo. Pero ella no se detuvo.

Ya me había alejado de aquellos chavales que nos miraban raro... como odiaba que hicieran eso por dios... al esconderme observé a Het que se había quedado quieto buscándome con la mirada iluminado por una farola que se encontraba a un metro suyo mas o menos.
Sonreí comencé a tirar piedras para hacer que andaba por donde caían mientras Het se giraba estresado sin saber donde estaba escondida, entonces me dio pena verle ahi, desconcertado sin saber donde me encontraba mientras yo me reía tanto que me tuve que tapar la boca para que no se diera cuenta de donde me encotraba. Entonces salí de mi escondite sigilosamente y salté encima suyo tan sorprendido que caímos los dos al suelo mientras yo no dejaba de reir a carcajada limpia mientras le miraba juguetona en el suelo del parque debajo mia.

Empecé a oír pisadas, pero no veía a nadie a mi alrededor, me frustraba, estaba jugando conmigo, no le valía con quitarme mi dosis de relax, si no encima me vacilaba.
En silencio intenté fijarme por donde estaba más rápidamente, sus pasos, lo que fuese, de repente me fijé gracias a la luz de la farola en que no era ella, si no piedras lanzadas por ella. Sin saber como, sentí peligro o algo así, y me dí la vuelta rápidamente, y ella me derribó al suelo, cayendo sobre mí. Sin poder evitarlo sonreí y reí, pero paré en seguida volviendo a la realidad, una realidad, que nunca me había imaginado. Paré mi mirada sobre la suya, que no paraba de mover, sus ojos eran realmente oscuros, sus rasgos, adorablemente bellos, me quedé medio atontado mientras la observaba. No sabía que hacer, deseaba esos labios más que nada en aquel momento, besarles, morderlos, tenerla junto a mí de aquella forma era increible, indescriptible. Seguía atontado mirándola.

Observé como reía y me quedé mirándole mientras comenzaba a dejar de sonreír al igual que el, pero menos brusco, algo que me extrañó. Se me quedó mirando al igual que hice yo mirándole a los ojos. Inquieta miré a otro lado con vergüenza a ver si había alguien y sonreí tímidamente mirándole. Yo continuaba mirándole desde encima suya, sin apartarme... La verdad era que no quería hacerlo no quería moverme de encima suya, me encontraba muy bien junto a el...
Suspiré casi imperceptiblemente y me acerqué mas a el poco a poco y puse mi frente contra la suya sonriendo débilmente y mirándole a los ojos.

Ella me miraba a los ojos a la vez que yo lo hacía, sumergido en mis pensamientos. Me sonreía y apoyó su frente contra la mía, me puse muy nervioso. Su pelo rozaba mi cara suavemente mientras mis ojos rastreaban su mirada. Tan pocos centímetros nos separaban, que podía sentir su respiración.
Acerqué doblando mi cuello hacia arriba, mis labios hacia los suyos, parándome lentamente justo a una distancia casi inperceptible. Esperé a su reacción.

Su mirada se encontraba completamente sumergida en la mia al igual que la mia en la suya... su flequillo rozaba mi frente notando su suavidad sobre mi frente. Le noté nervioso al igual que yo me encontraba. Sintiendo su respiración sobre la mia y de pronto sus labios rozándo los mios al acercarse tanto a una distancia mínima completamente...
Me quedé paralizada un momento sin saber que hacer notando un notable rubor en mis mejillas y sin poder evitarlo junté mis labios con los suyos suavemente con ternura.

Lentamente nuestros labios se juntaron, no aguanté más, besé sus labios mientras mi corazón se aceleraba, poco a poco me recliné sin parar de besarle sentándome y haciendo que se sentase sobre mis piernas con sus rodillas en el suelo, en un árbol cercano apoyé mi espalda, mientras retiraba su pelo por detrás de la oreja y acariciaba su mejilla con una mano, mientras la otra la reposé en su cintura.

Nuestros labios se juntaron completamente en un tierno beso mientras mi respiración y mi corazón se aceleraban por segundos completamente nerviosa y sin poder evitar notar un poco de verguenza.
Me senté sobre el apoyando mis rodillas en el suelo notando como se apoyaba la espalda en un árbol cercano. Ahora la luz de la farola nos alcanzaba menos y la verdad esque me hacía sentir mas a gusto.
Acaricié su mejilla tiernamente con mi mano mientras con la otra me apoyaba en su hombro.

