AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Chiaro di luna {Arianne C. Wickham}
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Chiaro di luna {Arianne C. Wickham}
Obscuridad. La paz de la noche adornaba los árboles que, danzaban al son del viento cerca de la laguna iluminada por la gran luna azul que decoraba el inmenso cielo estrellado, una noche perfecta, fría, sombría, el sonido del silencio era sepulcral, las aves partían a sus nidos y los lobos aullaban a lo lejos. Desde la neblina que cubria el pasto se veía la sombra de Ascarlani que se paseaba por la laguna, buscaba un poco de paz, una tranquilidad que no le daba las calles parisinas, que aún en la pesadez de la noche, se escuchaban los alaridos de las humanas de abolengo destilando la verborrea fastidiosa que lastimaba sus finos oídos. Eran pocas las noches que se iba a la laguna, pero la luna de esa noche la había cautivado desde que la vio ascender desde el horizonte donde moría el sol y las montañas se abrazaban.
Taconeaba delicadamente agarrando su vestido para no tropezarse, los árboles contrastaban con su piel blanquecina, el viento se compadecía de ella, suaves oleajes embestian sobre su rostro haciendo que su cabello danzara al igual que los árboles, Sara sentía un placer exquisito, casi parecido al placer cuando toca su instrumento. A lo lejos se encontraba una pequeña banca cerca al pequeño muelle donde estacionaban unos pequeños botes, se dirigió hacia ella, quitó unas hojas que habían caido de los árboles y se sienta a observar la laguna, delicadamente acomoda su vestido y cierra sus ojos tras un profundo suspiro. -Si las almas vagabundas encontraran este lugar como el hogar para calmar sus melancolías, la ciudad de París fuese el paraíso del mundo, y dejarían a los amantes de la noche disfrutar de los lamentos de las almas.... Un deleite.- Musita para si misma.
Taconeaba delicadamente agarrando su vestido para no tropezarse, los árboles contrastaban con su piel blanquecina, el viento se compadecía de ella, suaves oleajes embestian sobre su rostro haciendo que su cabello danzara al igual que los árboles, Sara sentía un placer exquisito, casi parecido al placer cuando toca su instrumento. A lo lejos se encontraba una pequeña banca cerca al pequeño muelle donde estacionaban unos pequeños botes, se dirigió hacia ella, quitó unas hojas que habían caido de los árboles y se sienta a observar la laguna, delicadamente acomoda su vestido y cierra sus ojos tras un profundo suspiro. -Si las almas vagabundas encontraran este lugar como el hogar para calmar sus melancolías, la ciudad de París fuese el paraíso del mundo, y dejarían a los amantes de la noche disfrutar de los lamentos de las almas.... Un deleite.- Musita para si misma.
Sara Ascarlani- Vampiro/Realeza
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Re: Chiaro di luna {Arianne C. Wickham}
Había salido tarde ¿pero qué tan tarde? No lo sabía del todo. La fiesta a la que me había hecho asistir no habría estado del todo mal si no me hubieran obligado a beber tanto, estuve segura de que la mayoría del tiempo me la pase casi inconsciente y en una posición rara pues ahora mismo me dolía el cuello. Moví la cabeza de un lado a otro escuchando como tronaban mis vertebras, desde pequeña siempre sentía miedo al hacer eso pensaba que los huesos se me atrofiarían y jamás regresarían a donde deberían. Fui una niña con muchas ideas raras y traumas. Pero ya no era una niña, no a la vista de los demás, con diecisiete años ¿Era una niña o una mujer? Tal vez ninguna y el término más exacto era el de puta, una a la que le gustaba usar los mejores vestidos para ocasiones como esta, en la que tenía que servir a muchos hombres de clase alta.
