Te fuiste de mi lado, condenandome a tu ausencia...pero de nuevo apareces para convertirme en tu condena -Privado-

“¡MARKO! ¡Qué sucede! ¡Marko reacciona! Brujo del demonio regresa… Marko no te vayas no puedes dejarme… ¡¡no puedes!!... He visto tu futuro y aún falta mucho por vivir ¡MARKO!” Los gritos en la cabeza del brujo no cesaban, él se había caído por las escaleras de la mansión Santini, los empleados acudieron a su ayuda, movieron el cuerpo prácticamente inerte de hombre hasta la sala de estar donde lo dejaron, la ama de llaves corría por el lugar enviando a buscar al médico de cabecera, ella mejor que nadie sabía que las crisis de Marko eran algo peligroso para la integridad de él. Hacia pocas horas todo andaba bien, había salido a dejar unos encargos y a buscar otros, aquella semana había estado muy tranquilo y solitario diariamente enviaba cartas a Arianne para explicarle sobre la búsqueda de su hermana, las cosas iban mejor o al menos así lo creía el. Había discutido lo normal con Eris nada de qué preocuparse pero en el instante cuando él iba a salir en busca del regalo para su prometida, fue cuando todo cambio. Bajando las escaleras se quedó paralizado ante la serie de visiones que comenzó a tener. Mar… ella era la protagonista de aquella obra que pasaba por su cabeza, ella estaba cerca más de lo que el creía, si era ella y esta vez no se escaparía, esta vez no le perdería el rastro, porque ya sabía dónde estaba… Aquello fue lo último que el vio en conjunto con Eris.

Las horas comenzaron a pasar y Marko no reaccionaba, Eris buscaba en la cabeza del brujo un indicio de lo que estaba sucediendo, el medico solo dijo que estaba bien desgaste físico por dormir poco, Teobald, el doctor trabajaba para Marko en el Sanatorio Mental el conocía todo el historial médico de aquel joven y sabía perfectamente lo que sucedía, pero no podía alarmar a nadie. Esto le sucedía a menudo cuando estuvo interno, mas ahora estaba recuperado, solo una baja, explico al ama de llaves mientras ella asentía con la cabeza. Reposo, aquello era lo que necesitaba. Las horas siguieron pasando y el día ya no era iluminado sino que había llegado la tormentosa noche. “¡¡Maldito Brujo!! Aprende a controlar tus emociones… ahora parezco maniática… me he enterado de¡¡DIOS!! Marko estas mal de la cabeza, tu mente es un retorcido laberinto… no comprendo… lo único que halle fue un nombre… MAR…” Y como si aquella fuera el botón de las emociones el brujo abrió los ojos mirando a su alrededor, no estaba solo habían varios sirvientes rodeándolo, algunos rezaban, otros le limpiaban el rostro ya que su nariz había comenzado a sangrar y Leslie, su ama de llaves le tomaba la mano, él le dio un apretón y figurando una sonrisa comenzó hablar – Espero no haberos asustado… ya saben… el trabajo me desgasta– hablo para todos en el lugar y mientras se levantaba con lentitud agradeció por la compañía. Escucho todo lo que Les, tenía que decirle lo que dijo el médico y sobre que tenía que ir al sanatorio en busca de unas medicinas; Marko solo sonrió y se levantó en silencio parecía que por fin había hallado la paz que tanto había buscado por largos años…

Salió de la mansión en silencio, sin decir nada más que – Volveré – Eris por su lado no dejaba de hablarle en su cabeza, preguntándole sobre lo que había visto, cuestionando las veces que ella había desaparecido y una infinidad de cosas que simplemente Marko no respondió. Por primera vez anduvo lento, disfrutando de la noche que caía sobre Paris, camino entro a un bar, bebió whisky, compartió palabras con varias personas y siguió en camino. “¡QUE MIERDA TE SUCEDE!” reclamaba su Eris pero el hizo oídos sordos hasta que vio el cartel del Burdel, ahí fue cuando una sonrisa se posó en sus labios “¡Te iras a meter ahí! Maldito, la andas buscando a ella cierto a la Puta de mala clase de Arianne ¿cierto?” No, Eris, hoy no la busco a ella… hoy busco a otra persona “Hasta que te dignaste en hablarme… ¿Ya olvidaste a la piruja y quieres a otra?” No recibió respuesta pero aquello le causo gracia, el tenia más motivos de ir a ese lugar. Entro sin mirar a nadie y se posó en la barra para observar, varias cortesanas se le acercaron pero el a todas dijo que no, claro no sin antes comprarles un trago para que no se sintieran ofendidas “¡Eres un Don Juan!”. Y la vio salir a escena, sonrió siguiéndola con la mirada, estudiando cada uno de sus pasos, la vio acercarse a un jovencito y modio la cabeza de lado a lado y cuando quiso acercarse otro se le había adelantado. La dejo, no quería hacer ni causar estragos comenzó a beber mientras preguntaba al cantinero sobre ella Mar, necesitaba toda la información posible quería estar preparado antes de volver hablar con ella, así que dándole algunos francos al Cantinero le dijo que cuando ella estuviera desocupada en la quería por esa noche…

