AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Ficha de Al
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Ficha de Al
-Nombre del Personaje:
Aleena Noure
-Edad:
19
-Especie:
Humana, a secas.
- Tipo y Nivel Social:
Nivel bajo
- Sexualidad:
Bisexual
-Lugar de Origen:
Francia
-Descripcion Fisica:
Sus ojos rasgados son claros y están marcados por unas finas cejas, unas pestallas negras y largas y en ocasiones, cuando no duerme bien, por unas ojeras bastante profundas. Su mirada está llena de contradicciones, pues puede llegar a ser tremendamente expresiva para luego convertirse en una mirada fría de las que pueden hacer que alguien se quede congelado en el sitio, aunque no literalmente, pues ese no es su poder.
Su nariz es pequeña y fina, respingona. Sus mejillas son ligeramente sonrosadas, al contrario que su rostro que es blanco. Puede parecer una muñeca de porcelana antigua, o quizás de cristal. Una de esas muñecas que al tocarlas se pude romper. Sus labios son grandes y carnosos y su piel es suave.
Quizás lo que más llama la atención de su rostro es un lunar que tiene en la mejilla derecha y que a ella no le gusta en absoluto.
No es demasiado alta. Aproximadamente medirá 1.70, pero no mucho más. Es delgada y su cuerpo y movimientos poseen la elegancia y dulzura propias de una mujer. Sus piernas son largas y bien torneadas ya que su ejercicio favorito es caminar y eso es algo que hace muy a menudo. Se suele perder por cualquier lugar, caminando sin importarle la dirección y pensando en cualquier cosa.
Sus hombros son redondos, no es ancha de espaldas y sus brazos son bastante largos. Sus dedos son finos y alargados, como los de una pianista. Siempre lleva las uñas cortas, aunque quizás el hecho de que se las muerda tiene algo que ver. Su cintura es estrecha y su abdomen plano. Su silueta se parece a la de una guitarra, con las curvas propias de una mujer.
A la hora de vestir su estilo es muy peculiar. No suele dejarse llevar por las modas y siempre combina las cosas como ella cree. Le gusta llevar que sea cómoda pues si no lo és ya puede olvidarse la gente de verla vestida de tal manera. Prefiere la ropa ancha que algo ceñido y aunque muchos opinen que los tacones favorecen a la mujer ella opina que son una trampa mortal hecha solamente con la idea de ver a una mujer en el suelo. Inventos de un médico, seguro pues ellos son los que más se benefician de esguinces y cosas por el estilo. Por este motivo casi nunca la verás subida sobre esas trampas mortales.
-Descripcion Psicologica:
Es difícil describir como es esta chica, pero podemos intentarlo. La dulce y adorable Aleena es una mezcla perfecta y en muchas ocasiones letal, de sarcasmo y exigencia. Defiende sus ideas hasta el último momento y con todas sus armas. Ya puedes intentar convencerla de cualquier cosa, que si ella no tiene el mismo punto de vista no va a cambiar, ni a dar su brazo a torcer, como mucho podrá ponerse en tu lugar, pero nunca nada más.
Es íntima amiga de perfeccionismo y no tiene pelos en la lengua a la hora de dar su opinión, sobre todo cuando se la piden. Si cree que tien que alabar algo lo hace con el número de palabras precisas, para evitar que nadie caiga en el grave error de acomodarse en un éxito, pues opina que los éxitos son efímeros, fugaces.
Y cuando tiene que ser dura, cuando tiene que comentar los fallos de algo, los saca a la luz sin remordimiento alguno, exponiéndolos para que aquél al que le está realizando la crítica se de cuenta de los aspectos que tiene que mejorar. ¿Qué ocurre si esa persona se toma como una ofensa personal las palabras de la muchacha? Absolutamente nada, porque en cuanto esto ocurre, ella se limita a sonreír y se marcha, recordando perfectamente y para siempre que esa persona no merece que ella le ayude.
