AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Little Red Riding Hood... (Privado) +18
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Little Red Riding Hood... (Privado) +18
-So, Antares, so -murmuró al tiempo que tiraba suavemente de las riendas de su caballo castaño-. Creo que por aquí ya puedo empezar a buscar. Es posible que tengamos que adentrarnos un poco más, pero no mucho, no quiero volver tras la puesta de sol, puede ser peligroso.
Sí, estaba hablando con su caballo. Desmontó y se ajustó el mantoncillo de punto rojo sangre sobre el abrigo gris ceniza, bajo el que asomaba el bajo del vestido, de un granate oscuro. Se quitó el guante derecho, de piel vuelta, también gris, y se apartó un mechón rebelde del rostro. Siempre llevaba el pelo suelto cuando salía a cabalgar, en parte porque sabía que cualquier moño acabaría deshecho en parte porque aumentaba su idealizada sensación de libertad. Aunque luego era un suplicio cepillarlo y más con aquellos rizos.
Sus ojos, grandes y marrones, de largas pestañas, se estrecharon cuando sonrió ampliamente a su montura, como si fuera un buen amigo. Le palmeó el cuello con la mano desnuda y apoyó la frente contra el morro del animal.
-Vamos, vamos, no me mires así. Estás tú para protegerme, ¿no?
Soltó una risa despreocupada y, con las riendas en la mano enguantada y seguida del animal, comenzó a caminar, mirando hacia el suelo, guardando el otro guante en el bolsillo del abrigo, dejando la mitad asomando entre las telas.
Iba buscando hierbas, porque las reservas de su sótano escaseaban de algunas de ellas. Tampoco podía acumular demasiado, porque no sería sencillo de esconder si se daba el caso. Nunca había tenido problemas por sus dones y esperaba seguir así, pero no estaba de más ser precavida.
Sí, estaba hablando con su caballo. Desmontó y se ajustó el mantoncillo de punto rojo sangre sobre el abrigo gris ceniza, bajo el que asomaba el bajo del vestido, de un granate oscuro. Se quitó el guante derecho, de piel vuelta, también gris, y se apartó un mechón rebelde del rostro. Siempre llevaba el pelo suelto cuando salía a cabalgar, en parte porque sabía que cualquier moño acabaría deshecho en parte porque aumentaba su idealizada sensación de libertad. Aunque luego era un suplicio cepillarlo y más con aquellos rizos.
Sus ojos, grandes y marrones, de largas pestañas, se estrecharon cuando sonrió ampliamente a su montura, como si fuera un buen amigo. Le palmeó el cuello con la mano desnuda y apoyó la frente contra el morro del animal.
-Vamos, vamos, no me mires así. Estás tú para protegerme, ¿no?
Soltó una risa despreocupada y, con las riendas en la mano enguantada y seguida del animal, comenzó a caminar, mirando hacia el suelo, guardando el otro guante en el bolsillo del abrigo, dejando la mitad asomando entre las telas.
Iba buscando hierbas, porque las reservas de su sótano escaseaban de algunas de ellas. Tampoco podía acumular demasiado, porque no sería sencillo de esconder si se daba el caso. Nunca había tenido problemas por sus dones y esperaba seguir así, pero no estaba de más ser precavida.
Última edición por Aletheia Brutus el Mar Ene 31, 2017 2:09 pm, editado 1 vez
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
Varios metros más al norte de donde la hechicera se encontraba, el hombre que en otrora fue pirata ahogaba su nostalgia en el riachuelo que cruzaba el bosque. El agua corriendo entre sus dedos y la brisa rozando su rostro le permitían soñar despierto al cerrar los ojos, imaginando que aún estaba a bordo de su viejo navío y que en cualquier momento, siempre a gritos y sin clase, alguno de sus hombres señalaría tierra y la emoción embargaría a todos... Desgraciadamente, era difícil rememorar aquella sensación de júbilo, pues la misma tierra que en tiempos pasados era sinónimo de diversión temporal, en la actualidad era una condena eterna de la que no podía escapar.
Dio la vuelta saliendo del agua, notando la punzada nostálgica en sus sienes conforme sus pies pisaban la húmeda orilla. Se disponía a salir a cazar algo con lo que distraer la mente cuando un ruido, más cercano a una intuición que un sonido en sí, detuvo su movimiento y le hizo prestar atención.
Alguien estaba pisando su territorio. Y, por la esencia que flotaba en el aire, supo que se trataba de otro brujo a punto de encontrar la muerte. No tenía que salir a cazar, la comida había vuelto a él una vez más. Corrió descalzo por entre los árboles con salvaje sigilo, la melena húmeda ondeando al viento y sus colgantes saltándole en el pecho. Ataviado solamente con unos pantalones varias veces remendados, escaló sin esfuerzo alguno por los árboles hasta caer súbitamente frente a la hechicera.
Una macabra sonrisa rasgó su rostro al mirarla a los ojos. - Mal sitio para perderse, zagala... pues lo único que encontrarás aquí es una pronta muerte - se puso en pie cuan alto era y avanzó lento, pero decidido, hacia ella.
Dio la vuelta saliendo del agua, notando la punzada nostálgica en sus sienes conforme sus pies pisaban la húmeda orilla. Se disponía a salir a cazar algo con lo que distraer la mente cuando un ruido, más cercano a una intuición que un sonido en sí, detuvo su movimiento y le hizo prestar atención.
Alguien estaba pisando su territorio. Y, por la esencia que flotaba en el aire, supo que se trataba de otro brujo a punto de encontrar la muerte. No tenía que salir a cazar, la comida había vuelto a él una vez más. Corrió descalzo por entre los árboles con salvaje sigilo, la melena húmeda ondeando al viento y sus colgantes saltándole en el pecho. Ataviado solamente con unos pantalones varias veces remendados, escaló sin esfuerzo alguno por los árboles hasta caer súbitamente frente a la hechicera.
Una macabra sonrisa rasgó su rostro al mirarla a los ojos. - Mal sitio para perderse, zagala... pues lo único que encontrarás aquí es una pronta muerte - se puso en pie cuan alto era y avanzó lento, pero decidido, hacia ella.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 01/04/2016
Localización : Bosques
Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
Abrió los ojos con sorpresa, casi con pánico, apenas tuvo delante de sí a ese hombre. Pero la sorpresa dio paso al miedo apenas escuchó su voz. Se quedó parada, tensa como la cuerda de un arco, con los ojos fijos en los del licántropo y la boca levemente abierta, como si fuera a decir palabras que morían entre sus labios, cortados por el frío. En la mano desnuda, a su costado, un puñado de muérdago que ni siquiera podía dejar caer.
