Un día normal para un gitano pero...¿para una dama de clase alta? [Privado]

por **Carson Grimoldieu** Dom Mar 31, 2013 10:48 pm

El sol estaba en lo alto, los rayos del sol penetraban por una ventana, que un hombre se encontraba recostado en esta. Estaba cansando, muy cansando, el día anterior trabajo demasiado, esforzando su cuerpo. Quería lo mejor para él, él quería llegar hacer alguien en la vida. Por esa razón aprendió a leer, escribir, contar, para que no lo hicieran menos, que no le digieran tonto, burro, para que supiera defenderse. Los padres del aquel joven, deberían de estar orgulloso del hijo que tiene, es modesto, educado, no es un infeliz como los demás jovencitos de su edad. Es fiel a sus principios, a su amor que siente por una joven de Clase Alta, por esa sencilla razón se quiere superar, para que ella no se arrepienta de su elección. Quería que cuando saliera con él las personas no la vieran con horror al estar con un simple gitano, sí era gitano, un honrado gitano que luchaba cada día para superarse

Su nombre: Carson Grimoldieu, un gitano joven, con ambos padres vivos, no ha sufrido por aquellas pedidas que algunos de sus "amigos" ha tenido, él es feliz con lo que tiene. Se ha enamorado de una joven sumamente hermosa, y no habla por el físico si no por lo interno, lo que miro fue eso, aunque no negara el caballeroso Carson que prometida, sí, su prometida es una hermosa mujer ¿Porque prometida? Ella juego con él, sólo era una aventura para ella, pero el señor padre de la joven descubrió que ambos tenían una aventurilla clandestina. Supo el joven Carson que había sido utilizado, la quiso odiar pero no pudo meses así pero fue mas fuerte el amor que eso, ahora ambos viven su noviazgo normal, pero una regla es: No veras a mi hija hasta que se casen. Esa, esa regla fue que mato -Hablando Literalmente- A Carson, pero él no hizo caso, pedía que le dieran trabajo en esa casa solo para verla. Claro, cuando el padre no se encontraba en su morada

Al estar recordado toda lo que ha pasado desde ese momento Carson se levanto con mucha, pero mucha pereza, tenia el cuerpo cortado, volviendo a caer en la cama, tenia un poco de fiebre, su madre le dijo: Hijo no sobre cargues tu cuerpo, te puede hacer daño. Pero él no hizo caso, ahora esta las consecuencias de esto que no puedo ni mover un dedo.-Mi madre bien que me lo dijo-Susurró, puso su antebrazo sobre su rostro para que los rayos del sol no le dieran en la cara. Salio otro suspiro, ahora que quiera ver a su prometida, su cuerpo no pretendía despegarse de aquella cama, cómoda.-Vuélvete a esforzar de ese modo Carson y yo misma te mataré-Comento su madre desde el marco de la puerta de su habitación. El ceño del gitano se frunció levemente, pero su madre tenia razón, con su mano indico que estaba "mejor" que salia si fuera posible.-Lo sé madre, lo siento...-Lo pensó, pero no lo dijo, aunque fuera un buen hombre tenia orgullo de "Macho" se quedo en su habitación como todo un niño bueno, que no ningún plato, cerro los ojos, quedándose dormido, nuevamente.

La madre de Carson había salido después de "Discutir" con su hijo, necesitaba comprar despensa para la comida de la semana, el dinero se iba como agua, él padre del joven gitano se encontraba amansando a un caballo rebelde de una hacienda no muy leja de aquí. Hermanos Carson no tenia, era hijo único y por esa razón Carson estaba solo, descansando, morfeo se lo había llevado a su mundo de sueños.