Es extremadamente extrovertida. Se relaciona muy fácilmente con todo el mundo, aunque sabe a la perfección que los amigos, los que son de verdad, sólo se pueden contar con los dedos de una mano, pero aún así, ella siempre tendrá una sonrisa en los labios, para todo aquel que desee pasar el rato en su compañía.
¿Habeis oído la frase que dice las apariencias engañan? ¿Sí? Pues esa es una de las frases que mejor definen a Alee, pues todo lo que hemos descrito hasta ahora no es más que una elaborada fachada que ella ha construido con el paso de los años y que le ha servido para protegerse. En realidad es una chica atormentada, que siente que vive en un mundo que no es el suyo, que no es comprendida por nadie y que lucha día y noche por una normalidad que le ha sido negada. Es dulce, al menos con las personas a las que tiene un verdadero aprecio, pero le cuesta mucho confiar en alguien. Teme encariñarse con alguien por si acaba traicionándola. ¿Paranoica? ¿Exagerada, quizás? Puede ser, pero tan solo es una persona que teme que le hagan daño.
Y ni hablemos del amor. Para ella es algo impensable, y encierta manera tiene sentido. Teme que alguien le haga daño y teme llegar a enamorarse de alguien hasta el punto de necesitarlo, de depender en cierta manera de él y eso es algo que simplemente no se puede permitir, por lo que intenta evitarlo.
¿Su chico ideal? No quiere pensar en eso, aunque seguramente sería uno que tuviera mucha paciencia, pues con ella la necesitaría.
-Historia:
La historia de Aleena se remonta varios años atrás, antes incluso de su nacimiento. Para contar su historia primero hay que hablar de su familia, concretamente de sus padres, pues su historia es la que marcó la de ella, el principio de la suya.
La historia de la pequeña, ya no tan pequeña, Al hay que comenzar a contarla desde el principio. Desde mucho antes de que ella naciera, pues incluso cuando todavía no existía los acontecimientos ocurridos marcarían su vida.
-Pero yo no me quiero casar con él. No lo conozco.
-Roxane, por favor. ¿Cómo no lo vas a conocer? Os criasteis juntos.
-No, hace años que no se nada de él, es un completo desconocido.
-No digas tonterías, tú te vas a casar y punto.
-¿Pero por qué?
-Porque lo digo yo, y no hay más que hablar.
La joven Roxane, hija de una familia sin apenas dinero, pero que era conocida por ser honrada y trabajadora acababa de comprometer a su única descendiente con un muchacho de una buena familia, una antigua familia que vivía en su barrio, pero que al prosperar económicamente se marcharon a la capital, dejando atrás su vieja vida. Y él, Pierre, el hijo mayor de esa familia, el que había sido algo así como su mejor amigo de infancia, había vuelto, proponiéndole al padre de la chica un negocio que él no pudo rechazar. Una boda, una que se iba a celebrar en unos pocos meses, la de ellos. La que uniría ambas familias, pero Roxane no quería eso, en absoluto. Ella soñaba con tener libertad, con no vivir atada a un hombre que no quería, con casarse por amor, con ser artista, con triunfar en el teatro...con demasiadas cosas.
-¡Un papel! ¡Mamá tengo un papel!
-Eso no es motivo de alegría.
-Pero...lo he conseguido. Saldré en la obra.
-Eso no es motivo de alegría, te lo repito. No tienes que estar orgullosa. Avergonzarás a la familia.
-Pero...tengo un papel.
-Uno pequeño.
-Pero tengo uno.
-Eres incorregible, verás como se entere tu padre.
-No se tiene que enterar.
-Por tu bien, espero que no.
Y ese fue el principio del mayor cambio en la vida de Roxane. Había conseguido un pequeño papel en una obra de más o menos cierta importancia, aunque eso no le importaba. Le daba igual la importancia de la obra, para ella era la mejor, puesto que había conseguido salir en ella. No hacía más que de sirvienta, y apenas decía dos frases, pero no importaba. Nada de eso importaba. Ella estaba feliz y nadie ni nada le fastidiaría ese momento.
-¿Qué te ocurre, pequeña?