Nunca me gusto quedarme en los hoteles en los cuales se llevaban a cabo esas fiestas, no me gustaba despertar y darme cuenta de que no había nadie alrededor y ahora ahí estaba sintiéndome absolutamente pequeña entre la noche que solo tenía de luz la de la luna. Hacía frío pero cuando ibas vestida como una dama de clase alta el frio lo pasabas por el arco de triunfo, era una noche diferente, parecía que solo reinaba el silencio y la neblina entre la cual me abría paso como si estuviera en una multitud. Me costaba ver pero eso no me impedía dejar de caminar, podía escuchar el tacón pegar contra el piso, haciendo sonidos que acompañaban los susurros que el viento dejaba mientras yo pasaba. Mire la luna mientras trataba de no caer o tropezar en mi camino, iluminaba mi cara de tal forma que sentía que me quedaría ciega, pero no podía deja de verla, era hipnotizante. Mientras seguía avanzando me di cuenta de que la luna se perdió entre la copa de los arboles dejándome casi sin luz, tenía dos opciones y por el camino de la laguna aunque eso supondría un riesgo porque todas mis decisiones momentáneas eran malas o seguir el camino normal hacia el burdel.
Como siempre, decidí mi primera opción. Levante la falda pomposa de color rojo que llevaba y comencé a andar con más cuidado, me di cuenta de que podía ver la neblina e incluso el vapor que salía de mi boca gracias a la luz. Saque un pañuelo del bolsito que llevaba conmigo, nadie quería una prostituta enferma así que me lo lleve a la boca para respirar mi propio aire que tenía un tenue olor a alcohol. Caminaba por la zona del muelle, en donde había bancos para admirar como se movían los botes gracias a la brisa, me vi tentada a asomarme un poco para ver el reflejo de la luna y como el agua causaba ondas que chocaban con otras ondas. Saque la cabeza sobre el muelle, subiendo un poco mis pies a las barras de madera para tener mayor visión y lo primer que vi fue el horizonte o una parte de él, en cierto punto se perdía y se volvía negro como una cueva y después de todo eso me vi. Mi rostro estaba perfectamente dibujado en el agua, debía decir que me veía incluso más hermosa de lo que ella era bajo la luz de la luna.
Mis pensamientos narcisistas fueron interrumpidos cuando mi pañuelo salió volando, me baje rápidamente del apoyo del muelle y comencé a seguirlo a paso apresurado, parecía que es objeto inanimado se burlaba de mi pues iba de arriba hacia abajo y ondeaba como bandera mientras que yo parecía acompañarlo en su danza para la noche. No faltaba mucho para alcanzarlo cuando se dejó caer extrañamente cerca de los pies de una dama, extremadamente hermosa-Lo siento mucho, en verdad no quería interrumpirla-le dije haciendo una reverencia pequeña y agachándome para tomar el pañuelo, mis labios dibujaron una sonrisa que solo justificaba aquel acto de correr detrás de un pañuelo blanco. Era curioso que una dama de su clase, rango y belleza estuviera fuera de noche, era peligroso, solo podías esperar eso de las prostitutas que para los demás su vida no valía nada.
Nunca me gusto quedarme en los hoteles en los cuales se llevaban a cabo esas fiestas, no me gustaba despertar y darme cuenta de que no había nadie alrededor y ahora ahí estaba sintiéndome absolutamente pequeña entre la noche que solo tenía de luz la de la luna. Hacía frío pero cuando ibas vestida como una dama de clase alta el frio lo pasabas por el arco de triunfo, era una noche diferente, parecía que solo reinaba el silencio y la neblina entre la cual me abría paso como si estuviera en una multitud. Me costaba ver pero eso no me impedía dejar de caminar, podía escuchar el tacón pegar contra el piso, haciendo sonidos que acompañaban los susurros que el viento dejaba mientras yo pasaba. Mire la luna mientras trataba de no caer o tropezar en mi camino, iluminaba mi cara de tal forma que sentía que me quedaría ciega, pero no podía deja de verla, era hipnotizante. Mientras seguía avanzando me di cuenta de que la luna se perdió entre la copa de los arboles dejándome casi sin luz, tenía dos opciones y por el camino de la laguna aunque eso supondría un riesgo porque todas mis decisiones momentáneas eran malas o seguir el camino normal hacia el burdel.