Continué con lo que hacía, deseaba que no acabase nunca aquel momento. Desgraciadamente a mis recuerdos vinieron su novio... ¿Que estaba haciendo? No por mí, sino por ella, le quería y estaba allí conmigo. La quería demasiado como para que hiciese lo que hacía sin antes decírselo. Si todo aquello entre ellos se fastidiaba la culpa sería mía en gran parte. Lentamente separé nuestros labios y le dije : Oye... ¿Qué pasa con tu novio? ¿Sabes lo que estás haciendo?

Sus labios sabían dulce... era un beso tierno y dulce al principio hasta que se apartó y me miró a los ojos, una mirada profunda, al igual que la que yo le devolví.
Al parecer si que me quería y no quería que hiciera ninguna tontería de la que me pudiera arrepentir. Apoyé mi frente en la suya y suspiré débilmente.
- Te quiero, no lo puedo evitar... Es lo que mi corazón siente... Aunque por él también sienta lo mismo... -Suspiré pesadamente y bajé la mirada a mis manos que se encontraban apoyadas encima de sus vaqueros a la altura de su cintura.
Volví a levantar la mirada hacia la suya que se encontraba a apenas 15 centímetros de la mía. El viento sopló y me trajo su aroma... Respiré hondo cerrando los ojos.

En ese momento... estaba confuso, no sabía que hacer. Tan solo quererla, durante un momento pensé que se iría, pero no lo hizo. Subí mis brazos y la abracé cerrando mis ojos. Aquello era perfecto, sin problemas, sin distracciones, tan solo ella y yo, abrazándonos, después de besarnos, con aquello expresaba mi te quiero, para mí, un abrazo ha sido la expresión de un sentimiento dependiendo de las situaciones, y en aquel momento, le intentaba transmitir que la quería.

Retiré un poco su pelo del costado de su rostro y le susurré muy bajito un te quiero al oído. Entonces, volví a abrazarla apoyando mi cabeza sobre su hombro y cerrando los ojos.
Estaba oscuro, lo que me ayudó a no abrir los ojos y sumergirme en mis pensamientos.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo de arriba abajo. Me sentía mas a gusto que nunca, estar con el era algo... fantastico. No podía evitarlo, le quería, si, le quería muchísimo.
Suspiré y cerré los ojos respirando hondo.
Luego los abrí y le miré fijamente a los suyos sin apartar la vista.
Al abrazarme le rodeé también con mis brazos fuertemente hundiendo mi cara en su cuello respirando hondo tranquilamente.
De pronto noté como me retiraba el pelo y le escuché, sonreí tiernamente y le besé en el cuello mientras le abrazaba.

En aquel momento empezó a soplar un viento frío que rozaba con furia mi cara, levanté a Anika y la agarré de la mano, haciéndola seguirme. Recordé mi mechero y mi cigarro. Le pedí el mechero ya que supuse que el restante cigarro que me estaba fumando se habría consumido. Saqué otro de la caja y cuando me lo entregó lo encendí aspirando profundamente.
Nos dirigíamos de nuevo hacia la plaza donde estaban todos. ¿No habríamos tardado demasiado? Me daba igual. Había besado sus labios como un niño prueba con ansia su piruleta. La deseaba más que nunca.

Mi pelo se agitó de pronto debido al gélido viento que acababa de soplar en aquel parque. Me levantó y le seguí de la mano cual niña buena y cuando me lo pidió le devolví el mechero y tiré el cigarro que ya se había consumido. Le miré mal cuando comenzó a fumarse otro.
Cuando llegamos todo el mundo nos miró con interés ya que todos eran unos completos cotillas. Sin embargo allí faltaba alguien. Mi novio. Miré a todos lados con el ceño fruncido imaginando lo que había podido suceder. Al minuto mi amiga me dijo que se había largado a casa porque no volvía y también se hacía notar que estaba molesto sobre todo por la persona con la que me había ido, ya que, de seguro que su me hubiera ido con cualquier otra persona no se hubiera molestado tanto o por lo menos no se hubiera ido.
Estaba harta de sus rayadas sin sentido, así que, decidí pasar y me encogí de hombros, que hiciera lo que quisiera, ya estaba un poco hasta las narices.
Miré a mi amiga con una sonrisa pidiéndole que si nos podíamos mover todos y subir a su casa, a lo que me contestó que nos subiéramos Het y yo, que ellos irían después.
Asentí y cogí las llaves de la casa, al llegar cerré la puerta y dejé las llaves en la estantería que había a la entrada y me quité los zapatos, como siempre hacía.
Me dirigí al salón con Het y me senté. Le miré sonriendo.
-Ahora nos toca esperar -Dije y me quité el abrigo dejándolo a un lado.
-Por lo menos aquí se está a gusto