Egoísta por un día. [Privado]

por **Catherina Lewell** Dom Mar 06, 2011 11:40 am

Había pocos recuerdos felices de su infancia pero uno de ellos era uno de los días en que asistió con sus padres al teatro. Normalmente, sus padres iban una vez cada tres o cuatro meses aunque sabía que su padre poseía las habilidades suficientes para hacer que asistieran todos los días.

Catherina recordaba que nunca le dejaban asistir pero ese día era su cumpleaños y quisieron darle una sorpresa. En aquél momento, sonrío porque se acordó que fue precisamente su madre la que insistió para que asistiera a la función. En ese momento, la recordó y se preguntó, una vez más, cuál podría ser el motivo por el que ahora la trataba tan mal y hacía todo lo posible para molestarla. Seguramente serían celos.

Movió la cabeza para apartar esos pensamientos de la cabeza y se concentró en su cometido. Catherina siempre había empleado la magia para ayudar a los demás, tal y como le había enseñado a su padre, pero ese día se iba a “saltar” las reglas. Ya estaba harta de preocuparse siempre por los demás y de no obtener nada a cambio. Por un día podía permitirse el lujo de ser “mala”.

Sonrió y se sitúo delante de la taquilla donde se compraban las entradas para asistir al teatro. Había una pareja y luego le tocaba a ella. Suspiro y cerró los ojos un momento para darse ánimos. Unos segundos después le tocaba a ella. Pidió la entrada para la función de esa noche. Al parecer, era una obra del conocido dramaturgo inglés, Shakespeare.

Catherina sonrió y, antes, de entregar las monedas al hombre que vendía las entradas miró su mano vacía y creó una ilusión. Obviamente la ilusión consistía en hacer creer al vendedor que le pagaba la entrada. Una vez más, la magia hizo su trabajo y segundos después el hombre le deseaba que pasara una buena velada mientras le entregaba la entrada. Ella le sonrió y le dio las gracias mientras se apresuraba para llegar a la entrada.

por **Yohann V.Wood** Jue Mar 17, 2011 12:31 pm

-Ese dia, ¿donde se podia encontrar mejor que en el teatro? desde pequeño siempre su sueño habia sido el de formar su propia obra de teatro y saludar al mundo con numerosas experiencias dramaticas aunque sabia que las personas no le entenderian lo que habia en su compleja mente, los actores eran pobres y poco o nada lograban satisfacer sus deseos por ver más...pero ahora llevaba toda la mañana en su sádico rincon de soledad mezclado en sus libros.

Otro dia habria sido lo mejor que le hubiera podido suceder pero ahora no precisamente se contentaba con aquella monotonia cruel de genio embotellado, queria más, saber o sobrevivir con lo que habia a su alrededor sin socializar claro estaba pues para yohann todos eran sino unos malditos insectos, se levantó caminando por la mansión volviendo su cabeza hacia su sirviente con el gesto hieratico que siempre poseia.

Le dió el dia libre ¿que mas? claro, la generosidad no era de él pero con ella...digamos que a menudo podria ser algo distintivo, en fin, se separó de ella en la calle caminando hacia el teatro con las ropas elegantes que acostumbraba pero que eran aquellas que mas usaba la gente, una camisa de tono claro que realzaba el tono de sus orbes azules, unos pantalones no demasiado apretados y unos guantes negros en las manos que era el unico color oscuro que necesitaba-

¿Que estas mirando?

-Dedicó las hoscas palabras a un matrimonio que osaba mirarle como si fuera un bicho raro, quizás fuera por el oscuro color de sus orbes que parecian un oceano en si mismo, miró los carteles que habia en el teatro..." Hamlet" deliciosa combinación, todos acababan muertos como habia leido unas mil veces al menos esperaba que el reparto mereciese la pena por lo que camino entre la muchedumbre, recibiendo algunas miradas de envidia, otras extrañadas mientras solo la sonrisa de una jovencita capto su atencion.

