Kathleen J. Dubois

por **Kathleen J. Dubois** Sáb Ene 15, 2011 12:13 pm

Kathleen Jane Dubois

■ Edad
17 años

■ Especie
Humana

■ Tipo y Nivel Social
Clase Media

■ Lugar de Origen
Paris, Francia

■ Descripción Física

De facciones suaves y delicadas, con la piel clara, muy clara. En bastantes ocasiones ha sido comparada con una muñeca de porcelana por su aspecto dulce y delicado. Pero lo que más cabe destacar de la chica es su cabello rojo fuego, el cual suele llevar suelto y despeinado, aunque de vez en cuando también se lo recoje de forma descuidada. De ojos azules, también llamativos aunque no tanto como su cabello.

A pesar de su edad, su cuerpo no está completamente formado aún, por lo que todavía no presenta las curvas que anuncian el paso de niña a mujer. Pero este hecho tampoco es que sea algo que preocupe la chica.

De piernas delgadas, bastante delgadas pero no por eso escuchimizadas, y al ser delgadas pueden dar la sensación de ser más largas de lo que realmente son. Sus caderas también son estrechas, pero tampoco hasta llegar a parecer "plana". Kath es una chica de estatura baja, por lo que sus pies son pequeños también, como suele pasar en todo aquél que no supere el metro sesenta de altura.

■ Descripción Psicológica

Kathleen tiene la alegría y energía que toda chica de su edad debería poseer. Bueno, vale, quizás ya tiene cierta edad para asentar la cabeza, pero digamos que se ha quedado anclada en la dulce edad de los quince años, por lo que hace falta mucho esfuerzo para verla con mala cara. Es una chica muy sociable y cariñosa con todo el mundo, la frase de "no hables con extraños" no vá con ella, por lo que en varias ocasiones ha tenido algún que otro problema. A pesar de todo, Kath siempre ha tenido una sonrisa para todo el mundo, no le gusta ver malas caras a su alrededor y hará lo imposible por animar a aquél que la rodee. Su alegría puede resultar exagerada, o puede que hasta resulte exasperante. Podría describirse perfectamente con el adjetivo de "hiperactiva".

Respecto a sus relaciones con la gente es una chica a la que le gusta conocer gente nueva, socializar y muy cariñosa, como ya se ha mencionado antes. Su sinceridad es intachable, pero teniendo en cuenta su personalidad infantil e inocente tampoco es algo muy sorprendente. Y sobre las relaciones amorosas, ya es algo más cortada. Puede tener amores secretos, amores platónicos, pero nunca lo reconocerá. La palabra "amor" es una palabra tabú para ella, enseguida se escandaliza cuando su relación con alguien vá más allá de una buena amistad o cuando se sacan ciertos temas para hablar, por lo que intentará cambiar rápidamente de tema. Aún así espera el momento de conocer a alguien que le haga cambiar de opinión sobre ese asunto y que le ayude a compernderlo mejor.

Además de todo eso, cabe mencionar que es una PATOSA en toda regla, pero siempre pedirá disculpas las veces que haga falta para intentar solucionar lo que haya provocado. A la hora de hablar suele decir las cosas como las piensa, sin pensar antes en las consecuencias que sus palabras pueden traer, y son muchas las veces que se acaba arrepintiendo.

■ Historia

La pequeña Kath nació en Versalles en el seno de una humilde familia. Su padre, Neville Dubois, era el dueño de una posada que había cerca del centro de Paris. Éste, se iba todas las mañanas a trabajar a la posada y no volvía hasta muy tarde, por lo que Kath fue criada prácticamente por su madre, Clementine Dubois. El trabajo del padre iba bastante bien, por lo que la pelirroja no llegó a pasar hambre.
A medida que se iba haciendo mayor, Kathleen iba con su padre a ayudarle con la posada mientras que su madre se quedaba en casa cuidando de la casa.

No es que a la chica no le gustara ayudar a su padre con el trabajo, no, simplemente ella tenía su propia visión de las cosas. Podría decirse que veía todo del color de rosa. Tantos libros la habían echo creer que vivía en su propio mundo de fantasía y no podía ver todo lo que realmente sucedía a su alrededor. Sus padres no dieron mucha importancia a estos hechos, a fin y alcabo su hija seguía siendo joven, pero también tenían la preocupación al pensar que su hija no encontraría nunca marido.

Los años pasaban, y Kath seguía dedicando su tiempo libre a la lectura, pintar o salir. Cada vez que sus padres le mencionaban o insinuaban que tenía que encontrar un buen marido, la chica se escandalizaba, ignoraba el tema o simplemente se marchaba de casa dejando a sus padres con la palabra en la boca.

Fue una fría noche de noviembre cuando todo cambió en la vida de la joven. Kathleen se encontraba en la taberna de su padre, ya era de noche y tocaba cerrar. Kath le dijo a su padre que no se preocupara que ya se encargaba ella y que se fuera antes que ella le alcanzaría. Obviamente la chica se entretuvo más de lo que tenía previsto, pero tampoco se molestó en volver rápido a casa por ello.
Y fue al llegar a casa cuando vió lo que el cruel destino le había preparado. La puerta de la casa se encontraba abierta de par en par. Al entrar se encontró con los cadáveres de sus padres desangrados. Todos le dijeron que debió de ser un ladrón que se coló en la casa, pero Kath no está muy convencida por dos razones: primera, en la casa no faltaba nada, y segunda, ¿qué ladrón dejaba esas extrañas marcas en el cuello?

Desde entonces Kath siguió mostrando su característico buen sentido del humor, el cual usaba como una máscara para ocultar sus verdaderos sentimientos. Y esque la chica no ha dejado de culparse por la muerte de sus padres, siempre pensó que si ella hubiera estado en casa antes todo hubiera sido distinto.

■ Datos Extras