AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El destino aún no esta escrito (Anuar)
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El destino aún no esta escrito (Anuar)
Sembrado entre pétalos de libros y ruinas babilónicas de recuerdos ya no podía más. Las lágrimas habían bañado su pálido rostro, demacrando esa mirada tan penetrante que poseía. El sol iluminaba tenue la habitación que él seguía mirando en penumbras; su calor se impregnaba en su piel al igual que el polvo en su ropa. Tosió tras haber terminado con su llanto, estaba terriblemente mal posicionado en esa cárcel, en esas cuatro paredes. Los sirvientes lo escuchaban sollozar tras la puerta, sugerían vida, insinuaban muerte, suponían… Pero ninguno de ellos se atrevió a regalarle una mirada de pena o un poco de lástima, todos sabía bien que ese chiquillo de apariencia frágil y rompible poseía más voluntad que cualquiera. Se puso de pie en un golpe, contando en su mente la cantidad de pasos que debería dar hasta llegar a la puerta. La sonrisa que destilaron sus labios al atravesar el umbral fue cómplice de lo que sus oídos habían escuchado Preocupaciones. No hagan eso, vivan felices sin prestarme atención. Cada día es igual, me despierto con los sueños destrozados para después fingir cordura y apostar contra el destino. Comento, su voz era un cantico ceremonial, la armonía que sus labios poseían lo hacía ver como un niño y no se trataba de más, era tan solo un chiquillo jugando a ser mayor, intentando soportar todo ese dolor que tras la muerte de su padre en su cuerpo se guardo.
Los murmullos con palabras preocupantes se desvanecieron a su espalda. Camino hasta la salida, tuvo que bajar las escaleras de la segunda planta, siempre contando, siempre tan seguro. Solo una persona le toco el hombro antes de que osara traspasar la puerta principal. Le detuvo como quien retiene a un amante que pretende escaparse de un nuevo abrazo. Mariana, déjame ir. Murmuro al sentir los brazos cerrarse sobre su cuello. Esa mujer era tan solo una muchacha que apreciaba de su compañía, él estaba consiente que esa dama lo amaba pero no podía hacer nada para que sus sentimientos fuesen mutuos, no aún, no ahora. Damian no podría verle más allá que una amiga, ese tonto ciego solo sentía una gran fascinación por sus libros y la fantasía en ellos. Al final la chiquilla lo soltó, sus ojos se cristalizaron y él suspiro.
Afuera los rayos del sol eran más cálidos que en su habitación, los sonidos más fuertes, el perfume más ácido y la sensación de tristeza menos acechante. Un bello día de invierno se pinto frente a él, pese a que sus ojos no podían admirarlo en su esplendor Damian imaginaba cada detalle en su mente, creando universos alternos y juegos de colores, un lienzo que el pintaba. Quizá sus recuerdos le ayudaban a crear esa imagen en su cabeza, de hecho allí, en sus pensamientos las cosas no habían cambiado durante años y las calles eran idénticas a cuando se trataba de un niño, burdo pero es lo único que tenía. Camino durante varios minutos apreciando con rudimentaria sencillez lo que sus sentidos le hacían saber. Las carcajadas de los pequeños le hacían mostrar una mueca en sus labios, las palabras amables de los caballeros y las damas, enfocaban en él esa sutil elegancia, su educación. Doblo un par de esquinas, continuo su sendero a la nada, rutina de siempre, caminar y caminar hasta que el cansancio le rinde. Se quedo varado a mitad de la calle pensando recreando la última vez que estuvo allí con su padre, se perdió tanto en su mente, en su ensimismamiento que jamás escuchó la proximidad de una carreta…
Damian Montague- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 27/07/2010
Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Aquel día no se distinguía de entre los demás, la ventana rota permitiendo la entrada del gélido aire invernal, la pared cuarteada azotando la fuerte ventisca propia de un tercer piso sobre su espalda al tiempo que el agua caía sobre su cuerpo resbalando como en una estatua, se sorprendía a si mismo no haber caído ya presa de alguna hipotermia si en cuenta se tenia la escasez de agua caliente en aquel su baño. La monotonía de los día son le acosaba ya habia aprendido pues a observar la belleza de las cosas, no existía, o quería suponer, la decadencia de los días sino solo mentes cerrados y ojos vendados que se negaban rotundamente a apreciar los regalos que como preciadas cuentas se permitían a lo largo del dia, con el transcurso de las horas transcurrían también sus pensamientos, debía asistir a la biblioteca disponer de su tiempo para conseguir aquel trabajo, el dinero no crecía de arboles y aunque asi fuese ¿Dónde planeaba plantarlo?
Azorado por la falta de remuneración supuso que debía comenzar un trabajo provisional, quizás llegar de improviso al muelle y ayudar a algún señor con sus bastas cajas repletas mariscos y reliquias que de los navíos bajan sobre las espaldas de los hombres, se reirían de el, sus manos no estaban hechas para aquella clase de trabajos y suponía con temor que no servirían nuevamente para sujetar un pincel o bailar sobre una hoja retratando bajo el compas y la melodía inexistente figuras del pasado. Bajo los peldaños a zancadas, aquella misma escalinata que parecía correr como cascada llevando a cuestas las voces de un lado a otro, cuchicheantes eran ellas. Brinco el último peldaño al verse falto del mismo, un hueco sobre el suelo, como si por error de calculo el arquitecto y constructor de aquel sitio hubiese hecho el primer escalón de mayor tamaño que los anteriores, un orificio en el segundo de aquellos indicaba la presencia de uno anterior ahora inexistente sino solo en recuerdos. Quizás en un cercano dia el edificio colapsaría y no seria novedad, las paredes erosionadas por los duros inviernos y calurosos veranos, la lluvia y el aire cuarteaban los techos y rescrebajan los suelos, las puertas se hinchaban y bajo sus pies todo parecía chillar en alguna sinfonía del auxilio.
No supo bien cuanto camino ni mucho menos a donde se dirigía porque cierto era que aquel dia debía esperar al ocaso y entonces quizás, comenzar a preocuparse por el trabajo en la biblioteca, aquel que aun no poseía y con tantas ansias esperaba conseguir, el primer trabajo al cual debía presentarse para una entrevista porque un iluso había sido al creer que sus cuadros mal vistos por la sociedad podían hacerle subsistir menos aun cuando tenia otra boca que alimentar, la pequeña Lit necesitaba leche y carne fresca, mas aun que el mismo. Su cuerpo se había acostumbrado ya a la falta de constante alimento y quizás aquello de su extraña delgadez, sus mejillas comenzaban a hundirse.
Escondió su rostro entre sus hombros escuchando un suave murmuro de asombro de la señora que su lado andaba, alzo la mirada a donde aquella ajena se posaba con temor y vislumbro en medio de la calle una figura conocida y anhelada, aquella que en antaño había dejado de ver y quizás el tiempo había sido demasiado tanto asi que su atrofiada y poco elocuente mente comenzaba a hacerle ver fantasmas del olvido ¿Por qué ahora? ¿Por qué ahora y no antes? La voz de la señora le negó el atributo a una ilusión ¿pensaba acaso en el suicidio? Sus amielados ojos se abrieron de par en par amenazando por unos instantes en salirse de sus orbitas, sus pies comenzaron a andar aun cuando no había pensado en la acción, su cuerpo se había adelantado y sus labios pronunciado aquel nombre –Damian…- mano de sus labios como un rezo y un grito, como una fracción de alegría y de temor. Sus manos sujetaron los costados del invidente tirando con firmeza de el, los casquillos de los caballos sonaban ya tan próximos que le aterraba pensar lo que hubiese podido pasar.
Avergonzado el conductor exclamo una disculpa errando una pausa en su andar -¿es que acaso pretendías dejarme tan rápido?- porque solo un segundo le había visto y la muerte con proximidad se acercaba, sonrió, involuntariamente soltándole, porque eran impropias aquellas proximidades en plena calle donde las miradas de los curiosos, y nulos eran los que no de aquello pecaban, caían sobre ellos como lo harían las flores en una catedral algún día de guardar –apenas y te e reconocido temia ya no verte otra vez- guio de su mano como un lazarillo hasta un lugar a salvo de carretas.
Azorado por la falta de remuneración supuso que debía comenzar un trabajo provisional, quizás llegar de improviso al muelle y ayudar a algún señor con sus bastas cajas repletas mariscos y reliquias que de los navíos bajan sobre las espaldas de los hombres, se reirían de el, sus manos no estaban hechas para aquella clase de trabajos y suponía con temor que no servirían nuevamente para sujetar un pincel o bailar sobre una hoja retratando bajo el compas y la melodía inexistente figuras del pasado. Bajo los peldaños a zancadas, aquella misma escalinata que parecía correr como cascada llevando a cuestas las voces de un lado a otro, cuchicheantes eran ellas. Brinco el último peldaño al verse falto del mismo, un hueco sobre el suelo, como si por error de calculo el arquitecto y constructor de aquel sitio hubiese hecho el primer escalón de mayor tamaño que los anteriores, un orificio en el segundo de aquellos indicaba la presencia de uno anterior ahora inexistente sino solo en recuerdos. Quizás en un cercano dia el edificio colapsaría y no seria novedad, las paredes erosionadas por los duros inviernos y calurosos veranos, la lluvia y el aire cuarteaban los techos y rescrebajan los suelos, las puertas se hinchaban y bajo sus pies todo parecía chillar en alguna sinfonía del auxilio.
No supo bien cuanto camino ni mucho menos a donde se dirigía porque cierto era que aquel dia debía esperar al ocaso y entonces quizás, comenzar a preocuparse por el trabajo en la biblioteca, aquel que aun no poseía y con tantas ansias esperaba conseguir, el primer trabajo al cual debía presentarse para una entrevista porque un iluso había sido al creer que sus cuadros mal vistos por la sociedad podían hacerle subsistir menos aun cuando tenia otra boca que alimentar, la pequeña Lit necesitaba leche y carne fresca, mas aun que el mismo. Su cuerpo se había acostumbrado ya a la falta de constante alimento y quizás aquello de su extraña delgadez, sus mejillas comenzaban a hundirse.
Escondió su rostro entre sus hombros escuchando un suave murmuro de asombro de la señora que su lado andaba, alzo la mirada a donde aquella ajena se posaba con temor y vislumbro en medio de la calle una figura conocida y anhelada, aquella que en antaño había dejado de ver y quizás el tiempo había sido demasiado tanto asi que su atrofiada y poco elocuente mente comenzaba a hacerle ver fantasmas del olvido ¿Por qué ahora? ¿Por qué ahora y no antes? La voz de la señora le negó el atributo a una ilusión ¿pensaba acaso en el suicidio? Sus amielados ojos se abrieron de par en par amenazando por unos instantes en salirse de sus orbitas, sus pies comenzaron a andar aun cuando no había pensado en la acción, su cuerpo se había adelantado y sus labios pronunciado aquel nombre –Damian…- mano de sus labios como un rezo y un grito, como una fracción de alegría y de temor. Sus manos sujetaron los costados del invidente tirando con firmeza de el, los casquillos de los caballos sonaban ya tan próximos que le aterraba pensar lo que hubiese podido pasar.
Avergonzado el conductor exclamo una disculpa errando una pausa en su andar -¿es que acaso pretendías dejarme tan rápido?- porque solo un segundo le había visto y la muerte con proximidad se acercaba, sonrió, involuntariamente soltándole, porque eran impropias aquellas proximidades en plena calle donde las miradas de los curiosos, y nulos eran los que no de aquello pecaban, caían sobre ellos como lo harían las flores en una catedral algún día de guardar –apenas y te e reconocido temia ya no verte otra vez- guio de su mano como un lazarillo hasta un lugar a salvo de carretas.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
El miedo se escribe lentamente en cada terminal nerviosa que se puede poseer, pero Damian no tenía esa sensación en su cuerpo, más bien sentía como la abrazadora soledad se le cernía al cuerpo como si de otra piel se tratara; por un minuto creyó haber escuchado su nombre entre la multitud de recuerdos acongojados en esa tonta cabeza, no era nada. Se mordía el labio mientras adquiría nuevos recuerdos, memorias que jamás se le borrarán, inclusive cuando era pequeño y podía ver, esas vagas imágenes prevalecen allí, intactas y llenas de vida. Su fuerza se vio desvanecida una vez que discernió el por que no salió de su residencia las últimas semanas, invierno. Esta época del año era la que más le agradaba a su padre y él con cada nueva briza que azotaba en su espalda, lo recordaba más que nunca, sobre todo al sentir el frío estoico. No, Damian, este día no. Se dijo a si mismo saliendo de ese mar profundo e infinito, era demasiado tarde para darse cuenta. El galope de un caballo se escuchaba tan cerca, no había para donde correr, estaba completamente perdido y sus respiraciones aumentaron. Esa sensación de pavor, de muerte acechante se escabulle desde sus talones hasta su nuca, un escalofrío le envuelve como quien se abriga con una manta para no sentir lo gélido del viento. Su corazón se acelero creando un ritmo al compás en que la carreta se aproximaba más a él, no escuchaba más que sus propios sentidos tratando de advertirle que se alejara, pero sus piernas no pudieron siquiera responder a un grito ahogado en sus pensamientos. Inerte, completamente congelado ante la insólita idea de terminar con su vida de una forma tan poco agraciada, cierra los ojos, frunció el ceño y se preparó para recibir a la muerte entre sus brazos, allí en su pecho. No fue exactamente lo que esperaba cuando el calor de una piel lo cobijó.
