AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿Dónde debo estar? (Zéphyr)
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¿Dónde debo estar? (Zéphyr)
En cualquier lugar, lo que estaba haciendo no lo hacía por nadie, ni siquiera por mi madre; lo hacía por mí misma. La sencillez del asunto era tal que no tenía ni que pensarlo. Era algo sobrenatural, quizás austero, pero tenía que intentarlo. Y lo único que conseguiría dándole vueltas era empeorar la situación. Era muy sencillo: tenía una oportunidad, existía esa oportunidad, y yo la estaba tomando.
Avancé con las últimas luces del atardecer por la rue sombría. Nunca había estado allí, en aquella zona residencial. Parecía un buen lugar en el que vivir: tranquilidad, sosiego y compañía. Sin embargo, tanto mi tío Bernard como yo habíamos decidido vivr cerca de la Perfumería. Al fin y al cabo era el lugar donde más tiempo pasábamos diariamente.
Volví a leer el papel que tenía arrugado entre mis manos. La dirección escrita era aquella, y la casa, la que tenía frente a mí. No era especialmente cara ni ostentosa, pero se notaba que el nivel de vida era bueno.
Me adelanté unos pasos antes de entrar en la propiedad privada y me fijé en las ventanas. Había luz, luego había alguien dentro. Inspiré profundamente y comencé a subir las escaleras del pequeño chalet.
Ding dong.
Avancé con las últimas luces del atardecer por la rue sombría. Nunca había estado allí, en aquella zona residencial. Parecía un buen lugar en el que vivir: tranquilidad, sosiego y compañía. Sin embargo, tanto mi tío Bernard como yo habíamos decidido vivr cerca de la Perfumería. Al fin y al cabo era el lugar donde más tiempo pasábamos diariamente.
Volví a leer el papel que tenía arrugado entre mis manos. La dirección escrita era aquella, y la casa, la que tenía frente a mí. No era especialmente cara ni ostentosa, pero se notaba que el nivel de vida era bueno.
Me adelanté unos pasos antes de entrar en la propiedad privada y me fijé en las ventanas. Había luz, luego había alguien dentro. Inspiré profundamente y comencé a subir las escaleras del pequeño chalet.
Ding dong.
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 17/07/2010
Re: ¿Dónde debo estar? (Zéphyr)
Mis aliados habian dicho que se acercaba alguieny por mera precaución me puse a la defensiva, pero dijeron que era una mujer y tenía la pinta de ser un licántropo, hermosa, completamente bella, y tentadora.
Podría tratarse de negocios, ¿que otra si no?, pero al finalizar, aun tenia mis dudas, abrí la puerta antes de que siquiera ella pudiera tocarla, sonrei y la incité a pasar, los hechizos que ahí habían, eran de extrema protección tanto para mi mismo como para incitar los mayores y profundos deseos que la persona pudiera siquiera tratar de ocultar, aquellos hechizos hacian decir a la persona que entrara a que dijera la realidad y la verdad de lo que lo había llebado a hasta ahí, sin miramientos y completamente directo, sin que siquiera se pudieran poner a pensar, y sin que pudieran evitarlo.
he de suponer que viene a hablar de negocios ¿no es asi? Mi rostro dibujó una perverza sonrisa mientras mi voz resultaba tan naturalmente hosca que a mi ya no me resultaba en nada especial.
Insité a la dama a que se sentara en la sala, mirandola con ansias lo que iba a decir.
Zéphyr Lezue- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 148
Fecha de inscripción : 22/01/2011
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Re: ¿Dónde debo estar? (Zéphyr)
Sin duda no sería fácil explicar el por qué de mi visita. Pero, en fin, él debía estar acostumbrado a ese tipo de cosas, ¿no? Desconocía en absoluto si se dedicaba por completo a eso, o si por el contrario era un mero hobbie con el que poder ganar algo de dinero. En cualquier caso, me serviría.
Aún no me habían abierto la puerta cuando ya había comenzado a notar un ambiente tenso, nada agradable, y sin embargo, ciertamente tentador. Lo primero que pensé es que se trataba de un vampiro, dentro de la casa. Pero no podía ser, mi olfato me había alertado. Sin embargo, se respiraba algo extraño, algo que no sería capaz de explicar, al menos, no de momento.
