¿Robin Hood? No, Soy Yo. [Privado Clémence]

por **Gianella Massone** Lun Ene 31, 2011 6:52 pm

La Plaza Tertre, un ícono de Paris y quizás de Francia entera, era el epicentro del suceso que nos convoca. Conocida por su naturaleza frondosa y por sus elegantes terminaciones, fue uno de los lugares ideales para la vida social y contemplativa para personas y criaturas de todos los tipos; también sirvió como lugar de refugio y relajo para aquellos seres tan particulares que acompañaban con su existencia.

Una tarde, que parecía cualquier otra, fue interrumpida por una persecución, cuyo inicio había sido en una tienda de alimentos bastante reconocida por ser fuente de satisfacción para gente de bien. Una persona alta, de ojos azules y cabello negro un tanto revuelto corría con un paquete blanco en una de sus manos, pasando a gran velocidad entremedio de la gente que estaba presente, dando empujones apresurados para hacerse camino, ganándose por aquello algunos comentarios.

Cuando se vio libre de su perseguidor detuvo su escapada, respirando con cansancio. Había sido un trayecto muy largo y no esperaba que le encontrasen allí, aunque...a decir verdad, tenía que estar en ese lugar. Sin dejar de tranquilizar su corazón miró a los lados a la vez que empleaba su olfato, buscando a un par de personitas, las cuales encontró muy escondidas tras unos arbustos. Sin embargo, cuando se dirigía a su ubicación, escuchó unos pasos que venían hacia ella.

por **Clémence Montesquieu** Sáb Feb 05, 2011 5:17 pm

Había recorrido casi todo París. Había podido contemplar maravillas naturales y artificiales, además de tener ese ritmo mucho más rápido que en cualquier otra parte del País, la actividad extrañamente encantadora y atrapadora de la Capital.

Luego de caminar algunas cuadras desde el Hotel llegó a La Plaza Tertre, en el centro de la Ciudad. Disfrutó del hermoso paisaje: artistas, damas con bellísimos vestidos, familias, carros llevados por caballos, etcétera. Sin embargo, Clémence sabía que no podía ser todo tan perfecto, buscó entre la multitud algo malo, algo que hiciera explotar su burbuja y la expusiera a la realidad... y lo encontró. Niños hambrientos, personas con harapos como ropas, desesperación. Definitivamente estaba en el Centro de París, allí se veía de todo.

Siguió caminando por unos minutos más, intentando pensar sólo en lo afortunada que era de estar siempre en la cara buena de la moneda, pero la barrera en su mente se desmoronó al ver frente a ella a un pequeño pidiendo alimento o dinero. Clémence pensó que quizá sería una mala idea darle dinero a un niño, así que no pudo hacer más que estrecharle la manzana que había recién comprado, verlo tomarla con ansias y luego correr.

Su paseo se puso más feo al rato. Volvió al local de alimentos en donde había comprado la Manzana para comprar otra, pero cuando estuvo ahí no alcanzó siquiera a mirarlas, ya que salió persiguiendo a una ladrona. La dueña del local era una de las pocas personas que conocía en la ciudad y podía considerarla un apoyo, no dejaría que le robasen.
Corrió como nunca en su vida, sólo se detuvo cuando sus zapatos de tacón le estorbaron mucho. En algunos momento perdía de vista a la chica, pero nunca su rastro... un camino de insultos y gritos por el pasar violento y sin cuidado de la joven. Cuando se dio cuenta de que la muchacha disminuía su velocidad, pensó que quizá había llegado a su destino, así que decidió que lo mejor sería esconderse y luego encontrarla con la guardia baja.

La ladrona jadeaba, estaba exhausta al igual que ella. La chica levantó la mirada y miró hacia todas las direcciones por las que podía venir su perseguidor, pero al no encontrar nada empezó a caminar... ahí fue cuando Clémence salió de su escondite para encararla.-Debería devolver eso, cherie.- Dijo despacio para no asustarla demasiado.-Esa dama se gana la vida vendiendo esos alimentos, sobrevive con su trabajo.

por **Gianella Massone** Sáb Feb 05, 2011 8:19 pm

Miró a los ojos a quien se atrevió a hablarle. Era una mujer de al parecer clase alta, esto deducido por sus ropas, su cuidado rostro y su forma de hablar. La reconoció de inmediato también por el olor que poseía, era el olor que había llegado más lejos en su persecución. "Maldita sea..." pensó la ladrona.