Un respingo, fue todo lo que su cuerpo ejecuto tras el atrevimiento de ese alguien que le arrastro a su salvación. Aún confundido no pudo emitir ni una sola palabra, el pavor de saberse parado en el borde del abismo le abofeteo el rostro un par de veces y otras más. Ahora estaba más seguro que no deseaba morir, ese incidente le demostró lo que había olvidado. Repentinamente su humor muto de lo sombrío a lo esperanzador. Las palabras del extraño se le clavaron en la cabeza, intentaban sacar todo lo que le había acongojado las últimas horas y él no se negaría a esa nueva luz que diviso entre su propia penumbra. Extendió sus brazos al notar como ese calor se desfallecía, palpó el cuerpo frente a él, lo escrutó grabando e identificando su textura. No, no lo había olvidado Anuar Pronunció su nombre entre laberintos de emociones y sin pensarlo dos veces se abalanzó contra él para rodearlo con sus manos en un efímero abrazo, los segundos en que se anclo a Anuar fueron como una bandeja de agua fría para hacerle despertar de nuevo a la vida. Se empapo con la fragancia que ese cuerpecillo destilaba, su esbelta silueta, añoro tanto en su soledad poderle tocar de esa manera, conversar de todo y al mismo tiempo de la nada. Solo segundos, simples y minúsculos, pero para Damian toda una vida. ¿Qué fue lo que paso? Cuestionó confundido sacudiendo su cabeza, soltándolo para que fuese libre de expresarse sin temores. Notó el temor en el cuerpo del pelirrojo, era casi idéntico al que él estaba sintiendo en ese instante, con una clara diferencia: Anuar estaba consciente, Damian no. ¿Perderme? ¿No verme otra vez? Tomó una bocanada de aire, su mirada se pierde en las lejanías, para quien no sabe lo que padece es una completa y total falta de respeto no mirar a los ojos a quien le ha salvado la vida, más aún no agradecer por el acto, más ese muchachillo carece de ese tipo de información más aún, de su propia vista. Él daría lo que fuera por ver el rostro de Anuar, ya se lo imagina de una forma, tan perfecto, tan hermoso al igual que por dentro. Sí, Anuar tiene que ser una de las criaturas mas bellas en la tierra pues su alma no puede poseer un envase que contraste tan bajamente con lo que él es.
Se dejó acorralar por una extraña idea, sus dientes se encargaban de mutilar su labio inferior mientras que sus palmas se elevaron hasta el rostro de Anuar, acariciaron levemente las mejillas, buscaron los pómulos, analizaron cada rincón de el hasta que pudo encontrar las palabras adecuadas para decir, quizá no las que se esperaban, pero sí las que él necesitaba decirle Te extrañé Una mueca, no, esta vez no era cualquier mueca en sus labios, era una verdadera sonrisa, extraña, tal vez ajena a lo que él siempre demuestra, pero de igual forma lo hizo. Gracias Pronuncio esa palabra en un susurro tenue, muy a penas si se alcanzo a escuchar, no agradecía por que le haya salvado, le dedico esa gratitud por estar allí, junto a él.
Damian Montague- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 27/07/2010
Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Su rostro no pudo sino dejar escapar una amplia sonrisa que no dejaba ver su perlada dentadura cuando los brazos de Damian le rodearon por lo que se le antojo ser una eternidad, efímero o eterno había sucedido y su alma se regocijaba de alegría por verle otra vez, tanto habia sucedido y tanto tiempo perdido que le aterraba que de aquel encuentro transcurriese el mismo tiempo que transcurrido habia ya para verse nuevamente ¿Cuánto tiempo en su ausencia? No, porque el se alejaba mas jamás estaba ausente, en sus pensamientos erraba de vez en cuando como un fantasma innombrable, como un fiel amigo.
-no importa que alla pasado, estas a salvo ¿no?- no deseaba explicarle que de no haberle quitado del camino los caballos y ruedas de la carreta le hubiesen pasado encima como una extensión mas de la calle, porque no quería hacerse saber su salvador. Los favores se hacían para no recibir nada a cambio y que mejor forma que no contando lo ocurrido. Sus parpados se cerraron cuando las tersas manos del joven se posaron sobre su rostro, acariciándolo como a una estatua para reconocer sus facciones, le aterraba, que la gente hiciera aquello pues debía suponer que con el tacto se observaban cosas que a los ojos eran invisibles ¿y si descubría en el aquella maldad creciente? Sus pecados cometidos, su lugar en el averno. Impensable.
Se dejo acariciar aun así porque aquellas manos eran reconfortantes, como una caricia de seda o un tacto angelical, porque a través de sus manos observaba por los ojos sino con el corazón. Abrió los parpados extasiado con sus palabras y su aliento, embriagándole -¿me extrañaste?- le cuestiono delineando con su mirada aquella mueca en su rostro porque incapaz se sentía de profanar con su tacto aquel rostro inmaculado ¿le habría tocado antes ya? Anhelaba un no por respuesta más debía suponer que no era el único que era capaz de observar la belleza que su interior guardaba, persona más que ninguna otra, existía y no solo vivía, artista y algo más.
-anhele tanto tu compañía que al verte pensé que era mi imaginación, no crei encontrarte aquí y mucho menos hoy- confeso con un deje de impaciencia mal refugiada tras su siempre latente semblante de indiferencia mas ¿Cómo ser indiferente con aquel? Imposible, impensable e imperdonable, un acto que jamás debía existir porque con ello le trataría igual que al resto e igual que el resto era la única forma en que no lo sentía. Habia comenzado quizas a olvidarle un poco, su atareada vida le impedía pensar en quienes ya no se refugiaba, mas al verle nuevamente alzaba en el aquella misma sensación que en antaño le habia hecho sentir y en la cual creía firmemente debía mantener intacta, como su rostro no debían ser tocados por malsano capricho humano, quizas habia sido creado solo para ser observado, tanta perfección no podía ser profanada pues el era todo lo que el mismo jamás podría llegar a ser ¿y si no en aquella vida cuando? Estaban destinados a sitios diferentes.
-la amistad no se agradece, se goza y ya esta esa es la mejor gratitud- asevero mirando en derredor, debían poder asistir a algun sitio mas acorde, donde las palabras fuesen articuladas por sus labios y los pensamientos volaran fuera de su cabeza saliendo por su boca para volverse audibles a todo mundo aunque el cariño pensaba con el alma y no con la cabeza. Titubeo unos instantes en si rodear su brazo y guiarle o no porque quizas no el mas los transeúntes que no carecían de curiosidad leerían en sus ojos el cariño con que se a su lado se paseaba, si en antaño la amistad entre hombres era el bien supremo en la sociedad de hoy dia se castigaba como las mas ruines torturas públicas, la muerte cobraba vida y cobraba vidas y expectantes los demás pensaban quizas que con aquellos sacrificios sus propios pecados serian erradicados. No temia por si si no por aquel joven.
-¿puede seguirme si te voy hablando? Caminare a tu lado- asevero cerca de su oído, su el viento le habia llevado hasta aquel sitio y en aquel sitio lo habia encontrado el viento les guiaría también a un mejor lugar -¿Por qué has decidido salir solo?- cuestiono aunque la verdadera pregunta se habia congelado en su pecho.
-no importa que alla pasado, estas a salvo ¿no?- no deseaba explicarle que de no haberle quitado del camino los caballos y ruedas de la carreta le hubiesen pasado encima como una extensión mas de la calle, porque no quería hacerse saber su salvador. Los favores se hacían para no recibir nada a cambio y que mejor forma que no contando lo ocurrido. Sus parpados se cerraron cuando las tersas manos del joven se posaron sobre su rostro, acariciándolo como a una estatua para reconocer sus facciones, le aterraba, que la gente hiciera aquello pues debía suponer que con el tacto se observaban cosas que a los ojos eran invisibles ¿y si descubría en el aquella maldad creciente? Sus pecados cometidos, su lugar en el averno. Impensable.
Se dejo acariciar aun así porque aquellas manos eran reconfortantes, como una caricia de seda o un tacto angelical, porque a través de sus manos observaba por los ojos sino con el corazón. Abrió los parpados extasiado con sus palabras y su aliento, embriagándole -¿me extrañaste?- le cuestiono delineando con su mirada aquella mueca en su rostro porque incapaz se sentía de profanar con su tacto aquel rostro inmaculado ¿le habría tocado antes ya? Anhelaba un no por respuesta más debía suponer que no era el único que era capaz de observar la belleza que su interior guardaba, persona más que ninguna otra, existía y no solo vivía, artista y algo más.
-anhele tanto tu compañía que al verte pensé que era mi imaginación, no crei encontrarte aquí y mucho menos hoy- confeso con un deje de impaciencia mal refugiada tras su siempre latente semblante de indiferencia mas ¿Cómo ser indiferente con aquel? Imposible, impensable e imperdonable, un acto que jamás debía existir porque con ello le trataría igual que al resto e igual que el resto era la única forma en que no lo sentía. Habia comenzado quizas a olvidarle un poco, su atareada vida le impedía pensar en quienes ya no se refugiaba, mas al verle nuevamente alzaba en el aquella misma sensación que en antaño le habia hecho sentir y en la cual creía firmemente debía mantener intacta, como su rostro no debían ser tocados por malsano capricho humano, quizas habia sido creado solo para ser observado, tanta perfección no podía ser profanada pues el era todo lo que el mismo jamás podría llegar a ser ¿y si no en aquella vida cuando? Estaban destinados a sitios diferentes.
-la amistad no se agradece, se goza y ya esta esa es la mejor gratitud- asevero mirando en derredor, debían poder asistir a algun sitio mas acorde, donde las palabras fuesen articuladas por sus labios y los pensamientos volaran fuera de su cabeza saliendo por su boca para volverse audibles a todo mundo aunque el cariño pensaba con el alma y no con la cabeza. Titubeo unos instantes en si rodear su brazo y guiarle o no porque quizas no el mas los transeúntes que no carecían de curiosidad leerían en sus ojos el cariño con que se a su lado se paseaba, si en antaño la amistad entre hombres era el bien supremo en la sociedad de hoy dia se castigaba como las mas ruines torturas públicas, la muerte cobraba vida y cobraba vidas y expectantes los demás pensaban quizas que con aquellos sacrificios sus propios pecados serian erradicados. No temia por si si no por aquel joven.
-¿puede seguirme si te voy hablando? Caminare a tu lado- asevero cerca de su oído, su el viento le habia llevado hasta aquel sitio y en aquel sitio lo habia encontrado el viento les guiaría también a un mejor lugar -¿Por qué has decidido salir solo?- cuestiono aunque la verdadera pregunta se habia congelado en su pecho.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
El venidero sopor de su calidez le hizo esbozar una sonrisa, esa que había perdido tras las últimas horas en sus lloriqueos memoriales de cada mañana. Oh Anuar, su voz aún resuena en los aposentos de su mente, no puede ignorar lo que él representa para su mundo en tinieblas; es esa luz que no se opacará con nada. Puede quedarse allí, escrutando el rostro de su joven compañero hasta la eternidad y jamás se cansaría de hacerlo, con cada nueva caricia que Damian deposita en las mejillas de Anuar una nueva sensación aparece en sus entrañas. Se siente extraño, juraría que lo conoce pero las cosas han cambiado. Pintoresco fue el darse cuente que su respiración no era normal, mucho menos esos latidos en su corazón, además la delgadez que este siempre presumía era más pronunciada que antes. Los pómulos se le podían palpar a la perfección, su huesuda cara fue algo que alarmo al ciego. Pero no dijo nada que pudiese molestarle, solo se quedo en silencio terminando de imaginar a su ser, ese que por las noches puede soñar ya apreciar en su grandeza.
Era bastante interesante para él escuchar cada nueva palabra que despedían los labios del pelirrojo, pues la admiración que este le profesaba en silencio solo se podía comparar con esas cosas que se pintaban en su cabeza cuando conversaba con él. Sí, la amistad no se agradecía pero aún así cuando se sienten esas ganas de decir precisamente eso, no se puede simplemente ignorar o tratar de silenciarlas Te diría que no soy un espejismo pero no estoy bastante seguro de cual realidad y cual el sueño Se congio de hombros, bajando con lentitud sus manos de aquel inmaculado rostro. Para gozarla hay que saber valorarla y para valorarla se necesita la humildad y eso Anuar, es algo en lo que eres afortunado Se podía escuchar a lo lejos el cántico de las críticas aristócratas, también esas de la burguesía y por que no, las de la clase baja. Damian no los miraba con sus azules ojos pero si estaba consiente de la curiosidad que ambos despertaban ante las pupilas de los extraños. Jueces que simplemente cuchichean lo cercano que se encuentran, sin saber los motivos y aunque se los imaginen jampas estarían tan seguros de ello.