Cuando él abrió la puerta no pude evitar sorprenderme. Era más joven de lo que esperaba, aunque no por eso pensé que fuera inexperto. Precisamente la inexperiencia era algo a lo que yo sí que debía cuentas, y por tanto, no podía dejarme engatusar por ningún muchacho, por muy joven que fuera.
Su aspecto hostil también llamó mi atención. Algo me dijo que la visita no iba a ser agradable, e igualmente, tampoco sería nada fácil.
-Bonjour, caballero -dije mientras intentaba mostrarme serena- Soy mademoiselle Trevillette -le dije. Algo me decía que no levantara la mano, que no se la ofreciera para que él me saludase del modo cortés en Francia, pero inexplicablemente, quizás porque estábamos en París, le ofrecí mi mano para comprobar su caballerosidad. El muchacho no parecía ni mucho menos francés, aunque, ¿quién sabe? Quizá me equivocase. - Necesito hablar con vos, monsieur.
Sólo entonces me percaté de que yo había dado por supuesto que se trataba de él; no podría explicar por qué había hecho eso, pero estaba completa y totalmente segura de que ésa era la persona a la que yo andaba buscando, el brujo nigromante que podría cumplir mis deseos.
Aún no me habían abierto la puerta cuando ya había comenzado a notar un ambiente tenso, nada agradable, y sin embargo, ciertamente tentador. Lo primero que pensé es que se trataba de un vampiro, dentro de la casa. Pero no podía ser, mi olfato me había alertado. Sin embargo, se respiraba algo extraño, algo que no sería capaz de explicar, al menos, no de momento.
Cuando él abrió la puerta no pude evitar sorprenderme. Era más joven de lo que esperaba, aunque no por eso pensé que fuera inexperto. Precisamente la inexperiencia era algo a lo que yo sí que debía cuentas, y por tanto, no podía dejarme engatusar por ningún muchacho, por muy joven que fuera.
Su aspecto hostil también llamó mi atención. Algo me dijo que la visita no iba a ser agradable, e igualmente, tampoco sería nada fácil.
-Bonjour, caballero -dije mientras intentaba mostrarme serena- Soy mademoiselle Trevillette -le dije. Algo me decía que no levantara la mano, que no se la ofreciera para que él me saludase del modo cortés en Francia, pero inexplicablemente, quizás porque estábamos en París, le ofrecí mi mano para comprobar su caballerosidad. El muchacho no parecía ni mucho menos francés, aunque, ¿quién sabe? Quizá me equivocase. - Necesito hablar con vos, monsieur.
Sólo entonces me percaté de que yo había dado por supuesto que se trataba de él; no podría explicar por qué había hecho eso, pero estaba completa y totalmente segura de que ésa era la persona a la que yo andaba buscando, el brujo nigromante que podría cumplir mis deseos.
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 17/07/2010
Re: ¿Dónde debo estar? (Zéphyr)
mi mirada hosca dedicada a la señorita, cambió un poco cuando extendió su mano para que la saludara como se merecía, la tomé y besé gentilmente aunque mi mirada era maliciosa por completo y obscura a mi favor.
-Es un placer conocerla demoiselle Trevillette-Besé su mano guiñandole un ojo con absoluta suficiencia de mi mismo.
-Será un placer hablar con vos madame, ¿digame en que puedo servirle?-Ofrecí un asiento a la hermosa dama una vez que le hube dado la entrada a mi hogar, dulce hogar, cerré la puerta tras de ella y dejé que se acomodara suavemente en él.
Mis aliados simplemente estaban al acecho increiblemente inquietos y excitados a la visita ed la dama, sabían que iba a haber 'trabajo', y eso los emocionaba de mas, sonrei de lado y le puse toda mi atención a aquella dama indicandole con un gesto un tanto amable dandole la palabra.
-Es un placer conocerla demoiselle Trevillette-Besé su mano guiñandole un ojo con absoluta suficiencia de mi mismo.
-Será un placer hablar con vos madame, ¿digame en que puedo servirle?-Ofrecí un asiento a la hermosa dama una vez que le hube dado la entrada a mi hogar, dulce hogar, cerré la puerta tras de ella y dejé que se acomodara suavemente en él.
Mis aliados simplemente estaban al acecho increiblemente inquietos y excitados a la visita ed la dama, sabían que iba a haber 'trabajo', y eso los emocionaba de mas, sonrei de lado y le puse toda mi atención a aquella dama indicandole con un gesto un tanto amable dandole la palabra.