por **Bleuenn Charisteas** Mar Abr 02, 2013 9:02 pm

La chica estaba consciente del gran lío en que estaba metida ahora. Por una tontería su vida se había complicado la existencia, pero tras darle muchas vueltas al asunto, decidió que no era una complicación mala. Su padre se había llegado a enterar de su "romance" con el gitano y había pegado el grito al cielo,todo intento por estrechar las relaciones con él para regresar a su país quedaron borradas de una sola vez. Por lo contrario a lo que la joven pensaba, este viajó a París solo para imponer su voluntad una vez más, de nada sirvieron ruegos y amenazas de su parte; él ya había decido que su apellido no andaría de boca en boca más tiempo. La explicación de que nadie lo sabía en su círculo social tampoco le importó, ni siquiera la consideró, así que la joven no tuvo más que argumentar a su favor, sobretodo por la amenaza de desheredarla e incluso quitarle el apellido. Estaba convencida que de estar su madre viva, las cosas no habrían llegado tan lejos, lamentablemente solo le quedaba enfrentar al hecho de que nunca estuvo tan sola como ahora. Finalmente no le quedó más remedio que aceptar el compromiso.

Tal vez no tan sola. El gitano se enfadó con ella hasta lo indecible, y con justa razón. Para ella no era más que una aventura, un modo de escape a la realidad y jamás se puso a pensar en los sentimientos de él. Tontamente asumió que significaba lo mismo para él. Solo cuando se enteró de la verdad, ella se dio cuenta de la profundidad de sus sentimientos. Aquello, no lo esperaba, no. Sobretodo porque no tenían intenciones de que la relación durara mucho tiempo. Cuando se inició ella tenía muy claro que sería pasajero, porque no se imagina un futuro ligada a un hombre que no era de su clase social. Esos pensamientos no eran propios de ella, por lo general no se fijaba en la posición económica de las personas con quienes se relacionaba, eso solo era influencia de las compañías que su padre le exigía tener.

La rutina entre el gitano y ella, se hizo un hueco en su vida a tal punto que extrañaba los encuentros con él, sus palabras, sus caricias. No era un secreto para él que ella no era la casta niña que debía representar ante otras personas. Con él, ella se mostraba desenfrenada y apasionada. Llevaba esa doble vida porque no se sentía cómoda entre máscaras y apariencias. Necesitaba un poco de honestidad en su vida y con Carson la tenía. Le costó un poco hacerle entender su posición, y él parecía haberle perdonado ya. Por lo mismo seguía esperando ese momento del día en que pudiera verle.

Cuando pasó la hora que tácitamente acordaron para verse, ella se puso inquieta, hasta que finalmente se rindió a la tentación de visitarlo. Conocía el lugar en que vivía, porque claro, no sería la primera vez que fuera a verlo. Una vez más usando ropa prestada de su nana, llegó al campamento. Trató de pasar desapercibida hasta llegar a su casa y llamó a la puerta, una vez. Al no encontrar respuesta frunció el ceño. Seguramente estaba fuera. Llamó a la puerta una vez más, con más fuerza para hacerse oír-¿Carson?-Llamó esperando que se encontrara allí, ya que desconocía el lugar donde trabajaba.

por **Carson Grimoldieu** Mar Abr 02, 2013 11:21 pm

Carson había abiertos sus parpados hace cinco minutos, el dolor de cabeza no lo dejaba dormir para más, morfeo ya no lo quiso a su lado. Se sentía faltan, como si un carruaje le hubiera pasado sobre su cuerpo, y los cascos de los caballos para rematar. -Mi madre bien que lo dijo-Nuevamente, volvió a decir aquellas palabras, harto de que su cuerpo le doliera, levanto una mano pero al instante cayo, como su no controlara su cuerpo, estaba adolorido, mucho, sentía que le faltaba partes en su cuerpo y las que dolían se las quería arrancar el gitana estaba desesperado, al cien por ciento desesperado. -Juro, pero Juro que no volveré a sobre esforzar de ese modo a mi cuerpo, me siento como un viejo de ochenta años y no un joven de veinticuatro años-Rechino sus dientes. Volteo su rostro hacia la ventana donde la luz colaba hasta su cama, flexiono lentamente su pierna, soltando el aire que había detenido en unos segundos, los cerro para volver a dormirse.