Asistió con la cabeza a su pregunta ¿Cómo ignorar la melodía de su voz? Él la seguiría hasta el infinito, incluso aún cuando provenga desde el fondo de un abismo, Damian la perseguiría por tan solo estar cerca a él. Sus mejillas se coloraron al intentar inútilmente opacar esa sensación reconfortante que cubrió su frágil cuerpo. Anuar puede despertar sensaciones que pensó estaban anidadas en las memorias de antaño, esas que siempre esta anhelado aún cuando ni siquiera existieron, pero ese jovenzuelo no lo sabría, Anuar nunca se enteraría ¿Por qué? Ya era un castigo ser amante de una persona y se le agrega una atracción al mismo sexo, es imperdonable. Pero cuantas ganas tenía de tomar su mano Siempre salgo solo. No es muy seguro, pero si más tranquilo… Sentir que puedo hacer las cosas por mi propia cuenta y no estar a la perspectiva de los demás, supongo pues que se trata de simple orgullo Se congio ligeramente de hombros al confesar su pecado, pero era la verdad. No le gustaba para nada sentirse atado a una persona a la cual podría fastidiar después de un tiempo, aferro a su padre a su ceguera y no quería encadenar a nadie más…
Damian Montague- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 27/07/2010
Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Se imaginaba ya las insulsas que los transeúntes les regalaban a ambos por el mero hecho de poseer lo que la mayoría de la gente envidiaba y no por el prestaba atención, no estaba muy seguro si el pelinegro a su lado soliese prestar atención a tales barbullos, palabras hirientes profesadas de labios no conocedores porque seguro estaba que de conocer aquella sensación de plenitud en otra persona incapaces serian de criticar a viva voz los anhelos de un desdichado corazón. A veces se sentía con una brida, como la de los briosos caballos del alto estado, a veces se sentía una marioneta de la sociedad, a veces en antaño, porque ahora y hacia tiempo habia aprendido a no prestar su atención a aquellas cosas que solo lograrían aminorar su alegría, era fácil colegir que las criticas se debían a la envidia y una falsa moral jamás concebida ¿Por qué si no la gente se arrebujaba en la iglesia los domingos y fiestas de guardar? Los adolescentes se cernían a las figuras de santos y puros, se sentaban en sus pies y se aferraban a sus cuellos, cuchicheaban a su oído, quizas porque suponían que les excomulgarían de no asistir a limpiar con verbo y no acciones sus pecados.
-y cual fuese solo pido algo de tiempo no te costaría nada permanecer conmigo un tiempo ¿cierto? Siendo sueño o realidad- asevero en voz baja ignorando las curiosidad miradas de los extraños porque acostumbrado estaba ya a ser señalado y abucheado, a recibir palabras con aire de zumba y risas estruendosas a su oído, habia aprendido a ignorarlo como quien aprende a consumir tal o cual medicina todos los días, un mal necesario que era mejor llevar a cabo y olvidar -¿humildad?...solo porque no tengo nada de que jactarme, sino seria acaso tu amistad y otros bienes no materiales y esos…esos prefiero guardarlos para mi mismo- asintió animadamente, un gesto solo visible con aquel movimiento porque su letárgico rostros mantenía aquel semblante sereno y eterno, como si en antaño alguien hubiese grabado en su frente el sino de “abatimiento”, y en aquel momento sus ojos destellaban como crepitantes lenguas de fuego, su pecho se encendía y vibraba de emoción y aquel destino grabado en su frente se extinguía por efímeros instantes como aquel y otros lados.
Prosiguió con su caminata procurando hablar cuanto antes para que el joven pudiese seguir su voz, le gustaba sentirse su lazarillo pintaría su mundo con palabras, le haría ver nuevamente en la melodía del corazón -¿Quién te ha dicho lo contrario? Puedes hacer todo lo quieras aunque…existe también la prudencia- dictamino escuchando el ladrido de algunos lebreles en la lejanía, con el pecho hundido y las fauces abiertas, se los imaginaba ya y su cuerpo estremeció pues bien sabido tenia que los animales no eran de su entero agrado –del orgullo no debe uno nunca sentirse honrado, es un mal y no una cualidad- y decía aquello por preocupación ¿Qué sucedería el dia que nadie estuviese ahí para sacarlo de la calle? Su mano temblaba a un costado de su cuerpo, sus ojos se desviaban de un lado a otro rebuscando con ellos el lugar al cual asistir, el sitio en el que pudiesen hablar sin necesidad de escuchar y observar el pecado de la curiosidad.
-pero dime…hace tanto que no se de ti que me gustaría escucharlo todo, y que sean por esos labios y no otros- y no fue sino hasta aquel instante que sus orbes amielados rebuscaron sus facciones que noto el rubor en su perladas mejillas, decidió pasarle por alto ¿Cómo abordar un tema como aquel? Porque seguramente de ser su rubor mas fácil de aflorar aquella simple cercanía le calentaría las orejas y los duraznos maduros y manzanas podrían sentirse celosos.
-y cual fuese solo pido algo de tiempo no te costaría nada permanecer conmigo un tiempo ¿cierto? Siendo sueño o realidad- asevero en voz baja ignorando las curiosidad miradas de los extraños porque acostumbrado estaba ya a ser señalado y abucheado, a recibir palabras con aire de zumba y risas estruendosas a su oído, habia aprendido a ignorarlo como quien aprende a consumir tal o cual medicina todos los días, un mal necesario que era mejor llevar a cabo y olvidar -¿humildad?...solo porque no tengo nada de que jactarme, sino seria acaso tu amistad y otros bienes no materiales y esos…esos prefiero guardarlos para mi mismo- asintió animadamente, un gesto solo visible con aquel movimiento porque su letárgico rostros mantenía aquel semblante sereno y eterno, como si en antaño alguien hubiese grabado en su frente el sino de “abatimiento”, y en aquel momento sus ojos destellaban como crepitantes lenguas de fuego, su pecho se encendía y vibraba de emoción y aquel destino grabado en su frente se extinguía por efímeros instantes como aquel y otros lados.
Prosiguió con su caminata procurando hablar cuanto antes para que el joven pudiese seguir su voz, le gustaba sentirse su lazarillo pintaría su mundo con palabras, le haría ver nuevamente en la melodía del corazón -¿Quién te ha dicho lo contrario? Puedes hacer todo lo quieras aunque…existe también la prudencia- dictamino escuchando el ladrido de algunos lebreles en la lejanía, con el pecho hundido y las fauces abiertas, se los imaginaba ya y su cuerpo estremeció pues bien sabido tenia que los animales no eran de su entero agrado –del orgullo no debe uno nunca sentirse honrado, es un mal y no una cualidad- y decía aquello por preocupación ¿Qué sucedería el dia que nadie estuviese ahí para sacarlo de la calle? Su mano temblaba a un costado de su cuerpo, sus ojos se desviaban de un lado a otro rebuscando con ellos el lugar al cual asistir, el sitio en el que pudiesen hablar sin necesidad de escuchar y observar el pecado de la curiosidad.
-pero dime…hace tanto que no se de ti que me gustaría escucharlo todo, y que sean por esos labios y no otros- y no fue sino hasta aquel instante que sus orbes amielados rebuscaron sus facciones que noto el rubor en su perladas mejillas, decidió pasarle por alto ¿Cómo abordar un tema como aquel? Porque seguramente de ser su rubor mas fácil de aflorar aquella simple cercanía le calentaría las orejas y los duraznos maduros y manzanas podrían sentirse celosos.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
En definitiva las personas que deambulaban a sus alrededores dicen cosas tan desagradables que cualquiera se sentiría ofendido por tales blasfemias. Simples susurros que se esparcen a través del viento para colarse por sus oídos, pero a Damian nunca le había importado lo que pensarán de él, estaba bastante consiente que era mucho mejor que esas lenguas viperinas escupiendo palabras de naturaleza nefasta. Sonríe ante el cuchicheo, la verdad es que le causa gracia el como la humanidad lentamente se consume por su propio juicio, uno que desgraciadamente no esta muy bien fundamentado y aunque existen ideales con buena voluntad, la mayoría de ellos son… oh, si las personas mirasen más allá de lo que sus pupilas pueden admirar… El viento golpeo su cuerpo, se impregno a su cuerpo al igual que la ropa que portaba ese día. La diferencia de olores le formaba un revoltijo en el estomago al moreno, seguramente se debía a la falta de alimento, pero eso no importaba cuando se tenía la compañía de alguien como Anuar “Anuar” Repitió ese nombre en sus pensamientos, hasta que el abrazador y gélido suspiro del día le trajo de nueva cuenta a la realidad, estaba perdido en la dulzura en el tono de su voz, estaba embaucado con ese perfume que se desprendía del joven a su lado. Estar presente allí una vez más, escucharle decir ese tipo de cosas que solamente se le pueden ocurrir a él, es una señal de que no tenía, ni debía por que darse por vencido, no cuando existen personas como ese muchacho que conoció en un día común, en un minuto cualquiera, en el segundo insospechado. Sí por cada minuto apareciesen más personas con esa habilidad, raciocinio y mentalidad ajena a la droga de la sociedad, seguramente Damian sonreiría más a menudo. Lo sabía, allí afuera existen más personas con esas cualidades solo sería cuestión de encontrarlas, aunque… “Imposible Damian, sabes que ninguno como él” Suspiró.
Soñar es... Me temo que es lo único que hago últimamente Frunció el ceño y sacudió su cabeza. Estar sumergido en esas memorias era lo mismo que soñar ¿Existe algo más patético que eso? Probablemente se dirá que sumergirse en ese tipo de recuerdos no es precisamente patético, pero cuando es lo único que se hace durante años si llega a mutar a esa forma tan poco sensata de vivir. Pero lo había decidido, si una noche tormentosa le aguardaba al caer el ocaso, inventaría mil y un historias para sobrevivir a esa tristeza. En definitivo, necesitaba ponerse de pie, caminar hacía la luz, que metafóricamente había vislumbrado con esa sensación de pavor que le atropello minutos atrás A eso me refería, no hablaba de vienes materiales, esos mueren fácilmente… Su mirada se perdió en la inmensidad, siempre tan fija y nada expresiva, era como observar las pupilas de una estatuilla en algún monasterio, esas que siempre adoquinan cada rincón de las iglesias, las mismas que están sujetas a invenciones religiosas.
Estaba más nervioso que nunca y sus facciones lo expresaban aunque no se diera cuenta. Y es que sus mejillas estaban completamente encendidas de la misma manera en la que el sopor del calor le hacía ruborizarse, además la arruga en su frente no era nada normal y si a eso se le agrega el sutil encanto de sus labios mover sin decir nada solo balbuceos insignificantes; su máscara termina por resumirse a nada. No estoy orgulloso de mi imprudencia, sé bien que es un error, pero llevo ya casi toda una vida caminando así, solo… Detuvo sus palabras a la mitad de la frase, sintió temor por terminarla. No sabía exactamente cual sería la reacción que tendría Anuar tras escucharlo pero aún así debía decirle, era la única forma de saber Supongo que tengo que agradecer que este día no sea así. Me gusta tu compañía Al final todo fue tan simple que no se limito en sus palabras, era precisamente lo que pretendía que escuchara. ¿Todo? Pregunta retóricamente abriendo los ojos más de lo común Pues el extracto de mi vida se resume a… Se detuvo en seco al percibir el peligro más adelante sobre esa misma acera en la que se encontraban ¿Seguro que deseas continuar por aquí? Cuestiono con toda la serenidad posible dibujada en el tono de su voz, levanto la mirada como alguien normal que mirase el cielo para perderse en la textura de esas nubes que se paseaban por encima de su cabeza, flotando entre el aire, siento arrastradas hasta donde este decida que fue suficiente Eh estado bastante inmiscuido en lamentos insoportables, esos que solo mi terrible soledad me hace arrojar a diario ¿Has tenido esa sensación? Estar completamente rodeado de gente pero sentirte frustrantemente solo. Me pasa muy a menudo
Damian Montague- Mensajes : 114
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
-soñar no es malo mientras eso no nos desate de la realidad, es malo cuando uno no sabe si esta despierto o esta inmerso en un mundo de fantasias- aunque se podia soñar con los ojos abiertos no a aquellos se refería con exactitud, solo no deseaba que a aquel joven le fuesen a salir alas e, incapaz de emprender vuelo con el le dejase en aquel mundo de soledad y tristezas, ensimismado en el paso del tiempo, si un dia transcurría añoraba ya el siguiente, añoraba el tiempo venidero y establecido aunque quizas el añorar no era la manera mas rápida de ver el tiempo volar. Y parecía ser aquel el único enemigo y tortuoso mal que a todas horas le seguía –mas eso no impide a la personas jactarse de ellos- asevero suspirando ampliamente ¿con cuantas personas de alta alcurnia habia hablado ya? Últimamente se atrevía a decir que pocas eran aquellas que la molestia se tomaban de dedicarle alguna palabra, por mas mezquina y desdeñosa que fuera esta, mas con aquellas con quienes habia conversado una incómoda conversación se habia hecho venidera y el tiempo como siempre, pasaba lento en los peores momentos.