Como siempre, decidí mi primera opción. Levante la falda pomposa de color rojo que llevaba y comencé a andar con más cuidado, me di cuenta de que podía ver la neblina e incluso el vapor que salía de mi boca gracias a la luz. Saque un pañuelo del bolsito que llevaba conmigo, nadie quería una prostituta enferma así que me lo lleve a la boca para respirar mi propio aire que tenía un tenue olor a alcohol. Caminaba por la zona del muelle, en donde había bancos para admirar como se movían los botes gracias a la brisa, me vi tentada a asomarme un poco para ver el reflejo de la luna y como el agua causaba ondas que chocaban con otras ondas. Saque la cabeza sobre el muelle, subiendo un poco mis pies a las barras de madera para tener mayor visión y lo primer que vi fue el horizonte o una parte de él, en cierto punto se perdía y se volvía negro como una cueva y después de todo eso me vi. Mi rostro estaba perfectamente dibujado en el agua, debía decir que me veía incluso más hermosa de lo que ella era bajo la luz de la luna.
Mis pensamientos narcisistas fueron interrumpidos cuando mi pañuelo salió volando, me baje rápidamente del apoyo del muelle y comencé a seguirlo a paso apresurado, parecía que es objeto inanimado se burlaba de mi pues iba de arriba hacia abajo y ondeaba como bandera mientras que yo parecía acompañarlo en su danza para la noche. No faltaba mucho para alcanzarlo cuando se dejó caer extrañamente cerca de los pies de una dama, extremadamente hermosa-Lo siento mucho, en verdad no quería interrumpirla-le dije haciendo una reverencia pequeña y agachándome para tomar el pañuelo, mis labios dibujaron una sonrisa que solo justificaba aquel acto de correr detrás de un pañuelo blanco. Era curioso que una dama de su clase, rango y belleza estuviera fuera de noche, era peligroso, solo podías esperar eso de las prostitutas que para los demás su vida no valía nada.
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Re: Chiaro di luna {Arianne C. Wickham}
Eran pocas las criaturas que se acercaban a la laguna y mucho menos a esas altas horas de la noche, muchos humanos se encontraban en el burdel, o las mujeres sumisas cuidando sus retoños preparándolos para dormir, solo los más valientes, o más estúpidos caminaban por estos lugares sin la compañía de algún ser mitológico. Como si los dioses la hubiesen escuchado, quizás para darle la razón o demostrarle su equivocación, a lo lejos, lo poco que se podía ver en la calina, se visualizaba la silueta de una mujer hermosa, su cabello ondeaba con el viento, ella la observa de reojo y esta se monta en uno de los barandales del muelle, Sara disimuladamente ríe divertida, una mujer de su porte haciendo cosas de niños le causaba curiosidad así que se detuvo a detallarla minuciosamente. Enarcó su ceja al detallar su vestimenta, para Sara era muy fácil distinguir a las mujeres de abolengo y a sus queridas cortesanas, claramente ella era una dama de burlesque, sus moretones, su postura, incluso, la forma de su cabello le daba la razón. Curiosamente ella tenía una fijación con las cortesanas, siempre las consideró como más que una simple muñeca de sangre, son atrevidas, atractivas, peligrosas, temerarias y sobre todo... Fuertes.