Pero nada, no podía conciliar nuevamente el sueño. Pero no tenia ganas de levantarse, sabía que tenia que ver ahora a Bleuenn, pero el gran dolor de su cuerpo impedía que se moviera, quería mandarle una carta pero ¿A donde? Si ambos no se pueden ver hasta que sea la boda, se miraban a escondidas, hurtadillas del padre de su prometida. De ese modo adoraba a sus padres, aunque sabían que los jóvenes enamorados no se podían ver la casa abría las puertas a la joven de Clase Alta para que viera a su hijo, solo tres veces a venido ella por estos laredos, pero ahora no sabía como avisarle que no iba a poder ir. Pero pensándolo mejor, ya era tarde, de seguro regreso a su casa, enojada, por no ir, de seguro estaba pensando lo peor de él, no, no podía dejar las cosas de ese modo, con mucho esfuerzo se levanto de su cama, gruñendo por el dolor, lo sentía hasta pesado, completamente. Pero por ella pasaría el mar a ciegas y atado en una lancha si fuera necesario, el amor todo lo puede. De ese modo se levanto comenzando a caminar hacia el cuarto de baño, parecía uno de esos ancianos con bastón. Finalmente llego entrando se sostuvo en el lavamanos y se miro en el espejo, demacrado con unas ojeras que podía llegar hasta el suelo. -Horrible..-Confesó el mismo.

Con ambas manos juntas agarro agua de un bote de madera echándose en su cara, tenia que hacer una carta para avisarle que no estaba en buen estado para ir a su cita. Suspiro echándose otro poco más de agua, al estar despierto finalmente salio del cuarto del baño. Va hasta su escritorio, pero antes de llegar escucha una vos, una dulce vos para los oídos de Carson, una sonrisa aparece en su rostro-Es...Es ella...-Susurró sin creerlo, camino hacia la puerta de su habitación, la abrió, para después caminar y mirar a su prometida en la puerta. Mágicamente parecía que el dolor de su cuerpo se había esfumado, no sabía si era por verla o por otra cosa pero la tenia enfrente de él, en su carpa, en su casa.

Llego hasta donde estaba su amada, sonrió para ella, una sonrisa especial, una sonrisa solo dedicada para su mujer, sí, era su mujer y no porque es su prometida si no porque hace unas semanas (Tres para ser exactas) se habían entregado a lo mas maravilloso que una pareja de enamorados pueden hacer. Entregarse en cuerpo y alma, había intimado, pero no por eso Carson dirá "Ella es mi mujer, nadie la puede tocar" no, él no es posesivo de ese modo, tampoco celoso, pero ella, ella sí y se lo ha demostrado sin fin de veces, por raro que se escuche o vea, a Carson le gusta eso, hasta le excita ese modo tan posesivo que tiene su prometida con él-Has venido...-Habló, tomándola de la pequeña cintura, cerro la carpa con su otra mano-Te extrañe...-Fue lo dijo para besándola, un beso tierno y sincero por su parte-Y...-Bajo un poco su mirada-Perdóname por no ir a nuestra cita, pero...-Calla por un momento y enfoca su mirada en aquellos ojos azules como el mismo mar-No he sentido muy bien que digamos...-Confesó finalmente el gitano. Un silencio reino en la casa del gitano, esperando que ella hablara.

por **Bleuenn Charisteas** Sáb Abr 06, 2013 6:55 pm

La chica, no entendía como se estaba dejando llevar por impulsos. No por la lógica que generalmente guiaba su actuar. Quería pensar que ello se debía a lo que su padre dictaminó cuando vivno a pasar unos días a la ciudad, el cambio de estado civil no estaba previsto en sus planes futuros. Solo queria contentarse con él, y casi lo había logrado hasta que descubrió lo suyo con el gitano. Nunca antes lo vió tan enojado, tan furioso, tan decepcionado de ella. Claro que ante la familia de él, actuó de manera diferente. Acusó a Carson por violación, para obligarlo a casarse con ella. Ese era su castigo. Contraer matrimonio con alguien obligada. Forzada a llevar a su lado y presentar ante sus conocidos aun gitano, alguien a quienes muchos considerarían muy por debajo de su nivel. La chica, lloró, imploró, sobre todo por el primer motivo. No queria que Carson se sintiese comprometido con ella solo por la amenaza de su padre. Si bien, como toda mujer pensaba en forma una familia en el futuro, quería que fuera por consenso, no por una amenaza.