-Nada, estoy nerviosa.
-Lo harás bien.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque lo has hecho bien en los ensayos.
-Pero no es lo mismo, ahí no había tanta gente.
-Tranquila, lo harás bien. Estoy seguro de ello.
Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Roxane, encendiendo de la misma manera sus mejillas. Y es que la muchacha estaba comenzando a sentir algo por Gaspard, el ayudante del director. Era un joven unos años mayor que ella, amable, atento...y que le animaba siempre que lo necesitaba. No le reprochaba su sueño, ni se dedicaba a pisotearlo porque el suyo tenía mucho que ver. Y pasó lo que tenía que pasar.En una fría noche de invierno se rindieron a una noche de pasión, dejando a Roxane embarazada. Poco o nada supo la joven de su amante, pues el hombre, partió sin averiguar nunca que ella estaba embarazada. Ella quiso ir con él, continuar en la obra, pero su padre al enterarse de lo que había hecho a escondidas, al enterarse de que había salido en una de esas horripilantes obras se lo prohibió por completo y la mandó a la Capital, junto a su madre, para que pudieran preparar los detalles de una boda que ella no deseaba.
-¿Ésta es la pequeña Roxane?
-Sí señora.
-Has crecido mucho desde la última vez que te vi. No eras más que una niña.
-Gracias.
-¿Y has pensado ya en la fecha del enlace?
-Tenía pensado hacerlo en pimavera.
-Pero para eso no queda mucho tiempo, unos dos meses.
-Siempre he soñado casarme en primavera.
-Es una bonita estación.
Ella no quería casarse, ni en primavera ni nunca, pero tenía que hacerlo. Y cuanto antes mejor. Se había quedado embarazada y nadie podía enterarse de eso. Nadie lo podía saber o la humillarían y despreciarían. Y ella ya estaba bastante asustada. Por las noches no dormía, se las pasaba llorando y llorando,pero a eso nadie le importaba, nadie se enteró.
-¿Por qué no está la cena?
-Estoy en ello, querido.
-Esa no es la respuesta que quiero. Vengo a casa después de un duro día de trabajo y lo único que quiero es que mi mujer tenga la cena hecha
Los años pasaron, su madre guardó el secreto de la verdadera paternidad, pero eso no hizo más sencilla la convivencia. Su marido resultó ser un borracho, un joven que se vio forzado a sentar la cabeza con una mujer respetable ¿y quién mejor que esa pequeña niña que conoció antes de cambiar por completo? Durante un corto periodo de tiempo, un mes o puede que dos, resultó ser un marido casi perfecto, atento, servicial...aunque todo cambió. Y no es que hubiera un motivo, o tal vez sí, pero nadie lo diría en voz alta. Es un hombre ambicioso, demasiado. Tanto que arriesgó todo lo que tenía, quedándose así en la ruina. ¿Y de quien era la culpa? De su mujer, por supuesto.
-¡No, no papá!
-¡Calláte niña!
-Le haces daño
-No es asunto tuyo
-¡No, por favor!
De la desesperación el hombre pasó al refugio que le otorgaba la bebida. Y de la bebida al matrato. Alee tuvo que ver desde pequeña el odio que su padre sentía por su madre, y sus ganas de pagar todo lo que le ocurría con ella. No la quería, nunca la había querido, eso no era un secreto para nadie, mucho menos para ellos. El marido había logrado dominar por completo la personalidad de su mujer, convirtiéndola en una marioneta, una especie de criada a la que golpear cuando algo te sale mal, cuando tienes un mal día. La niña creció rodeada de una violencia machista que la aprisionó desde pequeña, convirtiéndola en un ser débil y constantemente atemorizado.
-Juro que les devolveré hasta el último céntimo.-Palabras, palabras y más palabras. No es eso lo que queremos.
-Es que ahora no lo tengo.
-Eso no nos importa. Venimos a que nos pague.
-No tengo dinero, pero...podemos hacer un trato.
-¿Le han dicho alguna vez que tiene una hija muy bonita?