En ese tiempo no habia nadie tan contento por asi decirlo por ir al teatro, todos se escondian en una capa de cortesia o iban para poder burlarse de los incultos de sus vecinos, pero nadie acudia verdaderamente porque querían. Colocó las manos en la vidriera que escondia al hombre que vendia las entradas, nada mas reconocer a Yohann le dio una entrada con rapidez perdiendo la sonrisa que habia tenido antes-

Pervertido, a tu edad y mirando a las jovencitas

-reclamo arqueando una ceja, sin poder callarse causando la risa de algunas personas mientras que se alejaba a un paso raudo, tranquilo e incluso parsimonioso situandose detrás de aquella jovencita que habia visto antes-

por **Catherina Lewell** Jue Mar 17, 2011 2:45 pm

Poco a poco la gente iba formando una fila improvisada para entrar al teatro. Catherina se puso detrás de un joven y después de balancearse con los pies unos segundos, se puso de puntillas para ver si faltaba mucho para entrar. De repente el equilibrio le falló y por unos momentos pensó que se iba a caer hacía atrás pero al final consiguió mantenerse quieta. Se giró y miró al desconocido. –Uf… por poco me caigo…- Comentó mientras le sonreía y le guiñaba el ojo. –Ya falta poco para entrar…-.

En ese momento una de las personas que trabajaban allí la interrumpió y le pidió la entrada. Ella se la tendió y mientras el hombre la examinaba le indico el camino hacía su asiento. Catherina apresuró el paso aunque en muchas ocasiones no pudo evitar pararse y admirar la decoración y el interior del teatro.

Una persona le llamó la atención pero eso no causa que la alegría de Catherina se disipara. El desconocido solo consiguió que se apresurara a encontrar su asiento. Una vez localizado, se quito el abrigo y se sentó mientras lo extendía encima de sus piernas.

Instantes más tardes observaba a la gente entrar y llenar las butacas. Probablemente Catherina podría haber conseguido un asiento mejor pero no quería abusar de su magia... ya suficientemente mal se sentía. Contempló a las personas de su alrededor con una sonrisa. Todos se habían puesto sus mejores ropas, joyas y sombreros. –“...siempre intentando aparentar…”Pensó mientras elevaba su mirada hacía los palcos. –“Esas personas sí que no lo hacen…”- Catherina se encogió de hombros y siguió contemplando a toda esa masa de personas anónima. En un momento, se cruzó con la mirada de un hombre. ¿Lo conocía…? Sus ojos le resultaban familiares… -“¡Ah! ¡Sí! Es el hombre que se encontraba detrás de mío en la entraba… Tiene unos ojos preciosos pero… Su mirada denota tristeza.. Creo que es demasiado serio. Seguro que no sabe divertirse.” -Comento para sí misma mientras apartaba la mirada antes de que el hombre le pillará espiándola.

Unos segundos más tardes se apagaron las luces, primero las de los palcos y luego las de las paredes de la planta baja. Se hizo el silencio en la sala mientras el telón de color granate se levantaba.

Catherina parecía una niña pequeña. ¡Estaba entusiasmada! Casi se olvidó en donde se encontraba. Sonrió y se dejo envolver por la obra.

“Era un noche fría en Elsinor, un castillo de Dinamarca. Un centinela llamado Francisco es relevado por otro hombre llamado Bernardo. Cuando el primero sale, entra otro centinela llamado Marcelo acompañado de Horacio. En sus conversaciones descubrimos que el protagonista de la obra es el príncipe Hamlet de Dinamarca, hijo del recientemente fallecido rey. Después de la muerte del rey, su tío Claudio se casa con la esposa del soberano, la reina Gertrudis, madre de Hamlet. También relatan el hecho de que Dinamarca tiene una larga enemistad con Noruega, y una invasión por parte de este último país, liderada por el príncipe Fortimbrás, se espera.

Los centinelas tratan de convencer a Horacio, quien resulta ser el mejor amigo de Hamlet, de que han visto al fantasma del rey Hamlet cuando este se les aparece. Después de oír a Horacio, el príncipe Hamlet decide ir,por la noche, al lugar de las apariciones para ver al fantasma el mismo.

Polonio es el chambelán del reino; su hijo, Laertes, parte de viaje a Francia y su hija, Ofelia, es cortejada por Hamlet. Polonio le advierte a su hija que debe terminar su relación con Hamlet ya que él es el príncipe y no es el dueño de sus deseos porque estos pueden afectar al Estado. Ofelia promete obedecer y dejar de ver a Hamlet.

Esa noche el fantasma se le aparece a Hamlet y le informa que es el espíritu de su padre y que su tío Claudio lo asesinó al verter veneno en su oído mientras dormía. El fantasma le pide que lo vengue matando a su homicida. Tras el encuentro, el príncipe duda si el espíritu es el de su padre y si lo que ha dicho es real.”