Le miro por el rabillo del ojo sonriendo de medio lado y no pudiendo evitar un bufido mas parecido al sonido que produciría una ardilla, se atrevió entonces a pasar su dedo índice por encima de su frente –deberias relajar tu rostro –susurro, en un gesto que solo el debía escuchar y presenciar. Aquella arruga en su frente y la forma en que su rostro se deformaba le causaba una gracia ajena a el y todo en su interior, procuraba apaciguar los crispados labios y distraer sus manos en alguna otra acción porque estas se acervaban independientemente a las del pelinegro amenazando con sujetarlas cuando su atención estuviese baja y sus sentidos le engañaran. Seguramente entonces seria el quien deformaría su rostro en aquel gesto que oscilaba entre tantas cosas que inútil seria pensar que podría descifrar aquel enigma aun el mas grande de los estudiosos.
Acallo unos segundos, no deseando comenzar a hablar con una locuacidad indigna en el –a mi también me agrada la tuya- asevero con naturalidad, no recordaba hacia cuanto habia deseado toparse con el como en aquel dia habia ocurrido, un dia no planeado, y de pronto y a la espera su esperanza se habia cansado de esperar y aunque aun se guardaba expectante como una semilla refugiada en su interior no se abalanzaba ya en su ser diariamente porque tortuosa era la espera de no saberla, quizas si le hubiese dicho un dia y un lugar podría sentirse dichoso en las horas anteriores, podría saber cuando su corazón debía regocijarse pero si aguardaba diariamente aquella fecha jamás establecida con el paso del dia, las semanas y los meses, como habia ocurrido, su fe se cansaría de ser engañada y aguardaría mas ya no en aquella vibrante voz armoniosa que se expandía por su cuerpo como una decadente sonrisa, que comenzaba de hito en hito sobre su rostro y terminaba en un gesto de amargura al verse incompleta, y quizas, aquel imprevisto y nada planeado encuentro habia sido el motivo del salto que su corazón habia tenido al verle.
Ceso su andar a un lado de Damian desviando la mirada al trozo del empedrado que les quedaba por recorrer -¿ocurre algo malo?- le cuestiono en voz baja suponiendo que podían tomar cualquier otro camino pues y a fin de cuentas se encontraban exclusivamente dejándose guiar por el gélido aire y brisa invernal, como el aire de primavera guiaba a las mariposas en libertad –no, pero supongo como es, espero que no ocurra eso conmigo…añoro ser una deseosa compañía y no por el contrario algo que pese de hacerse- porque si bien el conocía la soledad nunca se habia visto rodeado de personas, nadie se preocupaba por el ni iban en búsqueda del loco pintor del tercer piso, su galería vacía no recibía ya visitas y pronto debería desalojar el lugar –solia escribir cuando la duda me asaltaba, cuando sentía que la cordura me abandonaba, quizas tu deberías hacer algo parecido…aunque no aseguro que sirva- sonrio de medio lado, porque un loco jamás aceptaría estarlo pues entonces estaría demasiado cuerdo para ser etiquetado por tal.
Le miro por el rabillo del ojo sonriendo de medio lado y no pudiendo evitar un bufido mas parecido al sonido que produciría una ardilla, se atrevió entonces a pasar su dedo índice por encima de su frente –deberias relajar tu rostro –susurro, en un gesto que solo el debía escuchar y presenciar. Aquella arruga en su frente y la forma en que su rostro se deformaba le causaba una gracia ajena a el y todo en su interior, procuraba apaciguar los crispados labios y distraer sus manos en alguna otra acción porque estas se acervaban independientemente a las del pelinegro amenazando con sujetarlas cuando su atención estuviese baja y sus sentidos le engañaran. Seguramente entonces seria el quien deformaría su rostro en aquel gesto que oscilaba entre tantas cosas que inútil seria pensar que podría descifrar aquel enigma aun el mas grande de los estudiosos.
Acallo unos segundos, no deseando comenzar a hablar con una locuacidad indigna en el –a mi también me agrada la tuya- asevero con naturalidad, no recordaba hacia cuanto habia deseado toparse con el como en aquel dia habia ocurrido, un dia no planeado, y de pronto y a la espera su esperanza se habia cansado de esperar y aunque aun se guardaba expectante como una semilla refugiada en su interior no se abalanzaba ya en su ser diariamente porque tortuosa era la espera de no saberla, quizas si le hubiese dicho un dia y un lugar podría sentirse dichoso en las horas anteriores, podría saber cuando su corazón debía regocijarse pero si aguardaba diariamente aquella fecha jamás establecida con el paso del dia, las semanas y los meses, como habia ocurrido, su fe se cansaría de ser engañada y aguardaría mas ya no en aquella vibrante voz armoniosa que se expandía por su cuerpo como una decadente sonrisa, que comenzaba de hito en hito sobre su rostro y terminaba en un gesto de amargura al verse incompleta, y quizas, aquel imprevisto y nada planeado encuentro habia sido el motivo del salto que su corazón habia tenido al verle.
Ceso su andar a un lado de Damian desviando la mirada al trozo del empedrado que les quedaba por recorrer -¿ocurre algo malo?- le cuestiono en voz baja suponiendo que podían tomar cualquier otro camino pues y a fin de cuentas se encontraban exclusivamente dejándose guiar por el gélido aire y brisa invernal, como el aire de primavera guiaba a las mariposas en libertad –no, pero supongo como es, espero que no ocurra eso conmigo…añoro ser una deseosa compañía y no por el contrario algo que pese de hacerse- porque si bien el conocía la soledad nunca se habia visto rodeado de personas, nadie se preocupaba por el ni iban en búsqueda del loco pintor del tercer piso, su galería vacía no recibía ya visitas y pronto debería desalojar el lugar –solia escribir cuando la duda me asaltaba, cuando sentía que la cordura me abandonaba, quizas tu deberías hacer algo parecido…aunque no aseguro que sirva- sonrio de medio lado, porque un loco jamás aceptaría estarlo pues entonces estaría demasiado cuerdo para ser etiquetado por tal.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Sueños, la vida esta tan llena de ellos que realmente no se puede estar seguro del límite que existe entre estos y la realidad, para poder discernir entre uno y el otro, se necesita definir donde comienza uno y donde termina el otro pero ¿Cómo hacerlo? ¿Quién nos asegura que nuestro juicio esta correcto? Damian quien siempre se la vive soñando es el menos indicado para separar estas dos cosas, su vida es una completa fantasía. Inclusive en sus pesadillas, en los días más tristes de su vida; la lluvia que cae en sus mejillas o fuera de su hogar, son tan solo gotas de ilusiones desvanecidas. La felicidad la siente como ese calor en sus palmas al ser abrazado por los rayos del sol, aunque también el gélido abrigo del invierno puede ser percibido como una fúnebre alegría. Adoraba poder escuchar los sonidos que son ajenos a él, interpretar en su cabeza las notas musicales que tiene el jilguero que se posa en el barandal de su recámara. Pero esta vez, amo más la dulce voz del joven que le acompañaba, aquellos canticos majestuosas de las aves cruzando el firmamento muy cerca a su ventana quedaba opacado por él, no por esa dulzura destilando en su tonalidad; por las palabras que le dedicaba. Envidiaba a quienes le veían ajenos a las sombras, sentía celos de ese viento que le rosaba la piel, ese empedernido susurro romántico del día que le tocaba, que podía acariciar sus cabellos, despeinarlos y enmarañarlos en su frágil estructura.
Fue esa misma brisa la que le arrebato un suspiro cuando el efluvio de Anuar se perdió en sus fosas nasales. Pero ese tacto en su frente fue lo que le arrebato un bramido ahogado en las entrañas de su ser, no debía expresar lo que ese movimiento provoco en su cuerpo, sería bastante alarmante saber que era lo que cruzo por su mente en ese instante. Inerte se quedo durante una milésima de segundo, algo tan insignificante en la escala del tiempo, que sin embargo, para él fueron las décadas suficientes para flagelarse por lo que esta sintiendo. No, no es nada grave. Solo un par de animales que anda por allí. Respondió con seguridad a la pregunta de Anuar mientras aún continuaba con su mar de sensaciones internas, pudiera ser que solo era el frío del exterior quien erizaba los bellos de su piel, Damian estaba consiente que no únicamente era eso. Jamás me harías sentir solo Anuar, no tú. Sentenció negando con la cabeza y eso era la única verdad que podría ofrecerle en ese instante, pues aunque él lo quisiera, para el ciego nunca la presencia de ese pelirrojo podría ser ignorada. Y es que el simple hecho de saber que esta allí… ¿Escribir? Una sonrisa y un suspiro emitieron sus labios tras esa cuestión. Aunque lo quisiera, aunque le gustara no podría escribir sobre un lienzo, sobre una página o cualquier otra cosa, pues no sabría exactamente que dirección estaría tomando la pluma en su mano No suelo escribir mis versos en papel, prefiero recitarlos al viento. Sé que no son duraderos y que quizá así nadie les pueda apreciar como a la poesía de un libro, pero es la única forma en que encuentro posible materializar mis pensamientos, a través de mi voz Se relamió los labios, entrecerró los ojos y dejo que el aire llenara su pecho, continúo su caminata, despacio. Sus pasos se escuchaban irrumpir en el silencio que les embargo durante unos minutos, segundos ¿Acaso importaba realmente? La verdad es que la relatividad del tiempo se notaba más cuando estaba junto a Anuar. Mentiras, no solo el tiempo perdía su significado. Ese mortal que junto a él se paseaba por las calles de París, era hasta ahora el único que podía comprenderlo, tal vez no del todo pero sí tenían cosas en común y eso era justamente lo que Damian más apreciaba de él.
Fue esa misma brisa la que le arrebato un suspiro cuando el efluvio de Anuar se perdió en sus fosas nasales. Pero ese tacto en su frente fue lo que le arrebato un bramido ahogado en las entrañas de su ser, no debía expresar lo que ese movimiento provoco en su cuerpo, sería bastante alarmante saber que era lo que cruzo por su mente en ese instante. Inerte se quedo durante una milésima de segundo, algo tan insignificante en la escala del tiempo, que sin embargo, para él fueron las décadas suficientes para flagelarse por lo que esta sintiendo. No, no es nada grave. Solo un par de animales que anda por allí. Respondió con seguridad a la pregunta de Anuar mientras aún continuaba con su mar de sensaciones internas, pudiera ser que solo era el frío del exterior quien erizaba los bellos de su piel, Damian estaba consiente que no únicamente era eso. Jamás me harías sentir solo Anuar, no tú. Sentenció negando con la cabeza y eso era la única verdad que podría ofrecerle en ese instante, pues aunque él lo quisiera, para el ciego nunca la presencia de ese pelirrojo podría ser ignorada. Y es que el simple hecho de saber que esta allí… ¿Escribir? Una sonrisa y un suspiro emitieron sus labios tras esa cuestión. Aunque lo quisiera, aunque le gustara no podría escribir sobre un lienzo, sobre una página o cualquier otra cosa, pues no sabría exactamente que dirección estaría tomando la pluma en su mano No suelo escribir mis versos en papel, prefiero recitarlos al viento. Sé que no son duraderos y que quizá así nadie les pueda apreciar como a la poesía de un libro, pero es la única forma en que encuentro posible materializar mis pensamientos, a través de mi voz Se relamió los labios, entrecerró los ojos y dejo que el aire llenara su pecho, continúo su caminata, despacio. Sus pasos se escuchaban irrumpir en el silencio que les embargo durante unos minutos, segundos ¿Acaso importaba realmente? La verdad es que la relatividad del tiempo se notaba más cuando estaba junto a Anuar. Mentiras, no solo el tiempo perdía su significado. Ese mortal que junto a él se paseaba por las calles de París, era hasta ahora el único que podía comprenderlo, tal vez no del todo pero sí tenían cosas en común y eso era justamente lo que Damian más apreciaba de él.
Damian Montague- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 27/07/2010
Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Trasegó en su rostro rastro alguno ante su gesto y si por un segundo habia creido encontrar algo la idea se desvaneció tan pronto como se habia formulado al ver el mismo rostro inerte y perfecto a un lado suyo. Anhelaba constamente poder robarle una sonrisa, quería escuchar a sus labios cantar en la sinfonía de la alegría, con una voz tan digna de un ángel como de una musa, su musa. No necesitaba reflejarlo en cuadros para comprender que robaba parte de sus pensamientos, porque aun no estando estaba, y aun sin hablar le escuchaba.
-que no me agrade no implica que no pueda pasar a un lado suyo- asevero con tranquilidad pues diariamente se encontraba ante aquel dilema, una sociedad fatua en la cual debía verse inmerso, andar en sus mismas calles y aun asi en otro camino, asistir a los mismos sitios y aun asi parecer no existir, definitivamente habia aprendido a ser paciente y virtuoso y a su vez los pecados se habían refugiado en el hondo de su pecho, calentando sus entrañas como el averno debía calentar porque su alma estaba destinada a yacer en aquel lugar, su mente ideaba ya lóbregas imágenes de sus verdugos , demonios con ojos por rubíes y navajas en las manas, llevarían jubones con el color del arrebol, tocarían el alalí y saldrían como fieras embravecidas con jiferos y por corceles llevarían sendos demonios con patas de cabras y picos de águila, su cuerpo seria escamoso porque en su vida pasada habrían sido reptiles venenosos, y le cazarían diariamente y diariamente perdería su libertad porque del averno nadie podía salir y estaría condenado, en aquel mundo de tinieblas. Y su cuerpo tembló al imaginarse que un ser tan imperfecto como el pudiese verse en compañía de un ser como Damian y temió, no por primera vez, ennegrecer aquella alma y era por ello que se negaba tantos lujos que la amistad debía merecer.