Ella ladeó su rostro nuevamente hacia el horizonte y esbozó un suspiro profundo... -Vaya, aquellas damas de la noche seguramente se divierten más que todo el conglomerado parisino... ¡Ja!- Rie divertida y suspira nuevamente. -Que vida tan vacía y rutinaria- Susurra Sara mientras observa el leve oleaje de la laguna que se incrementaba por un ventarrón que embistió las hojas de otoño que estaban regadas en el pasto, estas se elevaron y accidentalmente se pasearon sobre las piernas de Sara, ella se inclinó a quitarse las hojas pero captó un aroma nuevo que se acercaba, miró hacia abajo y observó un pequeño pañuelo que se aventuraba a merced del viento pero que fue tomado por la joven que estaba en los barandales del muelle, ella allí, como subordinada en los pies de Sara, observa fijamente sus profundos ojos cristalinos y labios carnosos que la impactaron, podía reflejar la luna en sus pupilas dilatadas. Sara no alcanzó a tomar su pañuelo, pero correspondió su sonrisa particular -No me interrumpe Madame- Susurró con la sonrisa dibujada en su rostro mientras penetraban sus miradas. Sara se incorpora nuevamente y se apoya en el espaldar de la banca, la mira mucho más de cerca y la repara rápidamente, y aún con su sonrisa aclara - ¿Qué hace una bella dama bajo la merced de la luna?, usted ha de ser muy valiente Signorina, pero no la culpo, cualquier persona que sepa dejarse llevar por la belleza de la luna azul que guarda la noche, sin pensar pasaría por la laguna, sometiendose al sacrificio de morir, sabría que vale la pena dejarse llevar por el hechizo del gran lucero, que apasigua los sueños de las criaturas vivientes-
Ella ladeó su rostro nuevamente hacia el horizonte y esbozó un suspiro profundo... -Vaya, aquellas damas de la noche seguramente se divierten más que todo el conglomerado parisino... ¡Ja!- Rie divertida y suspira nuevamente. -Que vida tan vacía y rutinaria- Susurra Sara mientras observa el leve oleaje de la laguna que se incrementaba por un ventarrón que embistió las hojas de otoño que estaban regadas en el pasto, estas se elevaron y accidentalmente se pasearon sobre las piernas de Sara, ella se inclinó a quitarse las hojas pero captó un aroma nuevo que se acercaba, miró hacia abajo y observó un pequeño pañuelo que se aventuraba a merced del viento pero que fue tomado por la joven que estaba en los barandales del muelle, ella allí, como subordinada en los pies de Sara, observa fijamente sus profundos ojos cristalinos y labios carnosos que la impactaron, podía reflejar la luna en sus pupilas dilatadas. Sara no alcanzó a tomar su pañuelo, pero correspondió su sonrisa particular -No me interrumpe Madame- Susurró con la sonrisa dibujada en su rostro mientras penetraban sus miradas. Sara se incorpora nuevamente y se apoya en el espaldar de la banca, la mira mucho más de cerca y la repara rápidamente, y aún con su sonrisa aclara - ¿Qué hace una bella dama bajo la merced de la luna?, usted ha de ser muy valiente Signorina, pero no la culpo, cualquier persona que sepa dejarse llevar por la belleza de la luna azul que guarda la noche, sin pensar pasaría por la laguna, sometiendose al sacrificio de morir, sabría que vale la pena dejarse llevar por el hechizo del gran lucero, que apasigua los sueños de las criaturas vivientes-
Sara Ascarlani- Vampiro/Realeza
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Re: Chiaro di luna {Arianne C. Wickham}
Que poca cosa me sentía enfrente de esa mujer, tanto así que tuve que bajar la mirada para no seguir viéndola. Yo confiaba de mi belleza y algunas veces reconocía la belleza de otras chicas parisinas que algunos presumían eran las más bellas del mundo, yo difería de toso esto, no en vano existía yo, que a lado de las demás todo parecía sin sentido como un gigante y un insecto pero esto era diferente, la belleza de esa mujer no parecía ser humana y aunque su cuerpo era como el de todas incluso podía percibir la diferencia aun cuando estuviera yo evitando el contacto visual. En ese momento parecía que ni el vestido ese que llevaba era tan bonito, me sentía bastante patética e intimidada, nadie era más hermosa que yo, nadie excepto esa mujer que me había topado. Su cabello danzaba con el viento de forma casi perfecta, como si ella controlara todo a su alrededor y no al revés, parecía que el frio a ella no le afectaba lo cual le daba un toque hermoso aún más macabro. Todo en aquella mujer era tan perfecto que sentí que vomitaría en cualquier instante, lastima para mí que era una ilusión y que no era bueno con los reflejos de arcada.