Podía ver su aura. Podía ver el color que se difuminaba a su alrededor. Sabía que era un lobo, que era hostil y que, seguramente, fuese a atacarla en cualquier momento. Pero no podía gritar, ni correr, sólo mirarle con el pánico creciendo en sus ojos, enmascarando un dolor muy profundo, una herida que, a pesar de llevar diez años cerrada, todavía arrastraba consecuencias. Y la peor era aquella, la imposibilidad de reaccionar ante un hombre lobo.
Leon, su prometido, había muerto a manos de uno. Y parecía que ella iba a morir a manos de otro. Antares se encabritó y le arrancó las riendas de la mano, huyendo despavorido.
-Muy bien, Antares -murmuró-. Que se note que eres hijo de un caballo de batalla.
¿Por qué le había salido el comentario absurdo hacia el caballo? No lo sabía, tal vez porque al moverse, la había obligado a separar los ojos del lobo. Porque, al volver a mirarlo, se le secó la boca y apenas pudo pronunciar las palabras para levantar la barrera. Casi dudaba que pudiera hacerla aparecer antes de que la atacase.
Podía ver su aura. Podía ver el color que se difuminaba a su alrededor. Sabía que era un lobo, que era hostil y que, seguramente, fuese a atacarla en cualquier momento. Pero no podía gritar, ni correr, sólo mirarle con el pánico creciendo en sus ojos, enmascarando un dolor muy profundo, una herida que, a pesar de llevar diez años cerrada, todavía arrastraba consecuencias. Y la peor era aquella, la imposibilidad de reaccionar ante un hombre lobo.
Leon, su prometido, había muerto a manos de uno. Y parecía que ella iba a morir a manos de otro. Antares se encabritó y le arrancó las riendas de la mano, huyendo despavorido.
-Muy bien, Antares -murmuró-. Que se note que eres hijo de un caballo de batalla.
¿Por qué le había salido el comentario absurdo hacia el caballo? No lo sabía, tal vez porque al moverse, la había obligado a separar los ojos del lobo. Porque, al volver a mirarlo, se le secó la boca y apenas pudo pronunciar las palabras para levantar la barrera. Casi dudaba que pudiera hacerla aparecer antes de que la atacase.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
Ver partir al caballo temiendo por su mísera vida de esclavitud le provocó satisfacción. Era todo un regalo el poder comunicarse con otras especies, un simple susurro deslizado adecuadamente le influyó el miedo necesario para quedarse a solas con la bruja. No es que la presencia del corcel fuera a cambiar la situación, pero era mejor así; de todos modos para cuando acabara con la bruja estaría igual de solo, a Leif no le interesaba tener una montura. Fijó nuevamente la mirada en ella y avanzó otro par de pasos, ladeando la cabeza y disfrutando como un niño de la situación. El pavor que provocaba en ella alimentaba su ego que, tras años condenado a permanecer en tierra, había ido menguando hasta casi perder la dignidad.
-Parece ser que te has quedado sola... - susurró ronco, rompiendo la distancia que quedaba entre ellos. La rodeó con un caminar lento, mesurado, satisfaciendo la curiosidad de su mirada que recorrió su cuerpo antes de detenerse justo en su espalda. - ¿Qué se te ha perdido aquí, a parte de la vida? ¿No sabes que esta es tierra de lobos? ¿Que no eres bienvenida aquí? - Su voz se tornó más grave y su tono, duro. Era evidente la aversión que sentía hacia brujas y hechiceros, aunque eso ella no podía saberlo. De haber sido una humana más jamás habría interrumpido su paseo por el bosque.
Acercó la nariz a su cuello, apenas rozando su piel, y aspiró el olor que desprendía su cuerpo. - Qué suerte he tenido, justo cuando más hambre tengo... - soltó una risita entre dientes y rozó su espalda esperando ver su reacción. Con el brazo extendido, alcanzó el cordón que mantenía el mantón en su sitio y tiró de él, deslizando la tela roja que cubría a la hechicera para luego seguir su lento caminar volviendo al frente. Amasó la tela entre sus dedos, familiarizándose con el tacto. - No debes ser de por aquí...
-Parece ser que te has quedado sola... - susurró ronco, rompiendo la distancia que quedaba entre ellos. La rodeó con un caminar lento, mesurado, satisfaciendo la curiosidad de su mirada que recorrió su cuerpo antes de detenerse justo en su espalda. - ¿Qué se te ha perdido aquí, a parte de la vida? ¿No sabes que esta es tierra de lobos? ¿Que no eres bienvenida aquí? - Su voz se tornó más grave y su tono, duro. Era evidente la aversión que sentía hacia brujas y hechiceros, aunque eso ella no podía saberlo. De haber sido una humana más jamás habría interrumpido su paseo por el bosque.
Acercó la nariz a su cuello, apenas rozando su piel, y aspiró el olor que desprendía su cuerpo. - Qué suerte he tenido, justo cuando más hambre tengo... - soltó una risita entre dientes y rozó su espalda esperando ver su reacción. Con el brazo extendido, alcanzó el cordón que mantenía el mantón en su sitio y tiró de él, deslizando la tela roja que cubría a la hechicera para luego seguir su lento caminar volviendo al frente. Amasó la tela entre sus dedos, familiarizándose con el tacto. - No debes ser de por aquí...
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 01/04/2016
Localización : Bosques
Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
Estaba asustada y no podía negarlo. Olía a miedo, su corazón bombeaba con fuerza y estaba tan tensa que si le pinchasen, no sangraría. Sus ojos siguieron el movimiento del licántropo hasta que salió de su campo de visión. Lo sentía tras ella, la cercanía, el calor que desprendía. Tragó con dificultad cuando lo sintió acercarse a olerla, pero era incapaz de moverse aún. Y debería hacerlo. Se lo repetía una y otra vez mentalmente. "Muévete, Aletheia. Muévete. Usa un maldito conjuro y aleja esa bestia de ti."
-Devuélvemelo -dijo, al ver que le quitaba el mantoncillo. No sabía por qué no la había atacado aún. Supuso que simplemente estaría jugando con ella. Pero cuando le quitó esa prenda, algo le apretó en las entrañas. Era una de las pocas cosas que conservaba de Leon y, si iba a morir allí, iba a ser con él.
Lo cual no dejaba de ser estúpido por su parte, porque estaba en clara desventaja. Sin embargo, a pesar del miedo, una férrea determinación asomó a sus ojos. Quería la prenda de vuelta.
-Por mucho que lo intentes, no va a quedarte tan bien como a mí.
-Devuélvemelo -dijo, al ver que le quitaba el mantoncillo. No sabía por qué no la había atacado aún. Supuso que simplemente estaría jugando con ella. Pero cuando le quitó esa prenda, algo le apretó en las entrañas. Era una de las pocas cosas que conservaba de Leon y, si iba a morir allí, iba a ser con él.
Lo cual no dejaba de ser estúpido por su parte, porque estaba en clara desventaja. Sin embargo, a pesar del miedo, una férrea determinación asomó a sus ojos. Quería la prenda de vuelta.