-me alegro de escuchar eso- asevero con una amplia curvatura crispando sus labios y una lástima era que la persona por la cual se formulaba no la pudiese ver –no me refiero a la escritura como tal muchas formas hay de hacerlo- se cuestiono a si mismo que clase de pensamientos habitarían aquella mente, en que texturas se formaban sus sueños y que palabras tenia su vida, quería saber que le hacia sentir miedo y alegría, añoraba comprender mas alla de lo que ya lo hacia porque al parecer uno nunca llegaba demasiado profundo.
Las calles comenzaron a vaciarse paulatinamente conforme sus cuerpos salian de los puestos y rutas transitadas, el barbullo de la ciudad quedo a sus espaldas y ante ellos se formulo el mas grande silencio nunca antes ideado como si estuviesen en el éter del universo, ellos dos y mas nadie mas no dudaba llegar a toparse con alguien mas en el trayecto que sus pies decidían regidos no por la costumbre sino ante un ente completamente ajeno -¿podrías recitarme algo? – le cuestiono en voz baja, quería sumirse en un mundo apócrifo creado a base de versos y palabras, estructurado por palabras ajenas, ajeno a el mismo, quería imaginarse en el mundo de otro.
-que no me agrade no implica que no pueda pasar a un lado suyo- asevero con tranquilidad pues diariamente se encontraba ante aquel dilema, una sociedad fatua en la cual debía verse inmerso, andar en sus mismas calles y aun asi en otro camino, asistir a los mismos sitios y aun asi parecer no existir, definitivamente habia aprendido a ser paciente y virtuoso y a su vez los pecados se habían refugiado en el hondo de su pecho, calentando sus entrañas como el averno debía calentar porque su alma estaba destinada a yacer en aquel lugar, su mente ideaba ya lóbregas imágenes de sus verdugos , demonios con ojos por rubíes y navajas en las manas, llevarían jubones con el color del arrebol, tocarían el alalí y saldrían como fieras embravecidas con jiferos y por corceles llevarían sendos demonios con patas de cabras y picos de águila, su cuerpo seria escamoso porque en su vida pasada habrían sido reptiles venenosos, y le cazarían diariamente y diariamente perdería su libertad porque del averno nadie podía salir y estaría condenado, en aquel mundo de tinieblas. Y su cuerpo tembló al imaginarse que un ser tan imperfecto como el pudiese verse en compañía de un ser como Damian y temió, no por primera vez, ennegrecer aquella alma y era por ello que se negaba tantos lujos que la amistad debía merecer.
-me alegro de escuchar eso- asevero con una amplia curvatura crispando sus labios y una lástima era que la persona por la cual se formulaba no la pudiese ver –no me refiero a la escritura como tal muchas formas hay de hacerlo- se cuestiono a si mismo que clase de pensamientos habitarían aquella mente, en que texturas se formaban sus sueños y que palabras tenia su vida, quería saber que le hacia sentir miedo y alegría, añoraba comprender mas alla de lo que ya lo hacia porque al parecer uno nunca llegaba demasiado profundo.
Las calles comenzaron a vaciarse paulatinamente conforme sus cuerpos salian de los puestos y rutas transitadas, el barbullo de la ciudad quedo a sus espaldas y ante ellos se formulo el mas grande silencio nunca antes ideado como si estuviesen en el éter del universo, ellos dos y mas nadie mas no dudaba llegar a toparse con alguien mas en el trayecto que sus pies decidían regidos no por la costumbre sino ante un ente completamente ajeno -¿podrías recitarme algo? – le cuestiono en voz baja, quería sumirse en un mundo apócrifo creado a base de versos y palabras, estructurado por palabras ajenas, ajeno a el mismo, quería imaginarse en el mundo de otro.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Se quedo en silencio durante un par de segundos, vacilando en su mente. La petición que le había hecho Anuar no era muy común entre quienes le rodeaban, incluso podría asegurar que él era el primero en decirle algo así ¿Cómo poder recitar un verso para ese muchacho? Dejarse llevar por lo que sentía en ese instante no le garantizaba el mejor versículo de sus libros al aire, más bien le podría dirigir a un laberinto sin salida. Las palabras se acumulaban en sus pensamientos, una tras otra creando escaleras que si bien lo intentaban llegarían hasta lo alto del firmamento. Cada verso que soñaba era directamente borrado desde su conciencia y una sonrisa con un morbo oculto desaparecía junto a ellos. El placer encontrado en su lirica personal lo ensimismo hasta el grado en que no se dio cuanta cuando fue que la gente se esfumo de los alrededores, las bestias que ladradando se encontraban ya se habían callado tras sus pasos. Era completamente inverosímil la relatividad del tiempo a su lado, Damian se dio cuenta de esto justo en el momento en que sus segundos parecían hacerse eternidades y las eternidades en segundos ¡No, milésimas de segundos! Se mordió el labio inferior callando los gritos desesperados que arrojaban las rimas en su cabeza, esas que tanto tiempo llevo sin dedicas, las mismas que ahora están dispuestas a morir en los oídos del pelirrojo. Solo un verso, ¿Qué es un verso? Era tan simple, solo la jugada de unas palabras esbozadas al atardecer, al alba, en el crepúsculo. Perdió la cuenta, su mundo se quedo atrás en la calle donde estuvo a punto de perder la ¿vida?
Su fuerte respiración se escucho romper el silencio pintando entre ambos, fue un bramido desesperante por no poder alcanzar esas estrellas del cielo y hacerlas brillar en dignas palabras para Anuar ¡Eres un torpe! Tanta lirica creada para las tardes en las que se las pasaba encerrado y ahora que disfrutaba de las caricias en la brisa y una de las mejores compañías en toda su corta vida; no tenía nada que ofrecer solo las incoherencias que su pecho le hacía sentir con cada latir de su corazón Buscaré mis palabras en el viento Al fin logro escupir una simple frase, según él le dará ventaja. Así el pelirrojo podría esperarle un par de segundos más en los que su mente continúa manipulando esos detalles que le faltan por pulir. Busca y rebusca, sin encontrar algo que no se encuentre trillado por sus labios. Quiere palabras que no involucren a la melancolía, la tristeza, el llanto en inclusive hasta el mismo dolor. Deseaba tanto poder dejar eso guardado en los más letargosos aposentos de su alma para ya no verles nunca. ¿Sería posible?
Su fuerte respiración se escucho romper el silencio pintando entre ambos, fue un bramido desesperante por no poder alcanzar esas estrellas del cielo y hacerlas brillar en dignas palabras para Anuar ¡Eres un torpe! Tanta lirica creada para las tardes en las que se las pasaba encerrado y ahora que disfrutaba de las caricias en la brisa y una de las mejores compañías en toda su corta vida; no tenía nada que ofrecer solo las incoherencias que su pecho le hacía sentir con cada latir de su corazón Buscaré mis palabras en el viento Al fin logro escupir una simple frase, según él le dará ventaja. Así el pelirrojo podría esperarle un par de segundos más en los que su mente continúa manipulando esos detalles que le faltan por pulir. Busca y rebusca, sin encontrar algo que no se encuentre trillado por sus labios. Quiere palabras que no involucren a la melancolía, la tristeza, el llanto en inclusive hasta el mismo dolor. Deseaba tanto poder dejar eso guardado en los más letargosos aposentos de su alma para ya no verles nunca. ¿Sería posible?
Puedo sentir el calor del sol en mi ser,
la brisa del viento acariciarme el alma,
los pétalos de las rosas tocar mi piel
y tu dulce voz que me llama.
Puedo cantarle a la luna en esta noche,
Encontrar el sabor de la vida en tu mirada
Jugar a medio día con placeres y derroches,
Perderme con tu compañía cada mañana.
Puedo ser la sombra que sigue tus pasos,
El bufón que llora tu partida,
La caricia que muere en tus brazos
Y la emoción que creíste perdida.
Puedo soñar con quererte y no cansarme,
Entregarme a la inmundicia
Tan solo por besarte,
Perdóname por esta codicia.
Puedo todo a tu lado,
Siempre perdiendo mi calma,
Soy un tonto enamorado
Y sin ti… la nada.
la brisa del viento acariciarme el alma,
los pétalos de las rosas tocar mi piel
y tu dulce voz que me llama.
Puedo cantarle a la luna en esta noche,
Encontrar el sabor de la vida en tu mirada
Jugar a medio día con placeres y derroches,
Perderme con tu compañía cada mañana.
Puedo ser la sombra que sigue tus pasos,
El bufón que llora tu partida,
La caricia que muere en tus brazos
Y la emoción que creíste perdida.
Puedo soñar con quererte y no cansarme,
Entregarme a la inmundicia
Tan solo por besarte,
Perdóname por esta codicia.
Puedo todo a tu lado,
Siempre perdiendo mi calma,
Soy un tonto enamorado
Y sin ti… la nada.
Damian Montague- Mensajes : 114
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Avanzando con lo comenzaba a ser un sempiterno silencio, de aquellos que en antaño había conocido tan bien como largos días de soledad y penumbra, días en que sus pensamientos le agobiaban y la idea de volver o partir se hacía tangible y dolorosa, dolorosamente constante como una incesante vocecilla que clamando respuesta en su oído incitaba a los demonios de su interior a salir, intentando conculcar su integridad y moralidad para darle fin a aquel su sufrimiento. Mas el silencio que ahora se cernía entorno a ambos no era parecido a aquel de antaño sino, uno agradable que le mantenía los oídos atentos y la mirada entrecerrada como si de alguna forma pudiese asi vislumbrar mejor y sentir las proféticas palabras que susurraría en un cantico su interlocutor.
Escucho con atención todo aquello que el joven tenía por decirle porque todo le parecía importante y perspicuo, en su boca no existía la blasfemia ni falacia, de sus labios manaba la más dulce verdad y con ella se embriagaba hasta perder el conocimiento, el raciocinio del cual gozaba parecía desvanecerse junto con aquella palabras que, expelidas al viento, temía alguien más escuchase porque egoísta sabia decirse y por egoísta no deseaba que nadie más escuchase aquella entonación celestial que por narrador tenia la más perfecta persona aunque quizás eran sus imperfecciones las que había aprendido a añorar. Y se sintió pecado y pecador porque anhelo conocer a la musa que embellecía aquellas palabras, la persona que vibrar hacia su pecho porque todo artista tenía una musa, ya fuese persona o sentimiento, la misma parca podría ser entonándola en cuadros y versos, incitándola a venir y alzar los muertos, como un fiel amante al que a los brazos había que darle.
-¡que verdades profesan tus labios! Y que dichosa tu musa a de ser, cuanto arte y belleza hay en ello, cuanta gracia tu alma posee - su pecho vibrante templo con la entonación de un pausado y bajo grito, una exclamación de alegría que a los cielos profeso y sus labios se volvieron abantos porque no podía pronunciar todo aquello que comenzaba a idear. Le observo aun sabiendo que no podría adivinar con ciencia cierta lo que aquel rostro ocultaba, tan fresco y maduro tantos años mas joven que el mismo y en sus labios habia encontrado lo que los viejos e intelectuales no habían logrado expresarle, un cariño total no solo al arte sino al artista. Y su rostro se acerco a aquel de porcelana fina, su aliento choco contra su mejilla y se negó tal delicia, como si sus labios al tocar aquel fruto prohibido pudiese entonces condenarlo a la tierra y los gusanos, se alejo de golpe trastabillando en sus palabras con sus ígneas mejillas en el color del arrebol.
Escucho con atención todo aquello que el joven tenía por decirle porque todo le parecía importante y perspicuo, en su boca no existía la blasfemia ni falacia, de sus labios manaba la más dulce verdad y con ella se embriagaba hasta perder el conocimiento, el raciocinio del cual gozaba parecía desvanecerse junto con aquella palabras que, expelidas al viento, temía alguien más escuchase porque egoísta sabia decirse y por egoísta no deseaba que nadie más escuchase aquella entonación celestial que por narrador tenia la más perfecta persona aunque quizás eran sus imperfecciones las que había aprendido a añorar. Y se sintió pecado y pecador porque anhelo conocer a la musa que embellecía aquellas palabras, la persona que vibrar hacia su pecho porque todo artista tenía una musa, ya fuese persona o sentimiento, la misma parca podría ser entonándola en cuadros y versos, incitándola a venir y alzar los muertos, como un fiel amante al que a los brazos había que darle.