Spoiler:

por **Yohann V.Wood** Mar Mar 22, 2011 11:22 am

-Como era de esperar, la seriedad de Yohann fue el impulso necesario para que los de su alrededor no se acercaran demasiado, solo la chica que tenia delante se le habia puesto a hablar como si le conociera además de conseguir una especie de gruñido antisocial por parte de Yohann éste, se inclino suavemente como asentimiento para que le dejara de hablar. No queria escuchar sobre una aficcionada lo que tenia que hacer o no hacer ademas estaba seguro que se marcharia de la obra nada más llegase el descanso asi que aprovecharia el dinero que habia invertido al menos hasta que ese momento ocurriese.

Acomodó sus manos en la pared cuando estaban cerca, sentia la humedad de las paredes debido al tiempo exterior, tan frio como delicioso aunque no expuso demasiado interés en este tiempo sino que pendio la imagen exterior del teatro, siempre le emocionaba por mucho que su mente no quisiera reconocerlo o que a ratos negase su comportamiento, le gustaba ir al teatro para contemplar las obras de arte que los dueños mostraban orgullosos, era como si estuvieran presumiendo pero tambien como si les estuviera dando la bienvenida a un lugar decentemente culto.

Alejo las suposiciones cuando la chica entro antes que él volviendo a mirarla para ver que asiento le habia tocado, miró la entrada que parecia decir que podia sentarse donde quisiera, convirtiendo el interior en un centro caotico de miradas seleccionando los sitios que se deseaba, escuchaba algun suspiro de alivio al comprobar que algunos sitios estaban libres asi que al fin entraron todos, su mirada al principio fue hacia aquella mujer, le miró fijamente incluso en la oscuridad hasta que ella aparto la mirada haciendo sonreir al propio Yohann cuando descubrio que no habia sido rival para su mirada.

Empezó el acto II-

POLONIO, OFELIA

Polonio

Y bien, Ofelia, ¿qué hay de nuevo?

Ofelia

¡Ay! ¡Señor, que he tenido un susto muy grande!

Polonio

¿Con qué motivo? Por Dios que me lo digas.

Ofelia

Yo estaba haciendo labor en mi cuarto, cuando el Príncipe Hamlet, la ropa desceñida, sin sombrero en la cabeza, sucias las medias, sin atar, caídas hasta los pies, pálido como su camisa, las piernas trémulas, el semblante triste como si hubiera salido del infierno para anunciar horror... Se presenta delante de mí.

Polonio

Loco, sin duda, por tus amores, ¿eh?

Ofelia

Yo, señor, no lo sé; pero en verdad lo temo.

Polonio

¿Y qué te dijo?

Ofelia

Me asió una mano, y me la apretó fuertemente. Apartose después a la distancia de su brazo, y poniendo, así, la otra mano sobre su frente, fijó la vista en mi rostro recorriéndolo con atención como si hubiese de retratarle. De este modo permaneció largo rato; hasta que por último, sacudiéndome ligeramente el brazo, y moviendo tres veces la cabeza abajo y arriba, exhaló un suspiro tan profundo y triste, que pareció deshacérsele en pedazos el cuerpo, y dar fin a su vida. Hecho esto, me dejó, y levantada la cabeza comenzó a andar, sin valerse de los ojos para hallar el camino; salió de la puerta sin verla, y al pasar por ella, fijó la vista en mí.

Polonio

Ven conmigo, quiero ver al Rey. Ese es un verdadero éxtasis de amor que siempre fatal a sí mismo, en su exceso violento, inclina la voluntad a empresas temerarias, más que ninguna otra pasión de cuantas debajo del cielo combaten nuestra naturaleza. Mucho siento este accidente. Pero, dime, ¿le has tratado con dureza en estos últimos días?

Ofelia

No señor; sólo en cumplimiento de lo que mandasteis, le he devuelto sus cartas y me he negado a sus visitas.