-Por mucho que lo intentes, no va a quedarte tan bien como a mí.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/01/2017
Edad : 254
Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
Miedo, qué magnífico alimento para el alma. Podría haberla atacado simplemente, desgarrarla sin un mísero pestañeo y llevarla a su cueva donde la reservaría para comérsela a la noche. Pero no lo hizo y no estaba muy seguro de por qué. Aunque en el fondo, tan adentro que ni él mismo era consciente, tal vez aquella joven bruja le recordara a su hija Elora. Su encuentro fue muy parecido, aunque el desarrollo bien distinto. La diferencia derivaba del olor. El de una era muy familiar, el de la otra totalmente desconocido. Y, sin embargo, los pequeños y sutiles tintes de rebeldía y valor que mostraba la morena le trajo la nostalgia de cuando aún pasaba tiempo con Elora.
Miró una vez más el cobertor rojizo. - Qué curiosos sois los "civilizados", capaces de arriesgar la vida por algo tan simple como este pedazo de ropa - alzó la tela como si la analizara. - Dudo incluso que tenga algún valor... - la sonrisa en sus labios llenó de sarcasmo sus palabras, pues era evidente que no era por el precio de la prenda, sino el significado emocional de esta.
Avanzó hacia ella de forma implacable obligándola a retroceder hasta que su espalda diera contra el árbol más cercano. Se detuvo cuando la distancia entre ambos no permitía ni la acrobacia de una mariposa y clavó los ojos en los suyos. - Bienvenida a mi territorio, bruja... - susurró antes de darle un certero golpe en la nuca que la dejaría inconsciente por un rato. Se la subió al hombro cual saco de patatas y regresó al amparo de su cueva, donde ni animales ni curiosos se atrevían a rondar.
La llevó hasta el fondo de la gruta, que para quien nunca hubiera entrado parecería un laberinto, y la acostó cerca de la hoguera que enseguida avivó. Aprovechando que no despertaría todavía, salió a cazar la cena para ambos, aprovechando aquel acto rutinario para pensar en qué haría con ella. No necesito darle muchas vueltas para encontrarle una función, pero mientras nuevamente pensaba en cuánto le recordaba a Elora, otra idea le animó a mantenerla un poco más en vida.
Regresó esperando encontrarla despierta, cargando en el hombro un par de patas de ciervo, restos del que ahora colgaba en un árbol cercano.
Miró una vez más el cobertor rojizo. - Qué curiosos sois los "civilizados", capaces de arriesgar la vida por algo tan simple como este pedazo de ropa - alzó la tela como si la analizara. - Dudo incluso que tenga algún valor... - la sonrisa en sus labios llenó de sarcasmo sus palabras, pues era evidente que no era por el precio de la prenda, sino el significado emocional de esta.
Avanzó hacia ella de forma implacable obligándola a retroceder hasta que su espalda diera contra el árbol más cercano. Se detuvo cuando la distancia entre ambos no permitía ni la acrobacia de una mariposa y clavó los ojos en los suyos. - Bienvenida a mi territorio, bruja... - susurró antes de darle un certero golpe en la nuca que la dejaría inconsciente por un rato. Se la subió al hombro cual saco de patatas y regresó al amparo de su cueva, donde ni animales ni curiosos se atrevían a rondar.
La llevó hasta el fondo de la gruta, que para quien nunca hubiera entrado parecería un laberinto, y la acostó cerca de la hoguera que enseguida avivó. Aprovechando que no despertaría todavía, salió a cazar la cena para ambos, aprovechando aquel acto rutinario para pensar en qué haría con ella. No necesito darle muchas vueltas para encontrarle una función, pero mientras nuevamente pensaba en cuánto le recordaba a Elora, otra idea le animó a mantenerla un poco más en vida.
Regresó esperando encontrarla despierta, cargando en el hombro un par de patas de ciervo, restos del que ahora colgaba en un árbol cercano.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 01/04/2016
Localización : Bosques
Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
Dudaba que un hombre como él entendiera el significado del recuerdo de una persona. Dudaba que tuviera alguien a quien recordar. Porque los lobos eran bestias sin corazón. Quiso responder, mantenerse firme, a pesar del miedo que sentía, pero no tuvo ocasión de intentarlo, ya que el golpe en la nuca la hizo caer completamente inerte en brazos del licántropo.
Cuando despertó, no sabía dónde estaba. Le dolía la cabeza, sobre todo en la zona de las cervicales. Y el estómago, como si algo se le hubiera estado clavando durante demasiado tiempo. Parpadeó para intentar aclarar la vista, pero sólo consiguió que se le agudizara el dolor de cabeza. Se pasó la mano por ella, revolviéndose más el pelo. Finalmente, la gruta dejó de girar.
Unos segundos más tarde, se repasó mentalmente a sí misma, tomando constancia de donde le dolía. El sonido de los pasos del lobo la hizo asustarse de nuevo, se encogió sobre sí misma y esta vez sí que fue capaz de levantar esa barrera invisible a su alrededor. No dudaria eternamente, pero sí le permitiría algo de tiempo para hacer una pregunta.
-¿Por qué me has traído aquí? ¿Por qué no me has matado aún?
Y realmente tenía mucho miedo de la respuesta.
Cuando despertó, no sabía dónde estaba. Le dolía la cabeza, sobre todo en la zona de las cervicales. Y el estómago, como si algo se le hubiera estado clavando durante demasiado tiempo. Parpadeó para intentar aclarar la vista, pero sólo consiguió que se le agudizara el dolor de cabeza. Se pasó la mano por ella, revolviéndose más el pelo. Finalmente, la gruta dejó de girar.
Unos segundos más tarde, se repasó mentalmente a sí misma, tomando constancia de donde le dolía. El sonido de los pasos del lobo la hizo asustarse de nuevo, se encogió sobre sí misma y esta vez sí que fue capaz de levantar esa barrera invisible a su alrededor. No dudaria eternamente, pero sí le permitiría algo de tiempo para hacer una pregunta.
-¿Por qué me has traído aquí? ¿Por qué no me has matado aún?
Y realmente tenía mucho miedo de la respuesta.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
No le respondió. No al menos de inmediato. Se limitó a arrodillarse junto a la hoguera para preparar la carne en silencio, lanzando de vez en cuando alguna mirada de soslayo a la bruja mientras se hacía a sí mismo esa misma pregunta. ¿Por qué la llevó a su guarida? ¿Por qué no la había matado, como la experiencia le había enseñado a hacerlo? Jamás podría olvidar uno de sus mayores errores, el haber dejado a Edora, aquella bruja vengativa, en vida en un acto poco habitual de compasión, pues estaría sufriendo las consecuencias por el resto de sus días.