Y sin nada más que esperar comenzaron las preguntas en su cabeza. “Mar… Mar Santini… ¡¡es una PUTA!! Vaya hermana la que te gastas… con razón te acuestas con la Piruja de Arianne” Cállate de una vez por todas… a Mar la respetas “Yo respetar a una prostituta… que me haces reír… Claro que no…” Si no lo haces te ira mal, Eris… no sé cómo habrá llegado hasta acá… pero de seguro… hay una explicación… fue lo último que dijo cuando la vio de nuevo mientras intentaba mantenerse en calma espero a que ella se acercara…

“Tu vida esta llenas de Pu… cortesanas… no puedo creer que ella sea tu hermana, es bella no mentiré en aquello pero… es una regalada… a la que le pagan por sexo… tienes que admitir que es asqueroso pensar que ella… sí que ella no es la hermanita santa pura y casta que pensaste alguna vez… es una” Si vuelves a ofenderla de la forma que sea, te ira mal Eris… ahora quédate callada déjame por una puta vez disfrutar este momento… lo he esperado por largos años… ¡LARGOS! Así que cierra el pico. Ofensas iban ofensas venían, el diario vivir del Brujo con su querida Eris, ahora las preguntas abrumaban no solo a Marko sino que también a Eris que extrañamente una vez pensó que cuando el brujo encontrara a su hermana ella desaparecería, pero al parecer estaba equivocada y tendría que seguir encerrada en el cuerpo de aquel hombre llamado Marko Santini.

De alguna forma, extraña a decir verdad, el brujo no sabía cómo moverse, ni que decir. Quería mostrarle su habilidad y recrear la última vez que la había visto, pero no quería espantarla, en ese instante Eris comenzó a atormentarlo “Ella no se acuerda de ti… ella te olvido… te olvido…” repitió eso miles de veces, haciendo que un extraño dolor en la cabeza del brujo apareciera. Alzo la mano y pidió más Whisky una persona le trajo la botella y sirvió tomo el vaso y de un solo sorbo termino lo que había servido. – Mi nombre es… - una corazonada se incrustó en el corazón del joven brujo, los nervios y miedos comenzaron a inundarlo, por primera vez en mucho tiempo no sabía qué hacer, no podía ver nada más, no podía prever lo que pasaría a continuación, su mente estaba en completo blanco. – Marko… - dijo alargando la última sílaba, clavando sus ojos verdes en los de Mar – Marko Santini – dijo sin gesticular nada más. No sabía que hacia… “Marko Santini… te falto decir que estás loco y tienes a la diosa de la discordia habitando en tu cabeza… que te fastidia, te ama y cuida desde que ella desapareció… anda dile… muéstrale… tu vida… y veras la de ella” El brujo empuño su mano para no cometer una locura con su cabeza, controlando los pensamientos intento hacer que su querida se quedara callada y con algo de suerte y esfuerzo en su propia cabeza creo una barrera, entre él y ella… entre él y Eris. Un silencio envolvente pareció llegar ese minuto al burdel.

La inseguridad hizo que todo desapareciera, que no fuera nada más que Marko y Mar en ese momento, desvió la mirada y sintiendo ese impulso solo pudo tocarle la mano y el escalofríos de su cuerpo se intensifico, como oleadas de un extraño dolor, pasándole a ella toda su vida desde el momento que se habían separado en la finca Santini, hacia más de 15 años atrás… gracias a los poderes de Marko ella podía ver… El brujo le mostro su búsqueda, todo lo que había pasado, las peleas, las muertes, los vampiros, las cortesanas… y por ultimo… Eris. La maldición que había detrás de su rostro detrás de su cuerpo. – Hermana, mi sol – logro decir casi de manera que solo ella pudiera escucharle. Alejo su mano y espero reacción de ella…

Estaba preparado para todo, hasta de que estuviera equivocado y ella no fuese su hermana, pero había algo más que solo los indicios que le decían que esta vez sí era la mujer correcta, que por las venas de aquella cortesana corría la misma sangre que la de él. “¿Ahora te arrepientes?” una risa malévola se posó en la cabeza de Marko pero ya ni siquiera lo que dijera ella importaba. Solo necesitaba escuchar las suaves palabras de su hermana de Mar… Mar Santini.