-¡que verdades profesan tus labios! Y que dichosa tu musa a de ser, cuanto arte y belleza hay en ello, cuanta gracia tu alma posee - su pecho vibrante templo con la entonación de un pausado y bajo grito, una exclamación de alegría que a los cielos profeso y sus labios se volvieron abantos porque no podía pronunciar todo aquello que comenzaba a idear. Le observo aun sabiendo que no podría adivinar con ciencia cierta lo que aquel rostro ocultaba, tan fresco y maduro tantos años mas joven que el mismo y en sus labios habia encontrado lo que los viejos e intelectuales no habían logrado expresarle, un cariño total no solo al arte sino al artista. Y su rostro se acerco a aquel de porcelana fina, su aliento choco contra su mejilla y se negó tal delicia, como si sus labios al tocar aquel fruto prohibido pudiese entonces condenarlo a la tierra y los gusanos, se alejo de golpe trastabillando en sus palabras con sus ígneas mejillas en el color del arrebol.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Perplejo y extasiado se quedo mudo tras escuchar las palabras que Anuar le dedico. Su musa, ¿alguna vez había tenido a una musa como él? Jamás, esa fue la respuesta que sus pensamientos le entregaron en el silencio de su mente. Las mejillas que se presumían ser completamente pálidas y ajenas a cualquier emoción externa, se llenaron de ese rojizo natural, fruto de la sangre subida hasta su cabeza. Los dedo en sus manos comenzaron a danzar, el nerviosismo se hizo presente mientras Damian se relamía los labios acallando esos alaridos despiadados que amenazaban con salir desde su garganta; era como compararlos con una turba iracunda en contra del tan buscado monstruo de Transilvania, todos buscaban un pedazo de él sin comprender si quiera que una bestia no es por su estructura física, si no por lo pútrido de su corazón. Suspiró un par de veces antes de quedarse de pie, allí en medio de la calle, donde el silencio se hace presente y la briza del invierno cubre su cuerpecillo para hacerlo estremecer en los escalofríos que erizan su piel. ¿Cómo poder describir sus emociones en ese instante, si son una interminable vorágine? Las mariposas en el estomago, son únicamente una metáfora que bien le quedaba corta, ese revoloteo en su vientre se estaba convirtiendo en una sensación más catastrófica, una colisión que evidentemente le hacía sentir algo más que un agradecimiento mudo.
Rebusco una vez más en su vocabulario alguna frase que dedicarle, pero no encontró ninguna lo suficientemente implícita. No quería ser juzgado por los versos que dijo y mucho menos por todos los que no dirá, aún así se traga sus palabras y el nudo en su garganta se disuelve lentamente. Una gota de sudo se asomo desde su frente para resbalarse por toda esta y morir en un suicidio saltando al vacío. Segundos después Damian hizo pasar su mano por las calles del crimen para limpiar con esta los estragos de la gota La musa no siempre se sabe fuente de inspiración Titubeo entre dientes, esa era su verdad. Siempre le preguntaban en qué estaba inspirada su alma pero la realidad era que cuando de sus labios una rima se pronunciaba –por muy rustica que esta fuese- el dueño del poema no era ese tonto ciego, si no la compañía a la que se le dedicaba en verso. Bajo su mirada como quien se avergüenza de algo, la levanta y arroja sus profundas pupilas hasta el horizonte La apreciación del arte y la belleza no están en quien las hace, más bien depende de quien las admira. La música nunca sería una bella melodía si no existe alguien para que se lo diga. Sin pretensiones, sin egocentrismos… Tan sólo reconocer la fluidez con la cual se expresa. Al menos eso es lo que he logrado divagar en mis horas de soledad Frunció el ceño y se encogió de hombros, era un niño hablando del arte. Su crítica bien podría pasar por la de un gran aristócrata o una persona que sabe lo que dice, pero para el moreno las cosas no eran exactamente lo que aparentaban. La gente dirá muchas cosas, su juicio puede ser el mejor o tal vez no sea el correcto pero no importa nada cuando sólo tú sabes lo que eres, cuando tan sólo una mirada puede hacer que presencies toda una vida en el segundo en que esta se clava en tus pupilas.
Rebusco una vez más en su vocabulario alguna frase que dedicarle, pero no encontró ninguna lo suficientemente implícita. No quería ser juzgado por los versos que dijo y mucho menos por todos los que no dirá, aún así se traga sus palabras y el nudo en su garganta se disuelve lentamente. Una gota de sudo se asomo desde su frente para resbalarse por toda esta y morir en un suicidio saltando al vacío. Segundos después Damian hizo pasar su mano por las calles del crimen para limpiar con esta los estragos de la gota La musa no siempre se sabe fuente de inspiración Titubeo entre dientes, esa era su verdad. Siempre le preguntaban en qué estaba inspirada su alma pero la realidad era que cuando de sus labios una rima se pronunciaba –por muy rustica que esta fuese- el dueño del poema no era ese tonto ciego, si no la compañía a la que se le dedicaba en verso. Bajo su mirada como quien se avergüenza de algo, la levanta y arroja sus profundas pupilas hasta el horizonte La apreciación del arte y la belleza no están en quien las hace, más bien depende de quien las admira. La música nunca sería una bella melodía si no existe alguien para que se lo diga. Sin pretensiones, sin egocentrismos… Tan sólo reconocer la fluidez con la cual se expresa. Al menos eso es lo que he logrado divagar en mis horas de soledad Frunció el ceño y se encogió de hombros, era un niño hablando del arte. Su crítica bien podría pasar por la de un gran aristócrata o una persona que sabe lo que dice, pero para el moreno las cosas no eran exactamente lo que aparentaban. La gente dirá muchas cosas, su juicio puede ser el mejor o tal vez no sea el correcto pero no importa nada cuando sólo tú sabes lo que eres, cuando tan sólo una mirada puede hacer que presencies toda una vida en el segundo en que esta se clava en tus pupilas.
Damian Montague- Mensajes : 114
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Aquellas palabras flotaron en el ambiente por algunos instantes que le fueron suficiente no para contestar su cuestión sino para formular mil cuestiones más que giraban en torno a ello, en un mar de dudas comenzaba a sentirse perdido y aunque intentaba mostrarse impertérrito la curiosidad podia mas que la razón y al calma y no tardo en fijar su mirada nuevamente en aquel rostro ajeno a la situación ¿comprendía acaso la dilección con que le observaba? O las ansias que tenían sus manos de seguir el contorno de aquellos labios porque añoraba mas que nada en aquel instante adentrarse en su ser y comprender aquellas cosas que nadie mas lograba apreciar porque con nadie mas se mostraba con aquella desenvoltura o cuando mínimo aquello era lo que le gustaba pensar.
Lo reflexiono unos instantes antes de decidir contestar -¿es mas bella acaso una flor silvestre inmersa en la belleza de la naturaleza que una expuesta en un jardín? Que la vean o no, que lo digan o no, no agranda ni reduce su belleza aunque cierto seria que su belleza diferiría a ojos de extraños y para algunos no existiría mas eso no implica que en efecto no este- o cuando minimo aquello suponía el ¿y que podia saber un renegado de la sociedad y exiliado del hoagr? ¿Qué podia saber un pintor pecador e hijo ingrato? Suspiro con amplitud enfriando sus pulmones, inflando su pecho y liberando toda posible alevosía de sus pensamientos ¿seria correcto no hablar con el pelinegro de aquellas cuestiones de la vida? ¿y no era aquel tiempo de separación una prueba? Divergía internamente analizando los pros y contras de dicha decisión, quizas seria propio hacerlo cuando mínimo se sentía con la necesidad ¿necesidad? ¿y si le rechazaba por impío y orate? No soportaría un rechazo, no por lo menos de el.
-¿y has divagado en esas horas sobre el amor?- le cuestiono observando y en esta ocasión el empedrado con seriedad un artista no podia, o no debía, aberrar aquellos temas como un sacerdote a la lujuria, o un gitano la esclavitud ¿Cuántas personas al respecto sabían? Su hermana y Eric ¡su hermana! Imposible era pensar que dicha noticia habia sido pasada por alto ¿Cómo explicar en palabras la alegría que invadía su corazón cuando recordaba aquel encuentro? Mas las palabras para contar aquello parecían extraviadas en el fondo de sus pensamientos “la encontré paseando por las calles” “adivina, encontré a mi hermana” “¿Qué crees que me paso el otro dia?” negó internamente con el ceño fruncido y el rostro serio apaciguando sus pensamientos porque solo un tema a la vez debían tocar.
Lo reflexiono unos instantes antes de decidir contestar -¿es mas bella acaso una flor silvestre inmersa en la belleza de la naturaleza que una expuesta en un jardín? Que la vean o no, que lo digan o no, no agranda ni reduce su belleza aunque cierto seria que su belleza diferiría a ojos de extraños y para algunos no existiría mas eso no implica que en efecto no este- o cuando minimo aquello suponía el ¿y que podia saber un renegado de la sociedad y exiliado del hoagr? ¿Qué podia saber un pintor pecador e hijo ingrato? Suspiro con amplitud enfriando sus pulmones, inflando su pecho y liberando toda posible alevosía de sus pensamientos ¿seria correcto no hablar con el pelinegro de aquellas cuestiones de la vida? ¿y no era aquel tiempo de separación una prueba? Divergía internamente analizando los pros y contras de dicha decisión, quizas seria propio hacerlo cuando mínimo se sentía con la necesidad ¿necesidad? ¿y si le rechazaba por impío y orate? No soportaría un rechazo, no por lo menos de el.
-¿y has divagado en esas horas sobre el amor?- le cuestiono observando y en esta ocasión el empedrado con seriedad un artista no podia, o no debía, aberrar aquellos temas como un sacerdote a la lujuria, o un gitano la esclavitud ¿Cuántas personas al respecto sabían? Su hermana y Eric ¡su hermana! Imposible era pensar que dicha noticia habia sido pasada por alto ¿Cómo explicar en palabras la alegría que invadía su corazón cuando recordaba aquel encuentro? Mas las palabras para contar aquello parecían extraviadas en el fondo de sus pensamientos “la encontré paseando por las calles” “adivina, encontré a mi hermana” “¿Qué crees que me paso el otro dia?” negó internamente con el ceño fruncido y el rostro serio apaciguando sus pensamientos porque solo un tema a la vez debían tocar.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Entre cada nueva brisa de aire que golpeaba su cuerpo, en medio del bullicio silencioso de una ciudad que espera cualquier nota subida de tono para juzgar y mirar, tan ensimismado en las palabras de Anuar; no existe nada que pudiese desear más que estar allí con él, entablando una conversación significativa, de esas que perdidas en su memoria se habían vuelto obsoletas ¿Hace cuanto que expresa sus pensamientos de esa forma? Y ahora sin más nada aparece ese joven y le pone a hablar de lo que más gusta. Su ceño se frunció, todo lo que Anuar le dijo estaba en lo cierto pero parte de quien es Damian le incitaba a seguir cuestionando, abrió la boca durante un par de segundos pero no pronuncio ni un solo sonido, esperaba poder organizar las ideas que surgieron inesperadamente en su cabeza, al final un suspiro que se pierde con el viento y viaja a través de él, para llegar quizá a los rincones más sombríos de París; se escucha salir del ciego. Eso es paradójico, Anuar. De lo que tú expresas a lo que yo te digo, existe verdad en ambos y aunque es reverendamente contradictorio ¿No es así como la vida sabe? Escupió esas palabras sin antes haberlas escuchado en su cabeza, no pudo contenerlas dentro de su pensamiento y como la lava de un volcán en plena erupción, se escurrieron por la garganta formando esa voz, por lengua dándole vida a las palabras y en sus labios, para que murieran en el vacío.
Los rayos del sol calentaron su cuerpo y podía asegurar que sentía esa delicia en su piel, nada mejor como el abrigo que le proporcionaba el astro rey. Las caricias del aire se depositaban en sus mejillas, en su pecho, se dejaba abrazar por cada cambio en sus direcciones; un torbellino que disfrutaba al máximo, recordando las pequeñeces de la vida, cosas sin importancia alguna que para él lo valían todo. Capturar el olor del pan a lo lejos, ese sutil pero embriagante aroma que hace replicar a su estomago en un hambre voraz; identificar también entre la mezcla la vainilla, la canela y por que no hasta el azúcar. El ambiente apestaba a ese dulce bocado del que muchos quisieran probar. Las calles empedradas calaban en sus pies, sus zapatos no eran los mejores y sin embargo aún los portaba con esa dignidad y humildad que solo un ciego o un pobre podrían tener. ¿eh? ¿Amor? Preguntó extraviado. Esa simple palabra encerraba tantas formas de sentimientos que no estaba completamente seguro a lo que Anuar se refería. Quizá debió encargarse de aclarar la dirección de la pregunta, pero lo más lógico es que se debiera al amor filial y este aún no pasaba por su cabeza, sin importar la mirada que las damas le dedicaban o los susurros que a su espalda se formaran, él pensaba y creía que no se merecía tal derecho ¿Qué puede ofrecer un tonto ciego soñador a su pareja? Era deprimente su pensamiento, aún así no dejaba de ser real No, el amor me parece tan lejano… Una sombra que podría crisparse en una silueta más definida pero que por ahora no tiene intenciones de ceder, al menos no como quiero que lo haga Debería añadir a sus palabras la extraña sensación que percibe cuanto esta cerca de Anuar, no pudo, no quiso y sin duda alguna no pretendía decírselo. Sería castigado por blasfemo, por impúdico, por pecador y aberrante, un maldito hereje que se mofa de lo que la religión ha dictaminado como el mal. ¿Qué pasaría si se enteran que el ciego intenta amar a un hombre? La hoguera ya no se utilizaba pero el juicio cerrado.