-¿A caso prefieres morir? - dijo al fin, mirándola de reojo con una taimada sonrisa. Su pregunta era retórica, y así lo demostró cuando siguió hablando sin esperar respuesta, pues no la necesitaba. - Quiero que hagas algo por mí. Sé que puedes, conozco a las de tu clase, así que no me mientas... - murmuró con la mirada afilada y la voz rasgada por la mala vida.
Se puso en pie para acuclillarse a su lado, mirándola de cerca, y le rozó la mejilla con los dedos. - Hay una persona a la que quiero vigilar... Saber si se encuentra cerca o en peligro, su humor incluso. Si lo haces, puede que te libere.
No añadiría más información que no fuera necesaria, no se fiaba de aquella mujer y por nada, ni su propia vida, pondría en peligro a Elora. Pero se habían alejado mucho uno del otro y, con aquella ausencia de tantos días, necesitaba encontrar una solución que le permitiera saber cuándo le necesitaba.
-¿A caso prefieres morir? - dijo al fin, mirándola de reojo con una taimada sonrisa. Su pregunta era retórica, y así lo demostró cuando siguió hablando sin esperar respuesta, pues no la necesitaba. - Quiero que hagas algo por mí. Sé que puedes, conozco a las de tu clase, así que no me mientas... - murmuró con la mirada afilada y la voz rasgada por la mala vida.
Se puso en pie para acuclillarse a su lado, mirándola de cerca, y le rozó la mejilla con los dedos. - Hay una persona a la que quiero vigilar... Saber si se encuentra cerca o en peligro, su humor incluso. Si lo haces, puede que te libere.
No añadiría más información que no fuera necesaria, no se fiaba de aquella mujer y por nada, ni su propia vida, pondría en peligro a Elora. Pero se habían alejado mucho uno del otro y, con aquella ausencia de tantos días, necesitaba encontrar una solución que le permitiera saber cuándo le necesitaba.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
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Localización : Bosques
Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
-Los dos sabemos que no vas a liberarme de ninguna forma. Yo también conozco a los de tu clase y no sois más que asesinos -le espetó, frunciendo el ceño. Sabía que no debía enfadarle, que podría hacerle mucho daño. Pero si algo tenía claro era precisamente eso, que no saldría viva de aquella cueva.
El pulso se le volvió a acelerar al mirar a aquel hombre. Le pareció tan diferente a aquellos que había visto por la ciudad... Muchos se escondían y, por ello, se sentía segura. Pero ahora estaba en su territorio, en su ambiente, y tenía la ventaja. Además, no parecía el tipo de hombre al que le importaba lo que otros pensaran de él.
-Aunque no te lo creas, no todas las de mi clase pueden hacer todo. Y mucho menos podría hacerlo aquí. Para que lo hiciera, tendrías que liberarme. Y para que me liberes, tengo que hacer lo que me pides. Me parece que tenemos un pequeño problema aquí.
El pulso se le volvió a acelerar al mirar a aquel hombre. Le pareció tan diferente a aquellos que había visto por la ciudad... Muchos se escondían y, por ello, se sentía segura. Pero ahora estaba en su territorio, en su ambiente, y tenía la ventaja. Además, no parecía el tipo de hombre al que le importaba lo que otros pensaran de él.
-Aunque no te lo creas, no todas las de mi clase pueden hacer todo. Y mucho menos podría hacerlo aquí. Para que lo hiciera, tendrías que liberarme. Y para que me liberes, tengo que hacer lo que me pides. Me parece que tenemos un pequeño problema aquí.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
Arrancó una carcajada que resonó en cada recoveco de la cueva, alejando a los pocos murciélagos que aún seguían resguardándose ahí dentro. Chica lista, eso le gustaba, claro que la parte de bruja era lo suficientemente despreciable para no despertar compasión alguna por el momento hacia ella. Se dejó caer quedando sentado, con un brazo perezosamente apoyado en su rodilla y la mirada anclada en ella. La juventud de su rostro y el aura que desprendía cada vez se asemejaban menos a Elora; seguía manteniendo el recuerdo fresco en su mente, pero ya no le suponía un inconveniente ni un reflejo de su hija.
-Podría pedirte que no generalizaras, pero has acertado conmigo. Soy un asesino - sonrió ladino. - Pero también fui pirata y sigo manteniendo el honor de mi nombre cuando doy mi palabra. Si me ayudas no te mataré, siempre y cuando no reveles a nadie que me conoces, de ser así... bueno - sonrió como si no fuera importante - entonces sí te mataría.
La dejó pensando en ello mientras regresaba a vigilar el fuego, girando la carne que por un lado ya estaba hecha. El olor que desprendía alivió un poco su estómago hambriento, que estaba agitado desde que creyó que convertiría en cena a aquella joven. - Conozco un lugar donde encontrarás prácticamente todo lo que necesitas. Y una tienda cerca donde abastecerte. Hay libros, incluso - la miró fijamente, dejándola sin excusas. - Yo te acompañaré, por supuesto, y me quedaré contigo hasta que acabes. Una vez me entregues lo que quiero te liberaré.
-Podría pedirte que no generalizaras, pero has acertado conmigo. Soy un asesino - sonrió ladino. - Pero también fui pirata y sigo manteniendo el honor de mi nombre cuando doy mi palabra. Si me ayudas no te mataré, siempre y cuando no reveles a nadie que me conoces, de ser así... bueno - sonrió como si no fuera importante - entonces sí te mataría.
La dejó pensando en ello mientras regresaba a vigilar el fuego, girando la carne que por un lado ya estaba hecha. El olor que desprendía alivió un poco su estómago hambriento, que estaba agitado desde que creyó que convertiría en cena a aquella joven. - Conozco un lugar donde encontrarás prácticamente todo lo que necesitas. Y una tienda cerca donde abastecerte. Hay libros, incluso - la miró fijamente, dejándola sin excusas. - Yo te acompañaré, por supuesto, y me quedaré contigo hasta que acabes. Una vez me entregues lo que quiero te liberaré.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
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Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
-Claro, porque el ir contando que conoces a un loco psicópata que se pasea medio desnudo por el bosque alardeando de la bestia que es es la mejor conversación para un evento social -¿sarcasmo? Noooooo-. Ja, como si la palabra de un pirata valiese algo.
Parecía que tenía muy claro lo que quería. Y los medios para conseguirlo. Eso la intrigó, porque reflejaba que había algo más que lo que se mostraba a simple vista. Un patán como el que a todas luces tenía delante no sabría lo que podría necesitar o dónde encontrarlo. Eso era extraño y despertó su curiosidad. No que fuera a empezar a confiar en él sólo por eso, no. Creía que su palabra no tenía valor, que la mataría si no hacía lo que le pedía... O incluso aunque lo hiciese.