*Le miró con detenimiento era un hombre extraño pero a su modo también le era extrañamente familiar, el modo en el que la garganta del hombre vibraba cuando hablaba era algo que le gustaba escuchar no en un modo lascivo como debería de ser el adecuado sino más bien otro, un sentimiento más allá del normal haciéndole pensar que eso era aún más extraño que lo demás, fijó sus pupilas claras en otro lado centrándose en el aroma que la pelirroja desprendía era una mezcla sensual pero también femenino que inundaba su cuerpo centrándose en un aura que la cubría, el perfume parecía embriagar a cualquiera que pasara por delante eso era lo que había experimentado bastantes ocasiones, relamió sus húmedos labios después de haber bebido jactándose el olvido de que habría sido mejor tener el vaso aun en los labios.

Ese hombre le sonaba, le sorprendió cuando dijo su nombre, Santini; Lo primero que pasó por su cabeza era que los apellidos podían repetirse que no era una casualidad, después fijó nuevamente los ojos en aquel hombre encontrándose con su mirada, algo le decía que tenía que estar callada pero era parte también del orgullo que corría pro sus venas, para una mujer estaba bien visto gritar y correr, ella lo veía como algo personal cuando huía prefiriendo morderse la lengua antes que huír* Que casualidad *Ella quería recordar, si en algún momento había sentido miedo de algo, cuando él le tomó la mano encontrando en su cabeza imagenes fue algo que no se esperaba en lo más mínimo, sus labios se abrieron como si una bocanada de aire hubiese entrado por obligación.

Escuchar sus palabras, fue más impacto que lo que había sucedido, ella estaba bastante familiarizada con los poderes sobrehumanos, los brujos, vampiros aquello no le asustó más que la sorpresa, en cambio cuando escuchó sus palabras la apariencia apacible de mar fue como una burla que habia desaparecido, no le gustaba el transmitir que era lo que pasaba por su mente porque cuando lo hacía era ella la que salía perdiendo, elevó el mentón mientras su figura casi perfecta se perfilaba* Her... no, no puede ser. *Intentó no llamar la atención bajando gradualmente su voz, “mi hermana, mi sol” eso fue lo que le hizo suspirar, solo una persona le había llamado así en el momento que ella era pequeña, cuando podía decirse conocía la felicidad o algo por ese estilo, antes de conocer los hombres antes de conocer el hambre, el abandono, lo que significaba ser una mujer de vida alegre como las llamaban.

Ella había buscado a su hermano varios años, pero siempre que contrataba a alguien le decían que había muerto, que no había pistas, que era imposible, incluso en aquellos momentos, pudo visualizarlo con claridad ella con un vestido de colores llamativos como debía de tener todas las prostitutas, un hombre insultándola con los adjetivos tan poco rebuscados de “perra” estaba acostumbrada a esas voces de burla, los mismos que la insultaban después iban corriendo a meterse entre sus piernas pero siempre le insultaban, ella pasaba esos insultos al olvido acordandose del cariño que le tenía su hermano siempre* Marko *Repitió no era un sueño, no lo era ahora estaba cuestionándose ella misma algo que no hacía, antes de actuar o escoger sus palabras de manera adecuada miró al camarero, parecía distraído pero no dudaría demasiado en poner el oído en cuando pudiese* aquí no, sigueme *La mirada de a pelirroja era distinta, antes miraba a ese hombre como si fuera un saco de monedas ahora simplemente tenia una mirada que nadie, absolutamente nadie le había visto, nostalgia con un toque de dulzura, Mar era dulce pero se cuidaba de mostrar ese rasgo a las otras personas fue hacia una de las mujeres que habia en una mesita con algunas llaves, siseó algo en su oido entregándole un poco de dinero a escondidas, le dio como resultado una de las mejores habitaciones, ladeó el rostro a su...hermano, era díficil imaginar que ese hombre al que tanto habia añorado estaba vivo, a lo mejor y hasta era un sueño*