Me levante casi pidiendo permiso con mi cuerpo, aun sentía que aquella dama cada vez que me veía penetraría en mi mirada y vería mis más profundos deseos y secretos. Mi cuerpo cohibido tenía ganas de dejarla ahí, sentada pero mi corazón sentía le necesidad de quedarse, mi curiosidad se hizo tan fuerte que la mire de golpe, dándome de golpe contra esos ojos que incluso podía atreverme a decir que era únicos. No me iría, me quedaría para saber qué clase de magnetismo rodeaba a esa mujer de aspecto misterioso. Moví la cabeza hacia un lado como buscando una respuesta de su parte pero nada así que me limite a sonreír una vez-¿Morir?-pregunte tontamente-si todos teníamos miedo de morir pero en ese momento sus palabras sonaron casi graciosas-en realidad era una respuesta a esa dama cuyas palabras sonaban igual de perfectas como se veía su rostro-No tengo miedo a morir, ya eh visto suficiente dolor como para dejarme asustar por un hecho tan natural como la muerte pero en todo caso…Usted es incluso más bella que yo y aquí está admirando la noche y la belleza que la luna brinda, tan sola que podría decir que llora internamente una pena-enarque una ceja, la curiosidad mataba al gato y definitivamente yo ya estaba en la trampa.
Si todo eso era una falsa ilusión de amabilidad seguramente yo había caído rendida-Mi nombre es Arianne-hice una pequeña reverencia, yo no solía ser muy cortes de forma natural, solía fingirlo porque era lo que se me daba mejor y tal vez a todas las que eran como yo se les daba de la misma forma pero todo lo cordial en ese momento emanaba de mi por instinto, tal vez respeto a una belleza y dama tan distinguida. Era como si todos mis movimientos saltaran a ella solo para buscar un poco aceptación de su parte
.Me levante casi pidiendo permiso con mi cuerpo, aun sentía que aquella dama cada vez que me veía penetraría en mi mirada y vería mis más profundos deseos y secretos. Mi cuerpo cohibido tenía ganas de dejarla ahí, sentada pero mi corazón sentía le necesidad de quedarse, mi curiosidad se hizo tan fuerte que la mire de golpe, dándome de golpe contra esos ojos que incluso podía atreverme a decir que era únicos. No me iría, me quedaría para saber qué clase de magnetismo rodeaba a esa mujer de aspecto misterioso. Moví la cabeza hacia un lado como buscando una respuesta de su parte pero nada así que me limite a sonreír una vez-¿Morir?-pregunte tontamente-si todos teníamos miedo de morir pero en ese momento sus palabras sonaron casi graciosas-en realidad era una respuesta a esa dama cuyas palabras sonaban igual de perfectas como se veía su rostro-No tengo miedo a morir, ya eh visto suficiente dolor como para dejarme asustar por un hecho tan natural como la muerte pero en todo caso…Usted es incluso más bella que yo y aquí está admirando la noche y la belleza que la luna brinda, tan sola que podría decir que llora internamente una pena-enarque una ceja, la curiosidad mataba al gato y definitivamente yo ya estaba en la trampa.
Si todo eso era una falsa ilusión de amabilidad seguramente yo había caído rendida-Mi nombre es Arianne-hice una pequeña reverencia, yo no solía ser muy cortes de forma natural, solía fingirlo porque era lo que se me daba mejor y tal vez a todas las que eran como yo se les daba de la misma forma pero todo lo cordial en ese momento emanaba de mi por instinto, tal vez respeto a una belleza y dama tan distinguida. Era como si todos mis movimientos saltaran a ella solo para buscar un poco aceptación de su parte
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Re: Chiaro di luna {Arianne C. Wickham}
Se lucía en el arte del filtreo, era inevitable, y mucho más si se trataba de la noche junto a una bella dama. No cabía dudas que la mujer que tenía en frente poseía una belleza que hacía mucho tiempo no veía, Sara, con sus años de experiencia y sus tantas aventuras, nunca pudo ver el reflejo de la gran luna azul en los ojos de una mujer, y mucho menos una desconocida. Ella seguía sentada, no pensaba moverse de su sitio, la posición de la cortesana le resultaba muy entretenida, en sus ojos se le notaba la combinación de sentimientos, su corazón palpitaba con rapidez, el contoneo de sus caderas era inquietante, fascinante, se notaba agitada, el olor que emanaba, ese aroma tan peculiar que poseen las mujeres después de haber entregado su cuerpo y alma al deseo, la lujuria, al frenesí de sensaciones, donde los sentidos explotan y se elevan al cosmos, creando una sinergia de pasión en comunión con el universo, la estremecían por dentro. Quizás ella no era una humana, o tal vez era una ilusión de la neblina, no estaba segura aun cuando la sentía, solo podía ver sus ojos que penetraban los suyos.