Su padre se metió en negocios turbios, perdiendo así lo poco que les quedaban. Debía dinero, mucho dinero a muchas personas. Personas nada amistosas. No tenía cómo pagar y utilizó la única moneda de cambio que tenía a mano. A su propia hija. Llantos, lágrimas, gritos, dolor...eso es lo único que recuerda ella de esa noche, de una noche que no quiere volver a recordar en la vida, pero que la persigue todavía, incluso en sueños. A su padre poco o nada le importó, puesto que nunca había sentido nada parecido al cariño por ella. Atracción, si. Demasiada, y eso le ponía enfermo. Por ese motivo no pudo evitar mirar a escondidas, tras la puerta, como desgraciaban la vida de Alee, sin poder apartar la vista de su cuerpo desnudo. Un cuerpo que quiso tocar, y como todo lo que quería lo conseguía no paró hasta tener su oportunidad.
-¿Qué has hecho?
-Yo...no lo sé. Él estaba encima de mí, no me dejaba moverme, yo...
-Vete, marcháte. No vuelvas a esta casa, pequeña. Yo me ocuparé de él, no te preocupes. Márchate a la capital, vive. No te preocupes.
-Mamá, tengo miedo.
-No lo tengas, estaremos bien, no pasará nada. Ahora vete.
No sabe muy bien como sucedió. Estaba durmiendo, tras meses sin poder hacerlo, cuando notó algo encima de ella. Entreabrió los ojos y vio la figura de su padre, jadeando encima de ella. Intentó zafarse, pero el hombre no la dejó. Estiró su mano hasta la mesita y rompió la jarra de agua sobre la cabeza del hombre. Había muerto. Su madre, al ver la sangre, hizo que su hija se marchara, por miedo a que le arruinara más la vida, como ya había hecho con ella. Y así es como Aleena llegó a la capital francesa. Huyendo de su pasado.
Aleena Noure
-Edad:
19
-Especie:
Humana, a secas.
- Tipo y Nivel Social:
Nivel bajo
- Sexualidad:
Bisexual
-Lugar de Origen:
Francia
-Descripcion Fisica:
- Spoiler:
Sus ojos rasgados son claros y están marcados por unas finas cejas, unas pestallas negras y largas y en ocasiones, cuando no duerme bien, por unas ojeras bastante profundas. Su mirada está llena de contradicciones, pues puede llegar a ser tremendamente expresiva para luego convertirse en una mirada fría de las que pueden hacer que alguien se quede congelado en el sitio, aunque no literalmente, pues ese no es su poder.
Su nariz es pequeña y fina, respingona. Sus mejillas son ligeramente sonrosadas, al contrario que su rostro que es blanco. Puede parecer una muñeca de porcelana antigua, o quizás de cristal. Una de esas muñecas que al tocarlas se pude romper. Sus labios son grandes y carnosos y su piel es suave.
Quizás lo que más llama la atención de su rostro es un lunar que tiene en la mejilla derecha y que a ella no le gusta en absoluto.
No es demasiado alta. Aproximadamente medirá 1.70, pero no mucho más. Es delgada y su cuerpo y movimientos poseen la elegancia y dulzura propias de una mujer. Sus piernas son largas y bien torneadas ya que su ejercicio favorito es caminar y eso es algo que hace muy a menudo. Se suele perder por cualquier lugar, caminando sin importarle la dirección y pensando en cualquier cosa.
Sus hombros son redondos, no es ancha de espaldas y sus brazos son bastante largos. Sus dedos son finos y alargados, como los de una pianista. Siempre lleva las uñas cortas, aunque quizás el hecho de que se las muerda tiene algo que ver. Su cintura es estrecha y su abdomen plano. Su silueta se parece a la de una guitarra, con las curvas propias de una mujer.