Damian Montague- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 27/07/2010
Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Escucho prestando atención pues en sus palabras y solo en sus labios podía encontrar las verdades calladas a gritos, solo en el podía descubrir su propia verdad porque no conocía mente más joven y vieja que aquella, ningún catedrático, erudito ni ermitaño podría poseer las vivencias que en cortas décadas había adquirido porque aunque su cuerpo no fuese esencia tangible de dichos acontecimiento él sabía bien, o quería así suponer, que mas allá de lo visible su alma se encontraba parchada y trozada por los tropezones que en la vida había debido superar, porque palabras como aquellas no podían encontrarse vivas en personas que el dolor no habían conocido aun ¿podía hablar de amor quien no lo conocía? ¿y de tristeza quien jamás la había vivido? El suponía que no la verdad sin embargo se veía enterrada en una fosa que no aun conocía.
-cierto es que no hay verdad absoluta - y su voz sonó dispersa, lejana, indispuesta. Sus melados orbes se perdieron en aquel camino que muchos otros habían atravesado ya, quizás había sido el lugar de descanso de un batallón con el gallardete que brindaba prez a todo soltado y pueblerino que a la causa se había sumado quizás solo los años habían podido borrar la sangre esparcida en aquel lugar y que en la memoria de todos yacía sepultada ya como un distante de lo que había sido porque la gente tendía a olvidar sus verdaderas raíces. O quizás había sido el camino de huida de una pareja alejada por la sociedad y los estatus de la misma, quizás una humilde costurera y un gallardo príncipe, el mejor de su linaje, y habían huido por aquel mismo sendero siglos atrás, profesando amor eterno y hablando con aquella entonación que solo el alma joven y enamorada podia profesar, un cantico de verdades y mentiras y de pronto se sintió vacio.
-¿desearías entonces amar?...las cosas que con ansias de buscan rara vez tocan puerta y sin embargo estoy seguro que tantas doncellas como brazos del reloj se encuentran rendidas a tus pies y solo falta que dicte pues tu corazón- ladeando el rostro dejándose consumir por la desolación y el aroma de panes y trigo molido le revivió nuevamente, con un alioli posiblemente de mantequilla y azúcar. Y una ahilada como una cantiga llego a sus oídos arrastrada por la fresca brisa, una melodía que al contrario de ser lacrimosa entonaba la alegría del corazón y por autores llevaba a tres chiquillos vestidos con harapos y sandalias, con panderetas que tañaban en el ambiente, se movían como si viento y la música hubiesen sido siempre sus nodrizas y alababan la libertad y la vida conociendo todo de esta aunque la sociedad dijese lo contrario.
Les observo mientras avanzaban con tangible curiosidad en su rostro, la canción parecía eviterna y en sus rostros se pintaban una fragmentada sonrisa que exponían con sinceridad, el menor de ellos llevaba un sombrero ancho del color del maíz y una pandereta en la mano sobrante, su voz, pese a ser la mas aguda alcanzaba notas envidiables y sus mejillas sonrosadas por la falta de cobijo parecían quemadas y aquello no le importaba, por detrás e intercambiando lugares avanzaban dos figuras inusuales y por un segundo pensó que su mirada le jugaba mal aquellos rostros como replicas traigan singulares andares, golpeteando el suelo y sus manos parecían felices de solo ser.
No supo bien cuando o como aquellas dos figuras se encontraban cercanos a ellos, uno con pantaloncillos y la otra con falda, ambos, de piel de canela y ojos de avellana, chocolatosos y rizados cabellos –si por la buenaventura quieren optar, una moneda hay que pagar- las voces se mezclaron en el ambiente y su mirada se fijo en aquellos rostros pues no estaba seguro si sus labios habían pronunciado aquellas palabras o habían logrado leerles la mente –si asi lo desean deberán pagar unas cuantas monedas para la caridad- repitieron danzando en el aire como si del mismo hubiesen salido y al mismo fuesen a dar.
-cierto es que no hay verdad absoluta - y su voz sonó dispersa, lejana, indispuesta. Sus melados orbes se perdieron en aquel camino que muchos otros habían atravesado ya, quizás había sido el lugar de descanso de un batallón con el gallardete que brindaba prez a todo soltado y pueblerino que a la causa se había sumado quizás solo los años habían podido borrar la sangre esparcida en aquel lugar y que en la memoria de todos yacía sepultada ya como un distante de lo que había sido porque la gente tendía a olvidar sus verdaderas raíces. O quizás había sido el camino de huida de una pareja alejada por la sociedad y los estatus de la misma, quizás una humilde costurera y un gallardo príncipe, el mejor de su linaje, y habían huido por aquel mismo sendero siglos atrás, profesando amor eterno y hablando con aquella entonación que solo el alma joven y enamorada podia profesar, un cantico de verdades y mentiras y de pronto se sintió vacio.
-¿desearías entonces amar?...las cosas que con ansias de buscan rara vez tocan puerta y sin embargo estoy seguro que tantas doncellas como brazos del reloj se encuentran rendidas a tus pies y solo falta que dicte pues tu corazón- ladeando el rostro dejándose consumir por la desolación y el aroma de panes y trigo molido le revivió nuevamente, con un alioli posiblemente de mantequilla y azúcar. Y una ahilada como una cantiga llego a sus oídos arrastrada por la fresca brisa, una melodía que al contrario de ser lacrimosa entonaba la alegría del corazón y por autores llevaba a tres chiquillos vestidos con harapos y sandalias, con panderetas que tañaban en el ambiente, se movían como si viento y la música hubiesen sido siempre sus nodrizas y alababan la libertad y la vida conociendo todo de esta aunque la sociedad dijese lo contrario.
Les observo mientras avanzaban con tangible curiosidad en su rostro, la canción parecía eviterna y en sus rostros se pintaban una fragmentada sonrisa que exponían con sinceridad, el menor de ellos llevaba un sombrero ancho del color del maíz y una pandereta en la mano sobrante, su voz, pese a ser la mas aguda alcanzaba notas envidiables y sus mejillas sonrosadas por la falta de cobijo parecían quemadas y aquello no le importaba, por detrás e intercambiando lugares avanzaban dos figuras inusuales y por un segundo pensó que su mirada le jugaba mal aquellos rostros como replicas traigan singulares andares, golpeteando el suelo y sus manos parecían felices de solo ser.
No supo bien cuando o como aquellas dos figuras se encontraban cercanos a ellos, uno con pantaloncillos y la otra con falda, ambos, de piel de canela y ojos de avellana, chocolatosos y rizados cabellos –si por la buenaventura quieren optar, una moneda hay que pagar- las voces se mezclaron en el ambiente y su mirada se fijo en aquellos rostros pues no estaba seguro si sus labios habían pronunciado aquellas palabras o habían logrado leerles la mente –si asi lo desean deberán pagar unas cuantas monedas para la caridad- repitieron danzando en el aire como si del mismo hubiesen salido y al mismo fuesen a dar.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Le dio varias vueltas al asunto, era verdad que más de una mujer le seguía, pero Damian no estaba preparado para ninguna de ellas. ¿Acaso estaban sabidas que él no les miraba? Era una incógnita que se preguntaba al percibir su perfume doblar las esquinas, tocando a su puerta para conversar con el caballero de la casa. Justo en el momento en que su sirviente habría la puerta y comentaba la situación las damas desaparecían. Una que otra que se quedaba allí para comprobarlo, otras sentían pena, lástima por el chico y prometían su resguardo pero él a ninguna elegía. –Supongo que tienes razón, he sentido el fantasma del acoso. Pero no puedo, simplemente no puedo con esas mujeres. No dudo que sean hermosas y no hablo de su belleza física- Negó con su cabeza un par de veces, a Damian no le importaba en lo absoluto como es que se viera una dama o un caballero ante la sociedad, eso se deteriora, lo importante estaba en la mente y en su capacidad de comprender las cosas. Para su desgracia, aunque esas jóvenes tuviesen una mentalidad envidiable, aún esperaban más de lo que se les puede ofrecer y todavía seguían el protocolo de la sociedad. –No encuentro atracción en ellas, no sé por que, pero siento como que algo les falta o ¿Será que soy yo el lunático?- Se pone serio –Mi corazón va por un camino bastante retorcido-
A lo lejos se escuchaba la cantata de los gitanos, o eso suponía él que se trataba pues ¿Qué persona se atrevería a regalar rimas en la calle? Sólo él y esa cultura a la cual admiraba por sus inhibiciones. De a poco las notas musicales le fueron rodeando, saborear la música en sus oídos era el paraíso par Damian, cada nueva nota o melodía pintaba un color diferente en su cabeza, formando un arcoíris en su total penumbra, dibujando una sonrisa en sus labios secos. Sus perfumes se bañaban con el aire partícipe de todo aquel estruendo, traía consigo el olor que de ellos emanaba, una sutil fragancia a felicidad desbordante, a tranquilidad… Y en el silencio se hallaba una pequeña caja olvidada, una caja que esos ángeles abrieron para él. Un recuerdo perdido en su memoria… La carcajada de Damian se escucho muy por encima de la música, no era socarrona, mucho menos pretendía ofenderles con ese sonar de su garganta. Fue una risa llena de éxtasis, hacía mucho tiempo en que no se escuchaba a si mismo de esa manera.
Metió sus manos al bolsillo y saca las únicas monedas de él. Contó cada una de ellas y se molesto consigo mismo por no portar más dinero que ese. Era una verdadera miseria lo que llevaba, aún así no reparo en ofrecerlas –Es todo lo que tengo- Replicó, no dudo en entregar las monedas que le quedaban, la vida le prevería más adelante, se preocuparía más tarde si su dinero termina por acabarse de una buena vez o al fin rinde en las inversiones que… ¿A quién engañaba? Tarde o temprano terminaría recostado en una esquina, en los callejones más abandonados de París. –La buenaventura no se paga. Dicen que solo el 10% de lo que nos ocurre está fuera de nuestras manos el otro 90% depende de las decisiones que tomamos- Comento con seguridad, él sabía lo que decía y ciertamente lo había comprobado a lo largo de su vida, sobre todo después del accidente.
A lo lejos se escuchaba la cantata de los gitanos, o eso suponía él que se trataba pues ¿Qué persona se atrevería a regalar rimas en la calle? Sólo él y esa cultura a la cual admiraba por sus inhibiciones. De a poco las notas musicales le fueron rodeando, saborear la música en sus oídos era el paraíso par Damian, cada nueva nota o melodía pintaba un color diferente en su cabeza, formando un arcoíris en su total penumbra, dibujando una sonrisa en sus labios secos. Sus perfumes se bañaban con el aire partícipe de todo aquel estruendo, traía consigo el olor que de ellos emanaba, una sutil fragancia a felicidad desbordante, a tranquilidad… Y en el silencio se hallaba una pequeña caja olvidada, una caja que esos ángeles abrieron para él. Un recuerdo perdido en su memoria… La carcajada de Damian se escucho muy por encima de la música, no era socarrona, mucho menos pretendía ofenderles con ese sonar de su garganta. Fue una risa llena de éxtasis, hacía mucho tiempo en que no se escuchaba a si mismo de esa manera.
Metió sus manos al bolsillo y saca las únicas monedas de él. Contó cada una de ellas y se molesto consigo mismo por no portar más dinero que ese. Era una verdadera miseria lo que llevaba, aún así no reparo en ofrecerlas –Es todo lo que tengo- Replicó, no dudo en entregar las monedas que le quedaban, la vida le prevería más adelante, se preocuparía más tarde si su dinero termina por acabarse de una buena vez o al fin rinde en las inversiones que… ¿A quién engañaba? Tarde o temprano terminaría recostado en una esquina, en los callejones más abandonados de París. –La buenaventura no se paga. Dicen que solo el 10% de lo que nos ocurre está fuera de nuestras manos el otro 90% depende de las decisiones que tomamos- Comento con seguridad, él sabía lo que decía y ciertamente lo había comprobado a lo largo de su vida, sobre todo después del accidente.
Damian Montague- Mensajes : 114
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Retorcido decía el, y una sonrisa incongruente e indecente busco refugio en sus labios un refugio que le fue negado y con rapidez se esfumo de su rostro como un vago vestigio de lo que ocurría hay dentro, de una mente decadente y unos pensamientos tales que el mismo demonio debía habitar en ellos o quizás algún serafín de alas caídas porque pudiendo ser uno u otro resultaba de no ser nada. Y comprendió entonces la rudeza de sus palabras y el abismo al cual se encaminaban ¿andaba acaso por el camino del pecado y el averno? Se negaba a pensar aquello ¿Cómo un alma como aquella podía condenarse a los infiernos en vida?
Observo a aquellos seres que mas le parecían serafines sin alas, y metió sus manos en sus bolsillos para entregarles aquellas pocas monedas que resguardadas en la inmensidad de sus bolsillos se encontraban tintineantes. Los gemelos contoneaban sus cuerpos entorno a los dos buenos mozos, agitando sus melenas al aire y haciendo sonar sus prendas en la mudez de la tela –hacia mucho tiempo existía, un rey soberbio de amplia dinastía, y una carta debía entregar para asi la guerra lograr ganar, pero el herradero martillo mal la herradura, y la herradura perdió al caballo, y por el caballo se perdió el mozo y con el mozo se extravió la carta y con la carta se perdió la guerra- canturrearon entrelazando sus sinfónicas voces en un cuento que ya antes habia escuchado.