-Nadie ha dicho de morir- Aclara imponente pero con sutileza, -La muerte es lo efímero, la vida es verdaderamente eterna- Suspiró, entonces sonríe -La belleza se va opacando con el tiempo, el viento se la lleva a cuenta de gotas... La belleza no sirve de nada si el alma que la porta no cautiva los lagrimales de los seres, así que no se juzgue madame, pues su belleza me ha conmovido de tal manera que puedo ver la reencarnación de la luna en sus ojos.- Dijo mirándola a los ojos fijamente -Ah- entrecierra sus ojos incitándola -¿Pena dice?, Quizás Madame, como no desahogar el lamento de una mujer cerca la laguna, las lágrimas caen y el viento me acaricia la piel consolándome en su regazo invisible, los árboles me acogen y los aullidos de los viejos lobos acompañan mi dolor, pero en este caso, solo disfruto de una solitaria velada nocturna que, por lo visto dejó de ser solitaria.- Sonríe ligeramente y desvía su mirada hacia la laguna.
-No estará aquí de pie toda la noche... ¿O si?- La mira fijamente, -Acompáñeme si lo desea, es un placer, il mio nome é Sara Ascarlani- Deslizó la mano delicadamente de su pierna y la posó frente ella, sus manos se conectaron y Sara sonrió, tuvo la oportunidad de ver sus manos delicadas y largas, en esas manos veía el incansable trabajo y dolor que ha pasado, no se si será la noche quien la haga tan sensible pero podía oler, palpar, ver, sentir muchas sensaciones emanar de ella, una completa desconocida cuya belleza la había impactado -Sientese per favore, se ve cansada-
-Nadie ha dicho de morir- Aclara imponente pero con sutileza, -La muerte es lo efímero, la vida es verdaderamente eterna- Suspiró, entonces sonríe -La belleza se va opacando con el tiempo, el viento se la lleva a cuenta de gotas... La belleza no sirve de nada si el alma que la porta no cautiva los lagrimales de los seres, así que no se juzgue madame, pues su belleza me ha conmovido de tal manera que puedo ver la reencarnación de la luna en sus ojos.- Dijo mirándola a los ojos fijamente -Ah- entrecierra sus ojos incitándola -¿Pena dice?, Quizás Madame, como no desahogar el lamento de una mujer cerca la laguna, las lágrimas caen y el viento me acaricia la piel consolándome en su regazo invisible, los árboles me acogen y los aullidos de los viejos lobos acompañan mi dolor, pero en este caso, solo disfruto de una solitaria velada nocturna que, por lo visto dejó de ser solitaria.- Sonríe ligeramente y desvía su mirada hacia la laguna.