Zéphyr Lezue- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 148
Fecha de inscripción : 22/01/2011
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Re: ¿Dónde debo estar? (Zéphyr)
Los nervios me comían por dentro. Algo iba mal, aunque no podía estar segura de ello, y tampoco sabría decir el qué. Pero algo me alertaba de que no debía estar allí, a pesar de que estuviese contenta por haber tomado la decisión de ir hasta allí sólo para comprobar que él podía cumplir mis deseos, o lo que yo creía que deseaba.
Entré en su casa con paso lento y suave, notando crujir la madera bajo mis pies. No era una maison normal, pero sin duda era propia de aquellos días. Aunque mis ojos decían lo contrario, mi olfato me delató que había alguien más en la casa. Alguien que permanecía oculto, quizá un par de hombres, quizá más. Me pareció notar al brujo algo nervioso, aunque ni de lejos tanto como yo. Parecía tenso, aunque intentase mostrarme una fingida amabilidad.
Tomé asiento en un sofá que había en una habitación junto al hall. La decoración no era para nada corriente, pero tampoco sabría achacarle un estilo preciso. Parecía que la casa era antigua y había sido objeto de herencia durante muchas generaciones, pero por alguna razón pensé que el joven que había frente a mí vivía solo en aquel lugar. Parecía disparatado, pero, ¿quién sabe?
Cuadros, no había cuadros. Efectivamente, eso era lo que no comprendía y lo que hacía la estancia menos cotidiana.
-Lo cierto, monsieur Lezue, es que sí vengo por motivos de negocios. -en aquel momento, pude ver en el trasfondo de sus ojos que yo no le gustaba; más bien le desagradaba mi presencia-. Tengo entendido que vos sois un experto en ciertas artes oscuras... -comencé, intentando disimular mi nerviosismo.- Hablo de la nigromancia -dije sintiendo cada palabra salir de mis labios.- ¿Me equivoco?
Entré en su casa con paso lento y suave, notando crujir la madera bajo mis pies. No era una maison normal, pero sin duda era propia de aquellos días. Aunque mis ojos decían lo contrario, mi olfato me delató que había alguien más en la casa. Alguien que permanecía oculto, quizá un par de hombres, quizá más. Me pareció notar al brujo algo nervioso, aunque ni de lejos tanto como yo. Parecía tenso, aunque intentase mostrarme una fingida amabilidad.
Tomé asiento en un sofá que había en una habitación junto al hall. La decoración no era para nada corriente, pero tampoco sabría achacarle un estilo preciso. Parecía que la casa era antigua y había sido objeto de herencia durante muchas generaciones, pero por alguna razón pensé que el joven que había frente a mí vivía solo en aquel lugar. Parecía disparatado, pero, ¿quién sabe?
Cuadros, no había cuadros. Efectivamente, eso era lo que no comprendía y lo que hacía la estancia menos cotidiana.
-Lo cierto, monsieur Lezue, es que sí vengo por motivos de negocios. -en aquel momento, pude ver en el trasfondo de sus ojos que yo no le gustaba; más bien le desagradaba mi presencia-. Tengo entendido que vos sois un experto en ciertas artes oscuras... -comencé, intentando disimular mi nerviosismo.- Hablo de la nigromancia -dije sintiendo cada palabra salir de mis labios.- ¿Me equivoco?
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 17/07/2010
Re: ¿Dónde debo estar? (Zéphyr)
Escuché con suma atención a aquella mujer de apariencia extremadamente elegante a mi modo de verla, pero incriblemente hermosa, de eso no cabía ni la menor duda.
-Tiene razón mademoiselle-Acerté como respuesta a sus palabras-Es mi punto fuerte y el mejor punto que tengo, si me deja presumir-Sonrei orgulloso de mi mismo, pero aun asi, sabia que habia algo más en ella, algo más... mi olfato no era tan perspicaz, pero sabía que ella no era una humana común y corriente, había sin duda algo más... ¿vampiro, licana, gitana?, de haber sido bruja lo hubiera notado al instante, algo había y no era algo que debía de averiguar, pero sin duda si salía a flote sería lo mejor, si no no habría niingún problema, además de que si fuera una licana, no habría problema, la siguiente luna llena no estaba cerca, así que no habría nada de que preocuparse.
-Pero digame exactamente que es lo que desea que haga por usted?-Mi mirada era profunda y penetrante, sin duda alguna, pero era a causa de la curiosidad, del saber como una mujer tan extravagante y hermosa pudiera acaso necesitar de los servicios de un brijo maldito como yo, pero lo hosco de mi mirada solo denotaba una exesiva curiosidad y ansias del poder trabajar para ella.