Pero se consideraba una mujer inteligente y quería aprovechar sus opciones. Si se negaba a cooperar, acabaría descuartizada como la pieza que se estaba asando al fuego. Si cedía, tal vez pudiera encontrar algún modo de escapar o de hacer llegar un mensaje a su casa, para que alguien acudiera en su ayuda o el muchacho que le cuidaba a Antares buscara a un cazador. Ay, Antares... ¿Habría conseguido llegar a casa?
-Bien -concedió-. Pero devuélveme mi chal.
Como si fuera una de sus condiciones.
Parecía que tenía muy claro lo que quería. Y los medios para conseguirlo. Eso la intrigó, porque reflejaba que había algo más que lo que se mostraba a simple vista. Un patán como el que a todas luces tenía delante no sabría lo que podría necesitar o dónde encontrarlo. Eso era extraño y despertó su curiosidad. No que fuera a empezar a confiar en él sólo por eso, no. Creía que su palabra no tenía valor, que la mataría si no hacía lo que le pedía... O incluso aunque lo hiciese.
Pero se consideraba una mujer inteligente y quería aprovechar sus opciones. Si se negaba a cooperar, acabaría descuartizada como la pieza que se estaba asando al fuego. Si cedía, tal vez pudiera encontrar algún modo de escapar o de hacer llegar un mensaje a su casa, para que alguien acudiera en su ayuda o el muchacho que le cuidaba a Antares buscara a un cazador. Ay, Antares... ¿Habría conseguido llegar a casa?
-Bien -concedió-. Pero devuélveme mi chal.
Como si fuera una de sus condiciones.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
Amplió su jocosa sonrisa con cierto orgullo, hacía tiempo que nadie le llamaba loco, no desde que dejó atrás su vida en alta mar, cuando todos le llamaban Leif el Loco. Saber que no había perdido su toque era todo un alivio. - Te sorprendería la de cosas que confiesa la gente cuando encuentra el oído adecuado... Por ejemplo, a nadie podría importarle que acabe de conocer a una bruja... excepto a la Inquisición - susurró con una sonrisa de falsa condescendencia, velando una amenaza en sus palabras. De ninguna forma querría tener algo con ese clan de torturadores, pero eso la joven no tenía por qué saberlo, solo necesitaba tener en mente que ella también podía ser perseguida implacablemente.
Volvió con el fuego, donde la carne estaba cerca de llegar a su punto. - La palabra de un pirata es lo más seguro que encontrarás jamás, pues de ella depende la reputación de nuestro nombre - habló con más solemnidad; que no fuera ya un pirata no significaba que no se tomara en serio lo que había sido toda su vida. Sacó finalmente la carne del fuego y la puso en un cuenco medio quebrado pero limpio, una de las tantas cosas que se llevó de la buhardilla donde anteriormente vivía su hija y donde pretendía llevar a la bruja para que le hiciera el encargo.
Se acercó a ella con el plato, dejándoselo delante para que comiera algo. La dureza de su gesto no dejaba margen alguno para una negativa, no dejaría que muriera de hambre, no mientras la necesitara. Una rápida mirada al rincón le indicó a la morena dónde estaba su preciado chal: sobre un lecho improvisado de pieles de animal tratadas, telas mal zurcidas y algo de paja para alejar la dureza del suelo.
Volvió con el fuego, donde la carne estaba cerca de llegar a su punto. - La palabra de un pirata es lo más seguro que encontrarás jamás, pues de ella depende la reputación de nuestro nombre - habló con más solemnidad; que no fuera ya un pirata no significaba que no se tomara en serio lo que había sido toda su vida. Sacó finalmente la carne del fuego y la puso en un cuenco medio quebrado pero limpio, una de las tantas cosas que se llevó de la buhardilla donde anteriormente vivía su hija y donde pretendía llevar a la bruja para que le hiciera el encargo.
Se acercó a ella con el plato, dejándoselo delante para que comiera algo. La dureza de su gesto no dejaba margen alguno para una negativa, no dejaría que muriera de hambre, no mientras la necesitara. Una rápida mirada al rincón le indicó a la morena dónde estaba su preciado chal: sobre un lecho improvisado de pieles de animal tratadas, telas mal zurcidas y algo de paja para alejar la dureza del suelo.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
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Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
La Inquisición. Esa espada de Damocles que siempre parecía a punto de caer.
-Supongo que les hará la misma ilusión saber yo acabo de conocer a uno de esos engendros del demonio, como a veces os llaman. ¿Crees que a ti te tratarían mejor que a mí?
Pero el miedo estaba ahí. El miedo a la tortura, a las violaciones y a no saber cuándo iban a subirte a la pira. Un escalofrío recorrió su espalda. Era una muerte horrible. Sacudió la cabeza y se acercó a buscar el chal. Volvió a sentarse y lo dejó en su regazo. Los dedos juguetearon con los puntos, en una distraída caricia. La barrera había desaparecido y no se había molestado en volverla a levantar, era un gasto inútil de energía, ahora que parecía que podrían llegar a algún tipo de acuerdo. Miró la comida frente a ella y dudó si probarla o no, pero finalmente agarró el cuenco y empezó a comer despacio. Si quisiera matarla no la envenenaría, no tenía sentido cuando podía simplemente usar sus garras y dejarla hecha pedazos.
-¿A quién tienes esa necesidad de proteger? ¿A tu manada? ¿O eres uno de esos lobos solitarios?
Hablar quizás no fuera la mejor opción, pero... el silencio era tan tenso que necesitaba romperlo de alguna manera.
-Supongo que les hará la misma ilusión saber yo acabo de conocer a uno de esos engendros del demonio, como a veces os llaman. ¿Crees que a ti te tratarían mejor que a mí?
Pero el miedo estaba ahí. El miedo a la tortura, a las violaciones y a no saber cuándo iban a subirte a la pira. Un escalofrío recorrió su espalda. Era una muerte horrible. Sacudió la cabeza y se acercó a buscar el chal. Volvió a sentarse y lo dejó en su regazo. Los dedos juguetearon con los puntos, en una distraída caricia. La barrera había desaparecido y no se había molestado en volverla a levantar, era un gasto inútil de energía, ahora que parecía que podrían llegar a algún tipo de acuerdo. Miró la comida frente a ella y dudó si probarla o no, pero finalmente agarró el cuenco y empezó a comer despacio. Si quisiera matarla no la envenenaría, no tenía sentido cuando podía simplemente usar sus garras y dejarla hecha pedazos.
-¿A quién tienes esa necesidad de proteger? ¿A tu manada? ¿O eres uno de esos lobos solitarios?
Hablar quizás no fuera la mejor opción, pero... el silencio era tan tenso que necesitaba romperlo de alguna manera.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
-¿Crees que podrías defenderte de ellos mejor que yo? - arqueó las cejas sin esperar respuesta. Si no había sido capaz de defenderse ni de él, un solo hombre, era evidente que poco o nada tenía que hacer ante una orden de tal envergadura.