A la hora de vestir su estilo es muy peculiar. No suele dejarse llevar por las modas y siempre combina las cosas como ella cree. Le gusta llevar que sea cómoda pues si no lo és ya puede olvidarse la gente de verla vestida de tal manera. Prefiere la ropa ancha que algo ceñido y aunque muchos opinen que los tacones favorecen a la mujer ella opina que son una trampa mortal hecha solamente con la idea de ver a una mujer en el suelo. Inventos de un médico, seguro pues ellos son los que más se benefician de esguinces y cosas por el estilo. Por este motivo casi nunca la verás subida sobre esas trampas mortales.
-Descripcion Psicologica:
Es difícil describir como es esta chica, pero podemos intentarlo. La dulce y adorable Aleena es una mezcla perfecta y en muchas ocasiones letal, de sarcasmo y exigencia. Defiende sus ideas hasta el último momento y con todas sus armas. Ya puedes intentar convencerla de cualquier cosa, que si ella no tiene el mismo punto de vista no va a cambiar, ni a dar su brazo a torcer, como mucho podrá ponerse en tu lugar, pero nunca nada más.
Es íntima amiga de perfeccionismo y no tiene pelos en la lengua a la hora de dar su opinión, sobre todo cuando se la piden. Si cree que tien que alabar algo lo hace con el número de palabras precisas, para evitar que nadie caiga en el grave error de acomodarse en un éxito, pues opina que los éxitos son efímeros, fugaces.
Y cuando tiene que ser dura, cuando tiene que comentar los fallos de algo, los saca a la luz sin remordimiento alguno, exponiéndolos para que aquél al que le está realizando la crítica se de cuenta de los aspectos que tiene que mejorar. ¿Qué ocurre si esa persona se toma como una ofensa personal las palabras de la muchacha? Absolutamente nada, porque en cuanto esto ocurre, ella se limita a sonreír y se marcha, recordando perfectamente y para siempre que esa persona no merece que ella le ayude.
Es extremadamente extrovertida. Se relaciona muy fácilmente con todo el mundo, aunque sabe a la perfección que los amigos, los que son de verdad, sólo se pueden contar con los dedos de una mano, pero aún así, ella siempre tendrá una sonrisa en los labios, para todo aquel que desee pasar el rato en su compañía.
¿Habeis oído la frase que dice las apariencias engañan? ¿Sí? Pues esa es una de las frases que mejor definen a Alee, pues todo lo que hemos descrito hasta ahora no es más que una elaborada fachada que ella ha construido con el paso de los años y que le ha servido para protegerse. En realidad es una chica atormentada, que siente que vive en un mundo que no es el suyo, que no es comprendida por nadie y que lucha día y noche por una normalidad que le ha sido negada. Es dulce, al menos con las personas a las que tiene un verdadero aprecio, pero le cuesta mucho confiar en alguien. Teme encariñarse con alguien por si acaba traicionándola. ¿Paranoica? ¿Exagerada, quizás? Puede ser, pero tan solo es una persona que teme que le hagan daño.
Y ni hablemos del amor. Para ella es algo impensable, y encierta manera tiene sentido. Teme que alguien le haga daño y teme llegar a enamorarse de alguien hasta el punto de necesitarlo, de depender en cierta manera de él y eso es algo que simplemente no se puede permitir, por lo que intenta evitarlo.
¿Su chico ideal? No quiere pensar en eso, aunque seguramente sería uno que tuviera mucha paciencia, pues con ella la necesitaría.
-Historia:
La historia de Aleena se remonta varios años atrás, antes incluso de su nacimiento. Para contar su historia primero hay que hablar de su familia, concretamente de sus padres, pues su historia es la que marcó la de ella, el principio de la suya.
La historia de la pequeña, ya no tan pequeña, Al hay que comenzar a contarla desde el principio. Desde mucho antes de que ella naciera, pues incluso cuando todavía no existía los acontecimientos ocurridos marcarían su vida.
-Pero yo no me quiero casar con él. No lo conozco.
-Roxane, por favor. ¿Cómo no lo vas a conocer? Os criasteis juntos.
-No, hace años que no se nada de él, es un completo desconocido.
-No digas tonterías, tú te vas a casar y punto.
-¿Pero por qué?