-Tiene razón mademoiselle-Acerté como respuesta a sus palabras-Es mi punto fuerte y el mejor punto que tengo, si me deja presumir-Sonrei orgulloso de mi mismo, pero aun asi, sabia que habia algo más en ella, algo más... mi olfato no era tan perspicaz, pero sabía que ella no era una humana común y corriente, había sin duda algo más... ¿vampiro, licana, gitana?, de haber sido bruja lo hubiera notado al instante, algo había y no era algo que debía de averiguar, pero sin duda si salía a flote sería lo mejor, si no no habría niingún problema, además de que si fuera una licana, no habría problema, la siguiente luna llena no estaba cerca, así que no habría nada de que preocuparse.
-Pero digame exactamente que es lo que desea que haga por usted?-Mi mirada era profunda y penetrante, sin duda alguna, pero era a causa de la curiosidad, del saber como una mujer tan extravagante y hermosa pudiera acaso necesitar de los servicios de un brijo maldito como yo, pero lo hosco de mi mirada solo denotaba una exesiva curiosidad y ansias del poder trabajar para ella.
Zéphyr Lezue- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/01/2011
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Re: ¿Dónde debo estar? (Zéphyr)
Me mantuve unos segundos atenta a las palabras del señorito Lezue, pero nada más terminar de hablar yo misma, supe que ahora tendría que darle una explicación más extensa, algo más que no fuera aquellas palabras que intentaban darle una visión a grosso modo de la situación.
De acuerdo, respiré hondo y visualicé las palabras que a continuación debieran salir de mi boca. Cerré los ojos un instante y me repetí una vez más que todo aquello lo hacía por mi madre. Tan sólo necesitaba que ella me dijera que todo aquello que yo hacía no me convertía en una traidora, en una pecadora sin perdón.
-Necesito hablar con mi madre -dije en un tono tan débil que dudé que el brujo pudiera haberme oído.- Lo necesito -volví a decir enfatizando el verbo. Entrelacé mis manos sobre el regazo, y las miré con nerviosismo. Tenía que tranquilizarme, o aquello no saldría bien. Realmente, no sabía lo que estaba haciendo.- Mi madre murió hace bastantes años. No sé cómo funciona esto, pero imagino que necesitarás saber los datos de su muerte o algo así.
Me callé de repente. Estaba hablando demasiado rápido. A penas me escuchaba a mí misma. Estaba ciega; había acudido a una casa en las afueras sin ningún tipo de protección más que mi propia suerte, y sin ningún tipo de seguridad en la situación más que la confianza cegada por la necesidad de escuchar unas palabras que seguramente jamás llegarían. Ni siquiera estaba segura de que quisiese escuchar las palabras de mi madre; quizás no me gustarían. Pero ya, era lo único que me faltaba.
De acuerdo, respiré hondo y visualicé las palabras que a continuación debieran salir de mi boca. Cerré los ojos un instante y me repetí una vez más que todo aquello lo hacía por mi madre. Tan sólo necesitaba que ella me dijera que todo aquello que yo hacía no me convertía en una traidora, en una pecadora sin perdón.
-Necesito hablar con mi madre -dije en un tono tan débil que dudé que el brujo pudiera haberme oído.- Lo necesito -volví a decir enfatizando el verbo. Entrelacé mis manos sobre el regazo, y las miré con nerviosismo. Tenía que tranquilizarme, o aquello no saldría bien. Realmente, no sabía lo que estaba haciendo.- Mi madre murió hace bastantes años. No sé cómo funciona esto, pero imagino que necesitarás saber los datos de su muerte o algo así.
Me callé de repente. Estaba hablando demasiado rápido. A penas me escuchaba a mí misma. Estaba ciega; había acudido a una casa en las afueras sin ningún tipo de protección más que mi propia suerte, y sin ningún tipo de seguridad en la situación más que la confianza cegada por la necesidad de escuchar unas palabras que seguramente jamás llegarían. Ni siquiera estaba segura de que quisiese escuchar las palabras de mi madre; quizás no me gustarían. Pero ya, era lo único que me faltaba.