Sin embargo, no se preocupó mayormente. Ella tenía muchísimas ventajas físicas y sus acciones estaban sostenidas por una labor noble, que no pocas veces se veía oculta tras los prejuicios de quienes vivían en ostentosas mansiones y tenían "la buena vida". Presionó el paquete y lo llevó hacia atrás, mientras miraba de reojo rápidamente a los lados, buscando a sus "clientes". Tenía que hacer que aparecieran para poder culminar su tarea, pero al parecer estaban asustados.

- Y usted no debería involucrarse en los asuntos que no le competen. -respondió cortante, mirándola con el resentimiento clásico de estar mirando a una de esas típicas damiselas acomodadas.- Largo de aquí, o no respondo por mis actos... -dijo con tono amenazante, distanciándose un par de metros hacia atrás esperando algún movimiento externo...sobretodo de "ellos".

por **Clémence Montesquieu** Mar Feb 08, 2011 7:36 pm

La chica la miró a los ojos de forma penetrante, casi salvaje, lo que la intimidó un poco, pero no fue suficiente como para acobardarla totalmente y hacerla salir corriendo y gritando de allí.
Seguramente la joven sería mucho más hábil que ella y tendría ventaja física en caso de una "pelea", sin embargo Clémence no tenía esa intención. Podía entender la desesperación de la muchacha por los alimentos, pero no era correcto que le robase a la esforzada dama de la tienda.

La chica miraba hacia sus lados buscando algo. Algo que quizá la ayudaría a salir de su problema. Algo que quizá le haría daño a Clémence. Mil cosas pasaron por su cabeza: Dagas, sogas, fierros, varas, etc. Todo eso podría dejarla realmente mal y además... estaba lejos de cualquier ayuda, estaban completamente solas.

Sentía que sus piernas comenzaban a temblar ligeramente, mas al momento de abrir su boca y hablar, las dudas e inseguridades quedaron atrás. Su voz se alzó con determinación.- Creo que si me compete, usted está atentando contra el trabajo de una persona sin muchas comodidades económicas.- La joven la seguía mirando se esa forma casi animal, pero ahora había agregado resentimiento a sus ojos.- No es necesario amenazarme, mademoiselle. No tengo intención de agredirla, sólo quiero que me entregue las cosas que robó.- Dijo con el coraje que no sabía que tenía.- A menos que tenga una buena razón por lo cual no hacerlo...- Agregó con curiosidad al ver que la muchacha seguía buscando ese algo, esperando a que apareciera solo de la nada.

por **Gianella Massone** Mar Feb 08, 2011 8:32 pm

Gianella juntó sus dientes, dejando al descubierto sus colmillos, y un gruñido se hizo escuchar desde su garganta. Un gruñido que buscaba acrecentar aún más la sensación de miedo que podía percibir en la mujer, específicamente por el movimiento involuntario de sus piernas. ¿Qué se creía? ¿Acaso pensaba que iba a obedecerle y entregar el paquete? - Jamás lo haré... - respondió en un susurro seco tanto a sí misma como a la mujer, Su voluntad jamás sería rota, y mucho menos por una tipa con zapatos de tacón.- No tengo nada que explicarle, usted y yo somos diferentes, yo hago mi vida sin que nadie me diga qué tengo que hacer...y eso seguirá así... - Explicó demostrando seguridad y convicción en sus palabras - Se lo diré por última vez, lárguese...o no respondo... - Culminó amenazando de nuevo, tornando sus ojos amarillos por la rabia que sentía, agregando filo a sus uñas convirtiéndolas en auténticas garras.

Mientras tomaba una postura corporal cada vez más agresiva utilizaba su olfato para identificar a quienes tanto buscaba, pero seguían ocultos.

- ¿Por qué no salen...acaso tienen miedo?... -pensó, ideando alguna maniobra para salir de aquel pequeño altercado sin tener que hacer daño.

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