Fiesta de Disfraces para C.Media y C.Alta [ Mía ]

La vida de la humana siempre era la misma, primero era el empleo del cual no tenia mucha escapatoria y es que no era solo uno, también hacía de costurera por las noches, a decir verdad había aprendido mucho del señor Arthur quien muy amable le había dado un empleo más, asi podría solventar gastos tanto aqui como en Valencia. El día comenzaba bien, al menos no tenía ningun pendiente ni nada que le detuviera las cosas que hacia, llego muy temprano al café colocandose su delantal verde el cual habia confeccionado ella misma hacia tanto tiempo, recordaba que cuando pidió el trabajo no tenia dinero para comprar uno propio, asi que fue al mercado donde compró un par de metros de tela y lo confeccionó como ella quisó. El gusto por la ropa era inmenso, incluso pasaba horas después de el café de París solo para coser, hacia tanto vestido para la tienda como para ella misma, también arreglaba unos cuantos más ajenos, se estaba dando a conocer y eso le gustaba.
En el café el día pasó volando y cuando recogía una mesa escuchó a dos señores hablando de una fiesta en el castillo cerca de alli, los dos llevaban trajes muy elegantes y dos máscaras al color, sin que se dieran cuenta sonreia, desde que habia llegado jamás iba de fiesta, su estado economico no le permitia hacer mucho pero hoy era diferente, hoy tenia una idea más. Al acabar su turno fue directo a su casa, se cambió y baño poniendose el ultimo vestido que hizo, sonrió mirandose en el gran espejo y unico que tenia en el lugar y acomodó su cabello en una pequeña coleta.
Daba de vueltas en casa sin encontrar un antifaz o algo que le cubriera el rostro, y entonces se le ocurrió hacer uno, no tenía mucho tiempo y comenzó a cocer hasta que terminó y entonces se fue con la frente en alto y con una sonrisa destellante hasta el lugar donde estaba el baile, se encojió de hombros al verse caminando por las calles cuando todos llegaban en carruajes y caballos, entró sin demorar más no queria llamar la atención pasando de clase media, y estando adentro comenzó su plan, cada señorita que se acercaba a pedir informes de su costurera ella daba una pequeña tarjetita diciendo que ahi podría encontrarle, incluso decia algunas señas de aquella muchaha y sonreia cortesmente, agradecia tantas clases de sociedad que su madre con esmero le enseñó.
Los pasos de la joven cada vez eran más cansados, buscó la mesa de el banquete y se acercó temerosa tomando una uva la cual comió con detenimiento, lo malo de las prendas femeninas era que mucho espacio no les daba gracias al llamado corsel, respiró suave y tragó observando bien el baile, los ojos destellaban con un brillo de curiosidad, aun faltaba una cosa... "bailar".