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 17/07/2010
Re: ¿Dónde debo estar? (Zéphyr)
Pues no necesariamente necesitaba datos de su muerte, pero entre mejor estubiera preparado sería lo mejor, asentí a la declaración de mademoiselle Trevillete, en lo que ella me daba ciertos detalles de la muerte de su madre, me adelanté a sacar varias velas negras y blancas y comencé a colocarlas en la mesa del comedor, y con un gesto de la mano la incité a sentarse en ella, la cubrí a ella de una mezcla de azhar, jazmín y varias escencias más, como a modo de protección por el hecho de que luego los muertos querían arrastrar a los vivos con ellos y no quería que nada le pasara.
Hice un círculo alrededor de la mesa mientras decía un hechizo en latín y por último me senté frente a ella mirandola directamente a los ojos, fuí describiendole a su madre físicamente.
Tan sólo restaba que mademoiselle Trevillete dijera sie era ella o no para seguir con lo que ella deseaba saber-Mademoiselle, ella dice y afirma que es su madre y la noto extremadamente molesta, lo único que resta es que me lo afirme por que hay mucha gente(hablando específicamente de los muertos) que simplemente, quieren divertirse con la gente que sufre, asi que os ruego me lo diga para proseguir-Mi sonrisa se ladeó y sin dejar de verle a los ojos pude ver como el fantasma de su madre se paseaba detras de ella, quien seguramente sentiría un escalofrío por su nuca.
Sin desesperar aguardé la respuesta de ella. Sabía que no estaba equivocado pero quería que ella misma tuviera ésa confianza.
Hice un círculo alrededor de la mesa mientras decía un hechizo en latín y por último me senté frente a ella mirandola directamente a los ojos, fuí describiendole a su madre físicamente.
Tan sólo restaba que mademoiselle Trevillete dijera sie era ella o no para seguir con lo que ella deseaba saber-Mademoiselle, ella dice y afirma que es su madre y la noto extremadamente molesta, lo único que resta es que me lo afirme por que hay mucha gente(hablando específicamente de los muertos) que simplemente, quieren divertirse con la gente que sufre, asi que os ruego me lo diga para proseguir-Mi sonrisa se ladeó y sin dejar de verle a los ojos pude ver como el fantasma de su madre se paseaba detras de ella, quien seguramente sentiría un escalofrío por su nuca.
Sin desesperar aguardé la respuesta de ella. Sabía que no estaba equivocado pero quería que ella misma tuviera ésa confianza.
Zéphyr Lezue- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 148
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Re: ¿Dónde debo estar? (Zéphyr)
Por alguna razón los nervios se convirtieron en una especie de capa protectora que me hacían sentirme más preparada para lo que vendría a continuación. Sin darle más vueltas, y tras la respuesta afirmativa del brujo, comencé a relatarle la muerte de mi madre.
-Bueno, lo cierto es que yo era una niña cuando ella murió. Mi hermana Leslie tenía diecisiete años cuando ella murió. Acababa de ser prometida con el hermano de mi mejor amigo de toda la vida, un joven hijo de un médico. Yo tenía quince, y mi hermano Louis diez. Hacía apenas dos años que había nacido mi hermana pequeña, que no llegó a conocerla bien jamás. Aquella noche, mi madre llevaba ya varios días enferma de una angina de pecho. El médico nos daba bastantes esperanzas -recordé-, pero también decía que cualquier cosa podía pasar. Decidimos salir fuera de la casa a descansar un poco, así que hicimos una pequeña fogata en el jardín y mi padre se puso a contar historias. Estábamos mis dos hermanos menores, él y yo. Leslie había salido a pasear con su prometido, y el médico se acababa de marchar. -No pude evitar recordar aquellos días con tristeza, más de lo habitual, puesto que jamás hablaba de la muerte de mi madre, y de hecho nunca lo había hecho. Pero también el ir y venir del brujo de un lado a otro de la casa evitó que derramase una sola lágrima. Me tragaría mis sentimientos, al menos, hasta que escuchara la voz de mi madre. Si eso sucedía, no sabía qué pasaría.- La pequeña Rosalie, de sólo dos años, cogió un madero de la fogata que estaba prendido y lo entró en la casa. Cuando mi hermano entró tras ella corriendo para evitar que ésta incendiara algo, fue demasiado tarde. Ella había dejado caer la rama, asustada por los gritos de mi hermano, y ésta había prendido la cama donde... -paré, para tragar saliva- donde mi madre dormía.
Miré a Zéphyr, quien había traído algunas velas y me escuchaba atentamente.
-Puedes imaginar el resto. Mi hermano pudo coger a mi hermana, pero mi madre murió consumida por las llamas.