Tomó asiento a su lado, dejando una prudente distancia entre ambos, y comió en silencio sin mirar a ningún lado en concreto. Su forma de comer, aunque fuera con las manos y a mordiscos generosos, no resultaba tan salvaje como en otros de su especie. En tan solo cinco años de lobo no había perdido todavía sus costumbres como hombre y dudaba que jamás las perdiera; tampoco era un lord de exquisitos modales, pero sabía comportarse aún frente a una dama. Dama que, al pronunciar aquella pregunta, se ganó de nuevo ser objetivo de su mirada afilada.
Nadie sabía, por su propia boca, que tenía una hija. No es que la ocultara, como ella podría llegar a pensar, pero era consciente de los enemigos que tenía y los que se iba ganando en el camino, y la apreciaba lo suficiente para no ponerla en riesgo innecesario.
Podría haber callado. Gruñido incluso pidiendo silencio. Podría incluso haberse andado con rodeos sin necesitar de responder estrictamente a esa pregunta. No obstante, tal vez la soledad o lo alejado que se sentía de Elora, le hicieron hablar sin temor a las represalias. La bruja a su lado seguía sin suponer una auténtica amenaza, muy mal debería dársele el leer a la gente para estar cometiendo un error de tal categoría.
-Tengo una hija - dijo midiendo cada palabra, guardando unos segundos en silencio para mirarla amenazante. No hacía falta decirle que, si usaba aquella información de algún modo, iría a por ella con toda su ira. - Tiene su propia vida y es muy independiente. Solo quiero asegurarme que no le pasa nada.
Tomó asiento a su lado, dejando una prudente distancia entre ambos, y comió en silencio sin mirar a ningún lado en concreto. Su forma de comer, aunque fuera con las manos y a mordiscos generosos, no resultaba tan salvaje como en otros de su especie. En tan solo cinco años de lobo no había perdido todavía sus costumbres como hombre y dudaba que jamás las perdiera; tampoco era un lord de exquisitos modales, pero sabía comportarse aún frente a una dama. Dama que, al pronunciar aquella pregunta, se ganó de nuevo ser objetivo de su mirada afilada.
Nadie sabía, por su propia boca, que tenía una hija. No es que la ocultara, como ella podría llegar a pensar, pero era consciente de los enemigos que tenía y los que se iba ganando en el camino, y la apreciaba lo suficiente para no ponerla en riesgo innecesario.
Podría haber callado. Gruñido incluso pidiendo silencio. Podría incluso haberse andado con rodeos sin necesitar de responder estrictamente a esa pregunta. No obstante, tal vez la soledad o lo alejado que se sentía de Elora, le hicieron hablar sin temor a las represalias. La bruja a su lado seguía sin suponer una auténtica amenaza, muy mal debería dársele el leer a la gente para estar cometiendo un error de tal categoría.
-Tengo una hija - dijo midiendo cada palabra, guardando unos segundos en silencio para mirarla amenazante. No hacía falta decirle que, si usaba aquella información de algún modo, iría a por ella con toda su ira. - Tiene su propia vida y es muy independiente. Solo quiero asegurarme que no le pasa nada.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
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Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
No, claro que no podría defenderse. Pero si ella caía, le arrastraría con ella si podía. No era una amenaza demasiado consistente, desde luego, aunque era lo que tenía. Se maldijo una vez más por aquel miedo irracional que le provocaban los lobos. No lo tenía con el resto de cambiantes, ni con otros hechiceros. Un poco quizás a los vampiros, pero porque eso de que le chuparan la sangre no acababa de gustarle demasiado. Sin embargo, los lobos eran... extraños. Gran parte de su miedo se debía a lo que había ocurrido años atrás, cuando llevado por el frenesí, un licántropo acabó con la vida de su prometido. Bajó la mirada, intentando no recordar cómo había llegado a casa, cubierta de sangre que no era suya, hecha un mar de lagrimas y abrazando aquella toquilla que era el último recuerdo de un hombre que había elegido protegerla a defenderse.
Y aun así... eran criaturas fascinantes.
La voz de su compañero de velada la trajo de vuelta a la realidad. Se apartó el pelo de la cara y parpadeó para alejar las lágrimas.
-¿Una hija? -desde luego era lo último que hubiese pensado que le diría, pero... Tenía su lógica. Los licántropos vivían en manadas y eso no dejaba de ser una familia-. ¿Cómo es? -Apenas un segundo más tarde, añadió:- Si... Si voy a ayudarte, necesitaré información.
Y aun así... eran criaturas fascinantes.
La voz de su compañero de velada la trajo de vuelta a la realidad. Se apartó el pelo de la cara y parpadeó para alejar las lágrimas.
-¿Una hija? -desde luego era lo último que hubiese pensado que le diría, pero... Tenía su lógica. Los licántropos vivían en manadas y eso no dejaba de ser una familia-. ¿Cómo es? -Apenas un segundo más tarde, añadió:- Si... Si voy a ayudarte, necesitaré información.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
Otra pregunta incómoda, mucho más difícil de responder que la anterior. ¿Cómo era Elora? Impulsiva, alguien que no controlaba ni lo que hacía ni lo que decía; temeraria, siempre en busca de problemas en lugar de estar tranquila en casa; sangre de su sangre que insistía en faltarle al respeto y humillarle frente a los demás. Caprichosa, en cierto modo egocéntrica, y demasiado cabezota, aunque en eso último había salido a él sin duda alguna. La terquedad de Leif solo era comparable a su rebeldía. No obstante, por mucho que su comportamiento le desquiciara, debía admitir que estaba orgulloso de ella. Era valiente y leal a la gente que tenía cerca, capaz de poner en riesgo su vida para ayudar a sus seres queridos.
Mantuvo silencio dándole vueltas a la pregunta, mientras sus dientes apuraban el hueso cual perro hambriento. Cuando al fin habló, su mirada estaba fija y concentrada en el fuego, incapaz de ocultar por completo la sutil sonrisa de orgulloso padre que bailaba por la comisura de sus labios.
-Es una descarada, la boca más sucia que encontrarás en todo París. No se deja pisar por nadie y tiene la exasperante afición de meterse en problemas... Nunca me hace caso, aunque no se lo puedo tener en cuenta, no hace ni un año que la conozco. Oh - miró a la bruja de reojo con una sonrisa jocosa - y le gustan las mujeres. En eso nos parecemos mucho - arqueó las cejas y la miró de arriba a abajo sin vergüenza. - ¿Qué más necesitas saber? Tiene 22 años y es bruja como tú, pero tendemos a pasarnos el poco tiempo que estamos juntos discutiendo, por eso no puedo pedirle a ella que me haga este encargo. Nunca accedería a sentirse controlada por mí. - O al menos eso creía.
Mantuvo silencio dándole vueltas a la pregunta, mientras sus dientes apuraban el hueso cual perro hambriento. Cuando al fin habló, su mirada estaba fija y concentrada en el fuego, incapaz de ocultar por completo la sutil sonrisa de orgulloso padre que bailaba por la comisura de sus labios.
