Getting colours for a grey world... [Damian Montague]

por Invitado Dom Ene 30, 2011 5:19 pm

Le habían dicho que ese era el mejor lugar, había oído que encontraría todo lo necesario pero ¿cómo hacerlo si entre tanta gente apenas podía recordar donde estaba ella misma?, se sintió perdida, ofuscada y confundida; recogió su cabello en una coleta para evitar que se le pegara a la cara y le quitara visibilidad.

-¿Y ahora?... Bien, si fuera pintura, ¿donde estaría?
Hablaba con ella sola, algunos curiosos la miraron con nerviosismo y sorpresa, aquel rostro tan sencillo y dulce pero con mirada centrada, evitó que ese sentimiento de sentirse observada la inundara, dejó que su mente se dibujara a si misma en un espacio vacío, en un escenario blanco y mudo para que flotara libremente en el.

Se llevó el dedo índice a los labios, dejando que sus dientes ejercieran una ligera presión sobre su tersa piel, ¿qué debía hacer? tenía varias opciones y ninguna le convencía, podía quedarse ahí como una estatua y esperar a que el mercado se vaciara, podía caminar y arriesgarse a llegar a cualqueir otro lado; pero en este inmenso mar con olas tan grandes que amenazaban con hundir y ahogar a cualquier desprevenido que intentáse adentrarse en él, realmente le aterraba. Acomodó sus ideas y respiró profundo, una nueva idea se iluminó en su mente podía podía...¿preguntar? vaya un guía turístico no sonaba nada mal.

Comenzó a caminar, perdiendose en esa inmensidad de personas, puestos, alboroto y balbuceos; en realidad no sabía hacia donde se dirigía, solo se dejaba llevar por el sonido embriagante y aturdidor de aquel mercado... se rindió, no tenía idea de hacia donde ir y lo que ahora quería era irse lejos de allí.

-Disculpe... Yo, he ido distraída.
No se había dado cuenta que el ritmo de sus pasos había cambiado, ahora iban más aprisa en un interminable afán por alcanzar un espacio libre de gente que no se dió cuenta de que había alguien delante de ella bloqueandole el paso y que por poco hacía que terminara en el piso, vaya manera de comenzar una conversación.

por **Damian Montague** Mar Feb 01, 2011 4:40 pm

El bullicio del lugar estaba poniéndole loco. Buscaba entre la intensidad de esos estridentes sonidos un lugar en el cual el eco de esos tormentosos canticos no se le regresara tan rápidamente. Sí, estaba intentando encontrar un rincón solitario entre tanta colisión. Sus pasos eran torpes, se movía entre la multitud con cierta precaución, primero escuchaba atentamente lo que le rodeaba, aspirando los perfumes, descartando la profundidad de las cosas en sus cálculos mentales; después daba su paso a la nada. Un campo minado estaría más apropiado para un ciego que ese despiadado monto de gente a su alrededor. “¿Dónde te has metido?” Se preguntaba una y otra vez, su voz apenas si era un balbuceo entre las demás que se percibían a la perfección. Entre gritos y pisotones alguien choco contra él. Un pequeño jadeo se escapo de sus labios, uno que murió al instante en la disculpa de una voz femenina. La dulzura que encontró en esa nota musical fue maravillosamente espléndida. Se quedo en silencio sin poder pronunciar una sola palabra, se perdió en su imaginación tratando de darle rostro a la dueña de tal armonía. Un golpe seco le hizo regresar a la realidad, una en la cual las maldiciones de un ente desconsiderado se escucharon.

Caballero, he de pedirle que tenga un poco de consideración. He sido yo el culpable de todo este caos. Disculpadme, pero es que no… El ciego pretende defender a la inocente criatura. Al parecer su choque hizo que el cuerpo de Damian diera un paso en falso, arrasando con un puesto improvisado con hogazas de pan en la mesa, las cuales se habían caído inesperadamente al suelo, volviéndolas inservibles, incomibles para la gente que estaba dispuesta a pagar por ellas, ahora solo era comida tirada que los pobres buscarían tras el descongestionamiento del mercado.

¿Es que no que? ¿Acaso estas…? Esa voz gutural ajena a él, le reclama sin piedad.

¿Ciego? Si, no puedo ver. Ruego nuevamente me disculpe Continuaba con sus suplicas. A estas alturas el que la gente le señalara, preguntara con cierta arrogancia sobre su condición ya le parecía de lo más normal posible. Se giro lentamente sobre sus talones para encarar a la chica que había encontrado esa barrera con su cuerpo Descuide madeimoselle, no ha ocurrido nada grave.

¿Qué no? ¿Quién pagará por el desastre cometido?

Yo lo haré Responde rápidamente el ciego, metiendo su mano en el bolsillo para sacar un poco de dinero. La organización en los billetes y el tamaño de estos le hace más fácil el discernimiento en su denominación. Eligio entre ellos el mediano, ese cubrirá los daños del puesto y que también le pagará una sonrisa al pobre hombre refunfuñado. Es hora de irnos madame… Comento antes de que otra queja se viera vista en la garganta del extraño, reclamando cosas triviales. No era la primera vez que ocurría un incidente de ese tipo en aquel lugar y Damian había desarrollado la capacidad para escapar de ellos sin meterse más en problemas.

por Invitado Jue Feb 03, 2011 9:26 pm

Se quedó callada, intentando avanzar hacia el puesto que ahora no era más que un tenderete desordenado, pero aquel muchacho no se movió si no que se limitó a ofrecer disculpas en su nombre... no, no en el suyo, más bien ha evitarle problemas. El dueño del puesto reaccionó de la manera esperada sin embargo todo dió un giro inesperado para Charleen...