Zéphyr asintió, y me invitó a tumbarme sobre la mesa. Lo obedecí, tal y como había dicho, y él comenzó a echar pétalos sobre mi cuerpo. No entendía muy bien aquel extraño ritual, y al principio incluso pensé que aquel joven me estaba tomando el pelo, pero después comprendí que si no depositaba mi confianza en él, no iba a conseguir nada.
Las primeras palabras que él dijo fue que mi madre estaba molesta. ¿Molesta? No sabía si quería saber más, pero, ¿por qué lo estaba? Quizás por todo lo que yo había hecho, quizás no había nada de lo que pudiera sentirse orgullosa, sino más bien todo lo contrario.
-No lo sé. Imagino que sí -comenté. Poco a poco, comencé a notar una presencia que me era familiar. No era su olor a rosas silvestres, ni tampoco la presencia de su cabello ensortijado o sus ojos azules. Tampoco era su tacto suave, ni su voz rígida. Era algo que simplemente me decía que ella se encontraba allí, aunque no pudiese verla, ni oírla, ni tocarla. Pero la sentía.
-Sí, es ella. Dios mío, es ella. -comenté.- ¿Qué sucede? ¿Por qué está molesta?
-Bueno, lo cierto es que yo era una niña cuando ella murió. Mi hermana Leslie tenía diecisiete años cuando ella murió. Acababa de ser prometida con el hermano de mi mejor amigo de toda la vida, un joven hijo de un médico. Yo tenía quince, y mi hermano Louis diez. Hacía apenas dos años que había nacido mi hermana pequeña, que no llegó a conocerla bien jamás. Aquella noche, mi madre llevaba ya varios días enferma de una angina de pecho. El médico nos daba bastantes esperanzas -recordé-, pero también decía que cualquier cosa podía pasar. Decidimos salir fuera de la casa a descansar un poco, así que hicimos una pequeña fogata en el jardín y mi padre se puso a contar historias. Estábamos mis dos hermanos menores, él y yo. Leslie había salido a pasear con su prometido, y el médico se acababa de marchar. -No pude evitar recordar aquellos días con tristeza, más de lo habitual, puesto que jamás hablaba de la muerte de mi madre, y de hecho nunca lo había hecho. Pero también el ir y venir del brujo de un lado a otro de la casa evitó que derramase una sola lágrima. Me tragaría mis sentimientos, al menos, hasta que escuchara la voz de mi madre. Si eso sucedía, no sabía qué pasaría.- La pequeña Rosalie, de sólo dos años, cogió un madero de la fogata que estaba prendido y lo entró en la casa. Cuando mi hermano entró tras ella corriendo para evitar que ésta incendiara algo, fue demasiado tarde. Ella había dejado caer la rama, asustada por los gritos de mi hermano, y ésta había prendido la cama donde... -paré, para tragar saliva- donde mi madre dormía.
Miré a Zéphyr, quien había traído algunas velas y me escuchaba atentamente.
-Puedes imaginar el resto. Mi hermano pudo coger a mi hermana, pero mi madre murió consumida por las llamas.
Zéphyr asintió, y me invitó a tumbarme sobre la mesa. Lo obedecí, tal y como había dicho, y él comenzó a echar pétalos sobre mi cuerpo. No entendía muy bien aquel extraño ritual, y al principio incluso pensé que aquel joven me estaba tomando el pelo, pero después comprendí que si no depositaba mi confianza en él, no iba a conseguir nada.
Las primeras palabras que él dijo fue que mi madre estaba molesta. ¿Molesta? No sabía si quería saber más, pero, ¿por qué lo estaba? Quizás por todo lo que yo había hecho, quizás no había nada de lo que pudiera sentirse orgullosa, sino más bien todo lo contrario.
-No lo sé. Imagino que sí -comenté. Poco a poco, comencé a notar una presencia que me era familiar. No era su olor a rosas silvestres, ni tampoco la presencia de su cabello ensortijado o sus ojos azules. Tampoco era su tacto suave, ni su voz rígida. Era algo que simplemente me decía que ella se encontraba allí, aunque no pudiese verla, ni oírla, ni tocarla. Pero la sentía.
-Sí, es ella. Dios mío, es ella. -comenté.- ¿Qué sucede? ¿Por qué está molesta?
Adrianne Trevillette- Mensajes : 372
Fecha de inscripción : 17/07/2010
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