-Es una descarada, la boca más sucia que encontrarás en todo París. No se deja pisar por nadie y tiene la exasperante afición de meterse en problemas... Nunca me hace caso, aunque no se lo puedo tener en cuenta, no hace ni un año que la conozco. Oh - miró a la bruja de reojo con una sonrisa jocosa - y le gustan las mujeres. En eso nos parecemos mucho - arqueó las cejas y la miró de arriba a abajo sin vergüenza. - ¿Qué más necesitas saber? Tiene 22 años y es bruja como tú, pero tendemos a pasarnos el poco tiempo que estamos juntos discutiendo, por eso no puedo pedirle a ella que me haga este encargo. Nunca accedería a sentirse controlada por mí. - O al menos eso creía.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
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Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
El rubor tiñó sus mejillas rabiosamente. Había oído hablar de las relaciones homosexuales, por supuesto. Incluso conocía a alguien que conocía a alguien que las practicaba. Pero si a eran un tabú las relaciones que el mundo calificaba de "normales"... aquellas eran a ojos de muchos tan aberrantes como la criatura que tenía delante. O ella misma. No era algo que le importase demasiado, pues nunca le había gustado meterse en con quién se acostaba o se dejaba de acostar cada cual. Simplemente le sorprendió la facilidad y la naturalidad con la que ese hombre hablaba del tema.
-¿Una bruja? Tsk. Entonces va a ser mucho más complicado. Sabrá perfectamente lo que voy a hacerle y es más que probable que sepa cómo anularlo. Voy a necesitar algo de tiempo para preparar algo que otra bruja no pueda evitar.
Veintidós años. ¿A qué edad la había tenido? ¿Cuántos años tenía él entonces? No parecía tan mayor. Aunque con los seres sobrenaturales uno nunca podía estar seguro de lo que aparentaban o lo que eran realmente. Ella misma podía variar su apariencia o la de otros a voluntad, aunque fuese de forma temporal.
-Suenas como un padre normal.
O todo lo normal que podía ser un hombre así. Pero esa forma de quejarse de que no le respetaba o no se sometía a su autoridad y al mismo tiempo esa expresión de disimulado orgullo... la había visto muchas veces en su propio padre.
-¿Una bruja? Tsk. Entonces va a ser mucho más complicado. Sabrá perfectamente lo que voy a hacerle y es más que probable que sepa cómo anularlo. Voy a necesitar algo de tiempo para preparar algo que otra bruja no pueda evitar.
Veintidós años. ¿A qué edad la había tenido? ¿Cuántos años tenía él entonces? No parecía tan mayor. Aunque con los seres sobrenaturales uno nunca podía estar seguro de lo que aparentaban o lo que eran realmente. Ella misma podía variar su apariencia o la de otros a voluntad, aunque fuese de forma temporal.
-Suenas como un padre normal.
O todo lo normal que podía ser un hombre así. Pero esa forma de quejarse de que no le respetaba o no se sometía a su autoridad y al mismo tiempo esa expresión de disimulado orgullo... la había visto muchas veces en su propio padre.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
-Si se entera es seguro que lo anulará, así que haz lo que tengas que hacer para que de resultado... - murmuró muy convencido. - Si necesitas pelo o cualquier cosa de ella solo tienes que decirlo. Aunque de todos modos el sitio donde te llevaré estará lleno de esas cosas.
¿Se molestaría Elora si se enterara de lo que pretendía? Tendía a molestarse a menudo por cada cosa que él hacía, pero aquel encargo podía considerarse como una muestra de preocupación de su parte, una de esas señales "paternales" que su hija insistía que él no daba nunca. Un año y seguía sin creerse ni acostumbrarse al hecho de tener descendencia. Sorprendido tampoco, tantas mujeres con las que había estado lo extraño era que no aparecieran más hijos.
-Come - ordenó, señalando con la mirada la carne que aún le restaba en el plato, y evitando responder al comentario incómodo de lo que pensaba la bruja de él como padre.
Mientras retiró sus huesos y salió un momento al exterior en busca de más leña con la que calentar la cueva. Su cuerpo no tenía problemas con el frío, pero si no bajaba la fría humedad que ambientaba aquella cueva acabaría despertando al lado de un cadáver congelado. Se aseguró de cerrar la puerta de la gruta con tal de que no pudiera escapar, estaba de más decir que en caso que lo intentara no sentiría remordimiento alguno en acabar rápidamente con su vida.
-Nos iremos mañana a primera hora a la ciudad - dijo al regresar. - Por tu bien, será mejor que descanses esta noche - sin más que añadir se tumbó al suelo raso, dejándole a la bruja el lujo de la cama como una muda muestra de que, si colaboraba, no tenía por qué sufrir tortura.
¿Se molestaría Elora si se enterara de lo que pretendía? Tendía a molestarse a menudo por cada cosa que él hacía, pero aquel encargo podía considerarse como una muestra de preocupación de su parte, una de esas señales "paternales" que su hija insistía que él no daba nunca. Un año y seguía sin creerse ni acostumbrarse al hecho de tener descendencia. Sorprendido tampoco, tantas mujeres con las que había estado lo extraño era que no aparecieran más hijos.
-Come - ordenó, señalando con la mirada la carne que aún le restaba en el plato, y evitando responder al comentario incómodo de lo que pensaba la bruja de él como padre.
Mientras retiró sus huesos y salió un momento al exterior en busca de más leña con la que calentar la cueva. Su cuerpo no tenía problemas con el frío, pero si no bajaba la fría humedad que ambientaba aquella cueva acabaría despertando al lado de un cadáver congelado. Se aseguró de cerrar la puerta de la gruta con tal de que no pudiera escapar, estaba de más decir que en caso que lo intentara no sentiría remordimiento alguno en acabar rápidamente con su vida.
-Nos iremos mañana a primera hora a la ciudad - dijo al regresar. - Por tu bien, será mejor que descanses esta noche - sin más que añadir se tumbó al suelo raso, dejándole a la bruja el lujo de la cama como una muda muestra de que, si colaboraba, no tenía por qué sufrir tortura.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
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Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
Se mordió el labio inferior para evitar una media sonrisa. Acababa de encontrar un pequeño puntito espinoso en ese hombre. Quizás saliera con vida de ese encuentro si conseguía hacer lo que le pedía. No sería sencillo, pero... colaborando tenía más oportunidades que intentando escapar, eso lo sabía. Ya había anochecido y en el bosque él tenía la ventaja. Podría ser cabezota e impulsiva, pero sabía cuándo debía ceder y ésta era una de esas ocasiones.