Pronto sería una mujer casada. La idea no terminaba de agradarle, aunque el gitano estaba haciendo que eso cambiara. Muy lejos de lo que ella esperaba, él la habia perdonado- en su lugar ella no lo habría hecho- y lo que era más extraño, él la trataba con el mismo cariño, la misma dulzura e incluso podía decirse que más. Por eso estaba aqui, frente a su puerta. Porque necesitaba de ese cariño para estar bien, sentirse tranquila...completa. Frunció el ceño, tal vez no era tarde para dar marcha atrás. No quería ser una de esas chicas tontas que se ilusionaban por palabras bonitas y que al final terminaban llorando por que el motivo de su dvoción dejaba de quererlas. ¿Qué ocurría si Carson, se daba cuenta de que solo estaba con ella por seguir las órdenes de su padre y la repudiaba? No creía que fuera ese tipo de persona, pero la duda bastaba para hacerla querer volver a casa, pero en ese instante la puerta se abrió y ella no pudo más que quedarse a enfrentarlo.

La indesición de ella desapareció cuando vió la alegría en el rotro del hombro. Era sincero, se alegraba realmente de verla allí. Una sonrisa tonta apareció en su rostro mientras asentía-Si, he venido-Afirmó entrando con él en sus aposentos, que distaban mucho de lo que ella estaba acostumbrada a habitar. Pero en este momento, el lugar no podía importarle menos. Su corazón se había acelerado ante su simple roce, al ir su voz, al notar esa mirada en su ojos. Si, estaba perdida. El gitano se había metido bajo su piel sin que ella pudiera hacer nada al respecto. En cuánto oyó que estaba mal, sus latidos se detuvieron un instante y sus ojos recorrieron el rostro ajeno con ansiedad.-¿Qué pasó? ¿Estás enfermo?-La angustia en el pecho de la chica empezó a crecer, ya que la palidez en el hombre era evidente. Tan ensimismada que estaba antes, no lo notó aprimera vista-¿Por qué no estás descansando?-Le retó alarmada. Boba, ella era el motivo por el que él no estaba en cama-Vamos, te acompaño para que te recuestes-Indicó con firmeza, abrazada a él caminaba hacia su habitación que ya conocía tan bien.-¿Ha venido un médico a verte? ¿Estás tomando alguna medicina?-La chica no podía dejar de insistir con sus preguntas sin darle tiempo al joven de responder a las mismas, al darse cuenta de lo que hacía calló de inmediato, pero en su mirada aún podía verse la preocupación que la embargaba.

por **Carson Grimoldieu** Miér Abr 17, 2013 7:25 pm

Carson, a verla parada enfrente suyo no pudo creerlo, estaba con él, a su lado, como siempre soñó. Sí, él siempre soñó que una mujer digna estaría a su lado, sin importar su pasado. Porque lo cuenta es el futuro de uno. Y él, iba hacer su futuro con su prometida. "Carson, hijo mio, cuando encuentres a la mujer adecuada, sentir que la has conocido desde hace mucho tiempo. Te lo digo. Eso me paso con tu padre, aunque sea un hombre duro, es el mejor esposo y sobre todo el mejor esposo" Tras recordar las palabras, sonrió sinceramente, aunque ella no correspondió el beso, él se sentía feliz, hinchado como un pavo-real que extiende sus alas, por un momento se olvido de su enfermedad. Con ella se sentía tan bien, libre, sin problemas.-Me, me alegro de que hayas venido, la verdad-Confeso, cerrando un poco los ojos, el dolor regreso. No se sentía con una enfermedad, sí no el cuerpo no podía más, pero tuvo que hacerse el fuerte para no preocupar más a su prometida.