-Porque lo digo yo, y no hay más que hablar.
La joven Roxane, hija de una familia sin apenas dinero, pero que era conocida por ser honrada y trabajadora acababa de comprometer a su única descendiente con un muchacho de una buena familia, una antigua familia que vivía en su barrio, pero que al prosperar económicamente se marcharon a la capital, dejando atrás su vieja vida. Y él, Pierre, el hijo mayor de esa familia, el que había sido algo así como su mejor amigo de infancia, había vuelto, proponiéndole al padre de la chica un negocio que él no pudo rechazar. Una boda, una que se iba a celebrar en unos pocos meses, la de ellos. La que uniría ambas familias, pero Roxane no quería eso, en absoluto. Ella soñaba con tener libertad, con no vivir atada a un hombre que no quería, con casarse por amor, con ser artista, con triunfar en el teatro...con demasiadas cosas.
-¡Un papel! ¡Mamá tengo un papel!
-Eso no es motivo de alegría.
-Pero...lo he conseguido. Saldré en la obra.
-Eso no es motivo de alegría, te lo repito. No tienes que estar orgullosa. Avergonzarás a la familia.
-Pero...tengo un papel.
-Uno pequeño.
-Pero tengo uno.
-Eres incorregible, verás como se entere tu padre.
-No se tiene que enterar.
-Por tu bien, espero que no.
Y ese fue el principio del mayor cambio en la vida de Roxane. Había conseguido un pequeño papel en una obra de más o menos cierta importancia, aunque eso no le importaba. Le daba igual la importancia de la obra, para ella era la mejor, puesto que había conseguido salir en ella. No hacía más que de sirvienta, y apenas decía dos frases, pero no importaba. Nada de eso importaba. Ella estaba feliz y nadie ni nada le fastidiaría ese momento.
-¿Qué te ocurre, pequeña?
-Nada, estoy nerviosa.
-Lo harás bien.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque lo has hecho bien en los ensayos.
-Pero no es lo mismo, ahí no había tanta gente.
-Tranquila, lo harás bien. Estoy seguro de ello.
Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Roxane, encendiendo de la misma manera sus mejillas. Y es que la muchacha estaba comenzando a sentir algo por Gaspard, el ayudante del director. Era un joven unos años mayor que ella, amable, atento...y que le animaba siempre que lo necesitaba. No le reprochaba su sueño, ni se dedicaba a pisotearlo porque el suyo tenía mucho que ver. Y pasó lo que tenía que pasar.En una fría noche de invierno se rindieron a una noche de pasión, dejando a Roxane embarazada. Poco o nada supo la joven de su amante, pues el hombre, partió sin averiguar nunca que ella estaba embarazada. Ella quiso ir con él, continuar en la obra, pero su padre al enterarse de lo que había hecho a escondidas, al enterarse de que había salido en una de esas horripilantes obras se lo prohibió por completo y la mandó a la Capital, junto a su madre, para que pudieran preparar los detalles de una boda que ella no deseaba.
-¿Ésta es la pequeña Roxane?
-Sí señora.
-Has crecido mucho desde la última vez que te vi. No eras más que una niña.
-Gracias.
-¿Y has pensado ya en la fecha del enlace?
-Tenía pensado hacerlo en pimavera.
-Pero para eso no queda mucho tiempo, unos dos meses.
-Siempre he soñado casarme en primavera.
-Es una bonita estación.
Ella no quería casarse, ni en primavera ni nunca, pero tenía que hacerlo. Y cuanto antes mejor. Se había quedado embarazada y nadie podía enterarse de eso. Nadie lo podía saber o la humillarían y despreciarían. Y ella ya estaba bastante asustada. Por las noches no dormía, se las pasaba llorando y llorando,pero a eso nadie le importaba, nadie se enteró.
-¿Por qué no está la cena?
-Estoy en ello, querido.