¿Es que no ve? ¿Acaso estas…?

¿Ciego? Si, no puedo ver. Ruego nuevamente me disculpe

Las palabras se agolpaban en su garganta dando tirones para poder escapar ¿Cómo era posible, que ante una escena tan poco digna, se quedara callada? un leve gemido de inconformidad logró escurrirse por su boca, él giró y la encaró, nada, sin reflejo, no sería capaz de dejar esto así apesar de que el joven intentara apagar su alma.

-¿No tiene más palabras mas que las usadas para reclamar? acepte las disculpas que en todo caso, debería de ser yo la que las dijera
Miró a aquel robusto hombre, fijando sus grisáceos ojos en él sin nada mas que desaprobación y frustración en su rostro, se apresuró a buscar en el pequeño bolso que llevaba para pagar los daños pero sus intentos se vieron sofocados de nuevo por la calmada voz del chico.

No dejaría que aquel chico pagara por los destrozos que ella había ocasionado, sin embargo, hacer la escena mas grande no era lo mejor, asintió con la cabeza ¿qué hacía? un leve murmullo -Gracias-

¿Irse? ¿hacia donde?, no esperó respuesta simplemente se tomó la libertad de tomar la mano de aquel chico y caminar lejos, buscando un ápice de libertad y alguna ráfaga libre del enrarecido aire que se respiraba en ese tumulto; zurcó el mar de gente con mayor agilidad que la que momentos antes había tenido hasta que porfin pudo salir de aquel gran muro que los aprisionaba.

-No debió absorber la culpa...
Dijo con vergüenza en su voz al momento en que soltaba la mano de aquel extraño colocandose frente a él, recorrió con la mirada su rostro dibujando en su mente sus facciones, sonrojandose levemente por ello y sonrojandose aún más al darse cuenta del calor que su rostro emana agitando la cabeza y mirando hacia el suelo.

-Permitame que le pague el gasto que ha hecho por mi culpa
Volvió a buscar en su bolso revolviendo el interior para encontrar una pequeña bolsa blanca de encaje que contenía el dinero que portaba.

por **Damian Montague** Lun Feb 07, 2011 9:32 pm

La calma se percibía como un abrazador roce de un rayo de sol. Tras varias zancadas, una pequeña caminata que el esquivo de algunos transeúntes, ambos se encontraron en un pedazo de libertad, el silencio le supo a gloria, el aire que se colaba por allí le acaricio la espalda, las mejillas, los labios, el cuerpo. Se sintió tan reconfortante que una sonrisa acuno su rostro mientras abría sus pulmones para llenarse de ese oxigeno. Los olores aún eran una turbia mezcla de perfumes, las brisas se le metían en la nariz atacándole como filosas espadas, pero era normal, estaba acostumbrado a ese tipo de cosas. Escucho sus dulces palabras, abrirse paso entre el silencio, su melodiosa voz, le llamo bastante la atención, elevo su barbilla y agudizo su sentido para apreciar con una mejor delicadeza – Descuide madeimoselle este tipo de cosas suelen ocurrir a menudo – Dedico una pronta respuesta, se dio cuenta de un par de cosas que ante la vista humana podrían pasar desapercibidas, pero no para él. Su mirada grisácea se enfoco en la nada frunciendo ese ceño tan pálido y sedoso que parecía esculpido en una estatua de mármol.

El respirar de la muchacha le pareció algo inusual, se mordió el labio inferior para después extender sus manos hacía la altura de sus hombros, buscó el cuerpo ajeno entre la penumbra de su incapacidad, una vez que la encontró dio un par de palmaditas sobre el hombro y pregunto – ¿Se encuentra bien? - Pero justo después escuchó nuevamente su voz, abrió los ojos de golpe y ladeo la cabeza como quien se alarma por algo, él era un caballero y no permitiría que la dama gastase su dinero de esa forma – No, no, no se preocupe, ya he cubierto el gasto y no me puedo permitir tal lujo – Las vocecillas incesantes de los presentes se le clavaron en el tímpano, el ruido abismal que dejo un flautista al pasar le provoco un dolor en la cabeza. Las manos se subieron hasta su cabeza, la sostuvieron entre sus manos mientras cerraba sus ojos tratando de alejarse de ese ruido. Se encogió de hombros y se arrodillo. Cada uno de sus intentos eran para despejar la mente y sacar el ruido de su cabeza, para desaparecer de ese lugar e inmortalizarse en las cumbres de la nada, donde no puede haber nada, ni esa bulla que la hacía enloquecer.

Al final solo basto un respiro profundo, el ruido se había desvanecido por completo. El flautista desapareció en las lejanías ya la calma regreso hasta él. Se incorporo de nuevo al ambiente, sus respiraciones eran rápidas y confusas, se puso de pie – Lo siento, los sonidos agudos me molestan bastante… - Se sobo la frente, sonrió débil de medio lado – ¡Debe creer que soy un grosero! – Exclamo levantando la barbilla con cierto espanto – No me he presentado, Damian Montague madeimoselle – Una reverencia desequilibrada – a sus servicios, aunque dudo que le pueda ayudar – Encontró su estabilidad al detener su caída sobre uno de sus tobillos.

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