Polonio

Y eso basta para haberle trastornado así. Me pesa no haber juzgado con más acierto su pasión. Yo temí que era sólo un artificio suyo para perderte... ¡Sospecha indigna! ¡Eh! Tan propio parece de la edad anciana pasar más allá de lo justo en sus conjeturas, como lo es de la juventud la falta de previsión. Vamos, vamos a ver al Rey. Conviene que lo sepa. Si le callo este amor, sería más grande el sentimiento que pudiera causarle teniéndole oculto, que el disgusto que recibirá al saberlo. Vamos

-Suspiro al escuchar algunos padres enseñarles todo a sus hijos, pensoen su propio padre que no habia tenido agallas para nada en esta vida que no hubiera sido obedecer los deseos de aquella mujer que hacia con su vida todo lo que deseaba puesto que desde pequeño el unico teatro que habia podido ver habia sido en los libros, se acomodo un poco mas aun cuando su mirada tambien se dirigia hacia la de aquella muchacha que segun parecia con el brillo del escenario estaba mucho mas ilusionada-

por **Catherina Lewell** Mar Mar 22, 2011 4:45 pm

El primer acto había sido grandioso. Catherina siempre había querido volver al teatro después de su primera experiencia en Londres hacía aproximadamente diez años; pero en esa ciudad, muchas personas la conocían y resultaría extraño y estrambótico que un viuda, como ella, acudiese a un lugar como aquel después de todo lo sucedió y más si lo hacía sola. Por un momento, se imagino a todas las mujeres en el descanso de la obra cuchicheando a sus espaldas y a su madre, al día siguiente, regañándola y castigándola con sus palabras y acciones hirientes. No. Ella nunca habría hecho eso en su ciudad natal pero allí, en Londres, nadie la conocía y… en ese momento, gozaba de la máxima libertad a la que una mujer en aquella época podía aspirar.

Se bajo el telón; hecho que indicaba que el primer acto se había terminado. -“¿Qué pasará con Ofelia y Hamlet? ¿Qué decisión tomará? ¿Matará o no a su primo Claudio? Quiero ver que pasa… “- Pensó mientras recordaba algunas escenas del primer acto y esperaba que empezará el segundo acto. –“ Por cierto, ¿Qué habrá sucedió con…? “- Antes de que pudiera detenerse a pensarlo se giró y miró descaradamente al desconocido con el que minutos antes había hablado. Catherina se sonrojó de repente y desvió la mirada intentando aparentar normalidad.-“ ¡Ese desconocido me estaba mirando también! ¡Ha captado mi mirada al vuelo! ¿Qué pensará ahora de mí? No quiero que nadie se lleve una opinión equivocada. Aunque la verdad es que tampoco sé qué opinión es la correcta.” – Catherina soltó una carcajada y muchas personas la miraron sorprendida y asustadas pensando que se había vuelto loca.

Hizo caso omiso de esas miradas y siguió absorta en sus pensamientos unos instantes más hasta que el telón se elevó de nuevo indicando que el segundo acto empezaba en escasos segundos.

[[ SEGUNDO ACTO ]]

Esta vez Catherina estuvo más inquieta mientras se representaba la obra. No paraba de pensar en el hombre con el que había cruzado la mirada. A pesar de esto, en toda la obra no lo miró. Si alguien la observará descubriría que estaba nerviosa ya que no paraba de tocarse el cabello.

De repente, el ruido la sacó de sus pensamientos y suspiró. Tenía que dejarse de tonterías. No podía estar pensando en hombres cuando hacía apenas dos semanas que estaba en París y aún estaba esperando a que la contratasen en algún lugar.

Y así perdida en sus pensamientos empezó el tercer acto…

TERCER ACTO

La corte va a ver la obra y cuando llega la escena del asesinato del Rey, Claudio se inquieta y se retira del lugar abruptamente, lo que demuestra la culpabilidad del rey.

Claudio, temiendo por la posible locura de Hamlet, decide enviarlo a Inglaterra por su propia seguridad. Mientras tanto la reina se reúne con Hamlet para tratar de comprender su conducta tan rara, mientras Polonio se oculta detrás de una cortina para espiar y luego contárselo a Claudio.

Hamlet le reprocha a su madre su apresurada boda con Claudio, cuando escucha un ruido detrás de la cortina y pensando que es el rey lo apuñala, causando la muerte a Polonio. Luego aparece el fantasma y Hamlet le habla, pero la reina no puede verlo ni oírlo por lo que determina que el príncipe está totalmente loco. Finalmente Hamlet se lleva el cuerpo de Polonio y lo oculta.

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