-Esa no es la respuesta que quiero. Vengo a casa después de un duro día de trabajo y lo único que quiero es que mi mujer tenga la cena hecha
Los años pasaron, su madre guardó el secreto de la verdadera paternidad, pero eso no hizo más sencilla la convivencia. Su marido resultó ser un borracho, un joven que se vio forzado a sentar la cabeza con una mujer respetable ¿y quién mejor que esa pequeña niña que conoció antes de cambiar por completo? Durante un corto periodo de tiempo, un mes o puede que dos, resultó ser un marido casi perfecto, atento, servicial...aunque todo cambió. Y no es que hubiera un motivo, o tal vez sí, pero nadie lo diría en voz alta. Es un hombre ambicioso, demasiado. Tanto que arriesgó todo lo que tenía, quedándose así en la ruina. ¿Y de quien era la culpa? De su mujer, por supuesto.
-¡No, no papá!
-¡Calláte niña!
-Le haces daño
-No es asunto tuyo
-¡No, por favor!
De la desesperación el hombre pasó al refugio que le otorgaba la bebida. Y de la bebida al matrato. Alee tuvo que ver desde pequeña el odio que su padre sentía por su madre, y sus ganas de pagar todo lo que le ocurría con ella. No la quería, nunca la había querido, eso no era un secreto para nadie, mucho menos para ellos. El marido había logrado dominar por completo la personalidad de su mujer, convirtiéndola en una marioneta, una especie de criada a la que golpear cuando algo te sale mal, cuando tienes un mal día. La niña creció rodeada de una violencia machista que la aprisionó desde pequeña, convirtiéndola en un ser débil y constantemente atemorizado.
-Juro que les devolveré hasta el último céntimo.-Palabras, palabras y más palabras. No es eso lo que queremos.
-Es que ahora no lo tengo.
-Eso no nos importa. Venimos a que nos pague.
-No tengo dinero, pero...podemos hacer un trato.
-¿Le han dicho alguna vez que tiene una hija muy bonita?
Su padre se metió en negocios turbios, perdiendo así lo poco que les quedaban. Debía dinero, mucho dinero a muchas personas. Personas nada amistosas. No tenía cómo pagar y utilizó la única moneda de cambio que tenía a mano. A su propia hija. Llantos, lágrimas, gritos, dolor...eso es lo único que recuerda ella de esa noche, de una noche que no quiere volver a recordar en la vida, pero que la persigue todavía, incluso en sueños. A su padre poco o nada le importó, puesto que nunca había sentido nada parecido al cariño por ella. Atracción, si. Demasiada, y eso le ponía enfermo. Por ese motivo no pudo evitar mirar a escondidas, tras la puerta, como desgraciaban la vida de Alee, sin poder apartar la vista de su cuerpo desnudo. Un cuerpo que quiso tocar, y como todo lo que quería lo conseguía no paró hasta tener su oportunidad.
-¿Qué has hecho?
-Yo...no lo sé. Él estaba encima de mí, no me dejaba moverme, yo...
-Vete, marcháte. No vuelvas a esta casa, pequeña. Yo me ocuparé de él, no te preocupes. Márchate a la capital, vive. No te preocupes.
-Mamá, tengo miedo.
-No lo tengas, estaremos bien, no pasará nada. Ahora vete.
No sabe muy bien como sucedió. Estaba durmiendo, tras meses sin poder hacerlo, cuando notó algo encima de ella. Entreabrió los ojos y vio la figura de su padre, jadeando encima de ella. Intentó zafarse, pero el hombre no la dejó. Estiró su mano hasta la mesita y rompió la jarra de agua sobre la cabeza del hombre. Había muerto. Su madre, al ver la sangre, hizo que su hija se marchara, por miedo a que le arruinara más la vida, como ya había hecho con ella. Y así es como Aleena llegó a la capital francesa. Huyendo de su pasado.
Última edición por Aleena Noure el Lun Ene 24, 2011 10:06 am, editado 1 vez
Aleena Noure- Humano Clase Baja
- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 24/01/2011
Re: Ficha de Al
Cuando termines de hacer tu ficha, postea aquí mismo para que pasen a activartela
Invitado- Invitado
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