Acabó el plato de comida, mientras sus ojos seguían los movimientos del licántropo. Nunca había pasado tanto tiempo cerca de uno, porque los evitaba como la peste -ver sus auras le facilitaba mucho el trabajo-. Quizás era irracional juzgar a todos por uno, sí, epero su primer contacto con la especie acabó con Leon descuartizado ante sus ojos, así que... ¿quién podía culparla por evitarles?
Se acurrucó en el lecho, dándole la espalda, aceptando el gesto de buena voluntad por parte del lobo y agradeciendo que hubiera una distancia de seguridad entre ellos. Arrugó el mantoncillo y lo usó como almohada. Cerró los ojos, pero no podía dormirse, estaba demasiado nerviosa en esos momentos. Y asustada.
-Buenas noches -murmuró.
Apenas pegó ojo en toda la noche, cuando el sueño la vencía, soñaba que el lobo la atacaba y despertaba sobresaltada. Una de las veces lloró lo más silenciosamente que pudo. Otra acabó temblando y abrazándose a sí misma. Finalmente, cuando despuntó el día, incapaz de más, se incorporó, con ojeras y el pelo revuelto. Pero tampoco es que importara mucho su aspecto en esas circunstancias.
Acabó el plato de comida, mientras sus ojos seguían los movimientos del licántropo. Nunca había pasado tanto tiempo cerca de uno, porque los evitaba como la peste -ver sus auras le facilitaba mucho el trabajo-. Quizás era irracional juzgar a todos por uno, sí, epero su primer contacto con la especie acabó con Leon descuartizado ante sus ojos, así que... ¿quién podía culparla por evitarles?
Se acurrucó en el lecho, dándole la espalda, aceptando el gesto de buena voluntad por parte del lobo y agradeciendo que hubiera una distancia de seguridad entre ellos. Arrugó el mantoncillo y lo usó como almohada. Cerró los ojos, pero no podía dormirse, estaba demasiado nerviosa en esos momentos. Y asustada.
-Buenas noches -murmuró.
Apenas pegó ojo en toda la noche, cuando el sueño la vencía, soñaba que el lobo la atacaba y despertaba sobresaltada. Una de las veces lloró lo más silenciosamente que pudo. Otra acabó temblando y abrazándose a sí misma. Finalmente, cuando despuntó el día, incapaz de más, se incorporó, con ojeras y el pelo revuelto. Pero tampoco es que importara mucho su aspecto en esas circunstancias.
Aletheia Brutus- Hechicero Clase Media
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Re: Little Red Riding Hood... (Privado) +18
Contrario a lo que pensara la bruja, Leif fue testigo de cada abrupto despertar, de la inquietud al sumergirse en pesadillas e incluso del llanto triste que intentó callar. El lobo nunca dormía profundamente y más alerta se mantenía con una desconocida durmiendo en su guarida. No obstante no mentó palabra, fingió seguir dormido hasta que el crepitar de las hojas bajo el calor solar le anunció la llegada del día. Sin pronunciar palabra alguna, salió afuera para recoger algunas frutas que llevó a la bruja ordenándole de nuevo que se alimentara. Él, mientras, fue a acicalarse con intención de pasar desapercibido en la ciudad.
Tomó un rápido baño en el río que terminó de despertar sus sentidos, vistiéndose con las ropas reservadas para aquel tipo de situaciones. Eran las mismas que usó para asistir a la falsa boda de su hija, ropajes robados a un lord desorientado que casualmente eran de su talla. Una ancha camisa color hueso, unos pantalones negros -y muy incómodos para alguien que pasaba más tiempo desnudo que vestido- junto a una chaqueta del mismo color. Tuvo que deshacerse de cada adorno que colgaba de su cuello y de su pelo, incluidos los anillos, que metió en un pequeño saco que ocultaba siempre bajo tierra. Cualquier que lo viera, con el cabello atado mostrando su rostro, jamás pensaría que se trataba de un salvaje.
-Vamos - apremió a la bruja, esperándola con pose erguida.
El camino iba a ser largo y Leif no se caracterizaba por ser alguien con paciencia. Acostumbrado a moverse por el bosque, caminaba ligero y con la vista al frente, esquivando sin mirar maleza y ramas a su paso, teniendo a la bruja bien localizada sin necesidad de voltearse. Podía oír sus torpes pasos, su respiración agitada e incluso se hacía una idea de a qué velocidad trabajaban los engranajes de su mente. Aquello le provocó una sonrisa, mas no dijo nada.
Más de media hora después le llegó al fin el ruido ajetreado de la urbe. Los gritos constantes en el mercado, las charlas banales en cada esquina, los carros sobre piedra irregular... Frenó sus pasos para caminar al lado de la dama y, sin pedir permiso, le cogió la mano para que rodeara su brazo. Una mirada de reojo bastó para dejarle claro que lo hacía como medida no solo de seguridad por si escapaba, sino como tapadera ante los demás.
-Resuélveme una duda... - habló al fin desde que salieran de la cueva. - ¿Eres viuda, tu marido te deja salir sola de casa o no eres más que una de esas solteronas de por vida?
Tomó un rápido baño en el río que terminó de despertar sus sentidos, vistiéndose con las ropas reservadas para aquel tipo de situaciones. Eran las mismas que usó para asistir a la falsa boda de su hija, ropajes robados a un lord desorientado que casualmente eran de su talla. Una ancha camisa color hueso, unos pantalones negros -y muy incómodos para alguien que pasaba más tiempo desnudo que vestido- junto a una chaqueta del mismo color. Tuvo que deshacerse de cada adorno que colgaba de su cuello y de su pelo, incluidos los anillos, que metió en un pequeño saco que ocultaba siempre bajo tierra. Cualquier que lo viera, con el cabello atado mostrando su rostro, jamás pensaría que se trataba de un salvaje.
-Vamos - apremió a la bruja, esperándola con pose erguida.
El camino iba a ser largo y Leif no se caracterizaba por ser alguien con paciencia. Acostumbrado a moverse por el bosque, caminaba ligero y con la vista al frente, esquivando sin mirar maleza y ramas a su paso, teniendo a la bruja bien localizada sin necesidad de voltearse. Podía oír sus torpes pasos, su respiración agitada e incluso se hacía una idea de a qué velocidad trabajaban los engranajes de su mente. Aquello le provocó una sonrisa, mas no dijo nada.
Más de media hora después le llegó al fin el ruido ajetreado de la urbe. Los gritos constantes en el mercado, las charlas banales en cada esquina, los carros sobre piedra irregular... Frenó sus pasos para caminar al lado de la dama y, sin pedir permiso, le cogió la mano para que rodeara su brazo. Una mirada de reojo bastó para dejarle claro que lo hacía como medida no solo de seguridad por si escapaba, sino como tapadera ante los demás.
-Resuélveme una duda... - habló al fin desde que salieran de la cueva. - ¿Eres viuda, tu marido te deja salir sola de casa o no eres más que una de esas solteronas de por vida?
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
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