Darren Ralph

Habilidades. Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana. 1. Sanación acelerada. Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento, si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves. 2. Percepción del aura. Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros vampiros e identificar a los licántropos gracias a su aura colorada y su característico olor. 3. Rastreo. Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros. 4. Telepatía. Habilidad para sondear los pensamientos superficiales de cualquier sujeto cercano y escucharlos como escucharía hablar a esa persona. Con el tiempo suficiente, puede enterarse casi de cualquier cosa sobre el sujeto. 5. Ilusión. Capacidad para alterar la relativamente la realidad por medio de alguna ilusión, algo no real para confundir a las personas.


La mente maestra que da origen a un sinfín de acontecimientos, deriva de pensamientos e ideas precisas que mantienen una estrategia en medio del caos que se acumula en su cerebro. No intentes comprenderlo, Darren ni siquiera te lo permitirá. Lo que verás y escucharás, no será suficiente, siempre querrás más. Aunque fue inculcado desde pequeño en la mierda de cómo comportarse por intereses que concernían a su padre, Darren es malhablado por naturaleza; siempre está escupiendo palabras que son detonantes de burla, arrogancia y sarcasmo. Los juegos que su mente frívola engendra es diversión insana asegurada. Olvida con facilidad los nombres, Darren no te preguntará quién eres, así que toda esa mierda de “Vamos a conocernos” ni siquiera la intentes; se acordará de tu rostro solo si hiciste el mérito suficiente como para ganarte esa maldita pizca en su cerebro que hará que te recuerde; lo que no será sencillo, Darren tiene suficiente sobre sí mismo como para escatimar en la mierda que nadará en las aguas turbias que ahogan sus pensamientos. Lo último inteligente que puedes hacer es mencionar que existe algo en común entre lo que es él y lo que tú, estúpida, tonta e innecesariamente crees llegar a comprender acerca de él. Darren es único y lo único que gobierna su mente es ese hecho. Amante del maltrato, física y psicológicamente, utiliza las armas que su nueva y poderosa vida le han regalado. Nunca existió un lado humano, de hecho, el órgano que latía hasta que fue transformado siempre sirvió para llenar el hueco en su pecho; por lo que fue perfecto cuando se convirtió en el Señor de la Noche. Oscuridad, ese es sinónimo de Darren Ralph.


Hijo de una puta drogadicta y un borracho malnacido, Darren fue el orgullo de aquél hombre por ser su primer hijo varón en medio de tantas hermanas como dedos en sus palmas. Su padre andaba derramando su semilla a cada puta que le sonreía, así que sus medias hermanas ya se encontraban trabajando como prostitutas al lado de su madre mientras él crecía. Desde el primer día que nació, Darren se distinguió, era diferente de cualquier otra criatura. Ese pequeño que había nacido con ojos azules ni siquiera profirió el llanto que aseguraba que sus pulmones se encontraban trabajando. No. Darren jamás lloraba y, si a alguien le extrañó, se volvió en algo tan remoto que pronto olvidaron esa particularidad. El dinero que entraba en aquélla casa era despilfarrado, así que a falta de comida y agua, Darren creció mientras su padre le preparaba en el arte de robar y hacerse pasar por alguien de la alta sociedad. Fue a muy temprana edad cuando su hermana menor le empezó a interesar. Los gemidos que resonaban de la habitación donde su madre se encerraba con algún señor a follar, despertaron un insano interés por observar. El morbo se disparó por todo su cuerpo, especialmente en su miembro que se levantaba como un mástil ante el primer atisbo de los pechos de su madre siendo profanos por la boca de aquél hombre. La sonrisa diabólica de ese niño era solo producto de las imágenes que se movían en su mente, donde él le hacía exactamente lo mismo a la hermana más pequeña de “su” familia.

Encerrar a su hermana fue tarea sencilla. Darren estaba tan excitado por lo que iba a hacer que no escuchó cuando la puerta se abrió y su padre entró. De no ser por los aplausos de aquél hombre mientras veía a su hijo hacerse todo un hombre con una de sus hijas, Darren no habría notado su presencia en la habitación que solo mantenía una vela. Aquélla noche, Darren descubrió que el sexo era un grandioso descubrimiento. Noche tras noche, su hermana era el centro de atención pero como todo, pronto se aburrió; llevándole a los golpes y a la violación con otras jóvenes mujeres. Los años transcurrieron y Darren se convirtió en un hombre atractivo que sabía mentir con obstinación y vestirse elegantemente a raíz de las joyas y dinero que obtenía al robar y apostar. Incluso vendía a sus hermanas a los “amigos” que creían tener ese estúpido lazo con él que no creía ni mostraba un ápice de interés por conservarlos.

Fue en una fiesta que conoció a esa mujer que le entregaría la inmortalidad, que lo haría especial como ella. Desde el momento en que sus ojos le penetraron, supo que lo que encontraría sería lo que siempre había estado esperando. Fue también en esa fiesta donde conoció a Lucern, quien entablaba una conversación firme con la mujer que portaba aquél vestido carmín que realzaba su magnífica belleza. ¿Quién diría que a partir de esa noche, Darren usurparía el apellido de aquél extraño hombre? El conde era el centro de atención, los invitados susurraban entre ellos lo extraño que era verlo y, no faltó uno que dijera que esa noche se despedía de Londres. La mente brillante de Darren encontró la oportunidad que había estado esperando tras esas noticias, su padre tenía razón, las oportunidades siempre se presentaban, solo era cuestión de saberlas reconocer y por supuesto que él no dejaría pasar ese momento. Darren Ralph, primo lejano del conde. Esa fue su introducción en cuanto el conde abandonó la fiesta y acudió a ella. Pronto se iba a dar a la tarea de investigar si existían familiares y, cuando no encontró nada, la coartada perfecta se presentaría en su mente. Él sería igual que el conde, un bastardo engendrado con una puta que su padre había reconocido en su lecho de muerte hacía mucho tiempo. Lucern lo encontraría muchos años después, solo para reconocer que para él su familia estaba muerta y que poco le importaba quién era él.

Esa noche, Darren Ralph nació realmente. La mujer con la que había salido de aquélla fiesta resultó ser especial, una vampiresa. Darren jamás comprendería el porqué de su transformación, solo sabía que ella le había dado la vida y eso era lo único que importaba. ¿Qué había visto en él? ¿Quizás su sangre? ¿El instinto asesino? Regresó a casa noches después para acabar con cualquier nexo a su vida humana. Su padre estaba borracho y golpeando a su madre cuando él apareció en la puerta, una de sus hermanas cogía con un macho en el baño, su hermana pequeña se encontraba durmiendo y... así, uno a uno, Darren les destruyó sin piedad. Cuando su mirada cruzó con la de su padre, le escupió, una muestra de agradecimiento por todo lo que había logrado ser a raíz de sus enseñanzas. Nada, excepto gritos mientras las vidas eran desgarradas. Lo demás, es historia. Darren mantuvo relación con su creadora hasta que ésta le aburrió por completo, hizo mucho dinero a través de los años y aunque no necesita aquél apellido; encuentra divertido lo que resulta cuando descubren ese parentesco que le “une” al conde de Inglaterra.


■ Tiene un enorme dragón tatuado en su espalda.
■ Utiliza a las mujeres a su antojo.
■ Luce un anillo antiguo que le robó a su creadora.
■ Se hizo dueño del Orfanato para tener sangre fresca al alcance.
■ Pedófilo, viola a las niñas de 'su' Orfanato.