-le diremos lo que vemos, a partir de este momento- y sin previo aviso la silueta de cabellos mas largos tomo la delicada mano del pintor pelirojo entre sus dedos, delineando con los propios las líneas que surcaban como heridas y se ramificaban a lo largo de su extensión porque pareciendo ser profundas era imposible sentir alguna hendidura y la pequeña solto su mano observándole como quien observa a un ser desdichado, en sus ojos observo el reflejo tormentoso de un futuro acertado.
-no- exclamo al aire cuando observo los labios de la péquela abrirse y su voz amenazo con precipitar sus visiones sobre contra su cuerpo –no deseo saber lo que has visto o dejado de ver- y recordó con prontitud los tantos libros que habia leído y los desvelos de la gente al conocer su porvenir ¿se intrigaría acaso con su futuro a tal grado de dejar de vivir? No deseaba saber aquello y prefería dejar el destino, si es que este existía, en una página en blanco que escribiría de inicio a fin y no así a la inversa. Y el otro gitano tomo la mano del pelinegro inquiriendo en su mirada lo que bien sabia no podia descifrar -¿y desea usted su ventura conocer?-
Observo a aquellos seres que mas le parecían serafines sin alas, y metió sus manos en sus bolsillos para entregarles aquellas pocas monedas que resguardadas en la inmensidad de sus bolsillos se encontraban tintineantes. Los gemelos contoneaban sus cuerpos entorno a los dos buenos mozos, agitando sus melenas al aire y haciendo sonar sus prendas en la mudez de la tela –hacia mucho tiempo existía, un rey soberbio de amplia dinastía, y una carta debía entregar para asi la guerra lograr ganar, pero el herradero martillo mal la herradura, y la herradura perdió al caballo, y por el caballo se perdió el mozo y con el mozo se extravió la carta y con la carta se perdió la guerra- canturrearon entrelazando sus sinfónicas voces en un cuento que ya antes habia escuchado.
-le diremos lo que vemos, a partir de este momento- y sin previo aviso la silueta de cabellos mas largos tomo la delicada mano del pintor pelirojo entre sus dedos, delineando con los propios las líneas que surcaban como heridas y se ramificaban a lo largo de su extensión porque pareciendo ser profundas era imposible sentir alguna hendidura y la pequeña solto su mano observándole como quien observa a un ser desdichado, en sus ojos observo el reflejo tormentoso de un futuro acertado.
-no- exclamo al aire cuando observo los labios de la péquela abrirse y su voz amenazo con precipitar sus visiones sobre contra su cuerpo –no deseo saber lo que has visto o dejado de ver- y recordó con prontitud los tantos libros que habia leído y los desvelos de la gente al conocer su porvenir ¿se intrigaría acaso con su futuro a tal grado de dejar de vivir? No deseaba saber aquello y prefería dejar el destino, si es que este existía, en una página en blanco que escribiría de inicio a fin y no así a la inversa. Y el otro gitano tomo la mano del pelinegro inquiriendo en su mirada lo que bien sabia no podia descifrar -¿y desea usted su ventura conocer?-
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 25/06/2010
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Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Las vocecillas continuaban con su cantata, esa leyenda ya la había escuchado alguna vez en su no muy lejano pasado, aún así no podía cederles la verdad pues era ir en contra de sus creencias. Quizá su paganismo sea bastante contradictorio, tal vez sus ideas eran erróneas y carentes de sentido común, pero en la mente de un loco lo único que importa es lo que él piensa, sueña e imagina. Su mano fue atrapada por las ajenas mientras escuchaba las palabras que de sus labios se despedían. Frunció el ceño y trato de no sentirse atacado por tal atrevimiento, si lo iban a tocar quizá primero deberían preguntar o avisar que lo iban a hacer, al menos era lo que Damian hacía cada que intentaba escrutar más allá de su penumbra.
La voz de Anuar resoplo por encima de cualquier ruido que pudiese escuchar, era la única que le importaba dentro de la conmoción así que escuchó con atención lo que tenía que decir. Para cuando el chico le pregunto a Damian si él quería saber su suerte, de sus labios se esbozo una nítida sonrisa –Las líneas en mis manos podrán pintar el camino de mi vida, pero soy yo quien haga de las cicatrices algo especial- Murmuro asintiendo una sola vez con su cabeza. El joven se apresuro a pasar el dedo índice sobre la palma de Damian, cada línea era leí no solo por sus ojos, también por el tacto. Se mordía el labio inferior con cierto interés, la respiración del infante era normal hasta que claramente vio algo allí que jamás habría adivinado al ver pasear al ciego por las calles. Dejo de acarrear el aire hasta sus pulmones -¿Has visto algo desagradable no es así?- pregunta por mera curiosidad, aunque en sus adentros estaba más que seguro de lo que decía –Es precisamente eso que has visto lo que yo aprovecharé sin cohibiciones- Retiro su mano con galanura y delicadeza, no pretendía ser grosero, faltarles al respeto o comportarse como un pedante más en la tierra.
Sus labios se curvearon en una mueca descomunal, el gitano le miraba con curiosidad, frunció su ceño, clavo sus ojos en él y esa mirada Damian la sentía entrometerse por sus ojos y llegar hasta su alma. En ese instante sintió como la música se detenía a lo lejos, como quien cierra los ojos para desfallecer y permite que todo sonido y luz fallezca lentamente, pero eso era tan solo una forma de comparación ya que el invidente se encontraba en perfectas condiciones, al final del insoportable silencio suspiro –Sé lo que piensas muchacho, me condenaré pero ¿No vale la pena una condena eterna por un momento de felicidad? Para eso estamos aquí… Para sonreír y apreciar los juegos de la vida, extraño sería saberlo todo y no guardar nada para una sorpresa. Conocer tu fortuna no te asegura nada, es un oráculo que siempre puedes cambiar…- Era un tonto que pensaba de forma muy diferente a los demás, un ciego que únicamente observada las cosas pasar a su alrededor sin apreciar la belleza que estas tienen. No hay tonalidades grises en su mundo, no hay colores, ni siquiera el blanco se le vislumbra, todo tras sus pupilas es un profundo mar negro.
-Como usted diga caballero, pero tenga en cuenta: “Los pies en la tierra y la mirada en el cielo, no a la inversa” – Se le escucho decir al jovenzuelo, su mirada aún se encontraba fija en los ojos de Damian, un destello en las pupilas del gitano indico el interés despertado en él. Quizá una bendición de su parte acompañaría al moreno o tal vez se trataba de una maldición inusual, ¿Cómo saberlo? ¿Cómo identificarlo? La suerte se le escribirá al ciego con cada nuevo amanecer y sí, él mismo dictaría las palabras adecuadas para continuar con su vida.
La voz de Anuar resoplo por encima de cualquier ruido que pudiese escuchar, era la única que le importaba dentro de la conmoción así que escuchó con atención lo que tenía que decir. Para cuando el chico le pregunto a Damian si él quería saber su suerte, de sus labios se esbozo una nítida sonrisa –Las líneas en mis manos podrán pintar el camino de mi vida, pero soy yo quien haga de las cicatrices algo especial- Murmuro asintiendo una sola vez con su cabeza. El joven se apresuro a pasar el dedo índice sobre la palma de Damian, cada línea era leí no solo por sus ojos, también por el tacto. Se mordía el labio inferior con cierto interés, la respiración del infante era normal hasta que claramente vio algo allí que jamás habría adivinado al ver pasear al ciego por las calles. Dejo de acarrear el aire hasta sus pulmones -¿Has visto algo desagradable no es así?- pregunta por mera curiosidad, aunque en sus adentros estaba más que seguro de lo que decía –Es precisamente eso que has visto lo que yo aprovecharé sin cohibiciones- Retiro su mano con galanura y delicadeza, no pretendía ser grosero, faltarles al respeto o comportarse como un pedante más en la tierra.
Sus labios se curvearon en una mueca descomunal, el gitano le miraba con curiosidad, frunció su ceño, clavo sus ojos en él y esa mirada Damian la sentía entrometerse por sus ojos y llegar hasta su alma. En ese instante sintió como la música se detenía a lo lejos, como quien cierra los ojos para desfallecer y permite que todo sonido y luz fallezca lentamente, pero eso era tan solo una forma de comparación ya que el invidente se encontraba en perfectas condiciones, al final del insoportable silencio suspiro –Sé lo que piensas muchacho, me condenaré pero ¿No vale la pena una condena eterna por un momento de felicidad? Para eso estamos aquí… Para sonreír y apreciar los juegos de la vida, extraño sería saberlo todo y no guardar nada para una sorpresa. Conocer tu fortuna no te asegura nada, es un oráculo que siempre puedes cambiar…- Era un tonto que pensaba de forma muy diferente a los demás, un ciego que únicamente observada las cosas pasar a su alrededor sin apreciar la belleza que estas tienen. No hay tonalidades grises en su mundo, no hay colores, ni siquiera el blanco se le vislumbra, todo tras sus pupilas es un profundo mar negro.
-Como usted diga caballero, pero tenga en cuenta: “Los pies en la tierra y la mirada en el cielo, no a la inversa” – Se le escucho decir al jovenzuelo, su mirada aún se encontraba fija en los ojos de Damian, un destello en las pupilas del gitano indico el interés despertado en él. Quizá una bendición de su parte acompañaría al moreno o tal vez se trataba de una maldición inusual, ¿Cómo saberlo? ¿Cómo identificarlo? La suerte se le escribirá al ciego con cada nuevo amanecer y sí, él mismo dictaría las palabras adecuadas para continuar con su vida.
Damian Montague- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 27/07/2010
Re: El destino aún no esta escrito (Anuar)
Les observo avanzar nuevamente por aquella amplia calle que no era habitada por nadie más que ellos, con aquella sonata y alegría desbordando de su ser, sus piernas bailaban al compas de la melodía impuesta también –no creo haberme topado antes con peculiares personas- murmuro para sus adentros y recuerdos porque comenzó a escrutar en ellos el vestigio de algún lejano encuentro y vaya que si lo habia encontrado alla en lo profundo de su infancia y vida pasada, alla en los días alegres de nublados soles cuando parecía no importar mas nada que algunas horas jugando a no encontrarse en un campo tan amplio que se sentía rey del mundo entero. Mas en aquel encuentro se habían sentido cohibidos por su soltura y las voces de sus padres les habían incitado a apartarse de su camino empedrado, porque eran ruines personas solia decir su padre, que daban falas esperanzas y se aprovechaban de la ignorancia de las personas para soltar sobre ellos bellas y tersas rimas que como ríos de sangre se albergaban en su pecho y se esparcían como cáncer.
Y tampoco en aquella ocasión habia sido capaz de escuchar la ventura que le tenían preparada y si existían los monstruos y las pesadillas, se aquellos tétricos seres rondaban la faz de la tierra en penumbras y los hombres podían cambiar de aspecto a animales ¿Por qué los gitanos deberían hablar sino farsas? ¿y si sus palabras eran verdad?...mejor seria no escucharlas jamás porque en su pecho se cerniría la duda y crecería hasta no dejarle vivir en paz con el desconsuelo de saber su proverbio e intentar, involuntariamente, hacerlo verdad o mentira “tu alma se teñiría de negro y la vida no te sabría igual”
Sintió de pronto su pecho pesado y decidió ignorar el porque –titiritero de tu propia obra- susurro observando con constancia el rostro de su acompañante y titiritero decía porque en un pasado no demasiado distante sus pensamientos eran esos en que su cuerpo era una marioneta y los hilos los controlaba el caprichoso destino, caia, habia caído al escenario al haberse intentado soltar y se habia quedado tumbado hasta que el oh misericordioso titiritero habia sugerido una nueva entrada, titiritero de su propia vida y que dichoso porque creer aquello que su mente se negaba a cederle a si mismo.
{me disculpo por la tardanza}
Y tampoco en aquella ocasión habia sido capaz de escuchar la ventura que le tenían preparada y si existían los monstruos y las pesadillas, se aquellos tétricos seres rondaban la faz de la tierra en penumbras y los hombres podían cambiar de aspecto a animales ¿Por qué los gitanos deberían hablar sino farsas? ¿y si sus palabras eran verdad?...mejor seria no escucharlas jamás porque en su pecho se cerniría la duda y crecería hasta no dejarle vivir en paz con el desconsuelo de saber su proverbio e intentar, involuntariamente, hacerlo verdad o mentira “tu alma se teñiría de negro y la vida no te sabría igual”
Sintió de pronto su pecho pesado y decidió ignorar el porque –titiritero de tu propia obra- susurro observando con constancia el rostro de su acompañante y titiritero decía porque en un pasado no demasiado distante sus pensamientos eran esos en que su cuerpo era una marioneta y los hilos los controlaba el caprichoso destino, caia, habia caído al escenario al haberse intentado soltar y se habia quedado tumbado hasta que el oh misericordioso titiritero habia sugerido una nueva entrada, titiritero de su propia vida y que dichoso porque creer aquello que su mente se negaba a cederle a si mismo.
{me disculpo por la tardanza}
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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