Cerró los ojos y mordió su labio inferior, desvió un poco la mirada, no quería que viera que estaba mal. De lo que ya estaba -No, no estoy enfermo. Sí estuviera enfermo ni de la cama podría salir. simplemente fueron cosas que me pasaron ayer...-Trato de poner palabras que no fueran fuertes. Su dedo indice paso por su frente, estaba sudado haciendo que su quijada se apretara. Su cuerpo no podía resistir más tiempo parado pero ella estaba aquí y tenia que hacerse el fuerte, era hombre y...-He descansando, pero tenia que hacer mis necesidades que mi cuerpo requiere. Después cuando iba a regresar llamaste-En parte era cierto, pero en parte no. Iba a mandarle una carta, para explicarle la razón y es cuando ella llego.

No podía decirle que no a su prometida, comenzó a caminar con ella, hasta su habitación. Sin esperar cayo en la cama, cerrando los ojos, por fin su cuerpo estaba recuperándose sobre esa cómoda y placentera cama. -Sólo que sobre pase mi cuerpo. Sólo necesito descansar-Confesó, cerrando los ojos y quedándose dormido.

por **Bleuenn Charisteas** Lun Mayo 06, 2013 12:08 am

En el semblante del hombre se notaba que estaba muy lejos de estar bien, por ello es que Bluenn no pudo evitar preocuparse. Tal vez estaba exagerando, pero jamás antes vió a alguien tan pálido como lo estaba en ese momento Carson. Lo peor de todo-y aquello que hacía su angustia acrecentarse- era que ella no tenía ni la más remota idea de lo que debía hacer en esos casos, puesto que jamás tuvo que ocuparse de algo similar por si misma. Los médicos de la familia acudían a su casa cada que alguien se enfermara, y jamás la habían dejado permanecer en la habitación en que atendían a los pacientes. Ahora pues, estaba perdida en este entorno, sin remedio. Lo miraba esforzarse por aparentar normalidad sin resultado alguno.¡Hombres! ¿Por qué siempre querían aparentar fortaleza? ¿Por qué no podían asumir momentos de debilidad? Nunca iba a entenderlo, pero claro no comentó nada al respecto y solo se limitó a sostenerlo, considerando en salir y buscar ayuda.

Casi inmediatamente, cayó dormido en cuanto su cuerpo tocó el lecho. La chica se encagoó de quitar sus zapatos y ponerle lo más cómodo posible para que descansara. Sabía lo mucho que trabajaba en el circo, pero no imaginó que podía terminar tan extenuado. Lo contempló un momento dormir, lucían tan frágil en ese momento que apenas pudo resistirse a acariciar su rostro, no quería despertarlo; además quería llamar a alguien para que la ayudara a atenderle. Con el corazón en un puño, y haciendo acopio de su fuerza de volvuntad, salió de la carpa, pero la suerte no estaba de su parte. Afuera no había más que pequeños niños jugando, que al ver a una extraña no se atrevieron a darle la información que ella requería.

Frustrada, volvió al interior de los aposentos del gitano, solo para constatar que seguía durmiendo. Suspiró y tocó su frente con delicadeza. Tenía fiebre. Sin perder más el tiempo, se las arregló para conseguir un pequeño paño para poder aplicarle compresas frías hasta que tras un buen rato la calentura cediera.-Gracias al cielo-Susurró cuando lo comprobó. Cubrió el cuerpo del joven con una pequeña manta y ella tomó asiento en una silla frente al lecho. Perdió la noción del tiempo, y solo se dió cuenta de que se había quedado dormida cuando el dolor en el cuello le hizo parpadear varias veces, sintiéndose un tanto desorientada en un principio.

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