-No estará aquí de pie toda la noche... ¿O si?- La mira fijamente, -Acompáñeme si lo desea, es un placer, il mio nome é Sara Ascarlani- Deslizó la mano delicadamente de su pierna y la posó frente ella, sus manos se conectaron y Sara sonrió, tuvo la oportunidad de ver sus manos delicadas y largas, en esas manos veía el incansable trabajo y dolor que ha pasado, no se si será la noche quien la haga tan sensible pero podía oler, palpar, ver, sentir muchas sensaciones emanar de ella, una completa desconocida cuya belleza la había impactado -Sientese per favore, se ve cansada-
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Re: Chiaro di luna {Arianne C. Wickham}
Si la voz de aquella mujer fuera más débil que un susurro y no dijera cosas tan hermosas, incluso si dijeran que me aventara a la laguna yo ciegamente lo haría, todas las palabras, el sonido e incluso los pequeños movimientos como era el pestañear de aquella mujer francamente parecían actos que embragarían al mejor de los conquistadores. Aun hablando de belleza, externa o interna, tema que me solía irritar pues yo siempre me había considerado extremadamente bella al grado de ser diferente a las demás ahora no me importaba en lo más mínimo que se refiriera a la clase de belleza que no poseía, sonaba romántico para mis oídos, la sangre fluyo hasta mis mejillas cuales de un momento a otro sentí calientes-Creo que mi belleza no se puede comparar con la de la luna o con la usted que es incluso mayor-Un escalofrío me recorrió de nuevo toda la espalda cuando nuestras manos se unieron, aunque fuera tan solo un segundo eso me batos para darme de la textura y suavidad de su piel, no era como tocar seda, era mucho mejor y me corroboraba lo marmórea que se veía bajo la luz de la luna. De nuevo yo me sentía tan poca cosa, ni siquiera me sentía merecedora de estar cruzando palabras con ella.
Mi cuerpo se trabo al tratar de moverme para posicionarme a un lado de ella en aquel banco por muchas razones apartes de las obvias-Mucho gusto-añadí mientras obligaba a mis piernas a caminar unos cuantos pasos y sentarme de forma erguida y con la espalda ligeramente recargada en el respaldo. Mire hacia el frente, armándome de valor para volver a dirigirle la palabra, simplemente era difícil ¿Pero cuando tendría una oportunidad así? La mayoría de las personas con clase que frecuentaba eran hombres con demasiado dinero que solo me llevaban a la cama, terminaban y me pagaban, en realidad eran pocos con los que conversaba y llevaba una relación un poco más cercana. Hablar con aquella dama era algo que me podía ayudar en un futuro.
Escondería lo inhibida que me sentía por toda ella, no podía darse cuenta-Perdone la intromisión Madame-tosí falsamente para aclararme la garganta-pero…-proseguí un poco apenada por lo que estaba a punto de salir de mis labios-¿]Es usted extranjera? Lo digo por su acento –en todo caso yo también era extranjera solo había cambiado mi lugar de residencia y trabajo a uno con más variedad y rango de clientes, las prostitutas conseguíamos mejores cosas en lugares en donde el libertinaje era bien visto. Me moví ligeramente para poder verla, no quería que pensara que yo era una grosera siempre pensaba que para decir sin palabras que alguien te resultaba interesante tenías que verlo frente a frente.
Off: perdona lo feo y la tardanza. La escuela me deja medio zombie xD
Mi cuerpo se trabo al tratar de moverme para posicionarme a un lado de ella en aquel banco por muchas razones apartes de las obvias-Mucho gusto-añadí mientras obligaba a mis piernas a caminar unos cuantos pasos y sentarme de forma erguida y con la espalda ligeramente recargada en el respaldo. Mire hacia el frente, armándome de valor para volver a dirigirle la palabra, simplemente era difícil ¿Pero cuando tendría una oportunidad así? La mayoría de las personas con clase que frecuentaba eran hombres con demasiado dinero que solo me llevaban a la cama, terminaban y me pagaban, en realidad eran pocos con los que conversaba y llevaba una relación un poco más cercana. Hablar con aquella dama era algo que me podía ayudar en un futuro.
Escondería lo inhibida que me sentía por toda ella, no podía darse cuenta-Perdone la intromisión Madame-tosí falsamente para aclararme la garganta-pero…-proseguí un poco apenada por lo que estaba a punto de salir de mis labios-¿]Es usted extranjera? Lo digo por su acento –en todo caso yo también era extranjera solo había cambiado mi lugar de residencia y trabajo a uno con más variedad y rango de clientes, las prostitutas conseguíamos mejores cosas en lugares en donde el libertinaje era bien visto. Me moví ligeramente para poder verla, no quería que pensara que yo era una grosera siempre pensaba que para decir sin palabras que alguien te resultaba interesante tenías que verlo frente a frente.
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Arianne C. Wickham- Mensajes : 4237
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